La final que no podrá disputar Lautaro Martínez por haber caído este miércoles 3-0 contra el Milan en el clásico (la ida había sido 1-1) es en la que darán el presente otros dos argentinos: Santiago Castro y Benja Domínguez, con este Bologna que sigue en franco crecimiento en Europa, irán el 14 de mayo por la Copa Italia, que sería el primer título de sus carreras. Este jueves, con 45′ del ex Gimnasia (el centrodelantero no entró), el equipo terminó de sentenciar la serie de semifinales ante el Empoli con un 2-1 que estiró el global a un contundente 5-1.

Así, ambos tendrán la posibilidad de redondear una temporada que, hasta ahora, viene siendo de ensueño para el equipo que dirige Vincenzo Italiano: disputó la Champions por segunda vez en su historia (quedó en el 28° puesto en la fase de liga; la anterior participación, en la 1964/65) y se mantiene en el cuarto puesto de la Serie A por sobre la Juventus, quedándose así con el que sería el último cupo para el próximo torneo más importante del continente (existe la posibilidad de que sume uno más por ranking, como el año pasado).

Hasta el momento, Santi Castro, de destacada presencia en el Preolímpico del año pasado y una vez en el banco de la Selección Mayor, es el argentino que viene teniendo más actividad en el Bologna: suma 2.592 minutos en 40 partidos en la temporada (30 titularidades) y 10 goles, lo que demuestra que rápidamente se ganó un lugar en el 11 en su primera experiencia en Europa. De hecho, el DT usó la Copa Italia para darle rodaje fundamentalmente al otro centrodelantero del plantel, el neerlandés Thijs Dallinga, habitual suplente del ex Vélez.

Benja Domínguez, por su parte, también está siendo importante: lleva jugados 1.253 minutos en 24 encuentros, de los cuales en 14 fue desde el arranque, con cuatro goles convertidos y tres asistencias convidadas. Un buen registro para quien también está en su primera temporada en Europa, luego de haberse ido de Gimnasia a mediados del año pasado.

26 goles en 50 partidos con el Atlético de Madrid. Además, cinco asistencias. Julián Álvarez continúa con su temporada bestial y este jueves volvió a demostrar toda su jerarquía en la goleada 3-0 contra el Rayo Vallecano por la Liga Española: a los 77′, con el partido 2-0, picó al espacio, recibió una gran asistencia de Griezmann y definió de muy buena manera para vencer a Augusto Batalla, otro ex River como él. Un grito más a una cuenta personal que se agranda todas las semanas y demuestra que los casi 80 millones de euros que costó su pase terminaron siendo baratos…

Un tanto con el que no solo supera a Vinicius en goles generados en esta Liga (17 a 16), sino que también pone a esta temporada como la más goleadora de su carrera: hasta ahora, era la 2021 con River (25 en 56 encuentros), aquella con la que despertó el interés de los gigantes del mundo (el Manchester City lo terminaría comprando a fines de año, para dejarlo cedido hasta mediados del 2022) y se posicionó como un centrodelantero top.

Curiosamente, a pesar de su valioso aporte, podría irse de vacaciones a mitad de este 2025 por primera vez sin levantar un título desde su llegada a Europa: con la Liga prácticamente perdida (está a 10 puntos del Barcelona con 15 en juego), solo le quedará el Mundial de Clubes, en el que el Atlético de Madrid integra el grupo B junto al PSG, Botafogo y Seattle Sounders (fue eliminado en octavos de la Champions contra el Real Madrid y en semifinales de la Copa del Rey ante el Barcelona).

Finalizado este partido contra el Rayo Vallecano, con el que el Atlético quedó a un punto de asegurarse jugar la próxima Champions, Julián fue consultado acerca de los rumores antes de la temporada que ponían en duda si iba a poder rendir al máximo con el Cholo Simeone: «La gente dice cosas, pero intento no prestar demasiada atención a las opiniones. Me concentro en mí mismo, en defender los colores de mi equipo y en seguir mejorando», explicó.

«Seguro que sus goles hablan del futbolista. Nosotros estamos conociendo a la persona y es más importante que el futbolista. Vino a querer ganar y es importante que nosotros, todos juntos, le ayudemos a él y él a lo que necesita el equipo», lo elogió el Cholo.

Era previsible. A pesar de haber tenido un arranque de partido prometedor, en el que se notaron las ganas y la ilusión de lograr su primera victoria en esta Sudamericana, Defensa y Justicia no logró imponerse ante Universidad Católica ni resistir los 2.850 metros sobre el nivel del mar que implica jugar en Quito.

El oxígeno de Defensa sólo duró 45 minutos. En el primer tiempo se vio lo mejor del Halcón: aunque arrancó en desventaja luego de que le cobraran un penal en contra por mano de González en el área, el equipo de Pablo de Muner consiguió empatarlo rápido con un golazo de tiro libre de Kevin Gutiérrez, que alimentó las ganas de poder darlo vuelta. Eso, sumado a que el equipo local no se asoció bien y solamente lograba lastimar con pelotazos largos, hizo que Defensa aumentara el porcentaje de posesión del balón y pudiera generar juego.

Sin embargo, las expectativas se terminaron desvaneciendo con el desarrollo del complemento: la falta de aire lo obligó a tirarse atrás y esperar a un rival que, si bien tuvo muchas imprecisiones en las conexiones ofensivas, insistió tanto que terminó encontrando los espacios y liquidó a un Defensa que profundiza su inestabilidad. Aún no ganó en la Copa y, en el ámbito local, está afuera del top 8. No toma vuelo.