INTERNACIONAL
El fallido golpe de Estado que catapultó a Adolf Hitler a la fama para someter al mundo a un sufrimiento atroz

Alemania había tocado fondo
Muchos alemanes creían que habían ganado la Primera Guerra Mundial en el campo de batalla pero que habían sido vendidos en la mesa de negociaciones por políticos traidores. Para 1923, los franceses y belgas habían ocupado grandes zonas rurales. Las indemnizaciones de guerra que debía pagar el país a los vencedores eran enormes. Había industrias que quebraban, la economía se había hundido y la inflación ahogaba a todos. El gobierno imprimía dinero a lo loco para compensar la caída del salario. Se necesitaban miles de millones de marcos (la moneda vigente) para igualar el valor de un 1 dólar. En diciembre, el tipo de cambio era de 6.700.000.000 de marcos por dólar. Con la moneda inexistente, los agricultores se negaron a vender sus cosechas, lo que provocó disturbios por la comida y huelgas de hambre. Todo era un desastre.
Al terminar la guerra en 1918, los políticos socialdemócratas reunidos en la pequeña ciudad de Weimar, en el centro de Alemania, sancionaron una constitución democrática que preveía un régimen de gobierno parlamentario. Se la llamó “La República de Weimar”. Le tocó lidiar con la derrota militar, las multas de guerra, la bancarrota financiera y el surgimiento de grupos de extrema derecha e izquierda que se enfrentaban continuamente y debilitaban el escaso poder de la nueva constitución.
Leé también: Diecinueve trompadas y un arrepentimiento que nadie creyó: el crimen de la actriz que conmovió a Francia
Mientras los comunistas alcanzaban más del 10% de los votos, uno de los más extremistas grupos de derecha, el Partido Nacional Socialista Democrático de los Trabajadores, es decir los nazis, apoyaba un golpe violento contra la República de Weimar, fogoneados por la inflamada verba de su líder, Adolf Hitler, y la violencia de su grupo de matones, las SA o tropas de asalto.
La cervecería Bürgerbräukeller
Alfred Rosemberg era el editor del periódico del Partido Nacional Socialista. El 8 de noviembre de 1923, Hitler le encargó una edición especial solo para alertar a la prensa extranjera que a la noche iba a ocurrir un importante acontecimiento político en la cervecería Bürgerbräukeller, ubicada a un kilómetro y medio del centro de Munich. La reunión de los nazis en la cervecería sería a las 19.
A Hitler le gustaba beber cerveza de la marca Hofbräuhaus, que se elaboraba en la propia ciudad de Munich desde 1589. Por supuesto, tenía su propio local. Era tradición en el país que las cervecerías tuvieran grandes dimensiones, y en ellas se realizaba todo tipo de eventos, reuniones políticas y sociales. Es decir, estaban preparadas para recibir multitudes. Hitler no convocó a los suyos a la cervecería Hofbräuhaus sino a la Bürgerbräukeller. La razón era que en la noche del 8 de noviembre estarían en ella funcionarios del gobierno del estado de Bavaria, cuya capital es justamente Munich, y empresarios de la región. Hitler pretendía destituir el gobierno bávaro y marchar luego hacia Berlín para dar un golpe de Estado que terminaría con la República de Weimar.
A las 20, el público desbordaba la Bürgerbräukeller. Habría unas 3000 personas, que también ocupaban la calle. El bullicio era tal que los concurrentes se comunicaban a los gritos. A esa hora, llegó un Mercedes Benz rojo del que bajó Hitler. Se abrió paso entre la gente y llegó al salón de banquetes, donde una orquesta tocaba un típico ritmo del Oktoberfest (“festival de octubre”), una fiesta muy popular en Munich. Las camareras iban y venían haciendo malabares con las jarras de cerveza. El momento en que los golpistas deciden marchar al centro de Munich.
Hitler y Rosemberg se estacionaron en un vestíbulo desde donde observaban el discurso que estaba dando Gustav von Kahr, jefe de gobierno de Baviera. Las palabras de Kahr eran una durísima crítica hacia los males del marxismo.
En las afueras de la ciudad, 125 hombres de la Sturmabteilung o SA o sección de asalto, recibían fusiles, ametralladoras y granadas de mano supervisados por el comandante de la unidad, Josef Berchtold. Junto a él, con un casco de acero adornado con una esvástica, se encontraba el líder de la fuerza de “protección” de Hitler, Hermann Göring. Berchtold y Göring ordenaron a los hombres que subieran a cuatro camiones. Cuando llegaron a la entrada principal de la Bürgerbräukeller, Göring y 24 hombres entraron a la carrera gritando “¡Heil, Hitler!”.
Un centenar más corría por el salón, cubrieron ventanas, cortaron teléfonos, bloquearon salidas y se apostaron contra las paredes, apuntando sus armas hacia los concurrentes. Mientras esto ocurría, Hitler dio el último sorbo a su jarra de cerveza y entró en el salón de banquetes. Se subió a una mesa, sacó una pistola y disparó dos tiros al techo. “¡Silencio!”, gritó. Luego se dirigió hacia el podio donde estaba Kahr.
Hitler, dispuesto a todo
Hitler gritó a la multitud: “¡La revolución nacional ha comenzado! Seiscientos hombres armados ocupan esta sala. Nadie puede salir. ¡Los gobiernos de Baviera y Berlín han sido derrocados! ¡Los cuarteles del Ejército y la jefatura de Policía están ahora bajo el control del partido!”. Nada de esto era cierto.
Se dirigió a Kahr, al general Otto von Lossow y al coronel Hans Ritter von Seisser, que era también jefe de Policía de Baviera, y los llevó de prepo a una sala aparte. Fue terminante: lo apoyaban o morían con él ahí mismo; su arma, afirmó, tenía cuatro balas, una para cada uno de los presentes. Hitler tenía el arma en su mano y se apuntó a su propia cabeza para demostrar que estaba dispuesto a todo. De golpe bajó la pistola, salió raudo del lugar y fue directo a hablar con la multitud. Le dijo que su revolución era contra el gobierno de Berlín, no contra el de Kahr, en Baviera. El público deliró. Lo aclamaron y aprobaron el plan de marchar sobre Berlín. La cervecería Bürgerbräukeller.
Hitler regresó donde estaban Kahr, Lossow y Seissr, es decir sus rehenes, rodeados de nazis, y los conminó a que se comprometieran con la revolución que el pueblo les reclamaba. En ese momento, Hitler creyó que ganaba la partida: llegó el general Erich Ludendorff, héroe de la Primera Guera Mundial y nazi de corazón, que apuró a los presentes para que se plegaran al golpe. “Los deseos de su excelencia son mis órdenes”, dijo Kahr frente a Lunderdorff, aunque tiempo después lo negaría. Era ese el momento. Hitler los llevó a todos a la sala, frente al público. Todos se dieron la mano y el futuro führer del pueblo alemán anunció que al día siguiente marcharían sobre Berlìn. “¡Heil, Hitler!”, fue la respuesta repetida y atronadora.
El líder nazi se fue de la cervecería hacia la estación de trenes de Munich. Quería supervisar la toma de la estación por sus paramilitares. “Debo hacerlo en persona para evitar que la chusma de judíos racialmente extranjeros del Este se cargue con divisas”.
Otros planes
Mientras, el general Ludendorff dejó ir al jefe de gobierno Kahr, al genertal von Lossow y al coronel von Seisser, bajo la promesa de continuar con el golpe. Pero esos tres tenían otros planes. Lanzarían un contragolpe para neutralizar a Hitler. Ordenaron a las emisoras de radio de la ciudad que difundiesen un comunicado en el que repudiaban el golpe de Estado de Hitler y aclararon, por las dudas, que las expresiones de apoyo que habían dado habían sido arrancadas a punta de pistola. Declararon ilegal al partido nazi, confiscaron sus propiedades y ordenaron detener a Hitler.
La ciudad era un caos porque las tropas de choque nazis destrozaron las oficinas de un diario socialdemócrata y escaparates de comercios pertenecientes a judíos. En la propia cervezería Bürgerbräukeller las SA acorralaron a 74 judíos y los mantuvieron cautivos.
Hitler dejó la estación de trenes y volvió a la cervecería. Se lo veía demacrado, su viejo impermeable más raído que en otros momentos, sin afeitar y el cabello revuelto. Sus hombres estaban perdiendo los edificios públicos que antes habían tomado, superados por los soldados. Hitler dio la siguiente orden: sus hombres se reunirían y marcharían por la ciudad exhortando a los ciudadanos a que se les unieran en el golpe. Había pasado ya la noche, la madrugada y la mañana. Antes de las 13 del 9 de noviembre, las columnas nazis se dirigían hacia el centro de Munich entonando un himno partidario, con sus banderas con svásticas. Muchos los vitoreaban.
Cuando llegaron a un puente sobre el río Isar, antes del centro de la ciudad, los esperaban 30 policías con ametralladoras, pero las tropas de asalto de Hitler los vencieron en una lucha cuerpo a cuerpo y tomaron a 28 agentes como prisioneros. Los nazis eran ya 2000 e iban al mando del general Ludendorff. Se volvieron a enfrentar con la Policía al llegar a la Odeonplatz (la Plaza del Odeón). Entonces no fueron trompadas y patadas sino que hubo disparos. El enfrentamiento de los nacionalsocialistas con los soldados. Fue en el centro de Munich el 9 de noviembre de 1923.
Hitler iba en segunda fila del brazo con Max Scheubner. Un tiro en el pecho, otros dos en ambos muslos y el cuarto en el brazo derecho, derribaron a Scheubner, que cayó muerto arrastrando a Hitler. El líder nazi se luxó un hombro en esa caída. Herman Göring recibió un disparo en el muslo y otro en la ingle. El tiroteo duró dos minutos. Al terminar, en la calle había 20 cadáveres, 15 pertenecían a camisas pardas, es decir las SA o tropas de asalto hitlerianas, 4 eran de policías y el cuerpo de un mozo que cruzó la calle a destiempo para ir a trabajar. Mas de 100 hombres quedaron heridos.
La caza de los nazis golpistas
El golpe de Estado o “Putsch de la Cervecería” como pasó a la historia, había terminado. Hitler escapó de la Odeonplatz en el auto de un amigo médico. Pero la Policía lo pudo ubicar a 56 kilómetros de Munich. El 11 de noviembre lo detuvieron. Estaba en la terraza de la casa, vestido con un pijama blanco, una bata azul y el brazo vendado. Lo llevaron a la prisión de Landsberg. Hitler se convirtió en el prisionero número 45, ocupante de la celda 5, un espacio muy cómodo, reservado a celebridades. Le permitieron seguir vistiendo con ropa de calle y recibir visitas.
El juicio contra los golpistas no tendría jurados pero sí cinco jueces profesionales. Además de los acusados Hitler, Göring y Ludendorff, estaban Ernst Rohm (futuro jefe de las SA), Wilhelm Bruckner y Wilhelm Fricke entre otros. El delito era “alta traición” y la pena que arriesgaban era la perpetua. El gobierno de Baviera prefería un juicio rápido y discreto, pero Hitler quería mucha publicidad para difundir sus ideas y largos discursos.
El primer día, el 26 de febrero de 1924, la sala estaba repleta. El proceso se desarrollaba en el segundo piso de la Escuela de Infantería del Reichswehr. Había 120 asientos y la mitad estaba asignada a la prensa, la mayoría extranjera. Hitler se sentó en una pequeña mesa con el general Ludendorff. El presidente del tribunal fue Georg Neithardt, un hombre conservador que se reveló muy indulgente con Hitler. Le permitió pronunciar largos discursos (su declaración inicial fue de 4 horas), interrogar a los testigos e interrumpir los testimonios de los testigos del fiscal.
Una vieja foto de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial (Foto: Archivo Nacional polaco/EFE)
Hitler culpó al gobierno de Berlín de la crisis económica; afirmó que le había robado al pueblo “sus últimas migajas”. Dijo: “¡La política no se hace con la palma, sino con la espada!”. Y en su alegato final exclamó que su objetivo era destruir el marxismo. Desafiante, terminó así: “¡Llegará la hora en que las masas que se paran en las calles bajo nuestra bandera con la esvástica se unirán a quienes nos dispararon!”. Algunos en la sala lloraron.
Cinco años de prisión
El 1º de abril Hitler y tres secuaces fueron condenados a 5 años de prisión, la pena mínima. En pocos meses, saldrían libres. A los demás, les aplicaron penas en suspenso y al general Ludendorff lo absolvieron. Cuando Hitler regresó a su habitación (pues no estaba en una celda) salió al balcón a saludar a sus seguidores. Una multitud reaccionó al verlo con: “¡Heil, Hitler!”.
Leé también: El Gran Dragón, el temible líder del racista y antisemita Ku Klux Klan condenado por violación y asesinato
En julio, Hitler trabajaba arduamente en una obra que sería a la vez autobiografía y manifiesto político. La obra se llamaría Mein Kampf . En el libro, desarrolló los dos grandes temas que marcarían su política posterior. Primero, definió la historia mundial como una lucha entre razas y consideró a los arios como la raza creadora de cultura y a los judíos como la raza destructora de cultura. Segundo, expuso los argumentos a favor de la imperativa expansión territorial alemana hacia el este, a la que llamó “espacio vital” para los alemanes o Lebenstraum.
El Tribunal Supremo de Baviera le concedió la libertad condicional después de cumplir ocho meses de su condena a 5 años. El juicio fue muy beneficioso para Hitler. De ser un personaje de segunda línea en la política local, después del proceso se convirtió en un mártir patriótico y en una figura prominente en la política alemana. Ya estaba en condiciones de infligir un tremendo e inédito sufrimiento al mundo.
criminales históricos, Adolf Hitler, Nazismo
INTERNACIONAL
“No estoy defendiendo la inmortalidad, solo que elijamos no morir”: Bryan Johnson habló sobre longevidad, IA y la revolución del Project Blueprint

Hace algunos años, Bryan Johnson saltó a la fama mundial como el multimillonario de la longevidad, pero su historia y ambiciones revelan mucho más que rituales y comportamientos llamativos. La iniciativa Project Blueprint, que lidera desde California, es tanto experimento personal como empresa biotecnológica: une inteligencia artificial, cuantificación exhaustiva y sistematización para desafiar los límites del envejecimiento humano.
Johnson cree que la clave para prolongar la existencia reside en la automatización estricta de la rutina, complementada por tecnología de punta y una filosofía centrada en la supervivencia.
Su residencia en Venice, California, se asemeja a un laboratorio, donde ningún detalle queda al azar: desde la comida y los suplementos hasta la recolección y almacenamiento de muestras biológicas, toda variable se encuentra bajo control.

Johnson somete su cuerpo a un régimen tan meticuloso como exhaustivo: su día inicia antes del amanecer con exposición a luz de 10.000 lux, control de temperatura, aplicación de sueros, ejercicio, terapia de luz roja, oxigenación, sauna y múltiples pruebas médicas. La dieta es exclusivamente vegetal, restringida a la mañana y antes del mediodía, e incluye decenas de suplementos para optimizar métricas que él considera clave.
En tanto, desde 2021, la estrategia de Blueprint incluye alimentar una inteligencia artificial —Bryan AI— con todos sus datos y declaraciones, con el objetivo de perfeccionar su régimen y avanzar hacia la potencial transferencia de conciencia a sistemas computacionales.
La visión de Johnson trasciende la salud personal: postula que la supervivencia debe ser el nuevo eje ético, capaz de suplantar la búsqueda de riqueza y estatus en el mundo contemporáneo.

En búsqueda de más información, el equipo de Wired visitó el peculiar hogar del millonario. A cada paso, notó detalles tan pulidos como los fruteros repletos de kiwis y plátanos, y al mismo tiempo tan imperfectos como una naranja mohosa, “algo, al parecer, huele mal en la finca de Johnson”, afirmaron.
Un dilema que, en palabras de quienes transitaron por este lugar, materializa un contraste y dilema de este personaje: Johnson construye un entorno artificial casi perfecto, pero choca de frente con los límites y “fallos” de la condición humana.
Durante la conversación, Johnson explica con detalle su rutina nocturna: “He construido toda mi existencia en torno al sueño”, afirma y deja en claro que el descanso no es solo una necesidad biológica, sino el pilar central de su estrategia de longevidad. “Mi perfil de sueño es el de alguien de veintitantos años: duermo ocho horas y 34 minutos, me levanto menos de una vez por noche, y tengo un 94 % de eficiencia”, detalla.

Su jornada, dice, empieza la noche anterior: se acuesta con precisión quirúrgica, se duerme en minutos y se despierta antes del amanecer, exponiéndose a luz intensa y midiendo parámetros como la temperatura basal, que en su caso ha descendido más de dos grados: “Hay pruebas de que las especies con temperaturas más bajas viven más”, afirma.
Cuando se le plantea, de manera directa, si alguna vez morirá —una pregunta que más parece filosófica que biológica—, Johnson responde sin titubeos: “Falso”, ya que todos sus datos y discursos ahora se encuentran dentro inteligencia artificial personalizada.
“Actualmente, de forma muy rudimentaria, tengo una IA de Bryan que ha asimilado todo lo que he dicho”, un cambio que, según afirma, redefine el valor de seguir vivo: “A medida que la tecnología mejora, el bien más preciado será la existencia; la inmortalidad, tal como la concebíamos antes, a través de los logros, la descendencia o la vida después de la muerte, se devaluará en comparación con la existencia. Esa es mi apuesta fundamental para el futuro”.

Como figura pública obsesionada con la longevidad, Johnson no ha escapado a las críticas. Algunas figuras han señalado que su nivel de control podría rozar comportamientos obsesivos o incluso patológicos.
Es más, durante la entrevista, se comparó su comportamiento con patrones de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA), una afirmación que Johnson no evade: “La mayoría de la gente que conozco en Estados Unidos tiene un trastorno alimentario. Claramente, luché con el control de mi ingesta de alimentos”.
Defiende su enfoque como una estrategia racional frente a un entorno saturado de estímulos adictivos. “¿Por qué iba a luchar contra decisiones cotidianas, diversas y, en última instancia, irrelevantes, cuando pueden automatizarse? Prefiero dedicar mi escasa capacidad cerebral a pensar en cosas de mayor nivel, como el futuro de la raza humana”, sostiene.
La automatización —para Johnson— es una estrategia de autonomía frente a un entorno saturado de algoritmos que incentivan el consumo y las adicciones. Su objetivo es crear un entorno de máxima libertad personal, donde las decisiones menores están automatizadas y controladas por datos; solo así puede concentrar energía intelectual en desafíos trascendentes.
En la entrevista, Johnson deja en claro que su cruzada trasciende el negocio o la autoexperimentación. Proclama la necesidad de una nueva ideología global: “La nueva respuesta a la existencia es que la existencia misma es la virtud suprema. No estoy defendiendo la inmortalidad ni la utopía. Solo digo que elijamos no morir”, afirma.
Con esta premisa, busca reemplazar antiguos sistemas de creencias y paradigmas políticos con una suerte de “religión” centrada en la supervivencia —individual y colectiva—, capaz de alinear tanto a humanos como a algoritmos bajo el principio Don’t Die.
Johnson reconoce que la fama no es un efecto colateral, sino un instrumento: “Si tuviera que elegir entre la fama y mil millones de dólares, la elegiría cien veces. Es muy difícil de conseguir. Tiene un valor excepcional”. Según él, solo con ese alcance es posible impulsar la ideología “de mayor crecimiento en la historia” y guiar la transición de la especie hacia una nueva etapa evolutiva.
Cree, en definitiva, que “algo surgirá y llenará este vacío, ya sea ‘No Mueras’ o algo más”. Su ambición no es solo extender la vida, sino fundar un nuevo marco de sentido que le dé respuesta —en términos prácticos y éticos— a los grandes dilemas del siglo XXI: la conciencia, la muerte y el futuro de la humanidad frente a la inteligencia artificial. Es que, en última instancia, espera que el legado de su experimento no se mida solo en métricas de salud o tecnología.
El ascenso de Johnson no estuvo exento de conflictos. Enfrentó disputas legales con su expareja Taryn Southern y varios exempleados, cuestionamientos por el uso extensivo de acuerdos de confidencialidad y reportajes que pusieron en duda la integridad de sus productos y la estabilidad financiera de su empresa. Pero, independientemente del futuro comercial de Blueprint, Johnson insiste en que su propósito real trasciende lo económico.
Su empeño está en sostener una visión filosófica y radicalmente transparente sobre la existencia: “Quiero que, en el siglo 25, digan que fue entonces cuando la humanidad descubrió que era la primera generación que no moriría”, afirma.
Lo que propone es un desplazamiento de las prioridades humanas: “Ahora mismo, lo único que tenemos en común es que nadie quiere morir”. En su visión, la inteligencia artificial no es solo una tecnología, sino un punto de inflexión que obliga a repensar cómo vivimos y decidimos. “Cuando surgen tecnologías transformadoras, necesitamos nuevas ideologías que nos ayuden a tomar decisiones cotidianas. Hoy no existe ninguna”, advierte.
Por eso concibe su cruzada como algo más que biotecnología o disciplina física: se trata de diseñar un nuevo marco de sentido frente al cambio irreversible: “No estoy defendiendo la inmortalidad. Solo estoy diciendo que elijamos no morir”, concluye.
bryan johnson
INTERNACIONAL
Unearthed Mamdani clip reveals how his upbringing made him open to being called ‘radical,’ socialist

NEWYou can now listen to Fox News articles!
A resurfaced interview by New York City socialist mayoral candidate Zohran Mamdani shows him explaining that the family he grew up in made him «open» to being a «radical» and suggesting that socialism needs to be re-branded.
«I think, honestly, growing up in the family that I grew up in, I was quite open to what would be considered being a radical from a very young age,» Mamdani said on The Far Left Show in 2020.
«I mean, from the beginning, my identities are already considered radical by a lot of mainstream American political thought. So being a Muslim, being an immigrant, these are things that already kind of put you in the box of ‘other.’ And so it’s not that far of a jump because whenever you… stand up to speak up for the rights of others who share the same identity as you, then you’re a radical, right? So often people in this country are considered radicals if they stand up for Palestinian human rights.»
Mamdani has faced criticism over some of his positions taken as a young man, including supporting an academic boycott of Israel and starting a Students for Justice in Palestine chapter during his college days, as well as the past writings of his father, Mahmood Mamdani.
ZOHRAN MAMDANI FIRES BACK AT WHITE HOUSE MISPRONOUNCING HIS NAME: ‘M-A-M-D-A-N-I’
Mamdani explained his ‘radical’ background in a 2020 podcast appearance
Mahmood Mamdani’s social media presence is littered with anti-Israel positions referring to Israelis as «colonial settlers» and celebrating the idea of a «third intifada.» Additionally, Mahmood Mamdani sits on the council of an openly anti-Israel tribunal and once wrote in a book, which he dedicated to his son, that suicide bombers «stigmatized as a mark of barbarism.»
«Zohran Mamdani has built his political brand on the same radical, hate-filled and anti-American ideology his father, Mahmood Mamdani, has spent decades promoting—one that demonizes Jewish people and legitimizes anti-democratic violence,» Brooke Goldstein, a human rights attorney who specializes in antisemitism, told Fox News Digital earlier this month.
«The Jew-hatred the Mamdani family peddles is fundamentally anti-American and violates the core values our country was founded on—tolerance, equality, and liberty. Our nation’s strength lies in its diversity and commitment to protecting minority rights. Antisemitic world views threaten the peace and security of our communities.»
In the interview, the younger Mamdani went on to lament the criticism that Democratic Socialists of America have faced for supporting BDS.
MAMDANI CONFRONTED ON STREETS OF NYC ABOUT ‘COMMUNIST’ LABEL, REFUSES TO ANSWER

Democratic socialist candidate Zohran Mamdani, who won the Democratic primary for mayor of New York City, attends an endorsement event from the union DC 37 on July 15, 2025, (Spencer Platt/Getty Images)
BDS is described as «an international campaign to delegitimize the State of Israel as the expression of the Jewish people’s right to national self-determination by isolating the country economically through consumer boycotts, business and government withdrawal of investment, and legal sanctions,» according to Influence Watch.
Mamdani also explained in the interview his evolution as a «socialist.»
«I think I’ve been a socialist for quite a while, but I don’t think I understood myself within the terms of that label,» Mamdani said. «And I think that that is something that I not only internalized, but also became comfortable expressing when I became an active member of New York City DSA, which is an organization that I’ve been a member of. I attended my first meeting in early 2017, but I’ve been a much more active member since 2018.»
CLICK HERE TO GET THE FOX NEWS APP

New York mayoral candidate, State Rep. Zohran Mamdani (D-NY) stands with his mother Mira Nair, and father Mahmood Mamdani as they celebrate during an election night gathering at The Greats of Craft LIC on June 24, 2025. (Michael M. Santiago/Getty Images)
Mamdani added that he hopes to rebrand the word socialism to be more appetizing for the general public.
«I think, for me, a lot of times people try and scare you into never embracing the word, and I think that there’s a lot of work that we have to do to change our branding, because socialism in and of itself, the way I understand it, is a fight for the state to provide all that is necessary to live a dignified life for each and every person in our state,» Mamdani explained.
«That is something that when you explain it in that way, and when you talk about the way in which it is applied, when you’re talking about typically housing, healthcare, education, but I would argue we must expand that beyond and talk about public transit and talk about the internet and talk childcare. People are receptive to that.»
Fox News Digital reached out to the Mamdani campaign for comment.
INTERNACIONAL
Taiwán alertó a la UE sobre las amenazas de infiltración impulsadas por el régimen chino para socavar la democracia

El presidente de Taiwán, William Lai, advirtió este martes que su país y la Unión Europea (UE) enfrentan amenazas comunes de interferencia externa, en especial intentos de manipulación electoral, desinformación y ataques a la confianza pública.
Las declaraciones se produjeron durante una reunión con miembros de la Comisión Especial del Parlamento Europeo sobre el Escudo Europeo de la Democracia, de visita en Taipei.
“Ambos se han encontrado con interferencias informativas e infiltraciones de fuerzas externas que han intentado manipular los resultados de las elecciones democráticas, crear confrontación en la sociedad y hacer tambalear la confianza de la gente en la democracia”, afirmó Lai, según un comunicado difundido por su oficina presidencial.
El mandatario taiwanés subrayó que Taiwán y la UE comparten valores fundamentales como la libertad y la democracia, y mantienen relaciones económicas y comerciales estrechas, aunque no tienen lazos diplomáticos formales. Pese a ello, Lai señaló que existe una cooperación creciente frente a riesgos híbridos como los que —según denunció— se originan en China.
La isla ha acusado en repetidas ocasiones a Beijing de desplegar campañas de desinformación, operaciones de influencia y ciberataques con el objetivo de socavar su sistema político. Lai reiteró que Taiwán rechaza las reclamaciones de soberanía de China, país que considera a la isla parte de su territorio y ha intensificado su presión diplomática y militar en los últimos años.
“Taiwán está decidido a trabajar para salvaguardar la democracia, la paz y la prosperidad en todo el mundo, y espera compartir su experiencia con Europa”, añadió el presidente taiwanés, al tiempo que agradeció el respaldo expresado por instituciones europeas ante las amenazas sobre el Estrecho.
En paralelo a la visita de la delegación europea, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán (MOFA) valoró como “sincero y significativo” el apoyo expresado por Bruselas. El pronunciamiento del MOFA fue en respuesta a las conclusiones del 13.º Diálogo Estratégico UE-China, celebrado el 2 de julio en Bruselas y copresidido por la vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas.
Durante ese encuentro, la diplomática europea reiteró su rechazo a cualquier intento unilateral de modificar el statu quo en el Estrecho de Taiwán, en especial a través de fuerza militar o coerción, según el comunicado oficial. Kallas también manifestó preocupación por la situación de los derechos humanos en China y por las amenazas híbridas provenientes de Beijing, que afectan tanto a Europa como a la región del Indopacífico.
Además, el MOFA recordó que el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) ha emitido varios comunicados en respuesta a tres ejercicios militares a gran escala realizados por China desde mayo, los cuales incluyeron simulacros de bloqueo marítimo y ataques coordinados alrededor de la isla. Esos comunicados subrayaron la importancia de mantener la paz y la estabilidad en el Estrecho como elemento clave para la seguridad regional y global.
“La UE tiene un interés directo en mantener el statu quo en el Estrecho de Taiwán”, afirmó el MOFA en su declaración. El ministerio también aseguró que Taiwán continuará fortaleciendo la cooperación con Bruselas y otros aliados democráticos para proteger el orden internacional basado en normas, y para enfrentar las amenazas comunes que afectan a regímenes democráticos.
China ha rechazado todas las acusaciones de interferencia y sostiene que Taiwán busca apoyo extranjero para impulsar una agenda separatista. A pesar de ello, tanto Taiwán como la UE han intensificado en los últimos años los canales de comunicación informal, especialmente en áreas de comercio, tecnología, ciberseguridad y defensa de los valores democráticos.
(Con información de Reuters)
Asia / Pacific,TAIPEI
- POLITICA3 días ago
Juan Carlos Maqueda defendió la condena contra Cristina Kirchner: “Hay una sensación de que se hizo Justicia y que no hay impunidad”
- POLITICA2 días ago
Expulsada del Gobierno, Victoria Villarruel empieza a tomar distancia, pero no tiene proyecto político para este año
- POLITICA2 días ago
La CGT evalúa adelantar a octubre el recambio de sus autoridades y define una movilización contra Milei