Morena Rial decidió hablar como pocas veces y se metió de lleno en uno de los temas más dolorosos de su historia personal: su infancia, la adopción y el vínculo —o la falta de él— con Silvia D’Auro, la ex pareja de Jorge Rial, quien durante muchos años fue su madre adoptiva.

Hace unas semanas, en diálogo con LAM, Morena mostró una faceta sincera y sin rodeos. “Estoy bien, tranquila. Algunas cosas que tengo que solucionar, pero bien”, dijo al comienzo, al referirse a su presente, después de haber enfrentado causas judiciales y detenciones que fueron tema de todos los medios.

En medio de la entrevista, admitió que la fama y el foco mediático la afectaron profundamente. “Me pesa la fama y la exposición. Hace dos años que no lloro”, reconoció, dejando entrever que está en una etapa distinta, en la que prioriza el bienestar propio y el de su hijo.

“No digo que es mala suerte; dentro de todo, estoy bien. Mis hijos están bien, yo también. Tenemos salud”, reflexionó, con tono calmo pero firme. Y a partir de allí, se sumergió en su pasado, donde no evitó ningún tema.

SU INFANCIA Y LA VERDAD SOBRE LA ADOPCIÓN

“Siempre supe que era adoptada. Mi papá siempre nos dijo que había mucha maldad en la calle, que no podés esperar que venga alguien y te lo diga. Nos inculcó eso desde siempre”, contó. Esa afirmación sirvió como antesala para lo que fue la parte más fuerte de la entrevista: su recuerdo de Silvia D’Auro.

Con una contundencia poco habitual, Morena la describió con una sola frase que lo dice todo: “Siempre fue un monstruo. Desde el minuto cero”. Aseguró que nunca entendió por qué adoptaron si después Silvia no pudo —ni quiso— sostener ese rol. “Todo el mundo dice que tenía problemas psiquiátricos”, lanzó.

Morena fue más allá y analizó la dinámica familiar que vivió de chica: “Le servimos de escudo para que no se terminara la relación. Después lo pudo sostener varios años más, volviéndolo loco. Éramos el intermedio entre ellos dos, para que no se rompiera una relación que ya estaba rota”.

Hoy, desde otro lugar, Morena también se refirió a cómo está su vínculo con su papá, Jorge Rial, después de los escándalos: “Está todo bien con él. Siempre va a ser mi papá, y siempre voy a estar agradecida”.

Este lunes Wanda Nara volvió al centro de la escena porque su abogado Nicolás Payarola fue acusado por Gonzalo Montiel por haberle robado 700 mil dólares. 

Yanina Latorre reveló lo ocurrido: «Wanda es confiada y él quiso meterse ahí. Lo que creen es que él quería manejarle las financias y los negocios a Wanda Nara«.

Para muchas mujeres, la fiesta de 15 es uno de los recuerdos más felices de la adolescencia. Pero para Marcela Kloosterboer, esa celebración soñada terminó en escándalo. En una reciente entrevista, la actriz recordó con humor lo que fue uno de los momentos más caóticos de su juventud: una pelea familiar que arruinó su fiesta frente a decenas de testigos, incluidos varios famosos.

“¡Uy, si te cuento, fueron un quilombo!”, lanzó Marcela entre risas al recordar aquel episodio. Todo comenzó cuando el periodista le preguntó cómo había sido su festejo de 15, una tradición cargada de expectativas y emoción para muchas chicas. Pero en su caso, los nervios y la vergüenza terminaron ganando la noche.

La actriz, que por entonces ya era conocida por su papel en Verano del 98, relató que la fiesta se hizo en un club de San Isidro y que asistieron familiares, amigos y compañeros del elenco. Todo marchaba bien, hasta que algo inesperado sucedió. “Se agarraron a piñas en mi fiesta de 15 mis primos y se armó un lío bárbaro”, reveló, sorprendiendo con su honestidad.

Entre los invitados estaban figuras como Nancy Dupláa, Fernán Mirás, Alejo Ortiz, Dolores Fonzi y Tomás Fonzi. Todos ellos, protagonistas de una de las ficciones más exitosas de la época, fueron testigos directos del papelón familiar que terminó opacando la noche. “Vinieron todos mis compañeros de Verano del 98. Estaban mis amigos de toda la vida, mis primos, mi familia… y hubo piñas. Fue accidentada”, confesó Marcela en Pronto.

FAMOSOS, PIÑAS Y UN MOMENTO INOLVIDABLE

Aunque en el momento lo vivió con incomodidad y angustia, hoy puede mirar hacia atrás y reírse. “Fue una fiesta tranquila, no te imagines el fiestón. Me puse un vestido blanco pero tranqui. Fue en un club y estuvo re linda, pero sí, pasó eso”, explicó, intentando rescatar los buenos momentos de aquella noche que pintaba para inolvidable y terminó siéndolo… por razones insólitas.

A pesar de ese traspié, Kloosterboer asegura que logró disfrutar su adolescencia a pesar de la fama. “Creo que siempre puse mucha cabeza en no perderme esas cosas. Había situaciones que obviamente me perdía, como cuando todas mis amigas se iban a Pinamar en el verano y yo estaba trabajando. Pero me hice el espacio para disfrutar”, señaló.

Hoy, con una carrera sólida y una familia consolidada, Marcela puede reírse del pasado y contar con gracia esa anécdota que marcó su cumpleaños de 15. Una fiesta con famosos, vestidos blancos y piñas familiares, que terminó siendo una historia digna de contar.