El Banco Central de la República Argentina (BCRA) redujo a 70% anual la tasa de política monetaria desde el 80% previo.
Esta decisión es consecuencia de la desaceleración inflacionaria y de la decisión del BCRA de mantener los rendimientos de los ahorristas por debajo de la inflación.
Esta medida afecta a los ahorristas que tienen pesos en sus manos, dado que los bancos reducirán la tasa de interés que pagan por plazos fijos acentuando la licuación de los ahorros.
Al asumir la actual conducción del BCRA se dispuso que la tasa de interés baje de 133 a 100% y el mes pasado sumó un nuevo recorte a 80%.
Así, en un contexto donde en el inicio de abril el Banco Central aceleró la compra de divisas para recomponer reservas, el riesgo país bajó, se mantiene la calma de los dólares blue y financieros, y se desaceleró la inflación de marzo a un rango de entre 10,6% y 12,5%, se confirmó la expectativa entre los analistas de una nueva reducción de la tasa de política monetaria. Estimaban que la nueva baja de la tasa de referencia monetaria iba a rondar entre 10 y 20 puntos porcentuales, y en un porcentaje similar los bancos achicarían el rendimiento del plazo fijo.
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El directorio del BCRA se reúne los jueves. La duda en el mercado era si la decisión sobre la tasa se podría conocer antes o después de revelarse la cifra oficial de inflación de marzo que será difundida el viernes por el INDEC. Y es que el 12 de marzo, la anterior vez que el BCRA bajó la tasa, también la anunció un día antes de la difusión del costo de vida. De todos modos, fuentes de la entidad alegan -sin dar precisiones de cuándo podría tomarse la decisión- que «los movimientos de tasas no están ligados al IPC como en el gobierno anterior sino a otras variables como el desarme de pasivos remunerados, la baja del déficit cuasi fiscal»..
El ministro de Economía Luis Caputo adelantó en una entrevista el último viernes que la inflación de marzo rondaría en torno al 10%. El martes se conoció que la inflación de marzo en la Ciudad de Buenos Aires fue de 13,2%. Al respecto, el economista Gabriel Caamaño, en su cuenta de la red social X destacó que «en CABA pesan más los servicios que en INDEC, razón por la cual debería ser techo esta cifra».
Tasa: ¿por qué el mercado esperaba una baja?
Lucio Garay Méndez, economista de Eco Go, planteó que «en el caso de que la inflación de cercano a 10% como dijo el ministro, nuevamente la desaceleración sería mayor a la esperada y eso tienta al BCRA de poner la tasa de interés futura más en línea con una desaceleración más abrupta de la inflación a futuro».
Por su parte, Andrés Reschini, analista de F2 Soluciones Financieras, juzgó que «los plazos fijos tradicionales siguen creciendo en detrimento de los plazos fijos UVA, cuyo stock sigue acumulando caídas». Así, argumentó que «es de esperarse que, ante este escenario de mejora en las compras del BCRA, baja en el riesgo país, brecha contenida, y mediciones de IPC cayendo, siga bajando la tasa; con datos de inflación bajando, la licuación pierde eficiencia si no baja la tasa».
Para el economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, «la reducción de la inflación va a en el camino que el Gobierno quiere, obviamente con el control del tipo de cambio y el cepo que lo están manteniendo, el frente de la inflación lo tienen más o menos controlado». De esta forma, el economista «pesa el tratar de bajar la tasa de interés para ir achicando la emisión por los pasivos remunerados» para reducir el déficit cuasifiscal.
El BCRA bajó la tasa de interés del plazo fijo al 70%
De igual mirada, Francisco Ritorto, analista de ACM, opinó que «en caso de que la inflación venga por debajo de la de febrero, como se espera, es probable que continúen con esta tendencia de baja de tasas». Tampoco ve razones por las cuales cambien de estrategia, al remarcar que «la licuación está reduciendo el déficit cuasi-fiscal del BCRA».
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Al respecto, indicó que el stock de pasivos remunerados del BCRA se ubica en torno a $32,9 billones, con lo cual «en términos reales, tuviste una caída cercana al 20% desde el comienzo del mandato, que ocurre justamente porque al generar intereses a una tasa significativamente menor a la del nivel inflacionario, desacelera su crecimiento».
Según su visión, un nuevo descenso de la tasa tiene el «objetivo de reducir la demanda de pesos y quitarle precio a uno de los factores que puede impulsar la inflación, previo a un levantamiento del cepo cambiario».
Mauro Falcone, analista de research de Adcap Grupo Financiero, concordó que «el Gobierno busca continuar con la disminución real del stock de pasivos remunerados del BCRA mientras se acentúa el sendero de desinflación». Y enfatizó que «si bien ya se realizaron dos bajas de tasas en lo que va de la nueva gestión, el BCRA se apura con este objetivo, ya que la posibilidad de este nivel de tasas reales negativas que licúen el stock de pasivos es posible dados los controles cambiarios, que tarde o temprano se levantarán».
Tasa: los indicios que hacen prever una nueva baja
La consultora Outlier señaló que «dentro de algunos mercados se empezaron a ver compresiones de tasa que nos hacen recordar a la antesala de la última baja de en la política monetaria el 12 de marzo pasado». Y subrayó: «Diversos instrumentos como los futuros de dólar (especialmente), la curva CER y en menor medida los instrumentos a tasa fija nominal como las LECAP parecen mostrar movimientos tendientes hacia una baja de tasa».
La consultora remarcó que «otro dato o argumento que apuntaría a la baja de tasas iría de la mano de que, manteniendo el control de cambios, ante la liquidación agropecuaria y compras de divisas de las últimas ruedas y la idea de que no es necesario modificar el crawl de 2% del tipo de cambio podría no tener sentido para el BCRA sostener un diferencial de tasa tan alto».
Caputo adelantó que la inflación de marzo estaría en torno a 10%, y es una de los factores que, para analistas, impulsaría una baja de tasas
En sintonía, Juan Manuel Franco, economista jefe del grupo SBS, esgrimió que «mirando un poco el comportamiento de lo que es la LECAP que es el instrumento a tasa fija que tiene el Tesoro y viendo la compresión de tasas uno puede pensar que el mercado le asigna cierta probabilidad a una nueva baja de tasas del BCRA».
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A su vez, Tobias Sanchez, Research Analyst de Cocos Capital, comentó: «Estuvimos viendo que los bancos se están limitando a la hora de dar plazos fijos, anticipándose también a una posible baja de tasa».
Tasa: ¿cuánto estiman que bajaría?
El BCRA dispuso a partir del 12 de marzo bajar la tasa de interés de los pases pasivos de 100% a 80% TNA, y eliminar la tasa mínima del plazo. Tras la medida de la entidad monetaria, los bancos inmediatamente comenzaron a ofrecer una renta muy inferior, y ahora pagan en torno a 70% anual, lo que implica que una colocación tradicional a 30 días tiene una rentabilidad mensual en torno a 5,8%.
Para Garay Méndez, «de haber una nueva baja, es probable que el recorte sea de 10 puntos porcentuales, a 70% TNA». Asimismo, Pablo Repetto, jefe de research de Aurum Valores, consideró que «si la inflación está un poco más baja y viene con este impulso de ir hacia 11% e incluso para más adelante menos, no descartaría que baje en 15 puntos adicionalmente la tasa».
«El riesgo es que tenga un poco de suba del dólar, pero está tan bajo los dólares financieros hoy que el Gobierno puede sentirse cómodo en licuar un poco más con baja de tasa, esperando que suba un poquito el dólar, para que el dólar blend sea un poco más atractivo para los exportadores», aseguró.
De igual lectura, el analista financiero Gustavo Ber prevé que «el BCRA se inclinará esta semana por volver a reducir la tasa aprovechando la desaceleración de la inflación y el objetivo de seguir morigerando la nominalidad de la economía, así como mejorar el balance de la entidad».
En el mercado estiman que el BCRA bajará la tasa monetaria entre 10 y 20 puntos porcentuales
«En ese sentido, estimo que volvería a reducir con fuerza la tasa, en esta oportunidad hasta el 50/55% anual, aun cuando ello represente una tasa real negativa a corto plazo que extienda la licuación entre los ahorristas, así como podría ir configurando un piso en los dólares financieros en torno a los $1.000″, vaticinó. En ese caso, también espera que los bancos recortaría el rendimiento del plazo fijo, que «podría ubicarse entre el 45% y 50%, según la decisión que finalmente tome el BCRA».
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A su vez, Sanchez especuló que «posiblemente si se da la baja de tasa estará en torno a 20 puntos, al igual que la última». Y acotó que «el mercado también se anticipa a esto y sale a comprar curva pesos, lo que provoca compresión en los rendimientos». En este contexto, advirtió que «el riesgo que podría haber es que se pierda el atractivo de hacer tasa en pesos y los ahorristas prefieran trasladarse hacia los dolores, provocando una suba de estos».
Por su parte, Falcone señaló que «esperamos que la baja de tasas no sea tan agresiva como la última, por lo que podría ir a un nivel similar al actual de la Lecap«. Y precisó que «la Lecap de enero 2025 está rindiendo cerca del 68/69%». Sobre los eventuales riesgos, el experto consideró que «mientras existan las restricciones cambiarias y la liquidación del 20% de exportaciones al CCL, que le proporciona cierta estabilidad a este, no vemos grandes riesgos».
En sintonía, acerca de cuánto bajaría la tasa monetaria, Franco planteó: «Creo que hay que pensarla en TEM, no sé si tan abajo como está rindiendo la LECAP que está en 4,6% mensual, tal vez un poco más que eso, pero la idea sería bajarla de los niveles actuales para poder seguir con la licuación».
«En cuanto a riesgos, siempre uno piensa que ante la baja de la tasa, el riesgo que tenés es cambiario, en el dólar libre, pero en un contexto de cosecha gruesa y liquidaciones de exportaciones que han venido en aumento no solo por el agro, sino por otros sectores, en materia de flujos pesaría más el flujo de exportaciones al dólar blend que la baja de tasa».
Asimismo, Amilcar Collante, economista de Cesur, opinó que «lo más probable es que bajen la tasa después de conocer el dato de inflación, y que vaya a 70% seguramente para pases». Y en ese caso prevé que «los bancos bajen también 10 puntos la tasa del plazo fijo, y este más cercana a 60%. Pese a que el rendimiento del plazo fijo seguiría en terreno real negativo al perder contra la inflación, «en el corto plazo, si no se modifica las restricciones cambiarias, creo que no habrá una fuerte suba de dólar por baja de tasa de interés».
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El aumento de la compra y del uso de equipos de aire acondicionado figura entre las múltiples causas que se consideran del calentamiento global y entre las de mayor demanda de energía eléctrica, que en el caso de la Argentina a veces alcanza niveles críticos de requerimiento al sistema. Pero, a las puertas del verano y en un contexto de tarifas de luz actualizadas, esa utilización de los equipos de refrigeración para un mayor confort en hogares, comercios y oficinas, tiene un consecuente impacto en los bolsillos a fin de mes.
Así, por cuestiones de impacto ambiental y económico, conviene tener presentes algunos datos y consejos destinados a dosificar el uso de estos aparatos sin por eso resignar su capacidad para combatir el calor. Por lo pronto, a la hora de comprar un equipo de aire acondicionado es importante contrastar su capacidad de climatización con las necesidades del ambiente que se desea climatizar y buscar un prototipo que cuente con etiqueta de eficiencia energética.
En este sentido, es conveniente tener en cuenta que la letra A representa el mejor desempeño de eficiencia en modo frío, y de acuerdo a la tecnología del equipo en el mercado se pueden conseguir modelos con etiqueta A+++, como los de tecnología inverter.
Si fuera posible, optar por uno de estos equipos que son de mayor costo inicial pero de recupero a través de las facturas durante su vida útil, se puede lograr que el equipo varíe su frecuencia y regule el ciclo eléctrico de tal manera que permita reducir el consumo energético hasta un 60%. Además este sistema evita los picos de consumo que se generan cuando el compresor arranca, y alcanza mayores niveles de confort ya que mantiene la temperatura del ambiente.
La temperatura en el bolsillo
A la hora de usar el equipo, aunque resulte reiterativo, es importante fijar la temperatura a 24 °C, tal como empresas y autoridades regulatorias vienen promoviendo en los últimos años, considerada una temperatura ideal para el confort en espacios compartidos y porque además optimiza el consumo de energía. Es más, en el país está en análisis elevar esa recomendación hasta los 26 °C tal como ya ocurre en otros mercados.
Este dato es clave ya que se asegura que se trata de la temperatura ideal en la que se puede encontrar el confort en días de calor, y porque el consumo eléctrico de algunos equipos aumenta hasta un 8% por cada grado inferior a ese umbral de 24, una diferencia que se corrobora en base a las tarifa vigentes y la facturación a fin de mes.
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Como referencia del impacto que tiene el seteo de la temperatura de los equipos se puede simular que con un aire acondicionado tipo de 3.000 frigorías de eficiencia energética A con apenas una hora de uso al día, demandará durante el mes 33 kwh adicionales al consumo del resto de la vivienda de un usuario N1 (es decir sin subsidio), lo que equivaldrá a unos $5.176 extras.
Consumos de un equipo con etiqueta A
Si ese mismo usuario decide utilizar, en las mismas condiciones pero a 21 grados, la temperatura el consumo se eleva a 41 Kwh y $ 6.148, mientras que a 19 grados se demandarán 48 kWh y el gasto será de $6.999 mensuales, sólo por el consumo de ese equipo.
Pero si el uso del aire acondicionado es de cinco horas diarias para hacerlo coincidir con los momentos de mayor temperatura externa los resultados se disparan con la temperatura a 24 grados a 167 kwh y $22.859; a 21 grados a 204 kWh y $27.373, o a 18 grados a 241 kWh y $31.887, monto adicional a pagar en la factura sólo por climatización.
Ahora en el caso de que el equipo de ese mismo usuario fuera de tecnología más antigua con etiquetado Clase D, para el uso de una hora diaria a 24 grados demandaría al mes 41 kWh y $6.148, a 21 grados 50 kWh y $7.242, o a 18 grados 59 kWh y $8.337 a fin de mes.
Consumos de un equipo con etiqueta D
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Usuarios más que moderados
Pero mirando a futuro, si en algún momento no muy lejano la autoridad regulatoria decide elevar la recomendación de uso de 24 a 26 grados para los equipos de climatización en frío, la demanda y el costo claramente se comportaría en sentido inverso.
Ahí, nuevamente el mismo usuario que utiliza un equipo de 3.000 frigorías de eficiencia A con un uso de un hora diaria consumirá 29 kWh o su equivalente a $4.690, y si el equipo es antiguo de Clase D su demanda energética será de 35 kWh y $5.419 al mes.
Los 26 grados son una referencia en otros países por considerarse que ese rango de temperatura es cómodo para la mayoría de las personas durante los meses de verano, ya que ayuda a mantener la habitación fresca y, al mismo tiempo, proporciona un entorno de vida confortable.
Pero, además, es recomendable que por muy altas que sean las condiciones externas no bajar la temperatura del aire acondicionado de forma brusca para que el cuerpo se aclimate, pues puede acabar afectando a la salud. De la misma forma se indica que no es recomendable que la diferencia térmica entre el interior del espacio interno que se quiere enfriar y el exterior supere los 12ºC.
Además de pensar en otros sistemas de refrigeración como ventiladores o equipos evaporativos de muy inferior consumo energético, los que se pueden utilizar como complemento ideal en las horas en que el calor baja su intensidad, hay algunas recomendaciones adicionales para el uso del aire.
La primera es que cuando el acondicionador esté encendido, es importante cerrar puertas y ventanas para evitar el ingreso de aire exterior al ambiente climatizado; también apagar el equipo cuando se abandona dicho ambiente, y para optimizar el funcionamiento del climatizador, limpiar los filtros cada seis meses.
La altura recomendada para colocar un acondicionador de aire es de 1.80 a 2 metros, porque el aire caliente sube y desplaza al aire frío, que tiende a bajar, con lo cual se asegura que la posición de ventilación también permite utilizar menos energía.
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Pensar y actuar en modo Eco
La necesidad de refrigeración y de poder tener un consumo sustentable por su impacto en el ambiente y en la economía doméstica tiene también recursos tecnológicos a mano, como la poco valorada función Eco de los aires acondicionados, un modo inteligente de uso que optimiza el consumo de energía sin comprometer el confort.
Para ello, estos equipos utilizan algoritmos y sensores que ajustan la temperatura y la potencia del aparato según las condiciones ambientales. Así, las principales ventajas del modo Eco son el primordial ahorro de energía que puede elevarse hasta un 70% en el consumo energético en determinadas condiciones de uso.
A la vez permite alcanzar un nivel de habitabilidad agradable, al mantener una temperatura más estable y confortable, evitando cambios bruscos que puedan afectar al sistema inmunológico, pero también un bienestar del medio ambiente, al consumir menos energía y reducir las emisiones de CO2, lo que contribuye a frenar el cambio climático.
Algunas de las características del modo Eco son el ajuste de la temperatura y la potencia del aire acondicionado según las condiciones ambientales, reduce la potencia cuando la habitación o espacio a climatizar está vacía, ajusta gradualmente la temperatura en lugar de realizar cambios bruscos y regula la velocidad del ventilador, haciendo que funcione más lento y silencioso.
Con un nivel de tecnología un poco más elevado, algunos modelos de aire acondicionado tienen funciones adicionales en modo Eco, como la opción EcoNavi que detecta la presencia de personas en el lugar, mide la intensidad de su actividad y la cantidad de luz presente en el espacio, o la función smart saber, que permite cambiar la temperatura a 24 o 26 grados -según el seteo- si ésta está por debajo durante el enfriamiento.
Todas estas herramientas no solo reducen el consumo de energía, sino que también, puede prolongar la vida útil del aparato, evitando reparaciones o reemplazos constantes y sus consecuentes costos.
Otro recurso no suficientemente atendido es el modo sleep, diseñado para ajustar la temperatura y la velocidad del ventilador para que el usuario pueda dormir de forma más cómoda y tranquila. En este caso, el equipo sube o baja la refrigeración de forma gradual, imitando las variaciones naturales que ocurren durante la noche.
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El aire acondicionado en este modo de funcionamiento también reduce la velocidad del ventilador para crear un ambiente más silencioso, con lo que el consumo de energía también es menor que el modo de enfriamiento convencional, lo que es una ayuda adicional a reducir la factura de electricidad y a contribuir a un medio ambiente más sostenible.
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