ECONOMIA
Milei va por la mística rebelde de 2023, pero en clima de crisis: ¿jugada maestra o efecto búmeran?

Javier Milei tiene clara cuál es su mejor estrategia electoral: volver a dar la pelea en el terreno en el que se siente más cómodo: la «batalla cultural». Estética rockera, discurso «anti woke», reivindicación de valores tradicionales, conexión directa con la generación joven y una pizca de picardía futbolera al dedicarle cantitos de tribuna al rival.
En la noche del lunes, se notó la influencia de Santiago Caputo, las «Fuerzas del Cielo» comandadas por el Gordo Dan y otros estrategas que construyeron el fenómeno Milei de 2023: con la excusa de la presentación de un nuevo libro del presidente, recuperar la mística que lo llevó a la Casa Rosada.
Y, por eso, la apuesta fue recuperar la esencia del Milei candidato: un completo «outsider» de la política, que no tiene pudor en recurrir a ningún método con tal de transmitir su pensamiento liberal. Volvió el Milei showman, lo cual para algunos analistas es un acierto y para otros un riesgo electoral mayúsculo. Pero, en todo caso, tiene una consecuencia innegable: le devuelve a Milei la centralidad de la escena política y el control de la agenda.
Hasta el lunes a la tarde, los temas que acaparaban la atención eran la forzada renuncia de José Luis Espert a su candidatura -abrumado por las acusaciones de vínculo con el narcotráfico- y la emergencia financiera, que llevó a un pedido de salvataje urgente al Tesoro de Estados Unidos.
Tras una seguidilla de reveses en el Congreso, errores económicos, turbulencia, peleas con políticos y periodistas, acusaciones de corrupción, una dura derrota electoral en Buenos Aires, el futuro político de Milei parecía condenado a un deterioro inexorable. Las encuestas demostraban cifras contundentes de su mala imagen -un 63% de menciones negativas tras el escándalo Espert-, pero Milei decidió dar la pelea volviendo a sus raíces.
El activo político de la celebrity
Dijo alguna vez el analista Jorge «Turco» Asis que el mayor capital político que tenía Mauricio Macri era su condición de celebrity. Y que, por eso, quienes lo criticaban por la «estética tinelliana» de sus actos, por imitar a Freddy Mercury o por haber aceptado un cargo en la Fundación Fifa, no entendían que en ese tipo de acciones, precisamente, radicaba su fortaleza política.
No se trataba de una originalidad, por cierto. De hecho, hasta podría decirse que esa estrategia está en el ADN del propio peronismo, que con Evita simplificó y acercó a las masas los conceptos políticos de la doctrina justicialista.
En los años ’90, Carlos Menem forjó su popularidad al acercarse al deporte y al espectáculo. Se transformó él mismo en un personaje de la farándula, y profundizó esa condición ya estando en el poder. Menem podía dormirse en una reunión donde se hablara del presupuesto, pero nunca se perdería la oportunidad de invitar a Olivos a los Rolling Stones,a Madonna ni a Charly García para compartir la célebre pizza con champán.
Incluso la propia Cristina Kirchner bailó en fechas patrias junto al grupo de percusión Choque Urbano, y Alberto Fernández cantó, acompañado de su guitarra folk, los temas de Lito Nebbia.
Con una pizca de folclore peronista
Pero claro, Milei se propuso superar todos los límites de lo ya conocido. Y los asesores del presidente hicieron un diagnóstico claro: mientras siga siendo un «rupturista», mantendrá una base de apoyo popular por parte de una ciudadanía desencantada de la política tradicional. Si, por el contrario, se transforma en uno más de «la casta», será desplazado por otros dirigentes que ostentan mayor profesionalismo en ese campo.
Por eso, volvió el mileísmo fundacional: desafíos sarcásticos al rival con cánticos como «kuka tirapiedra» o «Cristina tobillera», apropiación sin pudor de los símbolos patrios y reivindicación de la alegría frente a la cultura de la cancelación y la solemnidad del progresismo.
Todo eso, mezclado con un show de nivel artístico bastante aceptable donde las consignas libertarias se mezclaron con las letras de La Renga, Charly García, Sandro, Nino Bravo, Gilda y Los Ratones Paranoicos. Con muchos momentos que rozaron lo bizarro, y otros que directamente entraron en la categoría de lo risible. Candidatos a diputados tocando la batería o haciendo coros mientras Milei entonaba el «Hava Naguila» en solidaridad con los rehenes de Israel ante una multitud de veinteañeros que grababan con sus celulares es una situación que ya merece el estudio de los teóricos de la ciencia política.
En definitiva, Milei no hizo nada que un veterano estratega peronista no aprobara en su fuero íntimo. Buscar una conexión directa con la gente, reivindicar la cultura popular, humanizar la figura del presidente, resaltar su condición de héroe solitario enfrentado a una casta villana -algo representado en la graciosa recreación libertaria de la Guerra de las Galaxias- y prometer todo el tiempo la recuperación de una gloria pasada: el manual del populismo más clásico.
Más batalla cultural que economía
Esta vez, Milei habló mucho menos de economía y mucho más de la necesidad de dar la batalla cultural y de «meter los pies en el barro». Se cuidó de no insultar y envió guiños a los aliados del macrismo y fuerzas provinciales a quienes quiere invitar a la agenda de reformas estructurales para la segunda mitad de su gestión.
Repasó, claro, la baja de la inflación -su «job description», como le gusta decir, apelando a la jerga corporativa- y también a la mejora en las cifras de la pobreza. Y también reivindicó la rebaja de impuestos por el equivalente a dos puntos del PBI. Pero reconoció que lo logrado todavía no es suficiente como para garantizar el bienestar de la población.
Pero, sobre todo, el mensaje que se preocupó de enviarles a los jóvenes que llenaron el Movistar Arena es que la victoria dependía de que ellos tomaran a su cargo la tarea de persuasión de votantes, exacerbando su influencia en redes sociales y círculos de pertenencia.
Y, tan importante como los temas que mencionó están los que omitió: ni una mención al dólar ni a la suba del riesgo país, ni a la necesidad de un segundo salvataje financiero en seis meses. Hubo elogios para Toto Caputo pero ningún adelanto sobre lo que el ministro está negociando con su colega estadounidense Scott Bessent.
Y, desde ya, ni una mención a la estafa de la cripto moneda Libra, ni a las acusaciones por soborno contra Karina Milei ni al reciente escándalo del diputado Espert. Milei, al igual que el «ideólogo» de la nueva derecha, Agustín Laje, siguen manteniendo la tesitura de la superioridad moral del movimiento libertario respecto del progresismo, la izquierda y el peronismo tradicional.
¿Jugada ganadora o efecto boomerang?
En los próximos días, el deporte de los analistas políticos será debatir sobre si este tipo de acto, en el actual contexto de incertidumbre, implica una jugada política astuta o si se puede volver un efecto boomerang.
Hay politólogos que creen que Milei cometió un error garrafal, por no comprender la diferencia de contexto entre 2023, cuando él era el retador del poder, que el actual, cuando es presidente de un país en crisis.
«La gracia que lo hacía ver distinto en 2023 y le daba capacidad de representar un cambio, hoy es la desgracia que lo hacer ver distinto a lo que todos imaginaban, provocando frustración más que esperanza. Lo gracioso de Milei en 2023 hoy se está volviendo patético», fue el duro diagnóstico de Lucas Romero, director de Synopsis Consultores.
Es un punto de vista que, en general, se expresó en varios medios que vienen siguiendo el proceso de deterioro financiero y el enfriamiento de la economía. En situaciones así, un show político como el de Milei corre el riesgo de ser percibido como un desacople de la realidad y hasta provocar rechazo.
Sin embargo, del lado de enfrente hay quienes se cuidan de no subestimar la estrategia de Milei, a la que ven como un refuerzo del vínculo con su núcleo duro de votantes jóvenes, que le garantizarían el piso de 30% de votos que obtuvo en las PASO 2023.
En tres semanas, las urnas dirán quién tuvo la razón. Por lo pronto, logró levantar la moral de una militancia que venía desanimada, y que en la entrada al Movistar Arena había sido recibida por militantes opositores que les gritaban: «son todos narcos, la p… que los parió».
Y, acaso, Milei hay logrado también levantar su propio ánimo, en un momento en que, con todos los números en contra, necesita recuperar la mística ganadora.
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ECONOMIA
Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos: “La economía tiene margen para crecer con equilibrio fiscal y señales claras”

A dos semanas de las elecciones de medio término, que sorprendieron a analistas y al gobierno nacional, el rumbo de la política económica retornó al esquema previo al 26 de octubre: consolidación de las políticas cambiaria, monetaria y fiscal, apertura internacional y avances en concesiones de obra pública. Estos elementos impulsaron subas en activos en pesos y dólares, sin cambios en los ajustes diarios de las bandas de flotación cambiaria y sin intervención del Banco Central.
Infobae entrevistó a Camilo Tiscornia, economista, máster en Economía por la UTDT, director de C&T Asesores Económicos, profesor de Economía Monetaria y de Economía Argentina en la UCA, y consultor de empresas y organismos internacionales. El especialista analizó el día después de las elecciones de medio término y compartió expectativas para la segunda mitad del gobierno de Javier Milei.
— Tras las elecciones, ¿cuáles son los principales factores que pueden permitir que la economía supere el período de estancamiento experimentado en los últimos meses?
— El estancamiento de los últimos meses se explicó fundamentalmente por la creciente tensión financiera que predominó desde julio hasta las elecciones de medio término, con las tasas de interés superando el 100% anual en algunos casos. Esa dinámica derivó de la habitual tendencia a dolarizar carteras que se manifiesta en Argentina antes de las elecciones; en esta ocasión, la dolarización fue comparable a la de una elección presidencial, aunque fueran elecciones de medio término.
“El tipo de cambio real quedó en un nivel más favorable que el del primer semestre y se espera una cosecha récord de trigo, lo que tendrá impacto en el PBI de los últimos meses del año”
Dado que el resultado electoral descomprimió considerablemente la situación, se espera un repunte de la actividad. De hecho, las tasas de interés ya están volviendo a los niveles previos a julio, e incluso menores. Además, el tipo de cambio real quedó en un nivel más favorable que el del primer semestre y se espera una cosecha récord de trigo, lo que tendrá impacto en el PBI de los últimos meses del año.
— Entre la política económica y las presiones políticas, ¿cuál considera que tendrá mayor peso en el rumbo que tome Argentina en los próximos años?
— Pensando a mediano y largo plazo, Argentina necesita definir un rumbo de política económica que pueda mantener en el tiempo y romper así, de una vez, con el famoso péndulo que afecta al país hace décadas. Pero no se trata de elegir cualquier rumbo: debe ser el adecuado, y eso implica dejar atrás muchas prácticas nocivas.
Le asigno enorme importancia a lo que manifestó el Presidente la noche de las elecciones. Señaló que buscará apoyo político para convertir el Pacto de Mayo en leyes. Esa debe ser la hoja de ruta para la política económica y el gran desafío es lograr consensos políticos que permitan implementarla y sostenerla.

— El Gobierno impulsa reformas estructurales para promover la inversión y el empleo formal. ¿Son suficientes estas medidas para reactivar la economía y avanzar hacia el desarrollo sostenido?
— Las reformas estructurales son necesarias para sostener el crecimiento en el tiempo, pero no son suficientes y su efecto inmediato puede ser limitado. Hay que empezar a trabajar en ellas y mientras antes se implementen, mejor, pero en el corto plazo lo más relevante es despejar las dudas financieras que aumentaron en el período previo a las elecciones. En ese sentido, el resultado obtenido y la consecuencia positiva en los indicadores financieros son un primer paso clave, que ya contribuye a normalizar las tasas de interés.
Sin embargo, deben resolverse las dudas sobre el esquema cambiario, y creo que para eso hay dos aspectos fundamentales y relacionados: la baja del índice de riesgo país, lo que permitiría al Gobierno refinanciar los vencimientos de capital de la deuda en moneda extranjera, y el inicio de un proceso de acumulación de reservas internacionales.
“En el corto plazo lo más relevante es despejar las dudas financieras que aumentaron en el período previo a las elecciones”
A favor del Gobierno juegan dos puntos: el equilibrio fiscal y un tipo de cambio real muy razonable.
— Tras el intento de reflotar el Pacto de Mayo con los gobernadores, ¿qué expectativas tiene respecto a su viabilidad y potencial impacto en la institucionalidad y el federalismo?
— Como dije antes, creo que el Pacto de Mayo es una hoja de ruta muy valiosa. El desafío consiste en implementarla. Me parece que la importancia que le da el Presidente y su empoderamiento tras las elecciones aumentan las probabilidades de concretarla. La cuestión del federalismo es compleja; incluso el propio Javier Milei afirmó en una entrevista que la coparticipación no será uno de los primeros temas que se aborde.
En cualquier caso, hay que comprender que llevar a la práctica los puntos del Pacto de Mayo es una tarea compleja. No será un proceso lineal, pero lo relevante es insistir en ese camino. Conociendo la dinámica política argentina, veo en 2026 una oportunidad para imprimir mayor impulso; mientras que 2027, con las elecciones presidenciales, será probablemente un año más difícil desde el punto de vista político.

— ¿Cree que la actual reducción de las tasas de interés podría transformar al crédito en un motor para el consumo y la inversión, o persistirán las trabas por costos administrativos y fiscales?
— Hay que distinguir entre la dinámica de muy corto plazo y la de mediano. En el muy corto plazo, la disminución de las tasas de interés favorecerá el regreso del crédito, lo que servirá para estimular el consumo y la inversión.
Mirando el mediano plazo, hay que recordar que el crédito en Argentina está poco desarrollado, con amplio margen para crecer. Para que eso ocurra, la baja de la inflación es indispensable, al igual que un ambiente previsible y respeto por los derechos de previsibilidad, lo que nos lleva nuevamente al Pacto de Mayo.
La persistencia del equilibrio fiscal será decisiva, ya que facilitará canalizar el ahorro disponible hacia el sector privado. Además, una eventual reforma previsional podría aportar mucho. Pienso que debe recrearse algún esquema de capitalización que complemente al régimen estatal, lo que daría gran impulso al mercado local de capitales.
— ¿Cómo evalúa la evolución de la inflación y cuáles son los principales desafíos para su control en el corto y mediano plazo?
— La evolución de la inflación ha sido muy positiva y obedece fundamentalmente al orden fiscal. Ese es el factor crucial, más allá de los factores coyunturales que afectan la evolución de los precios. Mientras se mantenga el equilibrio fiscal, la tendencia a la baja continuará. La velocidad con la que converjamos a niveles internacionales, menores al 5% anual, es incierta.
“Una eventual reforma previsional podría aportar mucho. Pienso que debe recrearse algún esquema de capitalización que complemente al régimen estatal, lo que daría gran impulso al mercado local de capitales”
Es destacable que la baja de la inflación se registró luego de corregir precios que estaban muy distorsionados, lo que ayuda a sostener la reducción en el tiempo. Todavía deben aplicarse aumentos de tarifas de servicios públicos, un elemento que puede demorar la convergencia a niveles internacionales.
Para una consolidación de la baja de la inflación, la apertura de la economía es un componente clave. Es difícil pensar en una reducción genuina en un contexto cerrado, donde los precios se fijan sin referencias externas.
El tema de la apertura es muy sensible en Argentina, país que ha priorizado el cierre como estrategia y que, en los pocos períodos de apertura, vio a sus productores locales afectados por la competencia. Sin embargo, el país debe abrirse, ya que el cierre ha sido excesivo.
Estimo que el esquema de tipo de cambio flotante es esencial para enfrentar los riesgos de la apertura, pero ese mecanismo solo funcionará si se respeta el orden fiscal y, eventualmente, la independencia del Banco Central.

— ¿Qué efectos ya se identifican en los niveles de pobreza y desempleo como consecuencia del estancamiento de la actividad económica desde abril, y qué debería hacerse para revertirlos?
— Los indicadores de empleo presentan retrasos importantes: los datos del tercer trimestre recién estarán en diciembre. Las estadísticas parciales sobre empleo registrado indican una disminución, aunque muy leve. Esto sería desfavorable para la pobreza, cuyos guarismos del segundo semestre aparecerán el año próximo. Sin embargo, la inflación de alimentos es menor que la inflación promedio, lo que podría facilitar la reducción de la pobreza. Por ello, anticipar una tendencia es riesgoso.
De todas maneras, considerando el mediano plazo y más allá de las cifras oficiales, Argentina arrastra una pobreza estructural que no puede revertirse de un día al otro. Se requieren varios años de crecimiento y estabilidad macroeconómica.
“Argentina arrastra una pobreza estructural que no puede revertirse de un día al otro. Se requieren varios años de crecimiento y estabilidad macroeconómica”
Por esto, resulta imprescindible un rumbo de política económica que logre mantenerse y rompa definitivamente el famoso péndulo.
— El respaldo de Estados Unidos a Argentina, ¿responde a una estrategia de largo plazo o se trata de un vínculo personal entre los presidentes? ¿Qué puede esperarse de ese apoyo en el futuro?
— Existe una gran afinidad entre ambos presidentes y eso generó un vínculo fuerte en un lapso muy corto asociado a una coyuntura financiera puntual. No obstante, hay cuestiones de largo plazo en juego. Estados Unidos compite globalmente con China y pretende recuperar su influencia regional.
Si Argentina adopta un rumbo lógico, resulta atractiva para la inversión extranjera, incluidas firmas estadounidenses. Podría además surgir un acuerdo comercial, que, de llevarse a cabo, apuntalaría la relación en el tiempo.
— ¿Considera probable que el Tesoro de Estados Unidos mantenga sus compras de pesos si continúa mejorando la confianza de los inversores en la deuda argentina, o ese respaldo podría moderarse?
— El apoyo financiero del Tesoro estadounidense ha sido uno de los elementos que, junto al resultado de las elecciones, ayudó a ordenar la situación financiera local. Lo ideal sería contar con ese apoyo para que las condiciones de mercado se normalicen, utilizando la asistencia lo menos posible.
— Con el nuevo escenario, ¿prevé que se desencadene una ola de inversiones extranjeras que incluyan a las pyme, o estima que el proceso será progresivo y condicionado al clima político?
—Argentina ha tenido una inversión muy escasa durante años, especialmente de origen extranjero. Ahora hay una oportunidad importante, pero para que se plasme será fundamental enviar señales claras de que el país puede sostener un rumbo. El pasado influye en contra, por lo tanto no creo que ocurra una transformación inmediata.

Hay algunos sectores con gran potencial -como energía, minería o tecnología, e impulsados por el RIGI-que ya se destacan, pero para que el fenómeno se generalice habrá que dar muestras de persistencia en la orientación.
— ¿Modificó C&T las proyecciones para la economía en el resto del año y en 2025 a partir del nuevo contexto político y económico?
— Nuestras proyecciones contemplaban escenarios optimistas, sustentados en el orden fiscal, un tipo de cambio razonable y el apoyo estadounidense. La mayor incógnita era el respaldo social, que solo se dilucidaría con las elecciones. Por eso manejábamos varios escenarios.
“El resultado de los comicios inclinó la perspectiva hacia los escenarios más favorables”
El resultado de los comicios inclinó la perspectiva hacia los escenarios más favorables.
— ¿La recuperación de reservas del Banco Central debe lograrse mediante intervenciones oficiales o estimulando la demanda de pesos por parte de la economía real?
— En cierto modo, plantear esa disyuntiva no es exacto: resulta difícil que el Banco Central acumule reservas si la demanda de pesos no aumenta. Se podría intentar, pero si el Banco Central emitiera moneda para comprar reservas y esos pesos no fueran demandados, el tipo de cambio subiría y eso derivaría en una inflación insostenible.
Es cierto que existen márgenes: comprar divisas con emisión puede fijar un piso al tipo de cambio, algo que puede ser buscado en algunas coyunturas, pero esta estrategia enfrenta límites dentro de un esquema de flotación. Si además el objetivo fuera el control de la inflación, excederse con las compras generaría más inflación, poniendo en cuestión el objetivo principal.
Dicho esto, el grado de monetización de Argentina es bajo, por lo que hay margen para que crezca la demanda de dinero y se abastezca con emisión dirigida a reservas, generando un círculo virtuoso que puede darse.
— ¿Qué mensaje final dejaría respecto al futuro económico del país en este contexto pos-electoral?
— Estamos ante una gran oportunidad como país. El Gobierno ha logrado resolver con éxito diversos desequilibrios macroeconómicos heredados, especialmente la eliminación del déficit fiscal. Al mismo tiempo, surgen sectores capaces de aportar divisas, complementando el tradicional aporte agroindustrial, que mantiene su enorme potencial. Contamos con la posibilidad de un alineamiento estratégico con una de las principales potencias mundiales.
Será clave complementar esto con acuerdos políticos que den el marco necesario para transformar estas oportunidades en realidades. Ojalá el país lo logre.
Fotos: Maximiliano Luna
ECONOMIA
Por la incertidumbre política, la venta de autos usados también cayó en octubre un 2,9%

Las consecuencias de la incertidumbre económica que causaron las dos elecciones legislativas que se vivieron en Argentina entre comienzos de septiembre y finales de octubre, primero en la provincia de Buenos Aires y luego a nivel nacional, se sigue reflejando en la retracción de operaciones comerciales del sector automotor. Cayó un 7,6% la venta de autos 0km, y también se vieron afectadas, aunque en menor medida, las de autos usados.
Tal como informa la Cámara del Comercio Automotor (CCA) en su informe mensual, en octubre el total de transferencias de automóviles alcanzó las 166.285 operaciones entre particulares, lo que implica un retroceso del 2,9% respecto a la cifra de septiembre.
En un mercado que depende mucho menos de la financiación a tasas subsidiadas de las marcas como sí ocurre con los autos 0km, la caída impacta también en la comparación interanual, que fue un 3,1% en relación a igual mes de 2024, cuando se habían registrado 171.606 unidades.

Si se mira la foto del año completo, con diez meses computados, el resultado es positivo, lo que confirma el “efecto elecciones” en la merma de los últimos dos meses. En el período enero-octubre 2025 se vendieron 1.602.941 unidades, un aumento del 11,8% con respecto a igual período de 2024, cuando habían sumado1.433.622 vehículos. En agosto, la mejora del acumulado había sido del 15,8% y en septiembre 13,8%.
“Pasada la incertidumbre por las elecciones legislativas de medio término y despejadas las dudas por el rumbo económico que lograron un freno en la comercialización, es de esperar que noviembre recupere el nivel de consultas y ventas de vehículos. Aun así, es importante destacar que en acumulado anual se siguió conservando el crecimiento de las ventas”, explicó el directivo Sebastián Lamas, presidente de CCA.
Además, el directivo trazó la inevitable comparación con el resto del año, que hasta julio había tenido meses récord de ventas en el mercado del usado. “Los primeros 10 meses del año muestran un crecimiento de casi el 12% y, faltando 2 meses para finalizar 2025, cerraremos el año superando las 1.750.000 unidades del año 2024”, mencionó.

En octubre se repitió la constante de los últimos meses, mostrando al Volkswagen Gol en un primer lugar firme como desde hace un par de años. De ese modelo de Volkswagen en sus versiones Gol y Trend se comercializaron 9.037 unidades, claramente por delante de la pick-up Toyota Hilux que alcanzó los 6.694 patentamientos.
Lo que está empezando a verse en el mercado de segunda mano es que los modelos que llevan más años desde que dejaron de fabricarse comienzan a perder mercado por razones obvias de menor cantidad de unidades. Así es como el Chevrolet Corsa se empezó a retrasar respecto a la pick-up Toyota, y cada vez está más cerca de perder el tercer lugar histórico a manos de otras dos camionetas de venta masiva: las VW Amarok y Ford Ranger, que siguen fabricándose. Del Corsa y su versión Classic se vendieron el mes pasado 4.616 autos, mientras que Amarok alcanzó los 4.577 boletos y Ranger 4.424.
La misma situación se da con los que vienen detrás del top 5. Tanto el Toyota Corolla como el Peugeot 208 volvieron a avanzar y dejaron atrás al Ford Ecosport (auto que ya no se fabrica), lo que marca esa misma tendencia de los modelos que se mantienen en producción. Del mismo modo, por primera vez ingresó a la lista de los 10 autos usados más vendidos el Toyota Etios, que dejó de fabricarse en 2023 pero tiene un volumen de autos muy significativo en el mercado, lo que le permitió desplazar afuera del ranking al Ford Ka, al menos en el mes de octubre. Entre el SUV de Ford y el pequeño auto de Toyota se mantiene noveno el Fiat Palio.
ECONOMIA
Baja de tasas: qué va a pasar con el crédito y la actividad

Durante las últimas semanas, las tasas de interés en pesos recortaron niveles a partir de nuevas licitaciones del Tesoro y decisiones del Banco Central, que implementaron rendimientos más bajos en sus instrumentos. Estas medidas buscan facilitar la colocación de deuda y aumentar la liquidez disponible en el sistema, mientras el mercado evalúa sus efectos sobre el financiamiento, el crédito y la estabilidad cambiaria de cara al cierre del año.
El descenso en los intereses ofrecidos por el Tesoro y el Banco Central marcó una etapa diferente para el mercado local de pesos. La consultora Cohen ecpliicó que el Tesoro “logró una baja en las tasas respecto a la licitación anterior: la TEA promedio ponderada se ubicó en 35%, por debajo del 40,5% previo –niveles que no se registraban desde julio de 2025–”. Esta reducción surgió luego de una licitación en la que el Estado enfrentó vencimientos por $7,7 billones y adjudicó instrumentos por $8,5 billones, con una “menor liquidez” como trasfondo. La consultora identificó que el Tesoro “convalidó rendimientos por encima de la curva de mercado”, otorgando un “premio de 2,44 puntos porcentuales en la Lecap S27F5, de 1,5 puntos en la S31G6 y de 1,1 puntos en la T30A7”.
Las causas estos movimientos fueron diversas. Para Cohen, el proceso se apoyó en una mejora de la confianza, aunque marcó que las futuras necesidades de caja del Tesoro afectan el margen para continuar estimulando el mercado con bajas de tasas. El informe remarcó que “la evolución de los depósitos del Tesoro seguirá siendo un punto a monitorear, ante una mayor necesidad de caja hacia fin de año y posibles compras de dólares”. En ese sentido, la presión sobre los ingresos “pone presión a las cuentas públicas y obliga al gobierno a seguir recortando gastos para cumplir con la meta fiscal”.
La consultora Quantum Finanzas, dirigida por Daniel Marx, analizó la evolución reciente de los intereses en el sistema financiero argentino y expuso cómo variaron por el contexto electoral y los cambios en la política oficial. Quantum indicó que después de un periodo de tasas muy elevadas, la referencia bancaria “TAMAR pasó de niveles del orden de 2,5% nominal de TEM (0,6% real mensual) en el primer semestre… a 5,4% nominal de TEM (3,2% real mensual) previo a la elección de oct-2025”. De acuerdo con Quantum, después de las elecciones, la tasa TAMAR “rozó el 3% nominal (0,8% real mensual), nivel parecido a lo vigente en el primer semestre del año”.
Quantum atribuyó la baja a un escenario “adecuado para relajar la política monetaria”, que se manifestó a través de medidas como la flexibilización del efectivo mínimo exigido y la decisión de no renovar por completo los vencimientos de deuda después de los comicios. El informe señaló que la reducción se produjo “en un contexto de notable caída de la demanda de dinero en pesos”, donde la estrategia oficial se centró antes en una política monetaria contractiva para limitar la inflación.
Sobre el futuro inmediato, Quantum explicó que el camino de la baja de tasas dependerá de factores como la acumulación de reservas internacionales y ciertos aspectos monetarios aún no definidos. La consultora sentenció que “despejar algunas incertidumbres sobre la política cambiaria –incluyendo objetivos de acumulación de reservas– y en el campo monetario, generaría un escenario de baja de ‘riesgo país’ a niveles compatibles con el acceso al mercado para renovar los vencimientos de la deuda”.
La visión de GMA Capital, encabezada por Nery Persichini, puso el foco en el cambio de tendencia del mercado de pesos tras un periodo de volatilidad. “Las tasas regresaron a niveles cercanos al 30% anual, algo que no veíamos desde julio de este año”, apuntó el análisis semanal de la consultora. En ese diagnóstico no solo influyó la corrección de tasas del Banco Central, que “bajó su tasa de referencia en las simultáneas de BYMA del 25% al 22%”, sino también la mayor calma cambiaria posterior al ciclo electoral. GMA subrayó que “el Banco Central y el Tesoro ayudaron a consolidar este proceso con intervenciones quirúrgicas, bajando la tasa de referencia…”.
Esta dinámica implicó un giro respecto a los meses previos, en los que se presentaron tasas “estratosféricas y volátiles” junto a estrés financiero manifiesto en las curvas de Lecaps y Bonos CER. El informe puntualizó que el Tesoro “logró normalizar sus propias colocaciones”, extendiendo plazos y reduciendo el costo de financiamiento: “los rendimientos promediaron un 2,5% mensual para las Lecap y Boncap”.
A ojos de GMA, la nueva normalidad trae de regreso una de las prácticas más frecuentes del mercado argentino: el carry trade de fin de año. Según la consultora, “un nuevo ciclo de carry trade táctico podría emerger”. Tomando datos de los últimos 14 años, el retorno promedio de invertir en tasas en pesos durante noviembre y diciembre fue “4,8% en dólares”. Para los años con controles al dólar, ese porcentaje alcanzó “8,1%”.
El informe señaló que las estrategias sobre pesos en corto plazo coinciden con patrones estacionales de mayor demanda de dinero por parte de empresas y particulares en los últimos dos meses del año. Explica que “el nivel de la demanda promedio de diciembre suele ser un 6% superior al de octubre”, dato fundamentado en el comportamiento del agregado M2 privado según GMA. Esa demanda es la que, según la consultora, puede sostener tasas en niveles reales positivos, mientras el contexto macroeconómico no dé lugar a episodios de presión cambiaria.
Al explicar por qué el tipo de cambio oficial no se apreció más, GMA sostuvo que el proceso de “desarme de cobertura por USD 4.000 millones coincide con un patrón estacional: la demanda de pesos suele crecer todos los fines de año”, señalando al mismo tiempo que “la curva indexada coquetea estos días con una pendiente positiva, un fenómeno que no se observaba desde el desarme de las LEFI a mediados de julio”.
A su turno, el último informe de Econviews, la consultora que dirige Miguel Kiguel, expresó que el Banco Central “bajó la tasa que fija para tomar pesos sobrantes del 25% al 22%”. El análisis consideró que “con tasas de interés que descienden a niveles más sostenibles tanto para la deuda pública como para la actividad económica”, la autoridad monetaria busca favorecer el financiamiento y extender plazos en la colocación de deuda en pesos.
Econviews describió que “el Tesoro liberó pesos y aportó liquidez ayudando a aflojar las tasas”. El documento planteó que este cambio es “el primer gran movimiento de un proceso que debería incluir un giro en la estrategia de acumulación de reservas y consensos políticos para avanzar con las reformas estructurales”. En la visión de la consultora, esta normalización de tasas plantea al mismo tiempo “interrogantes”: “la economía se acerca a ese límite de pesos que el Tesoro puede ofrecer. Si esto no se modifica, y los bancos siguen necesitando liquidez, podría verse afectada la capacidad del Tesoro de ir renovando su deuda en pesos o requerirse tasas más altas”. También remarcó que “el desafío es lograr que la normalización no se quede a mitad de camino, sino que siente las bases de un programa sostenible”.
Las distintas miradas de las consultoras coinciden en observar impactos sobre el crédito y la actividad económica tras la reducción de tasas de interés. La baja, aunque generalizada, no solo representa una respuesta a variables monetarias y cambiarias sino que expone límites y retos vinculados a la sustentabilidad fiscal y a la dinámica de la liquidez.
Entre las frases que sobresalieron en los informes presentados durante la semana, se destacan declaraciones como: “las tasas regresaron a niveles más tolerables”, “la TEA promedio ponderada se ubicó en 35%, por debajo del 40,5% previo”, o “con tasas de interés que descienden a niveles más sostenibles… el BCRA bajó la tasa… del 25% al 22%”.
Estas definiciones surgen ante un escenario atravesado por la búsqueda de equilibrio entre inflación, confianza inversora y sostenimiento de la deuda pública en pesos. El proceso de “normalización” y la estrategia oficial de ofrecer tasas reales positivas aparecen como ejes de la coyuntura. A su vez, la circulación de dinero y los depósitos del Tesoro figuran como elementos de vigilancia constante. El futuro de las tasas, la demanda estacional de pesos y el riesgo de eventuales tensiones dependerán de la evolución de variables fiscales y cambiarias, así como de la capacidad de las autoridades de sostener la confianza en instrumentos y mecanismos de financiamiento.
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