ECONOMIA
En plena turbulencia financiera, Milei consigue un alivio al derrotar la mayor amenaza contra el superávit fiscal

Javier Milei lo festejó como un gol en el último minuto: la confirmación del veto a la ley que aumentaba el gasto jubilatorio no solamente le permitió cortar una seguidilla de derrotas parlamentarias y ahuyentar el fantasma de un descontrol fiscal. Sobre todo, le permitió mostrar una imagen de liderazgo político justo cuando la volatilidad del mercado financiero estaba dando señales peligrosas.
En definitiva, tanto Milei como sus adversarios saben que en Argentina a un presidente puede se le pueden tolerar muchas cosas, pero no una pérdida de gobernabilidad. Ese es el punto que a los politólogos les gusta recalcar a la hora de enumerar los puntos fuertes del peronismo, que se jacta de mantener «el control de la calle».
Y, desde ese punto de vista, la situación de Milei se venía deteriorando paulatinamente. Después de todo, ya había sufrido el boicot a su agenda de reformas en el Congreso el año pasado, pero logró superar la situación razonablemente bien. Por caso, bien al inicio de la gestión fracasó su primer proyecto de ley Bases, pero avisó que eso no pondría en riesgo su meta fiscal, porque contaba con un «plan B». Y, finalmente, tras una tensa pulseada con los gobernadores, consiguió el apoyo para reinstaurar el impuesto a las Ganancias.
También el año pasado había sufrido la aprobación, por parte de la oposición, de una reforma jubilatoria y de una ley de financiamiento universitario que suponían un costo fiscal. Y ambos vetos quedaron firmes sin mayores contratiempos.
Pero aquella situación parece ahora muy lejana. Aunque la composición del Congreso sigue siendo la misma, el clima político y social cambió. La prueba de ello es que el propio Milei, a diferencia de lo que afirmaba el año pasado, ya no se jacta de tener plan B y, por el contrario, agita el fantasma del regreso del déficit fiscal.
Cuantificando el costo del «riesgo K»
Milei reconoció tácitamente la gravedad de su debilidad política en su cadena televisada de hace dos semanas, cuando estimó en 2,5% del PBI el costo fiscal combinado de todas las reformas que estaba intentando la oposición. Y fue allí cuando anunció sus proyectos para «amurallar el déficit cero y la política monetaria».
Pero estaba claro que el presidente se refería a un proyecto que recién podría aprobarse luego de las elecciones de octubre. Es decir, se trataba de una medida con más efecto simbólico que real, porque a nadie le pareció creíble que el mismísimo Congreso que estaba minando su política fiscal fuera a levantar la mano para aprobar una ley por la cual se prohíbe aprobar leyes sin financiación.
Peor aun, el propio Milei había avisado su intención de judicializar una eventual derogación de su veto, amparándose en una ley ya existente -la 24.156 de Administración Financiera-, que en su artículo 38 obliga a que «toda ley que autorice gastos no previstos en el presupuesto general deberá especificar las fuentes de los recursos a utilizar para su financiamiento». Es decir, el presidente estaba «blindando» su superávit fiscal con un proyecto de ley que, en gran medida, era redundante con otra ya existente.
La realidad es que aquellos anuncios de la cadena televisada habían sido la excusa formal para plantear el verdadero mensaje político de Milei: que la oposición kirchnerista es el verdadero «riesgo país» y que toda la agenda de reformas quedará en riesgo si el oficialismo no obtiene una victoria contundente en las urnas.
De hecho, el ministro Luis Toto Caputo llegó a medir ese «riesgo K» en puntos básicos del índice EMBI que elabora el banco JP Morgan. Según Caputo, la situación macroeconómica argentina, tras la caída de la inflación, tras haber levantado el cepo cambiario y de haber recibido un refuerzo de u$s14.000 millones por parte del Fondo Monetario Internacional, ameritaba que el riesgo país se ubicara ahora en 400 puntos.
Sin embargo, en el mercado hay una alta volatilidad para los títulos de deuda soberana, y el riesgo país argentino persiste encima de los 700 puntos básicos.
De acuerdo con ese razonamiento, un resultado electoral que le permita al gobierno blindar su política fiscal con un Congreso amigable debería traer como consecuencia un desplome de 300 puntos en el riesgo país.
Javier Milei, más flexible ante las provincias
Ahora, al quedar firme el veto a la reforma jubilatoria, Milei no sólo elude un costo fiscal que este año costaría un 0,3% del PBI y el año próximo un 0,76%. Además, allana el camino para que no prospere uno de sus proyectos más temidos: el que le quita al gobierno el manejo de los Aportes del Tesoro Nacional y se los transfiere automáticamente a las provincias.
Después de todo, no habría sido posible sostener el veto en el tema jubilatorio si no hubiese antes negociado el apoyo clave de tres gobernadores: el misionero Hugo Passalaqcua, el entrerriano Rogelio Frigerio y el mendocino Alfredo Cornejo -con quienes llegó a acuerdos electorales para las legislativas-.
Por otra parte, hubo diálogos para que los legisladores vinculados a los gobernadores apoyen un proyecto alternativo. Milei flexibilizó su postura inicial a cambio de que las provincias vuelvan a ser «dadoras de gobernabilidad». Eso ocurrió, por ejemplo, cuando le dieron su voto para aprobar el nuevo acuerdo con el FMI, algo que Milei había pedido al inaugurar el año legislativo. Ese mismo día había prometido una regla que impediría nada que se pareciera a un «plan platita» pero hizo un guiño a las provincias al prometer una reforma federal para el manejo de los recursos tributarios.
Pero ese acuerdo hoy aparece muy lejano, y en un año electoral, muchos de estos jefes provinciales ponen en juego su futuro político, por lo que ya dejaron en claro que no están dispuestos a sacrificarse en las urnas para preservar el superávit fiscal de Milei. En definitiva, hay una pelea por una caja equivalente a un 0,12% del PBI, que al día de hoy significarían u$s840 millones.
En caso de que se apruebe la versión «atenuada» -que acepta un traspaso limitado de los ATN a las provincias y un reparto de eventuales «remanentes» cada fin de año- reduciría considerablemente el costo fiscal. Por eso Milei abandonó su postura inflexible para apostar a la muñeca negociadora de su jefe de gabinete, Guillermo Francos.
El mercado mira la batalla parlamentaria
En todo caso, lo ocurrido en el Congreso le permite a Milei reforzar su mensaje electoral: que todo lo que está ocurriendo en los últimos días -desde las tasas de interés hiper volátiles hasta la mayor presión sobre el dólar y los precios- obedecen a una caída en la demanda de dinero por parte del público. Y que ese rechazo a los pesos es el reflejo de un temor a que el kirchnerismo obtenga un resultado electoral que le permita nuevos proyectos para sabotear el superávit fiscal.
El presidente no sólo se juega su programa económico en el partido de los vetos, sino también en la defensa de sus decretos dictados en el marco de las facultades extraordinarias delegadas por el Congreso.
Fue en esos decretos donde se instrumentó el «plan motosierra», con su recorte de nómina de empleados públicos y con la eliminación o reducción de organismos de la administración central -como la Dirección Nacional de Vialidad, que cuenta con una planta de 5.000 empleados-.
Claro que una recuperación de Milei en la batalla parlamentaria también implica un costado riesgoso: debería reflejarse en una normalización del mercado financiero, donde hoy se critica con dureza la estrategia de política monetaria y se asignan altas probabilidades a la ocurrencia de una devaluación post electoral.
De acuerdo con la línea argumental del gobierno, si el «riesgo K» se debilitara por el sostenimiento del superávit fiscal y por la difusión de encuestas que favorecen al oficialismo, entonces el mercado financiero debería reflejar esa situación con una mejora en los precios de los bonos y una caída de las tasas de interés.
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ECONOMIA
Martín Redrado: “No veo al Tesoro de Estados Unidos interviniendo nuevamente en el mercado cambiario”

En medio de la relativa paz en el mercado cambiario de los últimos días, el ex director del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Martín Redrado, aludió a las intervenciones del Tesoro de los Estados Unidos que le permitieron al Gobierno, en las jornadas previas a la elección legislativa del 26 de octubre, contener la presión devaluatoria y sostener el esquema de bandas cambiarias.
“Esto es parte análisis y parte información: no veo al Tesoro de Estados Unidos interviniendo nuevamente”, afirmó Redrado durante el fin de semana, en una entrevista con Radio Mitre.
De esta manera, para quien fue el presidente del BCRA entre 2004 y 2010, el secretario norteamericano, Scott Bessent, no volvería a intervenir en el mercado argentino comprando pesos para que el dólar mayorista no toque el techo de la banda.
Según pudo saber Infobae, las versiones vendrían desde Washington DC, pues el gobierno norteamericano considera que ya no hay disrupciones políticas o eventos electorales que alteren el mercado de cambios como sí sucedió en octubre. En esas jornadas tanto el BCRA -en el techo de la banda- como el Tesoro de EEUU -en el interior, pero muy cerca del techo- vendieron dólares y “compraron” pesos para sostener la moneda argentina y evitar una devaluación que hubiera sido políticamente ruinosa para el gobierno.
Se estima que el Tesoro norteamericano, a instancias de su jefe, Scott Bessent, compró pesos por el equivalente a más de USD 1.000 millones, según afirmó el viernes 24 de octubre (último día hábil previo a la jornada electoral), con estimaciones que oscilaron entre USD 1.400 y 1.700 millones.
Esos dólares ya están nuevamente en poder del Tesoro, pues luego de que los pesos fueran colocados en letras del BCRA -con una tasa que todavía no se conoce-, fueron pasados otra vez a dólares a partir de la activación del tramo del swap por USD 2.500 millones por parte de la Argentina, que a su vez sirvió para pagar un vencimiento al Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El 40% de los billetes y monedas que los argentinos tenían en circulación más los depósitos a la vista se pasó de pesos a dólares por el proceso de incertidumbre que sin dudas se va a revertir en noviembre”, destacó Redrado Sobre el cierre de la semana pasada, el BCRA dio a conocer que en octubre los argentinos compraron USD 4.669 millones, lo que acumula un total de más de USD 20.000 millones desde la apertura parcial del cepo cambiario.
“La macroeconomía se compone de varias patas. Una pata fiscal que sin duda está sólida y de otras cuatro para darle solidez a la macroeconómica y previsibilidad al sector privado: un horizonte de largo plazo a la política cambiaria y a las políticas monetaria y financiera. Hasta que eso no ocurra, no vamos a ver una disminución de la compra de divisas por parte de pequeños y medianos ahorristas. Pero es un número preocupante y del cual hay que ocuparse”, marcó el expresidente del BCRA.
En esa línea, sostuvo, que la manera de empezar a ocuparse sería sacar las restricciones que hay en el mercado cambiario. Y aunque celebró la medida de la Comisión Nacional de Valores (CNV) para que los residentes extranjeros puedan comprar y vender títulos públicos, aseguró, que todavía queda una “maraña de restricciones que no le dan tranquilidad y previsibilidad al mercado cambiario”.
Las declaraciones de Redrado, de que Bessent ya no intervendría en el mercado argentino comprando pesos, se dan luego de que días atrás el Wall Street Journal publicara que el préstamo por USD 20.000 millones de bancos norteamericanos a Argentina se habría caído y que ahora sería por apenas USD 5.000 millones para enfrentar los vencimientos de enero.
“Si no se le da previsibilidad al sector financiero cómo Argentina se va a financiar, como vamos a pagar los USD 4.500 millones que vencen en enero. Esa es la principal incertidumbre que se debe disipar. Creo que la va a disipar, pero lo están haciendo con decisiones financieras cuando la Argentina necesita reservas en el BCRA”, marcó. Siendo un punto sobre el que viene insistiendo.
Durante su participación en la Conferencia Industrial, Redrado sostuvo que cuando le preguntan cuál es la política monetaria y cambiaria que se necesita, la respuesta es la de acumulación de reservas más allá de discutir las bandas. Pese a que horas antes, por el mismo escenario, había pasado el ministro de Economía, Luis Caputo, quien les aseguró a los empresarios presentes que no debían preocuparse por la meta de acumulación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) -de USD -2.600 millones- porque ya estaba resuelto con el swap con Estados Unidos.
“Dicen que van a acumular en la medida que crezca la demanda de dinero, que el BCRA irá en esa dirección, pero el Tesoro, que tiene superávit todos los meses, esos pesos hay que dedicarlos a comprar reservas”, afirmó. Cuando las reservas netas se encuentran en USD -16.000 millones y cuando en la región todos los países tienen una relación reservas contra Producto Bruto Interno (PBI) que duplica el nuestro. “Argentina tiene 6,3% de reservas brutas contra el PBI y todos los países de América Latina de mínimo tienen 14% y Perú tiene 30%”, agregó.
El próximo martes, el Ieral de la Fundación Mediterránea y la Fundación Capital completarán públicamente una alianza institucional para trabajar en conjunto temas de la economía argentina. En un evento en Buenos Aires expondrán el presidente del Banco Central y Reserva del Perú, Julio Velarde, el propio Redrado y Osvaldo Giordano, presidente del Ieral de la Mediterránea.
Redrado alertó sobre el panorama inminente de demanda de dólares. “Hay dos períodos: en diciembre aumenta la demanda de pesos para pagar aguinaldo, sueldos. Pero desde el 15 de enero el proceso se revierte: la gente sale al exterior. Y eso coincide con el pago a acreedores privados de USD 4.500 millones. Hay que clarificar cómo se va a pagar y cuánto el BCRA va a comprar de reservas, qué política monetaria va a tener el BCRA”, marcó.
ECONOMIA
Inversiones 2026: los 5 fundamentos que anticipan un escenario alcista para acciones y bonos argentinos

Los activos financieros vienen de larga data con números positivos. El índice S&P Merval de la Bolsa de Buenos Aires fue el que cosechó mayores beneficios en la comparación global entre 2022 y 2024.
En 2025 se dio una previsible pausa en esta carrera, con acciones que en promedio llegaron a descontar un 40% en dólares desde el récord de enero (2.386 puntos en dólares “contado con liqui” el 9 de enero), en medio de una fuerte tensión política y cambiaria que alcanzó su punto máximo en septiembre.
En este escenario, sorprendió el rally alcista que se desató en las ruedas previas a las elecciones de medio término y que se acentuó conocido el resultado que favoreció a los candidatos de La Libertad Avanza.
Superada la euforia inicial, las cotizaciones se estabilizaron en noviembre, marcando un nuevo punto de comparación con vistas al futuro. Con el S&P Merval cerca de 2.000 puntos en dólares (y en récord nominal de 3.000.000 de puntos en pesos), el índice se mantiene “plano” en el año y los bonos soberanos en dólares promedian una mejora de 4% en la comparación interanual.
Los analistas observan cinco fundamentos que pueden abrir la puerta a un nuevo ciclo de ganancias y precios máximos en 2026.
1) Crece el PBI. La actividad económica dio síntomas de mejora, según el último informe del Indec correspondiente a septiembre. Este dato fue mejor que las proyecciones de estancamiento de los análisis privados y despejó los temores a a posible recesión en una economía aún muy vulnerable.
Una economía que crece ofrece un panorama optimista para las acciones y bonos, pues anticipa mejores números en los balances corporativos y recaudación creciente para las arcas públicas.

“La economía logró esquivar la recesión al mostrar una mejora en el tercer trimestre frente al período previo. El Indec revisó al alza siete de los ocho datos anteriores y confirmó un nuevo avance de la actividad en septiembre, desestimando así los pronósticos negativos que manejaba buena parte de las consultoras privadas. El EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) registró un incremento del 0,5% en comparación con agosto. Esta suba permitió que el promedio del tercer trimestre también resultara 0,5% superior al del segundo”, dijo Ignacio Morales, Chief Investments Officer de Wise Capital.
Morales detalló que “las correcciones del Indec modificaron el panorama reciente: donde antes se informaba un menor rebote en agosto y caídas en julio y junio, ahora todas esas cifras fueron ajustadas, ubicando la serie desestacionalizada en su nivel más alto desde junio de 2022. En la comparación interanual, la actividad mostró un crecimiento del 5 por ciento”.
Desde Max Capital describieron: “La economía parece haber dejado atrás el período de estancamiento observado en el primer semestre de 2025, recuperándose a niveles superiores a los de diciembre de 2024, pero el dato no ha sido suficiente para impulsar los precios de los activos”.
2) “Pax cambiaria”. Superado el evento electoral, la cotización del dólar se estabilizó en la zona de $1.500 -cerca del techo de las bandas cambiarias, sin intervención oficial. El Tesoro incluso compró divisas. Además, se proyecta que el proceso de desinflación cobre impulso, buscando que el IPC suavice su tasa anual del 30% y converja, a futuro, con la inflación regional del 5% anual.
Portfolio Personal Inversiones advirtió sobre la debilidad de las reservas en el BCRA y el riesgo de incumplimiento del acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI): “La probabilidad de requerir un nuevo waiver se incrementa cada vez más. Si bien esto no implica una diferencia insalvable en el corto plazo, sigue poniendo blanco sobre negro la tensión existente entre acumular reservas y que el dólar se mantenga alejado del techo de la banda”.

Max Capital agregó: “Pese al dato favorable y de una secuencia de emisiones de deuda externa, el peso sigue bajo presión, probablemente debido a las compras de fin de año impulsadas por el turismo al exterior y por la dolarización de portafolios por parte de empresas de cara al giro de dividendos 2025, la primera oportunidad en seis años más allá del uso de Bopreal u otros canales alternativos”,
3) Superávit gemelos. La administración libertaria enfatiza el mantenimiento del superávit fiscal primario, que coincidió con una balanza comercial positiva que ya lleva dos años.
La falta de reservas netas en el Banco Central y el siempre desafiante déficit de la cuenta de servicios pueden mantener la tensión en el frente cambiario, pero los ingreses por de divisas por bienes y la cuenta capital -con amplio flujo de dólares por la colocación de Obligaciones Negociables- pueden también compensarlo.

MegaQM analizó: “Siguen muy activas las emisiones de deuda corporativa. Las tasas de interés que van apareciendo son en la mayoría de los casos muy atractivas, pero claramente se percibe una preferencia de los inversores por las empresas con excelente track record (historial de proyectos) y negocios probados. Al segundo escalón le cuesta un poco más lograr el volumen o acceder a tasas razonables. Es un mercado que debería seguir ganando nombres, volumen y liquidez”.
4) Base política. El resultado de las elecciones legislativas le brindó al Gobierno un respaldo ciudadano que hasta octubre no tenía contraparte con una mayor presencia de legisladores oficialistas en el Congreso. Esta base política le da pie a Javier Milei para poder negociar una serie de reformas económicas que puso como objetivos de gestión -tributaria, laboral, desregulaciones de distintas actividades- y conseguir la sanción del Presupuesto 2026.
Un informe de Marcos Cohen Arazi e Imanol Gastiazoro, economistas del Ieral de Fundación Mediterránea, resalta: “La mejora en la competitividad viene siendo muy moderada, manteniendo importantes desbalances de costos en porciones significativas de bienes y servicios que son claves para la producción. Esto resulta más notorio si se tiene en cuenta el importante reajuste en la cotización del dólar en Argentina desde julio, hecho que refuerza la urgencia de avanzar en reformas que permitan reducir de manera significativa los costos de la producción de bienes y servicios en el país”.
5) Expectativas financieras. El comportamiento de los inversores depende en gran medida de las expectativas, y en cuanto a la inserción financiera internacional de Argentina se prevé en el corto plazo la posibilidad del reingreso en el índice MSCI Mercados Emergentes desde la marginal posición de “standalone”. Además, una reducción de 200 puntos básicos en el riesgo país haría sostenible una nueva emisión de bonos soberanos en Wall Street después de ocho años. En ambos casos se trataría de un renovado flujo de dólares por la cuenta capital que beneficiaría al desempeño de los activos argentinos.
“Nuestras proyecciones de crecimiento son congruentes con un moderado déficit de cuenta corriente, sin que ello implique una alerta sobre la salud de la macroeconomía. La razón radica, esencialmente, en el superávit fiscal. Las transacciones entre residentes y no residentes se dan entre privados, es decir, no implican un aumento del endeudamiento del sector público por financiar un déficit fiscal o sostener artificialmente un tipo de cambio fijo (atraso cambiario)”, puntualizó un informe de IEB.
“Por el contrario, el déficit de la cuenta corriente se cubre con un superávit de la cuenta financiera impulsado principalmente por la inversión extranjera directa. Los últimos datos disponibles (segundo semestre) indican un saldo de cuenta financiera de USD 2.835 millones, y USD 2.866 millones de inversión extranjera directa”, completó el reporte de IEB.
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ECONOMIA
Confirmaron el pago del bono de $70 mil para jubilados y pensionados: cómo quedan los haberes de diciembre

El Gobierno nacional, mediante el Decreto 848/2025, dispuso el otorgamiento del último bono extraordinario de 70.000 pesos destinado a jubilados, pensionados y beneficiarios de prestaciones del sistema de seguridad social, con el objetivo de compensar la pérdida de poder adquisitivo en los haberes mínimos.
El decreto se publicó esta madrugada en el Boletín Oficial. De esta manera, establecieron, como en ocasiones anteriores, que el beneficio alcanzará a los titulares de prestaciones contributivas previsionales administradas por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). También resultarán incluidos los beneficiarios de la Pensión Universal para el Adulto Mayor, los que reciben pensiones no contributivas por vejez, invalidez, madres de siete hijos o más y otras prestaciones asistenciales.
La normativa detalló que para acceder al bono extraordinario, los beneficiarios “deben encontrarse vigentes en el mismo mensual en que se realice su liquidación y el mismo no será susceptible de descuento alguno ni computable para ningún otro concepto”, teniendo en cuenta que en diciembre también se paga el aguinaldo. En el caso de beneficios de pensión, cualquiera sea la cantidad de copartícipes, estos serán considerados como un único titular a los fines de la percepción, señala el texto oficial.
De acuerdo con la reglamentación, quienes perciban un haber igual o inferior al mínimo previsional garantizado, recibirán el monto total del bono extraordinario. Para los titulares que superen ese umbral, el refuerzo se ajustará para que la suma de haberes y bono no exceda el mínimo más el máximo previsto en el decreto. El monto será abonado en el corriente mes, tal como se viene otorgando desde hace más de un año.
“La referida Ley N° 27.609 implicó efectos perjudiciales para todos los jubilados y pensionados, pero principalmente respecto de aquellos de menores ingresos, resultando necesario acudir a su sostenimiento mediante el otorgamiento de ayudas económicas previsionales y/o bonos extraordinarios previsionales mensuales por diferentes montos, desde el mes de enero de 2024 y hasta noviembre de 2025, inclusive”, según expuso el decreto.
A su vez, indicaron que ANSES quedará facultada para dictar las normas complementarias y aclaratorias necesarias para implementar el pago, administrar, supervisar y eventualmente recuperar percepciones indebidas vinculadas al bono extraordinario. La vigencia de la medida se establece desde el día de su publicación oficial y será implementada en el mensual de diciembre.
El jueves de la semana pasada, el Gobierno oficializó el último ajuste del año para jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares, a través de las resoluciones 359/2025 y 361/2025 publicadas en el Boletín Oficial. La medida, que entra en vigencia este mes, responde al mecanismo de actualización mensual vinculado a la evolución del Índice de Precios al Consumidor Nacional (IPC) elaborado por el INDEC.
El nuevo incremento aplicado es del 2,34% sobre los valores vigentes y corresponde a la inflación registrada en octubre, según detallaron desde ANSES. A partir de esta actualización, el haber mínimo garantizado para las jubilaciones quedó establecido en $340.879,59, mientras que el haber máximo será de $2.293.796,92. La base imponible mínima utilizada para el cálculo de aportes se fijó en $114.808,17 y la máxima, en $3.731.212,01. A estos valores, se le sumará el monto del bono. De esta manera, quienes cobren la mínima percibirán $410.879,59.
Los aumentos no solo abarcan a los haberes jubilatorios regulares, sino también a las prestaciones básicas del sistema previsional. Así, la Prestación Básica Universal (PBU) alcanzará $155.936,86 y la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) será de $272.703,67 desde diciembre, detallaron fuentes oficiales.
Para los ingresos de las asignaciones familiares que otorga el Estado nacional, el incremento será el mismo que se aplicó sobre los beneficiarios del sistema previsional. También se actualizaron en igual proporción los límites y rangos de ingresos del grupo familiar que determinan el acceso y el monto a percibir.
A su vez, el Gobierno aclaró que cualquier integrante del grupo familiar que supere los $2.511.024 excluirá automáticamente a la familia del cobro de asignaciones, aunque la suma total no sobrepase el máximo estipulado en los nuevos anexos.
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