El lunes 3 de febrero, el público de Gran Hermano sorprendió a todos al decidir que Luca regresara a la casa. La reaparición del futbolista, quien se había ausentado en las últimas semanas tras haber sido eliminado, no solo sorprendió a los participantes, sino que también encendió una serie de tensiones internas. En especial, la situación ha golpeado con fuerza a Santiago, quien no ocultó su malestar por la presencia de su compañero.

Tato había comenzado una relación con Martina, justamente la mujer que anteriormente había tenido un acercamiento a Luca. El reingreso del joven de 18 años, lejos de ser una sorpresa agradable, desató una batalla emocional que sacudió las estructuras de la convivencia. «Siento que hemos entrado a una etapa de resistencia», expresó el uruguayo, visiblemente afectado. «Los primeros meses eran más de juego, ahora es bancar la cabeza a morir», agregó, mostrando el desgaste que sentía por la situación.

El conflicto se complica cuando Martina, quien ahora mantiene una relación con Santiago, también comparte su historia con Luca. Esto ha generado una situación tensa que recuerda a un triángulo amoroso complicado. Tato se ha visto afectado por la presión. «Lo de Luca me golpeó. Hay que mantener la cabeza fuerte y aguantar», comentó, en un tono que reflejaba tanto su frustración como su resiliencia ante los desafíos emocionales que enfrentan.