ECONOMIA
Argentinos baten récords de compra de dólares y preocupa la tendencia rumbo a las elecciones

Los indicadores que difundió el Banco Central confirman lo que todos sospechaban: que los argentinos no necesitaban que Toto Caputo les diera el célebre consejo: «compra campeón, no te la pierdas». Ya antes de la famosa frase, se habían volcado con entusiasmo al viejo deporte de adquirir billetes verdes, a un ritmo creciente.
Es así que en junio los minoristas adquirieron dólares por u$s4.357 millones, contando las compras netas de billetes en los bancos por u$s2.020 millones y otras salidas netas de divisas por u$s2.308. La cifra implica una suba de 25% respecto de mayo -el primer mes completo sin controles cambiarios-, que a su vez había sido superior en 59% a abril.
El BCRA estimó que un millón de personas compraron divisas en el sistema bancario, un nivel similar al que se había registrado en mayo.
Para tener la dimensión del nivel de compras al que se abocan los ahorristas, antes del levantamiento del cepo la suma raras veces superaba los u$s200 millones, dadas las restricciones vigentes para operar por ventanilla.
Esto da la pauta del traspaso masivo de pequeños ahorristas que antes adquirían el blue en las «cuevas» del microcentro y ahora realizan su compra de manera legal en el sistema bancario.
Si se consideran los días hábiles, entonces el promedio diario de compra está en torno de u$s200 millones diarios, una cifra que no se veía desde la crisis cambiaria de fines de 2020, que obligó a Alberto Fernández a cerrar casi por completo la «cuota» de dólares que aún quedaba abierta para los compradores.
Dólar: un respiro gracias a la soja
Además de las compras en ventanilla, hay otro dato que suele complicar la estabilidad cambiaria: el rubro «Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta» dejó una salida neta de u$s863 millones, lo cual confirma que la tendencia es creciente, aun cuando se trate de meses considerados como «de baja temporada».
Aun con semejante aumento en la demanda de dólares, el gobierno igual tiene un motivo de festejo: después de un año de saldo deficitario en la cuenta corriente, finalmente tuvo un mes con números positivos.
El saldo dio un superávit de u$s2.158, algo que era previsible porque junio era el último mes con rebaja de retenciones para las exportaciones agrícolas, y se acumuló un gran volumen de venta.
Sólo por el rubro de oleaginosas y cereales hubo un ingreso de u$s3.640 millones, a lo que se suma u$s929 de exportaciones no agrícolas. Además, hubo un ingreso de servicios de profesionales argentinos con clientes en el exterior, que dejaron u$s367 millones.
Si bien Toto Caputo y su equipo han venido sosteniendo que, en realidad, un déficit de cuenta corriente no es motivo de preocupación, sino que es el síntoma de que la economía hace muchas importaciones para seguir creciendo, lo cierto es que la cifra de junio implica un alivio desde el punto de vista político.
Y es probable que una situación similar se repita en julio, dado que se estima que el aporte del campo a la economía será superior a los u$s4.000 millones. Esto le da margen de negociación al gobierno ante el Fondo Monetario Internacional, que en su último reporte había insinuado con claridad que no compartía la despreocupación del gobierno respecto del déficit en la cuenta corriente.
En ese informe se sugiere que, considerando su débil cobertura de reservas y sus dificultades de acceso al mercado financiero internacional, debería contar con un superávit de cuenta corriente de 1,4% del PBI, como forma de evitar eventuales turbulencias.
El consejo contrasta con el pronóstico de un déficit en torno de 2% de la cuenta corriente para este año, junto con un saldo de balanza comercial que adelgaza a una velocidad preocupante. Hablando en plata, el superávit de cuenta corriente que sugiere el FMI se ubicaría en torno de u$s10.000 millones, mientras que en la primera mitad del año se acumuló un rojo de u$s2.647 millones.
¿Es «fuga» o son los dólares del colchón?
Pero la preocupación del mercado está puesta en el segundo semestre, porque mientras la expectativa es que la cuenta corriente volverá a deteriorarse por una disminución en la exportación del agro, la demanda de dólares en la cuenta capital seguirá siendo intensa. Una mezcla de expectativas económicas y de ruido político preelectoral exacerban la disposición de los argentinos por acumular billetes verdes.
Como siempre, el Banco Central se ocupó de hacer aclaraciones en el sentido de que la situación no es tan grave como puede parecer a primera vista. Su argumento es que muchos de los dólares que son adquiridos por los ahorristas quedan depositados en el sistema bancarios, y que muchos son usados para cancelar deudas con tarjeta de crédito en dólares.
En otras palabras, aclara que no se debe confundir la demanda de divisas con la formación de activos externos -lo que popularmente se conoce como «fuga de capitales»-.
«De forma similar, en cuanto a los egresos por divisas, en parte pueden transarse posteriormente en el mercado de valores y ser destinados a la cancelación de pasivos con el exterior (por ejemplo, para pagos de deuda comercial o financiera externa o utilidades y dividendos)», observa el informe del BCRA.
Y, en lo que respecta a los gastos por turismo y compras con tarjeta de crédito, una vez más se aclaró que el 70% de esos dólares son sacados del «colchón» y que, por lo tanto, el impacto del rubro turismo en la cuenta corriente es mucho menor de lo que suele suponerse.
Es más, hasta ve un costado positivo en esa operatoria de los turistas, porque indica que esos fondos con los que se compran los pasajes son recibidos por los bancos, con lo que en definitiva terminan fondeando al mercado de cambios.
Dólar: la polémica se agrava
No es casual que se ponga énfasis en estas puntualizaciones: ya el mes pasado, el impacto de las cifras de compra de billetes y de salida de divisas por turismo llevaron a críticas políticas -entre las que sobresalieron las de Cristina Kirchner– en el sentido de que el modelo económico se encaminaba a una crisis por escasez de divisas.
La polémica está lejos de disiparse, dado que, contrariamente a lo que argumenta el ministro Caputo, no son las maquinarias y los insumos de la industria los rubros que marcan la aceleración de las importaciones.
En la balanza comercial de mayo, las categorías de mayor velocidad de crecimiento son los productos para consumo final y los automóviles, cuyas importaciones suben, respectivamente, a un ritmo interanual de 90,9% y de 248,5%.
Esos dos rubros sumados ya representan un 22% de las importaciones totales, superando a los bienes de capital, que tienen una participación de 19%. Hace un año, los bienes de consumo y los autos, sumados, apenas representaban el 14% de la «torta» importadora.
Y, lejos de la recomendación del FMI sobre que las reservas tienen que conseguirse sobre la base de un holgado superávit comercial y no sobre los préstamos volátiles de inversores externos, las proyecciones comerciales van empeorando.
Lo demuestra la encuesta REM en la que participan los principales bancos y consultoras. A inicios de año esperaban un superávit superior a u$s12.000 millones, pero mes a mes las estimaciones se han ido retocando a la baja, de manera que la proyección actual es de un «flaco» saldo comercial de u$s6.000 millones.
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ECONOMIA
Inversores en alerta por el salto del riesgo país: cuáles son las acciones y bonos más afectados

El riesgo país pegó un salto hasta los 829 puntos básicos tras los ruidos políticos y económicos de los últimos días, hecho que cambia el humor en el mercado y enciende su preocupación, debido a que empiezan a verse afectadas varias inversiones domésticas. Por eso, analistas consultados por iProfesional detallan cuáles son las acciones y bonos más afectados y en qué posicionarse ahora.
Es que las escuchas telefónicas que desataron el escándalo de casos de presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que salpica a los principales funcionarios del Gobierno, más la escalada de días anteriores de las tasas de interés de hasta el 60% anual en algunas referencias y la suba del precio del dólar, encendieron diversos ruidos en la City.
Sobre todo, se teme que este escenario impacte de lleno en los resultados de las elecciones legislativas de medio término, que tendrán un primer test fuerte ahora en septiembre en la provincia de Buenos Aires, y donde se teme que el Gobierno sufra algunas «heridas» que pongan en riesgo su plan de gestión para los próximos meses.
En consecuencia, toda esta situación incierta en la política y economía generó que este martes haya un salto en el riesgo país de 8% (62 unidades), y que toque los 829 puntos básicos, para ubicarse entre los niveles más altos de la región.
Por ende, tocó la cifra más alta desde el 14 de abril pasado, cuando había llegado a los 896 puntos básicos, en plena negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y salida del cepo cambiario.
«El contexto político (cisne negro) y la volatilidad cambiaria generan inquietud en los inversores, generando un incremento a la aversión al riesgo. Estamos en un periodo eleccionario y esto castiga a los activos financieros en su totalidad. Es una situación coyuntural que, seguramente, se compondrá pasada las elecciones», resume Juan Diedrichs, analista de Capital Markets, a iProfesional.
Al respecto, detalla Gustavo Neffa, economista y analista de RfT, a este medio: «La suba del riesgo país es la consecuencia. No es que si sube el riesgo país las acciones o bonos pueden bajar, sino que es porque bajan los bonos que sube el riesgo país. Es decir, es un spread de riesgo, que es el rendimiento de un bono respecto a los bonos sin riesgo, con lo cual en la diferencia entre ambos se tiene la consecuencia, que es la percepción de conflicto de Argentina en los precios de los bonos, que disparan una tasa de retorno (TIR) muy alta».
Por eso, Pablo Repetto, jefe de Research en Aurum, concluye: «Después de todas las correcciones de tasas y volatilidad ya se había creado un caldo de cultivo complicado para los activos argentinos, a lo que se sumó todo este hecho de las escuchas telefónicas, que le metieron más ruido a todo esto. La realidad es que, hoy por hoy, los activos argentinos están muy castigados y están todos afectados».
Riesgo país e inversiones afectadas
Respecto a cómo quedan posicionadas las acciones y los bonos con esta tensión en el riesgo país, los analistas consultados por iProfesional son contundentes en el impacto en el mercado.
«Hoy las inversiones en renta fija del tramo más corto, obviamente, rinden más que el tramo más largo, por lo que la curva está invertida tanto en dólares como en pesos. En dólares, arranca en 17% y termina en 13% en ley de Argentina; mientras que en ley extranjera entre 16% y 12% anual, aproximadamente», refleja Neffa.
A ello suma Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est: «La suba del riesgo país golpea primero a los bonos soberanos largos en dólares, como los globales al año 2035 (GD35) o al 2041 (GD41); y a las acciones bancarias, que son las más sensibles al humor inversor».
Para José Bano, economista y analista financiero, el riesgo país está vinculado a los bonos hard dolár, como todos los AL y los globales (GD), ya que se calcula por el spread entre lo que pagan esos títulos y lo que rinde un bono del Tesoro de Estados Unidos.
«Todos esos bonos van a ir cayendo de precio a medida que vaya subiendo el riesgo país ahora, porque tienen una volatilidad distinta los más cortos, que son los emitidos al 2029 (AL29 y GD29) y 2030 (AL30 y GD30), que podrían tener una baja de precio de 5 puntos porcentuales, por lo que hoy darían igual una tasa a lo largo de un año de 10% de tasa, aún soportando ese escenario negativo. En cambio, los bonos más largos son muchos más volátiles, y podrían dar alguna pérdida», resume Bano.
En cuanto a las acciones, Neffa considera que los bancos son los más golpeados, porque «la suba de encajes al 53% obviamente hace que les dé un costo muy alto de oportunidad que no genera préstamos al sector privado. Y la contrapartida, es que se obliga a los bancos a volver a comprar títulos públicos».
De esta manera, se considera que hasta que no se conozcan los resultados de septiembre en las elecciones en la provincia de Buenos Aires, la volatilidad seguirá latente hasta ese próximo paso.
Oportunidades de inversión
En cuanto a las oportunidades y recomendaciones de inversión ante este escenario de tanta incertidumbre, los analistas consultados por iProfesional llaman a la cautela.
«En el mientras tanto, recomiendo mantener la paciencia, la racionalidad y evitar el trading emocional», sugiere Diedrichs.
A ello acota Neffa: «En pesos, a corto plazo recomiendo no arriesgarse hasta que no pasen las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Lo mismo que en acciones. En tanto, en bonos en dólares, propongo seguir con los Bopreales al 2026 y 2027«.
Por su lado, Castro considera que esta situación también «abre oportunidades, sobre todo en los bonos Badlar (BDC28 y PBY26), que hoy rinden cerca de 60% anual, con cupones trimestrales que permiten ingresos frecuentes en pesos, mientras que las Obligaciones Negociables en dólares bajo ley extranjera, como las de IRSA (IRCF0) o YPF (YM34O), funcionan como cobertura en moneda dura».
En acciones, opina que el sector energético (YPF, Pampa, Vista) «resiste mejor» a esta situación, por tener ingresos dolarizados y el potencial exportador de Vaca Muerta.
«Al tener valuaciones menores por las últimas bajas, hay mejores precios de entrada, pero, muchas veces las empresas buenas quedan caras rápido. Por eso, es una oportunidad para posicionarte en las compañías más sólidas, como Vista y Pampa Energía, que son empresas interesantes para estar», concluye Bano.
En definitiva, según las palabras de Repetto, la oportunidad «va a estar dada en la medida en que políticamente el Gobierno pueda recomponerse y tener un resultado electoral lo suficientemente sólido que, hoy por hoy, es menos probable de lo que se vislumbraba hace dos meses atrás, cuando el dólar estaba recontra planchado y el riesgo país cayendo. Pero hoy está todo eso al revés, así que es un buen momento para estar con algún grado de cobertura, como ON en dólares de compañías energéticas».-
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ECONOMIA
Esta es la estación de subte en la que más se usa QR para pagar el boleto

La creciente implementación de nuevos medios de pago con tarjetas de crédito y débito, dispositivos con tecnología NFC y código QR que se registra desde fines de año pasado ha tenido un doble impacto en los servicios del Subte y Premetro.
Por un lado, los viajes abonados con esas modalidades —que actualmente les permiten a los usuarios acceder a bonificaciones del 30% al 100% en el costo del boleto— ya representan casi de 40% de los ingresos diarios de la empresa concesionaria Emova.
Boleto de subte: crecen los pagos con tarjeta de crédito y QR de billeteras virtuales
Por otro lado, las estaciones donde se verifican los mayores porcentajes de uso de los nuevos medios de pago son las ubicadas en el microcentro y en las zonas de alta densidad residencial, en contraposición a las que se encuentran en las terminales ferroviarias de Constitución, Retiro, Once y Lacroze donde se dan los niveles más bajos.
El último informe del Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP (UBA-CONICET) reveló que «en algunas estaciones los pagos abiertos pueden explicar más del 50% de las validaciones registradas durante ciertas horas del día».
Al analizar los lugares de la red de subtes donde más se utilizan los nuevos medios de pago que conviven con la tarjeta SUBE, el informe señaló que el primer puesto corresponde a la estación Catedral, con 42,1% del total de las validaciones diarias.
Luego se ubican las estaciones Perú con 40,3%, Catalinas (39,8%), Emilio Mitre (39,2%), Echeverria (39,1%), Puan y Florida (39,0%), Tribunales (38,7%) y María Moreno e Independencia (38,2%).
Completan el ranking de las estaciones con niveles más altos Correo Central (37,9%), General Belgrano (37,7%), Agüero (37,5%), Bolívar (37,4%), Carabobo (37,2%) y Pueyrredón (37,0%).
En tanto, el listado de las 16 estaciones donde menos se verifican pagos con tarjetas, NFC y QR está encabezado por Palermo (26,7%), Entre Ríos (26,4) y Pasco (25,7%). A continuación, aparecen Patricios con 25%, Avenida de Mayo (24,1%), Lavalle (23,8%), Plaza de los Virreyes (23,1%), San Pedrito (21,7%) y Pueyrredón línea B (20,4%).
En los últimos lugares figuran Hospitales (18,2%), Federico Lacroze 17,1%, Once (16,3%), Plaza Miserere (15,6%), Las Heras (14,5%), Retiro (13,3%) y Constitución (10,6%).
Tras indicar que funcionan en los 275 molinetes que hay en todas las líneas de subte, el trabajo del Observatorio del IIEP destacó que las alternativas de pago «no modifican el costo fiscal de las compensaciones al transporte público que afronta el Tesoro de la Ciudad, dado que los agresivos descuentos son afrontados por las tarjetas, los bancos y billeteras digitales».
«Lo que sí modifican es la composición del financiamiento del sistema, reduciendo parcialmente la carga sobre los usuarios», indicó el trabajo.
Según los cálculos que hicieron que los especialistas del Observatorio, en los primeros seis meses de 2025, la inversión realizada por las empresas y operadoras de los medios alternativos de pago en promociones y descuentos a los usuarios alcanza aproximadamente a unos $ 7.500 millones. Sobre la base de esa estimación, el informe señaló que los pagos abiertos «contribuyen a financiar un 5% de los costos del Subte de Buenos Aires, mientras que el Estado porteño lo hace en un 65% y el 30% restante corresponde a los usuarios».
Transporte: ¿qué sucede con los colectivos y trenes?
En el caso de los colectivos que prestan servicios urbanos y suburbanos, el proceso de incorporación de nuevos medios de pagos se inició en 2024, al sumar otras alternativas al sistema SUBE.
La ampliación de posibilidades de pago incluyó tarjetas de débito, crédito y prepagas de las marcas Visa y Mastercard; celulares y relojes con tecnología NFC y códigos QR generados desde aplicaciones como las billeteras virtuales, Mercado Pago y Modo.
Las tarjetas habilitadas son las de tipo sin contacto y pueden ser de débito, crédito o prepagas, emitidas por cualquier banco, tanto en el país como en el exterior.
En el caso de QR, el pago puede concretarse con la app BNA+, la app de Mercado Pago o directamente desde la app SUBE, seleccionando la opción correspondiente y presentando el código ante el lector del validador.
Los pagos con estos medios no permiten incluir los beneficios y bonificaciones del Régimen de Tarifa Social de la red SUBE. Para acceder al descuento del 55% de ese régimen tarifario especial, los beneficiarios tienen que abonar sus viajes con la tarjeta SUBE física o digital.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), las líneas que están bajo la órbita de la administración porteña que aceptan los nuevos medios son las siguientes: 4, 7, 12, 23, 25, 26, 34, 39, 42, 44, 47, 50, 61, 62, 64, 65, 68, 76, 84, 90, 99, 102, 106, 107, 108, 109, 115, 118, 132 y 151.
A ellas se añaden las siguientes líneas metropolitanas que pertenecen a la jurisdicción nacional: 1, 2, 8, 9, 10, 15, 17, 20, 21, 22, 24, 28, 29, 31, 37, 41, 53, 56, 67, 70, 71, 80, 85, 91, 92, 95, 96, 98, 100, 101, 103, 105, 110, 114, 117, 123, 124, 126, 129, 134, 135, 136, 143, 145, 146, 150, 160, 161, 163, 164, 166, 168, 178, 181, 182, 185 y 188.
A su vez, entre las líneas que pertenecen a la provincia de Buenos Aires se encuentran las siguientes: 203, 205, 238, 252, 271, 283, 288, 297, 299, 311, 312, 314, 322, 324, 327, 329, 336, 338, 354, 373, 384, 392, 406 y 422.
En tanto, en las líneas municipales de Conurbano figuran, entre otras, las siguientes: 500D (Merlo), 500 (General Rodríguez), 501G (Moreno), 503A (Merlo), 501E, 504C y 505 (Florencio Varela), 515 (Almirante Brown), 523 (Lanús), 570 (Avellaneda) y 583 (Quilmes).
En el interior del país, la aceptación de los nuevos medios de pago está vigente en las ciudades de Tornquist, Tandil, Azul, Mar del Plata, Rosario, Rafaela, Córdoba, Río Cuarto, Villa Allende y Villa María.
También se encuentran habilitados pagos sin contacto y QR en Mendoza, San Rafael, San Luis, San Miguel de Tucumán, San Martín de los Andes, Bariloche y en varias líneas provinciales de Jujuy, Catamarca y Neuquén.
A diferencia de colectivos y subes, en los trenes metropolitanos y regionales de pasajeros no es posible abonar los boletos con tarjetas bancarias, teléfonos y QR. Hasta ahora solo se admite la tarjeta del sistema SUBE y no hay una fecha cierta para el debut de otros medios de pago.
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ECONOMIA
Esto necesitás gastar para mudarte a un departamento: totalmente equipado o solo con lo necesario

Mudarse solo es una mezcla de emoción y vértigo: además de los trámites y las despedidas, la independencia viene con una lista interminable de compras que van desde lo básico —una cama, una heladera— hasta esos detalles que hacen la vida más cómoda, como un sofá mullido y un televisor para ver series.
Ahora bien, ¿cuánto dinero hace falta para cumplir el objetivo? iProfesional relevó precios en sitios oficiales de cadenas de retail y electrodomésticos como Frávega, Musimundo, Cetrogar, Megatone, Carrefour, Easy, Sodimac y Mercado Libre, y armó dos canastas de referencia: una «para empezar» y otra «full».
Cuánto sale equipar solo un departamento con electrodomésticos
Los precios se tomaron de productos de gama media, accesibles —no marcas prémium ni artículos de lujo—, lo que hace que los montos sean más representativos del mercado masivo.
Aun así, la diferencia de valores es muy amplia según la marca, el modelo y el local: en casi todos los rubros aparecen rangos de precios que sorprenden. Y si bien la mayoría de las cadenas ofrecen financiación en cuotas sin interés, el total a pagar puede estar muy por encima de las posibilidades de un trabajador promedio en la Argentina.
La canasta «para empezar»: lo indispensable
La canasta con lo indispensable para mudarse solo
Incluye lo mínimo para sobrevivir sin pedirle prestado nada a nadie: cama, heladera, mesa con sillas, microondas y algunos básicos de cocina y limpieza.
Un sommier de una plaza y media con colchón arranca en $230.000 en Mercado Libre, mientras que uno de mayor calidad trepa a $380.000. Un juego de sábanas, frazada y almohada cuesta entre $56.000 y $96.000 en Carrefour y Musimundo.
Para sentarse a comer, una mesa pequeña con 2 a 4 sillas va de $360.000 a $600.000, según Easy o Sodimac. Una heladera bajo mesada o mediana, típica de departamentos chicos, está entre $320.000 y $500.000. El microondas, infaltable en cualquier hogar joven, arranca en $140.000 y llega a $240.000.
Un set básico de ollas y sartén ronda entre $40.000 y $100.000; platos, vasos, cubiertos y tazas (mínimo dos de cada uno) van de $23.000 a $50.000. Elementos de limpieza (escoba, balde, repasadores y toallas) suman entre $34.000 y $83.000. A eso se le agregan un ventilador ($70.000 a $100.000) y un calefactor ($40.000 a $60.000).
La cuenta final sorprende: entre $1.313.000 y $2.209.000 para arrancar.
La canasta «full»: instalarse más cómodo de entrada

La canasta ‘full’ con todo lo necesario para equipar un departamento desde cero
Para quienes quieran instalarse con todo —cama grande, lavarropas, televisor smart y escritorio para home office—, la canasta «full» asciende a un rango de $2.932.068 a $6.064.642.
El sommier de dos plazas con colchón de buena calidad cuesta entre $280.000 y $430.000. Un Cannon, por ejemplo, supera los $400.000. Dos juegos de sábanas y un acolchado oscilan entre $109.000 y $220.000.
Una mesa de comedor con 4 sillas va de $280.000 a $600.000. Un sofá de dos cuerpos cuesta desde $380.000 en Mercado Libre (tapizado en chenille) hasta $600.000 en Sodimac. El home office requiere escritorio y silla ergonómica, que juntos arrancan en $100.000 y trepan a $220.000.
La heladera no frost mediana (~300 L) va de $597.999 a $950.000; el microondas se mantiene en $140.000 a $240.000. Una pava eléctrica o cafetera oscila entre $31.999 y $334.599: la diferencia entre una Philips básica y una Nespresso de cápsulas de alta gama es abismal.
El lavarropas automático mediano cuesta entre $479.999 y $922.099. El televisor Smart de 43 pulgadas o más va de $304.999 a $429.999. En cocina, un juego de ollas de buena calidad ronda entre $42.999 y $199.999; utensilios básicos como cuchillos, cucharón y colador, entre $20.000 y $49.999.
También aparecen extras como un set completo de vajilla para 4 a 6 personas ($30.225 a $175.699), tuppers para guardar comida ($23.000 a $140.000), escoba y trapos ($13.450 a $62.059) o un par de lámparas de pie o mesa ($26.399 a $296.000). En cuanto a climatización, un ventilador de pie cuesta entre $40.000 y $130.000, y un calefactor portátil entre $31.999 y $64.189.
Sin pagar en cuotas, se hace difícil
En la mayoría de los comercios y tiendas online se puede pagar en cuotas sin interés, lo que ayuda a descomprimir el costo inicial. Pero en una economía con ingresos deprimidos a veces ni la financiación es suficiente y se deben postergar decisiones de compra por algo sencillo: no hay plata.
En junio, el RIPTE —que mide el salario promedio de los trabajadores registrados estables— fue de $1.468.135,75, con una suba mensual del 2,8%. Este indicador, que sirve de referencia para jubilaciones, topes de aportes e indemnizaciones, refleja la evolución de los ingresos formales de quienes tienen al menos 13 meses continuos de aportes.
Ese promedio es más alto que el ingreso real de la mayoría, porque deja afuera a informales, cuentapropistas y temporarios
Algunos precios de las canastas pueden sonar bajos —un sofá a $380.000, un sommier a $230.000—, pero la explicación es que se tomaron opciones de gama media en sitios de venta masiva. Los valores pueden dispararse según la marca y el modelo: un sillón de diseño italiano supera el millón de pesos, y un colchón prémium trepa todavía más.
Además, la inflación en equipamiento y mantenimiento del hogar trepó alrededor del 39% interanual, de acuerdo con el informe de junio del Indec, en línea con el nivel general de precios. Eso significa que postergar una compra puede implicar pagar bastante más apenas semanas después.
Por eso, cada vez más jóvenes optan por comprar lo mínimo indispensable y sumar muebles o electrodomésticos de a poco, incluso recurriendo al mercado de segunda mano para abaratar. La decisión depende tanto del bolsillo como del deseo de comodidad inmediata. La independencia cuesta, y no poco.
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