El Manchester City de Pep Guardiola. Elegante, implacable, vistoso, imponente. Así será recordado, con el devenir de los años, el equipo más exitoso de Inglaterra en lo que va del siglo XXI. Sin embargo, en esta temporada 2024/25, los Ciudadanos enfrentan su momento más delicado desde que el DT catalán asumió el mando, allá por mediados el 2016. El empate 3-3 ante el Feyenoord en la Champions League, tras desperdiciar una ventaja de tres goles, profundizó una crisis que ya suma seis partidos sin victorias, incluidas cinco derrotas consecutivas.

Este bache no sólo es significativo por los números sino por el contexto en el que se produce. El City no es el equipo que solía imponer respeto con su solidez defensiva y su capacidad para dominar los partidos desde la tenencia de la pelota. En los últimos seis encuentros le han marcado 17 goles, un promedio alarmante para un equipo que aspira a todo. «Somos frágiles», resumió Guardiola tras el empate en la Champions. Esa fragilidad se ha convertido en la constante de un equipo que parece haber perdido la confianza y el control en momentos clave.

Los problemas defensivos se agravan por la ausencia de figuras como Rodri, Rúben Dias y Stones, pilares fundamentales en el esquema de Guardiola. Aunque Kevin De Bruyne regresó tras su lesión, su rendimiento hoy está lejos de ser el esperado, y su influencia en el juego ha sido mínima. Foden y Bernardo Silva, claves en la fase ofensiva, bajaron el nivel. Y hay que sumar las bajas de otros lesionados, como Grealish y Kovacic. Sin estos referentes, el equipo ha exhibido un nivel de desorganización preocupante. En palabras de Gaël Clichy, ex jugador del City, «les falta un líder fuerte en la retaguardia». La incapacidad para cerrar partidos es otro síntoma de una defensa que antes era infranqueable.

A nivel ofensivo, las cosas no son mejores. Erling Haaland, máximo goleador del equipo, convirtió un doblete ante el Feyenoord pero atraviesa una mala racha porque son más los goles que erra que los que mete. Guardiola defendió al delantero, señalando que su talento es incuestionable: «Debemos mejorar en ataque porque Haaland es el único que está convirtiendo goles». La dependencia del noruego es evidente. Sin su eficacia, el City se ha quedado sin alternativas para resolver partidos en los que la defensa no sostiene el resultado debido a los problemas evidenciados en la transición defensiva.

Los análisis desde fuera del club coinciden en el diagnóstico: el City se encuentra en un terreno desconocido. Stuart Pearce, ex entrenador del equipo, afirmó en Amazon Prime: «El Manchester City no conoce este terreno y tiene que adaptarse rápidamente». A esto se suman las críticas hacia los errores individuales, que han sido determinantes en los últimos partidos. Nathan Aké no esquivó el tema: «Quizás sea un problema de mentalidad. Aquí es donde tenemos que mostrar nuestro carácter».

La racha actual recuerda la temporada 2014-15, cuando Guardiola dirigía al Bayern Múnich y acumuló cuatro derrotas consecutivas en tres competiciones. Sin embargo, la diferencia está en que aquella vez los resultados no tuvieron un impacto significativo en el curso general del equipo. En este caso, la situación amenaza con desmoronar las aspiraciones del City, tanto en la Premier League como en la Champions. Tras el empate ante el Feyenoord, el conjunto inglés está obligado a ganar sus próximos compromisos para seguir con vida en la competición internacional.

El calendario tampoco da respiro. Este domingo deberá visitar Anfield para medirse con el Liverpool, actual líder de la Premier. El City marcha segundo a ocho puntos por lo que una derrota lo dejaría demasiado lejos de la cima. Guardiola, lejos de mostrarse derrotado, mantiene la confianza en su método: «Si hubiera cambiado en la primera temporada, no habríamos ganado seis títulos de la Premier League en ocho años. Ahora no voy a cambiar la forma en la que creemos».

El Manchester City está ante uno de los desafíos más grandes de su historia reciente. Recuperar la solidez defensiva, devolverle confianza a su estrella ofensiva y adaptarse rápidamente a las bajas son las tareas inmediatas para Guardiola. Si bien el técnico catalán ha demostrado en el pasado ser capaz de revertir situaciones adversas, esta crisis podría marcar un punto de inflexión en su trayectoria con el club. Cada partido se presenta ahora como una prueba de fuego para un equipo que parecía invencible, pero que hoy busca desesperadamente respuestas.