POLITICA
Ahora, el gobierno de los Milei

Apenas el gobierno de La Libertad Avanza ganó las elecciones, el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, que vive con media cabeza puesta en Buenos Aires, emitió un tuit en el que decía que el oficialismo argentino ampliaría su coalición. Pasó una semana desde la victoria de Javier Milei. Todos los indicios de los movimientos de piezas que realiza el Presidente junto a su hermana, Karina, generan la imagen de que el Ejecutivo no incorporará alianzas con otros partidos y fuerzas políticas sino que, más bien, va a insistir, con toda lógica, en la estrategia y el armado de la campaña electoral: reforzar la propia identidad, ser más parecidos a sí mismos e insistir en un estilo muy dominado por el personalismo. En caso de haber caras nuevas, se deberá a lo que los politólogos llaman “cooptación”, que significa pinzar a alguien externo y convertirlo a un integrante del propio grupo.
La ampliación de la coalición que pide Bessent está asociada con lo que, se supone, serán los próximos dos años del Gobierno. La administración Milei ha tratado, al igual que hizo Mauricio Macri al comienzo de su mandato, de normalizar los precios por la vía del combate a la inflación y la regularización de tarifas de servicios públicos. Todavía hay un precio estratégico que está en discusión: el precio del dólar. La idea de esta política es, una vez lograda esa normalización, bajar determinados costos para que la inversión privada pueda fluir y la economía se mueva. Esta hoja de ruta requiere de algunas reformas y, por lo tanto, de alinear al Congreso con la Casa Rosada. Reforma laboral y tributaria parecen ser dos de los proyectos que están en la agenda del oficialismo para las sesiones extraordinarias en enero.
Para ello se requiere hablar y pactar con otros. En consecuencia, hubo una reunión con gobernadores el pasado jueves y se abrió un espacio de negociación con fuerzas políticas con otro modo de pensar y ver la cosas. Todo esto trae consigo un signo de interrogación central y difícil de resolver: ¿Hasta dónde quién está en minoría en el Congreso, como es el caso de La Libertad Avanza, puede proponerse una reforma radical o de shock y no está obligado en las negociaciones con otros a adoptar alguna forma de gradualismo?
Las designaciones que se están produciendo dan la pauta de que el Gobierno busca mantener una identidad y que Milei quiere ser obedecido. Los nombramientos de los últimos días, y más que nada los de este fin de semana, son un anticipo de cómo van a ser las relaciones con el mundo externo y muestran una idea de un nuevo equilibrio o formato interno en la conducción del Ejecutivo. Sí uno se retrotrae al escenario previo a las elecciones, el canciller Gerardo Werthein decidió dar un paso al costado. El Gobierno designó a Pablo Quirno, que entonces cumplía funciones como secretario de Finanzas, en el Ministerio de Relaciones Exteriores. No fue una decisión al azar. La administración Milei gira en torno a las finanzas y su principal política exterior es la relación con Estados Unidos y el Tesoro norteamericano. El Presidente encuentra en Quirno racionalidad, además de que tiene una excelente relación tanto con Santiago Caputo como con Karina Milei, vínculo que se habría fortalecido durante un viaje a Canadá. Su reubicación podría ser vista como un guiño a menor apertura y un repliegue. Si uno quiere armar una coalición, la Cancillería sería un lugar ideal para una figura externa.
Respecto de la Jefatura de Gabinete había todo tipo de rumores y versiones en los diarios sobre el posible desembarco de Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”. Manuel Adorni, quien finalmente fue designado, es lo contrario al diálogo. Es alguien que cierra cada uno de sus posteos con un “Fin”, es decir, “se acabó la conversación”. Un peleador que defiende las posiciones del Gobierno y que se para en la línea de combate y no de acuerdo. Ganó la Capital, se convirtió ahora en candidato testimonial y pasa a la cartera que pertenecía a Guillermo Francos. Desde el Gobierno aclaran que su rol no será el de relacionarse con el mundo exterior sino coordinar a los ministros, una especie de jefe de Gabinete “encapsulado” que le corta el camino a Caputo y que refuerza el poder de Karina dentro de la conducción de este oficialismo.
La llegada de Diego Santilli al Ministerio del Interior es un caso típico de cooptación. Si hay alguien a quien no hubiera propuesto Mauricio Macri como funcionario de este gobierno o cualquier otro es al mismo Santilli, con el que tiene una pésima relación. Es la representación de la incorporación de alguien de otro partido para que se convierta en alguien del propio partido. Es, además, una suerte de réplica de lo que pasó con Patricia Bullrich o el ministro de Defensa, Luis Petri.
En este nuevo esquema de poder, no se sabe dónde quedará Santiago Caputo. Así como la presencia de Adorni desmiente la versión de que pudiera ser jefe de Gabinete, la presencia de Santilli desmiente la versión que corría de que podía crearse una gran secretaria de gobierno donde estaría el Ministerio del Interior y que estaría compuesto por áreas de la administración en las que influye “El Mago” como, por ejemplo, Transporte. Resta ver si esto encarna en una realidad o era meramente una fantasía de los amigos de Caputo.
Milei, en las tensiones internas entre Karina y su entorno -Sebastián Pareja, Lule y Martín Menem-, y Santiago Caputo, privilegió a su hermana. Uno tiene que hacerse una pregunta y no ser ingenuo: ¿Es Karina Milei o es Javier Milei el que se veía sometido a aquellas tensiones y, enmascarado detrás de su hermana, produjo ajustes en beneficio propio? ¿Quién tenía problemas con Santiago Caputo: Karina o el Presidente? No lo sabemos. Durante la reunión de Gabinete de este lunes, el Presidente se dio un abrazo eterno con su asesor.
La figura de Santilli es importante. El lunes pasado comieron en Olivos el Presidente, el ahora ministro del Interior, su esposa y Karina Milei. No estaba Santiago Caputo. Probablemente allí se comenzó a hablar sobre Santilli como ministro. Alguien más cercano a Karina que a Javier Milei. Con el Presidente hablaban poco en la campaña, hasta que alguien vinculado al mundo material de Santilli y a los Menem, Fernando Elias, que en su momento fue también vicepresidente del Banco Ciudad, estableció un túnel importante que explicaría semejante depósito de confianza de los Milei en Santilli.
Hay dos señales de que con Macri quedó todo roto. La primera es la salida de Guillermo Francos, quien pensaba en armar una coalición. Esa idea hoy quedó trunca en el nuevo diseño del Gabinete. Su salida da a entender que ese modelo a Milei no le interesaba. El propio Macri se encargó de emitir un mensaje muy duro, que da a entender que el encuentro con el Presidente fue malo, respecto de la renuncia de Francos, a quien veía como un socio en un posible nuevo oficialismo. Queda claro que con Macri hay un corte. Francos se fue con argumentos similares a los de Werthein. Cuando dejó la Cancillería, pidió una reunión con Karina y Javier Milei para dejarles en claro que su decisión de dar un paso al costado respondía al agotamiento que le provocaban las operaciones de prensa llevadas adelante por Santiago Caputo. El exjefe de Gabinete no nombra a Caputo en su carta de despedida, pero alega haberse cansado de leer tantos artículos sobre su potencial salida.
El desembarco de Santilli también profundizó el quiebre de la relación con Macri. El vínculo entre Santilli y el expresidente ya era pésimo cuando el flamante ministro del Interior se desempeñaba como ministro de Espacio Público de la Ciudad. Macri estuvo a punto de echarlo varias veces, pero le recomendaban que no lo hiciera. Por eso le intervino la cartera por medio de Edgardo Cenzón, quien terminó haciendo negocios con el entorno de Santilli en el área de las droguerías.
¿Qué representa la incorporación de Santilli al Gabinete? Uno podría observar un modelo del pasado: Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde. El 25 de mayo de 2003, en su primera noche en el poder, Néstor se reunió con Julio de Vido, quien le anticipó que al otro día se vería con Alberto Balestrini, intendente de La Matanza, y Hugo Curto, de Tres de Febrero, para desmantelar al duhaldismo. Balestrini y Curto eran dos piezas claves del manejo de Duhalde en el conurbano.
Pero la incorporación de Santilli se parece más a otras decisiones de Néstor Kirchner. Por ejemplo, traerlo a José “Pepe” Pampuro y a Aníbal Fernández, ambos del entorno más íntimo de Duhalde, y pedirles -veremos si esto se produce ahora- que criticaran a su antiguo jefe como muestra de lealtad al nuevo jefe. No tiene nada de sorprendente. Fue escrito por Maquiavelo en El Príncipe en el siglo XVI: Lo primero que tiene que hacer quien llega al poder es liquidar a aquel quien lo ayudó a llegar. Kirchner a Duhalde y Milei a Macri. Esto es lo que está pasando y demuestra que el Presidente es un político mucho más clásico de lo que demuestra ser.
Hay que preguntarse ahora respecto de los pensamientos de Karina Milei y los Menem. Werthein se fue hablando de operaciones en su contra y Francos dio el portazo quejándose de las versiones que lo daban como desalojado del poder, todo atribuido a Santiago Caputo. ¿Karina y los Menem creen lo mismo respecto de los audios de Spagnuolo? El periodista que los dio a conocer, Mauro Federico, aseguró que el material fue escuchado por Caputo antes de poder escucharlo él mismo. De esta manera, sembró una duda sobre por qué el asesor no avisó a los Milei o destruyó las grabaciones. Dentro del Gobierno sigue habiendo enfrentamientos importantes que Milei está tratando de zanjar simulando que le está dando poder a su hermana.
Mauricio Macri está atrapado. Según una encuesta de Casa Tres, de Mora Jozami, hay poco espacio para la diferenciación entre el expresidente y Javier Milei. 48% de los encuestados tiene una imagen negativa de ambos respecto de un 30% que tiene una percepción positiva de los dos y un 22% que se decanta por uno o el otro. Significa que la base de Macri se parece mucho a la Milei, lo que le impide por ahora estar con su propia gente en otro lugar que no sea el oficialismo.
Hay una peculiaridad en todo esto: cuanto más macrista alguien es, más le gusta Milei. El entorno de Macri, los amigos del Newman, son quienes celebran -con toda ingenuidad- la labor de Milei y aplauden que esté haciendo todo lo que ellos no pudieron. Este es un problema para Macri, que debe apostar, si quiere diferenciarse, a que haya desencanto con Milei.
Este conflicto se proyecta sobre el Congreso. Ahí está Cristian Ritondo, presidente del bloque del Pro. ¿A quién va a consultar en las votaciones sobre lo que hay que hacer? ¿A Macri o a Santilli? ¿Quién va a fijar la línea del Pro en la Cámara de Diputados? Es importante esto, porque cuando Milei anuncia que Santilli va a ser su ministro del Interior también aclara que va a tener la responsabilidad de las relaciones con el Congreso y con los gobernadores. Le da un poder enorme.
Ahí también hay que pensar cómo leyó Santiago Caputo esa atribución de responsabilidades a Santilli, porque es evidente que Caputo quería tener un vínculo con el Congreso. De hecho, a su amigo norteamericano, Barry Bennett —supuesto asesor actual de Donald Trump, no sabemos si lo es, daría la impresión de que no cuando uno mira su biografía—, lo llevó a hablar con diputados amigables de la oposición como Miguel Pichetto, Ritondo y Rodrigo de Loredo. Es decir, había un intento de Santiago Caputo de proyectar su poder sobre el Congreso y ofrecerle a Milei un vínculo que logre sacar esas reformas que el Gobierno pretende aprobar ahora en el verano. Aparentemente lo corrieron de ahí. También tenía un vínculo con los gobernadores, tanto Caputo —que además tiene varios clientes gobernadores en su consultora— como Manuel Vidal, que es la mano derecha e izquierda de Caputo. Muchísima vinculación con los gobernadores. Ahora los gobernadores le dijeron: hay que hablar con Santilli.
Y pasó algo más para Caputo este fin de semana, este lunes específicamente. Él venía ofreciéndole a Milei casi la exclusividad de la relación con los Estados Unidos. Probablemente este fue uno de los motivos de conflicto con el canciller Werthein. Peter Lamelas, el nuevo embajador de Estados Unidos, presentó este lunes sus cartas credenciales con el canciller Quirno. Eso quiere decir que ahora hay en Buenos Aires una voz oficial de Washington. Habrá que ver si coincide o no con la de Bennett.
Hay una anécdota que cuenta gente muy bien informada que dice que cuando Milei se encontró en Naciones Unidas con el secretario de Estado de los Estados Unidos, con Marco Rubio, le habló de cuestiones que tienen que ver con minería, con distintos negocios en los que serían favorecidas empresas de Estados Unidos y le dijo que el Gobierno iba a cumplir en todo aquello que les habían pedido a cambio del apoyo económico. Sin embargo, Marco Rubio le habría respondido que ellos lo único que pidieron fue apoyo en la política frente a Venezuela. Entonces, ¿alguien le dio una información equivocada a Milei? Aparentemente fue Barry Bennett. Teléfono descompuesto con Washington, que ahora se tiene que normalizar, porque ahora hay un embajador de Trump en Buenos Aires que habla con Quirno.
Aquí la pregunta es hasta dónde la aspiración de Santiago Caputo de controlar el vínculo con Washington no va a entrar en contradicción con Pablo Quirno, que debe ser el responsable de esa relación y que, por su temperamento, debe ser bastante celoso de sus atribuciones.
Ahora volvemos al tuit de Milei que dice: Santilli ministro, Santilli relaciones con el Congreso, Santilli relaciones con los gobernadores. Primero, las relaciones con los gobernadores son relaciones de plata. Santilli va a tener que negociar cuestiones de dinero, fiscales, obra pública. Va a tener que prometer y cumplir. Hay una frase muy divertida que se le atribuye a Santilli que dice: “Prometer, prometer, prometer hasta meter. Y una vez metido, nada de lo prometido”. Picardía del negociador. Habrá que ver si los gobernadores le aceptan ese método y habrá que ver si los gobernadores aceptan hablar solo con el ministro del Interior, porque esa ha sido una experiencia bastante frustrante en los últimos dos años. De hecho, Guillermo Francos, después de la derrota en la provincia de Buenos Aires, cuando se reunió por primera vez con gobernadores, lo tuvo que traer a Luis “Toto” Caputo, el ministro de Economía, para que él se comprometa a cumplir con las cosas que se pactan.
Entonces cabe una pregunta esencial: ¿hasta dónde es posible sacar las reformas del Congreso en acuerdo con los gobernadores sin flexibilizar la política fiscal? Otra noción del gasto, otra noción de la obra pública. Vuelve la pregunta original: ¿hasta dónde sacar reformas del Congreso, si se está en minoría, no obliga al Gobierno a cierto gradualismo proveniente de la negociación, que va a ser negociación de dinero?
Hay otra dimensión de la relación con el Congreso que es crucial, que es la relación con el Senado. A Santilli le dijeron que tiene que relacionarse con Diputados y con el Senado. Y es importante porque de la Cámara alta depende la designación de miembros de la Corte Suprema, el acuerdo de 120 jueces que están en espera de ser aprobados. Hay que designar al procurador general de la Nación, que tiene un poder extraordinario: es el jefe de todos los fiscales, en un momento en que la Justicia va hacia un sistema penal donde las causas las dirigen los fiscales.
Todo esto el Gobierno lo venía negociando con el kirchnerismo, con la persona que más confianza consigue tener de Cristina Kirchner en materia judicial: se llama Juan Martín Mena, y es el ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, de Axel Kicillof. Mena venía dialogando durante todo este tiempo con el segundo del Ministerio de Justicia, Sebastián Amerio, el corazón, los ojos, las manos de Santiago Caputo dentro del Ministerio de Justicia. Ambos venían pensando en cubrir la Corte y, eventualmente, en que Amerio sea el procurador de la Nación. ¿Una fantasía de Amerio? ¿Seguirá esa negociación?
Hay que prestar atención a otro detalle. El viernes anterior a las elecciones, después de que lo hiciera el canciller Werthein, Mariano Cúneo Libarona anunció su retiro. Quería irse a Alemania, aparentemente a operarse una rodilla. Dicen que, además, tiene otros afectos en Alemania. Pero Karina Milei le dijo que se tenía que quedar hasta febrero. Dicen que lo hizo para que ascienda Amerio, el hombre de Santiago Caputo.
Esto lo están mirando desde el kirchnerismo y se preguntan: ¿estamos negociando con gente que está convalidada o tenemos que esperar a ver quién es el hombre de Milei en materia judicial? Esto es crucial para Milei, para Karina Milei y para los Menem, si es que sospechan que Santiago Caputo estaba filtrando alguna información inconveniente sobre ellos.
Es también una novedad para Guillermo Montenegro, el intendente de Mar del Plata, que pensaba ser ministro de Justicia. ¿Será? ¿Sigue Amerio negociando o entrará Santilli a la cancha para negociar con otros actores, por ejemplo, los gobernadores y relegar a Cristina Kirchner, que este jueves tiene que afrontar el comienzo del juicio por la causa Cuadernos? Es importante todo esto, sobre todo porque para designar jueces comunes se necesita nada más que mayoría simple, no dos tercios como para el procurador o para la Corte.
Para entender todo esto, hay que observar algo muy interesante que sucedió el fin de semana: la carta que escribió Cristina Kirchner y publicó el viernes. Está destinada a sus seguidores, que están desconcertados por la derrota. Ella da los argumentos de todo líder: responde a las preguntas de dónde venimos y hacia dónde vamos. En esa carta, Cristina dice que van hacia un problema que tiene que ver con que el Gobierno va a intentar quebrar al peronismo. Lo dijo el viernes. Y el domingo anuncian que el ministro del Interior es Santilli, alguien que entiende al peronismo, al Congreso, a los gobernadores como nadie. Y, ojo, también a los intendentes del conurbano, muchos de los cuales deben tener ganas de estar cerca del calor del poder.
Estaba bien orientada Cristina Kirchner, porque una de las misiones que tiene Santilli, cuando le piden que se haga cargo del Congreso y de los gobernadores, es quebrar al peronismo. En ese clima, ¿se puede pensar que el Gobierno va a pactar con Cristina Kirchner en un nuevo esquema de poder en la Justicia?
Hay algo más en esa carta. Una vez más —como en febrero del año pasado—, Cristina dice algo que pasa casi sin pena ni gloria. Es como si ni los propios se dieran cuenta de lo que está diciendo. Afirma que hay que cambiar la concepción del propio kirchnerismo sobre política fiscal, la política de seguridad y la política laboral. Dice: el mundo es otro y las relaciones de trabajo son otras. Obviamente no propone hacerlo como Milei, no quiere una reforma liberal. Pero está hablando de que hay que desprenderse del esquema con el que el kirchnerismo llegó hasta acá. Este era el programa que uno suponía que iba a tener Kicillof en su enfrentamiento con Cristina. Pero lo tiene Cristina en su enfrentamiento con ella misma. Vivísima.
El miércoles va a haber una nueva conducción de la CGT. Una conducción preparada y pensada para pedir a los gobernadores, y eventualmente al Pro y a los radicales, alguna forma de defensa del sindicalismo frente a la reforma que quiere impulsar Milei. El kirchnerismo, que dice que hay que modernizar las relaciones laborales, ¿dónde va a estar parado en esa discusión? Gran dilema para Cristina, porque no le gusta Milei, pero tampoco le gustan “los Gordos” de la CGT.
Carlos Pagni,Odisea Argentina,LN+,,Conforme a,,»Se gastaron toda la guita». El fuerte cruce entre el gobernador de Salta y un diputado de Pro por la relación con el Gobierno,,En 2027. Mientras desembarca en el Gobierno, Santilli no descuida su objetivo de competir por la gobernación,,La segunda de Mario Lugones. La viceministra de Salud, Cecilia Loccisano, renunció a su cargo tras la salida de Francos,Odisea Argentina,,Análisis. Los factores del triunfo de Milei,,Análisis. Cambia Milei: ahora pesifica Estados Unidos,,Análisis. Milei y el ancla norteamericana
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El previsible triunfo de Karina Milei

El apodo “el Jefe”, que Javier Milei le puso a su hermana Karina, no es una broma ni una simple metáfora para casi todos los funcionarios del Gobierno. Karina Milei es la jefa de la administración (¿por qué su hermano elude el sustantivo femenino que el corresponde?), sobre todo después de los fulminantes cambios del fin de semana. El Presidente eligió esa fórmula porque él prefiere dedicarse a la economía (territorio donde Karina Milei no influye ni lo intenta) y a pregonar las ideas libertarias por el mundo.
Ganó Karina Milei contra todas las versiones que indicaban una paridad en la relación de fuerzas con el principal asesor presidencial, Santiago Caputo. A pesar de todo, también fue una buena noticia para Mauricio Macri. La discusión de Javier Milei con Macri del viernes fue un debate entre un expresidente, acostumbrado cuando gobernó a participar de todas las decisiones de su gobierno, y un presidente actual cuya estrategia es cogobernar con su hermana.
La discusión siguió esa dirección, más que nada cuando Macri se enteró de la designación de Manuel Adorni como jefe de Gabinete, hasta el punto de que el exmandatario le dijo a Milei: “Estás más preocupado por la interna que por administrar el país”. El expresidente se refería a la tensa relación (para llamarla de algún modo) entre Karina Milei y Santiago Caputo. Macri se queda con Karina si debe optar por Caputo. Milei le contestó que las decisiones ya estaban tomadas y que él no las rectificaría. Las milanesas se enfriaron en el plato por el clima que había, por la disidencia entre los comensales y por las permanentes interrupciones de Milei para hacerse cargo de la renuncia de Guillermo Francos.
Sin embargo, los que conversan con Macri vieron a una persona el sábado mucho más ofendida y “decepcionada” (es la palabra que a él le gusta para describir cómo salió de Olivos) que la que percibieron el lunes, después de la designación de Diego Santilli como ministro del Interior. Macri no descarta, dicen, que la designación del actual ministro haya sido consecuencia de una reflexión del Presidente luego de la conversación con el “Presi”, como el actual jefe del Estado lo llama a su antecesor. “Lo de Santilli fue una buena decisión”, deslizó el actual presidente de Pro.
Macri valora a Santilli porque tiene la ventaja de no estar peleado con nadie, de no ser rencoroso y de poder hablar con todos los referentes de la política nacional. En efecto, en las últimas horas se escuchó hablar bien de él a casi todos los dirigentes políticos más conocidos, desde el propio Macri hasta Elisa Carrió, pasando por referentes radicales y varios gobernadores. Tal vez haya influido que su designación sucedió cuando se daba por hecho que el nuevo ministro del Interior sería Santiago Caputo y, para peor, con un poder mucho más amplio que el de titular de la cartera política.
Según todos las huellas encontradas, esos rumores salieron de las cercanías del propio Caputo. ¿Quién más que Caputo podría hablar con tanta seguridad de Caputo? Santilli es un profesional de la política, mientras Caputo es, hasta donde se sabe, un consultor electoral sin ninguna experiencia en la administración pública. Esa es la diferencia que marcan los dirigentes políticos cuando hablan de los dos. Pero todos ellos también refieren a otra condición indispensable para que Santilli sea eficaz en la gestión: que le den lo que le negaban a Francos.
En verdad, Francos llegaba a acuerdos con los gobernadores y legisladores, pero algunas de esas promesas no las podía cumplir porque alguien (¿Santiago Caputo?) interfería en su instrumentación. Paralelamente, era el propio Caputo quien hablaba con los gobernadores, prometía decisiones de la administración (recursos, sobre todo) y lograba que sus compromisos se cumplieran. Por eso, muchos gobernadores decían que debían optar entre los modos cordiales y respetuosos de Francos y las conversaciones más distantes, pero más efectivas, con Caputo.
Si se miran esos antecedentes con ojos conspiranoicos, podría deducirse que el joven asesor estaba trabajando desde hacía mucho tiempo en su aspiración de reemplazar a Francos. No pudo ser. Tanto Adorni como Santilli tienen los pergaminos de su buena relación con Karina Milei. Si todos los rumores son ciertos, y Caputo está en una pelea interna desenfrenada con la hermana del Presidente, ya es hora de que se entere de que está librando una lucha inútil. Entre Javier y Karina Milei hay una dependencia emocional, además de una historia común.
Muchos podrán discutir si el reciente triunfo de Milei es obra del espanto por la opción que tenían los argentinos o del pánico ante la posibilidad de un gobierno huérfano, pero lo cierto es que el jefe del Estado es un resultadista. Para él, su hermana es la única persona que confió en la victoria arrolladora de La Libertad Avanza, aunque solo Javier Milei sabe cómo y cuándo Karina se lo dijo. Sus conversaciones nunca serán públicas.
El joven Caputo no tiene menos poder que antes, pero tiene mucho menos poder que el que aspiraba tener. Aseguran que se imaginaba como jefe de Gabinete o como un superministro del Interior, con el control de áreas importantes como las de transporte y obras públicas. Aspiraba a llevar a su amigo Sebastián Amerio, actual secretario de Justicia, al frente de ese ministerio en lugar de Mariano Cúneo Libarona. Karina Milei se interpuso y Cúneo Libarona seguirá siendo ministro, por ahora.
Y, desde ya, Caputo quería conservar todos los lugares que amigos suyos ocupan en la administración. En rigor, debería comprobarse si tiene tantos vicarios en las distintas oficinas y agencias del Estado. Si fuera así, su lista de amigos se parecería por su extensión a las antiguas guías telefónicas. Tiene, sí, dos oficinas cruciales de la administración en poder de amigos suyos: la SIDE, el servicio de inteligencia del Estado, y la DGI, la oficina que conoce todos los ingresos y los gastos de todos los argentinos.
Si, como indican algunas versiones, lo despojaran de su influencia en esas dos agencias, podrá decirse que el Presidente hizo algo más que frenar el enorme apetito de poder de su asesor. Milei se cuidó también de conservar las apariencias: le dio un interminable abrazo a Caputo en la reunión de gabinete del lunes, después de haberlo notificado el fin de semana de que se quedaba donde estaba. El jefe del Estado le reconoce a su asesor una capacidad intelectual para la política que no encontró en otros colaboradores. Caputo es consciente de que cuenta con esa ventaja: por algo decidió competir con el poder de Karina Milei. ¿Habrá tomado nota el fin de semana de que es una competencia inservible?
Regresemos a la relación de Macri con Milei. El expresidente oscila entre el reconocimiento a la línea fundamental de las políticas de Milei, a la que considera buena, y una mirada crítica de la gestión cotidiana de la administración. Insiste con que conserva una “buena relación” con el Presidente, pero al mismo tiempo se muestra decepcionado por la renuncia de Francos y por el ungimiento de Adorni en la última cima de la administración.
No es una cuestión personal con el exvocero presidencial; es, más bien, la sospecha de que su falta de experiencia podría contribuir a la continuación de la falta de gestión del gobierno de Milei. En el fondo, el temor de Macri es que otra vez fracase la posibilidad de instaurar políticas sensatas en un país cautivado en los últimos años por la insensatez. También hay una cuestión de estilos que los diferencia mucho. Como lo explicito ayer en un seminario, no le gustan los líderes “narcisistas” que le huyen a la “empatía” y que prefieren cultivar ciertos rasgos del “populismo”. Estaba hablando del mundo, no de la Argentina, pero la vinculación entre lo nacional y lo internacional es inevitable. En esos párrafos sobre el fenómeno político que recorre gran parte de Occidente pueden encontrarse otras razones de sus desacuerdos implícitos con Milei. Con todo, Macri subraya que el rumbo esencial del gobierno del Presidente es correcto.
En ese contexto donde todo se mueve, el radicalismo vive las vísperas de la elección de nuevas autoridades en diciembre próximo, cuando concluirá el actual mandato de Martín Lousteau como presidente partidario. Lousteau fue el primer presidente del radicalismo que casi carece de antecedentes en la militancia del partido con más historia del país. La UCR recurrió muchas veces a candidatos extrapartidarios para presidentes de la Nación, pero siempre cuidó los antecedentes partidarios de su propios presidentes. Quizás por eso se dio muchas veces el caso inédito de que Lousteau, senador nacional hasta el próximo 10 de diciembre, votara de una manera en el Senado mientras el resto del bloque del radicalismo lo hacía de otra manera.
El nombre que más se escucha para reemplazarlo es el del exdiputado nacional Mario Negri; su elección significaría el regreso de ese partido a una conducción de dirigentes con larga trayectoria en la organización política que fundó Alem. Negri tiene cintura política para el diálogo y los acuerdos; lo eligieron presidente del heterogéneo interbloque de Juntos por el Cambio cuando Macri fue presidente de la Nación. Amigo personal de Carrió, suele hablar con Macri, frecuenta la estructura nacional del radicalismo, está costumbrado al diálogo con los peronistas razonables, y hasta lo conoce a Guillermo Francos desde los tiempos en que fueron diputados nacionales.
Según dirigentes que avalan su candidatura, Negri podría restaurar en el radicalismo la coherencia entre las decisiones del partido y las posiciones de sus bloques parlamentarios. Imaginan, inclusive, un diálogo más institucional entre ese partido y Santilli (Negri y Santilli se tratan desde hace mucho tiempo) y no solo entre el gobierno nacional y los gobernadores radicales, con cada uno por separado. Pero precisamente falta todavía la opinión de los gobernadores, sobre todo de los dos más influyentes: el mendocino Alfredo Cornejo y el correntino Gustavo Valdés. Después de las experiencias de Gerardo Morales y de Lousteau al frente de ese partido, la primera prioridad de los radicales consiste en buscar la resurrección.
Joaquín Morales Solá,Conforme a
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Pese que aun no asumió como ministro del Interior, Santilli ya empezó a contactar a gobernadores para negociar su apoyo a las reformas

Diego Santilli comenzó a moverse y negociar como ministro del Interior antes de asumir formalmente el cargo. Según pudo saber TN, ya mantuvo conversaciones con varios gobernadores y en su entorno aseguran que “no llegó a hablar con todos, pero va lo va a hacer”. En sus equipos avanzan sobre una agenda de trabajo para iniciar la próxima semana, cuando se espera que se concrete la toma de juramento.
El Gobierno postergó la asunción del funcionario a la espera de conseguir el dictamen de mayoría para el proyecto de Presupuesto 2026, que finalmente se resolvió este miércoles. Con el aval parlamentario ya en manos del oficialismo, Santilli estaría en condiciones de asumir, aunque el presidente Javier Milei viaja este miércoles a Estados Unidos, por lo que la ceremonia se trasladaría a la semana próxima.
Leé también: Lisandro Catalán se reunió con Santilli para hacer la transición del Ministerio del Interior
Mientras tanto, el diputado define al equipo que lo acompañará en la cartera del Interior y delinea los primeros pasos de su gestión. La prioridad será recomponer el vínculo con los mandatarios provinciales, tras las tensiones acumuladas por los recortes y el freno de la obra pública.
Por su trayectoria política, Santilli mantiene relación con la mayoría de los gobernadores, tanto por su paso por Juntos por el Cambio como por los años compartidos en el Congreso.
Primeros contactos y una agenda de diálogo
Este martes, Santilli se reunió con Lisandro Catalán para hacer la transición. El exfuncionario le informó sobre la agenda pendiente del ministerio y los principales temas de gestión en desarrollo.
“Le deseo el mayor de los éxitos en la tarea de fortalecer el vínculo con las provincias y consolidar una agenda federal. Confío en su capacidad y compromiso para, con diálogo y trabajo conjunto, avanzar en las reformas estructurales que impulsa el presidente Javier Milei”, afirmó Catalán.
En los hechos, Santilli ya empezó a actuar como ministro. De acuerdo con la información que pudo confirmar TN, tomó contacto con varios mandatarios provinciales -entre ellos, Gustavo Valdés (Corrientes) y Rolando Figueroa (Neuquén)-, en una ronda de conversaciones orientada a delinear los temas urgentes de la agenda federal.
Figueroa mantuvo una charla telefónica con Santilli tras su designación y destacó el buen vínculo que mantienen desde su paso común por la Cámara de Diputados. En declaraciones a Diario Río Negro, señaló que “tiene buena relación” y valoró su rol como futuro articulador entre Nación y provincias.
El designado por Milei como ministro del Interior habría mantenido también comunicaciones con los gobernadores de San Juan, Marcelo Orrego; de Chubut, Ignacio Torres; de Entre Ríos, Rogelio Frigerio; de Córdoba, Martín Llaryora, y de Mendoza, Alfredo Cornejo. Todos ellos integran el grupo de mandatarios a los que la Casa Rosada identifica como dialoguistas y potenciales aliados para las reformas laboral e impositiva que el Gobierno planea enviar al Congreso.
Todos ellos, junto al resto de los gobernadores dialoguistas y aliados, expresaron en redes sociales su expectativa por la designación de Santilli. Desde el oficialismo tomaron esas señales como un respaldo inicial al nuevo ministro en su intento por restablecer puentes con el interior del país.
El hasta ahora diputado asume su cargo Ejecutivo con el desafío de garantizar los consensos políticos que necesita el oficialismo para aprobar el Presupuesto y avanzar en las reformas estructurales. Su tarea será la de relanzar el vínculo entre el Gobierno y las provincias.
Expectativa y cautela en las provincias
Apenas se conoció la designación de Santilli generó expectativa y prudencia entre los gobernadores. En las provincias valoran que el reemplazante de Catalán tenga un perfil más político y experiencia en gestión, pero advierten que el desafío no será solo de nombres, sino de poder real para tomar decisiones concretas.
Leé también: Presupuesto 2026: el oficialismo logró dictamen de mayoría y se trataría en sesiones extraordinarias
Milei confirmó que Santilli será el encargado de “llevar adelante las conversaciones con gobernadores y legisladores para articular los consensos necesarios” sobre las reformas que el Gobierno busca aprobar en el Congreso.
Una primera lectura en las provincias es que el nombramiento podría significar una oportunidad para recomponer la relación política con la Casa Rosada, deteriorada a lo largo de los dos primeros años de gestión. Sin embargo, los mandatarios pidieron que el diálogo se traduzca en hechos. “Me gustaría saber cuál es el mandato que tiene del Presidente: si es ser amplio con los gobernadores o ser restringido con los gobernadores”, señaló a TN un mandatario de una provincia productiva.
Diego Santilli, Gobernadores
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Así fue la despedida de Guillermo Francos de la Casa Rosada: el mensaje que le dedicó a su equipo

Guillermo Francos compartió un video de una ceremonia que organizo el Gobierno para despedirlo. “Gracias y hasta siempre”, fue el título que llevó el texto que compartió en sus redes sociales.
El exministro del Interior y Jefe de Gabinete, agradeció la dedicación del equipo que lo acompañó en su paso por esta gestión.
La salida de Francos estuvo acompañada por la dimisión de Lisandro Catalán, titular de la cartera de Interior y mano derecha del exjefe de Gabinete.
El pasado viernes, el ex Jefe de Gabinete había anunciado su salida. “Ante los persistentes trascendidos sobre modificaciones en el Gabinete Nacional, me dirijo a usted con el objeto de presentarle mi renuncia para que pueda afrontar sin condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia luego de las elecciones nacionales”, escribió en una carta para el Presidente, publicada en redes sociales.
En ese caso, Francos había expresado que para él fue honor ser parte de este Gobierno, que describió como un “proyecto transformador que tiene por objeto encmainar a nuestro páis en una senda de libertad y progreso”.
Ahora, en esta nueva publicación, muestra un clima de despedida cordial, con un gran grupo de gente que lo aplaude, se ve también que él expresó algunas palabras y que a su lado se ubicó Catalán.
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