Muna Pauls abrió su corazón en Instagram y sorprendió a sus seguidores con detalles de su noviazgo de cinco meses: es con un vecino de toda la vida que la acompaña en su día a día y, por decisión de ambos, evita mostrarse en redes.

En una ronda de preguntas y respuestas en sus stories, la joven —hija de Agustina Cherri y Gastón Pauls— contó cómo nació la relación y por qué eligieron conservar cierta privacidad. “Llevamos cinco meses y parece una vida entera. Él tiene una calma que me sostiene, incluso cuando estoy hecha un caos”, confesó, en un relato lleno de ternura y complicidad.

Muna destacó el equilibrio que su novio le aporta: “Me enseña a frenar, a mirar lo que pasa ahora… me banca como nadie, incluso en las cosas más simples”. Con honestidad, reveló que la relación la impulsa a madurar: “Casi me obliga a crecer, quiero estar a la altura de semejante ser humano y eso me hace bien”.

La joven también contó detalles de su historia: crecieron a pocas cuadras y durante años se cruzaban sin que pasara nada hasta que, finalmente, se encontraron. “El barrio fue testigo de todo”, dijo, y explicó que las familias y amigas ya lo conocían, lo que facilitó el vínculo.

Muna aclaró el punto que más genera curiosidad: la pareja prefiere el bajo perfil. “Él es muy reservado, yo soy muy para afuera. No hace falta hacer ruido para que algo sea real; lo respeto y punto”, explicó. La joven sostuvo que mostrarlo no sería justo con la decisión del otro y que prefiere cuidar ese espacio íntimo.

“Igual, quién te dice… algún día lo van a conocer”, sumó con una sonrisa. Consciente de la exposición que conlleva ser hija de figuras públicas, Muna habló también del entorno en el que creció: “Mis amigas ya lo conocían; nuestras familias siempre estuvieron conectadas”.

La joven parece navegar con naturalidad la doble vida de crecer en el ojo público y construir afectos en la cotidianeidad del barrio. En tono liviano, recordó que es piscis y él capricornio, y cerró con una imagen romántica de su relación: “Quiero pasar la vida entre su tranquilidad y mi locura; esa mezcla es perfecta”.

La nueva miniserie “Vinagre de Manzana” en Netflix generó un impacto inmediato al relatar la historia de una influencer cuya fama fue construida sobre mentiras. Esta producción en seis episodios explora cómo se mezcla la desinformación con el deseo de reconocimiento social, dejando al descubierto los peligros del mundo wellness moderno.

Desde el inicio, el relato gira en torno a Belle Gibson, una creadora australiana que afirmaba tener cáncer cerebral y aseguraba curarse gracias a dietas estrictas, terapias naturales y remedios alternativos. Su narrativa sedujo a miles de seguidores y le permitió construir un imperio con libros, apps y colaboraciones mediáticas.

Sin embargo, pronto comenzaron los cuestionamientos. Investigadores y periodistas descubrieron que nunca hubo pruebas de su enfermedad, y que muchas de sus promesas nunca se cumplieron. Sus alianzas con grandes marcas se desmoronaron. En 2017 fue multada por engaño, en una condena que la obligó a devolver parte de sus ganancias.

La serie, protagonizada por Kaitlyn Dever y dirigida por Jeffrey Walker, se inspira en el libro The Woman Who Fooled the World de Beau Donelly y Nick Toscano. El guion introduce además personajes basados en casos reales como el de Milla Blake, una influencer que sí padeció cáncer pero rechazó tratamientos convencionales, tema que despierta controversia y cuestionamientos éticos.

LA MINISERIE DE NETFLIX QUE CAUSÓ FUROR EN TODO EL MUNDO

A lo largo de sus capítulos, Vinagre de Manzana expone cómo el afán de fama y la presión social pueden llevar a extremos peligrosos. La narrativa que propone Netflix es ágil, emotiva y despierta reflexiones sobre la credibilidad digital, la salud pública y el rol de los medios.

Para quienes buscan una maratón reflexiva, esta miniserie ofrece una mirada crítica al universo wellness y a la fama tóxica. Además, invita a examinar cuánta confianza depositamos en influencers sin verificar la veracidad de sus mensajes.

Con “Vinagre de Manzana”, Netflix pone sobre la mesa una advertencia poderosa: en la era de las redes, la verdad puede ser distorsionada, y las consecuencias pueden ser dramáticas.

El último programa de LAM dejó a todos con la boca abierta. Lo que parecía una tarde tranquila de chimentos terminó con un tenso cruce entre Laura Ubfal y Nancy Duré, en pleno vivo. La situación escaló en cuestión de segundos y desató un momento de máxima incomodidad en el piso.

Todo comenzó cuando la Barbie decidió hacer una pregunta al aire, en tono aparentemente inocente, pero que no cayó nada bien. “Quiero saber si Laura Ubfal ronca cuando duerme”, lanzó, generando risas entre algunas panelistas y una mirada fulminante de la periodista.

Lejos de tomarlo con humor, Ubfal reaccionó sin dudar y con una contundencia que dejó helados a todos. En vez de contestarle a la angelita, apuntó directamente contra su enemiga, Nancy, quien justamente será su compañera de cuarto cuando viajen a Miami por los Martín Fierro Latino.

“Lo único que sé, es que está sentada acá por su estupidez”, respondió la experimentada comunicadora, desatando el silencio absoluto en el estudio y la sorpresa general de sus compañeras. «Se parece a Ximena Capristo. Solo la llaman cuando habla de mí», sumó.

LA PELEA ENTRE ANGELITAS

El conductor del ciclo intentó mantener el control, pero la tensión era palpable. En las redes sociales, el momento se volvió viral y el público se dividió: hubo quienes defendieron la sinceridad de la periodista y quienes criticaron su falta de filtro frente a una broma liviana.

El episodio se convirtió en uno de los más comentados del programa, reavivando las especulaciones sobre las internas entre las panelistas. Aunque intentaron seguir con el debate habitual, el intercambio dejó una marca evidente y expuso la fragilidad de la convivencia en el ciclo más polémico de la televisión.