EE.UU. recopiló información de inteligencia que compartió con Rusia sobre una activa amenaza de un grupo terrorista, que usa las misma siglas de la desparecida organización ISIS, pero con el agregado Khorasan, el ISIS-K.

Es muy activo en Afganistán donde tiene su base y constituye un duro enemigo de la dictadura del talibán y de Irán. El 3 de enero pasado dio pruebas de su peligrosidad cuando masacró a 84 personas en un atentado en la ciudad iraní de Kerman.

Según la inteligencia norteamericana esta organización, que busca emular a la anterior que llegó a armar un califato entre Irak y Siria, es muy activa en Rusia y había datos de un probable atentado contra civiles como el que se produjo este viernes.

“El ISIS-K ha estado obsesionado con Rusia durante los últimos dos años”, criticando con frecuencia a Vladimir Putin en su propaganda”, dijo Colin Clarke, analista antiterrorista del Grupo Soufan, una firma consultora de seguridad con sede en Nueva York. “ISIS-K acusa al Kremlin de tener sangre musulmana en sus manos, en referencia a las intervenciones de Moscú en Afganistán, Chechenia y Siria”.

Cuando Rusia en 2015 ingreso a la guerra en Siria, volcandola a favor del régimen de Bashar al Assasd, un aliado carnal de Irán, utilizó toda su capacidad de ataque contra el ISIS. Esa banda había nacido tras la invasión norteamericana de Irak, pero tomó especial fuerza en 2011 con enorme ayuda financiera de potentados árabes y con una agenda concreta de ataques excluyentes contra blancos iraníes.

Se derrumbó cuando ese patrocinio desapareció precisamente tras el golpe bélico ruso. En 2017 perdió su principal capital, en Mosul Irak, y antes había caído Tikrit, su segunda metrópoli esta en Siria. En octubre de 2019 comandos norteamericanos mataron al líder de la banda, Abu Bakr al-Baghdadi.

El grupo quedó desmantelado, pero aparecieron luego organizaciones que utilizaba el mismo nombre para aprovechar el prestigio y conocimiento que había ganado ISIS. Una de los más poderosas de esas organizaciones es la que atacó en Moscú.

La K en sus siglas refiere a una región que incluye territorios ancestrales en Irán, Afganistán, Turkmenistan y Tayikistan que la organización pretende conquistar. El ataque de este viernes en Moscú, al igual que el asalto en Irán en enero, podría provocar una reevaluación de su capacidad para atacar fuera de su territorio.