La eliminación ante Racing en la semifinal de la Copa Sudamericana había sido un golpe duro para Corinthians. Tras el partido, incluso, algunos barras de la torcida organizada del Timao aparecieron en la concentración del hotel en Buenos Aires y reclamaron a los gritos la renuncia de Ramón Díaz. Y, encima, había poco tiempo para preparar el clásico ante Palmeiras, con el fantasma del descenso respirando cerca.

Tan grande era la tensión en el estadio Arena que, con el partido 0 a 0, a los 28 minutos del primer tiempo, los fans arrojaron una cabeza de cerdo antes de un corner. Esto fue claramente un mensaje de insatisfacción a los jugadores.

Aunque los del Pelado Díaz dieron una demostración de carácter y ganaron 2 a 0 en el clásico paulista. Además, vencer a Palmeiras es uno de los principales objetivos que siempre tienen los hinchas de Corinthians cuando empieza el año, así que no solo estuvo la satisfacción de quedar cuatro puntos por encima de la zona roja, y a uno de la clasificación a la próxima Sudamericana.

El 1 a 0 fue de Rodrigo Garro, el ex Talleres. Una revancha para el argentino que había fallado un mano a mano con Gabriel Arias cuando los paulistas vencían 1 a 0 a la Academia en Avellaneda. El 2 a 0, de Yuri Alberto, en otra definición desde un ángulo cerrado, tras un pase de Garro en un contraataque.

El arquero de Corinthians, Hugo Souza, se lució con una atajada espectacular. En otra, lo salvó el travesaño.

El neerlandés Memphis Depay arrancó el partido para Corinthians, mientras que Ramón en el segundo tiempo mandó a la cancha a Ángel Romero. Para el Verdao jugaron Aníbal Moreno (amonestado por un foul a Garro) y el delantero José López.

La derrota fue un golpe fuerte para el Palmeiras de Abel Ferreira. Necesitaba ganar para alcanzar la línea de Botafogo, el líder del Brasileirao. El Fogao juega este martes ante Vasco y, de ganar, le sacará seis puntos al equipo del DT luso.

Una vez más, el Brasileirao dio una demostración de competitividad, con un equipo que al mismo tiempo que se aleja del descenso queda a un punto de ingresar a un torneo continental. Obvio: un torneo en el que a ningún dirigente se le ocurre anular las pérdidas de categoría en pleno certamen. Eso es seriedad.