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ECONOMIA

Por qué el nuevo acuerdo firmado entre Argentina y el FMI es distinto a todos los anteriores

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En la Argentina, cada nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) promete ser el definitivo. Como si fuera el N° 23 de la camiseta de Michael Jordan, se lo presenta con épico: «esta vez sí, esta vez vamos a encestar». Desde el retorno al Fondo en 2003, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, pasando por los programas stand-by y de facilidades extendidas firmados por Mauricio Macri en 2018 y Alberto Fernández en 2022, cada entendimiento con el organismo ha sido presentado como un punto de inflexión. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las promesas de estabilidad terminaron chocando con correcciones abruptas del tipo de cambio, inflación acelerada y tensiones fiscales sin resolver.

En 2025, un nuevo acuerdo vuelve a poner el tema en el centro de la escena. Pero esta vez, el contexto macroeconómico parece haber cambiado: tras un año de fuerte ajuste fiscal, contracción monetaria y recomposición de reservas, Argentina llega al nuevo entendimiento con el FMI con niveles de estabilidad cambiaria y financiera que contrastan con los antecedentes recientes. Los números ya no muestran un punto de partida en crisis, sino un experimento económico en marcha.

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En 2003, el primer acuerdo reciente con el FMI

El primer acuerdo reciente con el FMI fue firmado en septiembre de 2003, durante el gobierno de Néstor Kirchner, en un contexto de incipiente recuperación tras la crisis de 2001-2002. Se trató de un Stand-By por u$s12.550 millones, con exigencias fiscales ambiciosas que se cumplieron holgadamente. A diferencia de otros acuerdos posteriores, no implicó una devaluación abrupta ni un salto cambiario: el dólar se mantuvo prácticamente estable, con una suba acumulada de apenas 1,3% entre agosto y diciembre de 2003.

Esta estabilidad se sostuvo gracias a superávit gemelos, tipo de cambio competitivo y una economía en crecimiento. Sin embargo, el acuerdo no resolvió las tensiones estructurales, y el país, años más tarde, volvió a caer en desequilibrios que lo llevaron nuevamente al FMI.

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El primer acuerdo reciente con el FMI fue firmado en 2003, durante el gobierno de Néstor Kirchner

En junio de 2018, la Argentina volvió al FMI con un acuerdo Stand-By por u$s50.000 millones, el mayor préstamo otorgado hasta entonces por el organismo. El objetivo era restaurar la confianza, reducir el déficit y estabilizar la economía, pero el efecto fue el opuesto. En mayo, antes del acuerdo, el dólar cotizaba a $23,73; un mes después ya valía $26,62 (un 12,2% más), y para diciembre trepaba a $37,83, lo que implicó una devaluación del 42,1% en apenas seis meses. El shock cambiario desató una espiral de inflación, pérdida de poder adquisitivo y crisis política. A pesar del volumen del préstamo, no se logró frenar la corrida ni estabilizar expectativas. El acuerdo se renegoció a los pocos meses y terminó siendo un parche más, con fuertes costos económicos y políticos.

Tras el fracaso del acuerdo de 2018, el gobierno de Alberto Fernández negoció un nuevo programa con el Fondo en condiciones extraordinarias. En marzo de 2022 se firmó un acuerdo de facilidades extendidas —el primero desde 2001— para refinanciar los vencimientos del préstamo anterior. A diferencia del esquema anterior, este nuevo acuerdo ofrecía plazos más largos para el repago (entre 4 años y medio y 10 años) pero exigía compromisos más estructurales: consolidación fiscal «creíble», reducción sostenida del financiamiento monetario del déficit, eliminación de subsidios energéticos y acumulación de reservas como ejes centrales.

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En diciembre de 2021, antes del acuerdo, el dólar oficial promediaba $101,93; en abril de 2022 ya valía $113,34, una suba del 9% en apenas cuatro meses. Si bien la devaluación fue más gradual que en 2018, no alcanzó para anclar expectativas ni evitar la presión inflacionaria. El tipo de cambio oficial siguió corriendo por detrás de la inflación y del mercado, lo que alimentó tensiones financieras, brechas crecientes y expectativas de un salto discreto.

A diferencia de acuerdos previos, el programa de facilidades extendidas firmado por el gobierno de Javier Milei con el FMI llega en un contexto único para la economía argentina: equilibrio fiscal, superávit financiero, inflación controlada y un drástico freno a la emisión monetaria. El préstamo de u$s20.000 millones a 10 años, con cuatro años y medio de gracia y una tasa de interés del 5,63%, tiene como objetivo fortalecer las reservas del Banco Central y respaldar la emisión monetaria en dólares, dando certidumbre a la estabilidad económica del país.

En abril, el dólar oficial promedió los $1.100,83, un aumento de solo 3% respecto al mes anterior ($1.068,97). Este comportamiento relativamente estable responde a la implementación de un nuevo régimen de bandas cambiarias móviles acordado con el FMI, que sustituye el sistema de crawling peg. Este régimen permite una flotación dentro de un rango de entre $1.000 y $1.400, actualizado mensualmente. Así, el nuevo acuerdo se enmarca en un proceso de normalización cambiaria, con la eliminación del cepo para personas humanas y una gradual flexibilización de restricciones para empresas e importadores.

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A diferencia de acuerdos anteriores, marcados por devaluaciones abruptas y tensiones macroeconómicas, el de 2025 se inscribe en un contexto de estabilidad, donde la estabilidad cambiaria no es un objetivo a alcanzar, sino un punto de partida. Este acuerdo no está diseñado para evitar una crisis, sino para consolidar un régimen económico que, por primera vez en años, presenta signos claros de estabilidad.

Uno de los patrones más repetidos en los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional es el siguiente: se firma el acuerdo, se corrige el tipo de cambio y, acto seguido, la inflación se acelera. El acuerdo stand-by firmado por Mauricio Macri en 2018 es un ejemplo claro. En los tres meses previos al entendimiento, la inflación mensual promediaba 2,37%. Tres meses después del acuerdo, ese promedio subía al 3,57%. Ese año cerró con una inflación del 47,6%, y 2019 trepó aún más: 53 por ciento.

El patrón se repite: se firma el acuerdo, se corrige el tipo de cambio y la inflación se acelera

El patrón se repite: se firma el acuerdo, se corrige el tipo de cambio y la inflación se acelera

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La secuencia se repitió en 2022, cuando el gobierno de Alberto Fernández refinanció el préstamo original. En la previa al acuerdo, la inflación mensual venía en torno al 3,27%, pero en los tres meses siguientes saltó a un promedio del 5,09%. El mandato completo de Fernández terminó con una inflación acumulada de 1.020%, reflejo de una dinámica que el acuerdo no logró frenar.

El acuerdo N°23, un punto de inflexión

El caso del «acuerdo Jordan N° 23» firmado en 2025 marca un punto de inflexión. A diferencia de los anteriores, no llega con una inflación desbordada ni con una economía al borde del colapso. Por el contrario, se firma en un momento de desaceleración inflacionaria: el promedio mensual previo al entendimiento fue de 2,76%, y las proyecciones oficiales apuntan a que continuará bajando.

Por primera vez en mucho tiempo, un acuerdo con el FMI no se celebra en medio del fuego, sino después de haberlo apagado. Y eso, en el historial argentino, ya es una anomalía.

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Si la inflación mide el calor de los precios, la brecha cambiaria mide el pulso de la incertidumbre. En los últimos acuerdos con el FMI, ese pulso llegó acelerado. En 2022, cuando Alberto Fernández reestructuró el préstamo stand-by de 2018, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo ya superaba el 100%. En julio de ese mismo año llegó a tocar el 126%, reflejo de la falta de confianza en la política cambiaria y de una economía que no encontraba anclaje.

La brecha cambiaria mide el pulso de la incertidumbre

La brecha cambiaria mide el pulso de la incertidumbre

Incluso el acuerdo de Mauricio Macri en 2018, firmado en un contexto todavía menos volátil, no logró despertar demasiada tensión en ese frente: la brecha se mantuvo contenida entre el 2% y el 3%, aunque el impacto se sintió más fuerte en el plano inflacionario y fiscal.

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En contraste, el acuerdo de 2025 encuentra una brecha cambiaria significativamente menor: 18% antes del anuncio, con expectativas de reducción hacia adelante. Esto no solo refleja un mayor control del mercado cambiario, sino también que, por primera vez en años, el acuerdo no busca apagar una crisis, sino consolidar un esquema con credibilidad.

Por último, si hay un terreno donde todos los acuerdos con el FMI suelen hacer foco, es el fiscal. En la historia reciente, cada entendimiento incluyó metas de reducción del déficit primario y compromisos de orden en las cuentas públicas. Pero en la práctica, esos objetivos casi nunca se cumplieron del todo. En 2018, el acuerdo con Mauricio Macri se firmó con un déficit primario equivalente al 2,3% del PBI y un rojo financiero del 4,9%. Cuatro años más tarde, el programa de refinanciamiento que firmó Alberto Fernández no mejoró mucho ese panorama: el déficit primario cerró en 2022 en 2% del PBI y el financiero en 3,8 por ciento. 

Si hay un terreno donde todos los acuerdos con el FMI suelen hacer foco, es el fiscal

Si hay un terreno donde todos los acuerdos con el FMI suelen hacer foco, es el fiscal

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El acuerdo de 2025, en cambio, se diferencia de entrada: no se firma para «ordenar las cuentas», sino como respaldo a un esquema que ya muestra superávit. En el primer trimestre del año, el gobierno de Javier Milei registró un superávit primario equivalente al 3% del PBI anualizado y un superávit financiero del 0,9 por ciento

Mientras los acuerdos anteriores llegaron como promesas de disciplina futura, el actual se presenta como validación de un orden ya puesto en marcha. En este «Jordan N° 23» del vínculo con el Fondo, el déficit fiscal ya no es el problema: es la carta ganadora del plan económico.

Después de tantos acuerdos firmados en tiempos de crisis, este nuevo entendimiento con el FMI se presenta como una rareza en la historia económica argentina: llega con las cuentas ordenadas, la inflación a la baja y una brecha cambiaria en retroceso. Si los anteriores programas fueron intentos fallidos de encestar desde mitad de cancha con la tribuna en contra, el acuerdo de 2025 arranca con el tablero estabilizado y la pelota en las manos. Falta ver si esta vez, finalmente, la jugada sale bien. Porque incluso el Jordan N° 23 necesitaba equipo, estrategia y constancia para ganar el partido.

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ECONOMIA

Turismo internacional: en agosto, salieron 372 millones de dólares más de los que entraron

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Los turistas argentinos que viajaron al exterior gastaron casi USD 619 millones en agosto (Getty)

En medio de los esfuerzos del Gobierno nacional por engrosar las reservas y mantener a raya el mercado cambiario, el turismo internacional dejó un saldo de -USD 371,9 millones. Así lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en su último reporte de la Encuesta de Turismo Internacional (ETI), correspondiente a agosto de 2025.

Según el relevamiento oficial, los turistas residentes en la Argentina que viajaron al exterior realizaron gastos por USD 618,9 millones, mientras que los no residentes que ingresaron al país desembolsaron USD 247 millones. La diferencia negativa fue de casi USD 372 millones, lo que explica el rojo en la balanza de turismo internacional durante el mes.

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El Indec detalló que los turistas emisivos alcanzaron los 480,3 mil en agosto, con un gasto diario promedio de USD 95,2 por persona y una estadía media de 13,5 noches. En contrapartida, los arribos internacionales sumaron 232,2 mil turistas no residentes, que gastaron en promedio USD 83,6 diarios y permanecieron 12,7 noches en el país.

El informe remarca que Brasil fue el origen más relevante del turismo receptivo, con 68,9 mil visitantes en el mes, seguido por el bloque denominado “Resto de América” (41,4 mil) y Europa (34 mil). El gasto diario más elevado se observó en los visitantes brasileños, con USD 117 por persona, por encima del promedio general.

Los brasileños siguen siendo los
Los brasileños siguen siendo los principales visitantes extranjeros

En cuanto al turismo emisivo, Europa fue el principal destino de los argentinos, con 110,5 mil turistas residentes. Le siguieron Brasil (100,1 mil) y Estados Unidos y Canadá (61,2 mil). El gasto diario promedio más alto se dio en estos últimos, con USD 109,2, por encima de la media de quienes viajaron al exterior.

El detalle por países muestra que desde Uruguay llegaron 25,4 mil turistas, desde Chile 26 mil y desde Estados Unidos y Canadá 22,1 mil. En tanto, entre los residentes argentinos que viajaron al exterior, 67,3 mil lo hicieron a Chile y 33,7 mil a Uruguay.

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La comparación con agosto de 2024 refleja tendencias dispares. El turismo receptivo cayó un 5% interanual, mientras que el emisivo creció un 55,4%, lo que explica en gran medida la ampliación del déficit.

En el desglose por país, el ingreso de turistas desde Brasil retrocedió un 13% interanual, mientras que la llegada de europeos creció un 12,4%. En paralelo, los viajes de argentinos a Brasil se duplicaron (con un salto del 101,6%), y los destinos europeos también mostraron un alza significativa del 35,4%.

Los turistas provenientes de Estados Unidos y Canadá registraron una caída del 1,4%, mientras que desde el bloque de “Resto de América” llegaron un 8,3% menos. En contraste, los arribos desde el “Resto del mundo” subieron un 30,5%, aunque en números absolutos representaron apenas 10,3 mil visitantes.

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El Indec informó que más de la mitad de los turistas ingresaron al país por vía aérea (55,2%), mientras que un 33,2% lo hizo por pasos terrestres y un 11,7% por vías fluviales o marítimas. En el caso de los residentes argentinos que viajaron al exterior, un 54% utilizó la vía aérea, un 38,1% la terrestre y un 7,9% la fluvial o marítima.

Uno de cada tres turistas
Uno de cada tres turistas que llegó al país en agosto, lo hizo por vía terrestre

En cuanto a los principales puntos de entrada y salida, Ezeiza y Aeroparque concentraron el 45,6% de las llegadas internacionales y el 46,6% de las partidas al exterior. También se destacaron los pasos fronterizos con Chile, como el Cristo Redentor, y los aeropuertos de Córdoba y Mendoza.

Durante agosto, por Ezeiza y Aeroparque arribaron 181,3 mil turistas no residentes, mientras que 371,8 mil residentes salieron del país por esas terminales. En Mendoza, los arribos fueron 13,8 mil y las partidas 14,7 mil. Córdoba, en tanto, registró 6,2 mil llegadas y 30,8 mil salidas.

En términos de gasto, el turismo receptivo dejó ingresos por USD 246,9 millones, con mayor incidencia de Brasil (USD 69,4 millones) y Europa (USD 46,7 millones). Los turistas de Estados Unidos y Canadá aportaron USD 28,2 millones, mientras que los de Chile dejaron USD 15,6 millones.

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Entre las actividades más frecuentes de los visitantes extranjeros estuvieron las compras, la asistencia a espectáculos culturales, la gastronomía y el enoturismo. También se destacaron las visitas a parques y áreas naturales protegidas, así como la participación en actividades de esparcimiento nocturno.

(Fuente)
(Fuente)

Del lado emisivo, el gasto de los argentinos en el exterior trepó a USD 618,9 millones, concentrado en destinos de Europa, Brasil, Estados Unidos y Chile. En este caso, el gasto más elevado en términos absolutos correspondió a Europa, con USD 225,5 millones, seguido por Estados Unidos y Canadá, con USD 103,1 millones.

El informe también señala que el saldo negativo no solo se dio en el rubro de turistas, sino también en el de excursionistas, es decir, personas que viajan sin pernoctar. En agosto, ingresaron al país 267 mil excursionistas no residentes, pero salieron 562,8 mil argentinos bajo esta modalidad. El déficit fue de 295,8 mil personas.

En el total de visitantes —sumando turistas y excursionistas—, el saldo también fue negativo, con 696,7 mil personas menos. Este resultado consolidó un escenario en el que los egresos superaron ampliamente a los ingresos tanto en cantidad de viajeros como en el flujo de divisas.

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ECONOMIA

Precio confirmado del dólar en Banco Nación para cuando abra este lunes 29 de septiembre

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Este lunes arrancará una semana clave en el mercado cambiario después del cepo que puso el Gobierno sobre el final de la semana pasada

28/09/2025 – 16:25hs

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A un mes de las elecciones legislativas nacionales, el gobierno logró bajar el valor del dólar en los últimos días con el apoyo de Donald Trump y los Estados Unidos, más las liquidaciones que generó con la quita de retenciones al agro. En este contexto, el cierre de septiembre e inicio de octubre mostrará un valor del dólar alejado de la banda superior.

El valor del dólar en el Banco Nación será una referencia para todo el país y lo cierto es que ya está confirmado a cuánto abrirá la cotización de la divisa norteamericana en la pantalla del Nación.

Precio confirmado del dólar en Banco Nación para cuando abra este lunes 29 de septiembre

En el Banco Nación, cuando abra la jornada a media mañana de este lunes, cada dólar se venderá por $1.350, una cifra considerablemente más baja de la que abrió la semana pasada, cuando se vendió $165 más caro. En el resto de los bancos, el precio será igual o mínimamente superior al del Nación:

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  • Banco Galicia: $1.360
  • Banco Santander: $1.370
  • Banco Piano: $1.365
  • Banco ICBC: $1.390
  • Banco Supervielle: $1.361
  • Banco Macro: $1.370
  • Banco Provincia: $1.360
  • Banco Columbia: $1.362
  • Banco BBVA: $1.370
  • Banco Ciudad de Buenos Aires: $1.365
  • Banco Patagonia: $1.370

Cepo al dólar: economista advirtió que después de octubre «habrá una nueva devaluación»

El economista y exdiputado Claudio Lozano analizó la delicada situación económica de la Argentina tras la implementación del nuevo cepo al dólar, y advirtió que el Gobierno busca «contener de manera ficticia» la crisis de divisas hasta después de las elecciones de octubre. «La situación de crisis cambiaria subsiste, nada se ha resuelto», sentenció.

Según Lozano, el Ejecutivo se sostiene gracias a una «promesa de asistencia de Estados Unidos que no tiene contrapartida de dinero» y a la liquidación anticipada de granos que aportó unos 7.000 millones de dólares. Sin embargo, señaló que «todo entra por una ventana y se va por la otra»: solo en lo que va del año salieron del país 17.600 millones de dólares, cifra que supera ampliamente lo recibido del FMI.

«El Gobierno quiere llegar a octubre con un tipo de cambio contenido, pero después del 26 habrá una nueva devaluación acompañada de recesión y condicionamientos geopolíticos», adelantó.

Respecto de la dolarización, Lozano consideró que la idea no está abandonada. «Para dolarizar hacen falta dólares y nunca estuvieron disponibles. Pero el oficialismo promueve cada vez más el uso del dólar en el mercado, empuja acuerdos con el Tesoro norteamericano y no descarto que insistan en ese objetivo», señaló.

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En el plano político, el economista cuestionó el rol del Parlamento: «Hasta hace dos meses fue absolutamente funcional a Milei. Gracias a gobernadores, sectores del PRO, de la UCR y del PJ, un gobierno con apenas seis senadores y 37 diputados pudo gobernar por decreto». A su juicio, recién cuando la crisis cambiaria se agudizó, el esquema de poder se resquebrajó y comenzaron a aparecer frenos legislativos.

Lozano advirtió que los acuerdos con Estados Unidos ponen en riesgo la soberanía nacional: «La agenda que se plantea bajo el tutelaje del Tesoro norteamericano esfuma la perspectiva de construir un proyecto de desarrollo autónomo». Por eso, reclamó que cualquier convenio de esa naturaleza pase por el Congreso y sea debatido.

Sobre el escenario electoral, opinó que el Gobierno «está golpeado, con un deterioro profundo en las condiciones de vida y una sociedad que dejó de creer en Milei». Mencionó la crisis por la corrupción en el área de discapacidad y el conflicto con los pequeños y medianos productores como factores que debilitan al oficialismo. «Ojalá las elecciones de octubre nos permitan barrer del Congreso a esa oposición complaciente que, en nombre de la gobernabilidad, hundió al país junto a este gobierno», concluyó.

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ECONOMIA

Cuáles son los tres planetas que se tienen que alinear para que la Argentina vuelva a los mercados, según JP Morgan

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Según JP Morgan, incluso con tasas más bajas, el Tesoro podría iniciar pronto la reconstrucción de su posición en divisas. REUTERS/Mike Segar/File Photo

El anuncio del Departamento del Tesoro de Estados Unidos marcó un punto de inflexión, al anunciar que está negociando una línea de swap por USD 20.000 millones con el Banco Central y la compra de bonos argentinos en dólares, además de un posible préstamo stand by, en un esfuerzo por estabilizar el panorama financiero del país antes de las elecciones de octubre. De todos modos, el banco JP Morgan cree que hay tres estrellas que se deberían alinear para que el país vuelva a los mercados.

Según el análisis de la entidad, este respaldo no solo representa un apoyo financiero, sino que también actúa como un “cortocircuito” que otorga al gobierno de Javier Milei un margen de maniobra ampliado en un momento decisivo.

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“Aunque los detalles permanecen en reserva, esta posible facilidad supera notablemente el acuerdo vigente con el banco central chino—equivalente a USD 18.000 millones, de los cuales el BCRA utilizó USD 5.000 millones—. La magnitud del compromiso de Estados Unidos señala un profundo fortalecimiento de los lazos financieros bilaterales y probablemente reemplace la línea swap con China», indicó el banco.

Además, el Tesoro estadounidense manifestó su disposición a adquirir deuda argentina tanto en los mercados primario como secundario, y adelantó que, después de las elecciones de octubre, comenzará a trabajar con el gobierno en los pagos de capital de la deuda.

 La magnitud del compromiso
La magnitud del compromiso de Estados Unidos señala un profundo fortalecimiento de los lazos financieros bilaterales y probablemente reemplace la línea swap con China», indicó el banco. REUTERS/Eduardo Munoz/File Photo

“Interpretamos esto como un posible preludio de una reconfiguración más amplia del actual régimen cambiario tras las elecciones, en línea con los temas tratados en nuestra nota anterior”, señaló.

El impacto inmediato de este respaldo se ha reflejado en la apreciación del peso argentino, lo que permitió al BCRA reducir la tasa de recompra a un día al 25% y relajar las condiciones crediticias. JP Morgan señala que estas medidas han evitado un mayor deterioro económico y que, incluso con tasas más bajas, el Tesoro podría iniciar pronto la reconstrucción de su posición en divisas, debilitada durante el periodo electoral.

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Se espera, además, que la inflación de alimentos, un factor clave en la percepción pública, tienda a moderarse en los próximos meses.

No obstante, el acceso pleno de Argentina a los mercados internacionales aún depende de varios factores. JP Morgan subraya que la restauración de dicho acceso requerirá que el escenario político tras las elecciones garantice la gobernabilidad y el capital político necesario para implementar reformas.

“En nuestra opinión, Argentina todavía necesita que se alineen tres estrellas para recuperar el acceso a los mercados, aunque está lejos de ser un escenario imposible. Ejemplos recientes en El Salvador y Egipto muestran que lo que parece una tarea casi inalcanzable a veces puede resolverse con relativa rapidez. La recuperación gradual de El Salvador, desde una situación de estrés hasta rendimientos del 10%, llevó más de un año, pero parecía muy improbable al inicio y se logró en gran medida sin apoyo externo. Egipto, en cambio, recibió un respaldo decisivo del FMI y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), y diseñó un movimiento similar al que Argentina necesitará implementar en menos de un año”, afirmar JP Morgan.

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Para el banco, que las estrellas se alineen implicaría tres condiciones:

  1. que los resultados de las elecciones legislativas de octubre otorguen a la administración Milei al menos un mínimo de gobernabilidad y capital político para la segunda mitad de su mandato;
  2. que el Gobierno realice ajustes de política consistentes con los objetivos de acumulación de reservas en el programa del FMI; y
  3. que el contexto general del mercado se mantenga favorable para los soberanos de menor calificación.

“La declaración de Scott Bessent se lee como una garantía implícita sobre los vencimientos de corto plazo. Más allá de que esos factores se alineen por completo o no, creemos que la señal clara en las palabras de la secretaria Bessent hoy es que la administración Trump dará los pasos necesarios para asegurar que Argentina pueda cubrir sus amortizaciones de deuda externa durante el resto del mandato de Milei. Como se mencionó antes, Milei debería adoptar medidas de política que respalden la acumulación de reservas (en nuestra opinión, principalmente un régimen cambiario más flexible). Pero suponiendo que eso ocurra, consideramos que el mercado debería encontrar alivio en un riesgo de repago mucho menor durante los próximos dos años”, remarcaron.

JP Morgan: “La declaración de
JP Morgan: “La declaración de Bessent se lee como una garantía implícita sobre los vencimientos de corto plazo».

“El secretario Bessent señala en su declaración que ‘inmediatamente después de las elecciones comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en sus pagos de capital’. En el marco del tono general y contundente de ‘haremos lo que sea necesario’ de la declaración, creemos que esto equivale a una garantía implícita”, indicaron.

Por otra parte, precisó el reporte, el sector privado estadounidense observa con interés el desarrollo de la situación argentina. De acuerdo con JP Morgan, varias empresas de Estados Unidos estarían dispuestas a realizar inversiones directas significativas en diversos sectores, siempre y cuando el resultado electoral garantice estabilidad política y continuidad en las políticas económicas. Esta condicionalidad explícita refleja la importancia de un entorno previsible para la llegada de capitales extranjeros.

En otro orden, JP Morgan interpreta que, tras las elecciones, podría producirse una reconfiguración del régimen cambiario, en línea con la necesidad de acumular reservas y fortalecer la posición externa del país.

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Scott Bessent y Javier Milei
Scott Bessent y Javier Milei (Photo by Kena Betancur / AFP)

“Existen otros factores de riesgo para el mercado cambiario. Si bien los fundamentos se mantienen sólidos, el esquema cambiario ha mostrado sus vulnerabilidades y podrían persistir dudas sobre su sostenibilidad a largo plazo después de las elecciones. Además, el adelantamiento de exportaciones agrícolas podría derivar en una menor liquidación de exportaciones en adelante. Aunque el apoyo de Estados Unidos ha sido fuerte y la urgencia por acumular reservas es algo menor, los últimos meses dejaron en claro que el gobierno todavía debería apuntar a fortalecer su posición de reservas, lo que podría sumar presiones alcistas sobre el tipo de cambio”, aseguran.

“Si bien podría ser necesario algún ajuste cambiario para reanudar la acumulación de reservas, Argentina está menos expuesta que en el pasado. Aunque las comparaciones con la administración Macri son inevitables —dado que ambas buscaron estabilizar las cuentas macroeconómicas tras gobiernos heterodoxos—, existen diferencias importantes entre ambos períodos», sostienen los analistas de la entidad.

A pesar de que persisten detalles por definir, JP Morgan sostiene que el respaldo estadounidense ha transformado el escenario financiero argentino, al reducir los riesgos de repago y ofrecer al gobierno de Milei un margen de acción ampliado en la antesala de los comicios de octubre.



North America,New York

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