Ucrania, que lucha contra la escasez de mano de obra, unas probabilidades abrumadoras y ayuda internacional desigual, espera encontrar una ventaja estratégica contra Rusia en un depósito abandonado o en el sótano de una fábrica.

Un ecosistema de laboratorios en cientos de talleres secretos aprovecha la innovación para crear un ejército de robots que Ucrania espera que mate a las tropas rusas y salve a sus propios soldados y civiles heridos.

Las empresas de defensa ucranianas -unas 250, según estimaciones del sector- están creando máquinas de matar en lugares secretos que suelen parecer talleres rurales de reparación de automóviles.

Los empleados de una startup dirigida por el empresario Andrii Denysenko pueden montar un vehículo terrestre no tripulado llamado Odyssey en cuatro días en un cobertizo utilizado por la empresa. Su característica más importante es el precio: 35.000 dólares, aproximadamente el 10% del costo de un modelo importado.

Denysenko pidió a The Associated Press que no publicara detalles del lugar para proteger la infraestructura y a las personas que trabajan allí.

El lugar está dividido en pequeñas salas para trabajos de soldadura y carrocería. Esto incluye la fabricación de camas de carga de fibra de vidrio, pintar los vehículos de color verde e instalar componentes electrónicos básicos, motores alimentados por baterías, cámaras y sensores térmicos.

El ejército evalúa decenas de nuevos vehículos no tripulados aéreos, terrestres y marítimos producidos por el sector de las nuevas empresas, cuyos métodos de producción distan mucho de los de las grandes empresas de defensa occidentales.

Una cuarta rama del ejército ucraniano, las Fuerzas de Sistemas No Tripulados, se unió al ejército, la marina y aeronáutica en mayo.

Los ingenieros se inspiran en artículos de revistas de defensa o videos en línea para fabricar plataformas baratas. Las armas o los componentes inteligentes pueden añadirse más tarde.

«Luchamos contra un país enorme, y ellos no tienen límites de recursos. Entendemos que no podemos perder muchas vidas humanas», afirma Denysenko, que dirige la startup de defensa UkrPrototyp. «La guerra es matemática».

Uno de sus drones terrestres, el Odyssey, del tamaño de un automóvil, giró sobre su eje y levantó polvo mientras avanzaba a toda velocidad por un maizal del norte del país el mes pasado.

El prototipo de 800 kilos, que parece un pequeño tanque sin torreta con ruedas sobre orugas, puede recorrer hasta 30 kilómetros con una sola carga de una batería del tamaño de una pequeña heladera de cerveza.

El prototipo actúa como plataforma de rescate y abastecimiento, pero puede modificarse para llevar una ametralladora pesada teledirigida o lanzar cargas de limpieza de minas.

«Escuadrones de robots… se convertirán en dispositivos logísticos, grúas, cazaminas y desminadores, así como en robots autodestructivos», decía una página gubernamental de recaudación de fondos tras el lanzamiento de las Fuerzas de Sistemas No Tripulados de Ucrania. «Los primeros robots ya demuestran su eficacia en el campo de batalla».

Mykhailo Fedorov, viceprimer ministro de Transformación Digital, anima a los ciudadanos a seguir cursos gratuitos en línea y montar drones aéreos en casa. Quiere que los ucranianos fabriquen un millón de aparatos voladores al año.

«Pronto habrá más», dice la página de recaudación de fondos. «Muchos más».

La empresa de Denysenko trabaja en proyectos que incluyen un exoesqueleto motorizado que aumentaría la fuerza de un soldado y vehículos portadores para transportar el equipo de un soldado e incluso ayudarle a subir una pendiente. «Haremos todo lo posible para que las tecnologías no tripuladas se desarrollen aún más rápido. Los asesinos (rusos) utilizan a sus soldados como carne de cañón, mientras nosotros perdemos a nuestros mejores hombres», escribió Fedorov en un post en Internet.

Ucrania cuenta con drones de ataque semiautónomos y armas contra drones dotadas de IA, y la combinación de armas de bajo costo y herramientas de inteligencia artificial preocupa a muchos expertos, que afirman que los drones de bajo costo permitirán su proliferación.

Líderes tecnológicos ante las Naciones Unidas y el Vaticano temen que el uso de drones y de IA en las armas reduzca la barrera para matar y aumente drásticamente los conflictos.

Human Rights Watch y otros grupos internacionales de derechos humanos piden que se prohíban las armas que excluyen la toma de decisiones humanas, una preocupación de la que se hacen eco la Asamblea General de la ONU, Elon Musk y los fundadores de la startup DeepMind, propiedad de Google y con sede en Londres.

«El abaratamiento de los drones permitirá su proliferación», afirma Toby Walsh, profesor de inteligencia artificial de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney (Australia). «Además, es probable que su autonomía aumente”.