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Encapuchados quemaron medio centenar de camiones en una hidroeléctrica en la Araucanía chilena

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(Archivo) Incendio ocurrido en enero de 2025 en la misma zona donde se presentó el de este domingo

Al menos 47 camiones, dos excavadoras, un camión cisterna, una motoniveladora fueron destruidos en el último ataque incendiario perpetrado por encapuchados armados en la Araucanía chilena.

Hasta las obras de la de la presa y central de Rucalhue se desplazaron este domingo de madrugada al menos cinco individuos con el rostro cubierto y fuertemente armados que golpearon y redujeron a dos guardias de seguridad.

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La empresa Rucalhue Energía informó de los daños causados en un ataque incendiario ocurrido en las obras de la central de Rucalhue, que según indicó la propia empresa, están ubicadas en las comunas de Santa Bárbara y Quilaco.

La compañía indicó en un comunicado que está haciendo una evaluación completa de las pérdidas y que este tipo de hechos “no solo representa un atentado contra la infraestructura, sino también contra los trabajadores, las comunidades vecinas y el Estado de derecho”.

El proyecto, agregó la compañía, “cumple con toda la normativa ambiental, social y técnica vigente, y que su desarrollo ha sido parte de un proceso transparente ante las instituciones del Estado”.

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Carabineros confirmaron la maquinaria pesada afectada y han informado además de dos guardias lesionados. El acto ha sido condenado por el Gobierno, que ha adelantado que se querellará por Ley Antiterrorista en este caso.

“El atentado en la central Rucalhue en Alto BioBio merece toda nuestra condena. Tal como lo hemos hecho en otros casos, perseguiremos y encontraremos a los responsables que deberán responder ante la justicia. Seguiremos trabajando sin dar pie atrás para erradicar toda forma de violencia”, aseguró el presidente chileno, Gabriel Boric, en un mensaje publicado en su cuenta en X.

ARCHIVO - Soldados patrullan frente
ARCHIVO – Soldados patrullan frente a un edificio del gobierno provincial en Arauco, en la región de La Araucanía, en el sur de Chile, el 14 de octubre de 2021 (Foto AP/José Luis Saavedra, archivo)

“Es inaceptable que sigan ocurriendo estos hechos de violencia en la región del Biobío. Este ataque tiene que abrir los ojos a todo el mundo político, a la Fiscalía y a los organismos de seguridad del país de que el terrorismo sigue actuando en la zona de Biobío”, afirmó el vicepresidente de la Cámara de Diputados chilena, Eric Aedo, del Partido Demócrata Cristiano (DC).

“Esto es un llamado de atención a que el estado de excepción debe seguir funcionando y es también un llamado de atención en relación a qué está haciendo el Ejército y la Armada para prevenir estos hechos de violencia”, añadió.

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Desde la Unión Demócrata Independiente (UDI), la diputada Flor Weisse aseguró que “estas conductas han sido toleradas por esta administración y no se resolverán con más burocracia ni con la creación de un nuevo Ministerio”. “Lo que necesitamos es acción, es voluntad política real para enfrentar el terrorismo con firmeza y decisión”, remarcó.

En el Biobío y otras zonas del sur de Chile, como La Araucanía, existe desde hace décadas una disputa territorial entre el Estado, algunas comunidades radicales mapuche y empresas forestales que explotan tierras consideradas ancestrales por los indígenas.

El pueblo mapuche, la etnia indígena más numerosa de Chile, reclama los territorios que habitaron durante siglos, antes de que fueran ocupadas a la fuerza por el Estado chileno a fines del siglo XIX en un proceso conocido oficialmente como la “Pacificación de La Araucanía” y que ahora pertenecen en su mayoría a empresas forestales.

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En este contexto, son frecuentes los ataques incendiarios a maquinaria y predios, y el conflicto ha costado la vida a un gran número de comuneros mapuche y policías.

Desde mediados de 2022, en la zona rige un estado de excepción constitucional ratificado por el Congreso hasta la fecha, que permite el despliegue militar en la zona para que ayuden a Carabineros (Policía militarizada) a controlar el orden público, incluyendo vigilancia en las principales carreteras y caminos aledaños.

(Con información de Europa Press y EFE)

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La belleza del día: una historia política de la crucifixión en el arte argentino

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La belleza del día: una historia política de la crucifixión en el arte argentino

En general, la Semana Santa es representada desde la iconografía de la última cena, que posee infinidad de versiones desde que el arte es comercio. Otro momento muy representado es la cruxificción, que tuvo desde el Renacimiento un abordaje religioso, lo que resulta lógico por que a fin de cuentas eran encargos del clero por varios siglos.

En el modernismo se produce esta separación y los abordajes comienzan a variar, muchas veces dentro de corrientes estéticas y otras con una mirada política, como puede observarse en el desarrollo del siglo XX del arte argentino.

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En esta selección de obras, que no busca ser representativa, se puede observar como este episodio bíblico fue migrando en ese sentido, de pasar a ser una escena de corte religioso o un ejercicio a convertirse, desde lo simbólico, en una herramienta para expresar el estado de las cosas, desde lo social y lo personal, de un mundo globalizado, sobre todo a partir de la década del ‘60.

"Magdalena clamante", de Eduardo Schiaffino
«Magdalena clamante», de Eduardo Schiaffino (MNBA)

El recorrido comienza, no por casualidad, con Eduardo Schiaffino (Buenos Aires, 1858-1935), pintor, intelectual y fundador del Museo Nacional de Bellas Artes de la Argentina. Magdalena clamante es una obra menor, ni de cerca de lo más conocido, y de hecho es un boceto en óleo sobre cartón, realizado antes de 1918.

Es, claramente, un ejercicio, hasta un juego si se quiere, ya que había realizado antes de la fecha la mayoría de sus obras más reconocidas, en el que la escena se centra en una mujer difusa, de rodillas, ante la cruz en la que no se muestra a Jesús. No hay allí una búsqueda de expresar complejidad pictórica ni conceptal; es una escena modernista sí con un quehacer en la pincelada que continúa mirando hacia lo que sucedía en Europa.

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«Retablo de Jesús» (1937-1938), de Alfredo Gramajo Gutiérrez (Museo Nacional de Bellas Artes)

En el Salón Nacional de 1939, el Retablo de Jesús de Alfredo Gramajo Gutiérrez (Tucumán, 1893 -Buenos Aires, 1961) obtuvo el segundo premio del certamen, por detrás de La abuelita, un óleo de Ana Weiss, quien fue la primera mujer en recibir el máximo galardón del certamen.

Gramajo, que produjo esta pieza compuesta por tres paneles ya en la madurez de su carrera, refleja la devoción popular del norte argentino y se inscribe en la tradición de la pintura regionalista, un estilo que marcó la carrera del artista. “Yo no pinto, documento” aseguró, para marcar una distancia sobre las lecturas religiosas que se hacían sobre su obra, ya que no lo hacía desde una perspectiva de la devoción o de la fe.

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Por otro lado, un artículo Leopoldo Lugones, que lo consideró “el pintor nacional”, generó una mirada política sobre su obra que a él no le interesaba per se, más cercana al nacionalismo que marcaba la agenda desde la Generación del ‘80. En ese sentido, no perteneció al Grupo Nexus, ni puede considerarse un “americanista”, pero eso no signfica que no hubiese, en su distancia de los movimientos oficiales del arte, un posicionamiento. Gramajo Gutiérrez pintó en los bordes del sistema, y quizá por eso le costó muchísimo el reconocimiento de críticas y pares, y quizá por eso hoy no sea uno de los artistas más recordados de su tiempo.

El “Retablo de Jesús” se compone de tres paneles realizados en Catamarca entre 1937 y 1938. El panel superior representa un Nacimiento, con figuras tridimensionales y ofrendas en primer plano, mientras que los paneles inferiores muestran escenas de devoción. En el panel izquierdo, se observa un altar decorado para los ritos de Semana Santa, con mujeres arrodilladas de espaldas al espectador, enmarcadas por un arco de palmas y flores. Por su parte, el panel derecho retrata al Señor de los Milagros, cuya imagen domina la composición, evocando más una representación de la Crucifixión que la de un objeto venerado. En el fondo, se distingue la capilla de La Tercena, ubicada en Catamarca, donde se venera esta figura religiosa.

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«Composición con paño figura de Cristo» (1952), de José Luis Menghi (Colección C. Semino)

Influenciado por Matisse, José Luis Menghi (Buenos Aires, 1904 – 1985) grecuentó a los pintores del Círculo de la Escuela de la Boca, se conectó con el grupo El Bermellón y formó parte del taller el Gato Negro.

Como Fortunado Lacámera pintó el mundo desde su habitación, con una obra colorida en la que solía realizar contrapuntos entre la belleza del interior y el exterior y donde rara vez aparecía la figura humana, salvo en casos como Composición con paño figura de Cristo de 1952, en la que lo introduce a través de una meta lectura de la pintura dentro de la pintura. En esta pieza, ya al borde del cambio social que se producirá en la siguiente década, la representación continúa siendo anecdótica, no hay una intencionalidad marcada más allá de la estética y cierta búsqueda de hacer un juego entre lo elevado y lo terreral.

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El recientemente fallecido Luis Felipe “Yuyo” Noé (Buenos Aires, 1933- 2025) construyó un sólido conjunto de obras en las que ingreso en la temática, aunque en su caso produjo una omisión o reemplazo del personaje histórico, como Cristo del pecado (1963), un óleo que revela la estructura del bastidor como cruz al ser quemado y Nuestro señor de cada día, un óleo de 1964, que se presenta a la televisión como el hijo de dios que vino a exculpar los pecados.

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«Cristo del pecado» (Colección privada), «Nuestro señor de cada día» (Museo de Bellas Arte de Houston, EE.UU.) y » Hoy, el ser humano» (Colección familia Noé)

También, entre 1962 y 1965, realizó Ensayo sobre la incongruencia del cuerpo místico, luego rebautizada Introducción a la comprensión a la civilización occidental y cristiana, realizada entre año en que León Ferrari presentó su famosa pieza que toma parte de este nombre.

En aquel año, el también escultor lanzó el libro-manifiesto Antiestética, en el que funda el pensamiento artístico con respecto al caos que irá profundizando a lo largo de su carrera, seis años de su primera muestra individual y a poco menos de su involucramiento en el movimiento Otra Figuración.

Yuyo nunca dejó de producir y en sus últimos años, ese caos había tomando nuevas formas vibracionales y en Hoy, el ser humano un acrílico de 2016, presenta un Cristo fraccionado, en el que desplegó todas unas escenas de violencia a su alrededor, entre las que se observa un recorte de Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío de Goya.

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«Introducción a la comprensión a la civilización occidental y cristiana» (Museo de la Solidaridad Salvador Allende, Chile)

Si hay una crucifixión que trascendió las salar de los museos en el arte argentino es la La civilización occidental y cristiana de León Ferrari (Buenos Aires 1920 – 1993), pieza originalmente creada en 1965 para el Premio Di Tella, ocasión en que fue censurada por su director, Jorge Romero Brest, asegurando que la pieza podía resultar ofensiva para parte del personal, aunque sí aceptó las otras tres piezas presentadas: Cristo murió, La civilización occidental y cristiana bombardea las escuelas de Long Dien, Cauxé, LinnPhung, Mc Cay, AnTanh, An Minh, AnHoa y DucHoa y 15 votos en la OEA.

Con estas pieza, Ferrari comenzó su etapa de producción más política, con la guerra de Vietnam siendo el primer conflicto bélico con una amplia repercusión mediática de la modernidad, que expuso a través de la televisión sus horrores. Sin embargo, con el tiempo, la obra trascendió su estado natural y se reconfiguró en una crítica contundente y atemporal a la relación entre religión, violencia y poder. Por esta pieza y por su enorme carrera, en 2007, recibió el prestigioso premio “León de Oro” en la Bienal de Venecia, uno de los galardones más importantes del mundo del arte.

"La Civilización Occidental y Cristiana"
«La Civilización Occidental y Cristiana» de León Ferrari

Ferrari comenzó su carrera en la década de 1950, trabajando con cerámica y madera, y más tarde exploró una amplia variedad de materiales y técnicas. Entre sus series más destacadas se encuentran las “Relecturas de la Biblia”, donde reinterpretó textos religiosos desde una perspectiva crítica, y “Nosotros no sabíamos”, una recopilación de noticias sobre asesinatos y desapariciones durante la dictadura cívico-militar en Argentina.

Y es que como artista y también activista, Ferrari estuvo profundamente comprometido con las causas sociales y políticas, con un legado que abarca desde esculturas y collages hasta escrituras abstractas y planos arquitectónicos, en los que se caracterizó por su capacidad de denunciar las desigualdades, las dictaduras, la intolerancia religiosa y las guerras. La historiadora Andrea Giunta, curadora de la escandalosa muestra del Recoleta en 2004, sostiene que Ferrari “hizo de los lenguajes del arte un arsenal”.

En el año 2000, la exposición Infiernos e idolatrías, realizada en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), recibió ataques de ultracatólicos, que tuvo desde una carta de repudio del entonces cardenal Jorge Bergoglio (hoy Papa Francisco) que la condenaba como blasfema, manifestaciones en la puerta, y una bomba de estruendo y olor dentro de la sala. En la retrospectiva de 2004, grupos ultrarreligiosos protestaron contra la muestra, calificándola de blasfema, y llevaron a cabo acciones como rezos colectivos, misas y la destrucción de algunas obras.

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Otras piezas relacionadas a la
Otras piezas relacionadas a la crucifixión y la religión de Ferrari en una muestra en el MNBA

Ante el pedido eclesiástico, la justicia inicialmente ordenó la clausura de la muestra, aunque fue reabierta más tarde, convirtiéndose en un símbolo de resistencia frente a la censura. Ferrari, en entrevistas posteriores, resumió el conflicto con una frase contundente: “Mi exposición hablaba de la intolerancia y ellos la demostraron con los hechos”. Y, aunque parezca inverosímil, en 2020, grupos religiosos pidieron la clausura de una retrospectiva en el Museo Reina Sofía de España.

Tras la discolución del grupo Otra Figuración, Ernesto Deira (Buenos Aires 1928, París 1986) exploró temas como la religión, el lenguaje y la comunicación masiva, influenciado por el auge del estructuralismo en el Buenos Aires de la década.

Una de las piezas más destacadas es Memoria de Grünewald, una monumental tela de 2 x 3 m de 1967 inspirada en Retablo de Isenheim, pintura del renacentista alemán Matthias Grünewald, reinterpreta la crucifixión como un momento que encapsula tanto la muerte como el nacimiento.

"Memoria de Grünewald", de Ernesto
«Memoria de Grünewald», de Ernesto Deira (Colección privada)

Deira consideraba a Grünewald como un hombre profundamente comprometido con su tiempo, en ese sentido las preocupaciones del pintor miraban, como Ferrari, hacia la guerra de Vietnam como al golpe en Estado del ‘66 derrocó el gobierno constitucional de Arturo Illia, la dislocución de los partidos políticos y las universidades intervenidas, entre otros temas.

“La intención de Deira por entonces ‒explica Marchesi‒ era trazar una crónica sobre algunos de los acontecimientos más violentos sucedidos en el mundo desde los años 60: la pobreza en el Tercer Mundo, los procesos de descolonización, la invasión estadounidense a Vietnam y, en el caso de la Argentina, los primeros actos represivos que inauguraron la década del 70″, escribió Mariana Marchesi para Identificaciones, muestra en el MNBA que presentó una serie de siete pinturas del artista argentino que se creían destruidas tras exhibirse en el Instituto de Arte Latinoamericano de la Universidad de Chile, en 1971.

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En 1968, Ricardo Carpani (Tigre, 1930 – Buenos Aires, 1997), pionero del arte militante que adoptó el pincel como una herramienta de identidad y resistencia, tomó una decisión que une su obra al vanguardismo político experimental de los años sesenta al crear un afiche inspirado directamente en La civilización occidental y cristiana de Ferrari.

Dos versiones de "La civilización
Dos versiones de «La civilización occidental y cristiana» según Carpani. La primera de técnica mixta sobre papel de 1968 y la segunda, Tinta sobre papel de 1976 (Archivo Carpani)

En su relectura del afiche, adoptó un lenguaje más accesible que el de Ferrari, sin abandonar la mirada crítica del original al capturar al Cristo y al avión en su estilo figurativo característico, para buscar una circulación pública más directa en una audiencia más amplia y diversa. Carpani, de alguna manera, hizo de “traductor” para una pieza que había sido censurada y atacada por lo que él consideraba los “agentes del imperialismo norteamericano”, representado en la figura de Romero Brest y, por extensión, el Instituto Di Tella, tal como enunció en el texto Privatizar la cultura (1964).

En una entrevista de 2016 para Archivo Carpani, “Yuyo” Noé, amigo de ambos artistas, recordó: “Cuando León vuelve de su exilio en Brasil va a buscar la obra que estaba en un depósito. Encuentra que al Cristo se le había roto un brazo. Entonces compra en una santería otro brazo y lo arma. Él quería tenerlo colgado, no sabía dónde, para que no se le vuelva a romper. Mi casa es muy especial tiene un hall de 10 pisos, muy alto, y entonces me pide colgarlo ahí. Entonces lo colgamos nosotros. León, Ricardo y Yo. Y yo como un estúpido no saqué fotografía nunca ni de la obra colgada en mi casa ni de nosotros tres colgando esa foto. …es la fotografía que más lamento no tener”.

Además de su cita a Ferrari, Carpani, quien tuvo un profundo compromiso con las cuestiones sociales con una producción artística con forma de denuncia de las desigualdades y un homenaje a la dignidad de los trabajadores, representó la escena bíblica en diferentes momentos, incluyendo el óleo Crucifixión realizado casi en simultáneo con el enorme Ecco Homo, obra realizada para una capilla de San Luis.

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Imagen del "Ecce Homo" para
Imagen del «Ecce Homo» para la capilla de San Luis

Cofundador del emblemático grupo Espartaco, en 1959, con un ojo en el muralismo mexicano y, sobretodo, como una apuesta al arte político y social enfocado en los sectores populares de Argentina, Carpani no tuvo más remedio que marchar al exilio ya en 1974, para volver al país tras el regreso de la democracia.

En sus últimos años realizó una obra monumental para una iglesia. Carpani dijo: “soy agnóstico, pero el sueño de todo pintor es dejar una obra en una iglesia”. Detrás de ese anhelo pintó Ecce Hommo, un Cristo crucificado de 3,80 metros de altura por 2,00 metros de ancho, para el altar de una humilde Capilla en el Dique La Florida, Provincia de San Luis, dedicada a Nuestra Señora de Luján.

La genésis fue en 1995, cuando invitado por el gobierno provincial para exponer obra en el Museo Dora Ochoa de Masramon, al que además dona una de sus pinturas de la serie Los amantes, conoce la capilla y llega a un acuerdo con un mecenas de una empresa constructora. En la imagen al óleo se observa a un Cristo que emerge de la oscuridad, creando una tensión entre las tinieblas y las luces que se centran en él.

“Creo que este Cristo lo hice desde la perspectiva de alguna manera de la dignidad humana, que para mí es algo muy fundamental. Es un poco la visión del sacrificio de Cristo, restituyéndoles la dignidad humana a los humildes y está hecho también desde nuestra perspectiva, desde nuestra perspectiva de latinoamericanos. Desde la perspectiva de argentinos y también, por supuesto, de la perspectiva de Puntano. Tengo la esperanza de que en su contacto con la comunidad de aquí de la Florida. De algún modo esta imagen cumpla con esa función que para mí sería ideal de continuar restituyendo la dignidad humana, a los seres que entran en contacto con ella. Porque sin dignidad humana, LOS pueblos, las naciones no merecen existir”, dijo durante la presentación, realizada un año despues.

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Lamentablemente, el deseo del artista de permanecer en la capilla no se respetó, ya que el enorme cuadro fue retirado de una década después ya que “el edificio religioso no dispone del espacio necesario para exhibirla” para ser llevado al Obispado de San Luis y luego en comodato al Museo Ochoa por dos años.

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«Procesión al Cristo de los Cactos», de Jorge Andrada Ruiz

También a finales de los ‘60, Jorge Andrada Ruiz (La Rioja, 1945 – Madrid, 1995) realizó una serie de obras en las que combinó la flora norteña con lo místico, como Procesión al Cristo de los Cactos, 1969, que se encuentra en el Museo Quinquela Martín o Cristo crucificado en un cactus, 1970.

En su trayectoria Andrada Ruiz recorrió indagó en varios estilos. Su obra inicial, caracterizada por un postimpresionismo luminoso, reflejaba la influencia de los paisajes y las vivencias de su infancia en Chilecito. Sin embargo, durante su etapa en España, hacia donde partió en 1978, su estilo se transformó hacia una abstracción más marcada, llegando a un informalismo expresionista que, a pesar de su evolución, mantuvo una paleta de colores clara, viva y cargada.

Como Carpani, en los años finales de su vida, Antonio Berni (Rosario, 1905 – Buenos Aires, 1981) realizó una serie de obras con la crucifixión como eje, pero, por supuesto, a partir de su mirada en la que ingresaba imaginería del contexto social e histórico.

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En 1978, el artista rosarino recibió un encargo por parte del rector del instituto San Luis Gonzaga, de Las Heras, quien gestionó la creación de unas grandes pinturas-murales a través de un intermediario, el pintor herense Esteban Semino, amigo de Berni, para conmemorar los 20 años del espacio privado en 1981.

En ese proceso, Berni trabajó ininterrumpidamente en los que elaboró las obras a partir de una serie de bocetos y estudios previos que fueron expuestos en la galería porteña Velázquez en 1980, junto a los murales, estudios y otras pinturas.

"Cristo en el departamento", "La
«Cristo en el departamento», «La Magdalena» y «Cristo en el garage», todas en colecciones privadas

Entre las que se destacaron Cristo en el departamento, en el que se observa en el fondo a la metalúrgica IMPA, que en 1961 intentó ser cerrada, medida que no pudo concretarse gracias a resistencia de los trabajadores y de las trabajadoras, quienes lograron salvarla transformándola en cooperativa; fondo que vuelve a aparecer en la metafísica La Magdalena. También sobresale de aquella serie, Cristo en el garage, también llamado Cristo de la moticicleta, donde vuelve a hacer una conexión entre los trabajadores, lo cotidiano y el sufrimiento.

El 21 de junio de 1981, coincidiendo con el día de San Luis Gonzaga, en la capilla del Instituto San Luis Gonzaga, de Las Heras, se inauguraron dos pinturas-murales: La Crucifixión y El Apocalipsis, que fueron calculadas al detalle, desde la composición cromática hasta la incidencia de la luz en el espacio.

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Las pinturas se inscriben dentro de la tradición de la iconografía cristiana, pero a través de una actualización, incorporando elementos propios de la realidad de la época. A la izquierda de Cristo, muestra a la Virgen María, quien porta un pañuelo estampado, en alusión al emblema utilizado por las Madres de Plaza de Mayo, que es sostenida por San Juan y otras figuras religiosas clásicas. También se incluyen personajes contemporáneos, incluso a su Juanito Laguna, quien encarna las vivencias de los sectores populares, que vestidos con ropas modernas generan un puente entre el drama del Calvario con el dolor colectivo de los años 70 y 80 en Argentina, producido por la dictadura, la represión y las desapariciones forzadas.

"La Crucifixión" de Antonio Berni
«La Crucifixión» de Antonio Berni

Del otro lado de la cruz, sobresale la figura de un militar romano que porta un Fusil Automático Liviano (FAL), un arma utilizada durante el régimen militar, y si se observa entre las “rendijas” de los personajes en primer plano se puede observar a una serie de hombres en el fondo, ensangrentados o con las manos en alto. En un rincón, una mujer de gesto adusto, sostiene a un bebé y es acompañada por un niño, que podría ser una alusión a las apropiaciones.

Si bien en El Apocalipsis no se encuentra la escena de la cruz, esta obra dialoga con la anterior, por lo que hay que pensarlas como indivisibles. Basada en las profecías de San Juan, la obra reinterpreta los Cuatro Jinetes como símbolos de la victoria, la guerra, el hambre y la muerte, a través de estos arquetipos, y entre imágenes cataclísmicas de estrellas caídas, aves carroñeras y hongos nucleares.

El artista sintetiza así el camino de una humanidad que va hacia su autodestrucción, a través de los peligros del egoísmo humano, las guerras y los excesos de la sociedad de consumo, representada por una televisión. Sin embargo, entre el caos surge la mano de Dios como gesto de esperanza en la capacidad del hombre para cambiar el destino.

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"El apocalipsis", de Antonio Berni
«El apocalipsis», de Antonio Berni

La muerte de Berni, en octubre de 1981, truncó la posibilidad de una tercera pintura para la capilla, “La última cena”, en la que reuniría personajes recurrentes de su universo artístico como Juanito Laguna y Ramona Montiel junto a otros símbolos del pueblo.

En 1983, el escultor Norberto Gómez (Buenos Aires 1941 – 2021) presentó Crucifixión, una pieza en madera y resina poliéster que pertenece al acervo del Museo Moderno.

Nacido y criado en Sarandí, una localidad semiindustrial al sur de Buenos Aires, Gómez creció en un entorno de calles de barro y a través de su padre, carpintero, y su tío, luthier, comenzó a moldear una sensibilidad artística y un amor por los materiales y el trabajo artesanal que serían clave en su carrera.

"Crucifixión", de Norberto Gómez (Museo
«Crucifixión», de Norberto Gómez (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires)

Durante una estadía en París, entabló una amistad y trabajó con Julio Le Parc, de quien dijo que “el respeto es mejor que el cariño. Es una forma más profunda de lo fraterno”y colaboró con en la obra que ganó el premio de la Bienal de Venecia de 1965, también se relacionó con Berni, a quien ayudó en la creación de los primeros assemblages de los icónicos Juanitos.

En los ‘80, Gómez se alejó del circuito artístico y se refugió en su taller, donde comenzó a trabajar con resina poliéster, un material que le permitió explorar formas orgánicas y viscerales. Allí se produjo giro en su obra, alejándose del minimalismo y adentrándose en un lenguaje escultórico que evocaba cuerpos torturados, esqueletos retorcidos y materiales al borde de la ruptura.

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De esa época es Crucifixión, una de sus obras más impactantes y controvertidas, en la que representa un esqueleto retorcido sobre un asador, pieza que fue interpretada como una alusión a la violencia y el sufrimiento humano. Entonces, los críticos señalaron que la obra evocaba la tradición macabra del matadero y establecía paralelismos con la cruz, aunque en este caso el asador simbolizaba más el suplicio que la redención.

El impacto de “Crucifixión” fue inmediato. En una entrevista de 2007, Gómez recordó cómo una de sus esculturas provocó que una espectadora se descompusiera y vomitara durante una exposición en la galería de Ruth Benzacar. Lejos de sentirse ofendido, el artista vio en esta reacción una validación de la potencia emocional de su obra.

"La Crucifixión" (1994), de Federico
«La Crucifixión» (1994), de Federico Klemm (Fundación Klemm)

Ya en los’90, Federico Klemm (Checoslovaquia, 1942-Buenos Aires, 2002) ingresa en la imaginería del evento desde otra perspectiva, creando con su lenguaje propio un híbrido entre mitología y religión.

Su obra, cargada de simbolismo y sensualidad, desafió las normas de su tiempo y abrió caminos para nuevas formas de expresión. En las foto-pinturas como La crucifixión (1994) y La resurrección (1994), por ejemplo, Klemm reinterpretó iconografías religiosas desde una perspectiva personal y transgresora, incorporando elementos autobiográficos y referencias a su relación con su madre, Rosa Marechek.

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En la obra de Elda Cerrato (Italia, 1930 – Buenos Aires, 2023) cohabitaron la memoria personal y colectiva, aunque sus primeras obras estuvieron centradas en la investigación geométrica y búsquedas espirituales tras su experiencia en los primeros grupos del maestro místico George Gurdjieff en América Latina.

Tras la dictadura, su trabajo tomó un cariz político más potente, y participó de diferentes acciones colectivas para denunciar los peligros e injusticias que aquejan a la vida democrática, las violencias, las crisis económica política y sociales del país y la región.

"Desocupación" y "Millenium", obras de
«Desocupación» y «Millenium», obras de Elda Cerrato

Entre esos trabajo se encontró su participación en el libro 20 años después (1996) o 50 años de la Declaración de los Derechos humanos (1998), entre otros, para los que realizó grabados como Desocupación o Millenium (2001), en la que despliega a través de un niño crucificado una crítica a la violencia regional, a través de cadáveres que se apilan en el fondo de la obra, multitudes marchando en la zona media y el poder militar como barrera que protege un modelo de civilización, con una versión del Hombre de Vitruvio en la cima también en posición de estar en una cruz.

En la segunda pieza, presentada en una muestra en el CC Recoleta, despeja gran parte del escenario para dejar solo al niño, pero consigue a través de dos elemento una síntesis conceptual. Ahora, la ciudad ya no está arriba, sino en la base y se encuentra derruida, se desintegra sobre si misma, y el travesaño horizontal de la cruz es una versión de una metrópolis pujante.

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Por su parte, Santiago García Sáenz (Buenos Aires, 1955 – 2006) realizó una extensa obra con imaginario religioso, desde vírgenes y mártires, a la presencia de Cristo.

"Dios con nosotros"(1998), Santiago García
«Dios con nosotros»(1998), Santiago García Sáenz (Colección Sebastián y Silvina Kohan Miller)

Ya a finales del milieno, la pandemia del VIH/Sida en el campo artístico argentino lo llevó a ser testigo de la muerte de numerosos colegas y amigos, a la vez que vivía en silencio la enfermedad, experiencia que se manifestó en los lienzos en piezas como Cristo en los enfermos, exhibida por primera vez en el Centro Cultural Ricardo Rojas en 1998.

De aquel año es Dios con nosotros, un óleo en el que aparecen mucho de su iconografía imperante, la ciudad babilónica, marrón, que parece devorarse todo y, allí abajo, sus mártires, una de ellos crucificado. En una habitación, alguien convalece y se lee el grafiti “In te, Domine, speravi” (Pongo mi confianza en ti, Señor), mientras en otra se recrea un nacimiento, como el producido en Bélen hace más de dos siglos, por nombrar algunos de los detalles.

En la obra de García Sáenz, entonces, hay una puesta política que nos relata una soledad ante una enfermedad que no se detiene, que expone a una parte de la comunidad al suplicio, al castigo social, que extendería luego con su serie de los Mártires del Chaco.

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"Eva de los cuatro fuegos"
«Eva de los cuatro fuegos» (2002), de Daniel Santoro

No se necesita deecir mucho sobre la obra política y social de Daniel Santoro (Buenos Aires, 1954), quien desde los ‘90 se ha convertido en un agudo comentador no solo del peronismo, sino también de la historia argentina y su sociedad, poniendo sobre el lienzo en evidencia episodios y momentos reconocibles.

En muchas de sus obras, también, dialoga con elemento reconocibles de la historia del arte o, como en Eva de los cuatro fuegos, la iconografía religiosa y el dorado heredado del arte bizantino, colocando a la santa patrona del justicialismo en lugar de Cristo, y en cada una de los extremos algún acontecimiento con su canonización .

Allí se encuentra el parquet incendiado, haciendo referencia al mito de que los obreros que fueron beneficiados con hogares sociales durante el Primer Plan Quiquenal levantaban el piso para hacer asados; el conflicto con la Iglesia surgido a partir de un giro en los subsidios hacia la Fundación Eva Perón y el Jockey Club, como espacio representante de la élite golpista.

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Para contar su propia historia, una novelista recurrió a la IA, pero no todo salió cómo esperaba

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El libro del día: «Searches: Selfhood in the Digital Age», de Vauhini Vara

No es difícil captar de qué trata Searches: Selfhood in the Digital Age (Búsquedas: El yo en la era digital) de Vauhini Vara. ChatGPT ofrece convenientemente a los lectores un resumen en la portada del libro: la colección híbrida de memorias y ensayos, explica, “podría explorar cómo internet y las tecnologías digitales influyen y transforman la identidad personal, la percepción de sí mismo y la búsqueda de significado en la sociedad contemporánea”. Hay una incertidumbre torpe en el resumen del chatbot: el libro podría explorar estos temas, pero podría no ser así.

Es precisamente la ambigüedad de ChatGPT—y, en ocasiones, el puro sinsentido que genera—lo que sustenta “Searches”. A lo largo de 16 capítulos, Vara recorre la evolución de internet, los dilemas éticos en torno a la inteligencia artificial y su propia vida con su característicamente punzante, aunque despojada, prosa. En un giro inusual, ocasionalmente convierte al chatbot en su interlocutor, pidiéndole comentarios y, en momentos, colaborando explícitamente mientras compone ensayos personales. La colección resultante resuena con algunos de los temas explorados en la debutante novela finalista al Premio Pulitzer de Vara, The Immortal King Rao (El rey inmortal Rao, 2022): la evolución de la tecnología digital, los peligros del capitalismo de vigilancia, la apasionante historia de una familia inmigrante del sur de India afianzando su lugar en Estados Unidos. Pero “Searches” se sostiene por sí sola, a la vez difícil de clasificar y cautivadora.

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"The immortal King Kao", de
«The immortal King Kao», de Vauhini Vara

A pesar de su interés en las formas en que la tecnología mediatiza nuestras vidas, las experiencias de Vara al crecer en los años 90 como hija de inmigrantes indios son lo que hace al libro profundamente íntimo. Explora la batalla perdida de su hermana mayor contra el cáncer, sus enamoramientos no correspondidos en el patio de la escuela, su matrimonio con un acérrimo ludita que finalmente debe rendirse ante la era digital y, como confiesa humildemente, sus intentos por preguntar a internet “cómo ser más bella”.

El uso de herramientas digitales por parte de Vara, a veces, adopta perspectivas aún más directas: en un ensayo titulado “Ghosts” (Fantasmas), en el que alterna escribiendo párrafos con ChatGPT para co-crear una conmovedora reflexión sobre la muerte de su hermana, Vara reconoce el éxito del chatbot al escribir “una referencia a la corporalidad tan matizada y profunda como cualquiera que yo haya leído”. En ocasiones, admite, la herramienta de inteligencia artificial es capaz de encapsular bellamente el duelo humano. La trayectoria ascendente del chatbot, argumenta, sugiere que su capacidad para producir aportaciones culturales y literarias valiosas solo mejorará con el tiempo.

¿Es realmente ChatGPT capaz de
¿Es realmente ChatGPT capaz de producir frases originales y devastadoramente hermosas o simplemente tiene suficiente información en su repositorio para imitar técnicas estilísticas comunes empleadas en la escritura creativa? (EFE/Rayner Peña)

Pero, ¿es realmente que ChatGPT es capaz de producir frases originales y devastadoramente hermosas o simplemente tiene suficiente información en su repositorio para imitar técnicas estilísticas comunes empleadas en la escritura creativa? Después de todo, la frase en cuestión –”Ésta es la mano que ella sostuvo: la mano con la que escribo, la mano con la que estoy escribiendo”, en referencia a la hermana de Vara– es un caso de estudio de anáfora y cambio de tiempo verbal, ambos dispositivos retóricos comunes. Incluso si, como sostiene Vara, “GPT-3 produjo las mejores líneas de ‘Ghosts’”, ¿es justo llamar a la escritura del chatbot original, por no decir profundamente humana, o simplemente rivaliza con el desempeño de un estudiante atento en un curso introductorio de composición en inglés?

Aunque Vara no aborda este tipo de preguntas a ChatGPT, no ignora las deficiencias del chatbot, principalmente en lo que concierne a raza y género. En la sección titulada “A Powerful Statement of Empowerment” (Una poderosa declaración de poder), después de pedir al chatbot que liste un artista importante de cada periodo significativo en la historia del arte visual, Vara observa que genera instantáneamente una lista de artistas casi todos hombres blancos, como da Vinci, Monet y Picasso. Incluso cuando pide artistas no blancos y mujeres, incluye erróneamente a dos artistas masculinos y a otro que, descubre Vara, es completamente ficticio. En otro ensayo, Vara menciona que, al co-escribir “Ghosts” con ChatGPT, este desvió primero la narrativa hacia un romance heterosexual antes de finalmente captar que el ensayo trataba, de hecho, sobre el duelo familiar.

La autora plantea preguntas éticas
La autora plantea preguntas éticas que quedan sin resolver incluso mientras se esfuerza en explorar las paradojas de su propio compromiso con la IA (Imagen Ilustrativa Infobae)

Como la misma inteligencia artificial, “Searches” no es perfecto. Plantea preguntas éticas que quedan sin resolver incluso mientras la autora se esfuerza en explorar las paradojas de su propio compromiso con la IA. Y a veces, el libro cae en el tedio y la banalidad; especialmente en el capítulo homónimo, “Searches”, que presenta un archivo cronológico dividido por secciones de las búsquedas de Vara en internet entre 2010 y 2019: “Dónde están incrementando los incendios forestales. Dónde se habla cantonés. Dónde comprar un desatascador”, y así sucesivamente, un cúmulo que se siente interminable. Es sorprendente que este ensayo, si se le puede llamar así, prácticamente ilegible, se publicara primero en el New York Times, donde se acompañó de imágenes rotativas de las búsquedas en Google.

Pero en “Searches” persiste un destello de esperanza quijotesca: la posibilidad de un internet en manos del pueblo. “Invenciones como estas… no son imposibles”, escribe Vara sobre los motores de búsqueda y servicios de mensajería de propiedad pública. “Llamar imposible a una invención propuesta es tan absurdo como llamar imposible a una declaración, una ficción o una broma”. Ofrece ejemplos de compañías exitosas administradas por organizaciones sin fines de lucro que gastan menos de 500 millones de dólares al año en gastos: Firefox, Wikipedia, Signal. Vara amplía estos pensamientos para imaginar un universo futurista y revolucionario: “Abolimos fronteras y prisiones, tomamos propiedad colectiva de las máquinas, encontramos causas comunes con otras especies”. Es improbable, confiesa. “Esto”, escribe sobre ese mejor futuro, “es una ficción. Es una declaración. Es una broma. Es una invención”. Pero es posible.

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Fuente: The Washington Post

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INTERNACIONAL

El régimen de China volvió a amenazar con represalias si persiste la escalada de la guerra comercial con EEUU

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Xie Feng, el embajador de China en EEUU (REUTERS/ARCHIVO)

El embajador de China en Estados Unidos, Xie Feng, pidió a Washington buscar una relación de equilibrio y coexistencia pacífica con Beijing, al tiempo que advirtió que su país responderá con medidas de represalia si persiste la escalada de la guerra comercial.

Según un comunicado publicado en la página web de la Embajada de China en Washington, Xie intervino el sábado en un acto público donde denunció los efectos negativos de los aranceles impuestos por ambos países, y advirtió que estas medidas están congelando el intercambio comercial entre las dos mayores economías del mundo.

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Xie comparó la situación actual con los efectos de los aranceles estadounidenses de 1930 que, según dijo, “devastaron la economía mundial y contribuyeron a la Gran Depresión”. Subrayó que los aranceles actuales, que superan en ambos casos el 100%, están bloqueando el comercio, la inversión y los intercambios culturales entre los países.

Trump asegura haber iniciado buenas
Trump asegura haber iniciado buenas conversaciones con Beijing pese a las tensiones (REUTERS/ARCHIVO)

El diplomático chino utilizó conceptos de la medicina tradicional de su país para ilustrar su mensaje. “Una buena receta de medicina tradicional china suele combinar muchos ingredientes diferentes que se refuerzan mutuamente y crean el mejor efecto médico”, dijo Xie, al argumentar que la armonía y el equilibrio entre fuerzas opuestas deberían guiar la relación bilateral.

El planeta es lo suficientemente grande como para dar cabida tanto a China como a Estados Unidos”, afirmó. “Deberíamos buscar la coexistencia pacífica en lugar de chocar frontalmente, y ayudarnos mutuamente a tener éxito en lugar de quedar atrapados en un escenario en el que todos pierden”.

Las declaraciones del embajador se produjeron en un contexto de tensiones crecientes entre ambas naciones, después del inicio de la guerra comercial hace dos semanas.

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Estados Unidos y China endurecen
Estados Unidos y China endurecen políticas que afectan comercio e inversión bilateral (REUTERS/ARCHIVO)

Pese al endurecimiento del clima bilateral, el presidente Donald Trump afirmó el viernes que existen “buenas conversaciones” en curso con China. “Por cierto, tenemos buenas conversaciones en marcha con China. Son realmente muy buenas”, dijo a periodistas desde la Casa Blanca, sin ofrecer más detalles.

Fuentes oficiales chinas han reiterado que cualquier diálogo debe ir precedido de señales de respeto mutuo por parte de Washington. Xie insistió en que China se opone a la guerra comercial, pero advirtió que responderá con firmeza a nuevos aranceles: “Tomaremos represalias ante cualquier país que imponga aranceles a China”, declaró.

El Gobierno de Donald Trump espera cerrar el próximo mes acuerdos comerciales con la mayoría de países a los que impuso gravámenes, mientras la guerra comercial desatada por su agresiva política arancelaria se centra en un pulso con China que inquieta a las empresas y empieza a lastrar la popularidad del mandatario republicano.

Washington aplica un arancel del 10 % y mantiene gravámenes más altos que llegan al 145 % para presionar a Beijing, mientras que, a su vez, impone aranceles al acero y el aluminio, del 25 %. La Casa Blanca justificó el viernes su funcionamiento en la buena marcha de una empresa de productos derivados de esas materias primas, Ellwood Group, que tuvo un aumento de ventas intertrimestral del 30 %.

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Con la guerra comercial ahora centrada en EEUU y China, el presidente chino, Xi Jinping, hizo una gira la semana pasada por varios países del Sudeste Asiático para estrechar relaciones y precisamente firmó un centenar de acuerdos de cooperación con Vietnam, Malasia y Camboya.

Trump fijó aranceles del 20%
Trump fijó aranceles del 20% para la Unión Europea, 46% para Vietnam y, en el caso de China, un conjunto de medidas que podrían llevar el arancel total por encima del 100% (Imagen: Shutterstock)

Esos países, que se enfrentan a algunos de los mayores aranceles “recíprocos” de EEUU y son clave en la cadena de suministro del país, son miembros de la Asociación de Estados del Sudeste Asiático (ASEAN), bloque que se ha comprometido a no tomar represalias, como sí ha hecho Beijin.

Poco ha trascendido sobre las negociaciones de EEUU, pero Vietnam, que afronta un arancel del 46 %, dijo el viernes estar “listo para negociar”, tras una reunión entre su Gobierno y el Consejo Empresarial EE.UU.-ASEAN en la que concluyeron que sus economías “se complementan”, no “compiten”.

Trump aseguró esta semana estar hablando con representantes chinos para llegar a un acuerdo con Beijing en las próximas semanas, pero al otro lado de ese pulso, su homólogo chino mantiene los aranceles del 125 % a EEUU y ha tomado otras medidas, como vetar las entregas de aviones Boeing.

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El jueves pasado, Washington movió otro peón en este ajedrez comercial al poner aranceles a los buques construidos y operados por China que lleguen a puertos de EEUU, para presionar a Beijing con una estrategia cada vez más agresiva.

Por su parte, el secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick, que defendió la tregua arancelaria, parece que solo logró convencer a Trump de una pausa, al sumar fuerzas con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y acudir al Despacho Oval de la Casa Blanca durante una ausencia del asesor de línea dura Peter Navarro, según reveló The Wall Street Journal.

(Con información de Reuters)

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