Israel lo llama el “metro de Gaza”. Puede sonar exagerado, no lo es. Alude objetivamente a un auténtico laberinto de túneles que va y bien por debajo de la Franja, donde están instalados algunos de los cuarteles y centros estratégicos de Hamas y también depósitos de armas y alimentos. Algunas de estas construcciones van 30 metros por debajo de la superficie, como un edificio de diez pisos enterrado.

La Franja es un pequeño territorio de 41 kilómetros de largo y 10 km de ancho, que da sobre el Mediterráneo por un lado, Israel por el otro y en el norte, y Egipto en el sur. Pero la red de túneles se afirma que aalcanzaría los 500 kilómetros. La BBC jugó con esa idea impactante y señaló para calibrar de qué se trata que el metro de Londres, por ejemplo, tiene 400 kilómetros de largo y su mayor parte se encuentra en la superficie.

Antiguo escondite y operatoria de contrabandistas, los primeros túneles datan de antes de los años 2000 y eran de mucho menor extensión y ciertamente precariedad, usados por delincuentes para el trasiego de mercadería pirateada. Hasta que llegó Hamas y le dio un giro militar a esa alternativa, fácil además por las características del terreno, sencillo de excavar.

Recordemos que esa organización nació como una estructura ultraislámica de asistencia a las familias de los palestinos, pero se potenció totalmente cuando en 2005 el ex jefe de gobierno israelí, Ariel Sharon, retiró a diez mil colonos judíos de la Franja en una operación conocida como «la desconexión» que realizó de modo unilateral, sin informar ni asociarse con el gobierno palestino de Ramallah.

Hamas uso ese episodio para una narrativa según la cual habían echado a los colonos, lo que le generó un alza en prestigio y se impuso electoralmente en todos los territorios palestinos, entrando en abierto conflicto con sus adversarios internos de la laica Autoridad Palestina. Esa división fue aprovechada por Israel para sostener que no se podía negociar con ese pueblo debido a esa profunda división de sus liderazgos.

Lo cierto es que Hamas se adueñó dos años después de la Franja y los túneles se convirtieron en un punto estratégico de su agenda de poder: una ciudad militar debajo de la otra de los civiles. Gran parte del dinero para asistencia humanitaria y el cemento donado para edificios fue a parar a esas construcciones clandestinas, cuya entrada esta disimulada en residencias, templos religiosos, sedes de oficinas o sitios sanitarios.

Se calcula que en su apogeo, Hamas y otros grupos militantes utilizaron casi 2.500 túneles nada menos que iban por debajo de la frontera egipcia para contrabando de bienes comerciales, combustibles y armas. También incluso animales, indica un detallado informe de la cadena británica.

Son varios los tipos de túneles y el criterio de su uso. Los más importantes con estructura de material, sistemas de energía y respiradores, son los que usan los comandos del grupo terrorista. Pueden vivir ahí y con amplitud.

Esa ciudadela se asemeja a la que había construido en Trípoli el dictador libio Muammar Khadafi. Eran enormes galerías para residencia de aliados y también para alojar prisioneros y los harenes de mujeres y varones del déspota, que también contaba con una suerte de mansión subterránea según pudo corroborar este cronista tras la caída de ese régimen.

Informes de las últimas horas indican, además, que Hamas excavó pasajes subterráneos más precarios para la operación del pasado fin de semana. Los milicianos llegaron por debajo de la tierra hasta antes de la reja fronteriza y de una pared de cemento con controles sofisticados sepultada que había instalado Israel para impedir que se excavara hacia su territorio. Ya había habido antecedentes de túneles que entraban largamente dentro de Israel.

En 2006, los militantes utilizaron uno debajo de la frontera para matar a dos soldados israelíes y capturar a un tercero, Gilad Shalit, a quien mantuvieron cautivo durante cinco años. Fue canjeado luego por más de mil prisioneros de Hamas en cárceles de Israel. En 2013, las fuerzas armadas descubrieron un pasadizo de 1,6 kilómetros de largo y 18 metros de profundidad revestido con un techo y paredes de concreto que conducía desde la Franja hasta aterrizar cerca de un kibutz israelí. Lo notaron debido a que los residentes escucharan sonidos extraños y avisaron a la seguridad.

Las operaciones incluso de Egipto para anular estas construcciones son frecuentes. Israel ha anunciado en diversas oportunidades la destrucción de kilómetros de túneles, pero los especialistas sostienen que es muy difícil anular la totalidad de esa estructura oculta. Los más de 150 rehenes que tomaron los milicianos de Hamas cuando atacaron el sur del país el pasado sábado, están posiblemente dentro de ese laberinto subterráneo.

Los bombarderos israelíes utilizan bombas especiales que se entierran varios metros antes de estallar y están diseñadas precisamente para destruir estas construcciones.

La especialista Daphné Richemond-Barak, experta en guerra subterránea que enseña en la Universidad Reichman de Israel, le dijo a la BBC que una variedad de estos pasajes subterráneos “están excavados con un solo propósito: invadir territorio israelí».

«Los túneles dentro de Gaza son diferentes porque Hamas los usa regularmente. Probablemente sea más cómodo estar en ellos por períodos de tiempo más largos. Definitivamente están equipados para una presencia más larga y sostenida. Los líderes se esconden allí, tienen centros de mando y control, los utilizan para el transporte y las líneas de comunicación. Están equipados con electricidad, iluminación y vías férreas. Puedes moverte más y permanecer de pie», remarca.