ECONOMIA
Por qué el 60% de los autos nuevos más vendidos en la Argentina son brasileños

Los números redondos siempre permiten tomar una referencia rápida para analizar y simple de recordar. Al cumplirse nueve meses del 2025, en el mercado automotor argentino se alcanzaron a patentar 500.089 autos, lo que permite evaluar a simple vista la situación del mercado automotor.
Con 9 meses de ventas computadas, los 30 autos más vendidos del mercado son en su mayoría modelos fabricados en Brasil, aunque el contrapeso de las pick-up argentinas permite todavía equilibrar las cuentas.
Justo 30 modelos superan las 5.000 unidades vendidas entre enero y septiembre, desde el puesto 31 hasta el 58 son vehículos que patentaron entre 1.000 y 5.000 unidades y desde entonces la lista se compone de automóviles que vendieron menos de 1.000 autos en 9 meses.
Tomando por decenas, los diez autos más vendidos son 200.000 unidades, es decir que el 40% de todos los vehículos se quedan en el top 10 del mercado, y esa es la razón por la que es más importante estar dentro de ese grupo.

Los autos de los puestos 11 al 20 representan un 20%, ya que totalizan apenas poco más de 100.000 vehículos, en tanto que los que ocupan del puesto 21 al 30 son 57.000, es decir otro 12%. De este modo, los 30 autos más vendidos del mercado se llevan el 72% del total del mercado.
En los 10 autos con mayor volumen de ventas la mayoría son vehículos producidos en Argentina. Son 7 nacionales y 3 brasileños, aunque el número 1 en ventas es de ese país.
Se trata del Toyota Yaris, que en los 9 meses del año vendió 26.023 unidades, y aventaja parcialmente al Fiat Cronos argentino por sólo 14 unidades (26.009). Hasta el sexto puesto son todos autos de producción nacional.
Tercero está el Peugeot 208 con 24.632 unidades, cuarta la pick-up Toyota Hilux con 24.581, quinta la Ford Ranger con 20.694 y sexta la Volkswagen Amarok con 20.397. En séptimo lugar aparece otro auto brasileño, el Toyota Corolla Cross con 15.861 que se adelantó a los otros dos argentinos, el Chevrolet Tracker (14.574) y Volkswagen Taos (14.419), y el décimo puesto vuelve a ser para un auto importado de Brasil con el VW Polo y sus 14.400 automóviles vendidos.

El segundo grupo, el que acapara el 20% del total del mercado automotor tiene la composición inversa. Son 7 modelos brasileños, 2 argentinos y el primer auto fabricado en China. El líder de este grupo es el Peugeot 2008 argentino con 12.801 autos, y lo escolta el otro modelo nacional, el Renault Kangoo con 11.350 unidades.
El tercero es el primer brasileño, el Chevrolet Onix con 10.964 patentamientos, justo delante de la Ford Territory, el modelo que llega desde China y que alcanzó las 10.441 unidades. Desde el quinto puesto hasta el último son todos autos brasileños con el Renault Kwid adelante (10.035), seguido por Renault Kardian (9.548), Volkswagen Nivus (9.343), Jeep Compass (8.958), VW T-Cross (8.742), y Jeep Renegade (8.174).
Finalmente, entre los puestos 21 y 30 del ranking de ventas la composición vuelve a cambiar ahora con 8 modelos brasileños y 2 argentinos. Los primeros 5 vienen importados y son la pick-up Fiat Toro (6.805 autos), el Citroën C3 Aircross (6.450), la Fiat Strada (6.429), el Toyota Corolla (6.289), y el Fiat Mobi (6.000).

En el sexto puesto entra uno de los modelos argentinos, la Nissan Frontier (5.467), seguida por otros brasileños como el Citroën Basalt (5.353) y el Fiat Fastback (5.132), la Toyota SW4 argentina y sus 5.037 unidades y el Fiat Pulse, también brasileño, con 4.941 patentamientos.
En la suma de los 30 autos más vendidos, 18 son fabricados en Brasil, 11 son argentinos y 1 es Chino. En porcentajes esto significa que el 60% de los autos más vendidos en el mercado argentinos son brasileños, un dato más trascendente aún que el publicado por el Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina (SIOMAA), que en su informe de septiembre reflejó que el 49% del total de unidades 0km son brasileñas.
El factor inicial que parece predominar es la variedad de modelos que están llegando al mercado, ya que se polarizó completamente en escenario en poco más de un año, tras la apertura irrestricta de las importaciones que aplicó el Gobierno de Javier Milei.

Si bien el proceso comenzó con la decisión administrativa de eliminar los permisos de importación (SIRA) que funcionaban como una barrera para la libre importación de vehículos, ya que estas dependían de obtener autorizaciones discrecionales por parte del Ministerio de Economía, una vez habilitado el flujo sin restricciones, las automotrices y los importadores tuvieron que esperar varios meses hasta que se normalizaran los pagos al exterior, para poder reiniciar la importación de nuevos modelos.
Por ese motivo, recién con el inicio de 2025, ya sin impuesto PAIS, con acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) a 30 días y con la eliminación de la primera escala del impuesto al lujo, la tendencia empezó a cambiar significativamente, y los autos importados, especialmente los que vienen desde Brasil, pasaron a liderar las ventas en los segmentos de autos y SUV.
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ECONOMIA
«¿Hay u$s20.000 millones?»: un líder demócrata criticó a Donald Trump por la ayuda a Argentina

Mientras el equipo económico liderado por el ministro Luis Caputo sigue en Washington para avanzar con el auxilio financiero de Estados Unidos, uno de los líderes demócratas más importantes del Congreso estadounidense, Chuck Schumer, volvió a apuntar este martes contra el presidente Donald Trump por negociar una ayuda multimillonaria para «rescatar» a la Argentina mientras el gobierno federal sigue cerrado por falta de acuerdo en el presupuesto.
Chuck Schumer contra Donald Trump por la ayuda millonaria que le brindaría a nuestro país
«Trump realmente quiere hacernos creer que no hay suficiente dinero para arreglar las primas de atención médica de la ACA [Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio], no hay suficiente dinero para los controladores aéreos, ¿¡pero de alguna manera hay u$s20.000 millones disponibles para rescatar a la Argentina?!«, detalló Schumer en su cuenta en X, al hacer referencia al monto que el Departamento del Tesoro, liderado por el secretario Scott Bessent, puso sobre la mesa para un posible swap de monedas con la Argentina.
Schumer, líder de la minoría en el Senado, fue uno de los 14 legisladores demócratas que la semana pasada firmó una dura carta dirigida a Trump en la que le reclamaron al presidente norteamericano «detener inmediatamente» el plan de asistencia financiera a la Argentina.
Bessent, uno de los funcionarios más influyentes de la administración Trump, recibió el lunes en esta capital a Caputo y su equipo, y destacó que continuarán con las «productivas discusiones sobre las diversas opciones que el Tesoro tiene preparadas para apoyar las sólidas políticas de la Argentina».
El equipo económico, además de Caputo integrado por el secretario de Política Económica, José Luis Daza; el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, mantiene el hermetismo sobre el avance de las tratativas con el Tesoro y también con el Fondo Monetario Internacional (FMI), involucrado en las negociaciones.
De hecho, el lunes Caputo también se reunió con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, quien ha mantenido diálogos con Bessent sobre la situación argentina. «Trabajamos en estrecha colaboración con la Argentina, el Tesoro y otros socios para promover la estabilidad macroeconómica y el crecimiento», señaló la funcionaria.
Ambos posteos de Bessent y Georgieva, que Caputo agradeció en X, no brindaron detalles sobre el alcance de la ayuda a la Argentina, los instrumentos que podrían emplearse ni las fechas, en momentos en que se acerca la recta final para las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre, un test clave para el Gobierno de Javier Milei.
El viaje del equipo económico a Washington se da en un momento especial en Estados Unidos por el cierre del gobierno federal (conocido en la jerga como shutdown), que comenzó el 1° de octubre a raíz de la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos por algunos puntos en el presupuesto.
Ninguno de los bandos ha mostrado señales de ceder. Los demócratas se niegan a reabrir el gobierno sin un acuerdo sobre la extensión de los subsidios de ACA y se aferran a su reclamo a pesar de la amenaza de la administración Trump de despidos masivos en caso de que el shutdown continuara. Los republicanos, por su parte, no se encuentran dispuestos a negociar hasta que el gobierno vuelva a abrir.
La mayoría de los empleados federales, unos 750.000 afectados, no recibirán su sueldo el viernes si no se resolviera la situación. Otra fecha clave será el 15 de octubre, día en que los militares en servicio activo también podrían perder su salario en caso de que no hubiera acuerdo en el Congreso. En su tuit en el que apuntó contra la ayuda a la Argentina, Schumer hizo referencia también a que «no hay suficiente dinero para los controladores aéreos».
Debido al poco personal, el lunes comenzaron a producirse retrasos en vuelos en distintos aeropuertos de Estados Unidos. El propio secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que el cierre del gobierno podría interrumpir los vuelos. «Si creemos que hay problemas en el espacio aéreo, lo cerraremos. Lo cerraremos. Lo retrasaremos», señaló.
Los agricultores se suman a la queja por el préstamo que Estados Unidos le daría a la Argentina
Además de las constantes quejas de los legisladores demócratas, las críticas al gobierno de Trump por el posible salvataje financiero a la Argentina que negocia Caputo se han multiplicado entre los productores de soja norteamericanos. De hecho, luego de que Trump prometiera el miércoles pasado ayudar a los agricultores de su país con una parte del dinero obtenido por los aranceles, Bessent aseguró que la Casa Blanca los apoyaría ante la negativa de China a comprar soja, y anticipó que se habría un anuncio este martes con un «apoyo sustancial».
Según varios medios norteamericanos, se espera que la administración Trump anuncie un plan para ayudar a los agricultores estadounidenses afectados por disputas comerciales con un desembolso inicial que podría ascender a hasta u$s15.000 millones. No obstante, el plan podría ser difícil de implementar debido a que el cierre gubernamental en curso impide el tipo de acción del Congreso necesaria para aprobar una ayuda multimillonaria, señalaron a la agencia Reuters fuentes familiarizadas con el asunto.
«Los pagos y programas gubernamentales nunca compensan las pérdidas de los agricultores. A menudo sirven como una curita en una herida», manifestó Caleb Ragland, agricultor de Kentucky y presidente de la Asociación Estadounidense de la Soja (ASA, por sus siglas en inglés), sobre la incertidumbre que enfrentan actualmente. Ragland fue uno de los más fuertes críticos del apoyo económico que Estados Unidos negocia con la Argentina.
El disgusto de los productores de soja norteamericanos explotó luego de que se concretaran operaciones argentinas de ese cultivo a China a raíz de la quita de retenciones instrumentada por el Gobierno. Los agricultores de Estados Unidos no venden su producción de soja al gigante asiático, un mercado esencial, desde mayo pasado, a raíz de la guerra arancelaria de la Casa Blanca, y criticaron que en ese contexto la administración Trump evalúe un salvataje financiero a la Argentina mientras el país aprovechó para vender soja a China.
«La Argentina recibe u$s20.000 millones y South Side no recibe nada. ¿Qué pasó con America First?», se cuestionó días atrás el alcalde de Chicago, el demócrata Brandon Johnson, en referencia a un proyecto para un barrio de su ciudad y al mantra nacionalista de Trump «Estados Unidos primero».
Recientemente, Trump ha mostrado un fuerte respaldo a Milei, al recibirlo en Nueva York el 23 de septiembre pasado, al margen de la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York, y el anuncio del primer encuentro en el Salón Oval de la Casa Blanca, el próximo martes. El apoyo llega en un momento crucial para la administración libertaria, en un clima de turbulencias políticas y económicas.
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ECONOMIA
Jornada financiera: bonos y acciones de bancos se movieron a la baja mientras el equipo económico negocia en Washington

La proximidad de las elecciones legislativas acentúa la búsqueda de cobertura inversora, con una firme demanda de dólares en una plaza regulada por la oferta del Tesoro. El sentimiento del mercado sigue muy cauteloso y solo una concreta ayuda financiera de los EEUU para fortalecer finanzas de la administración de Javier Milei podría darle un giro distinto a la tendencia negativa que retomó la operatoria.
Los bonos soberanos en dólares sintieron el impacto de la falta de novedades sobre las negociaciones del equipo económico en Washington, encabezado por el ministro Luis Caputo. A la vez, los precios de los ADR de bancos argentinos fueron los que más cayeron en Wall Street. La presión dolarizadora se trasladó a las cotizaciones financieras y se reflejó en una mayor brecha respecto del intervenido dólar oficial.
Al cierre, el índice S&P Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires restó un 0,5% en pesos, en los 1.793.952 puntos, mientras que los ADR y acciones argentinos operados en Wall Street anotaron mayoría de números rojos, encabezados por Banco Francés (-4,9%) y Banco Supervielle (-4,4%).
En tanto, los bonos soberanos en dólares -Globales y Bonares- promediaron una importante baja de 1,8 por ciento.

El analista financiero Salvador Di Stefano afirmó que “el país no necesita devaluar el signo monetario, lo que necesita es crédito para renovar los vencimientos de capital futuro, y bajar el riesgo país. Hay que recordar que el Gobierno sistemáticamente muestra superávit fiscal. Por ende, los ingresos fiscales financian la suma de todos los gastos más los intereses de la deuda y, por ende, no hay incremento de deuda pública. Por otro lado, como carece de financiamiento para pagar el stock de deuda de capital, lo hace con recursos propios, y esto genera estrés en las reservas”.
“En escenarios de alta volatilidad, los inversores priorizan eliminar el riesgo de mercado y canalizar los flujos hacia activos a devengamiento. El nivel de tasas de interés ya de por si genera un rango de cobertura atractivo“, indicó un informe de MegaQM.
Para los analistas de Rava Bursátil, “si bien la tendencia de largo plazo es bajista, existe la posibilidad de un rebote técnico acotado para inversores con perfil de riesgo”.
El economista Gustavo Ber consideró que el“escenario electoral se combina con el clima de la ansiedad que despiertan las negociaciones del equipo económico en Washington, toda vez que viene en ascenso la expectativa por precisiones sobre el respaldo financiero, y cada mensaje protocolar es recibido por algunos operadores rápidamente con cierta decepción y así es que se frenan las apuestas”.
En otra rueda con nutrido volumen de negocios por USD 600,7 millones en el segmento de contado, el dólar mayorista bajó 50 centavos, a $1.429,50 para la venta, en una plaza cuya oferta volvió a ser apuntalada por posturas vendedoras del Tesoro, que los operadores estimaron en más de USD 250 millones en el día.
Dado el ritmo de ventas oficiales de contado -prácticamente la mitad de la oferta-, los analistas prevén que esta semana podrían consumirse las divisas obtenidas por las compras en bloque con la eliminación temporal de retenciones a los agroexportadores, que le permitieron al Tesoro agregar a su cuenta cerca de 2.000 millones de dólares. El Gobierno acumuló ventas en torno a los USD 1.800 millones tras seis ruedas consecutivas de intervención directa en el mercado de contado.
Este martes el techo de las bandas de flotación dispuestas por el Banco Central se ubicó en $1.484,16, unos 54,66 pesos o 3,8% por encima del precio mayorista.
El dólar al público terminó sin cambios en el Banco Nación, a $1.455 para la venta. El Banco Central informó que en las entidades financieras el dólar minorista promedió $1.460,63 para la venta (alza de 43 centavos) y $1.407,64 para la compra.
Las cotizaciones del dólar implícitas en activos bursátiles argentinos que se negocian en el exterior avanzaron 2%, entre 29 y 30 pesos. El “contado con liquidación” mediante bonos se negoció a $1.541,29, mientras que el dólar MEP se ubicó en los $1.527,25. La brecha entre el “liqui” y el mayorista se amplió a 111,79 pesos o 7,8 por ciento.
Todos los contratos de dólar futuro marcaron precio al alza, en un rango de 0,1% a 1,6%, según la plataforma A3 Mercados, con negocios dentro del rango habitual, por el equivalente en pesos a 935 millones de dólares. Las posturas para fin de octubre -pasadas las elecciones- quedaron a $1.469,50, con ganancia de 1,50 peso o 0,1%, debajo de la banda superior de flotación dispuesta por el Banco Central, en 1.501 pesos.
El dólar blue ganó diez pesos o un 0,7%, a $1.460 para la venta. Se trata de su nivel más alto desde el 22 de septiembre, ahora “empatado” con el dólar minorista.
Las reservas internacionales brutas del Banco Central restaron USD 426 millones o 1%, a USD 42.202 millones, sin que se hayan efectuado pagos de obligaciones con el exterior en la jornada.
Por la mañana el oro anotó un récord histórico al superar los USD 4.000 la onza. En 2025 el precio del metal se incrementó 53 por ciento. En términos de las reservas del Banco Central argentino, implicó este año una ganancia contable de unos USD 2.277 millones, dada la tenencia de unos 2.000 millones de onzas en las reservas.
“El movimiento refleja una dinámica consistente de reasignación de carteras hacia activos de refugio, en un contexto de elevada incertidumbre macroeconómica y tensiones geopolíticas. En este escenario, el metal precioso reafirma su condición de principal reserva de valor ante el debilitamiento de las perspectivas de crecimiento global”, comentó Antonio Montiel, director de Análisis de ATFX Education.
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ECONOMIA
Lado B de la venta de dólares del Tesoro: salen pesos de circulación y bancos sufren la iliquidez

La contracara de la corrida cambiaria de estos días es, naturalmente, la salida de pesos de la economía. Dicho en otras palabras, un agravamiento en la falta de liquidez, lo cual prolonga el enfriamiento del crédito bancario.
Sólo por las ventas que realizó el Tesoro, se absorbieron unos $2 billones, aunque no fue la única vía por la cual se sacaron pesos de circulación: también hubo ventas de bonos «dólar linked» que estaban en la cartera del Banco Central, lo cual implica que los inversores que tomaron esa cobertura se desprendieron de unos $2,4 billones.
¿Es bueno o malo que, en un momento de corrida al dólar -o sea, de caída en la demanda de pesos- el gobierno esté absorbiendo liquidez? Desde el punto de vista oficial, es algo positivo, porque, al decir de Federico Furiase al justificar la venta de reservas por parte del BCRA, «es algo que te saca todos los pesos de la cancha»-.
En el programa económico del gobierno, se considera que esa «ancla monetaria» es lo que garantiza que no haya presión inflacionaria y que, además, se estabilice también el tipo de cambio. La explicación es que los pesos que «compra» el BCRA se eliminan, mientras que los que «compra» el Tesoro van a reforzar el colchón de pesos que se formó por el superávit fiscal.
Sin embargo, en el sistema financiero no hay consenso con esa visión. Por el contrario, lo que se percibe es que no sólo no se detendrá la corrida cambiaria, sino que, además, se volverá a distorsionar el mercado de tasas de interés.
Ya este martes, se confirmó lo que se venía insinuando: una abrupta suba de las tasas para las operaciones donde se transa liquidez de cortísimo plazo. La «caución» llegó al 38% después de haber cerrado la semana pasada en 21%. Y la operatoria «repo» entre bancos tuvo un costo más alto aun, de 55%.
Problemas de liquidez
En las mesas de dinero de los bancos se sigue un dato que muestra con elocuencia la falta de liquidez: el stock de dinero que mantiene el BCRA para tomar liquidez excedente del sistema se desplomó un 70% en dos semanas.
Hablando en plata, había $5,6 billones a fines de septiembre, que lubricaban el manejo de caja desde que se desarmó el sistema de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI). En las operaciones conocidas en la jerga financiera como «tasas simultáneas», el Central está pagando 25% por el dinero de los bancos. Esa tasa había caído 10 puntos, en lo que se interpretó como un intento de Santiago Bausili por normalizar al mercado tras los picos de tasa que se produjeron a partir de agosto.
Lo que refleja la falta de liquidez es el hecho de que, de aquella masa de $5,6 billones, ahora hay $1,7 billón: una caída del 70% que refleja la dificultad creciente de los bancos para manejar su operatoria cotidiana.
Mientras tanto, el BCRA continúa con su «torniquete», que se expresa en un nivel de encajes obligatorios equivalente al 53% de los depósitos, y el conteo de esa suma sigue contabilizándose a diario. Los ejecutivos bancarios siguen irritados con esa regulación, a la que ven como principal responsable de la restricción de créditos para la producción y el consumo.
«Solo alguien que desconozca mucho cómo funciona el sistema puede permanecer con eso. Solo garantiza que no se darán préstamos», se queja un ejecutivo de uno de los bancos más grandes de capital privado.
Lo cierto es que, con ese marco de crédito caro y aumento en la demanda de dólares por parte del público, los bancos han preferido no buscar liquidez por la vía de la captación de depósitos. Es por eso que se produjo un recorte en las tasas para las colocaciones a plazo fijo.
De momento, no ha habido señales de una «fuga» de los ahorristas, ni en las cuentas de pesos ni en las de dólares- pero los banqueros hablan de un incremento muy fuerte en la demanda minorista de divisas.
Para ponerlo en números, hubo jornadas en las que el sistema bancario tuvo que vender u$s400 millones. Para tener una dimensión de lo que significa esa demanda, es más del doble de lo que se registró en julio, el pico de dolarización de este año, cuando por el «efecto aguinaldo» y las vacaciones de invierno se llegó a una demanda de u$s5.432 millones.
Es también, una cifra alta si se la compara contra el peor momento del gobierno peronista, que durante la corrida de octubre 2020 soportó una salida de u$s500 millones semanales, lo que llevó a Alberto Fernández a cerrar la ventanilla que permitía a los ahorristas comprar a la cotización oficial u$s200 mensuales por persona.
El miedo al «overshooting»
Esa situación aparentemente contradictoria, en la que el gobierno celebra la absorción de una gran cantidad de pesos, pero el tipo de cambio no deja de subir, los ahorristas no dejan de comprar dólares y los bancos se quejan de la falta de liquidez, obedece a una razón simple: hay una expectativa generalizada por una devaluación.
Y la velocidad a la que está vendiendo dólares Toto Caputo hace pensar que ni siquiera se tratará de una corrección posterior al domingo 26, día de las elecciones legislativas, sino que ocurrirá en el cortísimo plazo.
El Tesoro ya vendió más de tres cuartas partes de los dólares que había comprado durante el «tax holiday» de los productores sojeros, lo cual exacerba la ansiedad de un mercado que calcula que en cuestión de días se terminará la capacidad de intervención oficial.
De hecho, la estimación de los analistas es que el poder de fuego del Tesoro está en el entorno de u$s700, lo cual implica la inminencia de que se vuelva a la situación de fines de septiembre, cuando el tipo de cambio llegó a tocar el techo de la banda, lo cual obligó al Banco Central a cumplir su compromiso de vender todos los dólares que demandara el mercado -y así se desprendió de u$s1.100 millones en tres días-.
Mientras en el mercado esta situación genera la expectativa de anuncios oficiales, los economistas siguen debatiendo si existe un riesgo de «overshooting» en el que el dólar se dispare en medio de un clima de pánico, o si está cerca de su precio de equilibrio.
¿Con qué pesos?
Hay cierto consenso respecto de que el atraso cambiario no es tan grave: después de todo, la cotización de la cobertura de noviembre en el mercado del dólar futuro es de $1.549, lo que implica un 8% por encima del actual tipo de cambio «topeado».
Pero claro, también influye la incertidumbre política, y eso es lo que lleva a la mayoría de los bancos a promover un sistema de «flotación sucia» en la que el Central se reserve el derecho de intervenir ante situaciones de demanda anormal.
Los economistas más críticos del gobierno suelen marcar que un error del equipo de Toto Caputo es haber tomado una referencia incorrecta a la hora de calcular cuántos pesos podrían correr a buscar refugio en el dólar. La metodología del gobierno no toma en cuenta los depósitos a plazo fijo, que suman $51 billones.
Es una cifra que hace empalidecer al efecto de absorción monetaria de las últimas semanas: basta con que un 10% de esos depósitos vaya a la demanda de dólares para que se vuelva al punto «pre efecto Scott Bessent».
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