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ECONOMIA

Lluvia de dólares en Argentina: Luis Caputo aspira a un récord de inversión extranjera post cepo

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En 2024, primer año del gobierno de Javier Milei, la inversión extranjera directa fue de apenas u$s900 millones. Pero el Gobierno espera al menos multiplicar por diez ese monto en este 2025. Confía en que la eliminación del cepo cambiario para girar utilidades desde el año próximo, y los múltiples proyectos en energía y minería bajo el amparo del régimen RIGI, posibilitarán atraer numerosos capitales.

Así, cerrado el acuerdo con el FMI, se empieza a hablar otra vez de la «lluvia de inversiones», tantas veces anunciada y pocas concretada a lo largo de las últimas décadas.

El Gobierno busca multiplicar por 10 el ingreso de dólares por inversiones extranjeras

Para los próximos dos años, Caputo proyecta el ingreso de capitales financieros por u$s12.500 millones, una de las principales fuentes de divisas junto con la inversión extranjera directa, el financiamiento del FMI y otros organismos multilaterales, y el acceso a los mercados internacionales a partir del 2026.

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Hace unos meses, el Presidente dijo que esperaba que lo largo de su mandato las inversiones superaran los u$s50.000 millones.

Solo a través del RIGI ya hay ocho proyectos que suman u$s12.400 millones. Están concentrados en el shale oil & gas de Vaca Muerta, mientras que los otros sectores involucrados son minería, energías renovables e industria.

El esquema de incentivos fiscales y cambiarios tendrá sus primeros desarrollos en las provincias de Río Negro, Mendoza, Catamarca, Salta, San Juan, Buenos Aires y Jujuy.

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El Gobierno estima que podrían recibirse proyectos por u$s54.000 millones, de los cuales u$s30.000 millones estarían relacionados con el sector energético.

En ese escenario, la minera británica Rio Tinto Group anunció una inversión de u$s2.500 millones en una nueva mina de litio en Argentina.

Nuevo plan del Banco Central para financiarse con inversiones

Además, según cálculos oficiales, las inversiones de fondos especulativos aumentarán en u$s10.000 millones en 2025 y u$s12.500 millones en 2026.

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Se trata de fondos a los que este lunes el Banco Central les abrió la puerta para entrar al mercado local, con la condición de que permanezcan durante seis meses corridos, es decir, hasta pocos días antes de las elecciones legislativas de medio término.

El plazo mínimo de seis meses es para evitar movimientos de cortísimo plazo. Pero lo que apunta a esa norma es a fortalecer el ingreso de divisas en este momento, básicamente porque el diferencial por invertir en pesos y obtener una ganancia en dólares es muy tentador para un inversor en el exterior, y puede servir en esta etapa para fortalecer la oferta en el mercado cambiario y ayudar a que el tipo de cambio vaya hacia la banda inferior, ya que ahí compran reservas, según especialistas.

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Uno de los principales problemas de la Argentina sigue siendo su alicaída balanza de cuenta corriente, que incluye intercambio de bienes, servicios y pagos de intereses de deuda. Consultoras proyectan que pasará de un superávit del 1% del PBI a un déficit del 0,4% del PBI en 2025, por términos de intercambio menos favorables, mayores importaciones y mayor flexibilización del cepo por la eliminación del dólar blend a los exportadores y el adelanto del pago a los importadores.

Se espera una cuenta corriente negativa principalmente por déficit de servicios -donde entra turismo por ejemplo- y pago de intereses que suman casi u$s14.000 millones, de los cuales u$s7.600 millones son del sector público por los pagos de deuda al FMI y a los bonistas.

A este escenario, Caputo le suma la posibilidad de que -baja del riesgo país mediante- la Argentina puede volver a colocar deuda en dólares a acreedores privados en el exterior, por u$s4.000 millones en 2025 y u$s6.000 millones en 2026.

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PAE y Mercado Libre anuncian mega inversiones en Argentina

Para fortalecer el clima inversor, vinieron muy bien anuncios como los de Mercado Libre, que invertirá u$s2.600 millones en Argentina para fortalecer su red logística, mejorar el desarrollo tecnológico para el comercio electrónico y los servicios financieros, invertir en marketing y contratar servicios clave, entre otras áreas estratégicas.

Además, petroleras como Pan American Energy (PAE) ya anunciaron inversiones por u$s250 millones para explorar un área sin antecedentes con actividad de gas no convencional, como el que hay en Vaca Muerta. Se suman a las que ya estaban previstas en el marco de la operatoria de Vaca Muerta.

Max Ritter, jefe de fusiones y adquisiciones para América Latina en Goldman Sachs, explicó que los mercados «necesitan claridad y certeza de que el capital puede entrar y salir libremente del país, y el Gobierno entiende eso y está trabajando para lograrlo». 

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Incluso, señaló que la eliminación del cepo es tan relevante como las elecciones legislativas de octubre, que marcarán el respaldo político con el que contará el presidente Javier Milei para avanzar con sus reformas económicas. Y señaló que las empresas energéticas podrían ser candidatas a captar capital una vez que se defina el resultado electoral. En ese sentido, destacó que las compañías del sector generan ingresos en dólares y se benefician del auge de producción en Vaca Muerta.

El FMI y el campo, claves para Javier Milei y Luis Caputo

El Fondo Monetario Internacional también considera clave el éxito electoral. A tal punto que la jefa del organismo, Kristalina Georgieva, se salió del molde y llamó a los votantes a respaldar al gobierno, lo que enseguida fue repudiado por el justicialismo, que lo calificó como una «injerencia en asuntos internos».

El equipo económico recibió en las últimas buenas noticias sobre la liquidación de dólares por parte de la agroindustria, que se reactivó. Incluso, las principales espadas de Caputo se reunirán este viernes con referentes del sector agropecuario, para reforzar la pretensión del Gobierno de que el campo liquide antes de que vuelvan a subir las retenciones a fines de junio. La reunión incluirá a exportadores y líderes de la Mesa de Enlace. 

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Desde que arrancó el esquema de flotación y se abrió parcialmente el cepo la semana pasada, el Gobierno busca acelerar el ingreso de divisas para sostener la baja del dólar hacia los $ 1.000. Por ahora, la cotización se ubica casi en un término medio de las bandas de flotación, apenas por debajo de los $1.200.

En ese escenario, Caputo está convencido de que la inminente suba de retenciones prevista para junio -como advirtió Javier Milei-, junto con la baja expectativa de aumentos en el precio internacional de la soja y tasas de interés atractivas en pesos, configuran un escenario favorable para que el agro liquide divisas.

La media de cinco días de la liquidación del agro pasó de u$s111 millones al 11 de abril, a u$s142 millones al 22 de abril. Y en los próximos días estarían subiendo aún más.

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Este es un ritmo algo bajo para esta época del año, considerando que la liquidación diaria en abril 2021 fue de u$s216 millones en dólares constantes, u$s226 millones en abril 2022 y u$s160 millones en abril 2023.

Pero el miércoles, las liquidaciones repuntaron a u$s241 millones, 80 millones más que el martes, y 170 millones más que el lunes, dejando el acumulado de abril en u$s1.792 millones.

El director de la consultora Outlier, Gabriel Caamaño, explicó a iProfesional que si hay demora en las liquidaciones están más vinculadas a los bajos precios internacionales. Y señaló que «ajustando precios y días hábiles, no se puede afirmar que la liquidación de la agroindustria venga floja en abril de 2025. Más bien lo contrario, viene muy bien».

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Además, advirtió que «no tiene sentido cuestionar al agro por el desempeño del mercado de cambios hasta acá», dado el incremento considerable del déficit comercial del resto de la economía.

Por este escenario, es que el equipo de Caputo está atento a los anuncios de inversiones. La Argentina podría recibir un ingreso de capitales financieros por más de u$s1.000 millones, si se produjera una reclasificación como «mercado emergente» en los índices de MSCI (Morgan Stanley Capital International).

Analistas internacionales consideran probable que en junio el MSCI ubique nuevamente a la Argentina en ese grupo de países, luego de que en 2021 decidiera dejar al país en la categoría ‘standalone’, por fuera de las nomenclaturas habituales (desarrollados, emergentes y de frontera).

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La salida del cepo cambiario para individuos, y la posibilidad de volver a girar utilidades desde el año próximo, contribuiría mucho a lograr ese avance.

«La administración del presidente Milei planteó desde un inicio que tiene como objetivo levantar los controles de capitales, que es la principal razón que impide que el país sea clasificado como ‘mercado emergente’ según los estándares de MSCI», indicó un reporte del banco de inversión JP Morgan.

En ese análisis, plantean que la reclasificación permitiría a la Argentina recibir un ingreso de fondos financieros, al incorporarse el país en un índice que replican carteras de inversión alrededor del mundo.

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De acuerdo con las estimaciones de JP Morgan, la Argentina tendría un peso de 0,2% dentro de todos los activos comprendidos dentro del segmento «mercados emergentes». Y, al ingresar en ese grupo, podría recibir u$s786 millones como parte del «índice standar» y otros u$s176 millones en el «small cap index».

Se trata de dos índices que utiliza MSCI para agrupar diferentes compañías que cotizan en los mercados financieros. Según JP Morgan, las cuatro grandes que se incluirían en el «Standard Index», por su nivel de valuación bursátil, serían YPF, Grupo Financiero Galicia, Banco Macro y Pampa Energía.

Antes de conocerse la reunión que miembros del equipo económico tendrá con sectores del campo, circuló un informe que busca dimensionar lo que la actividad agropecuaria significa para el país.

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Allí, se indica que seis emprendimientos mineros que se inscribieron en el Régimen de Incentivo de las Grandes Inversiones (RIGI) alcanzan un monto total de 5.074 millones de dólares. Y se consigna que se trata de una cifra pequeña si se la compara con la inversión realizada todos los años el sector agrícola argentino.

Se recuerda, además, que esas iniciativas no alcanzan a superar la inversión de más de 6.000 millones de dólares que hicieron las empresas agrícolas argentinas en la zona núcleo pampeana para sembrar soja y maíz en el ciclo 2024/25.

Y lamenta que no exista «régimen promocional alguno» para el sector que es el «mayor generador de divisas de la economía argentina». Está claro que hay ruido en la línea.

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ECONOMIA

Así saltará el dólar post elecciones, según el precio que inversores pactan en mercado de futuros

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A pocos días para las elecciones nacionales, el precio del dólar está reflejando el clima de tensión que generan los diferentes escenarios posibles, escalando alrededor de 8% en todo el mes. En este marco, la cotización que está negociando el mercado para los próximos meses se encuentra al alza y refleja la incertidumbre que existe tanto desde lo político como desde la falta de definición de la política cambiaria.

Pese a la intervención directa del Tesoro de Estados Unidos, el precio del dólar oficial mayorista sigue subiendo y alcanzó este martes el techo de la banda de los $1.491. Por lo que también el Banco Central debió salir a vender divisas tras casi un mes de calma para mantenerlo «a raya», y se desprendió en la jornada de u$s45,5 millones

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Incluso, los dólares financieros, sobre todo el contado con liquidación, que es el que utilizan las empresas e inversores del exterior para «sacar» las divisas del país, pasó los $1.600.

Cuánto saltará el dólar post elecciones

En este escenario, en el mercado de opciones y futuros del Matba-Rofex las cotizaciones negociadas para el billete estadounidense para los próximos meses también muestra una tendencia ascendente: este martes se operó un valor de dólar mayorista de $1.500,5 para fin del corriente mes. Por lo que, de llegar a esa cifra, el incremento en todo octubre puede alcanzar el 8,7%.

En tanto, para fines de noviembre ya se está negociando un tipo de cambio de $1.561, mientras que para fin de año el precio pactado es de $1.609, según las operaciones realizadas en el mercado de futuros.

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En resumidas cuentas, en la City se está aguardando que en todo el 2025 la devaluación puede llegar al 56%, un porcentaje que supera al movimiento proyectado para los precios de la economía.

Es que, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que publica en el Banco Central, en base a una encuesta entre unos 40 economistas, la inflación esperada para todo 2025 es de 30%.

Precio del dólar bajo tensión

Por lo pronto, los anuncios de total apoyo de Estados Unidos al gobierno argentino, con el swap de u$s20.000 millones y la «compra de pesos» de forma permanente, no lograron tranquilizar al mercado doméstico en la previa electoral. 

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Es que se está poniendo en juego el apoyo a la gestión de Javier Milei, a lo que se le suman los ruidos económicos por la percepción en la City que hace falta un cambio en la política monetaria, debido al bajo ingreso genuino de divisas y a la marcada salida de dólares por atesoramiento, compras al exterior y turismo internacional.

«El Gobierno continúa con anuncios buscando calmar la volatilidad en los mercados. La agitación sigue presente, con inversores que buscan señales que garanticen la llegada de divisas al país. En ese sentido, apuesta a concretar el financiamiento extra con los bancos norteamericanos», resume Ignacio Morales, jefe de inversiones de Wise Capital, que prevé que continúe la tensión durante los próximos días.

En este marco, el banco de inversión estadounidense Morgan Stanley anticipó hace pocos días que la política monetaria y cambiaria de Argentina «deberá experimentar ajustes significativos» luego de las elecciones presidenciales del 26 de octubre. 

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Así, entre los tres escenarios electorales posibles que plantea esta entidad internacional, estima que el precio del dólar puede irse a los $1.700, e incluso, en un marco de resultados negativos, indica que puede superar los $2.000.

Al respecto, Florencia Fiorentín, economista jefa de la consultora Epyca, afirma a iProfesional: «Ya es evidente que el nuevo piso está más cerca de $1.500 que de $1.400».

Otra referencia son los analistas relevados en el reciente informe mundial FocusEconomics, en el que se encuestan más de 40 expertos de bancos y consultoras locales y mundiales, donde estipularon que el precio de dólar más alto esperado para Argentina para fin de año llega hasta los $1.756.

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El dólar, ¿quedó caro o barato?

Si se compara el valor del dólar actualizado por inflación de los últimos 10 años, se recuerda que al comienzo de la gestión del Presidente Javier Milei, en diciembre de 2023, el blue se ubicaba en $1.070. Y a las pocas semanas llegó a un máximo de $1.255.

Es decir, una cifra que casi dos años después hoy se ubica nominalmente apenas 23% más alta de los $1.545 presentes en la plaza informal.

Y si se traslada la inflación acumulada durante toda la gestión de Milei al valor que tenía el dólar informal al inicio de la misma, hoy el precio del billete debería ubicarse en torno a los $2.400. Un 55% más que el valor de ahora.

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Antes de la escalada de las últimas semanas, el precio del blue había alcanzado su último precio nominal más elevado en la historia el 12 julio del año pasado, cuando llegó a los $1.500. Ese valor, ajustado por el índice de precios acumulado desde entonces hasta el presente, equivale en la actualidad a unos $2.030. Es decir, 31% más que hoy.

Por otra parte, si se comparan los valores más altos a los que tocó el blue en los últimos 10 años, el máximo alcanzado se registra en octubre de 2020, en plena crisis desatada por la pandemia, cuando tuvo un valor actualizado de $4.350. O sea, 181% más alto que el precio presente del billete informal.

En conclusión, más allá de la escalada de los últimos días y de la tensión en el mercado, los $1.545 actuales en el segmento informal son unos de los precios más bajos de los últimos 10 años.

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ECONOMIA

Dólar, tasas, acciones y bonos: cómo se movió el mercado financiero en la recta final hacia las elecciones

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El dólar se fortaleció en todos los segmentos (EFE)

En la semana previa a las elecciones legislativas, el mercado financiero argentino mostró una marcada tensión. La suba del dólar en todos los segmentos, las tasas de interés en niveles elevados y la caída de las acciones y los bonos —aún después del anuncio del swap con el Tesoro de Estados Unidos— reflejan el clima de cautela e incertidumbre que domina a los inversores.

El tipo de cambio volvió a escalar en todas sus variantes. En el segmento mayorista, el dólar cerró a $1.490,50 para la venta, con un aumento de 15,50 pesos o 1,1% en la jornada. En el Banco Nación, el billete minorista subió a $1.515, mientras que el promedio de los bancos privados se ubicó en $1.518,74, un 1,5% por encima del día anterior.

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Las cotizaciones financieras también acompañaron la tendencia alcista. El dólar MEP trepó a $1.586,24, con un avance de 3,2%, y el contado con liquidación (CCL) alcanzó los $1.610, con un incremento de 3,3%. En el mercado informal, el dólar “blue” subió 40 pesos o 2,7%, hasta $1.540 para la venta, un nivel que no se observaba desde mediados de septiembre.

El volumen operado en el mercado de cambios superó los USD 718 millones, casi 320 millones más que en la sesión anterior. A pesar de la intervención oficial, las reservas internacionales del Banco Central retrocedieron 776 millones, para quedar en USD 40.539 millones.

Según operadores del mercado, la rueda “volvió a mostrar una marcada presión compradora, con demanda sostenida de cobertura y escasa oferta genuina, en un contexto de elevada tensión preelectoral”. Otro analista graficó el ánimo de los inversores señalando que “más que un ‘show me the money’, el mercado está en una postura de ‘mostrame los votos’, a la espera del resultado electoral”.

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En paralelo, las tasas de interés continúan siendo un factor clave en la dinámica financiera. Los rendimientos de las letras y bonos en pesos se mantienen en niveles muy altos, impulsados por la falta de liquidez en el mercado y la necesidad de contener las presiones sobre el tipo de cambio. Las LECAP ofrecen tasas efectivas mensuales cercanas al 4,8%, mientras que las operaciones de muy corto plazo se pactan a niveles aún más elevados.

Esta estrategia busca sostener la demanda de pesos en un contexto de incertidumbre, aunque genera preocupación por el impacto sobre la actividad económica y el financiamiento productivo. En el mercado estiman que las tasas permanecerán altas al menos hasta después de los comicios, cuando se disipe la volatilidad cambiaria y el Gobierno defina si continuará con la política de endurecimiento monetario.

Un informe reciente advirtió que el Tesoro “se prepara para otros 60 días de tasas altas y una economía debilitada”, lo que refuerza la idea de que no se esperan cambios inmediatos en la estrategia oficial. En ese marco, la escasez de crédito y los altos costos financieros se convirtieron en un condicionante adicional para las empresas y para los consumidores.

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La jornada bursátil también reflejó la cautela de los inversores. Pese a la confirmación del Banco Central de que ya recibió los USD 20.000 millones correspondientes al swap con el Tesoro estadounidense, las acciones y los bonos soberanos volvieron a caer. El anuncio, que en otro momento podría haber generado un alivio, no logró revertir el clima negativo.

Los bonos Globales en dólares descendieron en promedio 0,9%, mientras que los Bonares con ley local retrocedieron 0,8%. El riesgo país avanzó 27 puntos básicos y cerró en 1.075 unidades. En el segmento accionario, el índice líder del mercado porteño registró una suba de 1,2% en pesos, hasta los 2.002.848 puntos, aunque en términos de dólares la variación fue neutra por la depreciación del tipo de cambio.

Nicolás Cappella, analista de IEB, resumió la situación: “Los bonos en dólares devuelven la suba del lunes, luego de que se anunciara el avance en un proceso de recompra de deuda. La incertidumbre electoral pesa más que el anuncio del swap”. En la misma línea, se señaló que el acuerdo de intercambio de monedas “no modifica las reservas netas”, por lo que su efecto inmediato sobre la posición del Banco Central es limitado.

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La volatilidad del dólar, la falta de señales claras de política económica y la cercanía de los comicios llevaron a una toma de ganancias entre los inversores, tanto locales como del exterior. En Wall Street, las acciones argentinas operaron con comportamiento mixto, aunque predominó la baja en los papeles de los bancos y las energéticas, sectores más expuestos a los movimientos del tipo de cambio.

El balance de las últimas jornadas muestra un patrón claro: el dólar se fortalece en todos sus segmentos, las tasas permanecen elevadas y los activos financieros ceden posiciones pese a los intentos del Gobierno por reforzar las reservas. En la recta final hacia las elecciones, el mercado opera con extrema cautela y una marcada preferencia por la cobertura.

El anuncio del swap de 20.000 millones de dólares, aunque representa un respaldo de liquidez, no alcanzó para modificar las expectativas. Los inversores esperan conocer el resultado electoral antes de tomar nuevas posiciones de riesgo, en un contexto en el que cada señal política o económica puede tener un impacto directo sobre el comportamiento de los activos financieros.

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ECONOMIA

Se agota el «efecto Bessent»: el BCRA tuvo que intervenir y la City debate si el dólar puede bajar

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El «efecto Bessent» se agotó en la recta final de la campaña electoral: el dólar volvió a tocar el techo de la banda de flotación, obligando al Banco Central a vender, como en la corrida de septiembre. Y, en el mercado de futuros, los contratos a octubre ya cotizan por encima del techo de la banda. En otras palabras, hay gente que paga cobertura porque prevé que dentro de 10 días el tipo de cambio mayorista estará encima de $1.500.

Es cierto que la cifra de u$s45,5 millones vendida por el Central no impresiona por su volumen, pero eso no resta nerviosismo en el mercado. Para empezar, hay analistas que sospechan que los u$s120 millones que, en teoría, había comprado el Tesoro la semana pasada, en realidad implicaron un sacrificio de reservas del Central.

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Y el nerviosismo se acentúa por el antecedente de septiembre, cuando también se había empezado a vender con un número bajo, pero en apenas tres jornadas la demanda llegó a u$s1.100 millones.

Lo que agrava la sensación de corrida cambiaria es que, a diferencia de lo que pasó en septiembre, ahora se produce incluso con la protección del gobierno estadounidense al plan económico

En aquella corrida, solo había un sistema de banda de flotación cambiaria, y la promesa de Luis Caputo en el sentido de que estaba dispuesto a vender hasta el último dólar que le pidieran. Su argumento era que, tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el balance del BCRA estaba saneado. Y que, además, al comprar dólares los inversores «sacaban pesos de la cancha», con lo cual el mercado se estabilizaría.

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A diferencia de lo que ocurría en aquel momento, ahora ya nadie considera un motivo de festejo que el BCRA haya «absorbido» pesos del mercado por un monto de $67.795 millones -la contrapartida de su venta de dólares-.

En realidad, nadie esperaba que fuera necesaria esta nueva intervención en el techo de la banda después de la saga de acontecimientos de las últimas semanas. Que incluyen el antecedente de que el US Treasury «comprando pesos» por un monto que se estima en más de u$s600 millones, además un contundente respaldo político por parte del mismísimo Donald Trump, la oficialización del swap de monedas por u$s20.000 millones y el anuncio de un futuro canje de deuda con el respaldo de organismos internacionales de crédito.

Y, sin embargo, ninguno de estos golpes de efecto ha sido suficiente para impedir lo inevitable: que ante una elección de resultado incierto los argentinos dolaricen sus portafolios casi por completo.

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«Se corrió el Tío Bessent, esperemos que vuelva mañana porque quedan tres días complicados», comentó el analista Christian Buteler, en una frase que sintetiza el humor del mercado. En el estado de situación actual, tres jornadas de corrida bancaria tienen un poder de desestabilización que no debe ser subestimado.

Sale Scott Bessent, entra Santiago Bausili

Si había un límite que el gobierno creía que no se iba a cruzar era, precisamente, el de la venta de divisas por parte del BCRA. ¿Cómo interpretar esta situación? ¿Scott Bessent cambió de tesitura, se cansó de pulsear y perder contra el mercado argentino? ¿O, como dicen sus críticos en Estados Unidos, ya cumplió su verdadero objetivo, que era facilitarle una salida a los fondos de inversión que había apostado fuerte a activos argentinos?

Nadie lo sabe con certeza, pero lo cierto es que el panorama cambió drásticamente desde la primera intervención del Treasury, en la que le bastó el anuncio de que había vendido dólares -luego se supo que era apenas u$s24 millones- para desplomar la cotización hasta $1.349. Apenas 10 días más tarde, el tipo de cambio mayorista cerró en $1.490, lo que implica una suba de 7,5% desde el inicio del efecto Bessent.

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Todavía no está claro si los dólares que usó el BCRA son imputados a sus reservas líquidas o al nuevo swap de monedas con el Tesoro estadounidense, que se oficializó el lunes. Si se tratara del segundo caso, implicaría que el swap ya está activado, lo que impone a Santiago Bausili la obligación de un repago a corto plazo con intereses. Pero, en el lado positivo, podrá contabilizar los u$s20.000 millones como parte de las reservas brutas, algo que podría funcionar como elemento disuasor para los compradores de dólares.

En todo caso, lo que el mercado está interpretando es que ya se entró en otra etapa del plan económico, en la que posiblemente ya no se vuelva a ver al US Treasury interviniendo en el mercado cambiario argentino, sino que el protagonista volverá a ser el Banco Central. Esto podría implicar un sacrificio alto de reservas, aun cuando esa política sólo dure tres días. El volumen del mercado spot llegó a u$s700 millones, un nivel alto, casi el doble del promedio histórico, lo cual da la pauta de la demanda potencial.

Algunos economistas argumentan que, pese a las declaraciones iniciales de Bessent -en las que afirmó que el peso argentino estaba «subvaluado«-, en realidad la estrategia consiste en no impedir la devaluación, pero manejar el tiempo, para que luego de las elecciones no sea necesario un «overshooting».

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Así, Carlos Rodríguez, ex viceministro de economía y ex rector de la Ucema -además de ex asesor de Javier Milei-, observó que el detalle importante es que en el mercado paralelo, el dólar minorista, el MEP y el «contado con liqui» están en sus valores históricos más altos.

«El mercado lo está logrando sin corridas cambiarias, un poco cada día. Creo interpretar que el Tesoro de Estados unidos no está impidiendo que esto pase, sino que ayuda a que lleguemos normalmente a las elecciones. El lunes será otro día muy diferente», argumenta.

La dolarización, cerca del techo

Y ahí es donde se está centrando el debate del mercado: el crucial «día después» de las elecciones. Y lo que algunos analistas afirman es que hay que mirar al mercado paralelo para ver cuál sería un tipo de cambio de equilibrio.

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En un panorama en el que, salvo el gobierno, nadie cree posible la continuidad del esquema de banda de flotación, el valor del «contado con liqui» -el que se usa para dejar divisas depositadas fuera del país- llegó a los $1.613. Y es un nivel que muchos consideran un buen referente para el momento post electoral.

Después de todo, el influyente banco de inversión Morgan Stanley consideró que, en el mejor escenario electoral para Milei, el tipo de cambio se estabilizaría en $1.700 para diciembre. Ese precio es un 9% superior al techo de la banda de flotación de esa fecha, pero solo un 5% del valor actual del CCL.

En cuanto al pronóstico que puede inferirse de los contratos en el mercado de futuro, la expectativa de la cotización para diciembre es de $1.612 para el tipo de cambio oficial. Esto implicaría un salto relativamente pequeño, de $10 en la semana posterior a las elecciones, y un ajuste moderado de 7% en los dos meses siguientes.

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Hay quienes argumentan que la alta dolarización llegó al punto de que queda muy poca liquidez como para que se pueda sostener la demanda de dólares por parte del público. Según las cifras oficiales, el 40% del M2 -el dinero transaccional- tomó cobertura en dólares, algo que los economistas sostienen que responde a una situación excepcional, y que no puede prolongarse sin que se produzca un quiebre en la cadena de pagos.

Pero es, en realidad, un debate interminable, porque hay muchas formas de medir la liquidez, dependiendo de si se considera sólo cuentas a la vista, depósitos a plazo fijo y bonos del Tesoro.

Lo cierto es que en apenas tres semanas hubo una fuerte caída en el volumen de depósitos en pesos, que bajó desde los $100 billones hasta $92 billones. Y, en contraste, los depósitos bancarios nominados en dólares subieron desde u$s34.000 millones hasta u$s35.133 millones.

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¿El lunes puede caer el dólar?

Esas cifras, para algunos, son la antesala de una descompresión en el mercado -partiendo, claro, del supuesto de que Milei tendrá un resultado aceptable en la legislativa del domingo-.

«A partir del lunes veremos una andanada de ventas de dólares de los que apostaron a una devaluación pero tienen que seguir pagando sueldos, proveedores, tarjetas», pronosticó Antonio Aracre, el ex CEO de Syngenta que se ha erigido en uno de los principales defensores del plan económico.

Su argumento no se basa solamente en la situación política, sino además en una cuestión estacional: es típico que sobre fin de año las empresas vendan dólares por una mayor necesidad de liquidez, para pagar aguinaldos y saldar obligaciones financieras.

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En la misma línea, Ariel Sbdar, fundador de la «fintech» Cocos, previó que pasadas las elecciones habrá un flujo vendedor de divisas. El financista compara el tipo de cambio actual con el previo a la elección provincial bonaerense de septiembre, en la que el peso estaba mucho más apreciado -$1.355 el viernes preelectoral- y observa que ahora no solo hay una moneda más devaluada, sino que el mercado está cubierto por la alta demanda de las últimas semanas.

«Ojo, porque si al Gobierno le va bien, la semana que viene vamos a decir ‘todos tenemos dólares y tenemos que gastar pesos’. Y en ese exceso de cobertura puede ocurrir que el gobierno tal vez no tenga que hacer nada con la banda y el dólar vaya para abajo», afirmó el financista.

También en este sentido hay antecedentes: tanto en la gestión de Caputo como en gobiernos anteriores, hubo momentos en los que se dejó subir al dólar y luego se favoreció una baja brusca, como forma de «castigo a la especulación».

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Claro que también hay muchos en la vereda opuesta, que sostienen que la demanda por dólares no tiene límite cuando el mercado pierde la confianza en la capacidad del gobierno para mantener la estabilidad.

A pesar de los anuncios sobre asistencia con dólares frescos y recompra de deuda -algo que debería redundar en una baja de las tasas de interés-, hay indicadores que siguen jugando en contra. Por ejemplo, el saldo comercial de septiembre confirmó que la vocación dolarizadora no es solamente en billetes verdes, sino también en stock de mercaderías por parte de las empresas, con un récord de importaciones por u$s7.200 millones.

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