El Papa volvió a alertar este jueves sobre la “la amenaza cada vez mayor de una guerra mundial”, y llamó al diálogo con todos, inclusive con los interlocutores más incómodos, en su discurso anual al cuerpo diplomático acreditado en el Vaticano.
Francisco, de 88 años, debió interrumpir el discurso apenas comenzado y pidió a un ayudante que leyera el texto. «No me siento en condiciones de proseguir”, afirmó, afectado una vez más por un fuerte resfrío y tos. El pontífice, con la voz congestionada, había comenzado a hablar saludando a los embajadores reunidos en la Sala de las Bendiciones del Palacio Apostólico.
El Papa padece un prolongado resfrío que en realidad esconde a problemas bronquiales que le atacan siempre en invierno.
Su voz aparecía congestionada como otras veces. Los médicos que lo asisten están atentos a estos problemas que lo aquejan. Cuando era joven en Argentina debió ser operado de un pulmón.
Acaba de concluir un agotador período navideño en el que inauguró las celebraciones del Año Santo Jubilar de 2025.
«Romper la cadena de odio y venganza»
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En su discurso, el pontífice señaló que “el diálogo es el único camino para romper la cadena de odio y venganza que aprisionan y para desactivar bombas del egoísmo y el orgullo”.
Ante 184 embajadores de los países con los que la Santa Sede tiene relaciones diplomáticas, en su discurso enumeró las crisis que amenazan la paz, dijo que “las instituciones multilaterales surgidas en su mayor parte al finalizar la Segunda Guerra Mundial, hace ochenta años, ya no parecen ser capaces de garantizar la paz y la estabilidad, ni la lucha contra el hambre y el desarrollo para los cuales habían sido creadas, ni de responder de manera verdaderamente eficaz de los retos impuestos por la economía artificial”.
El pontífice argentino deseó que toda la comunidad internacional se esfuerce “para poner fin ante todo a la guerra que desde hace casi tres años baña de sangre a la afligida Ucrania y que ha causado muchas víctimas”.
Hizo también un llamamiento al alto el fuego y a la liberación de los rehenes israelíes en Gaza, donde “hay una situación humanitaria gravísima e innoble” y pidió “que la población palestina reciba todas las ayudas necesarias”.
El Papa lamentó “la horrible esclavitud de dependencia de las drogas que afecta especialmente a los jóvenes”.
Denunció los tráficos de seres humanos y subrayó que “es necesario hacerse cargo de las víctimas de estos tráficos, que son los mismos emigrantes, obligados a recorrer a pie miles de kilómeroos en América central como en el desierto de Sahara, o tener que atravesa el Meditarréneo o el canal dela Mancha en embarcaciones improvisadas y abarrotadas, para luego terminar rchazados o encontrarse clandestinos en una tierra extranjera”.
Francisco reiteró a los representantes de los Estados su llamado “para que la pena de muerte sea eliminada en todas las naciones.”
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A las naciones más ricas pidió que “condonen las deudas de los países que nunca podrían pagarlas”. No se trata de un acto de solidaridad o magnanimidad, sino ante todo de justicia, cargada también por una nueva forma de iniquidad de la que hoy somos cada ve más conscientes: la deuda ecológica, en particular entre el norte y el sur”.
Mauricio Funes, primer presidente de izquierda en El Salvador, murió este martes a los 65 años en Nicaragua, como consecuencia de una «grave dolencia crónica«, informó el Ministerio de Salud del país en el que se encontraba asilado desde 2016, luego de que fuera acusado de malversar 351 millones de dólares y condenado por delitos de corrupción durante su gobierno.
Tras abandonar su profesión como periodista, en 2009, el exmandatario llevó al poder al partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) junto a la brasileña Vanda Pignato, su entonces esposa, madre de uno de sus hijos y en su momento representante en Centroamérica del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva.
Funes nació en San Salvador el 18 de octubre de 1959 y, durante más de 20 años, cosechó gran popularidad en el periodismo, principalmente por sus duras críticas a diversos sectores y, en especial, al Gobierno que durante dos décadas encabezó la derechista Alianza Republicana Nacionalista.
Realizó sus estudios básicos y universitarios con los Jesuitas, aunque no logró terminar la carrera de Licenciatura en Letras en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
Entre 1986 y 1991 trabajó en varios canales de televisión, pero luego se incorporó a la UCA para poner en marcha un centro de audiovisuales, y tras unos meses regresó al Canal 12, donde, en 1997, llegó a ser director de noticias y a conducir programas de gran audiencia.
Durante pocos meses, Funes también fue corresponsal en El Salvador de la cadena estadounidense de noticias CNN en español, y en 1994 recibió el prestigioso premio Maria Moors Cabot, de la Universidad de Columbia.
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Su llegada a la presidencia se dio gracias a sus promesas de campaña que, durante su gestión, no prosperaron. Resuena hasta el día de hoy un pacto que llevó a cabo durante su mandato con líderes de las principales pandillas en El Salvador para reducir los índices de violencia. Por ese motivo, en noviembre de 2022, fue enviado a juicio penal y, en mayo de 2023, fue condenado, en calidad de ausente, a 14 años de prisión por los delitos cometidos en el marco del acuerdo que impulsó.
Entregó la presidencia en 2014 al excomandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén (2014-2019) y en 2016 se estableció en Nicaragua, donde el 30 de julio de 2019 recibió la nacionalidad y con ello se blindó de la extradición.
El expresidente de El Salvador también fue condenado en junio de 2024 a 8 años de prisión por lavado de dinero en un caso que involucra la entrega de una avioneta como dádiva.
Funes, de acuerdo con la Fiscalía General, mantenía órdenes de captura en procesos penales por la supuesta malversación de 351 millones de dólares, el supuesto pago de sobornos al exfiscal Luis Martínez, por la revelación de un documento confidencial del Gobierno de Estados Unidos relacionado con donativos de Taiwán desviados, y por la construcción irregular de una represa, además de otra orden por supuesta evasión de impuestos.
«El FMLN con mucha consternación recibe la lamentable noticia del fallecimiento de quien en vida fuera el primer presidente de El Salvador bajo nuestra bandera política, el señor Carlos Mauricio Funes Cartagena», expresaron desde el partido a través de un escrito.