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ECONOMIA

Vacaciones en Uruguay: comprar dólares allá con pesos cuesta hasta el doble que en Argentina

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Los precios de los países vecinos son atractivos para vacacionar, como muestra de esto se encuentra, por ejemplo, el dato que en los últimos 10 días de diciembre viajaron unos 140.000 argentinos a Uruguay.

Aunque a la hora de cambiar dinero del otro lado del Río de la Plata la ecuación se invierte ya que se deberá tener en cuenta que, si se llevan pesos, se deberá convalidar un precio de dólar que es el doble de lo que se consigue en la plaza doméstica. 

En concreto, quien viaje a Uruguay con pesos argentinos deberá pagar un promedio de $2.255 por cada dólar en bancos y casas de cambio charrúas. Es decir, unos mil pesos más (95% adicional) de lo que se consigue localmente, donde el valor del MEP (Bolsa) es de $1.160 y el blue ronda los $1.220.

Incluso, en una de las casas de cambio uruguayas, relevadas por iProfesional, se llega a solicitar hasta 3.000 pesos argentinos por dólar.

En consecuencia, conviene llevar dólares en efectivo adquiridos en Argentina antes de viajar. 

Incluso, también resulta ahora más barato pagar en el vecino país con tarjetas de crédito y débito, ya que para las compras en el exterior con esos medios de pago se aplica un tipo de cambio menor al que regía hace unas semanas atrás, debido a la eliminación del Impuesto PAIS del 30%.

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Por ende, ahora se debe convalidar la cotización del dólar minorista más el 30% del adelanto al Impuesto a las Ganancias, que resulta en un «dólar tarjeta» de un valor de $1.368, un 40% menos que lo que cuesta cambiar dinero en Uruguay.

Llevar pesos argentinos, la peor opción

El precio de dólar que se tiene que convalidar en las casas de cambio y bancos uruguayos con los pesos argentinos, que llega hasta un máximo de $3.000, representa tanto la presencia de cierto atraso cambiario doméstico como de una moneda local muy devaluada por la elevada inflación que tiene Argentina desde hace varios años.

En concreto, la cotización del tipo de cambio oficial subió 27% en todo 2024, varios puntos más que el dólar libre, mientras que el avance del índice de precios al consumidor (IPC) de todo el año pasado estuvo muy por encima: en torno al 116%.

Bajo estos parámetros, en base a las operaciones efectuadas en el mercado de futuros y opciones del Matba-Rofex, se convalida que el tipo de cambio mayorista oficial se ubicará a fines de noviembre que viene en $1.270. Es decir, todavía muy por debajo de lo que se solicita en Uruguay en la actualidad.

Igualmente, el dato concreto que movió la cotización promedio de $ar2.255 que se debe pagar en Uruguay por dólar en los últimos meses, no fue el peso argentino, sino que fue el dólar.

Es que en la mayoría de las casas de cambio y bancos del vecino país se ofrece pagar un valor unificado de $ur0,02 por peso argentino, cifra que no se modificó en el último semestre.

En cambio, por el volátil contexto mundial, la cotización del dólar en Uruguay tuvo diferentes valores. El precio de venta en casas de cambio y bancos hace unas semanas llegó desde ser menor de $ur45 hasta tocar un máximo de $ur45,9 días atrás.

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Hoy el billete estadounidense se encuentra en un máximo de 45,2 pesos uruguayos.

Precio para comprar dólares en Uruguay con pesos argentinos.

Precio dólar en Uruguay con pesos argentinos

En Uruguay se solicita hasta $3.000 argentinos por cada dólar, porque se paga cada vez menos por el peso argentino, a causa de su constante menor valor por la inflación elevada y también por la devaluación lenta de la moneda. 

Además, como se mencionaba, en todo este 2024 el precio del dólar también subió en Uruguay, ya que en diciembre de 2023 se ubicaba en un promedio de 40,60 pesos uruguayos por dólar, pero hoy ya se pide más de 45 pesos uruguayos. Entonces, también por ese lado se requieren más pesos argentinos para comprar divisas.

Cabe mencionar que el mecanismo para comprar dólares estadounidenses con pesos argentinos requiere de una doble transacción, ya que la moneda que circula del otro lado del Río de la Plata es el peso uruguayo, que es, lógicamente, la que se utiliza para toda operación.

Por eso, primero los turistas deben cambiar sus pesos argentinos en el país vecino por sus equivalentes uruguayos. Les pagarán, en casi todos los bancos y casas de cambio $ur0,02 por cada unidad nacional.

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Luego, se debe realizar otra transacción, que es convertir esos pesos uruguayos a dólares, cuya cotización para la venta se ubica en torno a los 45 pesos uruguayos en promedio.

En definitiva, el precio medio que se debe convalidar para comprar un dólar con los pesos argentinos en Uruguay es de $2.250, que depende de forma directa de las cotizaciones de compra y venta de las distintas monedas en cada una de las casas de cambio y bancos uruguayos.

Un precio de referencia  para el dólar que sigue por encima de los pronósticos de tipo de cambio que se opera en el mercado argentino.-



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ECONOMIA

Bicicleta financiera: el Gobierno tienta al campo con tasas en pesos y dólar quieto, pero productores desconfían

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Con honestidad brutal, el director de ARCA -ex AFIP-, Juan Pazo, les dijo a los directivos del Consejo Agroindustrial Argentino que lo mejor que pueden hacer es vender ahora mismo su stock y aprovechar las tasas altas en pesos para hacer «carry trade». La recomendación no cayó bien entre los productores, que están ralentizando su ritmo de liquidaciones, lo cual deja planteado el interrogante de si, en su afán de acelerar la entrada de agrodólares el gobierno podría sufrir un «efecto boomerang».

De hecho, el planteo agudizó las dudas respecto de la sostenibilidad del nuevo esquema del crawling peg al 1% en un contexto global más volátil e impredecible por el «efecto Trump». Y, de momento, el ritmo de liquidaciones viene mostrando un escaso entusiasmo por aprovechar la baja de las retenciones y volcar los pesos a la compra de títulos del Tesoro.

«Más clarito, imposible», comentó en economista Christian Buteler, uno de los que más insistencia ha mostrado respecto del agravamiento del retraso cambiario.

«Menos mal que había que recuperar la cultura del trabajo. Cree que el mundo es la timba financiera», dijo, por su parte, Ricardo Buryaile, productor agropecuario y ex ministro de Agricultura durante la gestión macrista, en una crítica que sobrepasaba a Pazo y que toca, sobre todo, al ministro Luis «Toto» Caputo.

¿Por qué estaba el titular de ARCA en una reunión con dirigentes del agro? Es una de las preguntas más escuchadas de estas horas, y la respuesta es simple: porque la medida de la baja de retenciones depende de la capacidad recaudatoria del gobierno que asegure el superávit fiscal. El argumento oficial es que los seis meses que dura el nuevo régimen es lo máximo que puede asegurarse para que los u$s1.000 millones que dejarían de entrar a la caja de ARCA.

Y su recomendación sobre la inversión financiera apunta a que, en términos reales, podría tener para los productores sojeros el mismo resultado de una suba en el precio que lleve la cotización por encima de los $330.000 por tonelada.

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Reacciones defensivas

Casi todas las críticas apuntan al hecho de que, en realidad, el gobierno está dejando entrever uno de sus flancos débiles -la pesistencia de reservas negativas en el BCRA-, al prometer ganancias financieras para el principal sector proveedor de divisas. Y que la solución pasa por la eliminación definitiva de las retenciones.

«¿Por qué será que a los que tienen dólares en colchón y cajas de seguridad no se les aconseja que hagan carry trade? Hay muchos más dólares en esa condición que soja en manos de los productores», planteó Santiago del Solar, ex jefe de gabinete del ministerio de agricultura, uno de los productores que ahora se muestra más crítico de la política de Javier Milei hacia el campo.

Los motivos de enojo en el campo son variados, desde que el gobierno desconoce que el productor necesita hacerse de dólares para comprar los insumos de la próxima campaña hasta que no entiende la situación financiera de los productores, donde el excedente de cash no es la tónica, justamente en un momento de márgenes de ganancia negativos.

Por otra parte, la confirmación de las convocatorias a acreedores tras los default en el grupo Los Grobo y en Agrofina hicieron que aumentara la cautela en el plano financiero. Después de todo, el propio gobierno insinuó que esos casos obedecían a un intento de «licuar tasas» y advirtió que no habrá salvatajes en casos de quebrantos.

El campo y las tasas en pesos

La realidad es que lo que dijo Pazo no es muy distinto a lo que recomiendan muchos consultores del negocio agropecuario, que intentan revertir la tradicional estrategia de «ahorrar» con el propio stock guardado en silobolsas, algo que puede dejar una pérdida por costo de oportunidad en momentos de precios bajistas en el mercado internacional.

Y, con el debut del nuevo crawling peg al 1%, se generó una mayor oportunidad de ganancia para las inversiones en pesos, con tasas que rondan el 2,5%. De hecho, la baja nominal de la tasa de política monetaria -que pasó del 32% al 29%- terminó traduciéndose en un aumento de la tasa real para quienes apuestan al «carry trade».

Pero ya a los consultores les resulta arduo convencer a sus clientes de que utilicen las herramientas del mercado de futuros para asegurar precios de venta, con lo cual resulta poco creíble que haya un pasaje masivo hacia títulos que implican un riesgo cambiario.

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Actualmente, según la estimación de Marianela de Emilio, experta del Inta, hay nada menos que 39 toneladas de los principales cultivos, disponibles y guardados por los productores. De ese total, casi 18 millones corresponden a la soja, 9 millones al maíz y unas 12 millones al trigo.

La intención de Caputo es que, antes de mayo -cuando empiezan a entrar los dólares de la cosecha gruesa- se pueda liquidar la mayor parte de estos stocks. Solamente con la soja, después de la recuperación de precios en el mercado internacional, una venta masiva le permitiría al Banco Central ingresar unos u$s5.500 millones para reforzar las reservas y, además, -dado que se mantiene el esquema «blend» que permite liquidar un 20% de la exportación en el «contado con liqui»- entrarían unos u$s1.400 millones al mercado paralelo, una cifra lo suficientemente alta como para anestesiar a un mercado nervioso.

Los dólares dentro de los silobolsas

Pero hasta ahora, las señales no son auspiciosas sobre una liquidación masiva. Si bien este jueves se notó un incremento del volumen de ventas y el BCRA pudo comprar u$s326 millones, las jornadas previas habían sido de escaso movimiento y todavía está claro si la baja de retenciones marcará un punto de inflexión. De hecho, en los primeros días abundaron las sospechas sobre que el beneficio recaería principalmente en las industrias aceiteras y las grandes exportadoras pero no en los productores.

Ese temor se atenuó parcialmente por la mejora de los precios de los últimos días. Actualmente se ofrece en el mercado interno $320.000 por tonelada, lo que implica una mejora de 8% respecto de lo que se pagaba antes del anuncio sobre retenciones.

Lo cierto es que en los últimos días el volumen promedio operado en el mercado fue de 24.000 toneladas diarias en soja, 84.000 en maíz y 100.000 en trigo, cifras que no superan los registros de enero, antes del anuncio de la rebaja de las retenciones a la exportación.

El complejo sojero/aceitero mantuvo durante el final de 2024 un buen ritmo de liquidaciones, y arrancó enero con u$s2.073 millones. Aunque la cifra es un 36% mayor a la de hace un año, las señales de los últimos días han sido de una disminución en el volumen. Todavía no está claro si obedece a que el sector está en un impasse hasta aclarar la «letra chica» de la nueva operatoria o si se trata de algo peor: que el gobierno no logra ser convincente en su mensaje de que sostendrá el ancla cambiaria.

Precio internacional, ¿a favor o en contra?

Y, además de las dudas sobre el mercado doméstico, hay también incertidumbre externa. Antes de la asunción de Donald Trump se daba como un hecho que habría un desplome en los precios agrícolas -y particularmente en la soja- por la combinación de una sobreproducción global y el fortalecimiento del dólar ante la «guerra comercial».

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Sin embargo, en las últimas semanas, dentro de un escenario volátil, los precios se han recuperado. Así, después de haber tocado mínimos en u$s360 por tonelada en el mercado de Chicago, ahora se ubica en u$s388, con perspectivas de una mejora en los próximos meses en los mercados de futuros.

Es una situación que, para los consultores argentinos, debería jugar a favor del gobierno, porque todos coinciden en que la bonanza de precios no debe durar y, por lo tanto, la posibilidad de aprovechar este momento debería convencer a los productores de vaciar sus silobolsas.

Sin embargo, la misma recomendación se había dado en los últimos tres años, sin que los productores hayan cambiado radicalmente sus prácticas conservadoras. El hecho de que, finalmente, quienes esperaron se beneficiaron con devaluaciones, no hace más que reafirmar las posturas cautelosas.

Y ahora, con un gobierno que cada vez oculta menos su dificultad para mantener dólares e incita a aprovechar las ventajas del «carry trade», se corre el riesgo de que se obtenga un efecto inverso al esperado.

¿Se ameseta el crédito en dólares?

En cuanto al otro canal que le permite al BCRA comprar dólares, el de la expansión del crédito, también hay dudas. Desde el blanqueo de capitales hasta ahora, el crédito al sector privado se ha expandido en unos u$s6.000 millones, según una estimación del economista Amílcar Collante.

El Central ha sido el principal beneficiario, dado que cuando una empresa argentina emite deuda en dólares -aprovechando el momento de bajas tasas de interés- vende las divisas y obtiene pesos con los cuales aplicar a sus proyectos.

En teoría, todavía hay un fuerte margen de crecimiento si se considera el ratio de préstamos sobre los depósitos. Sin embargo, Collante advierte que cuando el volumen de depósito se ajusta por el nivel de efectivo disponible en los bancos, entonces el panorama cambia: el nivel de préstamos en dólares ya se ubica en línea con los niveles históricos.

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