ECONOMIA
De frente le sonríen, de espaldas le dan con un caño: industriales, furiosos con el plan productivo de Luis Caputo

Se abre una nueva etapa en el sector industrial. El empresario Pyme Martín Rapallini asumió como nuevo presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) con un discurso moderado pero firme. Reclamó abrir con el Gobierno una nueva agenda de «competitividad, costos laborales, logísticos, tributarios e importaciones«.
Según pudo saber iProfesional de altas fuentes industriales, la nueva gestión de Rapallini buscará abrir un diálogo fluido con el presidente Javier Milei y el equipo del ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo.
En un auditorio lleno ante 600 empresarios, en la sede de la UIA en Avenida de Mayo 1147, Rapallini también subrayó la importancia de «equilibrar las reglas de juego de la producción nacional con los productos importados«.
Rapallini lo dijo en un contexto de polémica por el objetivo de Milei de forzar a la baja un dólar de $1.000, el piso de la banda cambiaría acordada con el FMI, y la política firme de incrementar las importaciones de bienes de consumo para bajar los precios. El objetivo principal del Presidente es bajar la inflación de cara a las elecciones de este año
La industria pide a Javier Milei «equilibrar la cancha» frente a los productos importados
Precisamente, tal como anticipó iProfesional el sábado último, la idea de «equilibrar la cancha» con especial recaudo ante las importaciones de China, es el principal propósito de la nueva conducción de la UIA apadrinada por Paolo Rocca, el dueño de Techint, y un grupo de industrias grandes.
En un claro mensaje al presidente Milei, el dueño de cerámicas Alberdi señaló que la mejora de los precios o de la producción «no se logra fomentando la importación; se alcanza otorgándole al sector productivo competitividad».
Los primeros aplausos del auditorio surgieron cuando Rapallini señaló los desafíos para la industria en un contexto de la guerra comercial global. «Si en este proceso se establecen mejores condiciones para el ingreso de importaciones, se deben mejorar las condiciones en las que nosotros producimos«. Primera ovación a Rapallini.
La nueva conducción de la UIA reclamó al Gobierno «equilibrar la cancha» frente a las importaciones
Entre los empresarios, en voz baja, señalaron que en la actualidad la UIA visualiza que solo existen cuatro sectores empresarios competitivos: la energía, la minería, la economía del conocimiento y el agro. «Los demás todos estamos mal», señaló a iProfesional un ejecutivo cuando se lo consultó sobre si coincidía con la afirmación de Milei el domingo último en la Casa Rosada cuando dijo que la Argentina «está creciendo un 10%» del PBI y «como pedo de buzo».
El presidente saliente, Daniel Funes de Rioja, se despidió de la conducción de la central fabril con un breve discurso, tras el cual asumió la nueva conducción.
«Ahora se viene una etapa de diálogo con el Gobierno sobre la agenda de competitividad, costos tributarios, laborales, logísticos, cambiarios, para igualar la cancha«, dijo a iProfesional un hombre del sector alimenticio.
En el estrado, acompañaron a Rapalini los vicepresidentes del nuevo Comité Ejecutivo: David Uriburu (Cámara Argentina del Acero, de Techint), Rodrigo Pérez Graziano (Asociación de Fábricas de Automotores, Adefa), Eduardo Nougues, (secretario (Unión Industrial de Córdoba), y Silvio Zurzalo (Asociación de Industriales de Corrientes), tesorero.
Entre el auditorio estaba el resto de la conducción fabril, Modesto Magadán (Unión Industrial de Córdoba), Martín Cabrales (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios, Copal), Guillermo Moretti (Federación Industrial de Santa Fe), Luis Tendlarz (Unión Industrial de Catamarca), Isaías Mauricio Drajer (Federación de Industrias Farmoquímicas y de Sanidad Agropecuaria) y Daniel Urcia (Unión Industrial de Córdoba).
Dólar y costos impositivos, entre las inquietudes de los industriales
Rapallini señaló que valoraba «el progreso macroeconómico y la reducción del gasto público, sabemos que se está construyendo un nuevo escenario para la Argentina y queremos ser parte activa de esta etapa, pero también sabemos que se debe transitar este camino con responsabilidad y equilibrio, si en este proceso se establecen mejores condiciones para el ingreso de importaciones se deben mejorar las condiciones en las que nosotros producimos». Si bien no lo mencionó, se refería entre otras cosas al tipo de cambio y a los costos impositivos.
También se implora a gritos entre el empresariado una reforma impositiva y parte de ella, señalan, debe ser la rebaja del gasto tributario, un sistema desigual de exenciones impositivas por el que se drenan recursos por el 4,7% del PBI, que generan promoción a unos sectores sobre otros y que cada día está más cuestionado.
Rapallini también señaló que «lo que Argentina debe asumir con urgencia es que la única forma de potenciar una industria sólida y dinámica es igualando las reglas de juego entre quienes producen localmente y entre quienes lo hacen en el exterior». También en este tramo arrancó aplausos.
El nuevo presidente fabril dijo que la mejora de la competitividad se debe orientar a que «las empresas inviertan en tecnología, capacitación de sus trabajadores, mejoren la productividad y hagan los mejores productos al menor costo posible compitiendo en el mercado internacional». Señaló que «es la discusión que nos atraviesa a nivel global: no alcanza con diseñar, tener marca o vender, cuando se pierde la producción se pierde el negocio».
«Somos un sector transable que compite en calidad y precio con productos de todo el mundo», dijo y lo repitió dos veces.
También denunció que «en la Argentina el camino ha sido inverso: durante demasiado tiempo se cargó sobre la industria nacional un conjunto de distorsiones que fueron asfixiando su capacidad de competir y crecer: alta presión fiscal, inflación crónica, falta de financiamiento productivo, rigideces laborales, costos logísticos elevados, inseguridad jurídica, industria de juicio, regulaciones ineficientes y una estructura macroeconómica inestable, son alguno de los pasivos que nos han quitado la competitividad».
En ese sentido, se puede señalar que la inflación, la reforma laboral, y las regulaciones forman parte de la agenda de Milei y de su gabinete económico, aunque los industriales visualizan mayores demoras den la reforma tributaria, laboral, seguridad jurídica y un tipo de cambio competitivo, aunque esto último no estuvo en el textual de Rapallini.
El nuevo líder de la UIA señaló que busca competitividad, pero se cuidó en todo momento hablar del tipo de cambio y menos aún de una devaluación.
«No retroceder en esta carrera global, defender un sistema industrial con talento, con tecnología, con espíritu exportador y compromiso local. La industria argentina es la forma de multiplicar todas las oportunidades que tenemos en agro, minería, servicios energía, multiplicar oportunidades es generar cadenas de valor, para que eso suceda producir en la Argentina debe volver a ser un buen negocio».
El mensaje al Gobierno sobre la apertura de importaciones
En las entrelíneas generales señaló que en la Argentina la producción hoy no es un negocio. «Venimos a defender y poner en valor a la industria con responsabilidad y compromiso, nuestro objetivo fundamental es avanzar en la construcción de propuestas y en la búsqueda activa de consensos, necesitamos que los distintos poderes del estado, todos los espacios políticos, el sector de los empresarios y el sector de los trabajadores, con toda la dirigencia nacional trabajemos juntos para construir un sistema nacional competitivo, viable, sostenible e integrado al mundo».
En ese sentido estuvo presente su llamado al diálogo.
«El camino de la competencia debe ser pari passu para que la integración al mundo se construya en igualdad de condiciones, hoy la Argentina necesita diseñar un nuevo contrato productivo, que combine el orden macroeconómico con una visión de desarrollo estratégico, que deje atrás el péndulo entre proteccionismo extremo y la apertura sin reglas, que reconozca a la industria como un pilar fundamental para la creación de empleo y la generación de divisas y el desarrollo territorial», dijo, en un abierto reclamo a Milei y Caputo de no abrir las importaciones al extremo.
«Por eso nuestra propuesta es trabajar en una normativa que genere condiciones para quienes producen en nuestro país. Tenemos que avanzar en propuestas concretas que aborden los cinco pilares de desarrollo productivo, un sistema impositivo que incentive la producción, una legislación laboral moderna, acceso al financiamiento, capacitación técnica orientada al trabajo, tecnología aplicada al saber productivo e infraestructura que reduzca los costos logísticos. No estamos inventando nada, simplemente estamos tomando nota de lo que funciona en los países que lograron poner a su industria a la altura de las circunstancias», señaló.
«La mejora de los productos no se logra fomentando la importación, se alcanza otorgándole al sector productivo competitividad, las condiciones para producir más mejor y con el costo más bajo posible», dijo.
«Nuestro sector productivo necesita tiempo y herramientas frente al nuevo orden productivo global, porque solo así vamos a lograr que más empresas puedan competir, crecer y exportar», aseguró. También le dio un guiño a las Pymes y dijo que «deben ser el entramado productivo nacional y motor clave de la generación de empleo y desarrollo, en ese camino impulsaremos el desarrollo y fortalecimiento de los parques nacionales como espacios estratégicos para la generación de entornos más competitivos y sostenibles: trabajaremos con cada eslabón de la cadena industrial porque no hay eslabón menor en un país que quiere producir».
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ECONOMIA
¿Comprar o esperar?: Morgan Stanley recomendó qué hacer con los dólares hasta las elecciones

A solo unos días de las elecciones legislativas del 26 de octubre, los pesos vuelven a arder en las manos. El dólar blue superó los $1.545, el MEP saltó a $1.591, el contado con liquidación (CCL) avanzó a $1.607, y el oficial mayorista ya roza los $1.490,50. Las brechas superan el 7% y reflejan un mercado que se cubre a toda velocidad.
Ni las intervenciones del Banco Central (BCRA) ni las recientes operaciones del Tesoro de Estados Unidos, que lleva semanas comprando pesos para sostener la banda cambiaria, logran estabilizar las expectativas.
En la City, el debate vuelve a ser el mismo de siempre: ¿conviene dolarizarse ahora o esperar?
En este contexto, un informe de Morgan Stanley, titulado «Argentina: Post-Election Scenarios – Thinking Through Options», analiza los distintos caminos posibles para la economía local y, sobre todo, para el tipo de cambio.
El banco estadounidense plantea tres escenarios según el resultado electoral, y concluye que independientemente de quién gane, el país deberá ajustar su política cambiaria para reconstruir reservas, equilibrar la cuenta corriente y recuperar acceso a los mercados internacionales.
Morgan Stanley: «Después de las elecciones, habrá un tipo de cambio más alto»
Según el equipo encabezado por Fernando Sedano, economista jefe para Latinoamérica —ex Brasil—, la estabilidad actual es insostenible sin una corrección del tipo de cambio. Las intervenciones coordinadas entre el Gobierno argentino (Tesoro + BCRA) y el Tesoro estadounidense —que confirmó un swap line de u$s20.000 millones y compras de bonos en el mercado— apenas logran contener las tensiones antes de los comicios.
En su análisis, Morgan Stanley detalla tres escenarios posibles según el desempeño electoral de La Libertad Avanza (LLA) frente a Fuerza Patria (FP), con proyecciones concretas de crecimiento, inflación, cuenta corriente y tipo de cambio.
La variable clave, remarcan, será la capacidad política del Gobierno para mantener la continuidad del programa económico y conseguir respaldo legislativo para avanzar con reformas estructurales.
Escenario 1 – «Market Access»: Milei gana o empata
En el escenario más favorable, LLA obtiene entre 35% y 40% de los votos, consolidando un bloque legislativo de hasta 90 diputados y alrededor de 14 senadores. En este caso, el Gobierno podría avanzar hacia una flotación administrada del peso una vez que se formalice la asistencia de Estados Unidos.
El tipo de cambio oficial se ubicaría cerca de $1.700 a fin de año y subiría a unos $1.900 en 2026, lo que permitiría equilibrar la cuenta corriente y comenzar un proceso sostenido de acumulación de reservas. Morgan Stanley prevé que el PBI crezca 4% en 2025 y 2,5% en 2026, mientras que la inflación bajaría al 18% anual en el segundo año.
La entidad considera que este escenario permitiría una reapertura gradual del mercado voluntario de deuda hacia mediados de 2026, con un retorno al financiamiento externo y una mejora del riesgo país hasta los 635 puntos.
En este contexto, el Gobierno podría avanzar con reformas laborales y tributarias, apoyado en una coalición con partidos de centroderecha, y consolidar una narrativa de normalización económica.
El informe sostiene que «una victoria de Milei no eliminaría los riesgos, pero ordenaría la corrección cambiaria y facilitaría el proceso de estabilización». Según sus proyecciones, el dólar debería ajustarse para reducir el déficit externo y permitir que el BCRA vuelva a comprar dólares.
Escenario 2 – «Muddle Through»: derrota ajustada
El segundo escenario, considerado por Morgan Stanley como el más probable según los precios de los activos, plantea una derrota ajustada del oficialismo con 30–35% de los votos. En ese caso, la continuidad del programa económico sería parcial y las reformas avanzarían con dificultad, generando un panorama de alta volatilidad y bajo crecimiento.
El dólar se movería entre $1.800 y $2.000, suficiente para equilibrar la balanza comercial, pero sin margen para recomponer reservas en el corto plazo. La inflación se mantendría cerca del 23% anual y el crecimiento caería a 3,5% en 2025 y 2% en 2026.
El riesgo país, según el banco, se ubicaría entre 1.200 y 1.300 puntos, con los bonos argentinos operando en torno a u$s60, es decir, niveles que descuentan una situación intermedia –ni crisis ni acceso al crédito-.
La entidad advierte que la reacción inicial del mercado podría ser contenida, pero que «los inversores seguirán pidiendo señales concretas de gobernabilidad y apoyo político».
Si el Congreso se fragmenta y el oficialismo no logra acuerdos, el peso podría volver a depreciarse rápidamente.
Escenario 3 – «Reform Reversal»: derrota amplia
El tercer escenario contempla una derrota contundente de Milei, con apenas 25–30% de los votos, lo que implicaría un Congreso más adverso y un programa económico paralizado. Bajo ese contexto, el tipo de cambio oficial podría saltar hasta los $2.200 o $2.500, acompañado de una inflación que volvería a superar el 40% anual y un retroceso de la actividad económica.
Para Morgan Stanley, este escenario supondría un ajuste desordenado, una corrección «de shock» con riesgo de recesión, suba de tasas y escasez de dólares. Los bonos caerían a valores de u$s35–40, el riesgo país escalaría por encima de los 3.500 puntos y el país quedaría sin acceso al financiamiento externo hasta 2027.
En términos políticos, la falta de gobernabilidad impediría avanzar con reformas y forzaría al Gobierno a administrar la crisis más que resolverla, mientras los capitales buscarían refugio en el dólar.
¿Es posible una dolarización?
Más allá de los escenarios, el informe dedica un apartado completo al tema de la dolarización, una de las promesas insignia del presidente Milei durante su campaña de 2023. Sin embargo, Morgan Stanley aclara que, con las reservas actuales, el país no tiene capacidad para convertir todos los pesos en circulación ni garantizar los depósitos bancarios.
Argentina necesitaría entre u$s21.000 y u$s86.000 millones, según el tipo de cambio de conversión y el nivel de encaje bancario elegido. Con reservas netas cercanas a u$s10.000 millones, la dolarización plena resulta imposible sin un fuerte apoyo externo.
Además, el banco remarca que se trata de un proceso que requiere legislación específica, reformas institucionales y consenso político. «No hay ejemplos de países de ingreso medio que hayan dolarizado exitosamente. La estabilidad monetaria no puede imponerse sin reservas ni credibilidad», advierte el documento.
El rol del Tesoro de Estados Unidos
Uno de los capítulos más relevantes del informe es el que analiza el paquete de asistencia estadounidense. Morgan Stanley detalla que el Tesoro de EE. UU. y la Reserva Federal (Fed) tienen la potestad de utilizar el Exchange Stabilization Fund (ESF), el mismo instrumento que se aplicó en 1995 para rescatar a México durante la crisis del «tequila».
En el caso argentino, el apoyo se estructuraría en cuatro frentes:
- Swap de u$s20.000 millones, utilizable tras las elecciones.
- Línea de crédito de mediano plazo, condicionada a metas fiscales y cambiarias.
- Compra de bonos soberanos en el mercado secundario o primario.
- Compra directa de pesos argentinos, como la que ya realizó el 9 de octubre, cuando el Tesoro estadounidense intervino para contener al dólar.
Según el informe, el swap sería el componente más inmediato y relevante, aunque su activación estaría supeditada a una devaluación del peso y un plan de acumulación de reservas. El paralelismo con México es evidente dado que allí, el apoyo se liberó una vez implementado un programa de ajuste acordado con el FMI.
En ese sentido, Morgan Stanley considera probable que el nuevo paquete financiero incluya una condicionalidad similar a la del Fondo, orientada a garantizar disciplina fiscal, control del gasto y flotación cambiaria.
Qué hacer con los pesos
Para el inversor —ahorrista— argentino, el dilema vuelve a ser el mismo: ¿dolarizar o esperar?
Morgan Stanley recomienda prudencia y diversificación, priorizando la liquidez hasta que se conozca el resultado electoral.
- Para los más conservadores, sugiere mantener pesos en cuentas remuneradas o money markets, que siguen pagando tasas cercanas al 40% TNA, combinando una posición dolarizada vía bonos o CEDEARs.
- Los perfiles moderados pueden apostar a instrumentos en dólares de corto plazo, como los Bonos Globales 2029 y 2030 (GD29 y GD30), o los Bonos duales (TTM26, TTJ26, TTS26, TTD26) que pagan el máximo entre TAMAR (Tasa Mayorista) y tasa fija.
- Para quienes asumen más riesgo, el banco considera atractiva la exposición a acciones de bancos y energía, que se beneficiarían de un escenario de flotación o apertura del cepo.
En cualquier caso, el consejo central es esperar al lunes post electoral antes de tomar decisiones grandes.
«La historia demuestra que posicionarse antes del evento suele ser menos rentable que hacerlo después, cuando el panorama político y cambiario se clarifica», afirma el reporte.
Dólar más caro
El consenso del informe no deja margen para dudas, después de las elecciones, el dólar será más caro. Lo que se define el 26 de octubre no es si habrá o no devaluación, sino la velocidad y el grado de orden con que ocurrirá.
Si Milei logra retener apoyo político y consolidar el respaldo de Washington, el salto cambiario podría ser controlado y funcional a un nuevo equilibrio macroeconómico.
Si no, el país podría volver a un ciclo de incertidumbre, inflación y recesión.
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ECONOMIA
Qué son los “salarios dinámicos” que el Gobierno pretende incluir en la reforma laboral y cómo afectarían a las paritarias

La discusión sobre el modelo laboral argentino sumó un nuevo capítulo con la presentación de modificaciones orientadas a los convenios colectivos y el esquema de salarios de convenio. En el contexto del Coloquio de IDEA realizado en Mar del Plata, El secretario de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación,Julio Cordero, brindó precisiones sobre el giro que promueve el Gobierno en materia de relaciones laborales y negociación salarial.
El concepto remite a la posibilidad de habilitar “salarios dinámicos”, una idea que implica un reordenamiento del sistema actual de referencia salarial. En la visión oficial, la estructura tradicional mantiene los salarios de convenio como mínimos garantizados, pero con esto busca que los valores pactados sectorialmente funcionen como topes para los respectivos gremios.
Según los lineamientos presentados por Cordero, los valores fijados en los convenios dejarían de ser “pisos” y pasarían a funcionar como “techos” de referencia. De esta manera, los sindicatos perderían la prerrogativa de utilizar esos montos como el mínimo asegurado para todos los trabajadores encuadrados y, en cambio, cada empresa podría pactar sumas diferentes, siempre que no superen lo fijado colectivamente.
Actualmente, los salarios básicos que resultan de los convenios representan para los sindicatos un resguardo que se aplica de modo uniforme a los empleados bajo su órbita. Con la reforma, el Gobierno pretende que las partes involucradas flexibilicen los mecanismos de actualización y revisión de ingresos, adaptándolos a la situación concreta de cada sector o firma.
La propuesta oficial también plantea eliminar la fijación automática de incrementos salariales en función de la inflación, con el objetivo de evitar indexaciones ajenas a la productividad y las capacidades de cada empresa. El titular de la Secretaría de Trabajo expuso este planteo como una alternativa para dotar de mayor competitividad al empleo y para que el esquema de ajustes sea más flexible y realista.
El anuncio se produce mientras distintas entidades empresarias y cámaras patronales reclaman la revisión de las condiciones laborales y de los criterios de determinación salarial. Las reformas propuestas buscarían modificar el “uso rígido” de los salarios de convenio y adecuarlos a los ciclos económicos, permitiendo “actualizaciones dinámicas”, según los vaivenes de la actividad.
Los detalles conocidos hasta el momento muestran que la Secretaría de Trabajo impulsa un modelo donde los convenios colectivos definen rangos y pautas para cada sector, pero establecen montos máximos que las empresas no deben superar. Esto invierte un principio histórico del derecho laboral argentino, donde el convenio actúa como red de contención, evitando remuneraciones por debajo de lo pactado.
La figura de los “salarios dinámicos” implica que el valor convencional sirve como punto de referencia general, aunque habilita a regiones o empresas a negociar condiciones diferentes, siempre en línea con las posibilidades del entorno. El Gobierno plantea que este mecanismo permitiría adaptar los salarios a la realidad de cada unidad productiva, promoviendo la sustentabilidad del empleo formal.

El foco oficial en la productividad marca otro de los cambios que introduce el proyecto. La Secretaría de Trabajo busca asociar la evolución de los salarios con los resultados específicos de cada sector, para evitar que los aumentos funcionen de manera homogénea y desvinculada de la situación económica de cada actividad.
La implementación de los salarios dinámicos abriría la puerta a negociaciones descentralizadas, donde empresas y representantes laborales tendrían margen para acordar mejoras, modificar sumas fijas o establecer mecanismos de ajuste propios. Los gremios, por su parte, podrían insistir en condiciones superadoras, pero sin la obligación de que ese acuerdo se traslade automáticamente a todo el universo de trabajadores representados.
Además, la iniciativa incluye cambios en la validez temporal de los convenios colectivos. El Gobierno plantea acotar la vigencia de las cláusulas económicas, forzando renegociaciones periódicas que se adapten a la evolución del contexto macroeconómico y sectorial.
El debate sobre esta reforma se da en un momento de tensión paritaria y con reclamos de actualización inflacionaria en múltiples sectores. Dirigentes sindicales consideraron que introducir “techos” salariales en lugar de “pisos” constituye una pérdida de garantías para los empleados, al tiempo que consultoras y analistas evalúan el impacto que podría tener la medida sobre la masa salarial registrada.
El secretario de Trabajo detalló que el proyecto no implica eliminar la negociación colectiva, sino dotarla de mayor flexibilidad y capacidad de adaptación al entorno económico. Según Yasín, el objetivo central radica en evitar que la referencia salarial actúe como un elemento distorsivo para las empresas pequeñas o que arrastran dificultades financieras.
La propuesta de “salarios dinámicos” contiene además un apartado destinado a promover la competitividad, incentivando la mejora permanente de las condiciones productivas. De aprobarse la reforma, el paradigma del salario mínimo negociado cambiaría de manera sustancial para los sindicatos, que históricamente lograron que el valor de convenio funcionara como punto de partida de cualquier negociación posterior.
En la actual coyuntura se reconoce un escenario de fuerte dispersión salarial y falta de coordinación entre las distintas ramas y territorios. Esto llevó a que ciertos sectores mantuvieran negociaciones paralelas independientemente de lo que establecen los convenios marco.
Analistas advierten que uno de los desafíos centrales estará en la coordinación para evitar una mayor brecha entre actividades o regiones. El factor regional cobra relevancia porque la dinámica productiva y las condiciones de empleo evolucionan de forma dispar a lo largo del país. En ese sentido, la Secretaría de Trabajo considera viable la descentralización como método para lograr una mayor adaptación.
Las cámaras empresariales manifestaron respaldo a la idea, afirmando que la negociación salarial sectorial resulta incompatible con escenarios de crisis o recesión, donde no todos los actores pueden afrontar los mismos compromisos. El sector empresarial sostiene que la dispersión y flexibilidad de los salarios logra una alineación más directa con la productividad y las necesidades de generación de empleo.
Organizaciones sindicales expresaron reparos por el riesgo de debilitamiento de la protección colectiva y la posible precarización de ciertas condiciones laborales. Desde los gremios sostienen que los convenios han actuado históricamente como resguardo efectivo frente a la inestabilidad y que limitar el “piso” abre la puerta a mayores desigualdades.
El debate sobre los salarios dinámicos continúa abierto y forma parte central de la agenda de reforma laboral que promueve el Gobierno. La iniciativa busca modificar los elementos tradicionales del régimen negociador argentino, con una argumentación centrada en la adaptación, flexibilidad, productividad y competitividad empresarial.
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ECONOMIA
Juicio por YPF: Burford aconsejó a la Argentina negociar para evitar el pago de u$s16.000 M

El fondo Burford, principal beneficiario del litigio por YPF, sugirió a la Argentina iniciar negociaciones para resolver la demanda millonaria
22/10/2025 – 18:01hs
A pocos días de una audiencia judicial clave en Nueva York, el fondo Burford recomendó a la Argentina sentarse a negociar en el juicio por la expropiación de YPF. El principal beneficiario de la causa se pronunció para revisar el estado del proceso, que podría extenderse hasta 2027.
La condena asciende a u$s16.000 millones. El reclamo llega antes de la instancia en la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York.
Burford señaló que el caso YPF sigue rodeado de marcada incertidumbre y «riesgos sustanciales». Estos incluyen futuras actuaciones en tribunales de Estados Unidos y el exterior, apelaciones y procedimientos de ejecución. Advirtió que el proceso «conlleva riesgos significativos de imprevisibilidad hasta su resolución definitiva, incluyendo el riesgo de pérdida total».
El fondo británico envió una señal para abrir el diálogo con el Gobierno. Afirmó que «las controversias judiciales suelen resolverse por montos considerablemente inferiores al importe de las sentencias». Aclaró que, si existen conversaciones para un acuerdo, «no se realizará comunicación pública alguna hasta su conclusión».
Juicio por YPF: detalles de la audiencia crucial en Nueva York
La audiencia prevista para el 29 de octubre será un momento determinante en la apelación principal. La Justicia de Estados Unidos condenó a la Argentina a abonar u$s16.000 millones a los fondos que compraron el juicio a los accionistas minoritarios de YPF, expropiada en 2012. Ese día, Argentina tendrá media hora para exponer sus argumentos contra el fallo de primera instancia de septiembre de 2023.
Esta apelación es fundamental para el gobierno argentino, ya que solicita la anulación de la condena y cuestiona el monto fijado por la jueza Loretta Preska. Los demandantes disponen de diez minutos para su apelación, y otros diez para la apelación cruzada condicional de YPF. Burford apeló la decisión de la jueza Preska de excluir a YPF del juicio hace dos años.
El jueves se anunciará el panel de tres jueces que integrará el tribunal. El bufete británico estimó que la resolución podría demorar entre varios meses y hasta un año. Destacó que «no hay plazos fijos para la publicación de los fallos», lo que prolonga la expectativa sobre el desenlace del caso.
Ejecuciones y el llamado a negociar
Mientras la apelación avanza, la Argentina enfrenta múltiples procesos de ejecución por la falta de cumplimiento del fallo. Estos trámites se desarrollan tanto en Estados Unidos como en otros países.
El Tribunal del Distrito Sur de Nueva York ya declaró que el fallo es ejecutable desde enero de 2024, añadiendo presión. Además, ordenó a la Argentina entregar documentos vinculados a YPF, el Banco Central de la República Argentina, Aerolíneas Argentinas y otras empresas estatales.
El fondo Burford instó a la Argentina a considerar la negociación para evitar un pago sustancial y la prolongación de un litigio con importantes riesgos y costos.
La propuesta llega en un momento crucial, a la espera de la resolución de la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, que definirá el futuro de la causa.
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