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ECONOMIA

Cuánto se devaluó el peso en los últimos años y qué poder de compra perdieron los bolsillos de los argentinos

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En Argentina, la devaluación del peso es un tema de conversación permanente. No importa quién gobierne ni qué modelo económico esté en marcha, la incertidumbre sobre el tipo de cambio nunca desaparece. La pregunta no es si el peso se va a depreciar, sino cuándo y a qué ritmo. Las tensiones vividas en las últimas semanas respecto de la pérdida de reservas del Banco Central en la previa del acuerdo con el FMI se dio por que aún le faltan más detalles sobre la letra chica respecto de la magnitud de los tramos de los desembolsos sobre un potencial monto de u$s20.000 millones y si habrá modificaciones o no en la política cambiaria actual.

Devaluar significa que la moneda pierde valor frente a otra, en este caso, el dólar. Si el peso se devalúa, se necesitan más pesos para comprar la misma cantidad de dólares. Las razones pueden ser muchas: una inflación que no da tregua, la escasez de reservas en el Banco Central o la falta de confianza en la economía. Pero, al final del día, la devaluación siempre impacta en lo mismo: el bolsillo de la gente.

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La historia económica argentina está marcada por constantes vaivenes en el tipo de cambio. Dentro de las más recientes, tenemos las devaluaciones de 2002, 2014, 2016, 2019, 2020 y 2023. Cada una tuvo sus propios detonantes, pueden ser desde crisis de balanza comercial y fuga de capitales hasta pagos de deuda o una caída brusca en las reservas del Banco Central. Y aunque los motivos varían, el desenlace tiende a repetirse: inflación acelerada, pérdida de poder adquisitivo, recesión y en algunos casos, un aumento del desempleo.

Sin embargo, la devaluación no siempre es vista con los mismos ojos. Para los exportadores, un peso más débil mejora la competitividad de los productos argentinos en el exterior. Pero eso no significa necesariamente que la balanza de pagos mejore o que la economía se estabilice.

A lo largo de los años, distintos gobiernos intentaron controlar el tipo de cambio con medidas de todo tipo: controles de precios, acuerdos con el FMI, cepos cambiarios y planes de estabilización. Pero la historia demuestra que contener el dólar a la fuerza no es fácil, y cuando las reservas se agotan o la confianza se pierde, la devaluación se convierte en un hecho inevitable. Especialmente en un país donde la moneda nacional ha perdido más ceros de los que se pueden contar, la relación entre el peso y el dólar es casi un termómetro de la economía.

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Devaluaciones «made in Argentina»

El siguiente gráfico muestra las devaluaciones por presidencia, desde 2011 hasta la actualidad:

De Cristina a Milei, así fue la devaluación del peso en cada presidencia

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Es claro que hemos convivido con un contexto devaluatorio constante. Desde el inicio del período analizado, que comienza con el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner en 2011, el peso ha ido perdiendo valor de manera sostenida. En aquel entonces, el dólar aumentó poco más de cuatro pesos, representando una devaluación del 56,14%, un movimiento que en su momento generó ruido, pero que con el tiempo quedaría opacado por lo que vendría después.

Con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia, la unificación del tipo de cambio trajo consigo un fuerte salto del dólar, con una devaluación inmediata del 40%. A lo largo de su mandato, el peso se depreció un 84,38%, con un dólar que pasó de $9,85 a $63,04, registrando movimientos diarios que reflejaban la inestabilidad económica del período.

En 2019, el descontento de la sociedad se hizo sentir en las urnas y asumió Alberto Fernández. Sin embargo, lejos de revertir la tendencia, la devaluación continuó, especialmente en su último año de gestión, cuando la inflación se disparó y la presión sobre el tipo de cambio se volvió insostenible. Al final de su mandato, la devaluación acumulada alcanzó el 83,88%, dejando al país en un escenario de incertidumbre cambiaria.

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Con la llegada de Javier Milei, el gobierno adoptó una estrategia de crawling peg, ajustando el tipo de cambio de manera gradual al 2% mensual y actualmente al 1% reflejando un intento de estabilización que, por ahora, mantiene el dólar bajo control. Sin embargo, hasta llegar a la adopción del crawling peg, a dos días de su mandato a modo de «sinceramiento» el dólar oficial pasó de $400 a $832,64 y actualmente a casi $ 1.100 por dólar, es decir una devaluación del casi 64 por ciento.

La inflación también erosiona bolsillos en EE.UU.

La moneda estadounidense tampoco es inmune a la pérdida de valor con el tiempo. Aunque de manera mucho más moderada en comparación con el peso argentino, la inflación en Estados Unidos también erosiona el poder adquisitivo del dólar.

El siguiente gráfico muestra la evolución de la inflación en EE.UU. desde 2011 hasta 2025 y cuánto debería valer en la actualidad un billete de USD 100 emitido en 2011 para mantener su poder de compra original.

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Así evolucionó la inflación en Estados Unidos desde 2011 hasta 2025

Así evolucionó la inflación en Estados Unidos desde 2011 hasta 2025

Si bien la inflación en Estados Unidos no es un problema tan preocupante como en Argentina, ha tenido su impacto en el poder adquisitivo del dólar a lo largo del tiempo. En 2022, la inflación se aceleró significativamente, alcanzando casi un 8% anual, el nivel más alto del período analizado.

Como consecuencia de este proceso inflacionario, un billete de u$s100 emitido en 2011 ha perdido parte de su valor real. Para mantener el mismo poder de compra en la actualidad, ese billete debería valer u$s146,56, lo que representa una pérdida del 46,56% en términos de poder adquisitivo.

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Así perdió poder de compra el peso argentino

Del mismo modo, el gráfico a continuación muestra cómo ha evolucionado el poder adquisitivo del billete de $1.000 desde el 2011 hasta la actualidad. Lo que en su momento representaba una suma considerable, hoy ha perdido gran parte de su valor real.

Así evolucionó el poder adquisitivo del billete de $1.000 desde el 2011 hasta la actualidad

Así evolucionó el poder adquisitivo del billete de $1.000 desde el 2011 hasta la actualidad

Como era de esperarse, la pérdida de poder adquisitivo del peso argentino no tiene comparación con la del dólar. La inflación sostenida a lo largo de los años ha erosionado drásticamente el valor de 1.000 pesos.

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Para comprar hoy lo mismo que se adquiría con $1.000 en 2011, se necesitarían $286.920. En otras palabras, $1.000 de 2011 equivalen a apenas $3,49 en la actualidad.

A pesar de los datos poco alentadores del pasado, el panorama actual muestra señales de estabilidad. La inflación parece estar bajo control y el tipo de cambio se mantiene estable. El último dato de inflación, correspondiente a febrero, fue del 2,4%, en línea con las expectativas, y para los próximos meses se proyecta una tendencia descendente en la inflación mensual.

El ritmo del crawling peg continúa en 1% mensual, lo que ha generado que, en ciertos momentos, el peso logró fortalecerse frente a la inflación. Es decir, el ritmo de devaluación ha sido inferior al de la suba de precios, lo que representa un cambio respecto a la dinámica de los últimos años.

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El siguiente gráfico muestra la evolución de la inflación mensual en contraste con el ritmo de devaluación, durante la gestión de Javier Milei.

evolución de la inflación mensual en contraste con el ritmo de devaluación

Evolución de la inflación mensual en contraste con el ritmo de devaluación

¿El peso se fortalece frente a la inflación?

En diciembre, en medio de la incertidumbre por el cambio de gobierno, la inflación alcanzó un pico del 25,5% marcando un ajuste abrupto en el tipo de cambio. Sin embargo, con la implementación del crawling peg, se observa una tendencia descendente en la devaluación, situándose en niveles inferiores a la inflación mensual.

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El último dato, correspondiente a febrero de 2025, muestra una inflación del 2,4%. No obstante, el ritmo de depreciación del peso fue del 1,4%, lo que indica que la moneda local se está fortaleciendo frente a la inflación.

Que el peso se fortalezca, significa que su ritmo de depreciación es menor que el de la inflación. Esto implica que, en términos reales, la moneda no está perdiendo tanto poder adquisitivo como en períodos anteriores. Esto significa una mayor estabilidad en los precios medidos en dólares, una menor presión sobre el mercado cambiario y una relativa mejora en el poder adquisitivo. Además, contribuye a un contexto más predecible para la actividad económica, incentivando inversiones en pesos en lugar de una dolarización masiva de ahorros.

Sin embargo, todo dependerá de ahora en más de los detalles del acuerdo con el FMI, de si hay cambios en la política cambiaria, que la inflación continúe en descenso y de que las condiciones macroeconómicas permitan sostener esta estabilidad en el tiempo.

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ECONOMIA

Aumentan 4,3% los colectivos, subtes y peajes en CABA y 14,8% los colectivos en la Provincia

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Desde este lunes 1 de diciembre, regirán en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) un nuevo aumento de las tarifas de colectivos, subtes y peajes. Será del 4,3%, producto del 2,3% de inflación de octubre más un extra de 2 puntos porcentuales hasta que se llegue a la eliminación de subsidios.

En la provincia el ajuste será mayor, debido a la aplicación de un ajuste adicional que llevará el aumento al 14,8 por ciento.

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En efecto, en CABA el boleto mínimo de colectivos pasará a costar $593,52 y en la provincia 658 pesos. De este modo, habrá tres tarifas distintas en las líneas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA): las tarifas de los de jurisdicción ya habían aumentado hace dos semanas y en ellos el boleto mínimo cuesta desde entonces 494,83 pesos.

En CABA también aumentará el subte: desde mañana costará $1.206 pesos por viaje. En tanto, el costo del peaje para autos en hora pico será de $4.912,67 en las autopistas Perito Moreno y 25 de Mayo, y $2.042,38 en la Autopista Illia. Fuera de horas pico los valores serán respectivamente de 3.466,55 y 1.444,25 pesos. La fundamentación de la suba de peajes es un plan de obras a cargo de AUSA, hoy en sus etapas iniciales y que ganaría ritmo en los próximos meses.

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Aumento en colectivos, subtes y peajes: de cuánto es

Las autoridades de la Ciudad en colectivos y subtes argumentan que los aumentos sirven para recomponer el atraso tarifario, pues en los colectivos la actual tarifa cubre solo el 70% del costo del servicio, en tanto en el subte la cobertura supera levemente el 76 por ciento.

En las 30 líneas de colectivos reguladas por CABA desde 2024 el boleto mínimo será de $593,52 para trayectos de hasta 3 kilómetros, aumentará a $659,50 para trayectos de 3 a 6 kilómetros, a $710,31 para viajes de 6 y12 kilómetros y a $761,15 en recorridos superiores a los 12 kilómetros.

La administración del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, sostiene que además de descontar el atraso respecto de los costos de operación, la actualización tarifaria apunta a sostener un programa de modernización de más de 1.600 unidades incorporando validadores que aceptan tarjetas de crédito y débito, la SUBE y teléfonos celulares, además de la colocación de cámaras y mejoras en los recorridos.

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Además, CABA apunta una «migración» hacia energías limpias, en base a incentivos para que las empresas incorporen colectivos a gas o eléctricos a medida que renueven su flota. La propia Ciudad ya lanzó a la calle, en áreas turísticas como el Microcentro y San Telmo, unidades eléctricas, que además por el color amarillo se distinguen por su andar completamente silencioso.

En el sector privado empezó a recoger el desafío de las «energías limpias»: la empresa Metropol anunció la compra de 150 unidades a gas para las líneas que recorren la Ciudad. Además, desde 2027 será obligatorio, cuando se retire una unidad a gasoil, reemplazarla con otra en base a «energías limpias», a gas o eléctrica. Ya en 2026, sin embargo, no menos de 15% de la flota debería ser de unidades eléctricas o a gas, proporción que se duplicaría el año siguiente.

El costo del viaje en subte se va a $1.206 y para morigerar el impacto el gobierno porteño dispuso que al menos un molinete por estación acepte tarjetas de crédito y débito, además de la SUBE. Y se incorporaron pagos sin contacto como billeteras de teléfonos móviles con tecnología NFC y QR.

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Según Emova, ese tipo de pagos ya llega al 30% de las transacciones y confirma que muchos usuarios achican costos usando promociones bancarias y de billeteras virtuales, con descuentos y reintegros sustanciales. También se mantienen los descuentos para pasajeros frecuentes, que abonando con el mismo medio de pago reciben descuentos cuando superan el viaje número veinte. De 21 a 30 viajes, el costo del pasaje baja a $964,80, de 31 a 40, a$ 844,20 pesos y desde el viaje 41 se abonan $723,60 pesos. Además, el Premetro cuesta 422,10 pesos.

La suba de los transportes en Provincia

En tanto en la provincia de Buenos Aires, el aumento del 14,8% responde a un nuevo esquema tarifario que aumenta el costo de los colectivos urbanos, a partir de una consulta ciudadana que se hizo a mediados de noviembre. El nuevo cuadro de tarifas rige exclusivamente para las líneas que circulan íntegramente por territorio bonaerense y no ingresan a CABA.

Sucede que las líneas que recorren sólo la provincia usan tarifas fijadas por la gobernación, mientras los colectivos que solo viajan por CABA dependen del gobierno porteño y los servicios nacionales, que atraviesan ambos distritos, tienen sus tarifas definidas a nivel federal.

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La estructura tarifaria que entra en vigor apunta a recomponer los ingresos de las empresas concesionarias y afrontar los mayores costos asociados a la operación, entre ellos el valor del combustible y el mantenimiento del parque automotor. La resolución 342, publicada el viernes previo a la implementación del nuevo tarifario, marca el inicio formal de estos aumentos. El Ministerio de Transporte bonaerense explicó que el ajuste incluye un aumento extraordinario del 10%, sumado a un mecanismo de actualización mensual vinculado a la inflación más dos puntos porcentuales, en línea con el sistema vigente desde marzo. De este modo, la suba total para diciembre llega al 14,8 por ciento.

La Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) consideró «acertada» la medida del gobierno bonaerense de desacoplarse de las tarifas nacionales y de CABA. «Con el anuncio de este aumento de tarifa para las líneas provinciales, junto con el próximo desacople de los cálculos de subsidios por parte de la Provincia (quién asumirá, según nos informa, las plenas competencias en la materia de cálculos y determinación desde enero) se abre un nuevo escenario, que entendemos ofrece mejores garantías ante la vocación de diálogo que percibimos), para asegurar la continuidad de los servicios». AAETA dijo ser consciente de la «incomodidad» de la medida del gobierno bonaerense, pero un «servicio esencial» -concluyó- «requiere este tipo de decisiones.

Los nuevos costos por trayecto

El nuevo cuadro tarifario se detalla según las escalas de kilómetros recorridos. Para servicios urbanos del Gran Buenos Aires, el pasaje mínimo (correspondiente a trayectos de 0 a 3 kilómetros) se establece en $658,44. Los tramos escalonan los precios en función de la distancia: 3 a 6 kilómetros, $733,50; 6 a 12 kilómetros, $790,00; 12 a 27 kilómetros, $846,57; y trayectos mayores a 27 kilómetros, $902,73.

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Para quienes abonan el pasaje con una tarjeta SUBE sin nominalizar, el costo resulta considerablemente mayor, con valores mínimos que parten desde $1.046,92 y alcanzan un techo de $1.435,34 según la distancia recorrida. Este diferencial busca incentivar la nominalización de la SUBE para establecer una correspondencia entre usuario y tarjeta, y limita el uso de subsidios a cada pasajero registrado.

Existe también una categoría específica para beneficiarios del Atributo Social, destinada a personas en situación de vulnerabilidad, quienes conservan descuentos en el boleto. Para diciembre, el cuadro social propone los siguientes montos: hasta 3 kilómetros, $296,30; de 3 a 6 kilómetros, $330,08; de 6 a 12 kilómetros, $355,50; de 12 a 27 kilómetros, $380,96; y, por encima de los 27 kilómetros, $406,23. Estos importes representan un beneficio orientado a reducir el peso del transporte en los presupuestos de los sectores más afectados por la suba general de precios.

En el segmento de colectivos interurbanos de media distancia, que conecta áreas aledañas a CABA y cumple un rol estratégico en la conexión metropolitana, también se observan nuevos valores. El boleto mínimo para este tipo de servicio se modifica: antes costaba $753,99 y ahora asciende a $866,28 con SUBE nominalizada. Si el pasajero utiliza SUBE sin registrar, el boleto mínimo llega a $1.377,39. Además, el cobro por kilómetro fija una base de $33,46 (SUBE nominalizada) frente a $53,20 (no nominalizada), mientras que la tarifa base en terminales inicia en $219,05 ($348,29 con SUBE sin nominalizar).

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El alcance del aumento es exclusivo para las líneas provinciales, es decir, en aquellas que no ingresan en Capital Federal, y por tanto no afectan a los servicios regidos por el gobierno porteño y el nacional. El esquema implementado responde a la necesidad, según especificaron fuentes oficiales, de recomponer el equilibrio operativo de las empresas de transporte, que actualmente sufren presiones por el costo de insumos clave. Entre los factores señalados, aparecen la volatilidad del tipo de cambio, los ajustes frecuentes del precio del combustible y el incremento en los insumos para el mantenimiento y renovación de flotas.

Puntualmente, el nuevo esquema tarifario establece así, para cada segmento, los siguientes valores:

Gran Buenos Aires (tarifa plena con SUBE registrada):

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  • 0-3 km: $658,44
  • 3-6 km: $733,50
  • 6-12 km: $790,00
  • 12-27 km: $846,57
  • Más de 27 km: $902,73

Gran Buenos Aires (SUBE sin nominalizar):

  • 0-3 km: $1.046,92
  • 3-6 km: $1.166,27
  • 6-12 km: $1.256,11
  • 12-27 km: $1.346,04
  • Más de 27 km: $1.435,34

Tarifa Social:

  • 0-3 km: $296,30
  • 3-6 km: $330,08
  • 6-12 km: $355,50
  • 12-27 km: $380,96
  • Más de 27 km: $406,23
  • Interurbanos de media distancia (tarifa plena):
  • Terminal: $219,05
  • Base pasajero/km: $33,46
  • Boleto mínimo: $866,28

Interurbanos de media distancia (SUBE sin nominalizar):

  • Terminal: $348,29
  • Base pasajero/km: $53,20
  • Boleto mínimo: $1.377,39

La nueva política tarifaria que aplica la provincia de Buenos Aires no modifica el cuadro de tarifas de otros servicios urbanos o metropolitanos ni afecta los valores a cargo de otras jurisdicciones. El aumento impacta exclusivamente en recorridos que se desarrollan íntegramente en territorio bonaerense y que se identifican por sus números superiores al 200. El resto de los servicios quedó sujeto a sus propias mesas de negociación y a las políticas tarifarias definidas por las autoridades específicas de CABA y el gobierno nacional.

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ECONOMIA

El factor clave que necesita el Gobierno para que el riesgo país perfore los 600 puntos, según analistas

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La baja del riesgo país es clave para que Argentina vuelva a los mercados internacionales. EFE/EPA/JUSTIN LANE

Luego de la victoria del oficialismo en las elecciones legislativas, el riesgo país experimentó un desplome de más de 400 puntos básicos. Sin embargo, en las últimas jornadas se mantuvo por encima de las 600 unidades, obstaculizando el plan del equipo económico de regresar a los mercados voluntarios de deuda para refinanciar los vencimientos por USD 4.300 millones de enero de 2026.

Economistas consultados por Infobae destacaron avances macroeconómicos en materia fiscal y de desaceleración de la inflación, pero la mirada unánime se posó sobre la acumulación de reservas internacionales como el factor clave que puede inclinar la balanza en la percepción de los mercados, reduciendo el riesgo país y facilitando el regreso de Argentina al crédito internacional.

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El indicador elaborado por JP Morgan, hoy en 653 puntos básicos, estima la probabilidad de que un país incumpla sus compromisos de pago de deuda con acreedores internacionales. Además, refleja el nivel de incertidumbre que enfrentan los inversores al colocar capital en ese país y se calcula a partir de la diferencia de las cotizaciones de los bonos del Tesoro de EE.UU., considerados libres de riesgo, y, en este caso, de los títulos soberanos argentinos.

En diálogo con este medio, el analista financiero Christian Buteler sintetizó la situación en el diagnóstico: “Lo que necesita el Gobierno es acumular reservas. Ya tiene equilibrio fiscal y monetariamente hay mayor orden, si bien siempre hay cosas a corregir. La inflación, si bien se estancó en torno al 2%, ha mostrado un camino descendente importante y es lógico que ahora venga la parte que más cuesta”. Para Buteler, resulta fundamental que el Banco Central disponga de reservas “genuinas y propias, que ante cualquier eventualidad no tenga que estar recurriendo o al FMI o al Tesoro norteamericano. Es decir, contar con recursos propios para poder hacer frente a cualquier deuda que venga”.

Al mismo tiempo, hizo hincapié en la necesidad de avanzar hacia la eliminación delas restricciones cambiarias: “No se puede pretender tener cepo para las empresas y pretender ir al mercado internacional y hacer una colocación importante de deuda. Se podrían hacer colocaciones pequeñas pero lo que Argentina necesita es volver a los mercados y cada vez que tenga un vencimiento, estar tranquilo que su riesgo país le permite conseguir deuda para pagar deuda vieja”.

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Coincidió en parte Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Financieros, quien sumó otro factor al análisis: las dudas respecto al préstamo de bancos internacionales al Gobierno. “Estos últimos días, lo que metió un poco de ruido fue ese tema de que en principio no habría este famoso paquete de USD 20.000 millones para hacer operaciones de deuda, sino que, por ahí, serían USD 5.000 millones. Eso jugó un poco en contra del riesgo país, lo que muestra que es como que se le presta mucha atención a ese apoyo, porque justamente por ahora la acumulación de reservas es bastante lenta”, evaluó.

Tiscornia sostuvo que el flujo de divisas que típicamente generan las liquidaciones del sector agroexportador podría influir sobre el nivel de reservas en las próximas semanas: “Un buen testeo va a ser lo que pase durante el mes de diciembre, cuando seguramente haya más venta de dólares del sector privado para hacerse de pesos y empiece a aparecer próximamente ya la cosecha de trigo, que es récord. Con ese flujo de dólares, de alguna forma el Gobierno puede llegar a empezar a acumular. El Tesoro está medio justo de pesos en este momento, con lo cual habría que ver si ahí el Banco Central aparece para comprar”.

El analista de Wise Capital, Ignacio Morales, agregó que “con el ruido electoral ya disipado, el foco de los inversores se concentró en la capacidad del Gobierno para recomponer reservas: cuándo comenzará ese proceso, a qué velocidad y a qué precio; el ritmo de acumulación será clave tanto para definir los límites cambiarios como para evaluar si el riesgo país puede perforar de manera sostenida los 600 puntos”.

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Por su parte, el economista de Econviews, Alejando Giacoia, convino en que “ahora la clave pasa por la acumulación de reservas”. Bajo su perspectiva, una parte del temor de los inversores globales se disipó tras el triunfo del Gobierno en las elecciones de medio término, pero persiste una resistencia a perforar el umbral de los 600 puntos básicos. Además, remarcó que, aunque el Gobierno se comprometió públicamente en avanzar en la reposición de reservas, el proceso debe concretarse para que la baja del riesgo país se sostenga.

“Las reservas pueden pensarse como una especie de seguro con el que le mostramos al mundo que si pasa cualquier cosa no dependemos de un prestamista de última instancia que nos salve, por eso creo que es tan importante recomponerlas”, sumó Giacoia.

A su turno, Guido Zack, director de Economía de Fundar, argumentó que el camino para llevar el riesgo país a niveles más bajos pasa por la generación de certezas respecto del cumplimiento de los próximos vencimientos de deuda sin apelar a préstamos extraordinarios. “Acumular reservas daría certidumbre de que Argentina podrá pagar los próximos vencimientos sin necesidad de hacer uso de préstamos. El vencimiento de enero es el más importante que se va a pagar y no es lo mismo pagarlo tomando otra deuda como son los swaps o como es el repo que pagarlo con alguna acumulación de reservas”, apuntó.

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Zack explica que la posibilidad de acumular los USD 4.300 millones de requeridos antes de enero es poco probable, aunque resalta el efecto tranquilizador que brinda a los mercados cualquier acumulación, aun parcial. “Si el Gobierno efectivamente empieza a acumular y eso tranquiliza a los mercados y genera una caída en el riesgo país, después ni siquiera es necesario usar la acumulación para todo la deuda. El Gobierno estaría en mejores condiciones para refinanciar esa deuda en el mercado sin necesidad de acudir a las mismas reservas y menos aún a los swaps”.

El Gobierno precisa que el
El Gobierno precisa que el riesgo país baje a la zona de 400 puntos básicos para volver a los mercados de deuda. REUTERS/Matias Baglietto

El economista introdujo además una advertencia sobre los posibles efectos secundarios de una política de atesoramiento acelerado de divisas: “Acumular reservas aumenta la demanda de dólares. Si aumenta la demanda de dólares, va a aumentar el tipo de cambio y el proceso de desinflación va a ser más lento. Pero hacer esto, por más que haga el proceso de desinflación más lento, no aleja el objetivo de tener una inflación anual de 10% o menos”.

Las reservas internacionales brutas alojadas en las cuentas del Banco Central hoy suman USD 41.959 millones. Sin embargo, el número neto, que descuenta los pasivos de la autoridad monetaria, se acercan a cero e incluso se ubican en terreno negativo en caso de incluir los pagos de los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal) a 12 meses vista.



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ECONOMIA

Cierra una conocida fábrica de muebles: 40 empleados fueron despedidos

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El establecimiento argumentó que la medida responde a la caída de la demanda y la apertura de importaciones, que impactaron en su producción

30/11/2025 – 11:16hs

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En medio del cimbronazo que generó el cierre de la planta de la empresa de electrodomésticos Whirlpool en la localidad bonaerense de Pilar y que dejó 220 trabajadores despedidos, ahora el turno fue de una fabricante de muebles de Pacheco, partido de Tigre, donde se desempeñaban 40 personas.

Como viene sucediendo con otras compañías que cerraron este año, el establecimiento bonaerense argumentó que la medida responde a la caída de la demanda y la apertura de importaciones, que impactaron en sus volúmenes de producción.

Nuevos despidos ante el cierre de una fábrica de muebles

Se trata de Color Living, con más de 40 años en el sector y una producción anual de 90.000 unidades, la firma mantendrá su actividad en su planta principal de Villa del Rosario, en Córdoba, donde trabajan aproximadamente 400 empleados. En Pacheco, se desempeñaban 40 trabajadores de los sectores de carpintería y costura, y todos fueron desvinculados.

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El anuncio llega en un contexto de incertidumbre laboral para el sector manufacturero. Solo un día antes, la compañía Whirlpool confirmó también su cierre, lo que alimentó comparaciones entre ambos casos y la percepción de una tendencia a sustituir producción nacional por productos importados.

La caída, el consumo masivo y el ingreso de productos importados, más allá de cierta estabilidad inflacionaria, volvieron a poner en escena el mercado laboral que, en la provincia de Buenos Aires, mostró despidos y suspensiones en empresas que buscan sortear la crisis.

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