ECONOMIA
Esto es lo que cuesta una entrada para un recital en Argentina versus el resto del mundo

Hubo un tiempo en que la música era solo eso: una forma de expresión, un canal de emociones, un lenguaje universal que trascendía fronteras. Pero hoy, se ha convertido en mucho más que arte: es una industria multimillonaria, donde cada beat, cada estribillo pegadizo y cada show en vivo mueven cifras descomunales. Las giras de los artistas más grandes del mundo generan tanto dinero como una película de Hollywood, y las plataformas de streaming han transformado la manera en que se consume y monetiza este fenómeno.
Recientemente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva contra la reventa de entradas y la especulación en el precio de los conciertos, durante un evento en el que estuvo acompañado del cantante Kid Rock. El texto instruye a la Comisión Federal de Comercio a trabajar con la fiscal general, Pam Bondi, para que las leyes de competencia se apliquen adecuadamente en la industria de conciertos y espectáculos. Los cantantes denuncian que las empresas utilizan bots para comprar entradas de forma masiva y revenderlas con grandes márgenes de beneficios.
El negocio ha evolucionado. Antes, un artista vendía discos y giraba por el mundo para promocionarlos. Ahora, los discos son casi un souvenir, y el verdadero negocio está en los recitales, el merchandising y las múltiples formas de monetización que antes parecían impensadas. Las canciones no solo cuentan historias: también venden productos, se convierten en tendencias virales y hasta funcionan como anuncios encubiertos.
Precios de las entradas para festivales y recitales
Para entender cuánto vale la música hoy, hay que seguir el dinero. Asistir a un recital no cuesta lo mismo en todas partes del mundo. Dependiendo del país, el mismo artista puede ofrecer un show con precios radicalmente distintos, y lo que en un lugar es accesible, en otro puede ser un lujo inalcanzable. Para entender estas diferencias, comparamos el costo de las entradas de tres artistas internacionales y un festival de renombre, en Argentina, América Latina, Europa y Estados Unidos.
Si bien no hay una regla fija en los precios de las entradas, se pueden identificar tendencias
El gráfico muestra que no hay una regla fija en los precios de las entradas según el país, pero sí se pueden identificar ciertas tendencias. En general, Latinoamérica ofrece precios más accesibles en comparación con Europa y Estados Unidos. Sin embargo, esto no significa que los precios sean necesariamente más accesibles para el público, ya que el poder adquisitivo de las personas en Latinoamérica es considerablemente menor que en Europa o Estados Unidos.
Europa se destaca como la región con los valores más elevados, aunque esto responde a una estructura de costos diferente: los ingresos son más altos, la organización de los eventos es más costosa y los recitales suelen realizarse en estadios y arenas con una infraestructura de primer nivel. En Estados Unidos, los precios tampoco son bajos, pero los shows reúnen a una enorme cantidad de asistentes, lo que permite a los productores compensar costos y lograr una recaudación impresionante.
En el caso de Latinoamérica, y particularmente en Argentina, se da un fenómeno interesante: en épocas de recuperación económica después de una crisis, el consumo de entretenimiento se dispara. En lugar de destinar sus ingresos a vacaciones o a la compra de bienes durables, muchas personas optan por gastar en recitales y espectáculos en vivo. Esta tendencia responde a un factor emocional: después de períodos de inestabilidad, la gente busca experiencias que le brinden satisfacción inmediata, y la música en vivo se convierte en una prioridad dentro del presupuesto de ocio.
En el caso particular del Lollapalooza, el gráfico muestra una diferencia notable en los precios según el país. Para calcularlo se realizó un promedio del precio de las entradas Brasil, Argentina y Chile. En este último país por ejemplo, el costo de la entrada casi duplica al de Argentina, y lo mismo sucede con muchos artistas que incluyen al país en sus giras. Esto se debe a varios factores: en algunos mercados, los costos de producción y logística se prorratean gracias a la posibilidad de realizar múltiples fechas en distintas ciudades, lo que permite reducir el valor final de la entrada. En Argentina, además, el gobierno ofrece un tipo de cambio preferencial a los productores de espectáculos internacionales, lo que ayuda a aliviar los costos y se refleja en un precio más competitivo para el público.
En el caso de Chile, hay otro elemento clave que explica los valores elevados: el público chileno está dispuesto a pagar más cuando la entrada incluye beneficios adicionales, como un lugar privilegiado cerca del escenario, una silla reservada o estacionamiento exclusivo. Este tipo de diferenciación en la oferta hace que el precio base del evento suba, pero también que los asistentes perciban mayor valor en la experiencia que están adquiriendo.
Importante diferencia de precios entre recitales de artistas internacionales y nacionales
Otra tendencia que se observa en el mercado de los recitales en Argentina es la marcada diferencia de precios entre los artistas internacionales y los nacionales. El gráfico comparativo de entradas para shows entre 2023 y 2025 deja en evidencia que ver a un artista extranjero suele costar mucho más que asistir a un recital de una banda o solista local. Esta diferencia no solo responde al caché que manejan las figuras internacionales, sino también a los costos asociados a la producción de estos eventos, que incluyen logística, traslados, impuestos y la necesidad de recuperar en pocos shows lo que en otros países se distribuye a lo largo de una gira más extensa.
Para los artistas argentinos, en cambio, la estructura de costos es distinta. Al no depender de traslados internacionales ni de producción en dólares, sus recitales pueden ofrecer precios más accesibles. Sin embargo, esto no significa que llenar un estadio sea fácil para ellos. Las giras de los artistas argentinos suelen extenderse a múltiples ciudades a lo largo del país, mientras que los artistas internacionales generalmente se presentan en un único lugar, con una o dos fechas como máximo. Esta diferencia en la modalidad de los recitales influye en la percepción del público: muchas veces, asistir a un show internacional tiene un valor especial, ya que es una oportunidad única, mientras que un artista nacional probablemente agregue más fechas o vuelva a presentarse en distintas localidades, lo que lleva a que algunos espectadores posterguen esa experiencia.

Hay una marcada diferencia de precios entre los artistas internacionales y los nacionales
Más allá del precio de la entrada, asistir a un recital implica una serie de gastos adicionales que pueden encarecer considerablemente la experiencia. Para una familia de cuatro integrantes, el desembolso no se limita solo al costo del ticket, sino que también incluye transporte, comida, bebidas, merchandising y estacionamiento. Dependiendo del artista y del lugar del evento, estos gastos pueden incluso duplicar o triplicar el valor de las entradas.
La siguiente tabla presenta una estimación de cuánto podría gastar una familia tipo para asistir a un recital, considerando distintos factores que forman parte de la experiencia. Los números dejan en claro que ver a un artista en vivo no es solo una cuestión de entretenimiento, sino también un esfuerzo económico que muchas veces requiere planificación y prioridad dentro del presupuesto familiar.

Ir a un recital no es solo una cuestión de entretenimiento, sino también un esfuerzo económico
Si tomamos como referencia la última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del tercer trimestre de 2024, el ingreso medio per cápita familiar del decil más alto era de $1.043.015. Esto significa que asistir a un recital con una familia de cuatro personas, con un costo estimado de $270.000, representa aproximadamente un 25,9% de ese ingreso.
El costo de asistir a un recital no solo está influenciado por la oferta y la demanda, sino también por el contexto económico general. La inflación juega un papel clave en la evolución de los precios dentro del rubro «Recreación y cultura», que incluye entradas a espectáculos, bienes culturales y otras actividades de entretenimiento.

La inflación juega un papel clave en la evolución de precios del rubro ‘Recreación y cultura’
Si bien los aumentos han seguido una tendencia similar a la inflación acumulada, se da un fenómeno particular: en momentos de crisis económica, muchas personas optan por destinar parte de sus ingresos al esparcimiento, a pesar de los aumentos de precios. Después de atravesar períodos difíciles, asistir a un recital o evento cultural se convierte en una forma de escape y disfrute, una manera de recuperar el bienestar emocional, por lo que el consumo en estos sectores tiende a mantenerse o incluso aumentar.
Al principio de esta nota, planteamos que la música hoy es mucho más que un arte: se ha convertido en una industria multimillonaria, y esto queda claro cuando analizamos las diversas formas en que los artistas generan ingresos. Hoy, figuras como Duki o Bizarrap no solo viven de las reproducciones de sus canciones en plataformas de streaming. Estos artistas han sabido diversificar su fuente de ingresos, aprovechando cada oportunidad para monetizar su trabajo.
Por ejemplo, Duki, uno de los referentes del trap argentino, genera alrededor de u$s75.000 mensuales solo por contratos musicales, lo que refleja la magnitud de la industria en la que está involucrado. En el caso de Bad Bunny, el panorama es aún más impresionante: se estima que su patrimonio supera los u$s88 millones, una cifra que pone en evidencia no solo su éxito en los escenarios, sino también su habilidad para capitalizar cada aspecto de su carrera.
Sin embargo, no podemos olvidar que todo este éxito no sería posible sin el público, que es el verdadero motor de la industria. Son los oyentes y seguidores quienes, a través de sus reproducciones en plataformas, compras de entradas a conciertos, productos de merchandising y apoyo en redes sociales, hacen posible este fenómeno económico. En un ciclo constante, los artistas alimentan las demandas de su audiencia, mientras que el público, a su vez, responde con su consumo, creando así una relación simbiótica que potencia la monetización del talento.
Lo que queda claro es que la monetización en la industria musical ha evolucionado a pasos agigantados. Los artistas ya no dependen únicamente de la venta de discos o de su presencia en los medios de comunicación tradicionales. La música hoy en día genera múltiples flujos de ingresos, lo que les permite diversificar sus fuentes de capital y mantener un nivel de vida de lujo, a la vez que mantienen a su público enganchado mediante una constante oferta de productos y experiencias. En definitiva, los artistas han logrado transformar su talento en una marca, una máquina de generar dinero que va mucho más allá de las canciones y los conciertos. Pero, sin el apoyo incondicional de su audiencia, todo esto no sería posible. Son los fans quienes no solo impulsan el éxito de los artistas, sino que también se convierten en piezas clave en este engranaje económico, ayudando a que el ciclo de monetización continúe.
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ECONOMIA
Chau brecha cambiaria: por qué el dólar blue está más barato que el oficial

Por primera vez desde que se puso fin al cepo cambiario, el dólar blue logró reducir la brecha cambiaria con el minorista oficial e incluso este viernes cerró a valores menores. En la última rueda de abril, el dólar minorista se vendió con una suba de diez pesos en las pantallas del Banco Nación a $1.190 para la venta, mientras que en el mercado informal, el blue se negoció con una caída de quince pesos, a $1.185.
Con estos últimos números, durante abril el dólar paralelo acumuló una caída de $140, equivalente a un retroceso del 10,6%, en un contexto signado por la flexibilización parcial del cepo cambiario. Los dólares financieros acompañaron esta tendencia bajista con una corrección de magnitud similar. En cuanto al dólar oficial, cerró abril en $1.190 para la venta, lo que representó una suba de $96 en el mes, en línea con las expectativas del mercado y la estrategia implementada por el Banco Central.
Chau brecha cambiaria: por qué el dólar blue está más barato que el oficial
El achique de la brecha cambiaria y el valor del dólar blue por debajo del oficial minorista se da a tres semanas del fin del cepo cambiario dispuesto por el ministro de Economía, Luis Caputo.
Esto ocurre porque parte de la demanda de dólares que antes recurría a la compra del blue, ahora decide ir directamente al mercado oficial. Son aquellos ahorristas que compraban montos pequeños, entre los $300 y los $500 mensuales, y que hoy no tienen restringida la cantidad de billetes estadounidenses que pueden adquirir.
A partir de la resolución firmada hace tres semanas por el ministro de Economía, el límite de u$s200 de acceso al Mercado Libre de Cambios se eliminó, al igual que «todas las restricciones de acceso vinculadas con asistencias gubernamentales recibidas durante la pandemia, subsidios, el empleo público y otros».
De esta forma, y tras la oficialización del fin del cepo cambiario, el Banco Central indicó se habilitaba el acceso al mercado de cambios sin restricciones para personas humanas a través de las entidades bancarias.
En cambio, para quienes quieran comprar dólares con pesos en efectivo en sucursales bancarias el límite está establecido en u$s100 mensuales.
«Se terminó totalmente el cepo para personas humanas. Hasta el momento había una restricción de u$s200 mes más la percepción de ARCA, pero a partir del lunes no hay límite al atesoramiento, es ilimitado. La plata que se tiene en forma de débito en el banco es ilimitada», aclaró al respecto Federico Furiase, director del Banco Central.
Primeras señales del nuevo esquema cambiario sin el cepo
El nuevo esquema monetario y cambiario comenzó a mostrar resultados positivos en sus primeras semanas de implementación. Analistas destacaron que el tipo de cambio se mantuvo dentro de las bandas establecidas y que la volatilidad intradiaria comenzó a moderarse, en un contexto en el que el mercado empieza a normalizarse tras semanas marcadas por adelantos de pagos y demoras en la liquidación de divisas. Además, se observaron mejoras en la valuación de activos financieros, especialmente en instrumentos de tasa fija, bonos ajustados por CER y títulos en dólares (Hard Dollar).
Este nuevo marco implica un cambio de foco: el control de la cantidad de dinero pasa a ser el principal ancla de la política económica, mientras que el tipo de cambio y las tasas de interés adquieren una mayor flexibilidad. En este contexto, la acumulación de reservas sigue siendo un desafío central, ya que, pese a una mayor estabilidad cambiaria, las intervenciones del Banco Central permanecen acotadas. Por eso, el comportamiento de la oferta y la demanda de divisas, así como la evolución de los flujos financieros internacionales, serán factores clave en los próximos meses.
Aunque el balance inicial es favorable, persisten riesgos. La volatilidad externa y el calendario electoral local podrían alterar la dinámica de las tasas y afectar el financiamiento del Tesoro. En este sentido, el proceso de renovación de la deuda en pesos será determinante: una mayor exposición a las condiciones del mercado podría obligar a ofrecer tasas más altas para sostener el interés por los instrumentos en moneda local. Atraer inversores y contener la presión sobre las tasas se presentan como desafíos cruciales del nuevo esquema.
También se advirtió que la utilización de utilidades del BCRA para asistir al Tesoro puede ofrecer un alivio financiero de corto plazo, pero conlleva riesgos monetarios a futuro. La forma en que se administren esos fondos será clave para evitar un exceso de emisión que comprometa la estabilidad del tipo de cambio o acelere la inflación. Si bien el esquema logró avances en su arranque, su sostenibilidad dependerá de una coordinación prudente entre las necesidades fiscales y la política monetaria.
Un tipo de cambio que migra hacia el piso
La evolución reciente del tipo de cambio muestra una tendencia clara: desde ubicarse en el centro de la banda cambiaria, ha comenzado a desplazarse hacia su límite inferior. Para Milagros Gismondi, economista de la sociedad de bolsa Cohen, esta dinámica está siendo impulsada por la estrategia oficial de anclar el dólar en esa zona más baja, un objetivo que resulta viable por el momento gracias al flujo positivo en la cuenta financiera, que compensa los desbalances de una cuenta corriente con resultados negativos.
Este proceso representa un primer test para el esquema vigente. Según la especialista, el Gobierno ha sido explícito en su postura de no intervenir mientras el tipo de cambio se mantenga dentro de la banda. Sólo está previsto que el Banco Central compre divisas en caso de que se alcance el piso, algo que hasta ahora no ha ocurrido. No obstante, si la apreciación del peso se mantiene —en parte, impulsada por el retorno del carry trade— podrían generarse nuevas tensiones en el sector externo.
Gismondi subraya que, pese a que en el primer trimestre se registró un superávit comercial, este fue significativamente menor al del mismo período del año anterior: apenas u$s761 millones frente a los u$s4.401 millones de 2024. Esta contracción deja en evidencia que la mejora en el frente externo podría estar tocando un techo, sobre todo si el tipo de cambio real continúa perdiendo competitividad.
Aun así, la analista financiera remarca que la prioridad del Gobierno parece estar puesta en consolidar el proceso de desinflación, de cara a las próximas elecciones. Para lograr ese objetivo, estaría dispuesto a asumir ciertos riesgos en el plano externo, confiando en que la estabilidad financiera y los flujos de capital permitan sostener la actual configuración.
Los motores del carry trade y sus riesgos latentes
El esquema actual se apoya en un componente central: la existencia de tasas de interés reales positivas. Gismondi detalla que, con una tasa efectiva anual en pesos cercana al 36,6% y una inflación proyectada del 30% interanual a diciembre, se genera un incentivo claro para fortalecer el peso y alimentar estrategias de carry trade, que resultan atractivas en este contexto.
Sin embargo, este enfoque no está exento de efectos secundarios. La economista advierte que, con un tipo de cambio en la zona más baja de la banda, los exportadores pierden incentivos para liquidar divisas. El valor actual del dólar es inferior al que ofrecía el mecanismo del blend previo, lo cual desalienta la oferta genuina de dólares. Como ejemplo, menciona que el 21 de abril, con el mayorista en $1.070, se liquidaron apenas u$s 74 millones, la mitad del promedio de los primeros días tras la salida del cepo.
En paralelo, un dólar más barato incentiva las importaciones, que crecieron un 35% interanual en el primer trimestre. Aunque este volumen aún se encuentra un 9% por debajo del promedio de 2022–2023, Gismondi señala que podrían seguir aumentando, especialmente en un entorno de recuperación económica. Además, el turismo emisivo también se ve impulsado, con un déficit de u$s 2.000 millones en los dos primeros meses del año, estimulado por un dólar turista promedio de $1.200.
En conjunto, todos estos elementos aumentan la presión sobre la cuenta corriente. Para la especialista, si bien los flujos financieros sostienen por ahora la estabilidad, las señales de deterioro externo se vuelven más visibles y podrían intensificarse si se mantiene esta trayectoria del tipo de cambio.
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ECONOMIA
¡Hasta 400% más caro! La enorme brecha entre supermercados y mayoristas

Según un informe privado, el punto de venta influye de manera decisiva en el presupuesto familiar, especialmente al adquirir carnes, frutas y verduras.
30/04/2025 – 09:28hs
En tiempos donde cada peso cuenta, cada vez más argentinos comparan precios antes de llenar el changuito. Sin embargo, no siempre alcanza con recorrer distintos supermercados: las mayores diferencias no están entre locales del mismo rubro, sino entre los distintos canales de venta. De hecho, entre un comercio minorista y el Mercado Central, la diferencia de precios para un mismo producto puede superar el 400%.
Así lo revela un informe de la consultora Focus Market para el blog de Educación Financiera de Naranja X, que analizó una canasta de 15 productos de consumo masivo —como alimentos, bebidas, productos de limpieza y perfumería— y detectó fuertes disparidades entre los precios mínimos y máximos según el canal de comercialización.
De mayoristas al Mercado Central: dónde conviene realmente hacer las compras
En promedio, los comercios de cercanía presentan una dispersión del 22% en productos de almacén, 49% en frutas y verduras, y 44% en carnes. Pero la diferencia se dispara si se compara con los valores del Mercado Central: allí, los precios son en promedio un 193% más bajos para frutas y verduras y un 87% más bajos en carnes.
Carne
Uno de los casos más extremos es el kilo de bondiola de cerdo, que cuesta $8.550 en carnicerías y hasta $14.949 en hipermercados —una brecha del 75%—. Si se compara con proveedores mayoristas, la diferencia trepa al 89%.
Lo mismo sucede con otros cortes: el kilo de vacío cuesta $17.600 en tiendas express y $11.999 en ventas al por mayor (47% menos), y el asado de tira alcanza los $16.400 en comercios express frente a $11.298 en mayoristas (45%).
Frutas y verduras
También se observan grandes contrastes.
- Lechuga mantecosa: se vende a $3.000 en supermercados orientales y a $5.299 en tiendas express, una diferencia del 77%.
- Tomate redondo: cuesta $2.500 en verdulerías y $4.390 en comercios de descuento (76% más).
- Papa negra: la diferencia es menor, pero igual significativa: $899 en hipermercados y $1.200 en verdulerías (33%).
Almacén
Entre los productos de almacén, los mayores contrastes se dan en el azúcar y la yerba, ambos con un 34% de diferencia entre el precio más bajo (mayorista) y el más alto (supermercado oriental). En cambio, productos como el arroz y la harina muestran brechas más moderadas, en torno al 13%.
Otros productos
Otros ejemplos llamativos se dan en productos como el café en cápsulas: un mismo paquete puede costar $5.260 en Mercado Libre, $7.370 en apps de delivery, $8.120 en una cadena de supermercados y $6.820, en otra.
En el caso del dulce de leche de primera marca, el pote de 400 gramos se consigue por $2.980 en supermercados, $3.400 en delivery y $2.820 en Mercado Libre.
En cambio, hay artículos que mantienen cierta homogeneidad de precios. Una gaseosa de 2,25 litros, por ejemplo, se vende a $4.200 tanto en supermercados como en apps, y apenas más cara en plataformas online como Mercado Libre.
Hábitos de consumo: dónde y cómo compran los argentinos
Además del análisis de precios, el informe incluyó una encuesta nacional sobre los hábitos de compra. El 48% de los consultados dijo encontrar los precios más convenientes (sin promociones) en hipermercados, seguido por mayoristas (26%) y supermercados chinos (12%).
En cuanto a ofertas y descuentos, el 52% aseguró que las aprovecha principalmente en hipermercados, el 29% en mayoristas y el 7% en supermercados chinos. Sobre el lugar elegido para comprar carnes, frutas y verduras, el 81% mencionó carnicerías, granjas y verdulerías; el 13% optó por hipermercados, y solo un 3% por autoservicios nacionales.
Finalmente, al consultar con qué frecuencia hacen sus compras, el 62% dijo abastecerse semanalmente, el 18% una vez al mes, el 16% repone productos día a día, y un 4% compra para varios meses.
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ECONOMIA
Dos empresas energéticas no pagarán intereses de sus ON y se enciende la alarma de un posible default

Se trata de Generación Mediterránea y Central Térmica Roca, del Grupo Albanesi, que comunicaron que no podrán cumplir con sus compromisos el 5 de mayo
30/04/2025 – 21:06hs
La energética Generación Mediterránea (GEMSA), junto con Central Térmica Roca S.A., ambas del Grupo Albanesi, comunicaron al mercado que no podrán cumplir con el pago de intereses de sus obligaciones negociables (ON) el próximo 5 de mayo, encendiendo luces de alerta entre los inversores por la posibilidad de un default técnico si la situación no se regulariza dentro de los plazos de gracia establecidos.
En una nota enviada a la Comisión Nacional de Valores (CNV), ambas compañías informaron: «Se hace saber que las Sociedades no realizarán el día 5 de mayo de 2025 los pagos de los intereses informados en los mencionados avisos«.
La deuda en cuestión asciende a u$s19,5 millones y está relacionada con las ON Clase XXXIX, XL y XLI, emitidas bajo un programa global de obligaciones negociables simples por hasta u$s1.000 millones. Las ON Clase XXXIX cuentan con un período de gracia de 30 días, mientras que las Clases XL y XLI solo tienen 10 días hábiles antes de que se configure un «evento de incumplimiento», tal como figura en los prospectos oficiales.
«Las Sociedades se encuentran analizando distintas alternativas para resolver esta situación a la mayor brevedad posible, buscando priorizar la continuidad de su operación y preservar los intereses de sus acreedores», aseguraron desde GEMSA.
Una deuda creciente, con múltiples emisiones en los últimos años
El comunicado llega tras una intensa actividad financiera del grupo en los últimos meses. Solo en 2024, GEMSA emitió múltiples series de obligaciones:
- En junio, emitió ON Clase XXXI por u$s38,6 millones, con tasas que escalan del 12,5% al 15% anual y vencimiento en mayo de 2027.
- En agosto, junto con Central Térmica Roca, colocaron ON Clase XXVIII, XXIX, XXX y adicionales Clase XXIV por hasta u$s40 millones, incluyendo instrumentos en dólares, pesos ajustados por Badlar y UVAs, con plazos de entre 12 y 36 meses.
- En febrero de 2025, co-emitieron las ON Clase XLII, denominadas en pesos y a tasa variable, por hasta u$s5 millones (ampliables a 20 millones).
Según la calificadora de riesgo FIX, los vencimientos proyectados para 2025 eran «manejables en función de la trayectoria de los flujos y la buena base de activos de la compañía«, aunque advirtió que el «incremento en los costos de financiación, especialmente a fines de 2024, derivó en una mayor carga de intereses, presionando los flujos y reduciendo su flexibilidad financiera».
Una semana antes del anuncio, la empresa había publicado los avisos de pago a los tenedores de deuda, que luego fueron cancelados este miércoles, generando preocupación entre los inversores.
Un grupo con fuerte presencia en el sistema eléctrico
El grupo Albanesi se encuentra «saliendo de un agresivo plan de inversión de u$s600 millones» para ampliar la capacidad de generación en Ezeiza, Río Cuarto y construir una nueva central en Santa Fe. En 2024 inauguró dos proyectos clave: la Central de Cogeneración Arroyo Seco (USD 165 millones) y la ampliación de la Central Térmica Modesto Maranzana en Córdoba (USD 190 millones), esta última con una capacidad instalada de 475 MW, que representa el 25% de la energía consumida en la provincia.
Fuentes del mercado insisten en que se trata de un problema de liquidez, no de solvencia. «La empresa tiene canales abiertos y espera pagar. Es una compañía que siempre trató bien a sus acreedores. Estimo que va a buscar adecuar la deuda a los flujos», explicaron.
La falta de pago de intereses genera una situación delicada para el grupo, que ya se enfrenta a los efectos del endurecimiento del crédito, las subas en las tasas de interés y la reconfiguración del esquema de subsidios energéticos a nivel nacional. Aunque todavía no se formalizó un default, la continuidad de esta situación podría comprometer futuras emisiones, activar cláusulas de cross default y deteriorar el perfil crediticio de Albanesi.
Por ahora, las empresas informaron que están en proceso de evaluación de opciones para cumplir con sus compromisos y evitar un daño mayor. Mientras tanto, el mercado espera señales concretas de un plan de acción financiero que les permita recuperar previsibilidad y sostener su expansión en el sector eléctrico.
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