La película argentina 27 Noches se convirtió en la más vista de Netflix y generó una ola de comentarios en redes sociales por su potente historia. Dirigida y protagonizada por Daniel Hendler, la cinta aborda el lado más oscuro de la salud mental, el poder y la vejez, y está inspirada en un caso real que conmocionó a la opinión pública.

La trama gira en torno a Martha Hoffman, una mujer mayor que es internada en un neuropsiquiátrico contra su voluntad. Desde allí, el film muestra su lucha desesperada por recuperar la libertad y demostrar su lucidez frente a un sistema que parece diseñado para someterla.

Hendler logra transmitir, con crudeza y sensibilidad, la angustia del encierro y las contradicciones de un entorno donde la preocupación familiar se mezcla con la manipulación y el abuso de poder. Lejos de ser una historia de ficción aislada, 27 Noches se basa en el libro de Natalia Zito.

Este libro reconstruyó la verdadera historia de Natalia Kohen, una escritora y artista plástica de 82 años perteneciente a una familia adinerada. La mujer fue internada por sus propias hijas, supuestamente preocupadas por su “bolsillo suelto” y por una relación sentimental con un hombre 19 años menor.

Según contó la autora en entrevistas, el caso la impactó profundamente porque exponía una zona gris del sistema judicial y sanitario argentino: la facilidad con la que una persona podía ser internada sin su consentimiento. En aquel momento, la ley de salud mental aún era vaga, lo que permitía que este tipo de situaciones ocurrieran con frecuencia.

El caso real, ocurrido en Buenos Aires, tuvo grandes repercusiones legales y mediáticas. Tras ser dada de alta, Kohen inició juicios contra sus hijas, la clínica donde estuvo internada y los médicos que firmaron el diagnóstico. Entre los profesionales involucrados figuraba Facundo Manes, actual diputado nacional, quien fue finalmente sobreseído.

El debate giró en torno a si el diagnóstico había sido firmado con conocimiento de que era falso. Zito explicó que su mayor desafío fue narrar la historia desde todas las perspectivas posibles, sin caer en simplificaciones. “Busqué los grises y las sutilezas, porque no hay víctimas ni villanos absolutos en este tipo de historias”, señaló la escritora.

El film, al igual que el libro, lleva el nombre 27 Noches en referencia al tiempo que Kohen pasó internada. Durante esas noches, vivió el miedo, la impotencia y la soledad de estar encerrada sabiendo que estaba cuerda.

Hoy, la película es furor en Netflix y reaviva un debate urgente: ¿hasta qué punto el sistema de salud mental protege o vulnera la autonomía de las personas? 27 Noches no ofrece respuestas fáciles, pero sí una mirada cruda y necesaria sobre una realidad que muchos prefieren no ver.

Hace algún tiempo La Joaqui y la China Suárez tenían una amistad que las hacía parecer inseparables. Se mostraban cómplices en las redes, compartían eventos, cumpleaños y hasta palabras de aliento cuando alguna de las dos pasaba por un mal momento. Sin embargo, aquella relación que parecía sólida se desvaneció sin previo aviso.

La gran pregunta siempre fue: ¿Qué pasó?. Lo cierto es que siempre se fueron tejiendo diferentes teorías alrededor de la ruptura de esta amistad. Se trata de un distanciamiento que fue tan evidente como misterioso. Se habló de una fuerte pelea y hasta una traición por parte de la China hacia La Joaqui -todos los cañones apuntan a Ecko, que habría tenido un romance con ambas-.

El distanciamiento fue claro, pero poco se supo sobre los motivos. Dejaron de interactuar, ya no se las vio juntas y la conexión se diluyó. La intriga se mantuvo viva. En febrero de este año, La Joaqui estuvo en el programa de Verónica Lozano y le preguntaron directamente si la China “le cagó un novio”. Pero la cantante fue tajante: “No, eso no pasó. Yo con el pibe (Ecko) ni salí”.

Luego de eso, La Joaqui intentó bajar el tono de los rumores y dio detalles de los supuestos motivos por los cuales se alejó de la actriz. “Uno a veces se desvincula. Vas creciendo y vas teniendo gustos distintos”, dijo. Y así, dejó entrever que la distancia no habría tenido que ver con conflictos personales sino con caminos diferentes. ¿Será así?

POR QUÉ LA JOAQUI Y LA CHINA SUÁREZ DEJARON DE SER AMIGAS

Cuando todo parecía haber quedado en el pasado, en LAM entrevistaron a La Joaqui y le volvieron a sacar el tema: ¿Qué pasó con la China?. Sin embargo, respondió una vez más con una metáfora: “No pasó nada. Uno va cambiando de gustos. A vos te gusta el pádel y a mí me gusta el golf y, tal vez, nuestros momentos los compartíamos en pádel y ahora yo voy a golf y no tengo tiempo”.

Más allá de no querer meterse en escándalos, esa respuesta de La Joaqui fue interpretada por muchos como una elegante forma de marcar distancia. Pero el notero insistió: “¿Qué código rompió ella como amiga?”. “Ninguno, ninguno, ninguno. Cada una fluyó para sus lados y sus lugares, pero está la mejor”, respondió la cantante, con otra evasiva y buscando dar por cerrado el tema.

Así, La Joaqui quiso descartar la posibilidad de una guerra, traición o rencor contra la China. Según sus palabras, se trata de una historia de amistad que cambió de etapa, como tantas otras. Y aunque intentó ser clara con sus palabras, el misterio de fondo sigue rondando.

El conflicto entre L-Gante y Maxi El Brother sumó un nuevo capítulo. En Sálvese quien pueda, el periodista Martín Candalaft reveló los pormenores del contrato que el cantante había firmado con su exrepresentante, y que hoy se convirtió en el eje de una batalla legal y mediática.

“El contrato es dramático por todas las cláusulas que hay en contra de L-Gante”, aseguró Candalaft, señalando que el documento dejaba al artista sin prácticamente ningún derecho sobre sus producciones. Según detalló el periodista, el acuerdo estipulaba que L-Gante debía ceder la totalidad de los derechos de sus canciones, videoclips y hasta de saludos personalizados a sus representantes.

Además, estaba obligado a grabar todo el material audiovisual que le indicaran sin recibir ninguna compensación económica. “Tiene que hacer los videoclips gratis”, explicó Candalaft, y agregó que las ganancias se repartían en partes iguales, una práctica poco habitual en la industria musical.

Pero la cláusula más polémica, según el periodista, era aquella que extendía la cesión de derechos incluso después de terminado el contrato. “Es un contrato leonino. Alguien debería intervenir”, sentenció, remarcando la gravedad del caso y la necesidad de una revisión legal.

En el mismo programa, Yanina Latorre también opinó sobre la situación. “Es dueño de L-Gante hasta que termine el contrato. Hasta los saludos que manda, todo le pertenece a Maxi”, comentó indignada. La conductora también aseguró que el músico “no tiene nada a su nombre y no ve un peso”, y describió la relación como “una manipulación total”.

Por su parte, el abogado Alejandro Cipolla, quien representa a L-Gante, aportó más detalles en una entrevista con Mujeres argentinas. “Él es muy ingenuo. En un momento ni plata tenía para llenar la heladera. Le daban el dinero de a cuenta gotas”, relató, y recordó que incluso su exrepresentante controlaba sus gastos y decisiones cotidianas.

Hoy, mientras L-Gante intenta recuperar el control de su carrera y sus derechos artísticos, el escándalo con Maxi El Brother vuelve a poner en debate las condiciones abusivas que muchos artistas enfrentan al inicio de su camino. Lo que comenzó como una alianza profesional terminó en una relación marcada por el desequilibrio y la desconfianza.