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SOCIEDAD

Desafío alimentario: Agricultoras urbanas luchan contra el hambre en Lima Sur y enfrentan la crisis climática

Ante la ausencia de coordinación entre los actores estatales responsables de atender la crisis alimentaria en el país, “Huertos en Línea”, un proyecto desarrollado, desde 2004, logra proporcionar alimentación a más de 800 familias a través de 10 ollas comunes. Todo mientras se enfrentan a la crisis climática.

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En Perú, más de 16 millones de ciudadanos enfrentan una dificultad o barrera para acceder a un plato de comida, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Este hallazgo resalta problemas estructurales relacionados directamente con las desigualdades socioeconómicas y la pobreza en el país, así como la falta de capacidad del Estado para garantizar una alimentación adecuada como derecho humano fundamental a favor de la población.

Sin embargo, existen otros factores que influyen en esta realidad, como el fenómeno El Niño, la crisis climática, los rezagos de la pandemia, la guerra en Ucrania, la recesión económica actual y la creciente inflación.

Con ello, la situación de inseguridad alimentaria en el territorio nacional ha ido alcanzando niveles críticos. Pues, hoy, esta problemática ya afecta al 51% de la ciudadanía, algo que como resultado ha devenido en que el Perú se posicione como el país con mayor inseguridad alimentaria en América del Sur.

Estadísticas muestran una clara señal de alarma que requiere de un esfuerzo coordinado para combatir la inseguridad alimentaria en el país. EFE/Paolo Aguilar/Archivo
Estadísticas muestran una clara señal de alarma que requiere de un esfuerzo coordinado para combatir la inseguridad alimentaria en el país. EFE/Paolo Aguilar/Archivo (EFEI0342/)

En este contexto, según la decana del Colegio de Nutricionistas de Lima, Jessica Huamán, Lima Metropolitana atraviesa uno de los escenarios más complejos.

Esto debido a que, según una columna de opinión escrita por la especialista —publicada en Salud con Lupa—, más del 40% de hogares atraviesa dificultades para adquirir alimentos que cubran las calorías mínimas necesarias, una situación que agrava el problema de malnutrición en la capital, donde el índice de anemia en niños y niñas de entre 6 y 35 meses alcanzó el año pasado el 33.9%.

“Somos un país que tiene comida, que exporta alimentos, pero que no está siendo capaz de asegurarle a su población un consumo alimentario mínimo saludable. La lucha contra el hambre requiere un paquete de acciones conjunto, de varios sectores del Estado. Este problema requiere estrategias que se sostengan en el tiempo para ver resultados”, señala Huamán.

Al respecto, Silvana Vargas, doctora en Sociología Rural y Demografía y Directora Académica de Responsabilidad Social e investigadora del Instituto de la Naturaleza, Tierra y Energía de la PUCP, explica en un artículo que en el país, si bien existe un reconocimiento de las condiciones para enfrentar esta realidad, la falta de una articulación institucional eficiente entre los diferentes sectores del Gobierno impide abordar el problema con eficiencia.

“¿Debería ser el Ministerio de Desarrollo Agrario, la PCM, el programa Qali Warma o el Instituto Nacional de Innovación Agraria La interlocución debe estar definida. (…) Nuestro país es extremadamente diverso y necesitamos modelos de intervención adaptados a contextos territoriales y situaciones diferentes”, indica Vargas.

Dina Boluarte - Año Judicial 2024.
La falta de una articulación institucional eficiente entre los sectores del Gobierno impide abordar la crisis alimentaria con éxito, aseguran especialistas. Foto: PJ

Agricultura urbana, una solución combativa a la vista

En esa línea, ante la ausencia de coordinación entre los actores estatales responsables de atender la crisis alimentaria en el país, hay sistemas de trabajo que se han fortalecido desde la organización de base para hacer frente al hambre con recursos propios y alianzas estratégicas, especialmente en Lima Sur.

Una evidencia de ello es “Huertos en Línea”, un proyecto desarrollado, desde 2004, por la Red de Energía del Perú (ISA REP) en los distritos de Villa María del Triunfo (VMT) y San Juan de Miraflores (SJM), encabezado por mujeres dedicadas a la agricultura ecológica urbana.

El proyecto “Huertos en Línea” ha logrado un impacto significativo en la lucha contra la pobreza en estos dos distritos y ha evolucionado desde un modesto comienzo con 10 familias hasta trabajar en la actualidad con un grupo de 150 directamente, que con su trabajo han logrado proporcionar alimentación a más de 800 familias a través de 10 ollas comunes.

Durante esta labor, ISA REP ha apoyado con financiamiento y asistencia continua a estos agricultores urbanos, quienes han transformado los espacios desérticos en tierras de cultivo productivas.

Pues, la empresa busca implementar el aprovechamiento de terrenos bajo líneas de alta tensión para la siembra y cultivo de vegetales y plantas aromáticas de manera articulada con familias en situación de vulnerabilidad, principalmente mujeres y adultas mayores.

Por lo tanto, en conjunto, promueven un crecimiento económico que se manifiesta en el ahorro familiar por la producción de alimentos y la venta de excedentes de cosecha.

Mujeres agricultoras urbanas.
La implementación de “Huertos en Línea” ha permitido que los terrenos anteriormente estériles bajo las líneas de alta tensión ahora generen abundantes cosechas. Foto: Infobae Perú/Paula Elizalde

Dentro de este gran grupo de mujeres está Gregoria Flores, coordinadora del proyecto en la zona, quien explica que la implementación de “Huertos en Línea” ha permitido que los terrenos anteriormente estériles bajo las líneas de alta tensión ahora generen un importante cantidad de cosechas.

No obstante, actualmente, el cambio climático, las temperaturas extremas y las precipitaciones estarían causando el estrés en las plantas, afectando en gran medidas sus cultivos y frutos, como tomates y ajíes, que no maduran adecuadamente, ya no tienen los mismos colores de antes, o se ven mermados en su producción, algo que disminuye considerablemente su valor en el mercado.

El cambio climático ha afectado mucho a la agricultura urbana ecológica. El ciclo de vida de las plantas se estresan. Antes, una lechuga llegaba a alcanzar o medir 30 centímetros de ancho por 30 de altura, eran bien ‘copositas’, pero ya no llegan a tener ese tamaño”, relata Gregoria.

Esta situación genera un ambiente de incertidumbre permanente para los agricultores de “Huertos en Línea”, ya que temen que las variaciones en las estaciones y los patrones tradicionales de cultivo sean cada vez menos fiables, lo que conduciría a cosechas más pobres y pérdidas económicas.

Asimismo, les preocupa la perdida de fertilidad del suelo y la alteración de los ciclos de vida de las plantas debido a las condiciones climáticas adversas. “Las plantas se estresan, porque hace calor, hace frío, llueve. No cuaja el tomate, no cuaja el ají”, cuenta Gregoria.

Sin embargo, aunque todo parezca gris a primera vista, aquello no ha impedido que las agricultoras y agricultores que integran el proyecto bajen la guardia, puesto que han repensado sus prácticas agrícolas y los calendarios de siembra para adaptarse a los cambios en el clima.

Agricultoras se muestran preocupadas por afectaciones causadas por el cambio climático en sus producciones de vegetales.
El cambio climático estaría causando el estrés en las plantas, afectando en gran medidas los cultivos y frutos de «Huertos en Línea». Foto: Infobae Perú/Paula Elizalde

Más efectos silenciosos del cambio climático

Según distintas investigaciones, el cambio climático está relacionando directamente con la aparición de nuevas plagas y la escasez de agua.

Por ello, las familias agricultoras urbanas, al comenzar a sentir dicho impacto en sus bolsillos, han adoptado prácticas ancestrales como la siembra y cosecha de agua en respuesta a la preocupante reducción de su disponibilidad.

“Nosotras sabemos que a futuro va a haber escasez de agua y tenemos que reutilizarla. Hace diez años atrás no teníamos agua y comenzamos a reciclar nuestra agua con la que llevábamos a lavar nuestras verduras, nuestra ropa”, revela Gregoria.

En tanto, para atender la presencia de las plagas han dispuesto prácticas sostenibles para la conservación de sus recursos, y así proteger la economía de la comunidad frente.

“Las plagas que han aparecido, afectan la economía y la alimentación, que es la base principal de nuestros hogares. Por eso, nosotras hemos aprendido a macerar nuestros propios biocidas ecológicos”, explica la coordinadora del proyecto “Huertos en Línea”.

“Por ejemplo, para moscas blancas ya sabemos que tenemos que poner las trampas amarillas, las trampas azules. En un plástico, echamos aceite por ambos lados, aceite con el que freímos el pescado, lo reciclamos, entonces así logramos que las moscas se peguen. Para los pulgones [que dañan las plantas] hemos aprendido a hacer nuestros biocidas macerados de ají con rocoto y ajos para prevenir y matar las plagas”, agrega.

Crisis climática afecta producciones de verduras y frutos de familias que trabajan abasteciendo a ollas comunes.
Gregoria Flores, coordinadora del proyecto en la zona, quien explica que la implementación de “Huertos en Línea”. Foto: Infobae Perú/Paula Elizalde

¿Cómo adaptarse al cambio climático en medio de una crisis política

Durante la entrevista con Infobae Perú, Gregoria resaltó que es imprescindible que los gobiernos y organizaciones internacionales se esfuercen en promover políticas que contribuyan a que la ciudadanía se prepare para adaptarse al cambio climático.

“Sabemos que la agricultura ahorita en Lima está haciendo un ‘boom’, ya hay en el cono norte, en los distritos vecinos. Las instituciones y ONGs están invirtiendo en proyectos”, comenta Gregoria.

Además, hizo hincapié en que dichas acciones deben tener un carácter colectivo y multisectorial para asegurar la alimentación y el bienestar económico de la población a largo plazo.

También, enfatizó que las estrategias para enfrentar la crisis climática tienen que basarse en fortalecer a la agricultura local, la investigación en nuevas variedades de cultivos resistentes a las plagas y condiciones extremas, e iniciativas para la conservación del agua.

De esta manera, ella y sus compañeras y compañeros agricultores esperan salvaguardar los recursos naturales y asegurar la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.

Crisis climática afecta gravemente a agricultoras urbanas en San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo.
«Huertos en Línea»: proyecto integrado por mujeres dedicadas a la agricultura ecológica urbana. Foto: Infobae Perú/Paula Elizalde

Por otro lado, les parece importante resaltar que en todo este camino, los integrantes del proyecto se han empoderado como agentes activos de su desarrollo económico y social, al tiempo que han fortalecido la resiliencia comunitaria ante las dificultades socioeconómicas prevalentes en Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores.

Por ello, también saludan los resultados positivos del proyecto “Huertos en Línea” y la eficacia de las colaboraciones público-privadas en el mejoramiento de su calidad de vida.

Si bien los retos persisten, ellas y ellos continuarán en el avance hacia una mayor autosuficiencia alimentaria y la generación de ingresos con una visión sustentable que fortalezca el empoderamiento local y el desarrollo socioeconómico.

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¿Se puede o no comer carne y pollo el Viernes Santo? Esto es lo que dice la religión

En Semana Santa hay personas que cumplen al pie de la letra con varias de las creencias que tiene la religión, pero todavía hay dudas sobre las proteínas permitidas en estos días

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¿Se puede comer pollo y carne en Semana Santa - crédito comerbien.com
¿Se puede comer pollo y carne en Semana Santa – crédito comerbien.com

Aunque la restricción principal sobre comer carne y pollo es durante el Viernes Santo, hay algunos fieles que deciden evitar la carne durante todo el periodo de la Semana Mayor.

Esto porque es una época trascendental para la comunidad cristiana y católica, debido a que conmemora los últimos momentos en que Jesús estuvo con vida, por lo que las costumbres y tradiciones que se llevan a cabo en este periodo son sagradas.

Es así como para los devotos, se trata de un periodo en el que se debe reflexionar, asistir a misa e incluso hacer ciertos sacrificios, como evitar consumir carnes rojas y blancas.

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Tela morada en imágenes foto: COPE
Dentro de las costumbres religiosas está el evitar comer carnes rojas y blancas – crédito COPE

De acuerdo con lo que dice la tradición, la práctica de abstenerse de comer este tipo de alimentos se hace con el objetivo de demostrar una acción de penitencia y reflexión por la muerte de Cristo.

Pero también está la creencia de que esas proteínas de animales son un símbolo del cuerpo de Cristo sacrificado, por lo que por esa misma razón se recomienda a los fieles dejarla de lado.

Esto quiere decir que las carnes que se deben evitar durante Semana Santa, en especial el Viernes Santo, son las rojas, como vacuno, buey y caballo; y las blancas, es decir, el pollo, pavo, conejo y cerdo.

Para la religión el Viernes Santo no se debería comer carnes, pollo ni cerdo - crédito redes sociales
Para la religión el Viernes Santo no se debería comer carnes, pollo ni cerdo – crédito redes sociales

Adicionalmente, en la tradición católica se dice que el Viernes Santo es un día de ayuno, lo que se refiere a la práctica de comer menos de lo habitual. Lo que implica comer una sola comida completa y dos comidas ligeras que no sumen juntas la cantidad de la comida principal.

Incluso, hay personas que aseguran que este hecho se trata de cuando una creyente decide no comer un alimento y prefiere dárselo a alguien que lo necesite.

Semana Santa – Domingo de Resurrección – Perú – historias – 28 marzo
Las razones por las que no se podría comer carne ni pollo en Semana Santa – crédito Andina

La ley de la Iglesia especifica que todos los viernes durante la Cuaresma son días de abstinencia; es decir, que no se puede comer carnes rojas ni blancas, pero el Viernes Santo es el día más importante por el significado y la conexión directa con la crucifixión de Jesucristo.

Asimismo, indica que las personas que ya han cumplido 14 años están obligadas a empezar a realizar el ayuno y la abstinencia, abarcando a todos los mayores de edad hasta que hayan cumplido 59 años.

“Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen”, dice el canon 1249 de la ley evangélica.

Para orar hay que disponerse y tener disciplina, para no distraerse - crédito Pixabay
En Semana Santa hay que hacer penitencia y sacrificios, según la ley de la Iglesia – crédito Pixabay

Sin embargo, esto no es una obligación ni hace parte de las normas de la iglesia ni de la biblia, es más un acto de fe personal y una decisión independiente y, de hacerlo, solo sería obligatorio el viernes, pues el Jueves Santo y el Sábado de Gloria sí se puede comer carne como regularmente lo hacen.

Realmente lo que se busca por estos días poniendo en práctica estos rituales es que los fieles reflexionen sobre su fe, se acerquen más a Dios y recuerden el sacrificio que hizo Jesús por la humanidad.

Al abstenerse de consumir ciertos alimentos, lo que hace es que sea una forma de demostrar la autodisciplina y la renuncia a los placeres terrenales como un gesto de solidaridad con el sufrimiento de Cristo.

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