INTERNACIONAL
Con éxito, Rusia impone a golpes y trompadas su ciudadanía en los territorios ocupados de Ucrania
Él y sus padres estuvieron entre los últimos de su pueblo en sacar un pasaporte ruso, pero la presión se estaba volviendo insoportable.
Al recibir la tercera paliza a manos de los soldados rusos que ocupaban la región ucraniana de Jersón, Vyacheslav Ryabkov cedió. Los soldados le quebraron dos costillas, pero su cara no tiene moretones en la foto nada sonriente de su pasaporte, tomada en septiembre de 2023.
En diciembre, capturaron al soldador cuando regresaba del trabajo a casa. Entonces uno de ellos golpeó a Ryabkov en la cara con la culata de su rifle y le rompió el puente de la nariz.
“¿Por qué no luchas por nosotros? Ya tenés pasaporte ruso”, exigieron. La golpiza continuó hasta que el hombre de 42 años quedó inconsciente.
“Terminemos con esto”, dijo un soldado. Un amigo corrió en busca de la madre de Ryabok.
La vida imposible sin el pasaporte ruso
Rusia ha impuesto con éxito sus pasaportes a casi toda la población de la Ucrania ocupada, haciendo imposible la supervivencia sin ellos y obligando a cientos de miles de personas a obtener la ciudadanía antes de las elecciones.
Vladimir Putin se ha asegurado la victoria, según descubrió una investigación de Associated Press. Pero aceptar un pasaporte significa que los hombres que viven en territorios ocupados pueden ser reclutados para luchar contra el mismo ejército ucraniano que intenta liberarlos.
Se necesita un pasaporte ruso para demostrar la titularidad de una propiedad y tener acceso a atención médica y a la jubilación. Negarse puede redundar en la pérdida de la patria potestad sobre los hijos, la
cárcel o algo peor. Una nueva ley rusa estipula que cualquier persona de los territorios ocupados que no tenga pasaporte ruso antes del 1º de julio puede ir a la cárcel como “ciudadano extranjero”.
Pero Rusia también ofrece incentivos: un subsidio para abandonar el territorio ocupado y mudarse a Rusia, ayuda humanitaria, pensiones para jubilados y dinero para los padres de recién nacidos (con certificados de nacimiento rusos).
Cada pasaporte y certificado de nacimiento emitido hace más difícil para Ucrania recuperar sus tierras y sus hijos perdidos, y cada nuevo ciudadano permite a Rusia reclamar el derecho –aunque sea falso– de defender a su pueblo de un vecino hostil.
La investigación de AP encontró que el gobierno ruso ha confiscado al menos 1.785 viviendas y empresas sólo en las regiones de Donetsk y Zaporiyia. Los líderes crimeos de Ucrania en el exilio informaron el 25 de febrero que de 694 soldados reportados muertos por Rusia en recientes combates, 525 probablemente eran ciudadanos ucranianos que habían recibido pasaportes rusos desde la anexión.
AP habló sobre el sistema para imponer la ciudadanía rusa en los territorios ocupados con más de una docena de personas de las regiones, y también con los activistas que los ayudan a escapar y los funcionarios del gobierno que intentan hacer frente a lo que se ha convertido en una pesadilla burocrática y psicológica para muchos.
El defensor del pueblo de derechos humanos de Ucrania, Dmytro Lubinets, dijo que «casi el 100% de la población que todavía vive en territorios temporalmente ocupados de Ucrania» ahora tiene pasaportes rusos.
Según leyes internacionales que datan de 1907, está prohibido obligar a las personas a “jurar lealtad a la potencia hostil”. Pero cuando los ucranianos solicitan un pasaporte ruso, deben presentar datos biométricos e información del teléfono celular y prestar juramento de lealtad.
«Los habitantes de los territorios ocupados son los primeros soldados que luchan contra Ucrania», dijo Kateryna Rashevska, abogada que ayudó a Ucrania a presentar una causa por crímenes de guerra contra Putin ante el Tribunal Penal Internacional. «Para ellos, es lógico no desperdiciar rusos, sino sólo utilizar a los ucranianos«.
Cambiar la ley
La combinación de fuerza y seducción en lo que hace a los pasaportes rusos se remonta a la anexión de Crimea en 2014. La ciudadanía rusa se otorgó automáticamente a los habitantes permanentes de Crimea y cualquiera que la rechazara perdía su derecho a tener empleo, atención médica y propiedades.
Nueve meses después de la ocupación rusa de la península, se habían emitido allí 1,5 millones de pasaportes rusos, según estadísticas publicadas por el gobierno ruso en 2015. Pero los ucranianos dicen que todavía era posible funcionar sin pasaporte durante años.
A partir de mayo de 2022, Rusia sancionó una serie de leyes para facilitar a los ucranianos la obtención de pasaportes, principalmente eliminando los requisitos habituales de residencia e ingresos. En abril de 2023 llegó el castigo: cualquier persona de los territorios ocupados que no aceptara la ciudadanía rusa sería considerada apátrida y tendría que registrarse en el Ministerio del Interior de Rusia.
Los funcionarios rusos amenazaron con negar el acceso a la atención médica a quienes no tuvieran pasaporte ruso y dijeron que era necesario tenerlo para demostrar la titularidad de una propiedad. El gobierno ruso confiscó cientos de propiedades consideradas “abandonadas”.
“Se puede ver en los sellos del pasaporte: si alguien obtuvo su pasaporte en agosto de 2022 o antes, sin duda es prorruso. Si se emitió un pasaporte después de ese momento, seguramente la persona fue obligada”, dijo Oleksandr Rozum, abogado que abandonó la ciudad ocupada de Berdiansk y ahora gestiona la zona burocrática gris para los ucranianos bajo ocupación que piden su ayuda en materia de registros de propiedad, actas de nacimiento, defunción y divorcios.
La situación varía en función de los caprichos de los funcionarios rusos a cargo de una zona en particular, según entrevistas con ucranianos y una revisión de las cuentas de redes sociales Telegram creadas por funcionarios de ocupación.
En una entrevista publicada hace poco, Yevgeny Balitsky, el gobernador de Zaporiyia instalado por Moscú, dijo que cualquiera que se opusiera a la ocupación era pasible de expulsión. «Entendimos que no se podía convencer a estas personas y que en el futuro habría que tratarlas con mayor dureza», declaró. Balitsky luego aludió a tomar “algunas decisiones sumamente duras de las que no hablaré”.
Incluso los niños se ven obligados a sacar pasaportes rusos.
¿Qué pasa con los chicos?
Un decreto firmado el 4 de enero por Putin permite acelerar la concesión de la ciudadanía a los huérfanos ucranianos y a aquellos “sin cuidado parental”, entre los que se cuentan los niños cuyos padres fueron detenidos en los territorios ocupados. Según el gobierno ucraniano, casi 20.000 niños ucranianos han desaparecido en Rusia o en territorios controlados por Rusia, donde pueden recibir pasaportes y ser adoptados como ciudadanos rusos.
«Se trata de erradicar la identidad», dijo Rashevska, la abogada involucrada en la causa por crímenes de guerra.
Natalia Zhyvohliad, madre de nueve hijos de un suburbio de Berdiansk, tenía clara idea de lo que les esperaba a sus hijos si ella se quedaba.
Zhyvohliad dijo que aproximadamente la mitad de su pueblo de 3.500 habitantes se fue poco después a tierras controladas por Ucrania, algunos voluntariamente y otros deportados a través del frente tras una caminata de 40 kilómetros. Otros recibieron con agrado la ocupación: su ahijada aceptó con entusiasmo la ciudadanía rusa, al igual que algunos de sus vecinos.
Pero dijo que muchos eran como ella: personas que esperan la liberación de Ucrania. Mantuvo a sus hijos menores, de entre 7 y 18 años, en casa sin ir a la escuela e hizo todo lo posible para enseñarles en ucraniano. Pero luego alguien la delató y se vio obligada a enviarlos a la escuela rusa.
A todas horas, dijo, los soldados le golpeaban la puerta y le preguntaban por qué aún no tenía pasaporte. Una amiga cedió porque necesitaba medicamentos para una enfermedad crónica. Zhyvohliad resistió durante todo el verano, sin creer del todo las amenazas de deportación y de enviar a sus hijos a un orfanato en Rusia o a cavar trincheras.
Luego, el otoño pasado, el director de la escuela obligó a sus hijos de 17 y 18 años a registrarse para el reclutamiento y les ordenó que, mientras tanto, solicitaran pasaportes. Su alternativa, dijo el director, era dar explicaciones ante los servicios de seguridad interior de Rusia.
A fines de 2023, al menos 30.000 hombres de Crimea habían sido reclutados para prestar servicio en el ejército ruso desde la anexión de la península, según un informe de la ONU. Zhyvohliad tenía claro a qué se arriesgaban sus hijos.
Con lágrimas en los ojos y piernas temblorosas, se dirigió a la oficina de pasaportes.
«Mantuve la bandera ucraniana durante la ocupación», dijo. «¿Cómo podía solicitar esa cosa desagradable?»
Esperaba usarlo sólo una vez: en el último puesto de control ruso antes de cruzar a territorio controlado por Ucrania.
Cuando Zhyvohliad llegó a lo que se conoce como punto de filtración en Novoazovsk, los rusos la separaron a ella y a sus dos hijos mayores del resto de los niños. Tuvieron que firmar un acuerdo para someterse a un detector de mentiras. Entonces Zhyvohliad fue apartada sola.
Durante 40 minutos revisaron su teléfono, tomaron sus huellas dactilares, fotografías y la interrogaron, pero finalmente la dejaron pasar. Los niños la esperaban al otro lado. Extraña su casa pero no se arrepiente de haberla dejado.
«Esperé hasta último momento para ser liberada», dijo. «Pero el hecho de que mis hijos pudieran ser reclutados fue la gota que colmó el vaso».
Usar la atención como arma
A menudo, la decisión de vida o muerte es más inmediata.
Los funcionarios rusos de ocupación han dicho que pronto llegará el día en que sólo aquellos con pasaportes rusos y el importantísimo seguro nacional de salud podrán acceder a la atención médica. Para algunos, eso ya ha llegado.
La organización internacional Médicos por los Derechos Humanos documentó al menos 15 casos de personas a las que se les negó atención médica vital en territorios ocupados entre febrero de 2023 y agosto de 2023 porque carecían de pasaporte ruso. Algunos hospitales incluso tenían un mostrador de pasaportes para acelerar el proceso con los pacientes desesperados. En la provincia de Zaporiyia se ordenó el cierre de un hospital porque el personal médico se negó a aceptar la ciudadanía rusa.
Alexander Dudka, jefe designado por Rusia de la aldea de Lazurne en la región de Jersón, fue el primero en amenazar con negarles la ayuda humanitaria a los residentes sin ciudadanía rusa. En agosto sumó los medicamentos a la lista de cosas a las que quienes esperan la liberación de Ucrania ya no tendrían acceso.
Los residentes, decía en el video difundido en el canal Telegram del pueblo, “deben respetar al país que garantiza su seguridad y que ahora los ayuda a vivir”.
A partir del 1º de enero, cualquier persona que necesite atención médica en la región ocupada debe demostrar que tiene seguro médico nacional obligatorio, que a su vez sólo está disponible para los ciudadanos rusos.
El año pasado, “si no tenías miedo o no te coaccionaban, había lugares donde aún podías recibir atención médica”, dijo Uliana Poltavets, investigadora de PHR. «Ahora es imposible».
Dina Urich, que organiza las fugas del territorio ocupado con el grupo de ayuda Helping to Leave, dijo que cada mes llegan unas 400 solicitudes, pero que sólo tienen el dinero y el personal para 40 evacuaciones. La prioridad es para quienes necesitan atención médica urgente, explicó. Y los soldados rusos de los últimos puestos de control han comenzado a rechazar a las personas sin pasaporte ruso.
«Constantemente hay personas que mueren mientras esperan la evacuación debido a la falta de atención médica», dijo. “La gente se quedará allí, la gente morirá, la gente experimentará presión psicológica y física, es decir, algunos simplemente morirán a causa de la tortura y la persecución, mientras que otros vivirán en constante miedo”.
Importando lealtad
Además de convertir a los ucranianos en rusos en todos los territorios ocupados, el gobierno ruso trae a su propia gente. Ofrece tasas hipotecarias bajísimas a cualquier persona de Rusia que quiera mudarse allí para reemplazar a los médicos, enfermeras, maestros, policías y trabajadores municipales ucranianos que ya no están.
La mitad de la aldea de Zhyvohliad se ha ido, ya sea al comienzo de la guerra, cuando las perspectivas parecían oscuras para la región de Jersón, o después de haber sido deportados al otro lado de la línea del frente por los funcionarios de ocupación. La casa vacía del director de la escuela fue ocupada por un reemplazante designado por los rusos.
La artillería y los ataques aéreos dañaron miles de viviendas de la ciudad portuaria de Mariupol, que fue asediada por las fuerzas rusas durante meses antes de caer bajo su control. La mayoría de los habitantes huyeron a territorio controlado por Ucrania o al interior de Rusia. Los rusos suelen apoderarse de las propiedades.
Rusia también ofreció “certificados de residencia” y un subsidio de 100.000 rublos (1.000 dólares) a los ucranianos que desean aceptar la ciudadanía y vivir en Rusia. A muchas personas cansadas de oír los sonidos diarios de la batalla y temerosas de lo que podría deparar el futuro, les pareció una buena opción.
Esto es similar a lo que hizo Rusia después de la anexión de Crimea: al poblar las regiones ocupadas con residentes rusos, Rusia consolida cada vez más su control sobre territorios que ha tomado por la fuerza en lo que muchos ucranianos describen como limpieza étnica.
El proceso no deja de acelerarse. Después de capturar la ciudad de Advivka el mes pasado, Rusia se lanzó a la entrega de pasaportes en cuestión de días.
La vecina ciudad de Oleshky, en Jersón, quedó prácticamente vacía después de las inundaciones provocadas por la explosión de la represa de Kajovka. El subsidio para vivienda en Rusia parece fabuloso en comparación con los bombardeos y el aumento del nivel del agua, dijo Rima Yaremenko.
Ella no lo aceptó sino que atravesó Rusia hasta Letonia y luego a Polonia. Pero cree que los rusos aprovecharon la oportunidad para expulsar a quienes quedaron en Oleshky.
«Tal vez querían vaciar la ciudad», dijo. “La ocuparon, tal vez pensaron que sería suya para siempre”.
Ryabkov dijo que le ofrecieron el subsidio para vivienda cuando completó la documentación para obtener el pasaporte, pero lo rechazó. Sin embargo, conoce a muchas personas que aceptaron.
Cuando los soldados rusos atraparon a Ryabkov en la calle en diciembre, todos en su aldea se habían ido o tenían la ciudadanía rusa. Cuando llegó su madre, apenas era reconocible bajo la sangre y fusiles rusos le apuntaban. Ella se arrojó sobre su cuerpo.
“Dispárenle a través de mí”, los desafió.
No se atrevieron a dispararle a una anciana y ella finalmente lo arrastró a casa. Comenzaron los preparativos para partir al día siguiente.
Les llevó tiempo, pero lo lograron utilizando los pasaportes rusos.
“Cuando vi nuestra bandera amarilla y azul, comencé a llorar”, dijo. «Quería quemar el pasaporte ruso, destruirlo, pisotearlo».
Traducción: Elisa Carnelli
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