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ECONOMIA

Este ranking de precios revela cuál es el supermercado más barato y el más caro de Argentina

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En la Argentina comparar precios nunca fue ni será una opción. Aun cuando la inflación comenzó a desacelerarse, el bolsillo sigue obligado a ejercitar una gimnasia diaria: mirar etiquetas, recorrer góndolas —físicas y virtuales—, aprovechar promociones y, sobre todo, comparar.

Lo que muestra un relevamiento de 13 productos de consumo masivo en cinco grandes cadenas de supermercados que operan en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) realizado por iProfesional es que, si bien las diferencias se achicaron, todavía hay dispersiones que pueden convertirse en un ahorro significativo para quienes se toman el trabajo de buscar.

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El recorrido abarcó a Carrefour, Coto, Jumbo, Vea y Día, cinco nombres que se reparten buena parte de las compras en el AMBA. Cada uno con su historia, su origen y su público objetivo.

  • Carrefour, de origen francés, combina hipermercados y locales express. Apunta a un público amplio: familias de clase media que buscan variedad de marcas líderes y también alternativas de su propia línea, Carrefour.
  • Coto, empresa argentina con fuerte implantación en Capital y el conurbano, se dirige al mismo segmento, con una clientela fiel acostumbrada a las ofertas semanales y al «Coto, yo te conozco» que aún resuena en el imaginario.
  • Jumbo, propiedad del grupo chileno Cencosud, es la apuesta «premium»: locales más grandes, mejor ambientados y con una oferta que incluye productos importados o de alta gama. Su target son los sectores medios y altos que valoran calidad, incluso pagando un plus.
  • Vea, también parte de Cencosud, juega en otra cancha: supermercados más populares, precios competitivos y una marca blanca, Cuisine & Co., que se convirtió en alternativa real frente a las líderes.
  • Día, de origen español, tiene un anclaje fuerte en barrios populares, con locales más chicos, precios bajos y su marca propia como estandarte. Allí conviven las grandes marcas con segundas líneas que muchas veces cuestan la mitad.

Este mosaico de identidades explica buena parte de lo que aparece cuando se comparan los precios: un mismo paquete de arroz o un mismo pan lactal puede costar lo mismo en todos lados o, según el caso, hasta un 15% más.

Precios al detalle: de la yerba al detergente

Los valores corresponden a precios finales regulares, sin descuentos ni promociones, relevados en las páginas oficiales de cada cadena.

  • Arroz Gallo Oro 1 kg: $2.500 en Jumbo, Carrefour y Vea; $2.550 en Coto; $2.570 en Día.
  • Aceite Cañuelas 900 ml: $3.150 en Jumbo; $3.000 en Vea; $2.850 en Coto, Carrefour y Día.
  • Yerba Mañanita 1 kg: $5.200 en Jumbo y Vea; $4.690 en Coto; $4.239 en Carrefour; $4.542 en Día.
  • Café Nescafé Dolca 170 g: $11.225 en Jumbo; $11.225 en Vea; $10.610 en Coto; $10.240 en Carrefour; $9.554 en Día. Aquí, la brecha supera los $1.600.
  • Pan Bimbo 610 g: $6.800 en Jumbo; $6.450 en Vea; $6.434 en Coto; $6.430 en Carrefour y Día.
  • Detergente Cif 500 ml: $3.450 en Jumbo; $3.300 en Vea; $3.255 en Carrefour; $3.253 en Coto; $2.774 en Día.

Si se suman los trece artículos de la canasta, la diferencia total entre el supermercado más caro y el más barato puede superar los $5.000, suficiente para una compra extra de carne o verduras en la semana.

Cuando el precio es el mismo… pero no del todo

Hay productos donde las cinco cadenas coinciden: los fideos Matarazzo Tallarín N°5, por ejemplo, figuran a $1.750 en todas. Lo mismo la Coca-Cola de 1,75 litros sabor original, que se mantiene en $3.800 sin importar el supermercado.

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Pero incluso en esos casos hay letra chica. Jumbo, que suele ubicarse en el segmento alto, ofrece la segunda Coca-Cola al 50%. Así, comprando dos, el precio por unidad baja a $2.850, más barato que en Día, Carrefour, Vea o Coto. Un recordatorio de que mirar promociones puede cambiar el resultado final de la compra.

El impacto de la inflación más baja

El fenómeno de la dispersión de precios fue más notorio cuando la inflación corría al 10% mensual: cada cadena remarcaba con distinta velocidad y la diferencia podía ser del 30% o más. Hoy, con la inflación más baja, esas brechas se achicaron.

Esto no significa que desaparecieron. El mercado minorista argentino es libre, y cada cadena define su política de precios según su estructura de costos, acuerdos con proveedores, posicionamiento y público. Para el consumidor atento, eso es a la vez un desafío y una oportunidad: implica dedicar tiempo a comparar, pero también la posibilidad concreta de ahorrar.

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Otro dato del recorrido es el contraste entre las marcas líderes y las marcas propias. Día y Vea, por ejemplo, ofrecen paquetes de arroz o botellas de aceite con su etiqueta propia a precios sensiblemente menores que los de Gallo o Cañuelas. Y aunque no estaban en este relevamiento —centrado en productos idénticos—, conviene tenerlo presente: en algunos casos la brecha supera el 40 por ciento.

En el otro extremo, Jumbo empuja en sentido inverso: a la góndola de marcas tradicionales suma opciones prémium, importadas o gourmet, que elevan aún más el ticket final.

Lo que queda claro

El ejercicio de comparar demuestra que, aun en un escenario de menor inflación, los precios no son homogéneos. Hay diferencias mínimas en algunos rubros y diferencias notables en otros. Para una familia que compra con atención, esa búsqueda puede traducirse en varios miles de pesos menos cada mes.

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Mismos productos, distintos precios

La conclusión es clara: conviene comparar antes de comprar. Y si además se aprovechan las promociones, el ahorro se multiplica.

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ECONOMIA

Cómo acumular reservas internacionales: según un estudio, importa más el origen que el nivel

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Caputo con el secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, que acordó un «swap» de USD 20.000 millones con la Argentina

Cómo acumular reservas internacionales vuelve al centro del debate sobre la política económica del gobierno y la capacidad del gobierno para evitar nuevos episodios de crisis cambiaria, en especial desde que el propio ministro de Economía, Luis Caputo, negó que se haya estado negociando una línea crediticia privada por USD 20.000 millones para recomprar deuda y despejar cualquier duda sobre el pago de los vencimientos de deuda en divisas de los próximos años.

Un paper de Juan Francisco Gómez (Universidad de Buenos Aires), Eduardo Levy Yeyati y Patricio Temperley (Universidad Torcuato Di Tella) publicado por la “Red Nacional de Investigadores en Economía (Rednie) dice que un aspecto central no es solo el nivel de reservas, sino su origen.

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La acumulación de reservas baja el riesgo país cuando es el correlato de ingresos de dólares comerciales y, en menos medida, de capitales privados, pero no cuando surge del aumento de la deuda externa

“El trabajo muestra que la acumulación de reservas baja el riesgo país cuando es el correlato de ingresos de dólares comerciales y, en menos medida, de capitales privados, pero no cuando surge del aumento de la deuda externa”, escribió Levy Yeyati en un posteo en la red X, en el que incluyó un gráfico del estudio que muestra cómo la acumulación de reservas (en negro) suele ser la contracara del ingreso de capitales privados (rosa), salvo en Argentina, donde la fuente es deuda soberana (azul) o paquetes del FMI (verde).

infografia

Los autores diseñaron una metodología para diferenciar si las reservas se acumulan por ingreso de dólares del sector privado (inversiones financieras o reales) o por deuda externa que toma el propio Estado.

La conclusión principal es que las reservas que crecen gracias a flujos privados reducen el riesgo país y la probabilidad de episodios de estrés financiero, pero el aumento financiado con deuda externa pública tiene un efecto débil e incluso ”estadísticamente insignificante”.

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La importancia de esta distinción trasciende lo académico en un momento en que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tiene dificultades para aumentar reservas y el gobierno va camino a un segundo “waiver” o “perdón” del FMI en menos de un año por incumplir metas en ese sentido.

La estrategia oficial oscila entre buscar aportes del sector privado y crédito multilateral (BID, Banco Mundial, CAF), swaps de moneda, como los firmados con China y EEUU, o endeudamiento tradicional. Según los autores, solo la primera vía fortalece la capacidad del sector público para evitar episodios de stress financiero.

La investigación afirma que las políticas cambiarias activas se basaron históricamente en dos razones: por un lado, acumular reservas como “autoseguro” o colchón de liquidez que minimice el riesgo de crisis; por el otro, como estrategia para suavizar la volatilidad cambiaria frente a la entrada o salida de capitales. Un tercer motivo, antiguo y de corte neo-mercantilista, era que acumular reservas contribuía a frenar la apreciación de la moneda local, permitiendo potenciar las exportaciones, lógica aplicada en distintos periodos por países como China y Japón.

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Evaluar el impacto concreto sobre el riesgo país sólo puede hacerse, según el paper, si se observa de qué modo varía la “posición neta de activos en moneda extranjera del sector público consolidado” (Tesoro y BCRA ) cuando cambian las reservas.

Si los dólares ingresan a través de inversiones o depósitos de privados y luego son “esterilizados” emitiendo títulos en pesos, el Estado suma activos externos sin acrecentar su pasivo en dólares. Pero si el aumento de reservas es vía endeudamiento, el activo sube junto con el pasivo y la posición neta se mantiene constante.

El trabajo sostiene que esa diferencia explica por qué los mercados tienden a reconocer una mejora en la solidez financiera del país solo bajo la primera modalidad. Según Levy Yeyati, “el hecho de que los spreads soberanos disminuyan solo cuando las reservas crecen impulsadas por capital privado confirma que el origen de las reservas resulta clave para el riesgo país”.

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FOTO DE ARCHIVO: Billetes de
FOTO DE ARCHIVO: Billetes de dólar estadounidense y de euro se ven en esta ilustración tomada el 17 de julio de 2022. REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración/Archivo

En la red Linked-In el economista resaltó además que el estudio analizó datos de 44 economías emergentes en el período 2000-2023, que las reservas “contracíclicas” reducen el riesgo país, pero aquellas financiadas con deuda externa “tienen un efecto menor o no significativo”.

En la economía argentina, la acumulación de reservas suele responder al acceso a crédito internacional. En la última década, episodios de calma coincidieron con el ingreso de capitales privados, aun con reservas relativamente bajas.

En cambio, el endeudamiento público para reforzar los activos del BCRA no redujo perceptiblemente el riesgo país ni la inestabilidad cambiaria. “La acumulación por deuda pública no logra disminuir la percepción de fragilidad financiera ni la propensión a crisis”,afirma el estudio, cuyos autores recurrieron a datos del balance de pagos y desagregaron la evolución de la posición internacional de cada país, según la fuente de ingreso de los dólares y descubrieron patrones contrastantes entre economías emergentes.

“Estados como Brasil, Filipinas, Perú o Vietnam suelen acoplar la variación de reservas a flujos privados, compatibles con estrategias de intervención activa para moderar los movimientos del tipo de cambio. Argentina, Colombia, Indonesia o Sudáfrica recurren frecuentemente a endeudamiento público para incrementar o proteger su stock de reservas”, explican los autores.

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“La capacidad para resistir episodios de fuga de capitales o restricciones de financiamiento externo -afirman- aumenta solo cuando el sector público extiende su posición neta en dólares, lo que sucede si las reservas provienen de ingreso privado”. La acumulación estática de reservas con endeudamiento, en cambio, no tiene impacto relevante porque solo altera la composición de activos y pasivos, y no el saldo neto.

Estudios previos ya habían identificado que el nivel de reservas es un indicador central de vulnerabilidad ante crisis. La novedad del paper es que el origen de las reservas es un aspecto central de su grado de efectividad.

¿Qué implica esto para la política cambiaria y financiera?, planteó retóricamente Levy Yeyati. Y respondió: “intervenir en el mercado cambiario para acumular reservas cuando entran flujos privados no sólo ayuda a estabilizar el tipo de cambio y evitar desvíos transitorios o cíclicos: también fortalece la solvencia externa y reduce el costo de financiamiento del país”, una observación a contrapelo de la política oficial, que prioriza no emitir pesos con ese objetivo, mantener el dólar dentro de la banda cambiaria y priorizar la baja de la tasa de inflación.

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En cambio, el análisis empírico del estudio apunta que la acumulación de reservas vía flujos privados comprime el riesgo país y disminuye la probabilidad de episodios de “estrés financiero”, definidos como aquellos en los que el riesgo país supera los 1.000 puntos básicos. Básicamente, la acumulación de reservas con ingreso de fondos privados es una suerte de seguro contra crisis externas, mientras la financiación con deuda externa no tiene efecto preventivo.

Fachada del Banco Central de
Fachada del Banco Central de la Argentina
(Foto: Shutterstock)

Como recomendación de política pública, el paper apunta que muchas evaluaciones de costo-beneficio sobre acumulación de reservas subestiman su efecto indirecto: “El hecho de que las reservas genuinas reduzcan el spread y con ello el costo de la deuda debería tomarse en cuenta en cualquier estrategia”, subraya Gómez.

Esta observación resulta especialmente sensible para la coyuntura argentina, dado el volumen de vencimientos en moneda extranjera que enfrenta el Estado y la vigilancia permanente de los mercados sobre el nivel de reservas del Banco Central.

La investigación reconoce también que ninguna estrategia sustituye la necesidad de mantener un contexto macroeconómico sólido y un esquema de deuda sostenible. No obstante, la evidencia suministrada por este trabajo pone en cuestión el argumento según el cual “toda acumulación de reservas es igual de útil”. En países donde los dólares provienen mayormente de fondeo oficial, swaps o préstamos extraordinarios, el potencial para reducir la percepción de crisis parece limitado.

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“No alcanza con acumular reservas; importa de dónde vienen y el impacto sobre la posición neta de deuda y activos. Esa es la señal que miran los inversores”, escribió o Levy Yeyati.

La clave de la resiliencia, concluye el trabajo, radica en alargar la posición de dólares del sector público mediante ingresos no asociados a pagos futuros en divisas. El paper de Gómez, Levy Yeyati y Temperley brinda argumentos para que el debate sobre reservas además del análisis cuantitativo, examine también los canales de generación.

La única forma de que ese escudo contra crisis refuerce la estabilidad es que los dólares tengan origen genuino en el sector privado, no en la multiplicación de pasivos públicos. Mientras más “genuino” sea el ingreso de divisas, menor será la percepción de riesgo y mejor la capacidad del país para acceder al financiamiento global.

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ECONOMIA

El BCRA reveló cuánta plata debe cada argentino a bancos y billeteras virtuales

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El endeudamiento promedio por cliente con entidades tradicionales y digitales subió 75% en un año, con tasas que cuadruplican la inflación

23/11/2025 – 11:22hs

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Deuda con bancos y billeteras virtuales es la preocupación central del último informe del Banco Central de la República Argentina (BCRA). En promedio, cada cliente debe $5,6 millones, lo que representa un salto del 75% respecto al año pasado. La suba de tasas de interés y la expansión de las wallets y prestamistas no bancarios explican este fenómeno. La carga financiera se vuelve cada vez más pesada para los hogares argentinos.

Deuda con bancos y billeteras virtuales: argentinos deben cifras récord

El BCRA analizó el endeudamiento de los argentinos no solo con bancos tradicionales, sino también con fintech, cadenas comerciales, financieras y cooperativas. El informe revela que 6,2 millones de personas son deudoras tanto en el sistema bancario como en el circuito «extra bancario». El saldo promedio por cliente bancario es de $4,4 millones, al que se suman $1,2 millones en entidades no bancarias.

En total, 542 empresas no bancarias otorgan créditos en Argentina, incluyendo billeteras virtuales, supermercados, cadenas de electrodomésticos, cooperativas y financieras. El monto total prestado por estas entidades llegó a $11 billones hasta julio, con un crecimiento del 144% en préstamos personales y 53% en tarjetas en el último año.

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La deuda promedio de $5,6 millones por persona en julio implica un incremento del 75% respecto a los $3,2 millones de un año atrás. El informe también detalla que la irregularidad en el crédito (mora) es del 8,6% al considerar bancos y no bancarios juntos, pero salta al 15% solo en entidades no bancarias.

Dentro de los prestamistas no bancarios, la situación es más crítica: préstamos personales de fintech y cadenas comerciales tienen una mora del 20%, y los créditos para electrodomésticos llegan al 27%. Las billeteras virtuales registran un 18% de impago. «El aumento de la cartera en riesgo sugiere un deterioro adicional en la calidad crediticia y plantea el riesgo de un posible incremento futuro», advirtió el BCRA.

Tasas de interés y contexto económico: el peso de la deuda

En julio, mientras la inflación anualizada era del 23%, los préstamos personales de entidades no bancarias tenían una tasa nominal anual del 129%. El costo de la tarjeta de crédito bancaria era del 92%, cuatro veces más que la inflación. Las deudas por préstamos en billeteras virtuales también incrementan el monto total adeudado.

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Este salto en las tasas se dio en un contexto de apretón monetario preelectoral. Tras las elecciones, el BCRA flexibilizó los requerimientos de encajes para los bancos, buscando reactivar el crédito. «El objetivo es movilizar más dinero y que los bancos vuelvan a dar crédito», explicaron desde la autoridad monetaria.

En síntesis, la deuda con bancos y billeteras virtuales sigue creciendo, con tasas que superan ampliamente la inflación y un nivel de mora en aumento. El endeudamiento promedio por cliente es récord y plantea desafíos para la estabilidad financiera de los hogares argentinos.

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ECONOMIA

Reforma laboral: casi 7 de cada 10 argentinos están en contra de los aportes sindicales obligatorios

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Los cotitulares de la CGT Jorge Sola, Octavio Argüello y Cristian Jerónimo

En medio del debate por la reforma laboral, el 67,5% de los argentinos se manifiesta a favor de transformar la cuota sindical en un aporte voluntario. También, se observa una marcada desconfianza respecto al funcionamiento del modelo gremial vigente.

De acuerdo con un relevamiento de la consultora Zentrix, la demanda de cambio en el esquema sindical trasciende las divisiones políticas tradicionales. Al analizar la orientación política de los encuestados, se observa que tanto quienes apoyan al oficialismo nacional como los votantes opositores coinciden de manera clara en el respaldo a la voluntariedad de los aportes sindicales.

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Esta convergencia, poco habitual en el escenario político argentino, indica que la discusión sobre las cuotas gremiales constituye uno de los escasos temas en los que existe un alineamiento mayoritario entre distintos sectores del electorado.

El 67,5% de los argentinos
El 67,5% de los argentinos se manifiesta a favor de transformar la cuota sindical en un aporte voluntario

La magnitud del consenso se amplía aún más cuando se consideran las posiciones intermedias. Si se suman quienes se declaran neutrales o afirman que el tema no les resulta particularmente relevante, el universo de personas que no se opone a la modificación asciende al 82,2%.

Así, más de ocho de cada diez argentinos se muestran de acuerdo o, al menos, no presentan resistencia frente a la posibilidad de eliminar la obligatoriedad de los aportes sindicales. Solo un 17,8% sostiene que el sistema actual debe mantenerse sin cambios.

El relevamiento de Zentrix también indaga sobre la percepción de la normativa laboral vigente. Más de la mitad de los encuestados, un 55%, se pronuncia a favor de actualizar o reemplazar las reglas que regulan el empleo, la contratación y las relaciones laborales.

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Esta inclinación hacia la reforma se mantiene incluso entre quienes expresan dudas o posiciones intermedias, lo que sugiere la existencia de un diagnóstico social extendido.

“La estructura laboral actual es percibida como rígida, desactualizada y poco compatible con las dinámicas económicas contemporáneas. La demanda de cambio no surge sólo de la discusión política coyuntural, sino de una lectura más profunda sobre la necesidad de modernizar reglas que regulan el empleo, la contratación y las relaciones laborales”, analizó el informe.

La imagen de los sindicatos emerge como otro aspecto crítico. Solo un 15,2% de los consultados declara una percepción positiva de las organizaciones gremiales, mientras que un 63,9% expresa una valoración negativa.

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Imagen de los sindicatos según
Imagen de los sindicatos según Zentrix

Este rechazo no se explica únicamente por motivos ideológicos, sino que responde también a una experiencia acumulada de distancia respecto de las preocupaciones cotidianas de los trabajadores, así como a la percepción de estructuras burocráticas y dirigencias que permanecen inalteradas desde hace décadas.

El contraste entre el peso histórico de los sindicatos y su legitimidad actual se hace evidente incluso entre los votantes peronistas, tradicionalmente su base sociológica: en este segmento, la negatividad alcanza el 30,2%, lo que confirma que la crisis de confianza hacia el sindicalismo argentino supera cualquier frontera partidaria.

En este sentido, Sergio Sasia, secretario general de la Unión Ferroviaria, sostuvo recientemente: “Ya dejamos de ser la columna vertebral del movimiento obrero”.

Mientras tanto, los sindicatos reclaman que no fueron convocados al debate por la reforma laboral. El cotitular de la CGT, Jorge Sola, lanzó una advertencia directa al Gobierno ante la falta de apertura al diálogo: “Si no nos llaman, van a chocar con la misma pared de siempre”. También advirtió que “mañana no va a haber un cambio fenomenal porque se modifiquen algunas reglas de trabajo”.

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Otros gremios consultados por Infobae confirmaron que no son parte de la mesa de negociación y que ninguna de las propuestas que circularon en las últimas semanas, como los salarios dinámicos y el banco de horas, fueron consultadas con ellos. La percepción general es que el Gobierno no conoce en profundidad realmente lo que busca implementar. De todos modos, esperan el texto final y no opinan sobre “rumores”.

Sergio Sasia, secretario general de
Sergio Sasia, secretario general de la Unión Ferroviaria, sostuvo recientemente: “Ya dejamos de ser la columna vertebral del movimiento obrero”.

Por otra parte, como contexto general, las principales preocupaciones del país de acuerdo a Zentrix muestran un diagnóstico compartido, pero con prioridades muy distintas según la identidad política.

A nivel nacional, el desafío dominante es la situación económica general (30,7%), seguida por la corrupción (22,6%) y el desempleo (13,1%), un patrón que combina malestar material con percepciones institucionales.

Problemas como educación (8,9%), inseguridad (8,3%) y narcotráfico (7,5%) aparecen en un segundo plano, mientras que la inflación –que históricamente lideraba el ranking– queda relegada al 5,1%, confirmando su pérdida de centralidad en la agenda.

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