En un ambiente crispado, de altísima seguridad y pésimas relaciones diplomáticas entre ambos países, se espera este jueves el partido de Francia e Israel en el Stade de France, el escenario de los grandes matches de fútbol en St Denis, el barrio de inmigrantes musulmanes más importante del país.
El gobierno ha decidido hacer de él un símbolo del antisemitismo: todos los presidentes de Francia estarán en la tribuna a las 9 de la noche, cuando se inicie. Se sumarán Emmanuel Macron, el expresidente socialista François Hollande y Nicolás Sarkozy más el primer ministro Michel Barnier.
La guerra de Gaza en el fútbol
Las secuelas de la guerra en Gaza y en el Líbano han llegado a Europa con toda la fuerza y crispado a la comunidad musulmana, que se siente restringida a expresar su rechazo al conflicto. La comunidad judía se considera víctima del antisemitismo. Las banderas palestinas estarán prohibidas en el estadio al igual que los cantos de reivindicación. Solo se permitirán las banderas francesas e israelíes.
Se prohibirán las pancartas palestinas también, así como «mensajes de carácter político», indicó el prefecto de policía, Laurent Núñez. Cualquier otra bandera, incluso la de las regiones francesas, será prohibida, afirmó una fuente policial.
Enorme sistema de seguridad
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Francia está preparada con un espectacular y cerrado sistema de seguridad para impedir que el match se convierta en otro Ámsterdam, cuando los fans israelíes fueron perseguidos por jóvenes musulmanes en moto, envueltos en banderas palestinas, que le pegaban al grito de “Esto es por Gaza” la semana pasada. Fue tras el partido entre Macabi Tel Aviv y el holandés Ajax.
El primer ministro Benjamín Netanyahu amenazó con enviar aviones a los Países Bajos para rescatar a los hinchas mientras el presidente israelí insistía que el único lugar seguro para los judíos era Israel y acusaban a Europa de antisemitismo. El rey Guillermo se comunicó con el presidente israelí para pedir disculpas.
Ese contexto político es el que quieren desmentir Francia y la UE con todos sus presidentes y gabinete en el estadio más importante del país. Habrá solo 20.000 espectadores y hasta se discutió si debía jugarse sin público en las últimas horas.
El partido se ha convertido en un enorme desafío geopolítico mientras Europa enfrenta un aumento de actos racistas y antisemitas, desde el inicio de la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas en Gaza en octubre de 2023. Al mismo tiempo Israel no escucha los ruegos a un alto al fuego en Gaza y Líbano y el regreso de la ayuda humanitaria a una Franja que vive una situación “apocalíptica para los civiles”, según la ONU.
La embajadora israelí fue convocada por la cancillería francesa esta semana, ante la detención de dos gendarmes franceses en Jerusalén por la policía israelí, cuando custodiaban al canciller francés, en un templo que controla Francia.
Seguridad en el estadio
Un total de 4.000 policías y gendarmes estarán desplegados en los alrededores y, raramente, en el estadio, así como en los transportes públicos y en todo París. Alrededor de 1.600 agentes de seguridad serán movilizados también en el Estadio de Francia. Habrá un doble circulo antiterrorista.
La seguridad del equipo de Israel está garantizada por el Raid, la unidad de élite de la policía nacional, que está encerrado “en una burbuja de seguridad” desde su llegada a Francia el lunes, incluidos sus entrenamientos. La prensa no pudo asistir a la práctica.
El anti-Ámsterdam
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El presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (Crif), Yonathan Arfi, se declaró «preocupado y vigilante», pocas horas antes del «simbólico» partido Francia-Israel.
“Estamos preocupados. Estamos atentos porque sabemos que esta tarde el partido Francia-Israel se desarrolla bajo altas tensiones de seguridad y con muchas amenazas”, declaró el representante del Crif a RTL.
«Hay que ir a ver este partido porque se ha convertido en un símbolo que va más allá del deporte. Un símbolo casi político de afirmación frente al antisemitismo, de afirmación republicana en definitiva», afirmó Yonathan Arfi.
«Es el anti-Ámsterdam lo que debemos mostrar esta noche», afirmó el presidente del Crif, en referencia a los graves incidentes ocurridos tras el partido de la Europa League entre el Ajax y el Maccabi Tel-Aviv, la noche del 7 al 8 de noviembre en el Países Bajos.
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Así fue la emboscada a hinchas israelíes en Amsterdam.
Para el presidente del Crif, la presencia de Macron en las gradas del Estadio de Francia, en Saint-Denis, así como de sus predecesores François Hollande y Nicolas Sarkozy es “una señal fuerte”.
“Necesitamos símbolos en nuestro país. Ante el antisemitismo. Pero ante el odio en general, debemos recordar qué es la armonía civil”, añadió.
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El ambiente en París
El ministro del interior Bruno Retailleau se dirigió a los prefectos y les pidió que aumenten la vigilancia de cara al partido. Bruno Retailleau informó de una reunión «particularmente sensible en el actual contexto nacional e internacional», en particular debido a la guerra en Oriente Medio, que exige un sistema riguroso.
Invitó a los prefectos a demostrar “una mayor vigilancia”, en particular en los lugares de culto judíos y en los lugares habituales de la comunidad israelita, que podrían constituir objetivos «antes, durante y después del encuentro deportivo».
En un día gris, frío y tenso, en París se escuchan las sirenas de autos de la policía sin identificación, la policía antidisturbios desplegada en sinagogas, escuelas judías y en lugares donde podría haber incidentes antes, durante o después del partido.
«Hay que ir a ver este partido porque se ha convertido en un símbolo que va más allá del deporte. Un símbolo casi político de afirmación frente al antisemitismo, de afirmación republicana en definitiva», afirmó Yonathan Arfi.
Aunque los espectadores serán pocos, nunca habrá habido tantos políticos dentro. El presidente de la República, Emmanuel Macron, estará presente para «enviar un mensaje de fraternidad y solidaridad después de los intolerables actos antisemitas que siguieron al partido de Ámsterdam», según su entorno.
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“Esta noche será un momento de alegría, un momento de unificación del deporte, donde podremos ir con amigos, con la familia, sin preocupaciones”, lanzó el ministro de Deportes Gil Avérous sobre France Bleu.
El partido
Kilyan Mbappe no ha sido convocado por el técnico francés y no será capitán.
Con la ausencia de Mbappé, el excentrocampista del Chelsea N’Golo Kanté tendrá el honor de lucir el brazalete de capitán durante el partido Francia – Israel.
«Tengo mi personalidad, llevo un tiempo aquí. Sólo quiero levantar el grupo, corregir lo que se puede corregir. Ser un relevo del entrenador en el campo y aprovechar las fortalezas de cada uno del mundo. Algunos se sienten más cómodos hablando, pero con la edad, el estatus y la gente joven que hay, es más fácil comunicarse y transmitir mensajes y el brazalete me anima un poco más a hacerlo», explicó el jugador.
El «NG es el capitán, sí. Tiene experiencia. N’Golo no es alguien que hable mucho. Pero siempre ha sido un líder, un motor. Tiene el reconocimiento del grupo. «Ha sido un líder durante años. pero conocerlo no va a cambiar su forma de ser», afirmó Didier Deschamps en la conferencia de prensa.
A nivel deportivo, Didier Deschamps espera un partido difícil contra Israel, aunque los Bleus son ampliamente favoritos. «Marcó en sus cuatro partidos de la Nations League, espero un partido difícil” dijo.
Preguntado por la ausencia de Mbappé, el técnico israelí analizó la situación ante la prensa. «Les responderé de dos maneras. Como estamos en un grupo muy difícil, ya estamos tratando de concentrarnos en nosotros mismos. Pero estaríamos fuera de contexto si no estuviéramos interesados en nuestros oponentes. Cuando Mbappé no juega, «está (Michael) Olise y cuando Olise no juega, está (Bradley) Barcola. Francia tiene una gran cantidad de jugadores de dimensión internacional. Nos estamos preparando para enfrentar a los que estarán allí” dijo.
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Con sólo 20.000 espectadores y recursos mucho mayores para prevenir riesgos, la organización del partido le costará muy cara a la Federación Francesa de Fútbol, con casi 3,5 millones de euros gastados.
La Federación palestina se opone
La Federación Palestina se opone a la celebración del partido.
«Nuestra posición oficial es que mientras Israel siga violando el derecho internacional y atacando sistemáticamente la infraestructura deportiva y los atletas palestinos, los organismos deportivos de todo el mundo, incluidas la UEFA y la FIFA, deben adoptar una posición que refleje sus valores de respeto, justicia y igualdad” explica la Federación Palestina.
“Creemos que estos valores son incompatibles con la participación de Israel en eventos deportivos internacionales, particularmente en un país como Francia, que pretende poner en práctica los derechos humanos y la justicia”, dijeron en un comunicado.
Los que se oponen al partido de fútbol Francia-Israel pensaban reunirse a las 6 de la tarde bajo las ventanas del ayuntamiento.
Finalmente, esta manifestación pro-palestina se reunirá en la Place du Front-Populaire, terminal de la línea 12 del metro. Su eslogan – “No jugamos con el genocidio” – lo dice todo sobre el contexto geopolítico particularmente tenso, que rodea este partido de la Liga de Naciones.
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El jefe de policía de París, Laurent Núñez, planteó esta posibilidad, precisando que no tenía intención de prohibir esta reunión en nombre del derecho de manifestación. Sin embargo, consideró que la elección del emplazamiento inicial, frente al ayuntamiento de Saint-Denis, no fue acertada, debido a su proximidad a las líneas de transporte público que dan servicio al Stade de France.
La decisión de trasladar la manifestación a la plaza del Frente Popular, en la frontera con Aubervilliers, se explica por el hecho de que el flujo de espectadores que este jueves por la tarde enfilará al Stade utilizará mayoritariamente los RER B y D y las líneas de metro 13 y 14.
Hace unos 45.000 años, un pequeño grupo de personas (menos de 1.000) vagó por las gélidas franjas septentrionales de Europa.
A lo largo de miles de kilómetros de tundra, cazaban rinocerontes lanudos y otros animales grandes.
Su piel era probablemente oscura.
Para mantenerse calientes en las gélidas temperaturas, probablemente usaban las pieles de los animales que mataban.
Estas resistentes personas de la edad de hielo, conocidas como la cultura LRJ, dejaron atrás herramientas de piedra distintivas y sus propios restos en cuevas diseminadas por toda Europa.
Los investigadores revelaron recientemente los genomas de siete individuos LRJ a partir de huesos fosilizados encontrados en Alemania y la República Checa:
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los especímenes genéticos más antiguos de humanos modernos encontrados hasta ahora.
Resulta que el pueblo LRJ fue parte de la expansión humana temprana desde África a otras partes del mundo.
Pero la suya fue una migración sorprendentemente reciente.
Los antepasados comunes del pueblo LRJ y los no africanos de la actualidad vivieron hace unos 47.000 años.
En cambio, los estudios de restos en Australia sugieren que los humanos modernos llegaron a ese continente hace 65.000 años.
Y en China, los investigadores han encontrado lo que parecen huesos de humanos modernos que datan de hace 100.000 años.
La enorme brecha entre esas edades podría cambiar nuestra comprensión sobre cómo los humanos se expandieron por el mundo.
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Si los antepasados de los no africanos de hoy no se extendieron por otros continentes hasta hace 47.000 años, entonces esos sitios más antiguos deben haber sido ocupados por oleadas anteriores de humanos que murieron sin transmitir su ADN a las personas que ahora viven en lugares como China y Australia.
«No pueden ser parte de la diversidad genética que está presente fuera de África», dijo Johannes Krause, genetista del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, y autor del nuevo estudio.
Los genomas recién descubiertos provienen de fósiles que han desconcertado a los científicos durante décadas.
En 1950, los arqueólogos que excavaban en una cueva en lo que hoy es la República Checa encontraron el cráneo de una mujer antigua.
Sin embargo, no pudieron determinar su edad.
Encontraron herramientas de piedra en el sitio, conocido como Zlatý kůň, pero las herramientas no eran lo suficientemente distintivas como para vincular a la mujer con un grupo cultural en particular.
Hace unos años, los investigadores del Max Planck lograron extraer algo de ADN del cráneo.
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Un análisis preliminar insinuó que la mujer pertenecía a una antigua rama de humanos.
Mientras tanto, otro conjunto de huesos antiguos llegó de una cueva en Alemania llamada Ranis, a unas 140 millas al oeste de Zlatý kůň.
Los restos de Ranis fueron descubiertos hace más de un siglo.
Los arqueólogos habían llegado a la conclusión de que todos habían pertenecido a una única cultura antigua, a la que llamaron Lincombiano-Ranisiano-Jerzmanowiciano, o LRJ para abreviar.
Pero no sabían mucho más.
No estaba claro si la gente de LRJ eran humanos modernos o neandertales, por ejemplo.
En 2016, un equipo de arqueólogos regresó a Ranis para una nueva mirada.
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Marcel Weiss, arqueólogo de la Universidad de Erlangen-Nuremberg en Alemania, y sus colegas descubrieron un nuevo conjunto de fósiles y herramientas y utilizaron métodos del siglo XXI para analizarlos.
Los fósiles proporcionaron una gran cantidad de ADN, suficiente para reconstruir los genomas de seis individuos.
Todos ellos estaban estrechamente relacionados entre sí, incluida una madre y su hija. Los científicos también descubrieron que dos de ellos estaban estrechamente relacionados con la mujer de Zlatý kůň.
«Es el mismo grupo, la misma familia extensa», dijo Krause. «Podría ser que se conocieran».
Los investigadores estimaron que los siete conjuntos de fósiles tenían al menos 45.000 años de antigüedad.
Sus genomas están sacando ahora a la gente de LRJ de la sombra de la historia.
Su similitud genética indica que pertenecían a una población diminuta que solo contaba con unos pocos cientos de personas en un momento dado.
Y el estrecho parentesco entre los seis Ranis y los individuos individuales de Zlatý kůň sugiere que la gente LRJ vagó en pequeños grupos a lo largo de grandes distancias, pasando poco tiempo en un mismo lugar.
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“Si fuera a Nueva York y tomara a una persona del Bronx y luego fuera a Long Island y tomara a otra persona de allí, sería improbable que estos dos tuvieran un ancestro común dentro de las últimas tres generaciones”, dijo Kay Prüfer, paleogenetista de Max Planck y coautor del nuevo estudio.
“Pero, por supuesto, estamos hablando del pasado lejano, cuando las cosas eran diferentes”.
Prüfer y sus colegas descubrieron que la gente LRJ carecía de algunas mutaciones clave encontradas en los europeos actuales.
No tenían los genes que producen piel pálida, por ejemplo, lo que sugiere que tenían pigmentación oscura, como la tenían sus ancestros que surgieron de África.
Los científicos también utilizaron los genomas para determinar dónde encajan los LRJ en el árbol genealógico humano.
Estudios anteriores habían establecido que los antepasados humanos evolucionaron durante millones de años en África.
Hace unos 600.000 años, los antepasados de los neandertales se separaron por su cuenta.
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Se extendieron por Oriente Medio y se establecieron en Europa y Asia occidental.
Los neandertales perduraron durante cientos de miles de años, desapareciendo del registro fósil hace unos 40.000 años.
Los humanos modernos permanecieron más tiempo en África antes de expandirse a otros continentes.
Cuando se encontraron con los neandertales, posiblemente en Oriente Medio, se cruzaron.
Pasado común
Hoy en día, todos los humanos del mundo tienen al menos un rastro de ADN neandertal.
Aunque las líneas generales de esta historia están bien establecidas, los científicos todavía están luchando por precisar los detalles.
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Las estimaciones de cuándo los humanos modernos y los neandertales se cruzaron por primera vez varían desde hace 54.000 años hasta hace 41.000 años, por ejemplo.
Krause y sus colegas descubrieron que, a diferencia de los humanos actuales, los habitantes de LRJ tenían grandes extensiones de ADN neandertal en sus genomas.
Esto sugiere que había pasado relativamente poco tiempo desde que los humanos modernos se cruzaron con los neandertales. Krause y sus colegas estiman que el mestizaje tuvo lugar entre 1.000 y 2.500 años antes, o hace unos 46.000 años.
En otro estudio reciente, un segundo equipo de científicos llegó a una conclusión similar al examinar el ADN neandertal en fósiles y en personas vivas.
“Fue realmente fantástico ver una fecha similar”, dijo Priya Moorjani, paleogenetista de la Universidad de California, Berkeley, y autora del segundo estudio.
Científicos independientes dijeron que la nueva cronología sugería que los humanos modernos se trasladaron desde Oriente Medio a los márgenes del norte de Europa a una velocidad notable.
“El marco temporal es muy ajustado”, dijo Pontus Skoglund, paleogenetista del Instituto Francis Crick en Londres.
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Skoglund también dijo que sería extraño que los antepasados no africanos hayan surgido hace unos 47.000 años, mientras que los humanos modernos en Asia y Australia datan de hace 100.000 años.
Los sitios en cuestión podrían haber sido datados incorrectamente, dijo, o la gente podría haber llegado a Asia y Australia hace tanto tiempo, solo para extinguirse.
He Yu, paleogenetista de la Universidad de Beijing en Beijing que no participó en ninguno de los estudios, dijo que el misterio no se resolverá hasta que los científicos encuentren ADN en algunos de los fósiles asiáticos antiguos.
“Todavía necesitamos genomas humanos modernos tempranos de Asia para hablar realmente de las historias de Asia”, dijo Yu.