Benfica será el primer rival de Boca en el Mundial de Clubes. Por eso su DT ya empezó a palpitar se cruce y no sólo eso, sino también cómo será el ambiente con la multitud de xeneizes que habrá en Estados Unidos bancando al equipo de Miguel Ángel Russo.

“Tenemos esta experiencia cuando jugamos en la [UEFA] Champions League, cuando jugamos en competiciones europeas. Los jugadores también tienen esta experiencia cuando juegan para sus selecciones. Nosotros, como cuerpo técnico, también hemos tenido esta experiencia en la Premier League”, dijo Bruno Lage, el técnico portugués de 49 años que está atravesando su segunda etapa en el equipo de Ángel Di María y Nicolás Otamendi.

Y agregó: “En los partidos que jugamos en casa, el apoyo siempre ha sido fantástico, así que no creo que sea nada nuevo. Lo importante, dondequiera que vaya el equipo, es sentir el fantástico apoyo de nuestra afición. Eso es lo que queremos y es por lo que estamos trabajando”.

¿Sobre los objetivos del Benfica en el Mundial de Clubes? “Tenemos un grupo muy interesante. Creo que es esencial centrarnos, esencialmente, en los tres partidos que vamos a jugar, con el objetivo de progresar en la competición y luego competir y disfrutar de la competición. Bueno, claro que lo que queremos… Nuestro primer objetivo es pasar la fase de grupos”, cerró Lage, que el lunes 16 de junio estará frente a Boca en el Hard Rock Stadium.

Cuando en agosto del 2003 un novel Cristiano Ronaldo debutó en la selección de Portugal a Lamine Yamal le faltaban casi cuatro años para nacer (julio del 2007). Este domingo, la leyenda de 40 y la estrella de 17 serán los grandes atractivos, entre tantos, de la final de la Nations League en Alemania.

Con sus estilos con puntuales similitudes, portugueses y españoles definen este todavía flamante torneo que ambos ya ganaron (el otro fue Francia). Lo hacen después de dos grandes semifinales, en las que CR7 convirtió un gol en el triunfazo ante Alemania y Lamine anotó un doblete en el enorme 5-4 a Francia.

Yamal disputó su primer partido con el Barcelona el 29 de abril de 2023, cuando disputó siete minutos econtra el Betis, con 15 años y 9 meses. Desde entonces jugó 104 partidos, incluyendo dos temporadas completas (35 en la 2024-2025, 37 en la 2023-2024).

Formado en el Sporting de Lisboa, Ronaldo jugó por primera vez con el equipo profesional el 14 de agosto de 2002, a los 17 años. Después pasó al Manchester United a mediados de 2003, con 18 años ya cumplidos. El día que cumplió 18 años había jugado 20 partidos con los lisboetas, cinco veces menos que Yamal.

Con la selección española, Lamine Yamal tuvo su primer partido en la Mayor con apenas 16 años, un mes y 26 días. Fue el 8 de septiembre de 2023, en la fase de clasificación para la Eurocopa-2024, contra Georgia, ante la que hizo su primer gol. Desde entonces jugó 20 partidos con el equipo de Luis De la Fuente, con un balance de seis goles y nueve asistencias.

Por su parte, CR7 tuvo que esperar a los 18 años y medio (18 años, 6 meses y 15 días) para vestir por primera ver la camiseta de Portugal. En la final de la Liga de Naciones, Yamal disputará su 21º partido con la selección española, una cifra que Cristiano logró con Portugal el 30 de marzo de 2005, cuando había cumplido ya los 20 años.

Los datos comparativos continúan y, según el relevamiento que hizo AFP, Yamal ya jugó 23 partidos de Champions League: fue eliminado con el equipo azulgrana en cuartos de final en 2024 (por el París Saint-Germain) y en semifinales en este 2025 (por el Inter de Milán).

A su misma edad, Cristiano Ronaldo solo había disputado un partido de la previa de la Champions con el Sporting y dos de la previa de la Copa de la UEFA (la antecesora de la actual Europa League).

Doble campeón de LaLiga española con el Barcelona (2023 y 2025), ganador de una Copa del Rey (2025) y de la Supercopa de España (2025), Lamine Yamal tiene otro título más, ese ya con España, y es el más importante de su todavía corta carrera: la Eurocopa de 2024.

Cuando tenía su edad, Cristiano Ronaldo solo tenía en su palmarés una Supercopa de Portugal, ganada en agosto de 2002 a los 17 años (se quedó en el banco en ese partido), apenas unos días después de haberse unido al grupo profesional.

«Es una leyenda y le tengo muchísimo respeto, pero hoy haré mi trabajo que es ganar y ya está», respondió el español sobre el portugués apenas finalizado el España-Francia del pasado jueves.

Este sábado, previo a la gran final, Cristiano sostuvo: «El niño está haciendo las cosas muy, muy bien. Su club y la selección le ayudan bastante. Está en un ambiente propicio para que salgan sus cualidades, que son muy, muy grandes. Pero lo que pido de verdad es que dejen al chico crecer tranquilamente. Hay que dejarlo crecer por el bien del fútbol. Hay que dejarlo crecer con tranquilidad y quitarle presión. Lo pueden ayudar dejándolo tranquilo, porque talento no le falta».

En la conferencia en la que descartó jugar el Mundial de Clubes y donde aseguró que lo llamó un equipo argentino (fue River, según Olé averiguó después), CR7 también respondió por la cercanía de edad de Yamal y su hijo, que ya jugó para las juveniles lusas: «Son parecidos de color, son morenitos, tienen tres años de diferencia. Además tengo mucha relación con España, mi mujer es española y argentina, y tengo un cariño muy especial por España. En este caso ustedes mencionan mucho su nombre, y con razón porque el chico lo merece».

En el Allianz Arena de Munich se vivirá un duelo increíble. España y Portugal protagonizarán una final con el peso de la historia y el vértigo del futuro. No se trata solo de un trofeo, sino del cierre de un ciclo y del nacimiento de otro. Será, en esencia, una entrega de testigo. En un rincón, Cristiano Ronaldo, leyenda viva del fútbol mundial, a sus 40 años. En el otro, Lamine Yamal, un adolescente de 17 que ya cambió la historia de su selección y apunta a más. El duelo no solo es deportivo: es generacional.

España llega a esta final con una mezcla de euforia e incertidumbre. Su último partido fue emocional. Ganaba 4-0 a Francia y parecía encaminada a una goleada histórica, pero terminó imponiéndose apenas por 5-4. Ese desenlace refleja tanto su potencia ofensiva como la fragilidad de una defensa que, bajo presión, puede desdibujarse. Luis de la Fuente ha construido un equipo joven, valiente, con una identidad clara basada en la presión alta, la movilidad constante y el vértigo ofensivo. La edad promedio del plantel, cercana a los 24 años, no es un dato menor: simboliza una renovación profunda, una nueva etapa que ha sabido conjugar talento emergente con la herencia de una escuela histórica de buen fútbol.

Portugal, en cambio, llega desde un lugar diferente. Más sobrio, más pragmático. Su triunfo 2-1 sobre Alemania fue una lección de control táctico. La selección de Roberto Martínez supo sufrir, supo esperar y supo golpear en el momento justo. Y ahí estuvo, una vez más, Cristiano. Participó en el segundo gol con un movimiento de nueve dentro del área y volvió a ser decisivo. Aunque ya no desborda ni arranca desde mitad de cancha, pero sigue siendo un faro. Su presencia condiciona defensas, anima compañeros y genera respeto. A lo largo de dos décadas, transformó a Portugal no solo en una selección temible, sino en una marca reconocible.

Este contraste de estilos es, en parte, lo que hace tan atractiva la final. España propone ritmo, intensidad, rotaciones y riesgos. Su juego se basa en la verticalidad controlada y en el desequilibrio constante de extremos como Nico Williams o Lamine Yamal. Portugal, por el contrario, apuesta al control, la pausa, la lectura táctica. Tiene menos vértigo, pero más oficio al tener a Bruno Fernandes como conductor.

Y luego están ellos: los protagonistas mayores. Cristiano y Yamal. La imagen de ambos en un mismo campo es más que un cruce de edades. Es una postal histórica. Cristiano lo ha ganado todo: la Eurocopa 2016, la Nations League 2019, cinco Champions League, múltiples Balones de Oro, y más de 930 goles en su carrera. No necesita demostrar nada. Pero cada partido parece ser una declaración final, un “aquí sigo” a quienes ya lo ven como un mito del pasado.

Yamal, en cambio, representa el impacto precoz. Fue figura en la Euro 2024 con apenas 16 años, marcando goles, dando asistencias y jugando con una madurez impropia para su edad. Si levanta el trofeo este tarde, igualará en títulos internacionales mayores a Cristiano con apenas 17 años. Ese dato, por sí solo, lo resume todo. Es la irrupción del futuro convertida en presente. Un jugador que no teme el escenario, que no necesita tiempo para aclimatarse. Simplemente, juega.

España llega con 23 partidos oficiales sin perder. No solo gana: lo hace jugando bien y con la misma identidad que consiguió ser bicampeón de Europa y Campeón del Mundo en la generación de Xavi e Iniesta. Portugal también viene en ascenso. Venció a Dinamarca, a Alemania y ahora va por su mayor reto. En el historial, la Furia Roja domina: 17 victorias en 34 partidos, contra apenas seis triunfos lusos. Aunque en una final, los números no siempre importan.

Y en el fondo de todo, pese al título de Nations League estará en juego, la imagen que más quedará será la de ese cruce simbólico entre generaciones. Cristiano, que transformó a su selección y marcó una era entera del fútbol, se mide a un joven que nació cuando él ya jugaba en la elite. Yamal no solo representa el futuro: lo está haciendo presente.

Lo que veremos esta tarde es fútbol, sí, pero también un relato histórico. El jugador que se va y el que llega para ser la nueva cara de está generación de futbolistas