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ECONOMIA

Difícil «test cambiario» para Milei en el segundo semestre: ¿más dólares financieros y menos comerciales?

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En medio de la fuerte entrada de dólares de los primeros seis meses del año, la evolución de la inflación y del tipo de cambio son las variables que seguirán los analistas del mercado financiero  local, los banqueros, empresarios y agentes económicos en general para proyectar el segundo semestre del año. El equipo económico deberá rendir un importante «Test Cambiario» en el segundo semestre que tendrá una menor oferta de dólares desde agosto,una mayor demanda del sector importador, de los particulares y del estado para pagar deuda y una probable demanda adicional por la dolarización electoral que siempre ocurre en la Argentina.

En este contexto, y con un BCRA ausente del mercado único libre de cambios (MULC) durante casi tres meses, el equipo económico activará cuatro alternativas para acumular reservas internacionales en la segunda parte del año para cumplir la meta de acumulación de reservas internacionales netas (RIN) que solicita el FMI y que no se cumplió en el primer semestre del año. El ministerio de Economía a cargo de Luis Caputo, las oficializó la semana pasada cómo serán los  próximos pasos para que el BCRA acumule dólares.

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Caputo la anticipó el miércoles pasado en un seminario del IAE ante inversores y ejecutivos de finanzas en un discurso donde desafió a quienes consideran que hay atraso cambiario al lanzar la frase: Si crees que está barato  comprar, no te la pierdas, Campeón». Entre estas cuatro alternativas, la más importante es que la compra de dólares en el mercado no sea responsabilidad del BCRA y que el  Tesoro con pesos provenientes del superávit fiscal. Así, de esta forma BCRA no tendría que emitir pesos para comprar dólares pero por ahora el BCRA se reserva para el caso de que la cotización del dólar alcance el piso de la banda de flotación cambiaria.

Las otras tres alternativas para acumular dólares están atadas al futuro de las privatizaciones, la venta de bienes del Estado y concesiones y se trata de dólares considerados financieros y no comerciales y que estos son los que se generan a través de las exportaciones.

Cuántos dólares financieros comprará el Tesoro

Un reciente informe análisis de la consultora PxQ estimó que si el Tesoro usara pesos absorbidos por superávit fiscal para comprar dólares no tendría un efecto monetario expansivo, pero hay una particularidad que contradice esa idea. El informe de la consultora que dirige el exviceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis, destaca que «el efecto monetario de las compras del Tesoro con utilidades del BCRA es similar al que hubiese tenido la compra de divisas por parte del Central».

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El principal interrogante es cuántos dólares financieros comprará el Tesoro con esos pesos acumulados en su cuenta corriente en el BCRA.  Según la definición oficial, se tratará de lo que los especialistas llaman block trades (operaciones de monto alto y puntual en forma directa con quien ofrezca esos dólares) y que podrían ser empresas o provincias que obtengan financiamiento en el exterior. 

El caso de la colocación de la refinanciación de deuda pública de la provincia de Córdoba en el mercado internacional por unos 725 millones y por la cual entrarán unos 300 millones de dólares al BCRA ya que el resto es para pagar la deuda que venció por unos 425 millones de dólares. En este caso algunos analistas sostienen que se trata de dólares financieros que reemplazan dólares comerciales que entrarían por liquidaciones de exportaciones pero son dólares y más reservas al fin.

Por otra parte desde la consultora 1816 explican que: «en las próximas 3 semanas el Gobierno podrá elegir entre aprovechar la oferta extraordinaria de divisas, por el remanente de declaraciones juradas de exportación (DJE) que faltan liquidar y acumular muchas reservas vía compras del Tesoro o intentar que el peso se aprecie, para consolidar la desinflación».

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Dólar: qué pasará en los próiximos meses

El informe advierte sobre el comportamiento estacional de la balanza de pagos en los meses siguientes. «Una vez pasadas las próximas 3 semanas, la Argentina afrontará el trimestre agosto-octubre, un período que ya resulta desafiante para la balanza de pagos debido a la estacionalidad de las expo agropecuarias porque la gente paga parte de sus vacaciones de invierno en el exterior y empieza a pagar las de verano, y porque en los años impares crece la demanda de dólares por cobertura pre electoral» expresa.  Además, señala que: «en esta oportunidad la política de retenciones puede acentuar el desafío».

Por su parte Fundación Mediterránea aportó su visión sobre la operatoria reciente del BCRA y  el informe plantea que: «en forma convergente, se activó la operatoria del BCRA en el mercado de futuros, una opción que cuando se anunció el programa el 11 de abril no aparecía dentro del abanico de instrumentos de rutina». El trabajo precisa además que: «lejos del piloto automático  en mayo hubo una fuerte intervención en el mercado de futuros, al punto que sólo en ese mes la exposición del BCRA se incrementó en u$s1.500 millones».

Por último, desde el Grupo Financiero Adcap advierten sobre la  situación de reservas del BCRA con números concretos al tomar en consideración la métrica de RIN  empleada por el FMI, un criterio que sigue para todos los países que analiza, una suerte de ideal de reservas, según las características de cada economía.

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«El BCRA tiene un nivel de reservas bajo ya que excluyendo el swap de divisas con China, su stock bruto alcanza los 28.000 millones de dólares que es la mitad de lo que sugieren como prudente los propios parámetros del FMI». 

El trabajo describe que: «las reserva óptimas de Argentina deberían situarse entre 57.800 millones y 78.700 millones de dólares» y destaca que:  «dado el tipo de cambio flotante en algún punto intermedio entre un crawling peg y un sistema dual un objetivo razonable de punto medio podría ser 68.000  millones de dólares y según ese informe, eso exigiría más que duplicar las reservas actuales. Lo cierto es que desde que se conoció el informe del banco de inversión JP Morgan  recomendó  a sus clientes  desarmar las posiciones financieras en la Argentina, una especie del fin del carry trade que consistia en posicionarse en tasas de interés del 3 % mensual frente a una inflación mensual del 1,5 % y tipo de cambio fijo generó preocupación. 

Muchos bancos de inversión extranjeros han comenzado a recomendar a sus clientes posicionarse en dólares hasta por los menos las elecciones legislativas del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires (PBA) o hasta después de las elecciones nacionales de medio término del 26 de octubre próximo donde creen que allí se votará por la gestión del Presidente de la Nación Javier Milei y del futuro de su partido La Libertad Avanza (LLA). A pesar del feriado en Estados Unidos, la cotización del dólar oficial marcó la mayor suba semanal desde mayo. El billete trepó de 1205 a 1260 pesos entre el lunes y el viernes  aún con la plaza norteamericana sin operaciones, lo estaría anticipando una mayor volatilidad cambiaria desde la semana próxima.

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Estimaciones para el resto del año

Hay que señalar que el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), de junio elaborado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), conocido el viernes, aporta estimaciones clave para lo que resta de este año. Según el informe los analistas del mercado proyectan una continuidad en la desaceleración del Índice de Precios al Consumidor (IPC). La estimación para junio, que el Indec publicará esta semana, se ubicó en 1,8%, apenas una décima por debajo del cálculo anterior.  Para los meses siguientes, las proyecciones anticipan una estabilidad relativa, con registros mensuales que se mantendrían por debajo del 2%. 

Con esta trayectoria mensual, la inflación acumulada para 2025 cerraría en torno al 27%, según el promedio de las respuestas. Esta cifra representa una corrección a la baja respecto de la medición anterior del REM, en la que se proyectaba un alza anual del 28,6 por ciento. Es decir, la previsión se redujo en 1,6 puntos porcentuales.

Pero el REM incluye previsiones sobre el tipo de cambio oficial mayorista, que sirve de referencia para el comercio exterior y otras variables macroeconómicas. En este sentido, las proyecciones para el dólar muestran una aceleración en su ritmo de suba, aunque sin saltos bruscos. Para julio, el valor estimado del dólar mayorista es de 1.207 pesos. Esa cifra implica una corrección significativa respecto al relevamiento anterior, que había proyectado $1.181,5 para el mismo mes.  De todas formas el valor proyectado está por debajo de la cotización del valor del dólar minorista, que el viernes cerró en $1.260.

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Para diciembre, el REM prevé que el tipo de cambio mayorista alcanzará los 1.324 pesos y la novedad es que este número supera la estimación de $1.300 que figuraba en el relevamiento anterior. Esto implica que el mercado ajustó sus previsiones al alza, en línea con las recientes modificaciones en la política cambiaria oficial. El aumento en las proyecciones de tipo de cambio está relacionado con los cambios de los últimos meses en la estrategia del Gobierno. 

¿El fin del crawling peg?

Entre estos se destacan el fin del régimen de crawling peg -una devaluación controlada y gradual del peso- y la puesta en funcionamiento un esquema de tipo de cambio flotante dentro de una banda inferior de 1.000 pesos y de otra superior de 1.400 pesos que arrancó el 14 de abril pasado.

La novedad fue que desde el 1 de julio que marca el inició del segundo semestre que se caracteriza por un menor ritmo de acumulación de reservas internacionales que el valor del dólar comenzó a subir frente a la tormenta de dólares de la primera parte del año donde el sector exportador agroindustrial líquido unos 16.000 millones de dólares.

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Una gran parte de los especialistas financieros consultados por iProfesional señalan varios factores para explicar este fenómeno que se produjo en la semana de mayor liquidación de dólares del sector agroexportador industrial.

Entre estos podemos señalar:

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  1. la mayor demanda frente a las vacaciones de invierno
  2. el cobro del aguinaldo en junio 
  3. el desarme de posiciones de carry trade, recomendado por el J.P. Morgan por las elecciones legislativas de septiembre y las nacionales de octubre 
  4. el fallo del lunes de la Jueza Loreta Prezka que ordena embargar el 51 % de las acciones de YPF
  5. el waiver que el equipo económico solicitó al FMI por no cumplir con la meta de acumulación de reservas internacionales netas (RIN).
  6. la suba de retenciones que se produjo a partir de este mes 

Qué pasa en el mercado de futuros del dólar 

El último informe del banco Barclays señala que: «hay muchas evidencias de que el peso sigue sobrevaluado y eso es peligroso cuando se va abriendo la economía y la competencia externa es más fuerte de lo habitual». En el mercado de futuros del dólar también se registraron alzas en todos los plazos. 

Para diciembre, el mercado testea un pricing de unos  1.425 pesos por dólar, por encima de los 1.229 pesos que incluyó como proyección el Gobierno en el adelanto del proyecto de Presupuesto 2026 que el ministerio de Economía difundió el jueves pasado.

La gran duda es qué pasará en el segundo semestre frente a la gran liquidación de dólares del sector agroexportador industrial en coincidencia con la disminución de la alícuota de las retenciones.

Por el momento el plan del gobierno de para que los argentinos que tienen dólares fuera del sistema financiero local sin declarar  entren en circulación podría demorarse si no avanza en el Congreso de la Nación el «Proyecto de Ley de Inocencia Fiscal».

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En los últimos días el valor del dólar aumentó y se apreciaron las monedas emergentes, en especial el real brasileño. Al parecer la presión cambiaria arrancó antes de lo esperado y las opiniones sobre las futuras cotizaciones están divididas. 

Los indicadores macro son los más fuertes de los que se vieran en el 2016 que fue el 2017 que fue mejor año del Gobierno de Mauricio Macri y por eso Cambiemos ganó las elecciones de medio término de octubre de 2.017 pero dos años después perdió las presidenciales del 2.019 y el Gobierno deberá estar atento frente a un futuro económico muy promisorio pero que estará lleno de obstáculos para el oficialismo por las leyes que querrá aprobar la oposición en el Congreso de la Nación, en particular las que busquen doblegar el «déficit cero» algo que desde el aspecto fiscal no está dispuesto a negociar el Gobierno.

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ECONOMIA

Plazo fijo Banco Provincia con nueva tasa: cuánto ganás ahora con $1 millón

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El plazo fijo tradicional está pagando una mejor tasa de interés, luego de las variaciones que tuvo en los últimos días por el desarme de las LEFIs realizado por el Banco Central. Por lo que a los ahorristas se les presenta una interesante oportunidad de ganar poder de compra con sus pesos, debido a que este tipo de depósito supera de forma notoria a la inflación. Así, iProfesional calculó cuánto podés generar con este instrumento en Banco Provincia, una de las entidades financieras públicas más importantes de la Argentina, debido a que tiene unas 13 millones de cajas de ahorro en operación.

Al respecto, se tomó como ejemplo una colocación inicial de $1 millón a un período de 30 días, que es el tiempo mínimo solicitado para el encaje de los fondos en el sistema bancario para este tipo de instrumento.

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La tasa nominal anual (TNA) que propone en la actualidad un plazo fijo tradicional en Banco Provincia es de 31% para las colocaciones digitales de personas humanas a 30 a 119 días, por montos entre un mínimo de $1.000 y un máximo de $20 millones.

Por lo tanto, la renta obtenida en apenas un mes con un depósito será de 2,54%. Es decir, un monto que supera con creces a la inflación, que, por ejemplo, fue de 1,6% en junio pasado, según los últimos datos oficiales del INDEC.

Y también el plazo fijo tradicional sería atractivo en los próximos meses, debido a que el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), confeccionado por el Banco Central entre unos 40 economistas, proyectó que el índice de precios al consumidor (IPC) previsto para el corriente julio es de 1,7% y para agosto alrededor de 1,6%.

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En cambio, las constituciones en pesos están «perdiendo» durante julio con respecto al movimiento del dólar, ya que en todo este mes el precio del billete estadounidense asciende cerca de 7%.

Cabe recordar que en las últimas semanas las tasas que ofrecen los bancos para el plazo fijo tradicional mostraron una amplia volatilidad por el desarme realizado por el Gobierno de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), que son los instrumentos que reemplazaron a las LELIQ, y que vencieron el pasado 17 de julio de 2025. 

«El corazón del nuevo régimen monetario no late a ritmo de tasa fija. Late al compás de algo más sutil: la dinámica de mercado. Con la eliminación de las LEFIs, la política monetaria dejó de fijar un precio para empezar a fijar una cantidad. Para que se entienda: pasamos de tener una tasa escrita en el Boletín Oficial, a una que se escribe todos los días en el mercado», afirma Nahuel Bernues, asesor financiero, CFA y fundador Consultora Quaestus.

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Plazo fijo Banco Provincia: cuánto ganás ahora con $1 millón

Desde lo práctico, constituir un plazo fijo tradicional en Banco Provincia por un monto inicial de $1 millón, por un lapso mínimo requerido por el sistema de 30 días, generará una ganancia en ese tiempo por un total de $1.025.479.

Por lo tanto, se generarán casi 25.480 pesos extras mensuales con el dinero invertido, que equivale a tener una renta de 2,54% mensual (31%TNA).

Se debe tener en cuenta que para realizar un plazo fijo tradicional en la entidad bonaerense, en primer lugar se debe ingresar al home banking o a la Banca Internet Provincia (BIP). O también a través de la aplicación para dispositivos móviles (app), que tiene un token integrado.

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Asimismo, se puede entrar a la página web oficial del BAPRO, donde en el menú principal figura el segmento «Personas«, y allí se tiene que seleccionar «Inversiones«. 

Luego, se debe entrar en la opción «plazo fijo» y, paso siguiente, optar por «Nuevo Plazo Fijo«. 

Después de cumplir con esos pasos, se debe indicar la modalidad del certificado (tradicional u otra), la moneda, la cuenta asociada al mismo, la cantidad de días de la colocación, o una fecha de vencimiento. 

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Y para finalizar esa etapa de la inversión, indicar el importe inicial a colocar, pero se debe considerar que el monto mínimo para constituir un depósito es de $1.000.

Se concluye con esta colocación al tocar el botón «Continuar«, donde se deberán revisar los datos ingresados, y así concluye la constitución del plazo fijo con el botón «Confirmar«.

El Banco Provincia tiene posibilidad de elegir la opción de «Renovación Automática», para que, al vencimiento, el plazo fijo se renueve sin necesidad de tocar nada, durante un período de hasta 180 días. 

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También se puede hacer un plazo fijo tradicional en Banco Provincia de manera presencial, desde las sucursales físicas.-



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Las dos míticas marcas que están por desaparecer del ranking de lácteas más importantes de Argentina

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El mapa de la industria láctea argentina atraviesa una transformación silenciosa pero profunda. Así lo muestra el nuevo informe publicado por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), que actualizó el ranking de empresas del sector para el período 2024/2025.

El relevamiento, que mide el volumen de procesamiento de leche, no solo confirma el avance de las grandes multinacionales, sino también marca el retroceso de dos históricas firmas nacionales que están a punto de salir del top ten e incluso ya ni figuran en el ranking: son los casos de Lácteos Verónica y SanCor, respectivamente.

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Cuáles son las empresas que lideran la industria láctea en Argentina

En la cima del ranking aparece Saputo Argentina S.A., empresa de origen canadiense que se consolida como líder por tercer año consecutivo, con un procesamiento diario de 3,5 millones de litros de leche.

Saputo produce, comercializa y distribuye en Argentina y en el mercado internacional una gran variedad de quesos, manteca y crema, así como también ingredientes lácteos incluidos leche en polvo, caseína y proteína de suero; todo esto bajo las marcas La Paulina, Ricrem y Molfino.

La sigue Mastellone Hnos. S.A. (La Serenísima), con 3,3 millones de litros, y en tercer lugar se ubica Savencia Fromage & Dairy Argentina S.A., conocida por su marca Milkaut, que procesa 1,6 millones de litros por día.

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Más atrás se encuentran Punta del Agua S.A. (1,3 millones), Adecoagro (930 mil litros) y Noal S.A., que cierra el top seis con 900 mil litros diarios. En conjunto, las cinco principales compañías concentran apenas el 36% del volumen total de leche industrializada en el país, una proporción baja si se la compara con otras naciones lecheras, donde las cinco líderes superan el 80% de participación.

Dos marcas históricas que se «caen» del ranking de las principales lácteas de Argentina

El ranking de empresas: SanCor ya no aparece y Verónica ocupa el décimo puesto

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Pero lo que más llama la atención del nuevo relevamiento es lo que no está: la histórica cooperativa SanCor no figura entre las principales empresas. Desde la firma aclararon que decidieron no participar del informe debido a que están «en proceso de convocatoria de acreedores y reestructuración operativa», lo que afecta seriamente sus volúmenes de producción y «no permite establecer comparaciones válidas con otros períodos«.

Otra marca que pierde terreno es Verónica, la empresa santafesina que hoy conserva cerca del 2% del procesamiento nacional y se ubica en el puesto 10, pero cuya permanencia en el ranking corre serio riesgo. La firma atraviesa una profunda crisis financiera y días atrás presentó una propuesta de reestructuración ante la Secretaría de Trabajo de la Nación, en el marco de un procedimiento preventivo de crisis previsto por la ley 24.013.

Según detallaron durante una audiencia virtual con representantes del Gobierno, sindicatos y directivos, «la situación de la empresa está directamente relacionada con la caída de la producción láctea a nivel nacional, que fue del 7% en lo que va de 2024, el retroceso del consumo interno, que bajó un 9,7% durante el año pasado, y la presión de costos crecientes por el contexto inflacionario». A eso se suman «la baja competitividad de la cadena de valor y la concentración del mercado».

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El informe de OCLA también destaca una tendencia que se profundiza desde comienzos de los años 2000: la pérdida de participación de las empresas locales frente a grupos multinacionales, aunque sin llegar aún a niveles extremos de concentración como en otros mercados del mundo. De hecho, el crecimiento más importante en este último año se dio entre las empresas pequeñas, mientras que las más grandes crecieron por debajo del promedio nacional.

Con este panorama, la industria láctea local parece entrar en una nueva etapa, donde los nombres tradicionales pierden terreno y emergen nuevos jugadores que buscan ganar espacio en un contexto desafiante.

La historia de la empresa que destronó a La Serenísima como líder de la industria láctea

Nacida como un emprendimiento familiar en Canadá, Saputo Inc. pasó de ser un pequeño taller quesero en Montreal a convertirse en una potencia global de la industria láctea. Fundada en 1954 por la familia Saputo -inmigrantes sicilianos que llegaron al país con apenas una bicicleta y u$s500-, la compañía hoy opera en cinco países, emplea a casi 20.000 personas y vende sus productos en más de 60 mercados internacionales. Sin embargo, su nombre sigue siendo poco conocido en Argentina, donde ya ostenta un liderazgo absoluto.

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Con más de 67 plantas distribuidas en Canadá, Estados Unidos, Argentina, Reino Unido y Australia, Saputo maneja un portafolio de marcas reconocidas como Frigo Cheese Heads, Montchevre, Armstrong, Cathedral City y La Paulina, esta última con fuerte presencia local.

El desembarco en el mercado argentino se produjo en 2003, cuando compró Molfino Hermanos -en ese momento, el tercer mayor procesador de leche del país- por más de u$s50 millones. La empresa pertenecía al grupo Pérez Companc, y la operación también incluyó a La Paulina, una histórica marca nacional fundada en 1921 en Villa María, Córdoba, que desde entonces se transformó en el estandarte de Saputo en Argentina.

La empresa comercializa productos tanto en el mercado local como en más de 30 destinos internacionales. Es el principal exportador argentino de quesos, especialmente muzzarella, y también produce manteca, leche en polvo, crema, caseína y proteínas de suero.

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Además, opera con un modelo de integración vertical que abarca toda la cadena: desde la recepción diaria de leche proveniente de más de 600 tambos hasta la distribución de productos terminados. Este esquema le permite adaptarse rápidamente a las condiciones del mercado y mantener estándares de calidad constantes.

Lo cierto es que, más allá del liderazgo de la empresa extranjera, una de las notas destacadas de este informe del sector lácteo es la caída de dos marcas emblemáticas argentinas: SanCor y Lácteos Verónica, que atraviesan un momento complejo y eso se refleja en su producción.

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Alerta por una «bola de Lecaps»: por qué preocupa al mercado, que advierte por un déficit oculto

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La felicidad casi nunca es completa. Mientras el gobierno respira aliviado por el próximo ingreso de u$s2.000 del Fondo Monetario Internacional, festeja que en junio se quebró un año de déficits en la cuenta corriente y se ilusiona con el ingreso de u$s13.000 millones del campo tras el anuncio de baja de retenciones, se está recalentando otro debate que genera incomodidad en el equipo de Toto Caputo: si se está armando una «bola de Lecaps» potencialmente explosiva en el mediano plazo.

Y lo que más inquieta a los funcionarios es que las críticas no provienen de sus enemigos preferidos -los economistas «keynesianos» que simpatizan con el kirchnerismo- sino de muchos analistas, inversores y banqueros de línea ortodoxa.

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Desde hace tiempo, estos críticos vienen cuestionando la forma en que Caputo y compañía presentan los números, y en los últimos días esa acusación se exacerbó: hay abiertas acusaciones en el sentido de que la deuda no se redujo de la forma en que el equipo económico muestra en las redes sociales y en el programa de streaming del Gordo Dan.

Y eso no es lo peor: en los últimos días, tras el episodio de suba abrupta de las tasas de interés, ya empezaron a cuestionar la veracidad de los números fiscales. En otras palabras, que si se contabilizara correctamente el costo de intereses de la deuda que se está acumulando, entonces ya no existiría el superávit fiscal financiero, sino que los números estarían en rojo.

Es un argumento que tiene la potencia de un misil a la línea de flotación del plan económico, porque justamente el dato en el que se basa Caputo para sostener que «esta vez es diferente» es que, a diferencia de otros momentos de la historia reciente, ahora hay un sólido superávit fiscal.

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La discusión, básicamente, consiste en cómo deben contabilizarse los intereses que se van acumulando -pero que no se pagan hasta el final de la vida del bono- en el caso de las Lecaps, los títulos del Tesoro que absorbieron casi toda la liquidez que en otros tiempos se alojaba en las famosas «bola de Lebacs» -durante la gestión macrista- y «bola de Leliqs» -en la gestión de Alberto Fernández.

¿La bomba pasó del BCRA al Tesoro?

Hablando en números, los bonos del Tesoro en pesos argentinos se encontraban en un nivel equivalente a unos u$s30.000 millones cuando asumió Javier Milei. Y los pasivos del Banco Central -Leliqs más los pases a un día- contabilizaban unos u$s30.000, después de haber tocado un máximo de u$s70.000 en 2018 -casualmente, cuando Toto Caputo presidía en BCRA-.

El diagnóstico del gobierno de Milei era claro: los pasivos remunerados del BCRA eran malignos por donde se los mirara. Constituían una bomba inflacionaria para el futuro de mediano plazo, engordaban en 10 puntos el déficit fiscal y, además, ejercían incentivos perversos porque a los bancos les resultaba más convenientes alojar sus pesos sin riesgo y obteniendo una alta tasa, antes que prestarle el dinero a la empresas para que aumentaran su producción.

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Desde ese punto de vista, «licuar» las Leliqs y pases por la vía inflacionaria era lo mejor que se podía hacer, y el remanente debía traspasarse a deuda del Tesoro. Cuando algún crítico preguntaba cuál era la diferencia entre tener deuda a nombre del BCRA o tenerla en el Tesoro, la respuesta era que la del Tesoro se podía «rollear» indefinidamente, cada vez con menos tasas de interés, y a mayores plazos.

Y que, en el caso de que no se llegara a renovar un vencimiento, no había que lamentarse, porque era el síntoma de que «los bancos vuelven a trabajar de bancos» -una de las frases preferidas de Caputo-. Y, en ese caso, los pesos que haya que pagarles a los bancos no implicarían una emisión inflacionaria, porque saldrían del superávit fiscal.

Todo el que cuestionara ese punto de vista era acusado de «no verla» y de aplicar conceptos de contabilidad financiera erróneos.

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¿Un déficit bajo la alfombra?

Pero contrariando el lema de que «todo marcha acorde a lo planeado», el gobierno vivió zozobras en las últimas semanas, con saltos del dólar por encima de lo previsto, que lo obligaron a una fuerte intervención en el mercado de futuros. Y, además, se generó una brusca variación en las tasas de interés, algo que el presidente del BCRA, Santiago Bausili, adjudicó a la falta de costumbre de los bancos de manejar con eficiencia su liquidez, por tantos años de haber gozado de un subsidio de hecho por parte del Estado.

Las cosas, sin embargo, no se ven de la misma forma del otro lado del mostrador. Se empieza a ver con preocupación que la deuda del Tesoro supera en volumen a la «base monetaria amplia» que el gobierno muestra como garantía de estabilidad financiera.

Y no confían en que haya un sendero bajista de las tasas. Más bien al contrario, creen que el mercado pedirá más premio para quedarse en títulos en pesos que ahora son percibidos como de mayor riesgo, y que el gobierno consentirá esas tasas, por lo menos hasta las elecciones de octubre, con tal de no arriesgar una escapada del dólar.

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Una de las polémicas más intensas ocurrió a raíz de la crítica que hizo el economista y consultor Christian Buteler, quien destacó cómo ha crecido la acumulación de intereses de Lecaps que no se pagan sino que se capitalizan -generando así el crecimiento exponencial del interés compuesto-. Según ese cálculo, ese interés acumulado pasó desde un nivel de $2 billones en agosto 2024 hasta u$s6,3 billones en junio último.

Si se toma el criterio de que esos intereses capitalizados son, en realidad, deuda diferida, entonces la conclusión es que no sólo no hay superávit fiscal primario, sino que hay déficit, y que viene creciendo mes a mes.

Tomando el caso del resultado fiscal de junio, el dato oficial marca un superávit de $551.000 millones, pero cuando se calcula la acumulación de intereses capitalizados -y no pagados- de Lecaps, entonces queda un «rojo» de $5,8 billones. En enero, ese déficit era de $3,1 billones, lo cual da la pauta de la alarma que tienen estos economistas por la velocidad de crecimiento de la «bola» de deuda del Tesoro. Si se contabiliza el acumulado anual, entonces el déficit rondaría los $27 billones.

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La mezcla de devengado y base caja

El gobierno y varios economistas afines rechazan enfáticamente ese criterio, al que juzgan erróneo. La clave pasa por la diferenciación entre lo «devengado» -gastado pero no pagado- con lo efectivamente ya pagado. Por caso, desde la cuenta «Sindicato de Traders» criticaron los análisis que mezclan el flujo devengado con los pagos reales, y lo comparan con una persona que considere que sus finanzas del mes fueron negativas, porque tiene cuotas con la tarjeta hasta diciembre.

El argumento de quienes defienden la contabilidad oficial es que, si se cuentan los intereses acumulados de las Lecaps, entonces también tienen que considerarse los ingresos futuros a la caja de ARCA y el efecto de la reactivación de la economía.

«Es como decir que la deuda te explota porque emitiste un bono a 10 años, pero contarlo contra el PBI de hoy, en pesos de hoy, y sin ajustar nada. Una técnica vieja: inflar pasivos y achatar activos o flujos futuros», es el argumento defensivo.

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Otros hicieron la comparación entre la Lecap -que paga tasa fija- y el bono CER, que ajusta con la inflación. Y afirman que quienes cuentan los intereses acumulados por las Lecap no aplican el mismo criterio con los bonos CER -dado que no se conoce la inflación futura-. Argumentan que si se canjearan todas las Lecap por Lecer, entonces los críticos del gobierno se quedarían sin argumento, a pesar de que la deuda sería del mismo volumen.

¿Y qué afirma el gobierno sobre este punto? El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, respondió con un lacónico «se refinancia» a un analista que le preguntó de dónde saldrían los fondos para pagar los intereses de Lecap a su vencimiento.

Y Federico Furiase, el ideólogo del «plan de las tres anclas», abundó en el argumento, afirmando que la deuda consolidada -Tesoro y Banco Central- viene en una reducción acelerada, desde un 56% antes de la asunción de Milei hasta un 42% de hoy.

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Y, para los preocupados por una corrida, afirma que el gobierno tiene un «colchón de reservas en pesos» para responder ante un aumento de la demanda de liquidez sin tener necesidad de emitir. Y que, además, con las reservas del BCRA se pueden comprar todos los pasivos monetarios a un precio que dejaría el dólar debajo de $1.000.

Con la lupa en el carry trade

Pero a partir de esa respuesta surgió un «contra argumento»: la defensa del gobierno da por supuesto que el costo financiero irá en baja por reducción de tasas de interés y que el ingreso seguirá en alza por crecimiento y estabilidad económica.

Y muchos ponen en duda que esa sea la dinámica, dado que la estabilidad cambiaria depende de que no se desarme el «carry trade», y eso implica que las tasas tienen que seguir siendo atractivas en términos reales. Más concretamente, que la renta que deja una Lecap tiene que superar al costo de comprar un «seguro de devaluación» en el mercado de futuros del dólar, algo que en las últimas semanas no ocurrió y que cada vez le cuesta un mayor costo al BCRA.

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Por eso, los críticos del gobierno afirman que Caputo necesita que, en cada licitación, haya un «rolleo» casi total de los títulos que vencen. Y que, en caso de que el número sea menor -hubo licitaciones en que quedó más del 30% sin renovar- no ocurrirá la expansión crediticia que espera el gobierno, sino que los pesos «excedentes» terminarán corriendo al dólar.

En todo caso, las próximas licitaciones del Tesoro darán la pauta de si el mercado sigue confiando en la capacidad de repago del gobierno o si, por el contrario, se reinstala el fantasma del «reperfilamiento».

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