ECONOMIA
El riesgo del carry trade: la City habla del talón de Aquiles que amenaza al plan Caputo
En el gobierno se tomaron en serio la pelea por imponer el mantra «Esta vez es diferente». Al punto que los ideólogos del nuevo plan económico –Federico Furiase, Felipe Núñez y Martín Vauthier– decidieron salir a defender su argumento en todos los campos. Además de las redes sociales, empezaron a aparecer en medios de comunicación y ahora anunciaron que serán panelistas en un programa de streaming del canal Carajo -fundado por el célebre Gordo Dan-, junto a Pablo Pazos, más conocido como «Gordo Pablo» entre las huestes libertarias.
El objetivo, como ya quedó en claro con los esfuerzos didácticos de Furiase en televisión y con las polémicas de Núñez en las redes sociales, es claro y concreto: disipar los temores de que el nuevo esquema de flotación en una banda cambiaria no terminará de manera traumática, como otras experiencias de la propia historia argentina y del escenario internacional.
No es una tarea fácil, dado que muchos economistas, incluyendo algunos que tuvieron experiencia en cargos de gobierno, plantearon dudas sobre el sostenimiento del nuevo esquema. Entre los principales cuestionamientos figura la dificultad del Banco Central para acumular reservas genuinas -es decir, que surjan del ingreso de dólares por inversiones o exportaciones y no por la asistencia del Fondo Monetario Internacional-.
«No confundir reservas compradas con reservas prestadas. Lo primero es tierra firme: reservas a cambio de demanda voluntaria de pesos (por inflación baja y tipo de cambio no desalineado)», advirtió el ex ministro Hernán Lacunza, que en las últimas semanas se transformó en blanco del enojo de Javier Milei.
También hubo advertencias respecto de que las inversiones que realmente sostienen un esquema cambiario son las que hunden capital, y no las que ingresarán para buscar una ganancia financiera de corto plazo y salir antes de las elecciones -por el libre flujo con estadía mínima de seis meses que instauró el BCRA-.
Héctor Torres, es representante argentino ante el FMI, fue explícito sobre el tema: «No hay que confundir carry trade (arbitraje) con inversiones. Como escuché de un banco de inversión: ‘Argentina is tradable but not (yet?) investable’«. La traducción del inglés sería: «Argentina es buena para hacer trading pero no (¿por ahora?) para invertir».
Problemas de flujo
El punto sobre qué tan grave es la dificultad para generar reservas se acrecienta ante las evidentes reticencias de los productores sojeros, que dudan sobre si este sea el momento para exportar sus tenencias. Pero, sobre todo, lo que sigue generando preocupación es el déficit de cuenta corriente, que lleva 10 meses acumulados y con pocas señales de revertirse.
De hecho, en la balanza comercial, donde el gobierno espera un holgado superávit, ya se estaría registrando un déficit de u$s1.112 millones en el primer trimestre si no fuera por el impacto del rubro energético. Pero justamente ese rubro podría resentirse por la caída de los precios en el mercado internacional.
Y las importaciones, que según Toto Caputo se habían adelantado por la especulación de una devaluación, no están dando señales de normalización sino que, por el contrario, en los últimos días se habló en el mercado sobre un incremento en la llegada de productos chinos.
Además, está el problema del turismo emisivo, que, como demuestra la historia reciente, nunca se debe subestimar. De hecho, lo ocurrido en los últimos meses deja en evidencia que el gasto de argentinos en el exterior puede neutralizar y hasta superar el ingreso de u$s8.000 millones por el rubro de petróleo y gas.
En definitiva, las principales críticas apuntan a que, a diferencia de lo que afirma Javier Milei, la economía argentina no tiene solamente «problemas de stocks» -falta de reservas- sino que también está sufriendo «problemas de flujo» -a este tipo de cambio, salen más divisas de las que entran-.
Para el corto plazo, hay cierto consenso respecto de que el BCRA podrá cumplir la exigencia de sumar u$s4.400 millones de reservas. Por más que los productores agrícolas vendan a regañadientes, no deja de ser el momento estacional de la liquidación masiva.
En cambio, la situación empieza a cambiar en la segunda mitad del año, para empezar porque en julio hay un vencimiento fuerte por más de u$s4.500 millones.
¿El dólar flota?
El gobierno tiene su argumento preparado ante cada crítica sobre atraso cambiario: en un régimen de tipo de cambio flotante, el precio lo fija el mercado. Y si en realidad estuviera atrasado, habría saltado al techo de la banda.
Pero también ese punto es objeto de intensa polémica. Para empezar, porque un cambio flotante no es garantía contra una pérdida de competitividad. Es lo que se ha estudiado ampliamente como «enfermedad holandesa» y afecta a muchos países que concentran su exportación en pocos productos.
Pero, sobre todo, porque sigue habiendo cuestionamiento a que el nuevo régimen implique una flotación pura. Por más que el BCRA ya no compre ni venda en el mercado, hay formas indirectas de incidir sobre el cambio, como las operaciones con bonos y los incentivos al carry trade.
«Eso pasa cuando ‘forzás’ un régimen nuevo que recién arranca: corrés el riesgo de sumarle una volatilidad que de otro modo no hubiera tenido y condenarte a tener que seguir forzándolo para aplacarla«, criticó el economista Gabriel Caamaño, en referencia a los movimientos de suba, posterior caída y nueva suba que tuvo el dólar desde que empezó el esquema de banda.
Lo cierto es que hay un debate en el mercado respecto de cuáles son las condiciones para hacer el carry trade aprovechando las tasas altas. Hay quienes argumentaron que Caputo diseñó el plan de forma tal que el dólar se recostara sobre el piso de la banda, dado que la entrada de inversores dolarizados en busca de renta reforzaría el fenómeno de la «escasez de pesos».
Sin embargo, hay quienes hacen el razonamiento opuesto: que el carry trade sólo tiene sentido cuando el dólar está cerca del techo, porque es cuando tiene poco margen de volatilidad. Así, una cotización inferior a los $1.250 es riesgosa, porque cualquier salto dentro de la banda anulará las ganancias de un título a seis meses con tasa nominal de 35%.
El fantasma de 2018
Pero, sobre todo, lo que quiere remarcar el gobierno es la diferencia con otras experiencias parecidas. En particular, la más reciente, aplicada en 2018 con la venia del FMI, durante la gestión de Mauricio Macri, y con Guido Sandleris al frente del Banco Central.
La banda implicaba que el BCRA sólo intervendría cuando el tipo de cambio tocara el techo, y se abstendría de vender dólares mientras el tipo de cambio flotara dentro de los límites. Hubo un primer momento exitoso, en el que el dólar se recostó contra el piso e incluso lo perforó -algo que llevó a que el Central, durante algunas semanas, volviera a comprar divisas-.
La estrategia se complementaba con una fuerte contracción monetaria y con una suba de tasas de interés, algo que aceleró la tendencia recesiva de la economía. Un alto costo desde lo social y lo político, pero lo cierto es que, al inicio, con la banda de flotación se logró eliminar la volatilidad.
Sin embargo, el sistema reveló problemas. La diferencia entre el piso y el techo de la banda era de 25%, algo que el mercado veía como demasiado amplio. Bastaba con cualquier cambio de expectativas en las condiciones externas para que el dólar se despegara del piso, sin que el BCRA pudiera intervenir. Fue así que el FMI dio concesiones al plan original. Se permitió que el Tesoro licitara dólares hasta u$s60 millones diarios. Y, cuando eso resultó insuficiente, se corrigió la pendiente de la banda cambiaria, que dejó de ser ascendente y quedó «congelada». Era algo que, en los hechos, acercaba el límite para que el BCRA tuviera posibilidad de intervenir.
Pero tampoco fue suficiente: en un contexto de incertidumbre política -era un año electoral y el kirchnerismo avanzaba en los sondeos-, los inversores reaccionaron con pánico y dolarizaron sus portafolios mientras los productores agropecuarios ralentizaron sus liquidaciones.
Finalmente, el FMI tomó una decisión que, en los hechos, daba por terminada la vigencia de la banda cambiaria: autorizó a que el BCRA interviniera a discreción en el mercado. Mientras duró la ese sistema, se liberaron desembolsos adicionales por u$19.000 millones.
Parecidos pero diferentes
Una demostración de la preocupación del gobierno es la disposición de los funcionarios a polemizar en las redes sociales. Como Felipe Núñez, quien se trenzó en una discusión con el trader «Juancito Nieve».
El inversor le recordó que en la experiencia macrista, el Central había logrado comprar reservas por u$s560 millones en el piso de la banda, a un precio que, traído a términos de hoy, equivale a $1.700 y una tasa de interés que duplica a la actual. En ese momento, las reservas superaban a las actuales en un 70% y también había una política de «emisión cero».
Núñez planteó el argumento oficial: no hay comparación posible entre la banda cambiaria de 2018 y la de hoy, porque tanto el contexto político como el financiero son diferentes.
«Es todo lo opuesto a lo que sucede hoy: el ajuste ya lo hicimos por nuestra propia voluntad, la posición técnica es muy buena y la imagen del Javo es super sólida + la oposición es un desastre y por lo tanto no hay expectativa de que vuelvan», planteó el funcionario.
Pero su argumento central es que en el gobierno de Macri todavía se emitían pasivos remunerados, y que por eso no puede argumentarse que había una base monetaria fija como la actual. Y que el gasto público era de 45% del PBI, mientras que ahora es de 34,5%.
«Nuestro argumento siempre fue que este modelo cierra con una apreciación del tipo de cambio», afirmó el ideólogo del plan «de las tres anclas», que defiende la noción de que hay un cambio de paradigma en la economía argentina. Un argumento que, de momento, está lejos de generar unanimidad en un mercado desconfiado.
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ECONOMIA
Este es el beneficio que más valoran los empleados en 2025
Cuando se piensa en la razón por la cual una persona trabaja, la respuesta inmediata suele ser «por un sueldo estable». Sin embargo, cada vez más empleados y, especialmente, nuevos talentos, consideran que el salario económico no lo es todo. Existe una dimensión menos tangible, pero igual de importante: el salario emocional. Se trata de todos aquellos beneficios no económicos que una persona recibe de su entorno laboral y que influyen directamente en su satisfacción, compromiso y bienestar.
Este concepto comenzó a estudiarse de forma más sistemática hace aproximadamente una década, especialmente en los países hispanohablantes, y está ganando cada vez más peso en los debates sobre el futuro del trabajo.
¿Qué es exactamente el salario emocional?
A diferencia del salario tradicional, que se mide en cifras, el salario emocional se compone de todos aquellos aspectos intangibles que suman a la experiencia laboral. Desde la autonomía para tomar decisiones, hasta el reconocimiento, la posibilidad de crecer profesional y personalmente, la flexibilidad horaria o el sentido de propósito.
Según la especialista en Recursos Humanos Marisa Elizundia, quien creó el Barómetro de Salario Emocional (ESB, por sus siglas en inglés), se trata de una herramienta que mide «los beneficios puramente emocionales que los individuos obtienen del trabajo». El objetivo es generar un nuevo paradigma laboral que deje de mirar el empleo únicamente desde lo económico.
Elizundia plantea una reflexión clave. «Invertimos un tercio de nuestras vidas trabajando. No podemos pensar en ello solo como una transacción monetaria. ¿Qué queda si quitás el dinero de la ecuación?».
¿Por qué los nuevos talentos valoran tanto el salario emocional?
Las nuevas generaciones de trabajadores —especialmente los millennials y centennials— están modificando las reglas del juego. Para ellos, ya no alcanza con un sueldo competitivo, quieren un empleo que los inspire, que respete su tiempo, que les permita crecer y que les ofrezca bienestar.
Empresas que no comprenden esta transformación cultural corren el riesgo de perder a sus empleados más valiosos. Y no se trata solamente de poner una mesa de ping pong en la oficina o dar días libres, se trata de construir un entorno donde las personas puedan sentirse escuchadas, útiles y motivadas.
«Un salario emocional alto nunca puede compensar un salario económico bajo», aclara Elizundia, «pero sin él, ningún sueldo es suficiente para retener a una persona talentosa».
Cuáles son los 10 factores clave del salario emocional
A partir de una investigación en más de 20 países y distintos tipos de trabajo, Marisa Elizundia identificó 10 factores esenciales que constituyen el salario emocional de una persona. Cada uno de ellos puede influir en distintos niveles sobre la decisión de permanecer o dejar un empleo:
- Autonomía: la libertad de gestionar proyectos propios y tomar decisiones sin micromanagement;
- Pertenencia: sentirse valorado, parte de un grupo, de una cultura organizacional que contiene;
- Creatividad: la posibilidad de aportar ideas propias, incluso en trabajos técnicos o estructurados;
- Dirección: la proyección profesional a futuro, saber que hay oportunidades de crecimiento;
- Disfrute: la capacidad de pasar momentos agradables en el trabajo, sin que se vuelva una carga constante;
- Maestría: el orgullo por un trabajo bien hecho, la mejora continua de habilidades;
- Inspiración: ese «clic» que genera motivación, nuevas ideas, visión;
- Crecimiento personal: el desarrollo de habilidades emocionales, humanas, éticas;
- Crecimiento profesional: capacitación, formación, aprendizaje constante;
- Sentimiento de propósito: saber que el trabajo tiene un impacto real, que tiene sentido para uno y para el entorno.
Cada persona pondera estos factores de forma distinta, y su importancia puede cambiar con el tiempo, dependiendo de la etapa profesional o vital en la que se encuentre.
¿Cómo miden las empresas el salario emocional?
Algunas compañías ya incorporan este concepto en sus políticas de gestión del talento. En lugar de enfocarse únicamente en bonos o ascensos, incluyen acciones como horarios flexibles, trabajo remoto, días de descanso extra, espacios de descanso, guarderías, beneficios sociales, voluntariados corporativos y más.
También son parte del salario emocional la capacitación interna, los planes de carrera claros, el liderazgo horizontal y el reconocimiento frecuente. Incluso pequeños gestos —como celebrar cumpleaños o logros personales— pueden tener un alto impacto en la percepción del ambiente laboral.
Eso sí. No se trata de marketing interno ni de pintar de colores una cultura tóxica. El salario emocional real se construye desde una gestión auténtica del bienestar y con líderes capaces de empatizar, escuchar y acompañar.
¿Y si no estoy conforme con mi salario emocional?
Elizundia propone dos ejercicios simples pero efectivos. El primero, identificar cuáles de los 10 factores emocionales son más relevantes para vos. El segundo, evaluar si tu empresa los ofrece o si hay una brecha entre tus necesidades y lo que el entorno laboral proporciona.
Si detectás que lo que más valorás no está presente en tu trabajo actual, podés tomar acciones como conversarlo con tu jefe, buscar oportunidades dentro de la misma empresa o incluso considerar un cambio de rumbo.
El objetivo es dejar de pensar que solo el sueldo define la satisfacción laboral y asumir un rol más activo en el diseño de nuestra carrera. «Vos sos agente de tu propio salario emocional», enfatiza Elizundia.
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ECONOMIA
Tras las fuertes presiones cambiarias, en la City anticipan pronta baja del dólar
El mercado cambiario arrancó la semana con nuevas presiones alcistas y las cotizaciones del dólar alcanzaron nuevos máximos. En tanto, los inversores y ahorristas se preguntan cómo seguirá la dinámica en los próximos días para saber si es momento de comprar divisas a estos precios a modo de cobertura o esperar una eventual estabilización o caída.
Federico Ogue, CEO de Buenbit, afirma ante iProfesional que en el cortísimo plazo las liquidaciones del sector agroexportador deberían aportar estabilidad en el mercado cambiario. Incluso, estima que un poco más adelante, aún con presiones cuando termine el pico de la oferta del agro, el tipo de cambio debería mantenerse dentro de la banda de flotación que estableció el Gobierno.
«En el muy corto plazo, no vemos presiones alcistas significativas. Por el contrario, el efecto es estacional, dada una mayor oferta de pesos que debería disminuir en los próximos días, lo que generará menos presión sobre el tipo de cambio e, incluso, posibles bajas leves. A esto se suma que en las últimas jornadas hubo un volumen importante de liquidación del agro, lo que ayudó a compensar la mayor cantidad de pesos en la plaza», afirma Isabel Botta, product manager en Balanz.
En diálogo con iProfesional, Botta destaca que en las últimas jornadas se registraron Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) por aproximadamente u$s6.000 millones, de las cuales el 95% debería liquidarse durante los próximos 12 días hábiles. Esto implica que, con menor cantidad de pesos (en parte, ya absorbidos) y mayor oferta de dólares en camino, «no sería extraño ver cierta tendencia bajista en el tipo de cambio en las próximas dos semanas».
Además, de acuerdo con la analista, esta sobreoferta de divisas en el mercado de cambios también podría contribuir a que el equipo económico del Gobierno continúe reforzando las reservas del Banco Central a través de compras por parte del Tesoro, como lo hizo el mes pasado, sin necesidad de generar presiones adicionales sobre el tipo de cambio.
Los flujos de dólares favorecerán la calma cambiaria
El equipo de research de Facimex Valores afirma que, aunque la semana pasada los flujos jugaron en contra, en las próximas jornadas darán «mayor soporte al peso», en un contexto de tasas reales altas. En los últimos cinco días hábiles de junio, precisa, las DJVE alcanzaron 12,4 millones de toneladas, máximo histórico para un período de cinco jornadas.
«Es un dato clave para imaginar la dinámica de las próximas tres semanas, ya que los exportadores tienen 15 días hábiles para liquidar el 95% de las divisas correspondientes a las DJVE. El impacto será sustancial, ya que estimamos que las DJVE de junio superaron los u$s8.000 millones, cuando la liquidación del agro fue de u$s3.700 millones, lo que deja un remanente superior a los u$s4.000 millones que se liquidará en julio», agrega.
El bróker de bolsa detalla que las liquidaciones de dólares de la semana pasada repuntaron a u$s381 millones el lunes, u$s269 millones el martes y u$s517 millones el miércoles. A la vez, estima que «esta dinámica persistirá en las próximas jornadas y dará mayor soporte al peso, en un contexto en el que las tasas reales se mantienen en zona de dos dígitos en el tramo corto de la curva CER».
Las presiones sobre el dólar volverían después
Botta advierte que a partir de finales de julio podría volver la presión cambiaria debido a la eventual baja en la oferta de divisas. La tensión sería mayor si se combinara con factores como caída en la demanda de pesos o aumento en la demanda de dólares por cobertura, impulsada por ruidos políticos, en un contexto de cercanía de las elecciones legislativas, primero en la provincia de Buenos Aires y después a nivel nacional.
«Hacia el mediano plazo, seguimos atentos a dos variables clave para el mercado cambiario: el comportamiento de las tasas de interés reales en pesos y la evolución de la demanda de dólares por cobertura, principalmente en función de si el escenario electoral genera mayor volatilidad. Si las tasas en pesos bajan en términos reales, podría renovarse cierta presión alcista sobre las cotizaciones del dólar», agrega.
Facimex Valores también advierte que una vez pasada la liquidación extraordinaria de divisas por parte del sector agroexportador podrían regresar las tensiones. Pero, a pesar de la caída estacional en la oferta de dólares y la habitual demanda de cobertura que habrá por el proceso electoral, no espera que estos factores «afecten el escenario de estabilidad al ser compensados por flujos de capital».
«En este contexto de una posición relativa menos forzada del dólar dentro de la banda de flotación, entendemos que la incertidumbre en torno a la evolución durante la segunda mitad de julio sigue presente. Sobre todo, porque se interpreta que la oferta del agro va a caer de forma significativa. Esto se refleja en la curva de futuros, que viene en aumento en la parte corta y justifica posiciones dolarizadas para perfiles más conservadores», añade la consultora Outlier.
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ECONOMIA
El CEDEAR de un gigante «puede subir hasta un 25% en dólares», avisa un experto en inversiones
Los analistas están recomendando comprar el CEDEAR de Alphabet, la propietaria de Google, YouTube y Android, debido a que consideran que tiene suficientes fundamentos como para llegar a subir en los próximos meses hasta 25% en dólares, por su posición estratégica en el segmento tecnológico, su focalización en la inteligencia artificial y el crecimiento del almacenamiento en la nube.
Los Certificados de Depósitos Argentinos (CEDEARs) equivalen fracciones de acciones de grandes compañías internacionales, y también de índices sectoriales, que cotizan en Wall Street en dólares.
Su diferencial es que pueden ser comprados en pesos, debido a que cotizan en el ByMA, y brindan cobertura cambiaria debido a que ajustan de precio en base al movimiento que muestra el dólar contado con liquidación (CCL)
Por otro lado, también el valor del CEDEAR depende de la cotización del propio activo original representado en Estados Unidos, por lo que incluye el riesgo y la variación de la cotización de la propia empresa a la que representa.
«Google permite posicionarse en una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo, con exposición directa a la revolución de la inteligencia artificial y al crecimiento de la nube», afirma Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est, a iProfesional.
Se debe tener en cuenta que Alphabet, la compañía que está detrás de Google, «sigue mostrando una solidez operativa envidiable, incluso en un contexto de alta competencia en inteligencia artificial y presión regulatoria en Estados Unidos», agrega Castro.
Los datos que demuestra esta compañía es que, en el último trimestre reportado, que es de abril a junio de 2025, Google registró ingresos por u$s90.234 millones, con un incremento interanual del 12%, y un beneficio neto de u$s34.540 millones, reflejando un margen de rentabilidad catalogado, por este analista, como «excepcional».
Incluso, lo más destacado fue el crecimiento sostenido de Google Cloud, que incrementó sus ingresos alrededor de 28%, y el buen desempeño de su ecosistema de servicios, que incluye a YouTube, Chrome y Android.
Además, Alphabet inició el pago de dividendos, que fue de u$s0,20 por acción, y lanzó una recompra de acciones por u$s70.000 millones, «lo que demuestra una fortaleza financiera y compromiso con el accionista», opina Castro a iProfesional.
CEDEAR de Google: cuánto puede subir de precio
Con una relación de Price-Earning (P/E) de 18,8 actual y 17,3 proyectado, y un precio actual alrededor de u$s176, en el mercado se prevé que puede llegar a escalar hasta 25% en dólares en los próximos 12 meses.
«Los analistas internacionales estiman un valor justo promedio de u$s202, lo que implicaría un potencial de suba de casi el 15% en dólares. E, incluso, proyectan escenarios de que puede escalar hasta u$s220 por acción, con un upside de alrededor de 25%» en un año, detalla Castro.
Por lo que recomienda: «Para inversores argentinos, el CEDEAR de Google permite posicionarse en una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo con potencial de crecimiento. Tras una corrección reciente, el momento puede ser ideal para comenzar a armar posición de manera escalonada, pensando en el mediano plazo».
De hecho, el precio de la acción de Alphabet (GOOGL) desciende en todo el 2025 alrededor de 7% en dólares, por lo que se considera un buen punto de entrada.
En resumidas cuentas, el ahorrista puede comprar un CEDEAR de una empresa internacional, como Google, en pesos, y además tener cobertura cambiaria, ya que su cotización también varía en base a la suba del precio del dólar bursátil.-
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