ROMA – El documento emitido el lunes por el Vaticano coloca la dignidad humana en el centro de la vida católica, pero al hacerlo, aborda algunas de las cuestiones sociales más difíciles y sensibles, aquellas que el Papa Francisco ha evitado durante su papado.

Sin embargo, el lunes, su iglesia se apoyó fuertemente en ellos en el documento llamado “Dignidad Infinita”.

Sostuvo que la explotación de los pobres, los marginados y los vulnerables equivalía a una erosión de la dignidad humana.

Pero fue la reafirmación del rechazo de la Iglesia al aborto, la pena de muerte y la eutanasia, y especialmente la fluidez de género, la cirugía de transición y la subrogación, lo que a los liberales de la Iglesia les preocupaba que la derecha los utilizara como munición.

Aquí hay cuatro conclusiones.

El mensaje inclusivo de Francisco, que ha incluido permitir que los católicos LGBTQ+ reciban bendiciones de sacerdotes y personas transgénero para ser bautizados y actuar como padrinos, tiene un límite:

Los críticos conservadores del Papa han argumentado durante una década que su tendencia a hablar espontáneamente y de manera demasiado acogedora hacia las personas LGBTQ+, los divorciados y vueltos a casar, junto con otros que pecan a los ojos de la Iglesia, había enviado una señal equivocada.

Pero el documento publicado el lunes y las declaraciones del cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del departamento del Vaticano encargado de supervisar la doctrina, subrayaron que era sólo eso:

una señal para abrir al mundo una iglesia que mantenía su misma “verdad” inmutable. «

Sin embargo, esa disonancia entre el estilo de Francisco y su defensa de la doctrina católica fue resaltada en el documento, y para muchos partidarios de grandes cambios dentro de la iglesia, equivalió a una declaración de que no obtendrían lo que querían.

Como para resaltar esa tensión, Fernández respondió el lunes a una pregunta sobre la enseñanza de la iglesia de que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados” (lo que muchos partidarios de los fieles LGBTQ+ consideran el obstáculo insuperable para la verdadera aceptación) diciendo que el problema puede ser la terminología. no el significado.

Se trata, dijo, de una “expresión muy fuerte” y que tal vez podrían encontrarse “palabras más adecuadas” para expresar la idea de que el sexo homosexual no puede producir el “misterio” del parto.

El Vaticano sostiene que la fluidez de género, o la idea de que las personas pueden decidir su propio sexo, erosiona la dignidad humana porque borra la diferencia entre hombres y mujeres, que considera un regalo de Dios.

Francisco, si bien da la bienvenida personalmente a las personas transgénero (ha conocido a muchas durante su papado), está convencido de que poderosos grupos de presión están impulsando lo que el Vaticano llama “teoría de género” como una forma de “colonización cultural” en las sociedades más tradicionalistas.

Esta ideología, afirmó el Vaticano en el documento emitido el lunes, “prevé una sociedad sin diferencias sexuales, eliminando así la base antropológica de la familia”.

Era inaceptable, dijo el Vaticano, que tales ideologías lograran “afirmarse como absolutas e incuestionables, dictando incluso cómo se debe criar a los niños”.

El documento del Vaticano reitera su oposición a la subrogación, argumentando que aunque el proceso puede satisfacer los deseos de las parejas que desean tener hijos, lo hace a costa de una dignidad humana más amplia porque reduce a las mujeres, en opinión del Vaticano, a simples portadoras. y niños a lo que Francisco ha llamado productos de la “comercialización”.

La oposición de la iglesia a la subrogación y la fertilización in vitro surge de sus enseñanzas éticas y teológicas sobre la cuestión de la vida.

Aunque Francisco ha dejado claro que si bien la Iglesia se opone a la gestación subrogada, los niños nacidos de dicha gestación pueden ser bautizados.

“En primer lugar, la práctica de la gestación subrogada viola la dignidad del niño”, quien “tiene derecho a tener un origen plenamente humano (y no inducido artificialmente) y a recibir el regalo de una vida que manifieste tanto la dignidad del donante y la del receptor”, señala el documento.

“La gestación subrogada también viola la dignidad de la mujer, ya sea que sea obligada a ello o elija someterse a ella libremente”, ya que separa a la mujer “del niño que crece en ella y se convierte en un mero medio subordinado a la ganancia o deseo arbitrario”. de otros.»

El documento del Vaticano es firme en su rechazo a las cirugías de transición, lo que llama “cambio de sexo”.

Sostiene que el sexo físico con el que nace una persona (masculino o femenino) es un regalo igual de Dios, quien ha hecho al ser humano a su imagen.

No es un regalo que puedas devolver, dice el Vaticano.

Cambiar de sexo, sostiene la iglesia, es anteponer el individualismo a “la necesidad de respetar el orden natural de la persona humana” y “cualquier intervención de cambio de sexo, por regla general, corre el riesgo de amenazar la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción”.

La iglesia, sin embargo, hizo una excepción para las personas con “anomalías genitales que ya son evidentes al nacer o que se desarrollan más tarde”, que podrían resolverse a través de “profesionales de la salud” porque “no constituiría un cambio de sexo en el sentido aquí pretendido”. .”

c.2024 The New York Times Company