ECONOMIA
Javier Milei dijo que está negociando un préstamo del Tesoro de EEUU para pagar vencimientos de deuda en 2026

Infobae detalló esta mañana que circulaba en reuniones de alto nivel político y gubernamental, y en medio de un contexto muy complicado con riesgo país muy alto y sangría de reservas, nuevas versiones sobre la posibilidad de un préstamo de emergencia que Estados Unidos le podría otorgar a la administración de Javier Milei.
Es algo de lo que se habla desde abril, cuando el secretario del Tesoro, Scott Bessent, visitó el país, en lo que fue un contundente apoyo de Donald Trump a la gestión libertaria. El funcionario, uno de los más importantes de la administración estadounidense, llegó a Buenos Aires para el debut del levantamiento del cepo y las bandas cambiarias y se quedó apenas 12 horas.
Esta tarde, en su visita a Córdoba, el mandatario reconoció que está negociando un préstamo país-país con EEUU con el que Argentina podría afrontar vencimientos de deuda del año próximo por unos USD 8.500 millones.
“Sí estamos trabajando muy fuertemente, estamos muy avanzados”, reconoció el Presidente.
En una entrevista con La Voz, Milei destacó: “Nosotros teníamos claro que este año iba a ser muy complicado y ya habíamos empezado a desarrollar estrategias para cubrir los pagos que tiene Argentina el año que viene, que son 4.000 millones de dólares en enero y 4.500 millones de dólares en el mes de julio”.
También agregó: “Venimos trabajando en esas negociaciones que demandan tiempo, pero hasta que no está confirmado no hacemos anuncios. Pero sí estamos trabajando muy fuertemente, estamos muy avanzados y bueno, digamos, es cuestión de tiempo también”, enfatizó.
Las declaraciones se dan horas antes de un nuevo viaje del mandatario a Estados Unidos.
El domingo Milei partirá a Nueva York, donde será parte de la Asamblea de las Naciones Unidas y donde también de parte del Atlantic Council el Global Citizen Award, un premio que destaca las reformas económicas que lleva adelante en el país.

Quien le entregará el premio Milei será el propio Bessent. La Gala se hará en el Ziegfeld Ballroom, a pocas cuadras de Central Park, y allí también fue invitada Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Por el momento no están confirmadas reuniones bilaterales con el Tesoro y tampoco con la Casa Blanca.
Si bien desde EEUU relativizaron el avance de las negociaciones, Bessent había hablado de tema en abril y había destacado que el crédito era una posibilidad concreta.
“Si Argentina lo necesita, en caso de un shock externo y si Milei mantiene el rumbo, estaríamos dispuestos a utilizar el FSE”, dijo Bessent en referencia al Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro de Estados Unidos, una línea especial de crédito para fortalecer reservas en contexto de turbulencias.
Las declaraciones las realizó en una reunión cerrada ante inversores organizada por el JP Morgan en Washington.
Semanas antes, el secretario del Tesoro de EEUU había visitado el país.
Durante su estadía, Bessent mantuvo encuentros con Milei, el ministro Caputo y representantes del sector empresarial en la residencia del embajador de Estados Unidos. En ese marco, expresó su “pleno apoyo a las audaces medidas económicas” impulsadas por el gobierno argentino.
El antecedente más ilustrativo de la utilización del FSE se remonta a 1995, cuando Estados Unidos otorgó a México un préstamo de USD 20.000 millones. En esa ocasión, el entonces presidente Bill Clinton autorizó un acuerdo que preveía la entrega de préstamos y garantías en etapas, supeditados al cumplimiento de metas económicas específicas, como el sostenimiento de tasas de interés elevadas y la reducción del gasto público.
Este respaldo permitió al país estabilizar su economía y, en enero de 1997, completó el reembolso del préstamo tres años antes de lo previsto, incluyendo USD 500 millones en intereses.
ECONOMIA
Cuáles fueron los 12 acuerdos de asistencia del Tesoro de EEUU a la Argentina a lo largo de la historia y por cuántos dólares

El anuncio del Departamento del Tesoro de Estados Unidos sobre su disposición a respaldar a Argentina en el contexto de la coyuntura económica actual, divulgado por Infobae el 22 de septiembre de 2025, remite a una tradición de vínculos financieros bilaterales con distintos períodos de cooperación y asistencia. Estados Unidos, a través del Tesoro y su programa ESF (Exchange Stabilization Fund), aprobó acuerdos de apoyo en diferentes etapas de la historia argentina, que sirvieron para hacer frente a coyunturas críticas y responder a desafíos macroeconómicos de diversa naturaleza.
El Tesoro norteamericano manifestó voluntad de tomar todas las medidas necesarias para sostener a Argentina. Este gesto se suma a una larga serie de acciones previas e ilustra la continuidad de una política financiera que abarcó varias décadas. El respaldo público representa un mensaje de interés estratégico en la estabilidad y el desarrollo económico argentino.
A lo largo de más de seis décadas, Estados Unidos dispuso líneas de crédito a través del ESF, en coordinación con distintas agencias y gobiernos sudamericanos. Esos convenios reflejaron la existencia de lazos bilaterales en materia financiera y la importancia de Argentina en la agenda de cooperación internacional del Tesoro estadounidense.
⚫ 1959
Monto: 50 millones de dólares
Detalle: Plazo de un año, extendido dos años y cinco meses. Se utilizaron 25 millones y el país reembolsó la suma total al 30 de junio de 1962. El acuerdo expiró el 7 de junio de ese año.
⚫ 1962
Monto: 50 millones de dólares
Detalle: Renovado el 27 de marzo de 1963. Argentina utilizó el monto total y realizó el reembolso completo al 6 de octubre de 1963.
⚫ 1967
Monto: 75 millones de dólares
Detalle: Plazo de un año. No se registró retiro de fondos por parte de Argentina. Expiró el 2 de mayo de 1968.
⚫ 1968
Monto: 75 millones de dólares
Detalle: El acuerdo expiró el 2 de mayo de 1969 sin retiros efectuados.
⚫ 1984 (marzo)
Monto: 300 millones de dólares
Detalle: No se utilizó y expiró el 15 de septiembre del mismo año.
⚫ 1984 (diciembre)
Monto: 500 millones de dólares
Detalle: Argentina tomó y reembolsó la totalidad entre el 28 de diciembre de 1984 y el 15 de enero de 1985.
⚫ 1985
Monto: 483 millones de dólares (150 millones financiados por el ESF)
Detalle: Utilizado el 19 de junio y reembolsado el 30 de septiembre de 1985.
⚫ 1987 (marzo)
Monto: 500 millones de dólares (225 millones aportados por el ESF)
Detalle: El país tomó el préstamo el 9 de marzo y lo reembolsó el 15 de julio de 1987.
⚫ 1987 (octubre)
Monto: 675 millones de dólares (200 millones del ESF)
Detalle: Utilizado el 13 de noviembre y reembolsado el 30 de diciembre de 1987.
⚫ 1988 (febrero)
Monto: 550 millones de dólares (financiado íntegramente por el ESF)
Detalle: Retiro el 24 de febrero y devolución el 31 de mayo de 1988.
⚫ 1988 (octubre)
Monto: 500 millones de dólares (265 millones del ESF)
Detalle: Utilizado el 22 de noviembre y reembolsado el 28 de febrero de 1989.
⚫ 1995
Monto: 1.000 millones de dólares (250 millones del ESF)
Detalle: Utilizado el 4 de mayo y reembolsado el 1 de diciembre de 1995.
Los primeros antecedentes datan de 1959, cuando se registró un convenio por 50 millones de dólares —plazo de un año, luego extendido—, que permitió acceder a recursos en divisas para fortalecer el balance externo. El acuerdo habilitó retiros parciales del monto total y fijó mecanismos de reembolso en función de la evolución de la economía argentina.
En junio de 1962, las autoridades argentinas y el Tesoro estadounidense pactaron otro acuerdo por el mismo monto anterior, es decir, 50 millones de dólares. Argentina utilizó el dinero disponible y dejó saldadas sus obligaciones en octubre de 1963. Ese ciclo marcó una etapa de colaboración bilateral destinada a fortalecer la posición externa del país sudamericano. Dichos fondos resultaron esenciales ante escenarios de tensión financiera internacional.
El tercer acuerdo arribó en mayo de 1967. En esa ocasión, la cifra trepó a 75 millones de dólares, con un plazo de doce meses. Según la información reunida para este informe, no se registraron retiros por parte del gobierno argentino y el acuerdo expiró al año siguiente. Una dinámica similar se observó en mayo de 1968: la línea se mantuvo en 75 millones, sin constancia de utilización por el país sudamericano.
Durante la década de 1980, los convenios bilaterales experimentaron un salto cuantitativo. En marzo de 1984, el Tesoro estadounidense habilitó un crédito por 300 millones de dólares. El mismo no fue utilizado, según los registros. Pocos meses después, en diciembre de ese año, ambas partes firmaron un nuevo acuerdo, incrementando el monto a 500 millones de dólares. Esa vez, la totalidad se utilizó y se devolvió en el lapso de apenas dos semanas. La celeridad en la devolución respondió a estrategias de manejo de reservas e intervención cambiaria.
El 18 de junio de 1985 se firmó otro convenio, esta vez por 483 millones de dólares, de los cuales el ESF cubrió 150 millones. El desembolso se realizó al día siguiente, y en septiembre esa suma regresó a las arcas estadounidenses. De acuerdo con los informes oficiales, se trató de un salvataje financiero a corto plazo, que permitió a Argentina enfrentar dificultades transitorias en el mercado internacional de divisas.

En marzo de 1987 se suscribió un acuerdo que amplió el margen de asistencia. El crédito aprobado ascendió a 500 millones de dólares, con una participación del ESF de 225 millones. Argentina accedió al préstamo en los primeros días de ese mes y canceló el saldo en julio. Nuevos episodios similares se sucedieron en octubre de 1987 y febrero de 1988, con líneas de 675 y 550 millones de dólares, respectivamente. El ESF aportó 200 millones en el primero de esos casos, y financió por completo el segundo. Las devoluciones se hicieron en coordinación con los compromisos asumidos por el país ante otros organismos multilaterales y bancos internacionales.
El 19 de octubre de 1988, las autoridades argentinas y estadounidenses celebraron otro convenio, en esta oportunidad por 500 millones de dólares. El ESF cubrió 265 millones del monto total. Argentina utilizó el préstamo en noviembre, y lo devolvió en febrero del año siguiente. La cronología marca una sucesión de negociaciones aceleradas e intervenciones de corta duración para suplir necesidades de liquidez.
En los años noventa, los acuerdos de asistencia financiera mantuvieron su vigencia. El 28 de marzo de 1995, la suma autorizada fue de 1.000 millones de dólares, de los cuales 250 millones provinieron del ESF. El préstamo se utilizó en mayo y se reembolsó a fines de ese año. Carlos Saúl Menem y Bill Clinton era los presidentes de ambos países. Ese programa representó uno de los respaldos internacionales más relevantes en el proceso de reformas económicas y apertura financiera encarado por el país sudamericano.
La lista de convenios entre ambos países abarca situaciones de crisis macroeconómica, búsqueda de estabilización monetaria y apoyo a reformas estructurales
Esta secuencia muestra que el Departamento del Tesoro desplegó diversas herramientas —transfers, swaps, créditos contingentes— e incorporó a su programa de cooperación el respaldo a Argentina durante crisis y transiciones económicas. Estos acuerdos presuponen la existencia de una relación bilateral en la que el Tesoro estadounidense asignó un rol destacado a la estabilidad y a la confianza en el sistema financiero argentino.
Las condiciones, plazos y montos de los acuerdos variaron según el momento histórico y el diagnóstico de la coyuntura. En algunas oportunidades, el país sudamericano accedió y utilizó la totalidad de los fondos. En otros casos, los acuerdos no se activaron, aunque funcionaron como respaldo simbólico y expresión de confianza institucional. En cada uno, las partes establecieron mecanismos de reembolso que contemplaron calendarios precisos, generalmente inferiores a un año.
La lista de convenios entre ambos países abarca situaciones de crisis macroeconómica, búsqueda de estabilización monetaria y apoyo a reformas estructurales. La información reunida por Infobae revela que la asistencia estadounidense cumplió un papel estratégico en diversos momentos. El acomodo de la agenda bilateral a nuevos escenarios globales fue una constante de la política del Tesoro, que en cada oportunidad negoció los términos con las contrapartes argentinas y los gobiernos sucesivos.
El anuncio de septiembre de 2025 reactualiza la historia de estos acuerdos, aportando una perspectiva de continuidad institucional y de cooperación. Los antecedentes descritos permiten comprender el significado de los mensajes oficiales y el contexto histórico que enmarca los vínculos financieros entre ambos países.
North America,Washington
ECONOMIA
Tregua tras la crisis del dólar: las dos condiciones urgentes que el mercado le pone a Caputo

Primera sensación: alivio, tanto para el gobierno como para el mercado financiero. Un alivio momentáneo, claro, porque los inversores sigue convencidos de que los desajustes de fondo siguen presentes, pero al menos se disipó el fantasma de un default de los vencimientos de corto plazo.
El esperado anuncio de Scott Bessent, unos minutos antes de la apertura del mercado, logró el efecto esperado: que los bonos hayan recortado buena parte de lo perdido en lo que va del mes, con subas de hasta 16%, después de una caída promedio de 20%. Las cotizaciones de los bonos aún siguen siendo muy bajas, aunque ya no en «zona de default» como la semana pasada, cuando rondaban el 40% del valor nominal.
En el gobierno y círculos afines se celebró el «desplome» del índice de riesgo país, que volvió al nivel de hace 10 días, con 1.100 puntos. La previsión de los analistas es que continúe su tendencia descendente cuando esté oficialmente confirmado el préstamo del Tesoro de Estados Unidos.
De confirmarse los montos de los que se habló en la previa, la ayuda del gobierno trumpista implicaría el despeje de los vencimientos hasta fin de año -más de u$s2.000 millones- y tal vez también todo el cronograma de 2026 -de unos u$s18.000 millones-.
En todo caso, el mejor síntoma de que se detuvo la hemorragia fue el hecho de que el Banco Central, que la semana pasada tuvo que sacrificar reservas por u$s1.100 millones, no vendió dólares este lunes. El tipo de cambio mayorista se despegó del techo de la banda, y ahora está a una distancia de 4,5%.
Otra buena noticia fue la desaparición del «rulo» del mercado paralelo. Si alguien vende dólares en el canal bancario, se lo toman a $1.380, un valor que está por debajo del MEP y del «contado con liquidación». La semana pasada esa operatoria permitía ganar 2% por cada dólar vendido y recomprado.
Pero el dato que probablemente más esté festejando Toto Caputo es que, sin intervención oficial, se desplomaron las cotizaciones en el mercado de futuros A3. Es un doble festejo, porque no solamente se desinflan las expectativas de una devaluación sino que, además, el Banco Central tuvo una fuerte ganancia -porque embolsa la diferencia entre el tipo de cambio actual y el de los contratos que había vendido en las últimas semanas-.
Si se considera que, por esa vía, reabsorbe pesos que no se reinyectan al mercado, sería un festejo triple, porque le resta municiones a la demanda de dólares. Al decir de Federico Furiase «se sacan los pesos de la cancha», aunque esta vez con la ventaja de que no hay que dar divisas a cambio.
La clave: que el Tesoro compre dólares
Claro que siempre hay un lado B. Para empezar, la política de acentuar la iliquidez continúa presionando la suba de tasas de interés, lo cual reafirma el sesgo recesivo de la economía.
Es más, en los bancos afirman que, para que lo de este lunes no sea apenas un alivio pasajero y que se consolide el cambio de tendencia, el gobierno debe dar una buena cobertura a quienes se quedan en pesos. Esto implica la oferta de bonos con tasas atractivas, además de instrumentos dólar linked.
Este argumenta no aplica tanto al pequeño ahorrista sino, sobre todo, a que los productores agrícolas. El objetivo es que quienes saquen la soja de los silobolsas y liquiden en los próximos días para aprovechar la supresión temporaria de las retenciones no se redolaricen inmediatamente.
Ese será, de hecho, uno de los criterios para juzgar si la movida de pedirle ayuda a Trump salió bien: cuánto de los dólares que ingresen se captarán para reforzar las reservas del Central.
Claro que las compras no las puede hacer el propio BCRA, porque estaría violentando su promesa de no intervenir dentro de la banda. Pero sí podría comprar el Tesoro, con los pesos que tiene depositados gracias al superávit fiscal.
Y, además, está el detalle del acuerdo con el FMI. Si bien el esquema de banda supone que el BCRA sólo compra en el piso, también hay un compromiso de acumulación de reservas que se incumplió ya en la primera revisión. De manera que no parece haber opción: tanto a nivel doméstico como en el exterior hay un pedido de que las reservas aumenten no sólo con dólares prestados, sino salidos del superávit comercial.
«Se tenía una visión muy dogmática, con esa idea de que si vamos a flotar, no hacen falta reservas», criticó en una entrevista Hernán Lacunza, ex ministro de economía en la gestión macrista.
¿Cuál sería el riesgo en caso de que durante octubre no haya una acumulación de reservas? Que el mercado, en algún momento, decida «testear» nuevamente el techo de la banda, para verificar la robustez del sistema cambiario. Y nadie cree que esa prueba se pueda superar: «El Central tiene reservas negativas, sus dólares son prestados. Claramente no hay dólares para abastecer corridas cambiarias, que se pueden transformar en corridas bancarias en un segundo. Ni tampoco hay dólares para el Tesoro, por eso el gobierno sale desesperado a conseguir apoyo», argumentó Gabriel Rubinstein, ex viceministro de Economía en la última gestión peronista..
¿La tasa es la variable de ajuste?
Esta necesidad de comprar dólares implica que el gobierno tiene una disyuntiva amarga: si propende a la baja de tasas de interés, se arriesga a que la dolarización continúe; si las sube, profundizará el enfriamiento de la economía.
En principio, todo indica que, al menos hasta las elecciones, la prioridad será la calma cambiaria. Por lo pronto, la tasa «repo» -la operatoria interbancaria para obtener liquidez de corto plazo- subió desde el 37% de la semana pasada a un 45%-. Esto podría estar indicando una retracción en la oferta de pesos por parte de bancos que están otra vez yendo a buscar títulos en pesos para buscar renta.
La atención del mercado estará puesta, por lo tanto, en la licitación del Tesoro del próximo viernes, cuando se venza deuda en pesos por $6 billones. Hasta la semana pasada, en los bancos se considera improbable que Caputo volviera a conseguir un «rolleo» elevado, dada la baja liquidez del sistema financiero. Por eso se especulaba que la tasa de 59,6% anualizada que el Tesoro pagó a principios de mes podría hoy lucir baja.
En todo caso, las señales políticas de las próximas horas serán fundamentales para saber si los bancos se convencen de que es buen momento para seguir fondeando al Tesoro.
El clamor por la flotación
En definitiva, es pronto para haber de «normalidad». Porque la señal más importante que el mercado querrá ver ahora es si hay condicionalidades, por parte del Tesoro de Estados Unidos, respecto de una modificación en la política cambiaria.
Las declaraciones de Bessent parecen dejar en claro que no habrá exigencias en ese sentido antes de las elecciones, porque jugaría en contra de las chances electorales de Javier Milei.
Pero hay otro problema: si se insinúa que, después de octubre, se pasará a un esquema de libre flotación, eso sería contradictorio con el anuncio de la eliminación de retenciones, porque automáticamente se estaría «matando» al incentivo del campo para exportar en el corto plazo. Es posible que los productores saquen cuentas y calculen que les resulta más redituable vender con un 26% de retenciones al precio de un «dólar libre» antes que hacerlo sin retenciones a la actual paridad «sub techo de la banda».
Por eso, Milei y Caputo tienen incentivos políticos para sostener su discurso de continuidad sobre la banda cambiaria o, al menos, para mantener el tema bajo un paraguas de ambigüedad.
No será fácil, porque hay un clamor de economistas liberales por la eliminación de los controles remanentes y la eliminación de la banda. Por caso, Carlos Rodríguez, ex viceministro de economía durante el menemismo y ex jefe de asesores de Milei durante la campaña electoral-, dijo que si no se pasa a una flotación, entonces los dólares de Bessent «sólo comprarán una estabilidad temporaria».
En la misma línea se había manifestado Miguel Kiguel, ex secretario de Hacienda, un fuerte crítico de la política monetaria de Caputo.
También Lucas Llach, ex vicepresidente del BCRA en la gestión macrista, se sumó al pedido, y dijo que habría que haber dejado flotar la moneda cuando se anunció el acuerdo con el FMI y el levantamiento del cepo en abril pasado.
Y Luciano Laspina, otro referente de los economistas liberales, planteó: «el nudo gordiano del problema legal e institucional del peso argentino es el uso y abuso de los controles de cambio».
También hubo propuestas para un esquema intermedio entre la banda y la libre flotación. Por ejemplo Guillermo Mondino, ex secretario de Hacienda del último gobierno radical, propuso que, por encima del techo, haya una «zona de intervención», pero no que el BCRA tenga la obligación de vender cada vez que el dólar toque el techo. Sería, en la práctica, lo que se conoce como «flotación sucia».
Argumentos para la oposición
En las próximas horas, después de ver las señales políticas, el mercado decidirá si hubo una «masterclass» y se recupera la confianza o si, por el contrario, sólo se compró tiempo para demorar lo inevitable.
Una señal fuerte que deberá dar Caputo, además de la cambiaria, es el mantenimiento de la política fiscal. La rebaja temporaria de las retenciones implica un sacrificio de ingresos tributarios de entre 0,25% y 0,28% del PBI, según estimó el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Dicho de otra forma, implicaría el 46% del superávit financiero previsto en el proyecto de ley presupuestal.
Es, naturalmente, una situación políticamente incómoda para el gobierno, después de haber vetado proyectos de ley con el argumento de que ponían en riesgo el equilibrio de las cuentas.
Y ese tema ya se transformó, de hecho, en el principal argumento crítico de la oposición kirchnerista. Lo cual deja otra inquietud: la insinuación de que se impulse en el Congreso una declaración de rechazo a la ayuda del Tesoro estadounidense, algo que introduciría dudas sobre la voluntad política de repago.
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ECONOMIA
Tras las ventas de la semana pasada, hoy el BCRA no tuvo intervención en el mercado de cambios

El Banco Central confirmó que no tuvo intervención en el mercado de cambios en un escenario de baja del dólar. La semana pasada había vendido USD 1.110 millones en virtud de que la cotización había tocado el techo de la banda cambiaria, en $1.474,50.
A raíz de los anuncios de reducción a cero de las retenciones a las exportaciones agropecuarias y de la llegada de apoyo financiero a la Argentina del Tesoro de EEUU, el dólar comenzó la semana a la baja. La cotización mayorista terminó en $1.408 y se alejó del techo de la banda por lo que no se requirió intervención oficial.
No obstante la ausencia de intervención, las reservas del BCRA tuvieron una jornada negativa y cayeron USD 141 millones, cerrando las operaciones en USD 39.118 millones.
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