Hay nombres que no necesitan presentación. O mejor dicho, que con solo el apellido ya nos llevan a una época dorada. MacGyver es uno de ellos. El hombre que podía desactivar una bomba con un clip, un chicle y una mirada seria. Pero detrás del mito, existía alguien real: Richard Dean Anderson, el actor que encarnó durante siete años a uno de los personajes más icónicos de la televisión.

Un dato curioso que no muchos recuerdan: el verdadero nombre de MacGyver era Albus… y el de su actor, Richard. Nació el 23 de enero de 1950, en Minnesota, y aunque el guión decía que su personaje nació un año después, el guiño entre realidad y ficción estaba claro.

Antes de dedicarse a la actuación, Richard soñaba con ser jugador profesional de hockey, pero un par de fracturas -una más dolorosa que la otra- lo dejaron fuera del hielo y lo llevaron, sin saberlo, directo a los sets. Pasó por papeles menores hasta que en 1985, casi sin proponérselo, le puso cuerpo y actitud al héroe más improbable de la pantalla: un tipo sin armas, con navaja suiza, ingenioso y siempre correcto.

Lo consiguió de una forma muy MacGyver: fue al casting con anteojos puestos, sin intentar parecer otra cosa. “Así soy yo”, fue el mensaje implícito. Y funcionó.

QUÉ PASÓ CON RICHARD DEAN ANDERSON TRAS LA ICÓNICA SERIE MACGYVER

Con 139 capítulos al hombro, Anderson se convirtió en una figura adorada por varias generaciones. Pero también enfrentó el clásico dilema de todo actor marcado por un solo papel: ¿y ahora qué?

Los años siguientes fueron irregulares, con películas de bajo perfil hasta que llegó su segundo gran acierto: Stargate SG-1. Esta vez, ya no era el tipo que resolvía todo con inventiva, sino un general militar que lideraba misiones intergalácticas. De nuevo, una serie de culto, con diez temporadas y legiones de fans.

A partir de 2010, Richard bajó el ritmo. Participó en pocos proyectos -una voz en un videojuego, un cameo en alguna serie- hasta desaparecer por completo del radar en 2013. El silencio fue tal que hasta lo dieron por muerto. Literal.
“Acabo de tener una breve pelea con 24 horas de muerte. Ahora estoy mejor”, bromeó desde su sitio web, donde cada tanto deja señales de vida. No usa redes sociales. No se muestra. Y parece no necesitarlo. A los 75 años, Richard Dean Anderson disfruta de su retiro con la misma paz con la que MacGyver desarmaba una bomba.

Mauro Icardi fue tendencia en las redes sociales por una terrible anécdota revelada por Sergi Gómez de sus tiempos en las inferiores del club Barcelona.

Se sabe que Mauro Icardi se formó como futbolista profesional en La Masía, el centro juvenil deportivo del FC Barcelona.

En tanto Mauro Icardi se instaló en Turquía para jugar al fútbol y apostar a una nueva vida junto a la China Suárez, en Argentina se encuentra su ex Wanda Nara, con sus herederas Isabella y Francesca, quienes están en el medio de la conflictiva separación.

Pero si hay alguien que conoce bien de cerca las internas del ex matrimonio es nada más y nada menos que Kennys Palacios, el estilista que supo instalarse en Europa con la empresaria mediática y que fue considerado uno más de la familia.

Sin embargo, cuando Wanda se separó y regresó al país, el peluquero y maquillador la siguió y se destacó con brillo propio dentro del ambiente artístico. Por eso, en Ya fue todo, el streaming de Jotax, lo sacaron al aire y le hicieron una entrevista para que hable de todo.

Y fue en esa charla que Kennys reconoció que eran amigos y lanzó: “No tengo relación. La última vez que hablé con él fue hace como seis o siete meses. Nunca en ningún lado hablé mal de él porque es el papá de dos nenas que adoro. El día que tenga ganas de hablar si quiere me mandará un mensaje”.

KENNYS DEFIENDE A SU AMIGA WANDA

“Pero cero contacto”, sumó al tiempo que le consultaron qué opinaba de que Icardi se haya ido a vivir a Estambul con la China y manifestó: “No tengo ni idea. Eso ya es problema de cada uno. Si me pasaría a mí en ese momento que haría… Es muy personal”.

“Si ella es feliz. Los de la tele que se fijen quienes son como madres en vez de opinar de los demás. Es muy fácil en la tele opinar. Saben que hablar de Wanda rinde y por eso la matan. A Wanda no le afecta, cero. Los únicos que la pueden cuestionar son los hijos”, agregó Palacios.