ECONOMIA
Consultoras recalculan la inflación tras suba del dólar y prevén un índice superior al 2% para agosto

El nivel de inflación se encuentra en «observación» en este momento por el mercado, tras la escalada que tuvo el precio del dólar en las últimas semanas y el impacto que puede traer en los valores de la economía durante agosto. En forma puntual, se considera que el presente mes puede arrojar un porcentaje más alto que los períodos anteriores y, por ende, se puede cortar la tendencia bajista que se venía produciendo.
Cabe recordar que en todo el mes pasado el precio del dólar escaló 14%, y se acercó a la franja superior de flotación de los $1.400, por lo que se calcula que parte de ese incremento podría haberse empezado a trasladar a los valores de los productos y servicios.
Incluso, las recientes cifras difundidas por analistas privados dan cuenta de una inercia más alta para los precios de la economía.
De acuerdo a las últimas proyecciones que acaban de publicar economistas privados, como C&T Asesores y Fundación Libertad y Progreso, la inflación registrada en julio fue de 1,9%.
Para otros economistas, como los que integran BBVA Research, el mes pasado se registró un incremento del índice de precios al consumidor (IPC) del 2,1%.
Es decir, las perspectivas es que se superaron los registros previos de 1,6% de junio, medidos de forma oficial por el INDEC.
Y, por ende, la City está a la espera de que se conozca este miércoles el nuevo Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que publica cada inicio de mes el Banco Central, sobre una encuesta entre 40 economistas, donde se podrá conocer mejor los pronósticos para inflación y dólar, en base al nuevo escenario.
Cabe recordar que a inicios de julio pasado, en el REM se proyectó un índice de precios al consumidor (IPC) para dicho mes en torno al 1,7%, y para el corriente agosto se esperaba en alrededor de 1,6%. Pero claro, la suba del dólar posterior a esta publicación cambió ese escenario.
«El relevamiento de precios minoristas que realizamos para la región Gran Buenos Aires presentó un incremento de 1,9% mensual, algo por debajo del 2% que tanto nosotros como el INDEC habíamos relevado en junio. Con este dato, la variación de 12 meses bajó de 38,8% a 35,5%«, resumen desde la consultora C&T de Camilo Tiscornia y María Castiglioni Cotter.
Claro que en los niveles de julio se agrega un factor estacional de ese período, en especial, los ligados al turismo, que tienen un pico por las vacaciones de invierno, y se le suma el aguinaldo.
«No obstante, en esta oportunidad, también las verduras tuvieron un aumento muy fuerte, el mayor desde marzo pasado. De hecho, dejando de lado esos componentes y los regulados, la inflación núcleo fue de 1,4% mensual, la menor para la región desde mayo de 2020 y antes, enero de 2018″, acotan desde C&T.
Un panorama similar se concluye que hubo en julio, desde la Fundación Libertad y Progreso, debido a que registró 1,9% mensual, sosteniéndose por debajo del 2% por tercer mes consecutivo.
«Con este resultado, la inflación acumulada en el primer semestre del año se ubica en 17,3%, mientras que la variación interanual alcanzó el 36,5%, la más baja desde enero de 2021″, afirman desde L&P.
«Como puntos destacados de la dinámica de precios en julio aparecen factores estacionales (vacaciones escolares y aguinaldo), algunas subas en precios regulados (combustibles y servicios públicos) y una serie de eventos que incrementaron la incertidumbre y golpearon la demanda de pesos: el fallo negativo por la causa YPF, la aprobación en el Congreso de un paquete de reformas que compromete el equilibrio fiscal y la volatilidad cambiaria tras el vencimiento de las LeFis», enumeran desde Libertad y Progreso.
Inflación para agosto: superior al 2%
En cuanto a las perspectivas de inflación para el corriente agosto, si bien es un período que acaba de iniciarse y falta conocer qué hechos impactarán, los economistas consideran que parte de la suba del dólar del mes pasado se trasladará a los precios de la economía. Y, por ende, arrojaría un número más alto que el de julio.
«En agosto consideramos que puede haber una inflación en torno al 2,3%, donde el sendero de desinflación continúa, con tasas reales positivas y altas, y un tipo de cambio más acomodado. Todos factores que sostienen la demanda de dinero. Así, para este mes vemos un ajuste marginal por efecto depreciación de algunos precios, pero con un pass-through (pasaje a los precios) bajo, consistente con la ausencia de excedente monetario», reflexiona Fernando Baer, economista de la consultora Quantum de Daniel Marx.
En tanto, desde la consultora Eco Go, en la primera semana del mes los alimentos consumidos dentro del hogar registraron una suba del 0,6%, marcando una aceleración de 0,6 punto porcentual respecto a lo registrado la semana previa. Por lo que estima que la inflación de agosto se ubicaría en 1,9% mensual.
«El dato es todavía preliminar y está sujeto a modificaciones. El salto del tipo de cambio no mostró un traspaso inmediato a precios. No se descarta, sin embargo, que en las próximas semanas puedan experimentarse nuevas subas, a pesar de la contención sobre el índice que suponen el tope que imponen los salarios al consumo y la competencia contra importados», detallan desde Eco Go.
Por su parte, Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso, aclara que «la volatilidad cambiaria de julio no se trasladó a los precios, lo que permitió que el IPC volviera a estar por debajo del 2%. No obstante, hay que ser prudentes. La suba del tipo de cambio señala que está habiendo presiones a la depreciación del peso, y que no se corrigen, se pueden empezar a notar en otros precios de la economía».
Además, concluye que la demanda de pesos «fue cayendo por motivos estacionales y por la suba en la incertidumbre, por lo que es lógico que para equilibrar el valor de la moneda haya que retirar parte de la oferta que hoy está circulando. El gobierno tiene los instrumentos para hacerlo».-
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ECONOMIA
La incertidumbre electoral llevó a los mercados a apostar a ciegas en lugar de invertir

Los inversores apuestan a ciegas. No hay ciencia que pueda predecir el resultado electoral del domingo y el mercado se transformó en un juego de azar. Sienten que no están invirtiendo, sino apostando y juegan a la moneda más fuerte. La incertidumbre no lleva a pensar en que hay chances para el resultado positivo.
En ambos casos, si apuestan al dólar o al peso, las que decidirán si pierden o ganan serán las urnas. Hoy los inversores están en manos de los electores y de un laberinto de situaciones que las encuestas no pueden descifrar como el presentismo electoral.
El temor no responde a la razón. Los bonos soberanos cuentan con fondos para ser pagados garantizados no solo por los dólares del FMI y de Estados Unidos, sino por el post positivo del día de Scott Bessent, el secretario del Tesoro norteamericano, que ayer cumplió con la cuota de buenas noticias diarias que hay que dar hasta las elecciones y posteó que no dejarán que haya “un estado fallido” en la Argentina. Si el emisor de dólares apoya, ¿por qué cubrirse con la moneda que en el futuro no debería faltar? Tal vez esa no sea la causa y sí que vean como inevitable una devaluación en la que están de acuerdo Estados Unidos y el FMI.
Lo cierto es que el Banco Central junto al Tesoro de Estados Unidos batallaron ayer en el Mercado Libre de Cambios donde se operaron USD 718 millones y el dólar mayorista se arrimó a la banda superior de $1.491,07 al cerrar a $1.490,50 o sea $15 (+1%) por encima del día anterior. El Tesoro norteamericano vendió alrededor de USD 300 millones, mientras el Banco Central intervino con USD 45 millones en el renglón del dólar MEP que amenazaba llegar a $1.600 y cerró en $1.591,57 con un alza de $39 (+2,5%). El contado con liquidación (CCL) subió $38 (+2,4%) a $1.607,69 y por primera vez se quiebra el techo de los $1.600. El dólar “blue” dio un salto de $40 (+2,7%) a $1.545.
El Banco Central aguardaba con una cuantiosa oferta en el máximo de $1,491 del mercado spot al que nunca llegó el dólar.
Lo que sucedió ayer en la plaza cambiaria resultaría una herejía hace pocos meses cuando el presidente Javier Milei predicaba que iba a ser comprador de dólares cuando bajara a $1.000. Jamás imaginó que los sucesivos errores políticos lo llevarían a este terreno, porque todo lo que sucedió después es responsabilidad de quienes diseñaron la política electoral. El castigo más grande fue triunfar en las legislativas de la Ciudad de Buenos Aires, donde debutó el armado del Triángulo de Hierro que, a partir de ese momento creyeron haber encontrado la fórmula del éxito que los animó a lanzar el slogan “Vamos a pintar el país de violeta”. La provincia de Buenos Aires le dio un enorme mensaje, “faltan pintores”. La derrota se pareció a una catástrofe con una onda expansiva que llega hasta el presente porque tras esa derrota vinieron las del Congreso donde perdieron por amplia mayoría todas las votaciones que complicaban al Gobierno mientras un grupo de legisladores propios formaban su propio bloque y el Pro votaba caóticamente.

Boris Roessler/dpa
Con listas que no se podían desarmar y que dejaban al descubierto errores como la candidatura de José Luis Espert en la provincia de Buenos Aires y la de la diputada Lorena Villaverde en Río Negro, ambos relacionados con causas del narcotráfico, se sintieron a la intemperie y trataron de reconstruir alianzas para llegar de la mejor manera posible. La idea de que el oficialismo iba a arrasar en el orden nacional hoy mutó en una esperanza de empate o alcanzar el 35% de los votos.
En estas líneas se resume el espanto de hoy de los inversores que buscan cubrirse en dólares a cualquier precio. Probablemente, tras las elecciones alguna devaluación los avale.
La consultora F2 que dirige Andrés Reschini señaló que “las tasas de retorno del tramo corto de la curva pesos se corrieron al alza rondando el 4,5% efectivo mensual y el CCL superó los $1.600 ante la presión de la demanda. Las tasas reales (ex ante) continúan próximas al 30% anualizado lo que puede significar una oportunidad para instrumentos ligados al CER, dado que difícilmente estos niveles puedan prolongarse mucho tiempo luego del 26 de octubre”.

El informe agrega que “con el mayorista tocando la banda superior el mercado de futuros ajustó al alza en toda la curva, pero deja algunas señales que invitan a pensar en que no proyecta una situación caótica para luego del domingo, al menos hasta ahora dado que:
1) El volumen de operaciones cayó por segunda rueda consecutiva y desde el pico de octubre de 2,14 millones de contratos registrados en A3 el 15 de octubre el volumen recortó a 837.474 contratos.
2) El interés abierto (IA) cerró con desarme neto por segunda rueda consecutiva de USD -37 millones luego de recortar 34 millones en la rueda previa.
3) Las cotizaciones apenas superan a las del 7 de septiembre cuando se registró el último récord, pero esta vez con el tipo de cambio contra la banda superior”.
A su vez, los bonos soberanos que tienen una paridad promedio de 56% y generan tasas de retorno atractivas sucumbieron y bajaron hasta 2% elevando el riesgo país alrededor de los 1.100 puntos básicos.
La Bolsa sigue endeble. El S&P Merval de las acciones líderes subió 1,2% en pesos, pero perdió 1,1% en dólares. Los papeles de mejor performance fueron IRSA (+4,2%) y Banco Supervielle (+3,8%).
La agonía seguirá hoy. La tensión es tan grande como la apuesta a una devaluación. Nunca los inversores se animaron a jugar fichas tan grandes contra un Gobierno que nunca retrocedió cuando tuvo que intervenir.
ECONOMIA
La bondiola «Made in Brasil» arrasa en Argentina: consumidores celebran precios bajos

En las últimas horas se conoció un dato que encendió las alarmas en el sector ganadero nacional: en septiembre las importaciones de bondiola brasileña igualaron el volumen que se produce localmente en un mes. Según la Federación Porcina Argentina (FPA), ingresaron 4.600 toneladas de carne de cerdo por un valor de u$s125 millones, el 97,8% proveniente de Brasil, y la mitad correspondió a bondiolas.
En términos equivalentes, esas 2.000 toneladas representan 2 millones de kilos de carne porcina, o unos 500.000 capones, el mismo volumen que generan los productores argentinos. El ingreso duplicó la oferta en el mercado y provocó una caída en los precios. Desde la FPA advirtieron que «la bondiola brasileña viene congelada y contiene agua, lo que afecta la percepción del consumidor y la imagen del producto porcino en general«.
El consultor Juan Uccelli explicó que «las importaciones tuvieron un total de 3.843 toneladas, representando un aumento del 24,3% respecto a agosto y del 74,2% frente al mismo mes del año pasado». Y agregó: «Este año se destruyó el valor de la bondiola, negocio y mérito construido por el sector argentino, y hoy tiene un valor entre un 30% y 40% inferior del que siempre tuvo. Lo mismo ha sucedido con el pechito y el carré con hueso, y no se puede recomponer el valor de la media res por no tener mercados interesantes para los cortes de menor valor».
Competencia desigual y uso de ractopamina
A la sobreoferta se suma un factor que los productores califican como competencia desleal. En Brasil está autorizado el uso de ractopamina, un promotor de crecimiento que mejora la productividad en un 6%, mientras que su uso está prohibido en más de 160 países, incluida la Argentina.
«La situación se agrava porque nuestros productores sostienen un modelo natural y sustentable, y deben competir en su propio mercado con productos más baratos elaborados bajo condiciones que acá no están permitidas«, señalaron desde la FPA.
Un sector en crecimiento que se topa con sus límites
Paradójicamente, esta crisis de precios llega en un momento de expansión del sector. El consumo interno de carne de cerdo supera los 18 kilos por habitante al año, con un crecimiento sostenido del 4 al 5% anual durante la última década. La cadena genera 72.000 empleos directos e indirectos y mueve más de u$s4.000 millones por año.
El Plan Estratégico Porcino (PEP) prevé inversiones por u$s1.600 millones hacia 2032, con el objetivo de duplicar la producción y fortalecer las exportaciones. Pero el escenario actual deja al descubierto las debilidades estructurales que frenan el desarrollo.
Carga fiscal, falta de crédito y trabas sanitarias
La Federación Porcina Argentina insiste en que no busca subsidios, sino reglas claras y previsibilidad. «Hace años que pedimos que nos saquen el pie de encima. No queremos beneficios especiales, queremos reglas que nos permitan invertir, producir más y competir en igualdad de condiciones. Para eso necesitamos que el Estado sea un aliado de la producción, no un obstáculo», afirmó Agustín Seijas, director ejecutivo de la FPA.
Entre los principales reclamos figura el régimen de IVA, que opera como un desincentivo a la inversión: los productores venden con una alícuota del 10,5%, pero compran insumos y bienes de capital al 21%. «El resultado son saldos fiscales inmovilizados y un sobrecosto cercano al 19%, que desalienta proyectos productivos y encarece cualquier inversión, desde genética hasta tecnología», explicaron.
A esto se suma la falta de financiamiento adaptado al ciclo productivo porcino, que demanda plazos largos y períodos de gracia, y la demora en la firma del protocolo sanitario con China, que permitiría exportar subproductos como patitas, cabezas y menudencias.
«Cuando invertimos hundimos mucho dinero y estas cuestiones siguen sin resolverse, lo que limita el crecimiento. Pedimos por favor no volver a perder el tren», advirtió un directivo de la Federación.
El espejo de la avicultura: las pechugas también llegan de Brasil
La presión importadora no se limita al cerdo. Entre enero y julio de 2025, Argentina importó 12.950 toneladas de carne de pollo, la mayoría pechugas brasileñas, superando el récord histórico de 2022. Solo en julio ingresaron 2.500 toneladas, tras levantarse la veda por influenza aviar.
Ese volumen equivale al 7%–10% de la producción nacional de ese corte y representa USD 33 millones de importaciones, mientras las exportaciones de pollo generaron USD 132 millones, con solo u$s5 millones recaudados por retenciones.
Un tablero de proteínas en reacomodamiento
Con un consumo de carne bovina en torno a 49 kilos por habitante y un consumo de pollo de aproximadamente 50 kilos, el cerdo se consolida como la tercera proteína animal más elegida en Argentina, pero también la más expuesta a la competencia externa.
«Invertir para producir más, exportar mejor y sostener el consumo interno no es solo un objetivo sectorial: es una oportunidad para la Argentina. Pero necesitamos un gobierno que camine junto a la producción y no adelante suyo. El desarrollo se construye con diálogo, previsibilidad y reglas claras», concluyó la Federación Porcina Argentina.
Importaciones que crecen de modo explosivo
Mientras la producción local avanza, el volumen de importaciones de carne de cerdo en Argentina exhibe una escalada que pone en tensión la cadena nacional. En los primeros cinco meses de 2025 ya se importaron 24.303 toneladas, cifra que supera el total de importaciones de todo 2024 (19.351 t) y representa un aumento superior al 520%. En abril, por ejemplo, se importaron 6.226 toneladas, un valor no visto en casi 28 años.
Otro análisis estima que durante enero-mayo de 2025 las importaciones alcanzaron 26.882 toneladas, +464,5 % frente a igual período del 2024.
Estas cifras indican que la carne porcina importada ya es un actor significativo en el mercado argentino y coloca un desafío estructural al sector local.
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ECONOMIA
Dean & Dennys consolida su sistema de franquicias: cuánto hay que invertir para tener un local

El crecimiento de Dean & Dennys en el sector gastronómico se refleja en su ambicioso plan de expansión regional, que prevé alcanzar 120 puntos de venta en Latinoamérica para 2030.
La cadena, que abrió su primer local en 2012 en Palermo Soho, ya cuenta con 42 sucursales en funcionamiento y anunció la apertura de siete nuevos locales en Uruguay, consolidando su presencia internacional y su modelo de franquicias como una de las propuestas más atractivas del mercado.
El sistema de franquicias de Dean & Dennys exige una inversión inicial que oscila entre USD 180.000 y USD 300.000, según el formato elegido, ya sea a la calle, en centros comerciales o bajo la modalidad drive-thru. El plazo estimado para recuperar la inversión ronda los 20 meses, mientras que la rentabilidad promedio se sitúa en 18%, cifras que, según Francisco Ribatto Crespo, uno de los cuatro socios fundadores, posicionan a la marca como una de las alternativas más competitivas del sector gastronómico argentino.

Actualmente, 32 de los 42 locales de la cadena operan bajo el régimen de franquicia, lo que representa más del 75% de la red. Este modelo incluye un acompañamiento integral para los franquiciados, que abarca desde la capacitación y la provisión centralizada de insumos hasta campañas de marketing, auditorías periódicas y sistemas de gestión que aseguran la consistencia operativa.
Ribatto Crespo destacó que “más de tres cuartas partes de nuestros restaurantes son gestionados por franquiciados. Esto refleja no solo la confianza de los emprendedores en nuestra marca, sino también la robustez del soporte que brindamos desde la central”.
La expansión internacional de Dean & Dennys se consolidó en agosto de 2025 con la firma de un acuerdo de master franquicia en Uruguay, que prevé la apertura de tres locales antes de fin de año y un total de siete en el corto plazo. La compañía también proyecta desembarcar en Paraguay y Chile en 2026, para lo cual se encuentra en la búsqueda de socios estratégicos que permitan fortalecer su presencia en la región.
El concepto de fast good es el eje central de la propuesta de Dean & Dennys. La marca produce más de 700.000 medallones de hamburguesa cada mes en su planta propia de Villa Crespo y emplea a más de 700 personas en todo el país. Sus locales, distribuidos en vía pública, shoppings y estaciones de servicio, se caracterizan por un diseño moderno y procesos eficientes que buscan diferenciarse del fast food tradicional.
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