ECONOMIA
Cuáles son las consultoras y bancos que prevén un salto del dólar después de las elecciones

Distintos economistas de la City estiman que el tipo de cambio se acercará a los $1.500 para después de octubre. ¿Se concreta el pronóstico?
23/06/2025 – 09:20hs
¿Habrá nuevas modificaciones en el esquema cambiario después de las elecciones de octubre? ¿Dependerá eso del resultado electoral? ¿O el valor del dólar tiene «vida propia»?
Hay datos concluyentes: una parte de las consultoras y bancos creen que el Gobierno estará obligado a corregir el incipiente déficit de la cuenta corriente más temprano que tarde. Básicamente porque, asumen, es la única manera para corregir esa anomalía.
Otro grupo de economistas, por el contrario, respaldan la posición del Gobierno, en el sentido de que la Argentina podrá sostener ese desbalance ya que está impulsado por inversiones directas en sectores económicos estratégicos.
¿El dólar rompe el techo de la banda?
El último reporte de Latinfocus dejó a la vista las posiciones de cada grupo: aquéllos que suponen que, indefectiblemente, Javier Milei deberá corregir la ruta y quienes piensan que no hay razones para pensar en una modificación.
Hay tres consultoras que ya prevén una corrección del tipo de cambio para después de las elecciones. Es decir, se descuenta que -de acá hasta las elecciones de octubre- el Gobierno evitará cualquier modificación.
Hay dos que ubican el tipo de cambio en $1.500: Empiria e Invecq Consulting.
El director de Empiria es Hernán Lacunza, ex ministro de Economía de Mauricio Macri. Invecq está presidida por el economista Esteban Domecq.
El último viernes, el dólar mayorista cerró en $1.162.
Si ese escenario se diera implicaría una suba del dólar del 30% hasta fin de año. Un escenario muy diferente al esperado por el Gobierno.
Otras que no
Unos pasos por debajo de esas consultoras se encuentra un lote de bancos y consultores que también avizoran un dólar más caro que el previsto por el Gobierno.
Econviews, la consultora de Miguel Kiguel prevé una paridad de $1.455, lo que implicaría una suba del 25% respecto del precio actual del dólar.
A su vez, el Banco Supervielle habla de un dólar a $1.416 para ese momento, también bien cerca del techo de la banda cambiaria oficial.
En el caso de la consultora Aurum, el precio previsto asciende a $1.400.

las consultoras y bancos que prevén un salto del dólar después de las elecciones
La oferta de dólares, una clave
Hay un dato que en bancos y consultoras económicas no pasa desapercibido: a pesar de la voluminosa oferta de divisas, el precio del dólar se mantuvo en la mitad de la brecha. Todo a pesar de que el Banco Central no compró ni un solo billete verde.
Dicho de otra manera: la oferta de u$s4.000 millones del campo fue comprada por el sector privado —entre inversores y compañías—; dando por válida la hipótesis de quienes piensan que la demanda de dólares existe y es potente. A pesar de la estabilidad del tipo de cambio.
Por eso mismo, en las consultoras y bancos de acá y de afuera quieren saber qué sucederá con el precio del dólar con el advenimiento del segundo semestre, que suele ser más seco con la oferta de billetes verdes.
«No debería sorprender que a medida que avancen las semanas, el dólar supere la mitad de la banda cambiaria y se acerque al tope», sugiere el analista financiero Christian Buteler. Ese techo se encuentra hoy en $1.430.
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ECONOMIA
Esto necesitás gastar para mudarte a un departamento: totalmente equipado o solo con lo necesario

Mudarse solo es una mezcla de emoción y vértigo: además de los trámites y las despedidas, la independencia viene con una lista interminable de compras que van desde lo básico —una cama, una heladera— hasta esos detalles que hacen la vida más cómoda, como un sofá mullido y un televisor para ver series.
Ahora bien, ¿cuánto dinero hace falta para cumplir el objetivo? iProfesional relevó precios en sitios oficiales de cadenas de retail y electrodomésticos como Frávega, Musimundo, Cetrogar, Megatone, Carrefour, Easy, Sodimac y Mercado Libre, y armó dos canastas de referencia: una «para empezar» y otra «full».
Cuánto sale equipar solo un departamento con electrodomésticos
Los precios se tomaron de productos de gama media, accesibles —no marcas prémium ni artículos de lujo—, lo que hace que los montos sean más representativos del mercado masivo.
Aun así, la diferencia de valores es muy amplia según la marca, el modelo y el local: en casi todos los rubros aparecen rangos de precios que sorprenden. Y si bien la mayoría de las cadenas ofrecen financiación en cuotas sin interés, el total a pagar puede estar muy por encima de las posibilidades de un trabajador promedio en la Argentina.
La canasta «para empezar»: lo indispensable
La canasta con lo indispensable para mudarse solo
Incluye lo mínimo para sobrevivir sin pedirle prestado nada a nadie: cama, heladera, mesa con sillas, microondas y algunos básicos de cocina y limpieza.
Un sommier de una plaza y media con colchón arranca en $230.000 en Mercado Libre, mientras que uno de mayor calidad trepa a $380.000. Un juego de sábanas, frazada y almohada cuesta entre $56.000 y $96.000 en Carrefour y Musimundo.
Para sentarse a comer, una mesa pequeña con 2 a 4 sillas va de $360.000 a $600.000, según Easy o Sodimac. Una heladera bajo mesada o mediana, típica de departamentos chicos, está entre $320.000 y $500.000. El microondas, infaltable en cualquier hogar joven, arranca en $140.000 y llega a $240.000.
Un set básico de ollas y sartén ronda entre $40.000 y $100.000; platos, vasos, cubiertos y tazas (mínimo dos de cada uno) van de $23.000 a $50.000. Elementos de limpieza (escoba, balde, repasadores y toallas) suman entre $34.000 y $83.000. A eso se le agregan un ventilador ($70.000 a $100.000) y un calefactor ($40.000 a $60.000).
La cuenta final sorprende: entre $1.313.000 y $2.209.000 para arrancar.
La canasta «full»: instalarse más cómodo de entrada

La canasta ‘full’ con todo lo necesario para equipar un departamento desde cero
Para quienes quieran instalarse con todo —cama grande, lavarropas, televisor smart y escritorio para home office—, la canasta «full» asciende a un rango de $2.932.068 a $6.064.642.
El sommier de dos plazas con colchón de buena calidad cuesta entre $280.000 y $430.000. Un Cannon, por ejemplo, supera los $400.000. Dos juegos de sábanas y un acolchado oscilan entre $109.000 y $220.000.
Una mesa de comedor con 4 sillas va de $280.000 a $600.000. Un sofá de dos cuerpos cuesta desde $380.000 en Mercado Libre (tapizado en chenille) hasta $600.000 en Sodimac. El home office requiere escritorio y silla ergonómica, que juntos arrancan en $100.000 y trepan a $220.000.
La heladera no frost mediana (~300 L) va de $597.999 a $950.000; el microondas se mantiene en $140.000 a $240.000. Una pava eléctrica o cafetera oscila entre $31.999 y $334.599: la diferencia entre una Philips básica y una Nespresso de cápsulas de alta gama es abismal.
El lavarropas automático mediano cuesta entre $479.999 y $922.099. El televisor Smart de 43 pulgadas o más va de $304.999 a $429.999. En cocina, un juego de ollas de buena calidad ronda entre $42.999 y $199.999; utensilios básicos como cuchillos, cucharón y colador, entre $20.000 y $49.999.
También aparecen extras como un set completo de vajilla para 4 a 6 personas ($30.225 a $175.699), tuppers para guardar comida ($23.000 a $140.000), escoba y trapos ($13.450 a $62.059) o un par de lámparas de pie o mesa ($26.399 a $296.000). En cuanto a climatización, un ventilador de pie cuesta entre $40.000 y $130.000, y un calefactor portátil entre $31.999 y $64.189.
Sin pagar en cuotas, se hace difícil
En la mayoría de los comercios y tiendas online se puede pagar en cuotas sin interés, lo que ayuda a descomprimir el costo inicial. Pero en una economía con ingresos deprimidos a veces ni la financiación es suficiente y se deben postergar decisiones de compra por algo sencillo: no hay plata.
En junio, el RIPTE —que mide el salario promedio de los trabajadores registrados estables— fue de $1.468.135,75, con una suba mensual del 2,8%. Este indicador, que sirve de referencia para jubilaciones, topes de aportes e indemnizaciones, refleja la evolución de los ingresos formales de quienes tienen al menos 13 meses continuos de aportes.
Ese promedio es más alto que el ingreso real de la mayoría, porque deja afuera a informales, cuentapropistas y temporarios
Algunos precios de las canastas pueden sonar bajos —un sofá a $380.000, un sommier a $230.000—, pero la explicación es que se tomaron opciones de gama media en sitios de venta masiva. Los valores pueden dispararse según la marca y el modelo: un sillón de diseño italiano supera el millón de pesos, y un colchón prémium trepa todavía más.
Además, la inflación en equipamiento y mantenimiento del hogar trepó alrededor del 39% interanual, de acuerdo con el informe de junio del Indec, en línea con el nivel general de precios. Eso significa que postergar una compra puede implicar pagar bastante más apenas semanas después.
Por eso, cada vez más jóvenes optan por comprar lo mínimo indispensable y sumar muebles o electrodomésticos de a poco, incluso recurriendo al mercado de segunda mano para abaratar. La decisión depende tanto del bolsillo como del deseo de comodidad inmediata. La independencia cuesta, y no poco.
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ECONOMIA
Se disparó la oferta de departamentos en venta y así están los precios en Buenos Aires

A la par del vaivén que muestran distintos resortes de la economía nacional, el ámbito inmobiliario también muestra signos de cambio de tendencia y en el último bimestre comenzó a acelerarse el número de unidades usadas que se suman al mercado de la compraventa. Tan sólo en julio la disponibilidad de departamentos que se ofrecen en ese nicho aumentó cerca del 50% versus igual mes pero del año pasado. Por el lado de los valores, los precios también aceleraron sobre todo en el caso de los inmuebles de mayor tamaño. Así, la cotización de los departamentos de dos y tres dormitorios subió 6,5 y 15,5% también en el último tiempo. Por estos días, el precio promedio de un monoambiente en Capital Federal se ubica en torno a los 69.000 dólares.
De acuerdo a un monitoreo de Reporte Inmobiliario al que accedió iProfesional, la expansión de la oferta ocurre en un escenario de precios que también se mueven pero sin que ello afecte las posibilidades de inversión.
La consultora señala que dio con 29.952 registros validados de departamentos usados en venta en la Ciudad de Buenos Aires. Y que el ascenso de la oferta mantiene una tendencia que ya se comenzó a hacer visible a partir del mes de junio.
Departamentos usados: qué ocurre con los valores
«Las subas interanuales fueron dispares según la tipología: los cuatro ambientes aumentaron 15,56%, los de dos dormitorios 6,57%, los de un dormitorio 2,13% y los monoambientes apenas 0,4 por ciento», detalló la firma.
«La oferta continúa en alza, con un incremento del 47% sobre julio de 2024, lo que genera mayor competencia y modera los ajustes de precios», agregó.
Ya en lo referente a las cotizaciones, Reporte Inmobiliario señaló que en lo que respecta al valor del metro cuadrado, los monoambientes se mantienen a la cabeza de los más valuados con un precio promedio del orden de los 2.131 dólares.
A esa opción de departamentos le siguen los dos ambientes, con un precio promedio del metro cuadrado de u$s1.922, y las unidades de tres dormitorios, con un valor también promedio de u$s1.872 la unidad.
A estas tipologías les siguen los inmuebles de dos dormitorios, con un precio del metro cuadrado que alcanza los 1.784 dólares.
«El precio total promedio llegó a u$s69.000 para monoambientes, u$s79.475 para los departamentos de un dormitorio, u$s111.500 para dos dormitorios y u$s150.000 para los de cuatro ambientes», precisa el informe.
En cuanto a los precios de los departamentos usados según el barrio porteño, Reporte Inmobiliario precisa que los monoambientes más cotizados se distribuyen entre Puerto Madero (u$s205.000), Núñez (105.000), Palermo (100.000), Colegiales (96.000) y Belgrano (95.000).
En el otro extremo se alinean Pompeya (u$s38.000), La Boca (48.000), Once (49.250) y Constitución (50.000).
Cotizaciones de departamentos en Capital Federal
Por el lado de los departamentos de dos ambientes, los precios más altos se dan en Puerto Madero (u$s370.000), Palermo (130.000), Núñez (124.950), Belgrano y Colegiales (115.000).
En la vereda de enfrente se encuentran Pompeya (u$s50.000), La Boca y Constitución (58.000), Balvanera (65.000), Villa Lugano (66.499) y Floresta (67.450).
En cuanto a las unidades de tres ambientes, las cotizaciones más elevadas corresponden a Puerto Madero (u$s404.500), Recoleta (195.000), Belgrano (167.750), Retiro y Barrio Norte (160.000).
Por el contrario, Villa Soldati (u$s44.000), Villa Lugano (54.000), Pompeya (62.500) y La Boca (75.000) se ubican como las zonas con los precios más «bajos».
Ya en lo que concierne a los departamentos de cuatro ambientes, los inmuebles más cotizados se encuentran en Puerto Madero (u$s650.000), Villa Ortúzar (303.209), Recoleta (270.000), Retiro (242.500) y Palermo (240.000).
Por el lado de los precios de menor valía, Villa Soldati encabeza la nómina con unidades a U$s39.500, seguido de Villa Lugano (60.000), Pompeya (73.000) y Constitución (87.500).
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ECONOMIA
¿»Riesgo kuka» o errores del Gobierno?: el mercado analiza las causas de la turbulencia financiera

Además de los problemas financieros, de la seguidilla de derrotas en el Congreso y del escándalo político por las denuncias de corrupción, el gobierno está enfrentando otro problema, que hasta ahora no se había manifestado: se está devaluando el principal argumento de su relato económico, el que dice que el superávit fiscal blinda a Argentina de cualquier crisis y que la suba del riesgo país se debe solamente al «miedo kuka».
En los últimos días, una cantidad importante de economistas, banqueros y operadores del mercado financiero objetaron ese punto y argumentaron que, en realidad, la volatilidad que se está viviendo tiene mucha más relación con las dudas que presenta el plan económico antes que con un eventual mal resultado de Javier Milei en las urnas.
El tema fue abordado en reportes de consultoras y bancos de inversión, y hasta obligó al ministro Luis Toto Caputo a meterse en la discusión, con un posteo en el que responde a las inquietudes planteadas por Fernando Marull, uno de los economistas habitualmente alineados con la política oficial.
Para el gobierno, el hecho de que esa sensación esté predominando implica un problema serio, porque predispone al mercado a tomar actitudes defensivas -en otras palabras, a huir del peso y refugiarse en el dólar- aun si se creyera que Milei resultara victorioso en las legislativas de octubre.
Deterioro acelerado
De hecho, en los últimos días se acumularon una serie de señales preocupantes, aun cuando las encuestas siguen marcando que el oficialismo le lleva una ventaja de al menos 10 puntos al kirchnerismo.
Sólo por enumerar los datos más salientes:
- El índice de riesgo país se acerca a los 800 puntos, el segundo nivel más alto del año después del pico de 978 a inicios de abril, cuando había una fuerte presión por la apertura del cepo. Esto es algo que abona la tesis de que la volatilidad de tasas actual está escondiendo la certeza de un nuevo esquema cambiario post electoral.
- Los bonos que ajustan por CER y vencen en un año, pagan un premio de más de 30% por encima de la inflación -otra expectativa implícita de devaluación-.
- El dólar sigue presionando al alza, lo que refleja la ansiedad por tomar cobertura. Y en el mercado de futuros, las cotizaciones siguen subiendo, al punto que el contrato de noviembre -$1.579 por dólar- ya supera el techo de la banda de flotación.
- Mediciones sobre el humor social, como el índice de confianza del consumidor o el índice de confianza en el gobierno, elaborados por la Universidad Di Tella marcaron desplomes en la medición de agosto, en coincidencia con la volatilidad de tasas y el enfriamiento de la economía.
- Ya se habla abiertamente sobre el freno en el crédito y riesgo de recesión. La mora bancaria llegó al 6,5% en préstamos personales y al 4,9% en tarjetas de crédito, y lo peor es que los datos corresponden a junio, y la tendencia es creciente.
- El influyente banco JP Morgan revisó a la baja su proyección de crecimiento del PBI argentino para este año: desde un 5,3% previsto originalmente, lo bajó a 4,7%. Y destaca que el efecto de la incertidumbre y la suba de tasas está llevando la economía a una menor dinámica para el segundo semestre.
La versión de Luis Caputo y Javier Milei: todo «riesgo kuka»
Para Caputo, no hay duda sobre cómo interpretar la situación: es el miedo a que la oposición tenga una victoria electoral que pueda poner en riesgo el equilibrio fiscal. En el programa oficialista de streaming reconoció que había incurrido en un error de cálculo, porque a inicios de año pensó que el índice de riesgo argentino se ubicaría, a esta altura, en 400 puntos. Ese es, según su análisis, el riesgo que corresponde a una economía con superávit fiscal, con un refuerzo de reservas por el acuerdo con el FMI y con el nivel de inflación en baja.
Sin embargo, admitió que los más de 700 puntos actuales, que dejan a Argentina fuera del mercado de crédito, obedecen a un factor que él había subestimado: el miedo de los inversores al regreso de una oposición que eche por tierra con las reformas de Milei.
En un comentado intercambio con el economista Marull en la ex Twitter, el ministro justificó la situación actual: «En el caso actual, nosotros creemos que esta suba de tasas va a ser transitoria, porque las elecciones serán muy favorables para LLA. Por lo tanto, el alto riesgo político que hoy asigna el mercado (dados los últimos intentos de romper con el equilibrio fiscal por parte del Congreso), y que evidentemente lo tomó por sorpresa, va a colapsar pronto, y las tasas volverán al nivel al que a vos y a todos nos gustaría verlas».
Siguiendo su línea argumental, si el gobierno obtuviera un buen resultado electoral, en poco tiempo el índice debería converger a los 400 puntos. Pero es algo que los analistas del mercado ven poco probable.
Las críticas al relato de Luis Caputo
¿Qué dicen lo que no «compran» el relato oficial? Que la turbulencia financiera se explica más por problemas del plan económico que por el «riesgo kuka». Y recuerdan que el Congreso ya había votado las leyes de mayor costo fiscal el 14 de julio, un momento en el que los bonos CER pagaban un premio de 10% y las Lecaps rendían 33%, es decir un nivel sensiblemente inferior al actual. Pero que, tras el veto confirmado a la ley de reforma jubilatoria, las tasas siguen siendo más altas, lo cual implicaría una contradicción con lo que plantea Caputo.
En cambio, atribuyen los problemas a la política de ancla cambiaria -dados los niveles de intervención oficial en el mercado de futuros, nadie defiende el mantra de que «el dólar flota»- y a la baja acumulación de reservas.
Por otra parte, el controvertido desarme de las LEFI sigue siendo visto por los bancos como un error. No comparten el diagnóstico de Caputo, que veía en ese instrumento una bomba, porque implicaba una masa de $16 billones que vencían cada día. Los bancos afirman que haber desarmado ese instrumento sin dar otra opción para manejar la liquidez de corto plazo y, además, haber subido el nivel de encajes, denota una falta de comprensión sobre cómo es la operatoria en las mesas de dinero.
Peor aun, hay quienes apuntan contra el principal punto del plan económico, el que afirma que hay contracción monetaria. Para varios analistas, la referencia de «base monetaria amplia» que toma el gobierno no es la relevante, y señala que en todo el año hubo una expansión del M3 -que considera, además, los depósitos en plazo fijo-.
En este punto hubo un cambio de tendencia en las últimas semanas, algo que se refleja en una caída de 13,2% del volumen de depósitos a la vista del sector privado. Es algo que se interpreta como una caída en la demanda de pesos por parte del público.
Superávit fiscal en duda
Y, para completar, hay otro argumento que está causando preocupación: el hecho de que, en su afán por absorber liquidez, Caputo convalide tasas de interés tan altas que lleguen a complicar el resultado fiscal.
La forma en que se deben contabilizar los intereses de las Lecap -que se generan en cada licitación del Tesoro pero no se pagan hasta el final del bono- es un tema que ha generado amargos debates entre los economistas. Hay un sector que afirma que el gobierno hace bien en no contabilizarlo como costo financiero mensual, mientras que otros se muestran alarmados por la acumulación de una potencial bomba fiscal que recién se manifestará en el mediano plazo.
De hecho, según la consultora Equilibra, no hay un superávit de 0,3% sino un déficit de 1,6%. Hablando en plata, ese monto de intereses asumidos pero todavía no pagados ascendió a casi $20 billones, según estimó Christian Buteler, uno de los economistas más críticos sobre la metodología oficial.
Hasta el propio FMI recordó en su último reporte que si el costo financiero no reflejado en las cuentas fiscales representa un 2% del PBI. Y lo peor: ese cálculo corresponde a julio, es decir antes de que las tasas ofrecidas para la renovación de deuda superaran el nivel de 60% anualizado.
La lupa en el dólar
Pero el argumento que concita más adhesión entre los críticos de Toto Caputo es el del tipo de cambio. Para ellos, el centro de la volatilidad actual es que el mercado percibe que el actual esquema cambiario -que lleva a un déficit de la cuenta corriente y dificulta la compra de reservas- no es sostenible a mediano plazo.
«La economía duda en levantar cabeza, no tanto por el riesgo de que regrese el kirchnerismo sino porque, lentamente, nos volvemos a enfrentar a restricciones económicas que estaban disimuladas en la transición de una nueva gestión. En particular, la ausencia de dólares para los próximos dos años seguirá imponiendo límites al crecimiento, lo cual podría dificultar avanzar con las reformas pendientes, sobre todo si se mantiene la estrategia vincular utilizada hasta el momento», señala el último reporte de la consultora LCG.
Por su parte, la consultora Outlier apunta: «Ya está bastante generalizada la idea de que después de las elecciones hay otra vez cambios en el esquema cambiario lo cual también es un problema en la previa que parece muy difícil de revertir en este contexto. Por ahí parece venir buena parte de la preocupación del mercado».
Habla el mercado
Esa expectativa de los inversores se refleja en la «tasa sintética» -la diferencia entre lo que rinde un bono en pesos que equipara el dólar MEP y el costo de cobertura en el mercado de futuros-. A partir de noviembre esa tasa se agranda, al punto que quienes toman deuda en pesos exigen un premio equivalente a un dólar en torno de $1.920 de aquí a un año. Eso implica un valor que excede en 16% el techo de la banda de flotación.
Más inquietante aun: el propio FMI viene contradiciendo el argumento oficial respecto de que el rojo de la cuenta corriente es un síntoma positivo, porque refleja el crecimiento de la economía. Más bien al contrario, en su último reporte sugiere que Argentina debería contar con un superávit de cuenta corriente de 1,4% del PBI, como forma de evitar eventuales turbulencias.
Hablando en plata, el superávit de cuenta corriente que sugiere el FMI se ubicaría en torno de u$s10.000 millones, mientras las proyecciones indican que se terminará el año con un rojo por más de u$s12.000 millones.
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