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ECONOMIA

Argentina apunta a ser potencia en cobre: aprobaron el primer RIGI por u$s2.700 millones

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El cobre finalmente ingresó al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones. El primer proyecto aprobado es Los Azules, ubicado en San Juan, que tiene prevista una inversión por 2.7000 millones de dólares para construir una mina en alta cordillera, tal como anticipó iProfesional hace algunas semanas. Así lo anunció el ministro de Economía Luis Toto Caputo, a través de su cuenta de X.

El proyecto cuprífero es el octavo que ingresa al régimen luego de que se aprobó y reglamentó hace más de un año. Pero es el pionero en minería metalífera, ya que los autorizados hasta ahora del sector minero eran dos que planean producir litio y el resto de energéticas.

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Que produzca cobre configura no solo el monto de inversión, ya que se trata de una de las propuestas más grandes que la industria minera propuso para el régimen, sino que también generará una gran cantidad de puestos de trabajo y tiene una vida útil prevista de más de 20 años.

La mina tiene en su plan producir cobre puro, a través de un proceso que le permite generar en el lugar cátodos, que son unas placas que tienen un 99,9% de pureza. Por eso, será clave en la generación de divisas pero también para la industria local.

Según estimó en su publicación en redes el ministro de Economía, esperan «exportaciones por 1.100 millones de dólares anuales». A su vez, desde la empresa aseguraron que cuando alcancen el máximo de producción tendrán la capacidad para abastecer el mercado argentino de cobre. Una de sus alianzas clave tiene que ver con esto: la automotriz Stellantis tiene el 15% de las acciones, ya que invirtió en la etapa de exploración a cambio de asegurar su suministro.

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Los Azules y el plan para el RIGI

El plan de inversiones que presentó en el régimen la empresa McEwen Copper, a cargo de Los Azules, incluye la construcción de la mina, que hoy se encuentra en un estado muy avanzado de exploración y está preparando su informe de factibilidad para salir a buscar inversores en el mercado internacional.

Los Azules

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Debido a que se trata de un proyecto en alta cordillera, tienen pensado hacer un campamento para más de 1.500 personas, además del que ya tienen. También deben adquirir la maquinaria y empezar a construir la planta en la que tratarán el material extraído de las montañas.

Otro de los pasos que deben realizar es la infraestructura de caminos, ya que están el límite con Chile, a 8 horas de la ciudad de San Juan y a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Sumarán líneas eléctricas, ya que el proyecto tiene pensado funcionar con energía eléctria, que además buscan que se produzca toda a través de fuentes renovables.

Debido a todos estos desafíos en materia de construcción, se espera un pico de mano de obra alto durante este tiempo, que podría ser de cerca de dos años, que superará los 3.500 empleos directos y otros 5.000 indirectos. Según el cronograma que tenían planteado, podrían tener los primeros cátodos de cobre en 2029.

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Una señal para el sector metalífero

El ok del gobierno nacional al ingreso al régimen de Los Azules es una buena noticia para todo el sector metalífero. Es que hasta el momento hubo 22 presentaciones y de estas solo dos proyectos mineros accedieron a los beneficios: la planta de litio Rincón de Rio Tinto (2.700 millones de dólares) y Hombre Muerto Oeste de Galan Lithuim (217 millones de dólares).

Quedaban otras 10 propuestas en análisis, hasta que Los Azules se sumó este viernes a la lista de los aceptados. Dentro de los pendientes hay dos proyectos de oro: la ampliación de Veladero y la nueva vida de Gaulcamayo, ambos en San Juan, por más de u$s1.200 millones.

Se sumó recientemente Glencore con las mayores inversiones que se juegan la posibilidad de entrar al régimen, ambas de cobre: El Pachón por u$s9.500 millones y MARA por otros u$s4.000 millones.

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Con tiempos más largos de exploración y vida útil, los metales tradicionales y preciosos como el cobre, el oro o la plata estaban a la espera de que alguna de las propuestas prosperara. En especial porque es un sector que lleva tiempo sin nuevas minas que abran en Argentina.

Desde la Patagonia los productores de oro vienen alertando por la baja en la productividad de sus yacimientos, mientras que desde 2018 Argentina no produce cobre, ya que cerró la única mina moderna de este metal que estuvo en producción.

El apoyo a Los Azules del Banco Mundial

El miércoles, el proyecto de cobre hizo un anuncio clave cuando la Corporación Financiera Internacional (IFC) firmó un acuerdo para trabajar con ellos para darle más competitividad en la búsqueda de financiamiento.

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El yacimiento de cobre se encuentra desde hace años buscando alianzas para obtener la liquidez para poner en marcha la mina. Por eso, que el Banco Mundial a través de la corporación lo apoye, es una llave para destrabar el ingreso de dinero que necesitan.

Los términos del acuerdo incluyen que la IFC los acompañará en la certificación de los criterios de impacto ambiental, social y de gobernanza. Además, no descartaron en un futuro ser también parte del esquema de financiamiento del proyecto de cobre.

Los Azules fue el primer proyecto de cobre en pedir el ingreso al RIGI, en febrero de 2025. El primer anuncio de la empresa era una inversión inicial de u$s270 millones, con los que iban a terminar los estudios de ingeniería y factibilidad durante este año. 

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Para una siguiente etapa anticiparon otros u$s2.500 millones. A mediados de este año la empresa cambió esta presentación y unificó las dos etapas, solicitando el monto que finalmente le aprobó el Comité Evaluador del régimen.



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ECONOMIA

Dólar, tasas, acciones y bonos: cómo se movió el mercado financiero en la recta final hacia las elecciones

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El dólar se fortaleció en todos los segmentos (EFE)

En la semana previa a las elecciones legislativas, el mercado financiero argentino mostró una marcada tensión. La suba del dólar en todos los segmentos, las tasas de interés en niveles elevados y la caída de las acciones y los bonos —aún después del anuncio del swap con el Tesoro de Estados Unidos— reflejan el clima de cautela e incertidumbre que domina a los inversores.

El tipo de cambio volvió a escalar en todas sus variantes. En el segmento mayorista, el dólar cerró a $1.490,50 para la venta, con un aumento de 15,50 pesos o 1,1% en la jornada. En el Banco Nación, el billete minorista subió a $1.515, mientras que el promedio de los bancos privados se ubicó en $1.518,74, un 1,5% por encima del día anterior.

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Las cotizaciones financieras también acompañaron la tendencia alcista. El dólar MEP trepó a $1.586,24, con un avance de 3,2%, y el contado con liquidación (CCL) alcanzó los $1.610, con un incremento de 3,3%. En el mercado informal, el dólar “blue” subió 40 pesos o 2,7%, hasta $1.540 para la venta, un nivel que no se observaba desde mediados de septiembre.

El volumen operado en el mercado de cambios superó los USD 718 millones, casi 320 millones más que en la sesión anterior. A pesar de la intervención oficial, las reservas internacionales del Banco Central retrocedieron 776 millones, para quedar en USD 40.539 millones.

Según operadores del mercado, la rueda “volvió a mostrar una marcada presión compradora, con demanda sostenida de cobertura y escasa oferta genuina, en un contexto de elevada tensión preelectoral”. Otro analista graficó el ánimo de los inversores señalando que “más que un ‘show me the money’, el mercado está en una postura de ‘mostrame los votos’, a la espera del resultado electoral”.

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En paralelo, las tasas de interés continúan siendo un factor clave en la dinámica financiera. Los rendimientos de las letras y bonos en pesos se mantienen en niveles muy altos, impulsados por la falta de liquidez en el mercado y la necesidad de contener las presiones sobre el tipo de cambio. Las LECAP ofrecen tasas efectivas mensuales cercanas al 4,8%, mientras que las operaciones de muy corto plazo se pactan a niveles aún más elevados.

Esta estrategia busca sostener la demanda de pesos en un contexto de incertidumbre, aunque genera preocupación por el impacto sobre la actividad económica y el financiamiento productivo. En el mercado estiman que las tasas permanecerán altas al menos hasta después de los comicios, cuando se disipe la volatilidad cambiaria y el Gobierno defina si continuará con la política de endurecimiento monetario.

Un informe reciente advirtió que el Tesoro “se prepara para otros 60 días de tasas altas y una economía debilitada”, lo que refuerza la idea de que no se esperan cambios inmediatos en la estrategia oficial. En ese marco, la escasez de crédito y los altos costos financieros se convirtieron en un condicionante adicional para las empresas y para los consumidores.

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La jornada bursátil también reflejó la cautela de los inversores. Pese a la confirmación del Banco Central de que ya recibió los USD 20.000 millones correspondientes al swap con el Tesoro estadounidense, las acciones y los bonos soberanos volvieron a caer. El anuncio, que en otro momento podría haber generado un alivio, no logró revertir el clima negativo.

Los bonos Globales en dólares descendieron en promedio 0,9%, mientras que los Bonares con ley local retrocedieron 0,8%. El riesgo país avanzó 27 puntos básicos y cerró en 1.075 unidades. En el segmento accionario, el índice líder del mercado porteño registró una suba de 1,2% en pesos, hasta los 2.002.848 puntos, aunque en términos de dólares la variación fue neutra por la depreciación del tipo de cambio.

Nicolás Cappella, analista de IEB, resumió la situación: “Los bonos en dólares devuelven la suba del lunes, luego de que se anunciara el avance en un proceso de recompra de deuda. La incertidumbre electoral pesa más que el anuncio del swap”. En la misma línea, se señaló que el acuerdo de intercambio de monedas “no modifica las reservas netas”, por lo que su efecto inmediato sobre la posición del Banco Central es limitado.

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La volatilidad del dólar, la falta de señales claras de política económica y la cercanía de los comicios llevaron a una toma de ganancias entre los inversores, tanto locales como del exterior. En Wall Street, las acciones argentinas operaron con comportamiento mixto, aunque predominó la baja en los papeles de los bancos y las energéticas, sectores más expuestos a los movimientos del tipo de cambio.

El balance de las últimas jornadas muestra un patrón claro: el dólar se fortalece en todos sus segmentos, las tasas permanecen elevadas y los activos financieros ceden posiciones pese a los intentos del Gobierno por reforzar las reservas. En la recta final hacia las elecciones, el mercado opera con extrema cautela y una marcada preferencia por la cobertura.

El anuncio del swap de 20.000 millones de dólares, aunque representa un respaldo de liquidez, no alcanzó para modificar las expectativas. Los inversores esperan conocer el resultado electoral antes de tomar nuevas posiciones de riesgo, en un contexto en el que cada señal política o económica puede tener un impacto directo sobre el comportamiento de los activos financieros.

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ECONOMIA

Se agota el «efecto Bessent»: el BCRA tuvo que intervenir y la City debate si el dólar puede bajar

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El «efecto Bessent» se agotó en la recta final de la campaña electoral: el dólar volvió a tocar el techo de la banda de flotación, obligando al Banco Central a vender, como en la corrida de septiembre. Y, en el mercado de futuros, los contratos a octubre ya cotizan por encima del techo de la banda. En otras palabras, hay gente que paga cobertura porque prevé que dentro de 10 días el tipo de cambio mayorista estará encima de $1.500.

Es cierto que la cifra de u$s45,5 millones vendida por el Central no impresiona por su volumen, pero eso no resta nerviosismo en el mercado. Para empezar, hay analistas que sospechan que los u$s120 millones que, en teoría, había comprado el Tesoro la semana pasada, en realidad implicaron un sacrificio de reservas del Central.

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Y el nerviosismo se acentúa por el antecedente de septiembre, cuando también se había empezado a vender con un número bajo, pero en apenas tres jornadas la demanda llegó a u$s1.100 millones.

Lo que agrava la sensación de corrida cambiaria es que, a diferencia de lo que pasó en septiembre, ahora se produce incluso con la protección del gobierno estadounidense al plan económico

En aquella corrida, solo había un sistema de banda de flotación cambiaria, y la promesa de Luis Caputo en el sentido de que estaba dispuesto a vender hasta el último dólar que le pidieran. Su argumento era que, tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el balance del BCRA estaba saneado. Y que, además, al comprar dólares los inversores «sacaban pesos de la cancha», con lo cual el mercado se estabilizaría.

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A diferencia de lo que ocurría en aquel momento, ahora ya nadie considera un motivo de festejo que el BCRA haya «absorbido» pesos del mercado por un monto de $67.795 millones -la contrapartida de su venta de dólares-.

En realidad, nadie esperaba que fuera necesaria esta nueva intervención en el techo de la banda después de la saga de acontecimientos de las últimas semanas. Que incluyen el antecedente de que el US Treasury «comprando pesos» por un monto que se estima en más de u$s600 millones, además un contundente respaldo político por parte del mismísimo Donald Trump, la oficialización del swap de monedas por u$s20.000 millones y el anuncio de un futuro canje de deuda con el respaldo de organismos internacionales de crédito.

Y, sin embargo, ninguno de estos golpes de efecto ha sido suficiente para impedir lo inevitable: que ante una elección de resultado incierto los argentinos dolaricen sus portafolios casi por completo.

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«Se corrió el Tío Bessent, esperemos que vuelva mañana porque quedan tres días complicados», comentó el analista Christian Buteler, en una frase que sintetiza el humor del mercado. En el estado de situación actual, tres jornadas de corrida bancaria tienen un poder de desestabilización que no debe ser subestimado.

Sale Scott Bessent, entra Santiago Bausili

Si había un límite que el gobierno creía que no se iba a cruzar era, precisamente, el de la venta de divisas por parte del BCRA. ¿Cómo interpretar esta situación? ¿Scott Bessent cambió de tesitura, se cansó de pulsear y perder contra el mercado argentino? ¿O, como dicen sus críticos en Estados Unidos, ya cumplió su verdadero objetivo, que era facilitarle una salida a los fondos de inversión que había apostado fuerte a activos argentinos?

Nadie lo sabe con certeza, pero lo cierto es que el panorama cambió drásticamente desde la primera intervención del Treasury, en la que le bastó el anuncio de que había vendido dólares -luego se supo que era apenas u$s24 millones- para desplomar la cotización hasta $1.349. Apenas 10 días más tarde, el tipo de cambio mayorista cerró en $1.490, lo que implica una suba de 7,5% desde el inicio del efecto Bessent.

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Todavía no está claro si los dólares que usó el BCRA son imputados a sus reservas líquidas o al nuevo swap de monedas con el Tesoro estadounidense, que se oficializó el lunes. Si se tratara del segundo caso, implicaría que el swap ya está activado, lo que impone a Santiago Bausili la obligación de un repago a corto plazo con intereses. Pero, en el lado positivo, podrá contabilizar los u$s20.000 millones como parte de las reservas brutas, algo que podría funcionar como elemento disuasor para los compradores de dólares.

En todo caso, lo que el mercado está interpretando es que ya se entró en otra etapa del plan económico, en la que posiblemente ya no se vuelva a ver al US Treasury interviniendo en el mercado cambiario argentino, sino que el protagonista volverá a ser el Banco Central. Esto podría implicar un sacrificio alto de reservas, aun cuando esa política sólo dure tres días. El volumen del mercado spot llegó a u$s700 millones, un nivel alto, casi el doble del promedio histórico, lo cual da la pauta de la demanda potencial.

Algunos economistas argumentan que, pese a las declaraciones iniciales de Bessent -en las que afirmó que el peso argentino estaba «subvaluado«-, en realidad la estrategia consiste en no impedir la devaluación, pero manejar el tiempo, para que luego de las elecciones no sea necesario un «overshooting».

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Así, Carlos Rodríguez, ex viceministro de economía y ex rector de la Ucema -además de ex asesor de Javier Milei-, observó que el detalle importante es que en el mercado paralelo, el dólar minorista, el MEP y el «contado con liqui» están en sus valores históricos más altos.

«El mercado lo está logrando sin corridas cambiarias, un poco cada día. Creo interpretar que el Tesoro de Estados unidos no está impidiendo que esto pase, sino que ayuda a que lleguemos normalmente a las elecciones. El lunes será otro día muy diferente», argumenta.

La dolarización, cerca del techo

Y ahí es donde se está centrando el debate del mercado: el crucial «día después» de las elecciones. Y lo que algunos analistas afirman es que hay que mirar al mercado paralelo para ver cuál sería un tipo de cambio de equilibrio.

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En un panorama en el que, salvo el gobierno, nadie cree posible la continuidad del esquema de banda de flotación, el valor del «contado con liqui» -el que se usa para dejar divisas depositadas fuera del país- llegó a los $1.613. Y es un nivel que muchos consideran un buen referente para el momento post electoral.

Después de todo, el influyente banco de inversión Morgan Stanley consideró que, en el mejor escenario electoral para Milei, el tipo de cambio se estabilizaría en $1.700 para diciembre. Ese precio es un 9% superior al techo de la banda de flotación de esa fecha, pero solo un 5% del valor actual del CCL.

En cuanto al pronóstico que puede inferirse de los contratos en el mercado de futuro, la expectativa de la cotización para diciembre es de $1.612 para el tipo de cambio oficial. Esto implicaría un salto relativamente pequeño, de $10 en la semana posterior a las elecciones, y un ajuste moderado de 7% en los dos meses siguientes.

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Hay quienes argumentan que la alta dolarización llegó al punto de que queda muy poca liquidez como para que se pueda sostener la demanda de dólares por parte del público. Según las cifras oficiales, el 40% del M2 -el dinero transaccional- tomó cobertura en dólares, algo que los economistas sostienen que responde a una situación excepcional, y que no puede prolongarse sin que se produzca un quiebre en la cadena de pagos.

Pero es, en realidad, un debate interminable, porque hay muchas formas de medir la liquidez, dependiendo de si se considera sólo cuentas a la vista, depósitos a plazo fijo y bonos del Tesoro.

Lo cierto es que en apenas tres semanas hubo una fuerte caída en el volumen de depósitos en pesos, que bajó desde los $100 billones hasta $92 billones. Y, en contraste, los depósitos bancarios nominados en dólares subieron desde u$s34.000 millones hasta u$s35.133 millones.

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¿El lunes puede caer el dólar?

Esas cifras, para algunos, son la antesala de una descompresión en el mercado -partiendo, claro, del supuesto de que Milei tendrá un resultado aceptable en la legislativa del domingo-.

«A partir del lunes veremos una andanada de ventas de dólares de los que apostaron a una devaluación pero tienen que seguir pagando sueldos, proveedores, tarjetas», pronosticó Antonio Aracre, el ex CEO de Syngenta que se ha erigido en uno de los principales defensores del plan económico.

Su argumento no se basa solamente en la situación política, sino además en una cuestión estacional: es típico que sobre fin de año las empresas vendan dólares por una mayor necesidad de liquidez, para pagar aguinaldos y saldar obligaciones financieras.

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En la misma línea, Ariel Sbdar, fundador de la «fintech» Cocos, previó que pasadas las elecciones habrá un flujo vendedor de divisas. El financista compara el tipo de cambio actual con el previo a la elección provincial bonaerense de septiembre, en la que el peso estaba mucho más apreciado -$1.355 el viernes preelectoral- y observa que ahora no solo hay una moneda más devaluada, sino que el mercado está cubierto por la alta demanda de las últimas semanas.

«Ojo, porque si al Gobierno le va bien, la semana que viene vamos a decir ‘todos tenemos dólares y tenemos que gastar pesos’. Y en ese exceso de cobertura puede ocurrir que el gobierno tal vez no tenga que hacer nada con la banda y el dólar vaya para abajo», afirmó el financista.

También en este sentido hay antecedentes: tanto en la gestión de Caputo como en gobiernos anteriores, hubo momentos en los que se dejó subir al dólar y luego se favoreció una baja brusca, como forma de «castigo a la especulación».

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Claro que también hay muchos en la vereda opuesta, que sostienen que la demanda por dólares no tiene límite cuando el mercado pierde la confianza en la capacidad del gobierno para mantener la estabilidad.

A pesar de los anuncios sobre asistencia con dólares frescos y recompra de deuda -algo que debería redundar en una baja de las tasas de interés-, hay indicadores que siguen jugando en contra. Por ejemplo, el saldo comercial de septiembre confirmó que la vocación dolarizadora no es solamente en billetes verdes, sino también en stock de mercaderías por parte de las empresas, con un récord de importaciones por u$s7.200 millones.

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ECONOMIA

La incertidumbre electoral llevó a los mercados a apostar a ciegas en lugar de invertir

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Los inversores apuestan a ciegas. No hay ciencia que pueda predecir el resultado electoral del domingo y el mercado se transformó en un juego de azar. Sienten que no están invirtiendo, sino apostando y juegan a la moneda más fuerte. La incertidumbre no lleva a pensar en que hay chances para el resultado positivo.

En ambos casos, si apuestan al dólar o al peso, las que decidirán si pierden o ganan serán las urnas. Hoy los inversores están en manos de los electores y de un laberinto de situaciones que las encuestas no pueden descifrar como el presentismo electoral.

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El temor no responde a la razón. Los bonos soberanos cuentan con fondos para ser pagados garantizados no solo por los dólares del FMI y de Estados Unidos, sino por el post positivo del día de Scott Bessent, el secretario del Tesoro norteamericano, que ayer cumplió con la cuota de buenas noticias diarias que hay que dar hasta las elecciones y posteó que no dejarán que haya “un estado fallido” en la Argentina. Si el emisor de dólares apoya, ¿por qué cubrirse con la moneda que en el futuro no debería faltar? Tal vez esa no sea la causa y sí que vean como inevitable una devaluación en la que están de acuerdo Estados Unidos y el FMI.

Lo cierto es que el Banco Central junto al Tesoro de Estados Unidos batallaron ayer en el Mercado Libre de Cambios donde se operaron USD 718 millones y el dólar mayorista se arrimó a la banda superior de $1.491,07 al cerrar a $1.490,50 o sea $15 (+1%) por encima del día anterior. El Tesoro norteamericano vendió alrededor de USD 300 millones, mientras el Banco Central intervino con USD 45 millones en el renglón del dólar MEP que amenazaba llegar a $1.600 y cerró en $1.591,57 con un alza de $39 (+2,5%). El contado con liquidación (CCL) subió $38 (+2,4%) a $1.607,69 y por primera vez se quiebra el techo de los $1.600. El dólar “blue” dio un salto de $40 (+2,7%) a $1.545.

El Banco Central aguardaba con una cuantiosa oferta en el máximo de $1,491 del mercado spot al que nunca llegó el dólar.

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Lo que sucedió ayer en la plaza cambiaria resultaría una herejía hace pocos meses cuando el presidente Javier Milei predicaba que iba a ser comprador de dólares cuando bajara a $1.000. Jamás imaginó que los sucesivos errores políticos lo llevarían a este terreno, porque todo lo que sucedió después es responsabilidad de quienes diseñaron la política electoral. El castigo más grande fue triunfar en las legislativas de la Ciudad de Buenos Aires, donde debutó el armado del Triángulo de Hierro que, a partir de ese momento creyeron haber encontrado la fórmula del éxito que los animó a lanzar el slogan “Vamos a pintar el país de violeta”. La provincia de Buenos Aires le dio un enorme mensaje, “faltan pintores”. La derrota se pareció a una catástrofe con una onda expansiva que llega hasta el presente porque tras esa derrota vinieron las del Congreso donde perdieron por amplia mayoría todas las votaciones que complicaban al Gobierno mientras un grupo de legisladores propios formaban su propio bloque y el Pro votaba caóticamente.

ECONOMIA INTERNACIONAL
Boris Roessler/dpa
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Con listas que no se podían desarmar y que dejaban al descubierto errores como la candidatura de José Luis Espert en la provincia de Buenos Aires y la de la diputada Lorena Villaverde en Río Negro, ambos relacionados con causas del narcotráfico, se sintieron a la intemperie y trataron de reconstruir alianzas para llegar de la mejor manera posible. La idea de que el oficialismo iba a arrasar en el orden nacional hoy mutó en una esperanza de empate o alcanzar el 35% de los votos.

En estas líneas se resume el espanto de hoy de los inversores que buscan cubrirse en dólares a cualquier precio. Probablemente, tras las elecciones alguna devaluación los avale.

La consultora F2 que dirige Andrés Reschini señaló que “las tasas de retorno del tramo corto de la curva pesos se corrieron al alza rondando el 4,5% efectivo mensual y el CCL superó los $1.600 ante la presión de la demanda. Las tasas reales (ex ante) continúan próximas al 30% anualizado lo que puede significar una oportunidad para instrumentos ligados al CER, dado que difícilmente estos niveles puedan prolongarse mucho tiempo luego del 26 de octubre”.

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El informe agrega que “con el mayorista tocando la banda superior el mercado de futuros ajustó al alza en toda la curva, pero deja algunas señales que invitan a pensar en que no proyecta una situación caótica para luego del domingo, al menos hasta ahora dado que:

1) El volumen de operaciones cayó por segunda rueda consecutiva y desde el pico de octubre de 2,14 millones de contratos registrados en A3 el 15 de octubre el volumen recortó a 837.474 contratos.

2) El interés abierto (IA) cerró con desarme neto por segunda rueda consecutiva de USD -37 millones luego de recortar 34 millones en la rueda previa.

3) Las cotizaciones apenas superan a las del 7 de septiembre cuando se registró el último récord, pero esta vez con el tipo de cambio contra la banda superior”.

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A su vez, los bonos soberanos que tienen una paridad promedio de 56% y generan tasas de retorno atractivas sucumbieron y bajaron hasta 2% elevando el riesgo país alrededor de los 1.100 puntos básicos.

La Bolsa sigue endeble. El S&P Merval de las acciones líderes subió 1,2% en pesos, pero perdió 1,1% en dólares. Los papeles de mejor performance fueron IRSA (+4,2%) y Banco Supervielle (+3,8%).

La agonía seguirá hoy. La tensión es tan grande como la apuesta a una devaluación. Nunca los inversores se animaron a jugar fichas tan grandes contra un Gobierno que nunca retrocedió cuando tuvo que intervenir.

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