ECONOMIA
Expertos tienen dudas y ven inconsistencia por pago en dólares con tarjeta de débito
El Gobierno dio un paso clave para avanzar en la promesa de establecer una economía bimonetaria, dado que el BCRA aprobó la normativa que permite comprar en dólares con las tarjetas de débito, y permitir que los comercios puedan poner sus precios en pesos, dólares, o cualquier otra moneda para sus operaciones diarias. Para algunos analistas, en un contexto de cepo cambiario, estas medidas implican algunas inconsistencias, y dudas, entre ellas, cuál será el tipo de cambio que se aplicará.
Según una reciente resolución del BCRA, a partir del 28 de febrero, los comercios que lo deseen podrán aceptar pagos en dólares con tarjetas de débito. Esta medida permitirá que los comerciantes ofrezcan a sus clientes la posibilidad de elegir la moneda en la que prefieren abonar.
De todos modos, los analistas no prevén una adhesión masiva de parte de los consumidores minoristas al pago en dólares con tarjeta de débito
Pago en dólares con tarjeta de débito: ¿a qué apunta el Gobierno?
El analista financiero Christian Buteler afirmó que «con cepo no hay competencia de monedas» y sostuvo que «es parte del relato que quiere mostrar el Gobierno de que hay avances, cuando en realidad no los hay; hablan de competencia de monedas y una empresa tiene que esperar 6 meses entre una operación de MEP y otra en el MULC».
Y alegó: «Competencia de monedas es que vos puedas elegir libremente en qué moneda queres transaccionar, y atesorar el dinero. Es que vos tenes el mismo tipo de cambio, pones el precio en pesos y el dólares,y es indistinto que vos lo pagues en pesos o en dólares. Pero en este caso, no es indistinto, porque hay una diferencia importante porque tenes cepo y brecha».
No obstante, el experto remarcó que entiende por qué el Gobierno adopta estas medidas: «Busca que se mantengan los dólares depositados en los bancos por el blanqueo, eso favorece a las reservas brutas y los créditos en dólares que permiten el carry trade».
En sintonía, en PUENTE «creemos que la idea del Gobierno es que los dólares que están en el sistema sin aplicación circulen». Y argumentaron que «esto tiene dos objetivos: que estos dólares se usen para transacciones en vez de gotear de los bancos como lo vienen haciendo, y por el otro, y fundamentalmente, que los dólares remoneticen la economía y empujen la actividad económica».
A su vez, Florencia Fiorentin, economista jefa de Epyca, coincidió en que «es otro intento de que la clase media ponga más en circulación sus dólares de ahorro, en lugar de venderlos en el blue por ejemplo, que de esa manera siguen fuera del sistema».
Para Fernando Baer, economista jefe de Quantum Finanzas, estas decisiones están «en línea con las medidas que se fueron tomando previamente en la materia; el resultado del blanqueo y la estabilidad de los depósitos en dólares justifican seguir avanzando en esa dirección, la competencia de monedas es un objetivo importante para el Gobierno y actúa en consecuencia».
¿Qué inconsistencias y dudas ven los expertos en el pago en dólares con tarjeta de débito?
La consultora EconViews planteó: «La convivencia de esta competencia de monedas con el cepo es una contradicción en sí misma. ¿Cómo es posible que compitan dos monedas, si no hay libertad para convertir una por la otra? Este nuevo esquema de competencia de monedas con cepo nos deja algunas inconsistencias».
Al respecto, la consultora sostuvo que «en principio, el pago de impuestos y salarios seguirá siendo en pesos«. Y explicó que «en ese caso, algunas empresas deberán vender los dólares para hacer frente a esos compromisos, pero al mismo tiempo (como en el caso de las empresas que acceden al MULC) esas operaciones siguen estando fuertemente restringidas por el cepo; es decir, algunas empresas deberán vender los dólares que luego no podrán volver a comprar».
«Otra incógnita es, en el caso de que los precios se expresen en ambas monedas, cuál será el tipo de cambio que se aplicará. Seguramente no va a ser el oficial. Lo más probable es que opten por el dólar bolsa (MEP) o el dólar blue. En definitiva, surgirá otro tipo de cambio que será el que elijan los comerciantes para fijar los precios en ambas monedas», destacó.
La consultora también resaltó que «surge la duda de cómo será la recaudación de impuestos en el caso de que la operación se haga en dólares». En ese sentido, prevé que «seguramente la factura se pesifique al tipo de cambio oficial para calcularlos, lo que resultará en un precio menor a aquel que el que el comercio haya establecido en pesos».
«Es decir que habrá una diferencia en el monto impositivo dependiendo de la moneda de pago», subrayó.
Con igual diagnóstico, los analistas de la sociedad de Bolsa Cohen S.A. expresaron que «estas medidas buscan promover el uso de los ‘argendólares’, pero generan interrogantes sobre su impacto en la demanda de pesos, la dinámica de facturación en moneda extranjera y el tipo de cambio implícito que manejarán los comercios».
«Si bien podrían aliviar momentáneamente la presión sobre la moneda nacional, la sostenibilidad de esta estrategia a largo plazo es incierta, especialmente considerando que aún persiste la regulación que restringe los préstamos en dólares a quienes generan ingresos en esa moneda», advirtieron.
Para Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance, «al mantenerse el cepo cambiario, esta iniciativa podría generar disparidades en la aplicación de los diferentes tipos de cambio (oficial, MEP, CCL, entre otros)».
En ese marco, el experto advirtió que «la determinación del tipo de cambio será un aspecto crítico; aunque lo lógico sería utilizar el tipo de cambio oficial, podría haber situaciones donde comercios o usuarios prefieran basarse en el dólar MEP u otros mecanismos, generando potenciales distorsiones y desincentivos al uso«.
«Para garantizar transparencia y evitar arbitrajes, sería ideal establecer un criterio único y claro que facilite la aceptación de esta práctica», manifestó.
Para Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, supone «en la medida que no haya una unificación cambiaria, el comerciante lo va a tener que contabilizar al dólar MEP con algún cierre que fije el BCRA».
«Hoy cuando haces una factura en dólares, se contabiliza en dólares oficiales. Cuando uno paga con dólares en realidad estás pagando a un dólar que es más alto, que es al dólar paralelo. La lógica indicaría que debería que fuera a la cotización del dólar MEP que es el legal», razonó.
En sintonía, Maximiliano Ramírez, socio de Lambda Consultores, recalcó que con este esquema «cuál es el tipo de cambio que van a tomar es una gran pregunta» y consideró que «en el caso de los comercios minoristas, algunos te van a tomar al valor del dólar blue, y en el caso de comercios mayoristas que estén un poco más regulados seguramente tomarán el dólar MEP».
Fiorentin enfatizó que «no veo riesgos, pero sí una medida con efectos limitados» dado que «sigue el cepo y puede generar desacuerdos sobre cuál es la cotización (la norma no lo establece)». Al respecto, añadió: «el tipo de cambio (que se aplicará)imagino que será el blue».
En PUENTE señalaron que «por ahora vemos los riesgos de este sistema bastante acotados, en la medida en que no se extienda a más contratos». Y añadieron que «dado que no hay operaciones de cambio formales en las compras, el tipo de cambio estará implícito por el precio que ponga el comerciante, y probablemente haya un tipo de cambio distinto por cada comercio»
Asimismo, Jeremías Rucci, Project Manager de la Fundación Internacional Bases, aseveró que «no habrá riesgos siempre y cuando la macro mantenga la tendencia desinflacionaria, la actividad siga creciendo y las cuentas públicas continúen en orden».
Sobre la cuestión del tipo de cambio, el experto consideró «para cualquier posicionamiento de precios minoristas, los comerciantes miran el dólar completamente libre, al blue».
«Sin embargo, el Gobierno ya ha dado muestras de credibilidad en cuanto al movimiento del dólar oficial. En el caso de los productos importados, ahí será el dólar oficial el referente. Por eso la reducción del crawling peg tenderá a profundizar la baja de la inflación. Pero los precios en el mostrador no serán influidos en el corto plazo por las medidas respectivas a la competencia de monedas», estimó.
¿Prevén que los pagos en dólares tendrá gran adhesión?
La consultora EconViews subrayó que «este cambio facilita la vida de mucha gente que hasta ahora necesitaba vender sus dólares para pagar sus compras y ahora lo pueden hacer directamente usando fondos que tienen en el banco o en las billeteras virtuales».
«De todas maneras, no está claro cuál puede ser el grado de adhesión de los usuarios minoristas a esta nueva herramienta, sobre todo considerando que la tenencia de dólares está más asociada al ahorro. Para algunas empresas también es una ventaja porque pueden disponer de dólares sin tener que ir al mercado de cambios (el MULC), y de esa forma eludir algunos aspectos del cepo», razonó.
Roció Bisang, analista de Eco Go evaluó que «la medida es útil, en tanto facilita el comercio de algunos bienes que de facto ya estaban dolarizados (autos, viviendas, viajes, etc), aunque no creo que, al menos por ahora, tenga una gran aceptación en lo que es el comercio minorista para las compras cotidianas».
«Los sueldos y el crédito son, al menos para el ciudadano común, mayoritariamente en pesos y existe cierta costumbre aprendida de ‘atesorar’ los dólares que todavía se mantiene en general, más alla de que sí hay un menor circulante de pesos y una mayor oferta de dólares», fundamentó.
Fiorentin también auguró que «habrá adhesión pero no será muy masiva».
Rucci comentó que «aún no prevemos una adhesión masiva al pago en dólares entre los usuarios minoristas, pero en el mediano plazo podría consolidarse. El fortalecimiento del peso actualmente reduce la necesidad inmediata de recurrir al dólar, pero a medida que los consumidores y comercios se adapten a la libre elección de monedas, el dólar podría ganar terreno por su estabilidad histórica y aceptación internaciona».
Además, estimó que «la cultura de ahorro en dólares en Argentina podría acelerar su adopción, especialmente si surgen plataformas y servicios que simplifiquen su uso en transacciones cotidianas», aunque aclaró que «esto dependerá de la evolución de la confianza en el peso y del desarrollo de un entorno competitivo en el mercado de monedas».
Para Lazzati, «es poco probable que la medida tenga una alta adhesión entre los minoristas, porque la cultura financiera del argentino promedio tiende a considerar al dólar como un activo de ahorro más que como una moneda de intercambio»
«La predisposición a gastar dólares dependerá de un cambio significativo en las expectativas de estabilidad económica y en la confianza en el peso como reserva de valor. Además, el costo psicológico de desprenderse de dólares podría ser una barrera adicional», opinó.
Buteler también vaticina que el pago en dólares no va a tener un gran nivel de adhesión: «la gente que depositó dólares por el blanqueo lo que hizo fue depositar dólares que tiene como ahorro, no como dinero transaccional».
«Lo hizo para blanquearlo pero no para gastarlo en la verdulería.Podrá utilizarlo para comprar un departamento para ese tipo de operaciones, pero no para ir al supermercado, no le veo mucho uso», pronosticó.
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ECONOMIA
Subió la soja, exportadores ya reciben un dólar similar al MEP y prevén más divisas para el BCRA
Si lo que Toto Caputo esperaba con su anuncio de rebaja de retenciones al agro era aplausos, hasta ahora la jugada le salió mal: entre los productores se han escuchado más críticas que elogios. Pero si lo que esperaba eran dólares de corto plazo, todavía tiene una chance de que el plan salga bien.
Después de un comienzo desordenado y con incertidumbre, recién este miércoles el mercado empezó a reflejar una mejora en los precios que las exportadoras les ofrecen a los productores. Hasta ahora, las cifras no marcaban una mejora, lo cual había dado lugar a críticas exacerbadas.
Analistas del sector y productores «influencers» hicieron referencia a cierta improvisación en la medida oficial. La principal preocupación era que, ante la obligatoridad de liquidar la exportación en un lapso de apenas 15 días, la medida solamente beneficiara a las grandes exportadoras acceso al crédito como para prefinanciar las exportaciones. Y el resultado, afirmaban los críticos, era que el costo financiero fuera luego trasladado a los productores, con lo cual se terminaría neutralizando buena parte de la baja de las retenciones.
«Probablemente pase como con los autos: hay una rebaja de impuestos y parte de eso se lo queda la automotriz», advierte José Antonio Álvarez -conocido en las redes por su seudónimo Bumper Crop-, uno de los más críticos sobre la manera en que se implementó la medida, sobre todo por el hecho de que la rebaja de retenciones tenga una fecha de vencimiento.
Su expectativa, de todas formas, es que en junio se terminará confirmando la continuidad de la medida, lo cual significará una mejora en el precio efectivo a los productores: «Si la competencia entre las exportadoras termina siendo libre y no se cartelizan, van a tener que aumentar el precio en la misma medida en que se redujeron las retenciones».
Polémica en el campo por la «lluvia» de dólares
Pero claro, hasta junio falta mucho tiempo, y lo que hoy el mercado se pregunta es si los productores venderán su stock guardado en los silobolsas o si mantendrán una actitud rebelde. Por otra parte, el propio anuncio de la medida del gobierno ayudó a que el precio internacional acentuara su tendencia a la baja, sobre todo para el caso de la soja.
Así, empezaron a circular en las redes manifestaciones de productores enojados, que ya adelantaban su negativa a deshacerse de su stock mientras no hubiera un cambio definitivo de régimen impositivo ni se desmantelaran los controles de cambio. Y se llegó a ver el lema: «Viva el silobolsa, carajo» escrito sobre los propios silos llenos de soja.
Es decir, un sentimiento que pone en seria duda la posibilidad de que Caputo pueda embolsar parte de los casi 18 millones de toneladas de soja que permanecen guardados en silobolsas, y que al precio de hoy significan unos u$s6.800 millones. En el mejor de los casos, si todo ese stock se liquidara en los próximos 15 días, al Banco Central le ingresarían u$s5.500 millones -después de descontado el porcentaje de la exportación que va al «contado con liquidación»-.
Ese potencial es muy importante en un momento en el que el gobierno se fijó como prioridad el mantenimiento de la estabilidad cambiaria y que el dólar cumpla el rol de ancla inflacionaria. Y el monto de u$s5.500 millones equivale a casi la mitad de la asistencia de fondos frescos que Caputo está negociando con el FMI.
Soja y dólares: quejas por la incertidumbre
Sin embargo, en el campo hay indicios de que las cosas no van a ser tan fáciles. Hubo incluso quienes consideraron que los regímenes de incentivo exportador que aplicaba Sergio Massa -conocidos como «dólar soja» resultaban más ventajosos.
«Lo que genera más incertidumbre, es el hecho de que el que quiere puede optar por una u otra de las posibilidades. Digamos, si uno exportador quiere optar por la liquidación de 360 días, ¿qué va a pasar? ¿Va a tener que liquidar el derecho de exportación, por ejemplo en el caso de soja, en 33% en vez de en 26%?», planteaba el analista Gustavo López, de Agritrend, sintetizando el sentimiento imperante en el campo. Su pronóstico es que los productores mantendrán una actitud de cautela y que no habrá un nivel de ventas masivos, al menos hasta no tener en claro cómo se reflejará la medida en el precio final.
Por su parte, Santiago del Solar, dirigente rural de la provincia de Buenos Aires que el año pasado lideró la resistencia contra la suba de impuestos rurales impuestas por Axel Kicillof, fue uno de los más críticos, y advirtió que una buena medida como la rebaja de retenciones podría convertirse en «un efecto boomerang».
«Poner fecha de vencimiento a viva voz de baja de retenciones no cambia expectativas. No incentiva la siembra de trigo 2025. Quien tiene alguna posibilidad comprar bienes de capital sabe de antemano que sus granos pierden capacidad compra», argumentó.
Según su estimación, el costo financiero por el adelantamiento de divisas terminará erosionando la rebaja impositiva. Y pronosticó que una diferencia de 15 dólares por tonelada no será suficiente como para cambiar el ritmo de venta de los granos.
En la misma línea, Marianela de Emilio, analista de Agroeducación, consideró que el hecho de que la mejora sea transitoria es lo que genera rechazo. «Cuando en vez de cambiar el régimen, lo que se hace es poner un período desde/hasta, ahí se genera todo este tipo de especulaciones, posibilidades, alternativas de por un lado dar una ventaja y luego cobrártela en modo financiero», fundamenta.
Y adelanta que lo que sea vea en los próximos días en la pizarra de precios dará la pauta de si los productores reaccionarán positivamente o si lo verán como «un parche perjudicial».
Una buena: mejora el precio de la soja
¿Y qué dicen los precios? El miércoles, después de algunas jornadas de aletargamiento -en las que hasta se había visto un empeoramiento en las pizarras- empezó a reflejarse el efecto de la baja de retenciones.
La soja, con un nivel de $310.000 la tonelada, supuso una mejora de 5% respecto del precio que regía en el momento previo al anuncio oficial. Para el trigo, el aumento fue de 3,7%, mientras que para el maíz fue de 1%.
En otras palabras, hay una oportunidad, sobre todo en la soja, que puede ayudar al productor en un momento de bajas rentabilidades. Pero la realidad es que el mercado interno no está pagando, al menos no todavía, toda la mejora por el alivio impositivo, que en teoría superaría el 10%.
Hasta el día previo, se quedaban con u$s238 por tonelada, lo que implica que los productores sojeros lograban captar un 61% del precio internacional. Al caer la retención del 33% al 26%, entonces el precio a embolsar subió a u$s263,50, lo que equivale al 68% del precio internacional.
Hay que notar que un factor que influye en esta cuenta es la cotización del «dólar contado con liquidación», dado que un 20% de lo que recibe el exportador no entra al BCRA y queda en una cuenta del exterior. Por lo tanto, cualquier efecto que achate al CCL -algo que, de hecho, ocurrió el viernes- incidirá en la cuenta final.
En definitiva, la medida de Caputo tiene el efecto equivalente haber subido la cotización del dólar oficial un 10,7%, lo que implicaría un tipo de cambio de $1.161, cercano a la cotización del MEP
Empiezan a verse más dólares por la soja
Lo cierto es que, hasta ahora, la mejora para los productores es la apenas mitad de esa «devaluación indirecta». ¿Alcanzará como para convencer de que cambien de actitud a quienes hasta ahora llenaron los silobolsas?
El movimiento empezará a verse en los próximos días. Los analistas que mejor conocen el sector creen que, pese a las críticas e incertidumbres del comienzo, no hay temores para pensar en que fracase la iniciativa oficial.
«Arrancó con algunos tropezones, lo que hizo que el mercado se vaciara y no tuvimos precios de referencia. Pero ahora empezaron a salir los exportadores con un valor en torno a $310.000. Y con el correr de los días, algo ya se va a comercializar. Y está bien que no se haga esperar demasiado la implementación porque si no empieza a trastabillar», observa Salvador Vitelli, de la consultora Romano Group.
Según Vitelli, lo que influyó en el arranque del nuevo esquema es el hecho de que las grandes exportadoras venían trabajando con contramárgenes y bien abastecidos de stock para la actividad del crushing, lo cual hizo que no hubiera una necesidad de salir con celeridad a buscar mercadería. Pero adelanta que el mercado acomodará los precios a la nueva realidad.
La gran pregunta, en todo caso, es si sigue habiendo margen como para que mejore el precio interno al productor, y de momento las visiones son de escepticismo. Por más que la campaña de 2025 haya recalculado el volumen a la baja -desde 52,5 a 49 millones de toneladas-, lo cierto es que las grandes existencias en stock, sumado a la predicción de sobreoferta en el mercado global y al «efecto Trump», no hacen suponer una mejora.
Como siempre, se está recreando el debate clásico entre las dos facciones: la que alienta a aprovechar el momento y asegurar el precio, y aquellos que defienden al silobolsa lleno y apuestan a que haya algún cambio político que les justifique la espera.
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