Está claro que el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes. Pero también es cierto que para Luis Enrique, jugar la final de la Champions iba más allá de lo que ocurriera dentro del campo de juego. En 2015, el español se había llevado todas los flashees junto con Xana, su hija, con quien festejó el título en el campo de juego. En 2019, luego de aquella conquista, la hija del entrenador falleció a los nueve años luego de luchar cinco meses contra un osteosarcoma, un cáncer que afecta a los huesos y es frecuente en la infancia. Claro, la imagen de la hija del DT clavando la bandera del Barcelona con su papá al lado, se había convertido en una especie de hito para que ahora sea PSG el que levantará la Orejona. Es por ello, que tras el triunfo en Múnich, los hinchas del conjunto francés, le dedicaron una emocionante bandera al entrenador.

Detrás del triunfo, de los goles, de la excelencia del PSG, aparece la emoción de la conquista. Antes de la final, gran parte de los focos estaban puestos en Luis Enrique, quien volvió a una final de Champions tras 10 años. En 2015, el DT español había levantado la Orejona con el Barcelona tras vencer 3-1 a la Juventus en Berlin. Claro, aquella final se había convertido en una especie de símbolo para el técnico, que por aquel entonces había sido fotografiado con su hija Xana festejando el triunfo en el circulo central.

Para quienes no conozcan la historia, todo comenzó en 2019, cuando el DT decidió tomarse un descanso laboral por motivos personales. En junio de ese año, Luis Enrique decidió abandonar su cargo como entrenador de España para abocarse de lleno a su familia y más precisamente a la salud de Xana. El 29 de agosto de 2019, el entrenador compartió la noticia de la muerte de su hija, algo que tomó por sorpresa a muchos dada la discreción que manejó la familia.

Desde allí, el entrenador llevó adelante una lucha interna que le permitió salir adelante y rehacer su vida tras la muerte de hija. De hecho, el técnico ha contado como logró salir del dolor de la pérdida. «Yo me considero un afortunado, soy muy afortunado. Mi hija Xana vino a vivir con nosotros nueve años maravillosos», contó. Es más, el propio entrenador creó la Fundación Xana, que se encarga de asistir a niños y familias que atraviesan enfermedades graves.

Y ahora, el entrenador logró darle un regalo a Xana. En Múnich, su PSG dio una clase magistral de fútbol para celebrar la primera Champions League de su historia. Tras el triunfo, el DT se calzó una remera en la que aparecía él y Xana clavando la bandera del conjunto francés para recordar aquella foto en Múnich.

Además, los hinchas del conjunto francés le dedicaron una gran bandera al DT. Luego de la premiación, los ultras desplegaron un trapo en el que se apreciaba al entrenador junto a Xana, que llevaba la camiseta del PSG, mientras Luis Enrique clavaba la bandera del conjunto parisino en el centro del campo.

Tras el triunfo, el entrenador habló sobre la ausencia de su hija en medio de los festejos. «Xana está con la familia y los amigos, se gane o se pierda. Cuando uno ama a personas desde el corazón, siempre está. Hoy estaría corriendo por aquí. Es bonito», dijo el DT.

Khvicha Kvaratskhelia, extremo nacido en Georgia, logró anotar en la histórica final entre PSG e Inter. Fue 5-0 para los franceses. Uno de los puntos altos de los parisinos y autor del cuarto gol de la paliza deportiva. Desde luego, se colgó la medalla de campeón en Múnich. Y es protagonista de una particularidad: volvió a gritar un éxito contra el equipo italiano en apenas una semana. ¿Cómo?

Kvaratskhelia fue jugador de Napoli hasta enero de este año, cuando pasó a PSG por 70 millones de euros. Fue uno de los pases del mercado de invierno en suelo europeo. Refuerzo top para Luis Enrique en ese entonces.

Hasta ese momento, había jugado 17 partidos en la temporada 24-25 de Serie A para Napoli, convirtiendo cinco goles. Además, dos encuentros por Copa Italia. Por tal motivo, el pasado viernes 23 de mayo, el georgiano festejó por la consagración de los napolitanos en la liga italiana, ya que formó parte de la campaña del equipo de Antonio Conte. El subcampeón fue justamente el Inter de Lautaro Martínez.

¿Sus números finales en Napoli? 107 partidos, 30 goles y dos títulos en esta institución para KK. Luego, ya con PSG, el de Tiflis sumó minutos en todas las competencias y terminó alzando tres trofeos en este semestre. Va por un cuarto en el Mundial de Clubes. 25 partidos, siete gritos y ya tres estrellas en su pecho. Impresionante y un futuro enorme por delante.

El PSG hizo historia. Después de tanto luchar, el conjunto parisino consiguió la tan ansiada Champions League con una contundente victoria por 5-0 ante el Inter. Y gran parte de eso es gracias al tremendo equipo que logró conformar Luis Enrique, que supo reinventarse tras la salida de Mbappé y le dio forma a un plantel que se hizo aún más competitivo a pesar de la partida de su gran estrella.

Es así que, ya en el Real Madrid, Mbappé vio cómo su ex equipo levantó la Orejona justo en la temporada siguiente a la que decidió marcharse, y claro que eso no le pasó desapercibido y fue uno de los primeros jugadores en expresarse luego de la impactante goleada contra el Inter.

«Por fin ha llegado el gran día, la victoria y al estilo de todo un club. Felicidades, PSG», escribió el francés en su cuenta de Instagram junto a una imagen de la Champions League.

Así, Mbappé no se olvidó de su ex equipo, con el que tanto intentó alcanzar este logro pero que no pudo cumplir hasta su salida al Real Madrid. De igual modo, el delantero festejó a la distancia la consagración de ese club en el que tantos años pasó y fue la figura año a año.

«Sin Kylian Mbappé seremos mejores», declaraba el técnico español hace un año cuando recién estaba confirmada la llegada del francés al Real Madrid. Claro que en ese tiempo los dichos del DT hicieron ruido, ya que se trataba de la partida de la gran figura del equipo, quien asumía la responsabilidad y guiaba al plantel a luchar por grandes cosas. Pero la realidad es que el tiempo le terminó dando la razón a Luis Enrique.

Y es que el técnico justificaba sus dichos diciendo que «con Mbappé teníamos un jugador que iba por libre. El hecho de tener un jugador que se movía por donde él quería implica que hay situaciones del juego que yo no controlo. Ahora lo controlo todo», explicaba en Movistar+. Y es que justamente el español decía que «si alguien marca 40 goles, desde luego no le cerraremos las puertas, pero si me baso en mi experiencia, es mejor tener cuatro jugadores que marquen 12 goles», algo que hoy consigue de la mano de jugadores como Dembelé, Doué o Kvaratskhelia. Además, con el ex Barcelona consiguió aceitar algo que con Mbappé no podía: asfixiar al rival en la salida, algo que quedó clarísimo en la final contra el Inter.

Así, Luis Enrique disfruta de su segunda Champions como entrenador, 10 años después de alcanzar la gloria con el Barcelona, y eso que ahora no cuenta con las grandes figuras que el equipo tuvo en el pasado. Pero a fin de cuentas, el tiempo igualmente le terminó dando la razón.