ECONOMIA
Sólo 14 unidades los separan y es feroz la pelea por el podio: qué auto se quedará con el primer puesto en ventas en 2025

Tal como se preveía, septiembre marcó un hito en el mercado automotor argentino con un nuevo líder de ventas de autos 0 km. La importancia de la situación está dada porque no se trata sólo de un cambio de modelo en el primer lugar, sino una tendencia del mercado que comenzó el año pasado y se confirmó en 2025.
Por primera vez desde 2017, un auto de origen brasileño se convirtió en el modelo que encabeza los patentamientos en el cómputo absoluto del año, dejando atrás 7 años de dominio de vehículos de fabricación nacional.
Se trata del Toyota Yaris, que alcanzó las 26.023 ventas y superó al Fiat Cronos por apenas 14 unidades, ya que el sedán producido por Stellantis en Córdoba acumuló 26.009 entre enero y septiembre.

La tendencia del año marcaba este posible cambio en el primer lugar del ranking que publica el Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina (SIOMAA), porque el auto más accesible de Toyota fue el modelo más vendido en los meses de mayo, julio, agosto y septiembre, mientras que el Fiat había sido primero únicamente en febrero, cuando tomó la punta y desplazó al Peugeot 208, y repitió ese puesto en junio, aunque descontando apenas 80 unidades.
Pero la lucha entre ambos modelos por quedarse con el título del “Auto más vendido de 2025” sigue abierta, no sólo porque están separados por apenas 14 unidades sobre 26.000, el 0,05% de diferencia, sino porque todavía quedan tres meses para cerrar el año, y hay dos variables que se deben considerar como las claves que definan el resultado.
Por un lado, está la tendencia del mercado, que en septiembre volvió a marcarse con mayor intensidad hacia un predominio de autos importados sobre los de industria argentina. Hasta agosto se habían patentado un 58% de autos provenientes de mercados externos y sólo un 42% de vehículos producidos localmente. Del total de unidades que se vendieron en ocho meses, 217.580 llegaron desde Brasil, representando el 49% de los 444.000 vehículos patentados.

En septiembre, sobre un volumen total de 500.000 unidades, los autos brasileños siguen siendo equivalentes al 49% (245.000 autos), pero el porcentaje de vehículos importados desde otros destinos pasó del 8% al 9%, lo que inevitablemente redujo la participación de mercado de los autos nacionales al 41%. Este escenario confirmaría la tendencia favorable al Yaris.
Sin embargo, el reciente temporal que arrasó con buena parte de las instalaciones donde se fabrican los motores de Toyota en Brasil (la planta de Porto Feliz) puso en pausa la producción automotriz en la fábrica de Sorocaba, donde se fabrica el Yaris, entre otros modelos de la marca japonesa.
Si bien Toyota Brasil está buscando una nueva fábrica desde donde abastecerse de motores para reanudar la producción y mantener el flujo de unidades para todos los mercados, la medida provisoria ya generó que se postergue el lanzamiento del nuevo B-SUV Toyota Yaris Cross presumiblemente para 2026 por la complicación logística e industrial que representa este inconveniente.

Así, y con el “poder de fuego” que Stellantis ha mostrado tener, y especialmente con el Fiat Cronos, existe la posibilidad de recuperar el primer lugar en ventas de unidades, combinando una mayor inyección de unidades propias y una eventual merma de Yaris en el mercado.
Esto quizás no se aprecie tanto en octubre, porque hay un stock de unidades del modelo de Toyota entre la fábrica y los concesionarios, pero podría verse reflejado en las ventas de noviembre, mes clave para la industria, antes de la habitual caída de patentamientos de diciembre por la estacionalidad.
La última vez que el mercado tuvo un auto brasileño como el modelo más vendido fue en 2017, el segundo mejor año del siglo después del 2013, en el que el total del mercado superó levemente las 900.000 unidades. El auto fue el Volkswagen Gol Trend, que patentó 44.847 vehículos, por delante del Renault Sandero, de producción nacional, que alcanzó los 37.535, y de otro auto brasileño, el Chevrolet Onix, del cuál se vendieron 35.562 unidades.

En 2018, el modelo más vendido del año fue la Toyota Hilux y el auto compacto más vendido fue el Toyota Etios; en 2019 y 2020 nuevamente la Hilux fue número 1 absoluta, con el Ford Ka, también de origen brasileño, como el mejor auto particular el primer año y el Chevrolet Onix como mejor auto compacto en el segundo. Desde 2021 comenzó el “reinado” del Fiat Cronos, que quedó número 1 absoluto en ventas también en 2022 y 2023.
La caída de las importaciones en esos años fue proporcional al ascenso de los autos nacionales. En 2021, el mejor auto importado fue el VW Gol Trend en el quinto lugar, en 2022 fue el Toyota Etios también en quinto puesto, en 2023 repitió el auto más pequeño de Toyota pero quedó en sexto puesto, y en 2024 apareció el actual Toyota Yaris, que alcanzó a fin de año el quinto puesto absoluto mientras el auto más vendido dejó de ser el Fiat Cronos para quedarse con ese lugar otro producto de la industria argentina, el Peugeot 208.
ECONOMIA
El dato de la confianza del consumidor pudo más que las encuestas y cambió el humor del mercado

Bastó una medición de una Universidad para lograr lo que no pudieron las encuestas: cambiar el humor de los inversores. Todas las encuestas midieron el resultado de las elecciones, pero la Universidad Torcuato Di Tella publicó el resultado del indicador de la Confianza del Consumidor que marcó un rebote de 6,3% en octubre tras haber caído en agosto y setiembre. Al indicador se lo toma como un anticipo del índice de Confianza en el Gobierno que llegará a destiempo porque se publicará el lunes, un día después de las elecciones.
Pero siempre Confianza del Consumidor y en el Gobierno van juntos. Por eso, los inversores se despertaron y lo que parecía cobertura, se transformó en una exagerada dolarización porque el indicador más creíble les estaba diciendo que hay posibilidades de una buena elección por parte del Gobierno.

El índice pudo más que la ayuda de Estados Unidos o tal vez fue una consecuencia de esa ayuda. El “efecto Bessent” se pondera en silencio porque para una notable cantidad de gente que apoya la ayuda financiera de Estados Unidos parece vergonzante admitirlo en público porque sigue asociada a palabras como “colonialismo”, “imperialismo” o “entrega de la soberanía”. Ese fenómeno se vio durante la epidemia del COVID donde el rumor fue que no se aceptaron las necesarias vacunas norteamericanas porque pedían la entrega de los glaciares.
De esta manera, el mercado financiero despertó y los inversores se deshicieron de dólares y se volcaron a bonos y acciones. La caída del MEP fue de nada menos que $60 (+3,8%) a $1.533,50, mientras el contado con liquidación (CCL) se derrumbó $61 (-3,8%) a $1551,33. El “blue” siguió la tendencia y cayó $25 (1,7%) a $ 1.525.
En el Mercado Libre de Cambios (MLC) se sintió la ausencia de los exportadores y se operaron $677 millones que obligaron a intervenir al Tesoro de Estados Unidos al mediodía y a las 13.30, con la postura más fuerte del día que tuvo éxito porque después hizo mínimas apariciones que decrecieron gradualmente hasta el cierre por el efecto disuasorio. Se estima que con alrededor de USD 150 millones logró que el dólar mayorista cerrara $10 abajo a $1.479. El día anterior había necesitado USD 400 millones.
Según la consultora F2 que dirige Andrés Reschini “el volumen operado en futuros volvió a crecer y las cotizaciones ajustaron con retrocesos a lo largo de toda la curva, lo mismo que se evidenció en la operatoria de bonos dollar linked. Hubo rotación de octubre a noviembre y la primera posición se vendió al mismo valor que el contado, pero para dentro de 8 días y atravesando las elecciones”.
F2 agregó sobre la intervención en el mercado de futuros que “el Banco Central informó su posición en derivados a fin de septiembre y fue de -6.844 millones cuando hoy debe rondar los -7.000 millones, pero luego de que el Tesoro haya emitido USD 4.300 millones en bonos dollar linked en menos de un mes y el BCRA se haya muñido de USD 7.300 millones en esos bonos a través de un canje para incrementar su poder de fuego, además del adelanto de exportadores de USD 7.000 millones y las intervenciones del Tesoro, BCRA y Tesoro norteamericano. Pero como venimos notando hace algunas ruedas, el mercado de futuros parece haberse quedado sin combustible y no se anima a convalidar valores mayores, además de la estabilización de las tasas en pesos”.
Cabe recordar que el Banco Central canjeó bonos dollar linked que tienen vencimientos a fin de mes cuando vencen USD 3.232 millones. Para hacerse de esos bonos de inminente vencimiento entregó títulos similares por USD 1.300 millones que vencen a fin de noviembre; USD 1.053 millones que vencen en diciembre y USD 873 millones con vencimiento en enero.
A todo esto, los bonos soberanos tuvieron un rebote y subieron hasta 2% haciendo bajar al riesgo país 44 unidades (-3,9%) a 1.082 puntos básicos.
Las acciones tuvieron una buena rueda. El S&P Merval de las acciones líderes aumentó 1,8% en pesos y 5,5% en dólares. Los papeles más favorecidos fueron Banco Supervielle (+9,2%), Metrogas (+4,9%) e YPF (+4,5%).
El petróleo tuvo una fuerte suba en el mundo que los llevó por encima de USD 60 por barril.
En los ADR -certificados de tenencia de acciones argentinas que cotizan en las Bolsas de Nueva York al precio del CCL- se reflejó la toma de riesgo de los inversores locales con casi todo el panel en verde. Los ganadores fueron Supervielle con 13,7%; YPF con 8,7% y Central Puerto con 8%.
Para hoy se espera otra rueda intensa con menos cautela de los inversores que se encuentran sobre cubiertos. Será la última rueda y se parecerá más a una apuesta porque no hay razonamiento posible sin el dato del resultado de los comicios del domingo.
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ECONOMIA
Estados Unidos comprará más carne argentina mientras pone en marcha un plan de autoabastecimiento

Luego de varios días de especulaciones sobre lo que puede pasar con el comercio de carne bovina, se comienza a develar el acuerdo trazado entre Argentina y Estados Unidos para incrementar la cuota correspondiente.
Según consignan agencias de información estadunidenses, el gobierno de Donald Trump elevará a 80 mil toneladas el cupo de importación de carne desde Argentina, que actualmente está establecido en 20 mil. Se trata de un volumen cuatro veces superior, confirmando las negociaciones que llevan años de conversaciones. Esta vez, el crecimiento en el mercado responde a uno de los elementos del paquete de ayuda económica que Estados Unidos prepara para enviar a Argentina.
Incremento insuficiente, pero necesario
Este nuevo cupo de ingreso con arancel reducido representa una mejora sustancial de lo que se exporta hacia ese mercado, ya que se cuadriplica el volumen. Es por esto que mejorará el negocio para los frigoríficos que exporten hacia ese mercado del norte, abriendo opciones de negocios. De esta forma, se estima que el comercio entre ambos países generará un volumen de más de 600 millones de dólares si se multiplica el valor de la tonelada, que hoy ronda los 8 mil dólares.
Si bien se trata de una buena noticia para Argentina, que necesita exportar más, el negocio resulta insignificante si se lo compara con las operaciones que históricamente mantiene nuestro país con China. En 2024 se exportaron hacia ese país 930 mil toneladas de carne vacuna, representando el 74% de lo enviado, por un monto superior a los 3.600 millones de dólares.
Además de ese enorme volumen de negociaciones, los exportadores argentinos intentan seguir incrementando las ventas hacia China, buscando ganar en volumen y precios. Hace algunas semanas, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) firmó un acuerdo con el principal marketplace de ese país (JD.com) para realizar acciones de marketing para posicionar la carne argentina, su consumo y así mejorar negocios.
Solo en septiembre, las ventas al exterior sumaron 71.300 toneladas por u$s 410,9 millones, lo que marcó un récord mensual de ingreso de divisas para la industria cárnica, con China como mercado excluyente.
Tensiones internas
Si bien este acuerdo no fue anunciado oficialmente, fue confirmado por fuentes del gobierno de los Estados Unidos. Los cables que llegan del norte dan la noticia como confirmada, pero además, en las últimas horas fue la propia secretaria de Agricultura del gobierno de Trump quien confirmó la operación en una entrevista periodística, pero sin mencionar volumen.
Desde el Departamento de Agricultura (USDA), su titular Brooke Rollins confirmó que se estaba evaluando una ampliación del cupo de importaciones, y que la medida apuntaba a aliviar la presión sobre los precios al consumidor en un mercado con inventarios ganaderos en mínimos históricos.
Además, Rollins aseguró que Estados Unidos consume 12 millones de toneladas de carne vacuna por año, y que actualmente tiene capacidad de autoabastecimiento por 10 millones. El grueso de los 2 millones restantes lo tienen que importar desde Canadá, México o Australia.
Lo que remarcó una y otra vez la funcionaria estadounidense es que está en marcha un plan para incrementar la producción bovina en su país con el correspondiente incremento de la industria, para pasar a tener autoabastecimiento por completo y dejar de importar carne de otros países.
Repercusiones en Argentina
Pero enseguida llegaron los reparos, ya que la propia funcionaria advirtió que cualquier incremento dependería de garantías sanitarias estrictas, y deslizó que Argentina todavía enfrentaba «problemas de aftosa», algo que encendió las alarmas en Buenos Aires, puesto que Argentina no tiene brote de fiebre aftosa desde 2006. Desde entonces, nuestro territorio mantiene el status de libre de aftosa de dos formas distintas: En la Patagonia no se vacuna contra la enfermedad, y al norte del Río Colorado, es necesario realizar y seguir un calendario de sanitario para mantener erradicado este virus.
La respuesta no tardó en llegar. Desde la Sociedad Rural Argentina, su presidente Nicolás Pino salió al cruce y calificó de «mal informada» a la funcionaria estadounidense. «Hace más de veinte años que no tenemos inconvenientes sanitarios. Al sur del Río Colorado somos libres de aftosa sin vacunación, y al norte, libres con vacunación», aclaró, recordando además que Argentina ya exporta regularmente al mercado estadounidense bajo las normas acordadas.
Todo comenzó cuando Donald Trump, en plena gira por el interior norteamericano, dejó entrever que su gobierno podría aumentar las compras de carne argentina para contener los precios internos. «We would buy some beef from Argentina. If we do that, that will bring our beef prices down», dijo el presidente, en una frase que rápidamente recorrió los medios de ambos países.
Ante esto, los ganaderos estadounidenses reaccionaron con dureza. La National Cattlemen’s Beef Association (NCBA) calificó el plan como «una amenaza para los productores locales» y advirtió que importar más carne de Argentina no solucionará el problema de los precios, sino que «creará caos en un momento crítico del año para los criadores norteamericanos».
Volúmenes
Las exportaciones argentinas de carne vacuna aumentaron 25% en valor en lo que va del año y ya generaron ingresos por u$s 2.800 millones, de acuerdo con datos del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC). El incremento se explica por la suba de los precios internacionales, que logró compensar una baja del 9% en los volúmenes despachados.
Entre enero y septiembre, el país embarcó 521.600 toneladas peso producto, frente a las 573.000 toneladas exportadas en el mismo período de 2024. Aun así, el valor total creció debido al aumento del precio promedio de exportación, que alcanzó los u$s 5.761 por tonelada, un 40% más que un año atrás.
Argentina actualmente tiene un cupo tarifario para exportar carne vacuna (deshuesada, fresca/enfriada o congelada) hacia EE.UU. de 20 mil toneladas al año (con arancel reducido) en virtud del protocolo sanitario bilateral. En 2024, Argentina exportó a EE.UU. aproximadamente 33.697,8 toneladas «peso producto» por unos US$188,43 millones, lo que sugiere que parte se realizó fuera del cupo preferencial o que esa cifra incluye otros tipos de cortes.
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ECONOMIA
Cómo fue el lujoso cóctel de JP Morgan en el Teatro Colón con empresarios y políticos de Argentina y el exterior

Para celebrar la presencia en la Argentina de Jamie Dimon, su CEO global, el JP Morgan recibió en un exclusivo cóctel celebrado en un salón del Teatro Colón a empresarios, dirigentes políticos y otras personalidades de la Argentina y del exterior.

Junto a Dimon, estuvieron presentes el ex primer ministro del Reino Unido, Tony Blair; la ex secretaria de Estado de los Estados Unidos, Condoleezza Rice; el dueño de Mercado Libre, Marcos Galperín, el presidente del grupo IRSA, Eduardo Elsztain y el ex presidente Mauricio Macri, entre otros. También estuvo presente el empresario emiratí Khaldoon Al Mubarak, integrante del gobierno de su país.

La actividad se enmarca en el encuentro anual del organismo en Buenos Aires y que propiciará mañana un encuentro de Dimon con el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo.

Además de los mencionados, estuvieron presentes Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, y José Luis Daza, secretario de Programación Económica, en representación del equipo económico del gobierno argentino.


Recibidos por el presidente de JP Morgan Argentina, Facundo Gómez Minujín, participaron autoridades de JP Morgan de toda la región como Daniel Pinto (VP), Andrés Errázuriz (Chile), Felipe García Moreno (México), Angela Hurtado (Colombia), Lisandro Miguens (Mercados de Capital de la región) y Cassiana Fernández (research Latam), entre otros.

Entre los empresarios invitados al ágape se destacaron Horacio Marín (YPF), Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Alejandro y Marcos Bulgheroni (PAE), Mariano Bosch (Adecoagro), Guillermo Cerviño (Comafi), Hugo y Martín Eurnekian (Corporación América), Bernardo Andrews (Genneia), Martin Migoya (Globant), Armando Loson (Albanesi), Juan Pablo Bagó (Bagó), Eduardo Escasany (Galicia), Federico Braun (La Anónima), Manuel Santos Uribelarrea (MSU) y Pierpaolo Barbieri (Ualá).

También estuvieron invitados empresarios extranjeros, como Amin Nasser (Saudi Aramco); los brasileños Marcelo Noronha y Luiz Carlos Trabuco Cappi, CEO y presidente de Bradesco; Tarciana Medeiros, presidenta de Banco de Brasil; Guilherme Johannpeter (Gerdau); Carlos de Moraes Toledo Neto (Aurok); los chilenos Iván Arriagada (Antofagasta), Eduardo Chadwick, Bernardo Larraín (Colbún), Enrique Ostalé (Falabella); los mexicanos Jorge Rojas Mota Velasco, Luis Cervantes Legorreta (General Atlantic). También el panameño Stanley Motta (Copa) y el peruano Eduardo Hochschild ( Hochschild Mining).

Dimon es una de las figuras más influyentes del sector financiero internacional. Nació en Nueva York en 1956 y estudió en la Universidad de Tufts y en la Harvard Business School. Inició su carrera en American Express y luego trabajó junto a Sandy Weill en Travelers Group y Citigroup. En 2004 asumió como director de Bank One, y tras la fusión con JPMorgan Chase en 2004, quedó a cargo de la entidad resultante. Desde 2005 es el CEO de JPMorgan Chase.
Durante la crisis financiera de 2008, Dimon guió al banco de una manera que le permitió sortear el colapso del mercado mejor que muchos de sus rivales, consolidando su reputación en Wall Street. Bajo su dirección, se expandió, integró operaciones tecnológicas y aumentó su rentabilidad.
Con información y fotos de NA
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