ECONOMIA
Preocupantes cifras sobre los locales vacíos en la Ciudad de Buenos Aires

La Cámara de Comercio publicó un informe que compara la situación del último bimestre con el mismo período del año pasado y la diferencia es del 40%
12/07/2025 – 20:30hs
El panorama comercial en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires muestra signos de deterioro. Un relevamiento reciente llevado a cabo por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) durante mayo y junio de 2025 detectó un total de 238 locales en venta, alquiler o simplemente cerrados en las principales arterias comerciales de la capital. Esta cifra representa un aumento del 40% en comparación con el mismo bimestre de 2024, evidenciando una preocupante tendencia de desocupación.
Además, la situación no muestra signos de mejora en el corto plazo, ya que el número de locales vacíos también creció un 12,3% respecto a la medición anterior (marzo-abril de 2025), cuando se habían registrado 212 locales inactivos.
Al analizar específicamente los locales que están activamente en alquiler o en venta, el informe de la CAC arroja datos mixtos. Si bien se observó una leve baja del 4,3% en los locales en alquiler con respecto al bimestre anterior (marzo-abril), la comparación interanual con mayo-junio de 2024 revela un incremento del 18,9% en la oferta de locales para alquilar. En cuanto a los locales en venta, no hubo cambios bimestrales, pero sí un notable aumento del 37,5% en comparación con el mismo período de 2024.
El estudio de la Cámara, que se realiza desde 2014, abarcó las principales avenidas comerciales de la ciudad. Algunas arterias experimentaron un retroceso en el número de locales vacíos en el último bimestre:
- Av. Córdoba (entre el 4000 y el 5300)
- Av. Rivadavia (2000-2800, 4900-5400; 6300-7400; 11000-11600)
- Calle Florida
Por otro lado, otras zonas comerciales vieron un aumento en los locales sin actividad. Las avenidas que mostraron avances bimestrales en la cantidad de persianas bajas fueron:
- Av. Cabildo (4800-5500)
- Av. Corrientes (200-6800)
- Av. Santa Fe (700-5300)
- Av. Avellaneda (2800-3800)
- Av. Pueyrredón (0-1200)
La Plata también sufre la inactividad comercial
La preocupación por los locales vacíos no se limita a la Ciudad de Buenos Aires. Un relevamiento realizado en La Plata por la Federación de Mayoristas y Proveedores del Estado de la Provincia de Buenos Aires (FEMAPE), con datos analizados por la CAC, muestra una situación aún más dramática.
Durante mayo-junio de 2025, el número de locales inactivos (en venta, alquiler, clausurados o cerrados) en las principales áreas comerciales de La Plata registró un crecimiento del 50% en comparación con el mismo bimestre de 2024. Más alarmante aún es el dato bimestral: la cantidad de locales sin actividad comercial se duplicó (un 100% de suba) respecto a marzo-abril de 2025. En total, se detectaron 18 locales sin actividad comercial en las zonas relevadas de la capital bonaerense.
Estas cifras reflejan un desafío significativo para el sector comercial, que enfrenta un panorama económico complejo que impacta directamente en la vitalidad de las calles comerciales de ambas ciudades.
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ECONOMIA
Los bonos argentinos registraron su mejor semana desde 2022 luego de la ayuda que anunció Estados Unidos

El repunte de los activos argentinos esta semana ha sido vertiginoso. El peso se disparó un 10%, las acciones han subido un 7% y los bonos soberanos en el exterior registran ganancias del 22 por ciento.
Todo —o al menos la mayor parte— fue orquestado por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien salió al rescate del presidente Javier Milei al prometer un salvavidas financiero para ayudar al gobierno a defender el peso, garantizar los pagos de deuda y mantener en marcha su agenda de reformas de libre mercado.
Las ganancias, las mayores del mundo esta semana, siguieron a caídas aceleradas desatadas por la contundente derrota de Milei en elecciones bonaerenses a comienzos de mes, que llevaron a los inversores a poner en duda la viabilidad de sus ambiciosos planes para la nación sudamericana.

La sola promesa de un acuerdo con EEUU impulsó un salto récord de los bonos el lunes. Los detalles de la ayuda, que incluyen un swap por USD 20.000 millones, posible apoyo del Fondo de Estabilización Cambiario y compras directas de deuda del país, alimentaron aún más el repunte.
“La intervención de EEUU ha servido como un interruptor, al brindar a la administración de Milei mayor margen de maniobra antes de las elecciones de octubre”, según un informe de analistas de JP Morgan encabezados por Diego Pereira publicado esta semana. “Incluso con el fuerte rally de esta semana, Argentina sigue luciendo barata en un panorama de mercados emergentes extremadamente ajustado”.
El grado en que se materialice la ayuda de EEUU —o cómo beneficiará a Milei en las urnas— está por verse. Por ahora, sin embargo, parece haber puesto un piso a los activos argentinos antes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, en las que los aliados de Milei deben tener un buen desempeño si el presidente quiere seguir avanzando con su amplia agenda de reformas. Hasta entonces, la posibilidad de un mayor apoyo estadounidense probablemente haga que los inversores pesimistas lo piensen dos veces antes de apostar contra las acciones, los bonos y la moneda del país.

Milei, economista libertario que implementó una terapia de shock de libre mercado para terminar con las crisis que han golpeado al país durante décadas, ha tenido cierto éxito en controlar la inflación desbocada. Datos publicados esta semana mostraron que la pobreza cayó a su nivel más bajo desde 2018 en el primer semestre del año, ya que sus políticas redujeron la inflación desde niveles de tres dígitos.
Pero la recuperación de Argentina tras las medidas de austeridad implementadas al inicio de su presidencia se ha estancado, y la actividad económica lleva tres meses consecutivos de contracción hasta julio. El desempleo sigue elevado. La indignación de los votantes por algunos recortes de gasto —y un escándalo de corrupción en ciernes que involucra a su círculo íntimo— le valió derrotas inesperadamente amplias en las recientes elecciones locales.
El salvavidas de EEUU detuvo la estampida de activos argentinos provocada por esos reveses, pero no resuelve todos los problemas de Milei. Los analistas afirman, en general, que el peso está sobrevaluado —una pieza clave de su plan para contener la inflación—, aunque pocos esperan que el gobierno permita que se debilite más antes de las elecciones legislativas.
Su administración también necesita recomponer las reservas, que han caído USD 4.000 millones, hasta USD 39.000 millones, desde el máximo alcanzado el 4 de agosto, luego de que el banco central vendiera más de USD 1.000 millones en apenas tres días la semana pasada para defender la banda cambiaria acordada con el Fondo Monetario Internacional. Cualquier recomposición de las arcas marcaría un giro para Milei, que hasta ahora había evitado emitir pesos que pudieran minar sus objetivos de desinflación.
“Si los responsables de política no logran reconstruir reservas y ajustar el régimen cambiario, Washington podría repetir el error del FMI de 2018-19, destinando miles de millones para defender un esquema insostenible mientras los acreedores aprovechan la ventana para salir”, escribieron en una nota el jueves economistas de la corredora local One618 liderados por Juan Manuel Pazos.
Con información de Bloomberg
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ECONOMIA
Fausto Spotorno: “La economía argentina salió de terapia intensiva, pero no del hospital”

La economía volvió a mostrar señales de vulnerabilidad desde abril, principalmente por las consecuencias de las decisiones políticas y la ausencia de consensos, más que por insuficiencias en la gestión para revertir el prolongado ciclo de alta inflación, aumento del déficit fiscal y pérdida de competitividad externa.
Los principales indicadores macroeconómicos exhibieron avances durante los primeros 21 meses de la presidencia de Javier Milei, con una reducción de la pobreza del 41,7% al cierre del gobierno anterior al 31,6% en el primer semestre de 2025, tras un pico de 52,9% doce meses atrás. Sin embargo, empresarios y dirigentes opositores perciben que estas mejoras aún no impactan en la microeconomía -es decir, en pymes y trabajadores-.
Además, a la escasa acumulación de reservas en el Banco Central, consecuencia de la prioridad oficial por atender pagos a importadores y bonistas en un mercado internacional todavía cerrado, se suma el impulso legislativo de iniciativas que elevan el gasto público sin financiamiento genuino, así como un resultado adverso para el oficialismo en las elecciones legislativas locales de la provincia de Buenos Aires. Estos factores provocaron inestabilidad en los mercados cambiarios, de bonos y acciones, y pusieron en riesgo la estabilidad del plan económico.
El firme respaldo que Milei y su equipo económico recibieron por parte del gobierno de Estados Unidos, con gestiones del presidente Donald Trump y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, permitió en los últimos días un cambio de tendencia y preparó el terreno para un clima político y financiero más favorable, tanto de cara a las próximas elecciones legislativas de medio término como para profundizar el programa de ordenamiento macroeconómico y reformas estructurales en la segunda mitad del mandato.
“Las preguntas sobre la sostenibilidad del programa no vinieron tanto por el lado de cómo se financiarían los desbalances, sino por el riesgo de que, si el apoyo político se debilitaba, se volviera a déficits difíciles de financiar”
En este contexto, Infobae entrevistó a Fausto Spotorno, economista y director del Centro de Estudios Económicos de OJ Ferreres y del Instituto de Economía de la UADE, además de profesor en UADE y Ucema y miembro de la Fundación Norte y Sur, para analizar la coyuntura y sus expectativas para los próximos meses.
— Desde mediados de julio, la confianza en los mercados se deterioró, acentuándose en agosto y empeorando tras el resultado electoral en Buenos Aires. ¿A qué factores atribuye este cambio en el clima de los mercados?
— Lo que se generó en los mercados es lo que se llama una crisis de confianza. Las crisis de confianza ocurren cuando el mercado asume que el rumbo económico que antes consideraba sostenible ya no podrá mantenerse. Generalmente, esto sucede ante desbalances macroeconómicos que requieren financiamiento y, por determinadas razones, (cambios en los mercados, crisis financieras, etc.) se asume que ese financiamiento dejará de estar disponible.
Esto puede provocar salida de capitales, caída de activos y devaluación de la moneda. En este caso, la particularidad reside en que las dudas surgieron desde el aspecto político. Las preguntas sobre la sostenibilidad del programa no vinieron tanto por el lado de cómo se financiarían los desbalances, sino por el riesgo de que, si el apoyo político se debilitaba, se volviera a déficits difíciles de financiar, o incluso a una eventual reestructuración de la deuda.

— Muchos analistas atribuyen la reciente inestabilidad a factores políticos, pero al mismo tiempo destacan “errores” de política económica. ¿Por qué cree que ponen el foco en las decisiones económicas incluso cuando el trasfondo parece político?
—Hay un vínculo. Está claro que algunos efectos del programa tuvieron impacto negativo sobre una parte de la sociedad y sectores económicos. Eso no es sorprendente: los planes de estabilización suelen tener efectos negativos o costos en términos de actividad económica en algún momento.
Adicionalmente, se puede argumentar que algunos efectos recesivos se intensificaron por determinadas decisiones de política económica, como la forma de eliminar las LEFI o el intento de forzar hacia abajo el tipo de cambio al momento de unificar el mercado cambiario. No existe un plan de estabilización perfecto y, de ninguna manera, esas medidas explican la volatilidad total de los mercados.
“Algunos efectos recesivos se intensificaron por determinadas decisiones de política económica, como la forma de eliminar las LEFI o el intento de forzar hacia abajo el tipo de cambio”
Pero sí es cierto que los impactos negativos de un plan de estabilización, como el enfriamiento de la economía o la apreciación cambiaria en un contexto complicado para muchas personas y empresas, pueden derivar en efectos políticos.
Por eso, es fundamental contar con solidez política para respaldar el programa cuando se sienten sus costos de corto plazo, especialmente si la oposición política no es constructiva o, peor aún, es destructiva y tiene un historial de manejo irresponsable de la economía.
— En casi dos años de gestión, algunos indicadores macroeconómicos muestran mejoras: aumento del superávit comercial, reducción de la deuda pública, descenso de la inflación, baja en la pobreza y crecimiento del PBI. ¿No son estos logros suficientes para inspirar confianza en los mercados?
—Al parecer, no. A pesar de todo ello, es necesario completar el programa; aún restan desafíos. La inflación bajó pero no se eliminó, la economía se estabilizó aunque no crece, la inversión sigue baja, el problema de las Leliqs persiste, los dividendos de las empresas siguen “encepados”, el salario real recuperó niveles de finales de 2023 pero continúa debajo de los valores de 2017. Queda mucho por avanzar y los desafíos para Argentina aún son grandes. La economía salió de terapia intensiva, pero no del hospital.

Lo que está en juego ahora es la continuidad y sostenibilidad de estos logros, así como el avance en la resolución de los problemas que todavía persisten. Dado un gobierno políticamente frágil y una oposición que no presenta propuestas claras, más allá de oponerse, resulta razonable que existan dudas sobre la continuidad de todo el programa.
Los inversores en industrias y servicios analizan el futuro y, en este contexto, es esencial que el Gobierno, ganando elecciones o vía acuerdos, pueda al menos dar garantías de que se intentará avanzar hacia ese futuro.
— Han surgido críticas por la falta de acumulación de reservas internacionales. Sin embargo, el Gobierno privilegió el pago atrasado de deudas, la eliminación de restricciones como las SIRA y la capitalización del BCRA. ¿Considera que esa estrategia fue errónea o hay otros factores más relevantes?
—La situación en ese aspecto no es sencilla de resolver. Las alternativas eran pocas. El pedido de acumular reservas responde a que estas son una garantía para el pago de la deuda externa y ayudan a reducir la volatilidad del mercado de cambios. Sin embargo, la forma más genuina y tradicional de acumularlas es a través de un aumento en la demanda de dinero, provocado por ingreso de capitales, algo que se vio muy poco.
La otra opción es a través de superávit fiscal para evitar emisión monetaria, aunque lograr un mayor superávit es muy difícil, aunque se avanzó algo en esa dirección.
“La forma más genuina y tradicional de acumular reservas es a través de un aumento en la demanda de dinero, provocado por ingreso de capitales, algo que se vio muy poco”
La única alternativa posible para el Gobierno es comprar reservas con emisión monetaria, lo que traería más inflación de la esperada, menos crecimiento, porque se restringen dólares para importaciones, y un tipo de cambio más alto.
La cuestión actual es si esto puede hacerse de forma moderada, de manera que la inflación se desacelere más despacio y que el impacto negativo sobre la actividad por menos importaciones pueda compensarse con mejora en las actividades exportadoras o no transables, de modo que el efecto sea imperceptible.
Algunos consideran que es posible con una política muy cauta, como la subasta diaria. Otros piensan que es muy riesgoso, especialmente porque puede comprometer el proceso de desinflación debido a los rezagos de la emisión sobre la inflación.

Hay que tener en cuenta que quienes poseen títulos argentinos preferirían ver más reservas, que “garanticen” el pago de la deuda, mientras que probablemente el Gobierno prefiere un proceso de desinflación lo más rápido posible.
— ¿Ve factible una recuperación de reservas en un contexto de tipo de cambio real alto, pero con la aprobación de leyes que incrementan el gasto, debilitan el flanco fiscal y pueden llegar a acelerar tanto la inflación como la pobreza?
— Sí, es posible. Si resulta necesario acumular más reservas y se tiene un tipo de cambio real más alto, lo más probable es que la actividad económica se vea perjudicada, porque los insumos importados se encarecerán y, como sabemos, hay una fuerte correlación entre la expansión de la actividad y las importaciones.
Aunque si suponemos que la operación es tan delicada que la sola expansión de las exportaciones compense este efecto, lo que pondría en riesgo la ecuación sería que se inestabilice la situación fiscal. Para financiarlo, se requeriría aumentar tasas de interés o emitir más moneda: es decir, recesión o inflación, ambos escenarios negativos, sobre todo para los sectores más pobres.
— ¿El aval del Tesoro de Estados Unidos para ayudar al país a cumplir con los vencimientos de deuda en 2026 sería suficiente para estabilizar los mercados?
— De aquí a las elecciones, seguro ayudará. Pero en el fondo, Argentina necesita consolidar credibilidad en los mercados. Estos programas de asistencia son solo un puente hasta que los mercados internacionales vuelvan a confiar en el país como destino seguro para invertir, donde no se asumen riesgos innecesarios y se cumplen las reglas.
“Los programas de asistencia son solo un puente hasta que los mercados internacionales vuelvan a confiar en el país como destino seguro para invertir”
— ¿Qué impacto cabe esperar de la sorpresiva decisión de eliminar las retenciones para los cereales y oleaginosos hasta el 31 de octubre, en términos de reservas y recaudación?
— En números, la baja temporal de retenciones le costará al Gobierno unos USD 1.000 millones, considerando después el Impuesto a las Ganancias sobre las cerealeras. En cuanto a reservas, debería impulsar una acumulación inmediata de unos USD 7.000 millones, dada la velocidad de la liquidación reciente. Pero, esta liquidación ahora representará faltantes a futuro.
Pienso que ante la necesidad de estabilizar el mercado de cambios, se tomaron decisiones rápidas y se generó mucho ruido. Ese es uno de los riesgos de las medidas transitorias. Sin embargo, resulta clave entender que es necesario avanzar en la eliminación de retenciones a las exportaciones.
— Con la actual incertidumbre, que se mantendría al menos hasta las elecciones de medio término, ¿tiene sentido analizar los supuestos macroeconómicos presentados en el Presupuesto 2026?
— Algunos sí. Nosotros somos algo menos optimistas en general. Pero al final, si no es optimista el Gobierno, ¿quién lo será? El problema es que a veces un exceso de optimismo puede llevar a suponer que habrá recursos que finalmente no estarán.
— Desde su perspectiva, ¿la economía argentina ya entró en un nuevo ciclo recesivo y le costará salir?
— La economía llegó a un techo que no logra superar desde hace más de una década. Con la suba de tasas y los cambios en la estructura, hay sectores muy golpeados. Probablemente veamos un estancamiento de algunos trimestres, en vez de una recesión profunda.

Puede haber dos trimestres de caída, lo cual técnicamente es una recesión, pero pensamos que en la práctica será estancamiento con leves fluctuaciones, hasta que se termine de ordenar la macroeconomía y clarificar el horizonte.
— El Gobierno implementó baja de impuestos y retenciones, redujo aranceles de importación, promovió mayor apertura y mejoró el tipo de cambio real. ¿Por qué estas medidas no alcanzaron para mejorar el clima de negocios, en particular en el sector industrial?
— El principal inconveniente es que sectores que funcionan con márgenes altos, bajos volúmenes y fuerte protección necesitan transformaciones profundas para adaptarse a una economía con menor inflación y mayor apertura. Así como los mercados financieros no perciben con claridad que el proceso tendrá éxito, por desorden político y dudas sobre el consenso social, lo mismo se observa a nivel productivo.
“Transformar un negocio requiere inversión y decisiones de largo plazo, pero si existe incertidumbre sobre el futuro, las empresas retrasan esas transformaciones”
Transformar un negocio requiere inversión y decisiones de largo plazo, pero si existe incertidumbre sobre el futuro, las empresas retrasan esas transformaciones.
— Los indicadores sociales y de calidad de vida, como la pobreza y la creciente informalidad laboral, siguen mostrando cifras muy preocupantes. ¿Qué efecto cree que tendrá la coyuntura sobre estos indicadores y sobre la vida cotidiana de la población?
— Si la inflación continúa descendiendo, veremos mejoras en algunos indicadores, como la pobreza, sobre todo para quienes perciben ingresos más bajos. Sin embargo, los sectores medios podrían verse perjudicados por la baja del empleo industrial y cierto estancamiento del salario real formal.

Es crucial avanzar con una reforma laboral, ya que una economía con baja inflación exige otras reglas y nuevas demandas laborales. Algunas industrias cambiarán drásticamente y, por lo tanto, su requerimiento de trabajadores también. Eso puede causar tensión en el mercado laboral y una reforma es fundamental para suavizar esa transición.
— Mirando hacia la segunda parte del mandato de Milei, ¿cuáles son, desde su perspectiva, los escenarios más probables para la economía argentina y qué debería hacer el Gobierno?
— Creo que el Gobierno tiene que avanzar en cuatro ejes:
- Reformas laboral y tributaria, para permitir una mayor competitividad y facilitar transformaciones productivas.
- Fortalecimiento político, logrando consensos claros para avanzar.
- Mejorar la gestión en aspectos que no son prioritarios hoy pero lo serán, como infraestructura y procesos estatales ligados al sector productivo, lo que implica mejorar de forma definitiva la institucionalidad (Presupuesto, autonomía del Banco Central, etc.).
- Acceder a los mercados financieros internacionales es clave, además de eliminar lo que resta del cepo cambiario.
— Para cerrar, ¿podría compartirnos una reflexión final sobre el panorama económico y político argentino?
— Argentina está ante un proceso de estabilización y transformación. Lograr la estabilización no significa mantener la misma economía de siempre, pero sin inflación. Significa que muchas cosas van a cambiar: este país fue adicto al déficit fiscal, la emisión monetaria y el proteccionismo, prácticas que no benefician el desarrollo ni el crecimiento de la sociedad.
“Este país fue adicto al déficit fiscal, la emisión monetaria y el proteccionismo, prácticas que no benefician el desarrollo ni el crecimiento de la sociedad”
Pero no resulta fácil abandonar esos hábitos, ya que forman parte de características profundas del sistema político y económico local. Eso requiere transformaciones y cambios que pueden tener costos económicos iniciales para algunos sectores, pero que son indispensables si queremos alcanzar una economía más ordenada y pujante.
La cuestión de fondo es si, finalmente, habrá un consenso político y social suficiente para llevar adelante estas transformaciones.
ECONOMIA
Todavía quedan el volante y dos pedales: la electrónica le dice adiós a la palanca de cambios

La adopción de las cajas de velocidades automáticas en los autos de nueva generación permitió en poco tiempo un cambio de paradigma en la movilidad, convirtiendo una tecnología que sólo ofrecían los autos más caros en una nueva normalidad en el equipamiento de serie de las marcas generalistas.
En gran medida esto se debe a que con las nuevas cajas de variador continuo, las conocidas cajas CVT, implementar ese tipo de transmisión es más económico para los fabricantes generalistas. Se ahorran componentes internos y externos e incluso todo un mecanismo que desaparece como es el comando del pedal de embrague y sus conexiones.
Simultáneamente, y a un ritmo cada vez más acelerado, consecuencia directa de tener vehículos automáticos, hay otro elemento que está perdiendo protagonismo: la palanca de cambios.

“En los años ’70 hubo algunos intentos por reemplazar la palanca de cambios en algunos modelos, utilizando un sistema de mangueras de vacío para hacer el cambio de tracción por medio de un rotor o una tecla en algunos modelos de Jeep. Pero el mecanismo era complejo y no fue muy exitoso”, comentó Luis Toso, especialista en tecnología automotriz a Infobae, a modo de introducción.
Hubo otros intentos en los años ’90 que tampoco perduraron. El problema recién se empezó a solucionar con la llegada de comandos electromecánicos al proceso de cambio de marcha o de transmisión de un vehículo 4×4.

Este tipo de solución permitió eliminar parte del varillaje mecánico que accionaba las palancas tradicionales a través de una tecnología llamada TCM (Transmission Control Module), pero tenía todavía un problema que podía ocurrir si el conductor dejaba colocada la marcha y se bajaba del vehículo, lo que ocasionó varios accidentes, algunos con personas fallecidas inclusive.
Todo esto se resolvió únicamente cuando se cambió por completo el concepto de los autos convirtiéndolos en lo que hoy se denomina como vehículos SDV (Software-defined vehicle), que en castellano significa Vehículo definido por software. Esa fue la condición definitiva que permitió eliminar la palanca de cambios y en su lugar colocar distintos modos de seleccionar el sentido de marcha o de estacionamiento para los conductores.
Además, la electrónica no sólo permite hacer el cambio de dirección en el que va a circular un vehículo sin comandos mecánicos, sino también permitir que se pueda programar el sistema de modo tal que apenas se abre la puerta del conductor, el modo pasa automáticamente a Parking.

Existen sistemas como el Rotary Shifter de Ford, que ha incorporado un comando rotador horizontal en la consola central que permite seleccionar con un movimiento entre Drive, Retroceso, Neutro y Parking, y que tiene una tecla central “S” para accionar las marchas más cortas sin que se cambien automáticamente.
Mercedes-Benz ha optado por un mando detrás del volante, que podría representar una palanca más como la de luz de giro, limpiaparabrisas o luces reglamentarias. También Volkswagen fue por ese tipo de solución en varios modelos, incluido el recientemente presentado Volkswagen Tiguan. En este caso, esa palanca se baja y se sube de posición para seleccionar el sentido de marcha o el estacionamiento del vehículo.

Otra alternativa es la que mostró Peugeot en su nuevo 3008, de reciente llegada al mercado argentino. En este caso el vehículo tiene un comando tipo llave vertical en el centro del tablero, debajo de la pantalla principal, por medio del cual se pasa por las cuatro opciones de las cajas automáticas convencionales.
Incluso Stellantis llevó esa misma ubicación sobre el tablero a una botonera en el Jeep Avenger, tanto para las versiones con motor de combustión interna como para el híbrido y el eléctrico puro. Lo que diseñaron es un conjunto de botones o teclas como las que tienen otros modelos de Peugeot para la climatización, por medio de las cuales se seleccionan los mismos cuatro tipos de modo que se pueden elegir.
En ese escenario, la mayoría de las marcas todavía mantienen una palanca en el lugar original, aunque ahora con una leva corta, del tamaño de una mano, que se acciona hacia adelante o atrás para cambiar de modo, en un intento por conservar parte de dinámica de conducción para las personas.

“Esta tecnología es la que permitió que se puedan desarrollar también otros modos de hacer los cambios, como son las levas detrás del volante, conocidas también como Paddle Shift. Estos mandos permiten un control manual relativo de las marchas, y digo relativo porque si se pretende hacer algo ilógico el sistema no lo permite para preservar la mecánica del vehículo. Así, el conductor sugiere el cambio pero lo decide finalmente la electrónica”, comentó Toso.
Así, aunque la idea generalizada sea que los autos sin palanca de cambios son sólo los eléctricos, que no tienen tampoco una caja de velocidades, la realidad es que la electrónica hizo posible adoptar esta solución también para los térmicos convencionales e incluso los vehículos híbridos, donde la electrónica juega un papel aún más preponderante para la combinación de un motor de gasolina y uno o varios eléctricos en el movimiento de las ruedas.
Sin pedal de embrague primero, sin palanca de cambios después, con los motores eléctricos mucho más simples y pequeños que los de combustión interna, los autos de nueva generación parecen transitar un camino hacia la eliminación de la mecánica definitivamente.

La dirección por cable es uno de los próximos desarrollos que llegarán y ya están golpeando las “puertas de la industria”. Cuando se combine con la propulsión a las ruedas, probablemente sólo con movilidad eléctrica, permitirá que el radio de giro de las ruedas sea mucho más amplio e incluso que puedan rotar sobre su eje vertical 90 grados, lo que solucionará el estacionamiento en las grandes ciudades.
Queda claro que los beneficios de la electrónica no sólo tienen relación con las pantallas y la conectividad, aunque hay un debate para dar. El auto es un medio de transporte por sobre todas las cosas y la mecánica es parte de su funcionamiento esencial. Habrá que ver cuál es el límite.
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