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Paritarias a la baja: Kicillof podría verse obligado a aprobarlas por decreto

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Durante el fin de semana, el gobierno bonaerense llevó adelante una nueva convocatoria de urgencia con los representantes gremiales: a las 10.00 se pautó una reunión con los dirigentes de Vialidad, a las 14.00 con los referentes docentes y a las 16.00 con la conducción de los judiciales. La iniciativa del ejecutivo ha generado sorpresa y malestar entre los gremios, especialmente debido a la percibida intención de presentar una propuesta salarial por debajo de la tasa de inflación, excusándose en la difícil situación económica provincial.

El primer encuentro, que tuvo lugar el jueves pasado, dejó en evidencia la preocupación de los sindicalistas por la situación del Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA) y el déficit presupuestario en la provincia. Homero Giles, objeto de críticas por parte de los sindicatos, fue señalado como responsable de estas problemáticas. El convite, donde reinaron las caras largas, fue protagonizado por el ministro de Economía, Pablo López; el ministro de Trabajo, Walter Correa; el subsecretario de Coordinación Económica y Estadística, Nicolás Todesca; y el director de Negociación Colectiva de Trabajo, Juan Pablo Lorenzo.

En esta segunda convocatoria, programada para el lunes a las 10.00, la gestión de Axel Kicillof busca discutir nuevamente las paritarias salariales. O más bien imponerlas: la intención del gobierno es presentar una propuesta salarial por debajo del 11.6 por ciento de inflación, lo que preocupa profundamente a la mayoría de los sindicatos, que han manifestado su firme rechazo a cualquier acuerdo que implique una pérdida real de poder adquisitivo para los trabajadores y los exponga públicamente.

En el caso de la Asociación del Personal de Vialidad (APV), este medio pudo saber que su postura parte de la decisión de la mayoría de los afiliados y no afiliados, que desde los doce distritos que la conforman han expresado su negativa a aceptar una propuesta a la baja. Ante esta situación, no se descarta que el conflicto salarial se resuelva mediante un decreto del ejecutivo, lo que podría desencadenar medidas de fuerza por parte de no pocos gremios bonaerenses.

La incertidumbre económica y social que atraviesa la provincia de Buenos Aires exige respuestas concretas para garantizar el bienestar de los trabajadores estatales, más alla de las intenciones de Kicillof de cortar el hilo por lo más delgado. En este contexto, cada vez son más los sindicalistas que se suman al rechazo de una paritaria que afecte negativamente los ingresos de los trabajadores, y advierten sobre la posibilidad de tomar medidas más contundentes en caso de no alcanzar un acuerdo satisfactorio. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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Israel lanzó un ataque contra Irán y líderes mundiales refuerzan el llamado a una desescalada

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TEL AVIV.- Varias explosiones sacudieron este viernes el centro de Irán, en lo que responsables estadounidenses como un ataque israelí en represalia por los drones y misiles disparados por Teherán contra Israel el sábado pasado. Pese a los temores a una mayor escalada en la región, Teherán luego minimizó el incidente e indicó que no tenía planes de represalias.

La agencia de noticias iraní Fars informó de “tres explosiones” cerca de la base militar de Shekari, del aeropuerto de Isfahán y de la ciudad de Qahjavarestan, en el centro del país. La defensa aérea abatió varios drones, pero no detectó “por ahora” un ataque con misiles, afirmó un portavoz de la agencia espacial de Irán.

El blanco de la ofensiva aérea -el primer ataque directo y abierto de Israel a Irán– fue la ciudad de Isfahán, que alberga una base militar donde se encuentra la flota iraní de aviones de combate F-14 Tomcats de fabricación estadounidense, que fueron adquiridos antes de la Revolución Islámica de 1979. Las instalaciones también gestionan tres pequeños reactores de investigación suministrados por China, además de la producción de combustible y otras actividades del programa nuclear iraní, como la planta subterránea de enriquecimiento de Natanz, que ha sido objeto de presuntos sabotajes israelíes en repetidas ocasiones.

De acuerdo con fuentes del gobierno de Estados Unidos, no había objetivos civiles ni tampoco nucleares entre los lugares atacados.

Los objetivos limitados del ataque y la silenciosa respuesta de Irán parecieron indicar un esfuerzo exitoso por parte de los diplomáticos que han estado trabajando día y noche para evitar una guerra total desde un ataque iraní con drones y misiles contra Israel el sábado pasado.

Los medios y funcionarios iraníes describieron una pequeña cantidad de explosiones, que, según dijeron, fueron el resultado de que las defensas aéreas de Irán impactaron contra tres drones sobre la ciudad de Isfahán. En particular, se refirieron al incidente como un ataque de “infiltrados”, más que de Israel, obviando la necesidad de represalias. Más tarde, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, pronunció un discurso sin siquiera mencionar las explosiones.

En esa línea, un funcionario iraní dijo a la agencia Reuters que no había planes de responder contra Israel por el incidente. “La fuente extranjera del incidente no ha sido confirmada. No hemos recibido ningún ataque externo y la discusión se inclina más hacia la infiltración que hacia el ataque”, dijo el funcionario.

El portavoz de la agencia espacial iraní, Hossein Dalirian, desmintió a los medios estadounidenses y dijo que “hasta ahora no se han producido ataques aéreos desde fuera de las fronteras contra Isfahán u otras partes del país”.

“La explosión de hoy en el cielo de Isfahán estuvo relacionada con el disparo de sistemas de defensa antiaérea contra un objeto sospechoso que no causó ningún accidente ni daño”, declaró a su vez el comandante en jefe del ejército, Abdolrahim Musavi, según la agencia de noticias Tasnim.

La Agencia Internacional de Energía Atómica aseguró que no hubo daños en centrales nucleares. La institución internacional que dirige el argentino Rafael Grossi corroboró que el ataque israelí no produjo ningún inconveniente en centrales nucleares iraníes. Grossi pidió “moderación extrema a todos” y reiteró que “las instalaciones nucleares nunca deben ser un objetivo en conflictos militares”, según el comunicado que divulgó la agencia internacional.

Por la mañana, Irán había reabierto aeropuertos y espacio aéreo que estuvieron cerrados durante los ataques, lo que provocó el desvío y la cancelación de vuelos.

Aún así, se mantiene la alarma sobre la seguridad en Israel y otros lugares. La Embajada de Estados Unidos en Jerusalén restringió que los empleados del gobierno estadounidense viajen fuera de Jerusalén, el gran Tel Aviv y Beersheba “por extrema precaución”. En un comunicado, la embajada advirtió a los ciudadanos estadounidenses de una “necesidad continua de precaución y una mayor conciencia de seguridad personal, ya que los incidentes de seguridad a menudo ocurren sin previo aviso”.

Sin mención a Israel

Funcionarios de Estados Unidos rechazaron realizar comentarios en la madrugada del viernes, pero cadenas televisivas del país citaron a funcionarios estadounidenses no identificados que dijeron que Israel había llevado a cabo el ataque. The New York Times citó a funcionarios israelíes no identificados que reivindicaron la ofensiva, que coincidió con el 85 cumpleaños del líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei.

The Washington Post citó a su vez a un responsable israelí que afirmó, bajo condición de anonimato, que el ataque respondía a la agresión del fin de semana y buscaba mostrar que Israel tiene la capacidad de alcanzar el interior del país.

El ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, fue acusado de atribuir implícitamente a Israel el ataque después de que publicara el mensaje “¡Dardaleh!” en X, una palabra coloquial hebrea asimilable a “débil”, implicando que su país estuvo detrás de las explosiones pero que su actuación no fue lo suficientemente fuerte.

El gobierno de Israel no dijo nada oficialmente sobre el incidente, pero durante el gobierno de Benjamin Netanyahu días había anticipado que estaba planeando tomar represalias contra Irán por los ataques del sábado, el primer ataque directo contra Israel por parte de Irán en décadas de guerra en la sombra librada por representantes que se ha intensificado en todo el Medio Oriente durante seis meses de batalla en Gaza.

Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, pronunció el viernes un discurso ante una multitud reunida en la ciudad de Damghan, en el noreste del país, y mencionó brevemente el contexto tenso que vive Medio Oriente, pero no hizo referencia al incidente de este viernes.

En relación al ataque de drones y misiles que la República Islámica lanzó contra Israel el fin de semana pasado, Raisi dijo que “reflejó nuestra autoridad, la férrea voluntad de nuestro pueblo y nuestra unidad”. “Todos los sectores de la población y todas las tendencias políticas coinciden en que la operación ha reforzado la fuerza y la autoridad de la República Islámica”, añadió.

Dentro de Irán, las noticias sobre el incidente del viernes no mencionaron a Israel, y la televisión estatal mostró a expertos que parecían minimizar la cuestión. Un analista dijo a la televisión estatal que los minidrones pilotados por “infiltrados desde el interior de Irán” habían sido derribados por las defensas aéreas en Isfahán.

“Mientras Irán siga negando el ataque y desviando la atención, y no se produzcan nuevos ataques, ambas partes podrían abandonar la escalada por el momento”, dijo Sanam Vakil, director del programa sobre Oriente Medio y Norte de África del centro de estudios Chatham House.

Llamado a una desescalada

Tras los ataques, líderes de todo el mundo pidieron este viernes a ambas partes que eviten una mayor escalada. “Es absolutamente necesario que la región se mantenga estable y que todas las partes se abstengan de tomar más medidas”, dijo la jefa de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen.

El ministro italiano de Exteriores, Antonio Tajani, que preside una reunión de sus homólogos del G7 en la isla de Capri, pidió una “desescalada”. “El G7 quiere una desescalada total en una región bajo gran tensión”, declaró a sus homólogos de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania y Japón. La ministra canadiense de Exteriores, Mélanie Joly, confirmó que el tema se abordaría en la reunión del G7 de este viernes.

Omán, que durante mucho tiempo desempeñó un papel de mediador entre Irán y las potencias occidentales, condenó por su parte el “ataque israelí” contra Irán y “las repetidas agresiones militares de Israel en la región”, según un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del país del Golfo.

Llamamientos similares vinieron de Pekín y de los estados árabes de la región.

En los mercados financieros, las acciones globales cayeron, los precios del petróleo subieron y los rendimientos de los bonos estadounidenses cayeron debido a que los operadores se preocuparon por los riesgos.

Los dos enemigos de larga data se encaminaban hacia una confrontación directa desde un presunto ataque aéreo israelí el 1 de abril que destruyó un edificio en el complejo de la embajada de Irán en Damasco y mató a varios oficiales iraníes, incluido un alto general.

La respuesta de Irán, con un ataque directo a Israel, no tuvo precedentes, pero no causó muertes y solo daños menores porque Israel y sus aliados derribaron cientos de misiles y drones. Las sofisticadas defensas antiaéreas se encargaron de la mayoría del resto de los proyectiles; solo el 1% impactó en sus objetivos.

Desde entonces, los aliados de ambos países, incluido Estados Unidos, habían estado presionando fuertemente para garantizar que cualquier represalia adicional fuera calibrada para no provocar una espiral de hostilidades. Los ministros de Asuntos Exteriores británico y alemán visitaron Jerusalén esta semana y los países occidentales endurecieron las sanciones contra Irán para apaciguar a Israel.

El sistema de defensa aérea israelí Domo de Hierro interceptó misiles disparados desde Irán, en el centro de Israel, el domingo 14 de abril de 2024. (AP Foto/Tomer Neuberg)

Occidente teme que Medio Oriente entre en una guerra como nunca vio, que impactará directamente en el resto del mundo y en la economía global.

En este marco, Irán declaró el jueves ante el Consejo de Seguridad de la ONU que Israel debía “verse obligado a poner fin a cualquier nueva aventura militar contra nuestros intereses”. El canciller iraní, Hussein Amir-Abdollahian, había advertido, horas antes del bombardeo israelí, que su país reaccionaría con “el máximo e inmediato nivel” en caso de ser atacado.

“Exigimos que Irán y sus aliados cesen sus ataques y estamos listos para tomar nuevas medidas ahora, en caso de nuevas iniciativas de desestabilización”, indicó en un comunicado el G-7, integrado por Estados unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Japón.

Agencias Reuters, AP y AFP


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