El Olympique de Marsella vivió una auténtica pesadilla en el clásico de Francia ante el Paris Saint-Germain, con una derrota 3-0 que caló hondo en el Velodrome. La visita del equipo de Luis Enrique fue un paseo triunfal, aprovechando la superioridad numérica y una notable diferencia de calidad que dejó en evidencia a los locales, quienes terminaron el primer tiempo con la moral destrozada y se retiraron entre los silbidos de sus propios hinchas. Para colmo, Leonardo Balerdi, capitán de los Olímpicos, fue protagonista por su mala fortuna.

Desde los primeros minutos, el PSG impuso su estilo, dominando la posesión y presionando alto para cortar cualquier intento de salida del Marsella. Apenas al minuto 6, la presión parisina rindió sus frutos: Joao Neves, en su primera gran aparición en un clásico de Francia, aprovechó una jugada generada por Nuno Mendes, quien se asoció con Bradley Barcola para enviar un centro raso. Gerónimo Rulli intentó despejarlo, pero solo logró dejar la pelota servida a Neves, que lo mandó al fondo de la red. La temprana anotación fue un golpe psicológico para el Marsella, que desde ese momento mostró dificultades para conectar pases y avanzar en el campo, claramente superado en todas las líneas.

El panorama empeoró drásticamente para los locales a los 20′, cuando Amine Harit fue expulsado por una entrada imprudente sobre Marquinhos. Con esta baja, el PSG amplió su dominio, generando una oleada de ataques contra un equipo marsellés desorganizado y con pocas opciones de frenar la ofensiva visitante. Roberto De Zerbi, entrenador de Marsella, intentó reorganizar a su equipo, pero el golpe emocional y táctico de la expulsión fue demasiado difícil de manejar para sus jugadores.

El segundo gol no tardó en llegar. En el minuto 29, un centro lateral de Achraf Hakimi generó confusión en la defensa del Marsella. Balerdi, al intentar despejar el balón, lo envió accidentalmente a su propio arco, aumentando la ventaja del PSG a 2-0. Este gol en contra reflejó la desesperación de un equipo que parecía perder el control de cada aspecto del juego. El error fue devastador para los locales, quienes empezaron a mostrar señales de frustración en sus rostros y en sus acciones, evidenciando la desconexión entre sus líneas.

La primera parte del partido cerró con un tercer gol del PSG, que aprovechó al máximo la situación. En el minuto 39, Ousmane Dembélé presionó a Greenwood en la salida, recuperó el balón y asistió a Bradley Barcola, quien anotó con un remate. Mientras el PSG celebraba, las cámaras captaron a una multitud de hinchas del Marsella abandonando el Velodrome antes de que finalizara el primer tiempo, decepcionados por el bajo rendimiento de su equipo y la falta de reacción ante un PSG que parecía tener el control absoluto. El ambiente en el estadio era de resignación, y los silbidos retumbaban en cada sector, dejando en claro el descontento de los hinchas.

Con el marcador a su favor y una cómoda ventaja, el PSG bajó el ritmo en la segunda mitad, optando por manejar los tiempos del partido y minimizar riesgos. Aunque mantuvo la posesión y generó algunas oportunidades, como un disparo de Dembélé y un mano a mano que Fabián desperdició, el equipo de Luis Enrique no se esforzó por ampliar la ventaja, conformándose con controlar el balón y evitar posibles sorpresas. Marsella, por su parte, intentó reorganizarse y mantener la dignidad en lo que restaba del partido, aunque sin encontrar la profundidad necesaria para acercarse al arco de Gianluigi Donnarumma.

Al final, el PSG se llevó tres puntos clave que lo consolidan en lo más alto de la tabla, mientras el Marsella, en una crisis evidente, suma una derrota que podría tener consecuencias para el cuerpo técnico y la estructura del equipo. La abrumadora superioridad del PSG dejó en evidencia las falencias de un Marsella que, pese a sus aspiraciones de pelear por el título, mostró que todavía está lejos del nivel necesario para competir contra el máximo campeón de Francia.