ECONOMIA
Sueldos 2019: ya hay sectores que se perfilan «ganadores» con plan de aumentos sobre la inflación

Pocos lo recuerdan ya pero, a comienzos de 2018, una gran preocupación del Gobierno nacional era que los «altos salarios» y «fuertes aumentos» que se negociaran en paritarias no profundizaran el alza de la inflación, complicando así a las empresas que operan en el país a raíz de los altos costos laborales.Se estimó en principio una meta oficial del 15% para todo el año pasado, tanto para la suba de precios y tarifas como para los sueldos. Y no fueron pocos los sindicatos que acataron dicha pauta para la primera parte, cláusula de revisión mediante. Así y todo, el resultado estuvo muy lejos de ser el esperado. El final de este capítulo es ya conocido por todos los argentinos, y demás está decir que para el ciclo que corre se abandonó el método de proponer metas oficiales de inflación. El 2018 será recordado como el año del brutal ajuste que sufrieron los salarios que, pese a los esfuerzos de algunas empresas y sectores, terminaron perdiendo en promedio 13 puntos de poder adquisitivo, según los últimos datos del INDEC. Fueron pocas las paritarias que lograron no quedar relegadas frente al aumento de precios y tarifas. Los choferes particulares (49,7% de aumento en 2018), los empleados de la enseñanza privada (46,6%), los bancarios (46%), los petroleros de YPF (45,1%) y los aceiteros (44%) fueron algunas de las excepciones. Una última encuesta realizada a fines de diciembre por Willis Towers Watson marcó que los empleados fuera de convenio no corrieron con la misma suerte y tuvieron, en promedio, subas del 34,6% durante 2018. Claro que hubo sectores para los cuales el resultado fue mejor, como el de turismo, la metalurgia y las prepagas y obras sociales.
Desde Mercer, donde consultaron a 327 compañías que operan en la Argentina, obtuvieron un panorama similar en noviembre pasado: en 2018, el personal no convencionado recibió aumentos de 32% en promedio, y las industrias que mayores incrementos otorgaron fueron los bancos (41%) y servicios financieros (37%) y la industria automotriz y de autopartes (35%).»Como cuadro general, 2018 ha sido un año recesivo económicamente. Sólo aquellas compañías con márgenes de negocio rentables han podido otorgar porcentajes de aumento salarial iguales o levemente superiores a la inflación«, destacó Ivana Thornton, directora de Career de Mercer.
«A diferencia de otros períodos, hemos percibido que la dispersión fue protagonista entre los porcentajes de aumentos salariales de las distintas industrias e, incluso, entre firmas del mismo sector», agregó la experta.También en Cona RH destacaron la dispersión en los incrementos percibidos el año pasado por ejecutivos y profesionales, en función de la organización y sector en el que se desempeñaban. El incremento para 2018 osciló entre mínimos del 22% a máximos de 54%, informaron desde la mencionada consultora.
«La brecha se explica en función al nivel de actividad de cada una de las empresas encuestadas; sólo aquellas con fuerte participación en el mercado de exportación han dado los mayores incrementos«, aclaró Carlos Contino, director de Cona RH.
Además, agregó que los sectores de IT, agroindustria, frigoríficos, petróleo, la banca minorista y mayorista, y «las empresas que exportan sus bienes o servicios y que por eso tienen un mejor pasar de la mano de un dólar alto», son las que pudieron sostener niveles de incrementos mayores a la media y se despegaron de las restantes actividades.
Y son, además, las que arrancan con mejores perspectivas para 2019.
2019: un año cargado de incógnitas
El argumento de responsabilizar del alza inflacionaria a los pedidos de aumento de los sindicatos volverá a cobrar fuerza este año.
El «techo» que el Gobierno nacional intentará establecer para los empleados estatales estará en el orden del 23% anual. Esperan que esa suba sirva como señal hacia el sector privado para mantener la misma pauta. Sin embargo, a contramano de este deseo, horas antes de arrancar el año, el presidente Mauricio Macri decidió descongelar los sueldos de su Gabinete para que la planta política pueda recibir subas del 25% entre enero y febrero. La resolución incluye a ministros, secretarios y subsecretarios.Además, proyecciones de inflación del sector privado tampoco acompañan la pauta oficializada en el Presupuesto. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza mensualmente el Banco Central entre consultoras, entidades financieras y analistas, mostró que el mercado anticipa un índice del 28,7% en promedio para 2019. En ese marco, los sindicatos anunciaron el inicio de movilizaciones no solo para pedir una recomposición del alicaído poder de compra de los afiliados, sino también en contra de las alzas de tarifas anunciadas para los servicios y el transporte que, en algunos casos, ya superan el 50% en comparación al 2018. En tanto, las empresas tienen previsto avanzar con incrementos del 28,3% en promedio para los sindicalizados y del 29% para los no agremiados, en línea con una inflación proyectada del 28,2%, de acuerdo a Willis Towers Watson.
«Es cierto que las empresas no han podido hacer mucho para compensar la pérdida del año pasado. Por ahora están planificando para 2019 otorgar incrementos salariales para el personal fuera de convenio de entre el 25% y el 30%, siendo el promedio del 29%» aclaró Marcela Angeli, directora de Gestión de Talento y Compensaciones de WTW.La ejecutiva mencionó que, por el momento, hay algunas ramas de actividad que están proyectando subas más altas, como los de comunicaciones y entretenimiento, la industria petrolera, la de alta tecnología, servicios, construcción y turismo. Pero «es importante mencionar que, entre todos los sectores, hay muy poca diferencia de los incrementos a otorgar entre cada uno de ellos», reconoció.Por su parte, HuCap relevó que los empleados fuera de convenio recibirían en 2019 un alza de 27,2%; el 15,5% en el primer semestre y el 11,7% restante para el segundo. «Esto nos habla de que, si bien existen realidades diferentes para cada organización, en líneas generales se espera que en el 2019 los sueldos puedan ‘empardar’ la inflación, algo que no en todos los casos ha sucedido en el 2018«, recordó Miguel Alfonso Terlizzi, director general Hucap, a iProfesional.Desde esa firma estimaron que los sectores que se perfilan para mantener más alto el poder adquisitivo de los salarios son el agropecuario, minería, tecnología, financieras y bancarios.
¿Y quiénes serán los perdedores en 2019? «Sin duda la industria y el consumo masivo serán los más afectados, producto de la situación actual. En el caso de la industria automotriz, dependerá del factor exportación, que fue el que compensó frente a la caída en las ventas del mercado local. En lo que respecta a la obra pública, se verá frenada en 2019, año que no se caracterizará por las grandes obras sino más bien por la inauguración de las que están en curso. Esto continuará acentuando los resultados negativos del rubro de la construcción», reflexionó Terlizzi.Mercer también concluyó que las grandes firmas proyectaron una inflación en torno al 27% para 2019. En ese marco, planificaron aumentos de salarios para no convencionados del 27%, con dos ajustes: uno del 17% para el primer semestre del año y otro del 10% para la última parte.Aquellas que ya tienen en agenda aumentos mayores al promedio, según Mercer, incluyen a al agro, la energía y la logística (entre 30% y 32%). Por el contrario, en los niveles más bajos (entre 25% y 26%) se encuentran la industria química, packaging, ingeniería y construcción.»Los sectores de servicios financieros, energía y tecnología serán seguramente los más favorecidos en lo que refiere al mantenimiento del poder adquisitivo del salario durante 2019″, agregó la directora de Career.
Pero, en paralelo, indicó que «las compañías irán monitoreando su presupuesto y lo irán ajustando en función a lo que suceda con la inflación, así también como los resultados del negocio y la realidad del mercado laboral. Este porcentaje todavía está muy ligado a la suba de precios proyectada. Creemos que, a medida que pasen los primeros meses de 2019, estos porcentajes podrían despegarse pero por ahora no está ocurriendo eso».En esa línea, un 42,4% de las firmas consultadas por WTW afirmó que hay una importante probabilidad de que los presupuestos salariales ya pactados se modifiquen durante el año por un alza no proyectada de la inflación. Es el principal factor en la mira de los expertos en compensaciones este año, por detrás de los cambios de tendencia en el mercado (28,9%) o los incrementos de empleados sindicalizados (11,8%). Más aún, solo un 16% especificó que podría considerar una modificación en el presupuesto para recuperar algo del poder adquisitivo que perdieron sus empleados el año pasado.
Paliativos
No todo son malas noticias para el mercado laboral en 2019. Desde Cona RH destacaron, por ejemplo, que «algunas empresas han activado búsquedas que tenían freezadas, para las áreas de Finanzas, Marketing y Ventas, que son las primeras en la que se observa cierta movilidad». «Además, hay búsquedas por estacionalidad, como resulta de las promociones y servicio al cliente, particularmente por parte de los super e hipermercados. También estamos en un momento en el que se activan las promociones de verano en playas argentinas. Mar del Plata y Pinamar llevan la delantera», dijo Contino.Y si bien no serán la mayoría, desde Mercer apuntan que habrá empresas dispuestas a realizar acciones especiales para recomponer el terreno que perdieron los salarios en 2018.
«En función de los datos que manejamos, sólo un 32% de las compañías está pensando acciones salariales durante 2019 para recomponer los puntos perdidos en 2018. Entre las opciones más elegidas, el 75% otorgaría puntos adicionales, que rondarían el 7% en promedio. Otro 12% eligió realizar un pago único especial y el 4% no ha definido aún una metodología», dijo Thornton a iProfesional.En la misma línea, solo un 33% de las firmas consultadas por Willis Towers Watson están implementando algún tipo de medida paliativa para minimizar el impacto de la inflación 2018 sobre los salarios. La mayoría optó por dar un mayor incremento en el primer semestre de 2019 respecto a lo proyectado originalmente.
Por caso, WTW asegura que el 69% de las 290 firmas consultadas en diciembre tienen proyectado mantener el esquema usual de dar aumentos en dos ajustes, pero otro 20% ya piensa en efectuar tres. Solo un 4% dará más de tres incrementos, mientras que un 7% piensa en adelantar todo en una sola cuota.
Los meses con mayor prevalencia siguen siendo abril y octubre, aunque son también más las compañías que en enero y marzo darán algún refuerzo. «Mayoritariamente, las empresas que están planificando dar tres o más ajustes a lo largo del año otorgarán dos de ellos en el primer semestre. Generalmente el segundo será en julio», aclaró Angeli.Otras opciones populares fueron adelantar la fecha de los aumentos a enero o febrero, y recién luego de eso se consideró dar un «cash allowance», o monto por única vez en efectivo o a través de «gift cards».
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ECONOMIA
Jornada financiera: los bonos en dólares cayeron fuerte y el riesgo país subió a 1.126 puntos

Solo dos días hábiles separan a un mercado sumido en especulaciones y expectativas de otro que asimilará los datos duros que arrojarán las elecciones legislativas. Con un panorama político despejado, ya definida la composición del Congreso en los próximos dos años de gobierno de Javier Milei, llegarán cambios en el gabinete y probablemente una modificación en los lineamientos económicos.
En este sentido, la operatoria financiera de este miércoles fue atípica si se la compara con las ruedas vertiginosas de septiembre y lo que va de octubre. Las acciones terminaron con ligera tendencia alcista y el dólar operó estable dada la intensa intervención del Tesoro de EEUU; solo las pérdidas para los bonos soberanos evidenciaron cierto nerviosismo por la contienda electoral.
Bloomberg dio cuenta de ventas de parte del Tesoro de los EEUU entre USD 400 y USD 500 millones de dólares en el mercado spot, efectuadas por intermedio de los bancos Citi y JP Morgan, en base a estimaciones de operadores, dado que no hay información oficial al respecto. “Representa su mayor intervención hasta la fecha”, indicó la agencia especializada.
El mercado seguirá bajo presión porque la oferta de dólares del sector comercial es limitada, ya que los vendedores “esperan el resultado de la elección para ver qué sucede, si todo esto fue solo ruido y se termina, desapareciendo, o qué”, comentó Juan Manuel Truffa, economista de la consultora local Outlier.
El dólar mayorista finalizó negociado a $1.489 para la venta, con baja de 1,50 peso o 0,1%, tras operarse a un mínimo en $1.482 y máximo en $1.491, en este último caso a solo 56 centavos del techo de la banda de flotación cambiaria.
El volumen operado en el segmento de contado volvió a ser elevado -dada la estacionalidad de las agroexportaciones que se concentran en el segundo trimestre-, por 793,8 millones de dólares.
“La presión compradora volvió a dominar el mercado, con apenas breves momentos de alivio, atribuibles a eventuales intervenciones del Tesoro norteamericano que aportaron algo de oferta temporal, rápidamente absorbida por la demanda.El BCRA, por su parte, continuó ofertando hoy en el techo de la banda con una postura de USD 250 millones”, precisó Nicolás Merino, operador de ABC Mercado de Cambios.
El dólar al público no registró variantes, a $1.515 para la venta en el Banco Nación, un precio que, de todos modos, es un máximo nominal. El Banco Central informó que en el promedio de entidades financieras el dólar minorista quedó a $1.520,90 para la venta (suba de 2,16 pesos o 0,1%) y a $1.468,43 para la compra.
Todos los contratos de dólar futuro finalizaron en baja en un rango de 0,4% a 1,7%. La postura más negociada, para fin de mes, cedió 6,50 pesos o 0,4%, a $1.494, debajo del techo de las bandas cambiarias, a $1.501 para el cierre de octubre.
Los dólares financieros retrocedieron entre 4 y 12 pesos desde sus precios máximos. El “contado con liquidación” finalizó a $1.1.598,14 (-0,7%), mientras que el MEP terminó a $1.582,24 (-0,3%).
El dólar blue subió cinco pesos o 0,3%, a $1.550 para la venta, tras haberse operado al mediodía a $1.555, un récord nominal.
Las reservas internacionales del Banco Central aumentaron en USD 31 millones, a USD 40.570 millones, sin intervención de la entidad en el mercado.
En un marco de incertidumbre, las acciones y ADR argentinos operados en dólares en Wall Street registraron leves ascensos, encabezados por Banco Macro (+4,3%). Del lado perdedor sobresalió Banco Supervielle (-2,7%).

El índice S&P Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires ascendió un 0,8% en pesos, en los 2.018.811 puntos.
Diferente fue el panorama para los títulos públicos, que arrojan una pérdida promedio de 1,4% para los bonos Globales -con ley extranjera- en Wall Street, que posicionó al riesgo país de JP Morgan en 1.126 puntos, con una suba del 4,4%. Los Bonares -con ley argentina- cayeron 1,8% en promedio.
Nicolás Cappella, analista de IEB, subrayó que los “bonos en dólares, marcaron bajas en torno al 2% y al mercado no parece importarle la llegada del JP Morgan a Argentina. ‘Elecciones mata anuncio del anuncio’ y hasta que no haya novedades concretas, no parece que hubiera apetito por la deuda en dólares”.
“Creemos que las bandas podrán mantenerse después de las elecciones solo bajo un resultado electoral neutro o favorable, es decir, si la elección resulta pareja o favorable al oficialismo. En caso de que La Libertad Avanza pierda frente al peronismo por un amplio margen, poniendo en duda la continuidad del gobierno más allá de 2027, las autoridades probablemente deberán revisar el régimen cambiario, pese al compromiso oficial de extender las bandas hasta 2026″, evaluó Max Capital.
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ECONOMIA
¿Comprar o esperar?: Morgan Stanley recomendó qué hacer con los dólares hasta las elecciones

A solo unos días de las elecciones legislativas del 26 de octubre, los pesos vuelven a arder en las manos. El dólar blue superó los $1.545, el MEP saltó a $1.591, el contado con liquidación (CCL) avanzó a $1.607, y el oficial mayorista ya roza los $1.490,50. Las brechas superan el 7% y reflejan un mercado que se cubre a toda velocidad.
Ni las intervenciones del Banco Central (BCRA) ni las recientes operaciones del Tesoro de Estados Unidos, que lleva semanas comprando pesos para sostener la banda cambiaria, logran estabilizar las expectativas.
En la City, el debate vuelve a ser el mismo de siempre: ¿conviene dolarizarse ahora o esperar?
En este contexto, un informe de Morgan Stanley, titulado «Argentina: Post-Election Scenarios – Thinking Through Options», analiza los distintos caminos posibles para la economía local y, sobre todo, para el tipo de cambio.
El banco estadounidense plantea tres escenarios según el resultado electoral, y concluye que independientemente de quién gane, el país deberá ajustar su política cambiaria para reconstruir reservas, equilibrar la cuenta corriente y recuperar acceso a los mercados internacionales.
Morgan Stanley: «Después de las elecciones, habrá un tipo de cambio más alto»
Según el equipo encabezado por Fernando Sedano, economista jefe para Latinoamérica —ex Brasil—, la estabilidad actual es insostenible sin una corrección del tipo de cambio. Las intervenciones coordinadas entre el Gobierno argentino (Tesoro + BCRA) y el Tesoro estadounidense —que confirmó un swap line de u$s20.000 millones y compras de bonos en el mercado— apenas logran contener las tensiones antes de los comicios.
En su análisis, Morgan Stanley detalla tres escenarios posibles según el desempeño electoral de La Libertad Avanza (LLA) frente a Fuerza Patria (FP), con proyecciones concretas de crecimiento, inflación, cuenta corriente y tipo de cambio.
La variable clave, remarcan, será la capacidad política del Gobierno para mantener la continuidad del programa económico y conseguir respaldo legislativo para avanzar con reformas estructurales.
Escenario 1 – «Market Access»: Milei gana o empata
En el escenario más favorable, LLA obtiene entre 35% y 40% de los votos, consolidando un bloque legislativo de hasta 90 diputados y alrededor de 14 senadores. En este caso, el Gobierno podría avanzar hacia una flotación administrada del peso una vez que se formalice la asistencia de Estados Unidos.
El tipo de cambio oficial se ubicaría cerca de $1.700 a fin de año y subiría a unos $1.900 en 2026, lo que permitiría equilibrar la cuenta corriente y comenzar un proceso sostenido de acumulación de reservas. Morgan Stanley prevé que el PBI crezca 4% en 2025 y 2,5% en 2026, mientras que la inflación bajaría al 18% anual en el segundo año.
La entidad considera que este escenario permitiría una reapertura gradual del mercado voluntario de deuda hacia mediados de 2026, con un retorno al financiamiento externo y una mejora del riesgo país hasta los 635 puntos.
En este contexto, el Gobierno podría avanzar con reformas laborales y tributarias, apoyado en una coalición con partidos de centroderecha, y consolidar una narrativa de normalización económica.
El informe sostiene que «una victoria de Milei no eliminaría los riesgos, pero ordenaría la corrección cambiaria y facilitaría el proceso de estabilización». Según sus proyecciones, el dólar debería ajustarse para reducir el déficit externo y permitir que el BCRA vuelva a comprar dólares.
Escenario 2 – «Muddle Through»: derrota ajustada
El segundo escenario, considerado por Morgan Stanley como el más probable según los precios de los activos, plantea una derrota ajustada del oficialismo con 30–35% de los votos. En ese caso, la continuidad del programa económico sería parcial y las reformas avanzarían con dificultad, generando un panorama de alta volatilidad y bajo crecimiento.
El dólar se movería entre $1.800 y $2.000, suficiente para equilibrar la balanza comercial, pero sin margen para recomponer reservas en el corto plazo. La inflación se mantendría cerca del 23% anual y el crecimiento caería a 3,5% en 2025 y 2% en 2026.
El riesgo país, según el banco, se ubicaría entre 1.200 y 1.300 puntos, con los bonos argentinos operando en torno a u$s60, es decir, niveles que descuentan una situación intermedia –ni crisis ni acceso al crédito-.
La entidad advierte que la reacción inicial del mercado podría ser contenida, pero que «los inversores seguirán pidiendo señales concretas de gobernabilidad y apoyo político».
Si el Congreso se fragmenta y el oficialismo no logra acuerdos, el peso podría volver a depreciarse rápidamente.
Escenario 3 – «Reform Reversal»: derrota amplia
El tercer escenario contempla una derrota contundente de Milei, con apenas 25–30% de los votos, lo que implicaría un Congreso más adverso y un programa económico paralizado. Bajo ese contexto, el tipo de cambio oficial podría saltar hasta los $2.200 o $2.500, acompañado de una inflación que volvería a superar el 40% anual y un retroceso de la actividad económica.
Para Morgan Stanley, este escenario supondría un ajuste desordenado, una corrección «de shock» con riesgo de recesión, suba de tasas y escasez de dólares. Los bonos caerían a valores de u$s35–40, el riesgo país escalaría por encima de los 3.500 puntos y el país quedaría sin acceso al financiamiento externo hasta 2027.
En términos políticos, la falta de gobernabilidad impediría avanzar con reformas y forzaría al Gobierno a administrar la crisis más que resolverla, mientras los capitales buscarían refugio en el dólar.
¿Es posible una dolarización?
Más allá de los escenarios, el informe dedica un apartado completo al tema de la dolarización, una de las promesas insignia del presidente Milei durante su campaña de 2023. Sin embargo, Morgan Stanley aclara que, con las reservas actuales, el país no tiene capacidad para convertir todos los pesos en circulación ni garantizar los depósitos bancarios.
Argentina necesitaría entre u$s21.000 y u$s86.000 millones, según el tipo de cambio de conversión y el nivel de encaje bancario elegido. Con reservas netas cercanas a u$s10.000 millones, la dolarización plena resulta imposible sin un fuerte apoyo externo.
Además, el banco remarca que se trata de un proceso que requiere legislación específica, reformas institucionales y consenso político. «No hay ejemplos de países de ingreso medio que hayan dolarizado exitosamente. La estabilidad monetaria no puede imponerse sin reservas ni credibilidad», advierte el documento.
El rol del Tesoro de Estados Unidos
Uno de los capítulos más relevantes del informe es el que analiza el paquete de asistencia estadounidense. Morgan Stanley detalla que el Tesoro de EE. UU. y la Reserva Federal (Fed) tienen la potestad de utilizar el Exchange Stabilization Fund (ESF), el mismo instrumento que se aplicó en 1995 para rescatar a México durante la crisis del «tequila».
En el caso argentino, el apoyo se estructuraría en cuatro frentes:
- Swap de u$s20.000 millones, utilizable tras las elecciones.
- Línea de crédito de mediano plazo, condicionada a metas fiscales y cambiarias.
- Compra de bonos soberanos en el mercado secundario o primario.
- Compra directa de pesos argentinos, como la que ya realizó el 9 de octubre, cuando el Tesoro estadounidense intervino para contener al dólar.
Según el informe, el swap sería el componente más inmediato y relevante, aunque su activación estaría supeditada a una devaluación del peso y un plan de acumulación de reservas. El paralelismo con México es evidente dado que allí, el apoyo se liberó una vez implementado un programa de ajuste acordado con el FMI.
En ese sentido, Morgan Stanley considera probable que el nuevo paquete financiero incluya una condicionalidad similar a la del Fondo, orientada a garantizar disciplina fiscal, control del gasto y flotación cambiaria.
Qué hacer con los pesos
Para el inversor —ahorrista— argentino, el dilema vuelve a ser el mismo: ¿dolarizar o esperar?
Morgan Stanley recomienda prudencia y diversificación, priorizando la liquidez hasta que se conozca el resultado electoral.
- Para los más conservadores, sugiere mantener pesos en cuentas remuneradas o money markets, que siguen pagando tasas cercanas al 40% TNA, combinando una posición dolarizada vía bonos o CEDEARs.
- Los perfiles moderados pueden apostar a instrumentos en dólares de corto plazo, como los Bonos Globales 2029 y 2030 (GD29 y GD30), o los Bonos duales (TTM26, TTJ26, TTS26, TTD26) que pagan el máximo entre TAMAR (Tasa Mayorista) y tasa fija.
- Para quienes asumen más riesgo, el banco considera atractiva la exposición a acciones de bancos y energía, que se beneficiarían de un escenario de flotación o apertura del cepo.
En cualquier caso, el consejo central es esperar al lunes post electoral antes de tomar decisiones grandes.
«La historia demuestra que posicionarse antes del evento suele ser menos rentable que hacerlo después, cuando el panorama político y cambiario se clarifica», afirma el reporte.
Dólar más caro
El consenso del informe no deja margen para dudas, después de las elecciones, el dólar será más caro. Lo que se define el 26 de octubre no es si habrá o no devaluación, sino la velocidad y el grado de orden con que ocurrirá.
Si Milei logra retener apoyo político y consolidar el respaldo de Washington, el salto cambiario podría ser controlado y funcional a un nuevo equilibrio macroeconómico.
Si no, el país podría volver a un ciclo de incertidumbre, inflación y recesión.
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ECONOMIA
Qué son los “salarios dinámicos” que el Gobierno pretende incluir en la reforma laboral y cómo afectarían a las paritarias

La discusión sobre el modelo laboral argentino sumó un nuevo capítulo con la presentación de modificaciones orientadas a los convenios colectivos y el esquema de salarios de convenio. En el contexto del Coloquio de IDEA realizado en Mar del Plata, El secretario de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación,Julio Cordero, brindó precisiones sobre el giro que promueve el Gobierno en materia de relaciones laborales y negociación salarial.
El concepto remite a la posibilidad de habilitar “salarios dinámicos”, una idea que implica un reordenamiento del sistema actual de referencia salarial. En la visión oficial, la estructura tradicional mantiene los salarios de convenio como mínimos garantizados, pero con esto busca que los valores pactados sectorialmente funcionen como topes para los respectivos gremios.
Según los lineamientos presentados por Cordero, los valores fijados en los convenios dejarían de ser “pisos” y pasarían a funcionar como “techos” de referencia. De esta manera, los sindicatos perderían la prerrogativa de utilizar esos montos como el mínimo asegurado para todos los trabajadores encuadrados y, en cambio, cada empresa podría pactar sumas diferentes, siempre que no superen lo fijado colectivamente.
Actualmente, los salarios básicos que resultan de los convenios representan para los sindicatos un resguardo que se aplica de modo uniforme a los empleados bajo su órbita. Con la reforma, el Gobierno pretende que las partes involucradas flexibilicen los mecanismos de actualización y revisión de ingresos, adaptándolos a la situación concreta de cada sector o firma.
La propuesta oficial también plantea eliminar la fijación automática de incrementos salariales en función de la inflación, con el objetivo de evitar indexaciones ajenas a la productividad y las capacidades de cada empresa. El titular de la Secretaría de Trabajo expuso este planteo como una alternativa para dotar de mayor competitividad al empleo y para que el esquema de ajustes sea más flexible y realista.
El anuncio se produce mientras distintas entidades empresarias y cámaras patronales reclaman la revisión de las condiciones laborales y de los criterios de determinación salarial. Las reformas propuestas buscarían modificar el “uso rígido” de los salarios de convenio y adecuarlos a los ciclos económicos, permitiendo “actualizaciones dinámicas”, según los vaivenes de la actividad.
Los detalles conocidos hasta el momento muestran que la Secretaría de Trabajo impulsa un modelo donde los convenios colectivos definen rangos y pautas para cada sector, pero establecen montos máximos que las empresas no deben superar. Esto invierte un principio histórico del derecho laboral argentino, donde el convenio actúa como red de contención, evitando remuneraciones por debajo de lo pactado.
La figura de los “salarios dinámicos” implica que el valor convencional sirve como punto de referencia general, aunque habilita a regiones o empresas a negociar condiciones diferentes, siempre en línea con las posibilidades del entorno. El Gobierno plantea que este mecanismo permitiría adaptar los salarios a la realidad de cada unidad productiva, promoviendo la sustentabilidad del empleo formal.

El foco oficial en la productividad marca otro de los cambios que introduce el proyecto. La Secretaría de Trabajo busca asociar la evolución de los salarios con los resultados específicos de cada sector, para evitar que los aumentos funcionen de manera homogénea y desvinculada de la situación económica de cada actividad.
La implementación de los salarios dinámicos abriría la puerta a negociaciones descentralizadas, donde empresas y representantes laborales tendrían margen para acordar mejoras, modificar sumas fijas o establecer mecanismos de ajuste propios. Los gremios, por su parte, podrían insistir en condiciones superadoras, pero sin la obligación de que ese acuerdo se traslade automáticamente a todo el universo de trabajadores representados.
Además, la iniciativa incluye cambios en la validez temporal de los convenios colectivos. El Gobierno plantea acotar la vigencia de las cláusulas económicas, forzando renegociaciones periódicas que se adapten a la evolución del contexto macroeconómico y sectorial.
El debate sobre esta reforma se da en un momento de tensión paritaria y con reclamos de actualización inflacionaria en múltiples sectores. Dirigentes sindicales consideraron que introducir “techos” salariales en lugar de “pisos” constituye una pérdida de garantías para los empleados, al tiempo que consultoras y analistas evalúan el impacto que podría tener la medida sobre la masa salarial registrada.
El secretario de Trabajo detalló que el proyecto no implica eliminar la negociación colectiva, sino dotarla de mayor flexibilidad y capacidad de adaptación al entorno económico. Según Yasín, el objetivo central radica en evitar que la referencia salarial actúe como un elemento distorsivo para las empresas pequeñas o que arrastran dificultades financieras.
La propuesta de “salarios dinámicos” contiene además un apartado destinado a promover la competitividad, incentivando la mejora permanente de las condiciones productivas. De aprobarse la reforma, el paradigma del salario mínimo negociado cambiaría de manera sustancial para los sindicatos, que históricamente lograron que el valor de convenio funcionara como punto de partida de cualquier negociación posterior.
En la actual coyuntura se reconoce un escenario de fuerte dispersión salarial y falta de coordinación entre las distintas ramas y territorios. Esto llevó a que ciertos sectores mantuvieran negociaciones paralelas independientemente de lo que establecen los convenios marco.
Analistas advierten que uno de los desafíos centrales estará en la coordinación para evitar una mayor brecha entre actividades o regiones. El factor regional cobra relevancia porque la dinámica productiva y las condiciones de empleo evolucionan de forma dispar a lo largo del país. En ese sentido, la Secretaría de Trabajo considera viable la descentralización como método para lograr una mayor adaptación.
Las cámaras empresariales manifestaron respaldo a la idea, afirmando que la negociación salarial sectorial resulta incompatible con escenarios de crisis o recesión, donde no todos los actores pueden afrontar los mismos compromisos. El sector empresarial sostiene que la dispersión y flexibilidad de los salarios logra una alineación más directa con la productividad y las necesidades de generación de empleo.
Organizaciones sindicales expresaron reparos por el riesgo de debilitamiento de la protección colectiva y la posible precarización de ciertas condiciones laborales. Desde los gremios sostienen que los convenios han actuado históricamente como resguardo efectivo frente a la inestabilidad y que limitar el “piso” abre la puerta a mayores desigualdades.
El debate sobre los salarios dinámicos continúa abierto y forma parte central de la agenda de reforma laboral que promueve el Gobierno. La iniciativa busca modificar los elementos tradicionales del régimen negociador argentino, con una argumentación centrada en la adaptación, flexibilidad, productividad y competitividad empresarial.
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