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ECONOMIA

El Gobierno impulsa moderación salarial y reformas laborales con paritarias por empresa

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Para el Gobierno nacional, permitiría adaptar los salarios a la realidad económica de cada organización, reduciendo riesgos de despidos o cierres

10/01/2025 – 11:10hs


La Secretaría de Trabajo busca convencer a los sindicatos de moderar sus demandas salariales y fomentar acuerdos paritarios por empresa, como parte de una estrategia para mantener el descenso de la inflación y proteger el empleo. Desde el Ejecutivo destacan que las negociaciones salariales deben alinearse con la evolución de los precios, y celebran casos como el reciente acuerdo con el gremio de Camioneros.

En ese contexto, el sindicato liderado por Hugo Moyano aceptó reducir su reclamo original y acordó un incremento salarial del 5,5% en tres meses, distribuido en aumentos de 2,2% en diciembre, 1,8% en enero y 1,5% en febrero. «El gesto de Moyano ayuda mucho», señaló un funcionario, subrayando la importancia de este tipo de consensos para estabilizar la economía.

Negociaciones por empresa: qué pretende el Gobierno naciona

El Gobierno propone que las discusiones paritarias se realicen de manera individual con las empresas. Aunque esta medida podría generar tensiones con los gremios al limitar su capacidad de negociación, se argumenta que permitiría adaptar los salarios a la realidad económica de cada organización, reduciendo riesgos de despidos o cierres.

Además, la Secretaría de Trabajo planea en 2025 una revisión de los convenios colectivos para mejorar la productividad. «Nadie estará obligado a revisarlos, pero si se quieren discutir salarios, habrá que considerarlos», señaló una fuente oficial.

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Contexto económico y salarial

La necesidad de flexibilizar las políticas salariales responde al incremento de la competencia económica y el impacto de las importaciones. Según las autoridades, los acuerdos sectoriales pueden poner en riesgo a las empresas más vulnerables, afectando su viabilidad.

Por otro lado, se plantea incorporar beneficios no monetarios, como comidas o movilidad, y explorar modelos laborales más flexibles, como semanas de tres días. Esto busca equilibrar la relación entre salarios y productividad.

Datos del empleo: luces y sombras

La Secretaría de Trabajo monitorea el mercado laboral a través de indicadores como el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL). En octubre, el empleo asalariado privado creció un 0,1%, acumulando un aumento del 0,3% desde agosto, equivalente a 17.000 nuevos puestos. En noviembre, la EIL reportó un incremento del 0,2%, lo que representa un crecimiento acumulado del 0,7% desde agosto.

A pesar de estos avances, el Gobierno reconoce que entre septiembre de 2023 y julio de 2024 se perdieron alrededor de 180.000 empleos en el sector privado.

En noviembre, la inflación se redujo al 2,4%, permitiendo un aumento del 1,6% en el salario real del empleo registrado privado respecto al mes anterior. Según el Sistema de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), el salario promedio bruto alcanzó $1.178.925,33, un incremento nominal del 2,8%.

Con este panorama, el Gobierno apuesta por consolidar una recuperación económica sostenida, aunque enfrenta el desafío de equilibrar los intereses de sindicatos, empresas y trabajadores en un contexto aún frágil.

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ECONOMIA

La inflación en dólares se repetiría en 2025 y puede ayudar a Milei

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Ahora que la inflación deja paulatinamente de ser un tema preocupante y que las encuestas demuestran un optimismo de la población sobre su disminución, el gobierno de Javier Milei tiene que lidiar con el otro debate que preocupa a las empresas y consumidores: la inflación en dólares, que promete volver a ser la tónica durante 2025.

Al menos, eso es lo que reflejan encuestas como el REM del Banco Central, donde para la mayoría de bancos y economistas, se va a repetir la situación de precios que evolucionan por encima del tipo de cambio.

La inflación en dólares se mantendría en 2025

Es algo que, en principio, parece contradecir la prédica oficial, que desde la presentación del proyecto de ley para el presupuesto para este año pronosticaba que el IPC y el dólar se moverían casi al unísono.

El REM prevé que en el año la inflación sea del 25,9%, mientras que espera que el tipo de cambio oficial se haya corrido un 16,7%. Esto arrojaría, como resultado, que los precios en Argentina tendrían una suba, medidos en dólares, del 7,8%.

No es un número tan grave si se lo compara con otros momentos históricos -después de todo, durante el gobierno anterior hubo años con inflación dolarizada del 25%- pero está el detalle de que en este mismo momento la economía está embarcada en un intenso debate sobre el atraso cambiario. Es algo lógico si sobre todo si se considera que en 2024, de punta a punta, los precios en dólares aumentaron 27%.

De esta manera, si se consideran los primeros dos años de la gestión de Milei, la inflación en dólares que se acumule podría llegar a 37%.

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Hay, de todas formas, un argumento a favor del gobierno: se prevé que en Estados Unidos la inflación tras la asunción de Donald Trump se mantenga en un 2,7% anual. Así que, si se corrige la inflación argentina por el efecto de la inflación internacional, entonces en 2025 la inflación en dólares «real» se acotaría a 5%.

Para colmo, Brasil se abarata en dólar

Pero, por más que el número parezca pequeño, nada indica que el debate por el dólar se aplaque. Porque, además, entra en juego el otro gran dato del momento: los países de la región vienen desde hace tres meses en un proceso de devaluación de sus monedas -lo que implica que sus precios domésticos son más baratos, en términos de dólar-.

Brasil, la referencia más cercana, además de la más relevante a nivel comercial y turístico, tiene números elocuentes: durante 2024 la inflación fue de 4,6%, mientras que el tipo de cambio subió un 15%. Como resultado de esa cuenta, los precios, medidos en dólares, se abarataron un 9% en el año.

Las proyecciones para 2025 indican que la inflación será del 4,12%. Es difícil pronosticar a cuánto cotizará el real brasileño a fines de este año, pero por lo pronto los bancos están señalando un agravamiento en el déficit de la cuenta corriente, que podría llegar a 2,3%, lo cual deja abierto el margen para que la devaluación continúe.

En todo caso, lo cierto es que el mercado ve un año en el que mientras los precios argentinos siguen creciendo en dólares, los brasileños se mantengan, si es que no bajan.

Esa situación en la que todos parecen estar ansiosos por devaluar menos Toto Caputo, que promete frenar lo antes posible su ritmo de crawling peg, hace que el tema cambiario esté en el centro del debate.

La pelea por el nuevo dólar de equilibrio

Los funcionarios del gobierno no solo justifican el hecho de que el peso argentino se esté apreciando, sino que, lejos de admitirlo como una situación problemática, lo presentan como un síntoma de que las cosas están saliendo bien.

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Es así como en los frecuentes debates en las redes sociales, los economistas como Federico Furiase, Felipe Núñez y el propio ministro Caputo argumentan que hay un cambio de paradigma, en el que habrá que acostumbrarse a que el nuevo tipo de cambio de equilibrio será más bajo que el de los últimos años.

Los ejemplos que suelen citarse para estos casos son los de los años en que el mercado mostró confianza en Argentina, dándole acceso al crédito. Así, en la convertibilidad, el tipo de cambio rondaba los $800 de hoy.

El argumento del gobierno es que hay margen como para que el tipo de cambio real siga cayendo, y argumentan que lo que permitirá esa situación es la consolidación del déficit fiscal, que a su vez permite cumplir la premisa de mantener la base monetaria congelada en $47 billones.

Según la lógica de esa argumentación, no sería raro, entonces, pensar en un 2025 en el que haya otra vez una inflación en dólares.

Por lo pronto, desde el gobierno se reafirmó que, si se confirma que el IPC se mantenga en línea con los últimos meses -noviembre dio 2,4%, se pasaría rápidamente al crawling peg de 1%. Desde el punto de vista oficial, esto ayudaría a una baja más acelerada de la inflación, porque haría más potente el «ancla cambiaria».

Pero los economistas críticos no se muestran tan de acuerdo con ese argumento. De hecho, la expectativa es que, por lo menos hasta abril, el IPC se ubicará por encima del 2%. Traducido a inflación en dólares, eso implicaría que en un cuatrimestre los precios podrían subir 4% en moneda norteamericana.

La influencia del dólar en un año electoral

El otro dato importante de este año viene por el lado político: hay elecciones legislativas. Y, según rezan los manuales de campañas electorales, nunca un Gobierno ha logrado una buena votación en momentos de descontrol cambiario.

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De manera que, si se lo considera desde el punto de vista electoral, la sobrevaluación del peso podría considerarse un factor que jugará a favor de las chances de Milei: tal como les ha pasado a varios mandatarios -desde Néstor Kirchner a Mauricio Macri-, el tipo de cambio bajo genera una mayor sensación de poder adquisitivo en la población, que suele reflejarse en los votos.

Por otra parte, la estadística refleja una correlación bastante directa entre el tipo de cambio y el índice de pobreza. Es después de las grandes devaluaciones cuando se producen los picos de incremento en la pobreza; y también ocurre lo mismo en el sentido contrario, con una mejora de los índices sociales cuando el dólar está «barato».

Si se repitiera ese ciclo histórico, entonces el índice de pobreza correspondiente al primer semestre de 2025 -que se publicará en septiembre, pleno cierre de la campaña electoral- ayudará a los intereses del oficialismo.

Pero claro, del otro lado estarán quienes se quejen por el atraso cambiario, y no son pocas voces las que se alarman ante la suba de los precios en dólares. Sobre todo, por el impacto de ese fenómeno sobre el empleo industrial, dado que las empresas nacionales ven abaratarse los precios de sus competidores importados, que ahora tienen, además, menos barreras de entrada. En los últimos días, connotados directivos de empresas metalúrgicas y textiles pusieron el tema sobre el tapete.

El gran interrogante es cuál de los dos argumentos pesará más a la hora de ir a las urnas. El gobierno, por lo pronto, no niega que el peso pueda seguir revalorizándose. Es decir, no niega que Argentina pueda tener, otra vez, algo de inflación en dólares.

Y en ese debate se juega fuerte. Lo dejó el claro el propio Milei, quien dijo que le daban vergüenza las críticas de su ex admirado Domingo Cavallo, que pidió una corrección devaluatoria. Milei afirma que en los días en que Cavallo era ministro el tipo de cambio real era de $700 -Cavallo dice que era de $900-, con la diferencia fundamental de que aquella gestión no tenía, como esta, un superávit fiscal que mostrar.

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