El presidente electo Donald Trump eligió a Robert F. Kennedy Jr.como su próximo secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos, una elección que se sumaría a la lista de elecciones provocativas de Trump cuyos procesos de confirmación pondrán a prueba la lealtad de los republicanos del Senado.
Trump subrayó en su red social, Truth Social, que velar por la salud de los ciudadanos es el puesto más importante de la Administración y destacó que «durante demasiado tiempo los estadounidenses han sido aplastados por el sistema industrial alimenticio y las farmacéuticas que se han involucrado en engaños y desinformación en lo que respecta a la sanidad pública».
Kennedy ha sido uno de los teóricos de la conspiración antivacunas más destacados del país durante años y con frecuencia ha difundido falsas teorías conspirativas sobre la seguridad y eficacia de las vacunas.
La elección irritará a muchos expertos en salud pública. Varios empleados de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) estaban considerando abandonar la entidad federal si Trump nombraba a Kennedy Jr.
El año pasado, lanzó su propia campaña presidencial –primero como rival demócrata del presidente Joe Biden, luego como independiente–, centrada en gran medida en revertir “la epidemia de enfermedades crónicas”. Propuso numerosas políticas destinadas a revisar las normas de seguridad alimentaria y medioambientales, promover medicinas holísticas y reestructurar la financiación pública para la investigación de vacunas.
En los últimos días de la campaña, Kennedy se reunió con Trump en múltiples ocasiones, en las que ambos hablaron sobre la posibilidad de que apoyara a Trump a cambio de un papel en su administración. Kennedy suspendió su campaña en agosto y respaldó a Trump ese mismo día.
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En octubre, Trump insinuó que Kennedy supervisaría una cartera de salud pública mientras hablaba en un mitin en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York, diciéndole a la audiencia que dejaría a Kennedy «volverse loco con la salud», «volverse loco con la comida» y «volverse loco con los medicamentos» si era reelegido.
Desde el día de las elecciones, Kennedy se ha comprometido a tomar medidas importantes para reformular las directrices de salud pública del país. La semana pasada, Kennedy dijo que comenzaría «inmediatamente» a estudiar la seguridad y eficacia de las vacunas, pero prometió no «quitarle las vacunas a nadie». También se comprometió a recomendar formalmente a los estados y municipios que eliminen el flúor del agua pública.
I am thrilled to announce Robert F. Kennedy Jr. as The United States Secretary of Health and Human Services (HHS). For too long, Americans have been crushed by the industrial food complex and drug companies who have engaged in deception, misinformation, and disinformation when it…
Kennedy también ha hablado de una importante rotación de personal en las agencias de salud pública. En una entrevista con MSNBC dijo que recortaría personal en “los departamentos de nutrición” de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos. En una conferencia en Arizona el sábado, Kennedy propuso reemplazar a 600 funcionarios de los Institutos Nacionales de Salud con personal seleccionado a dedo.
En una entrevista con NPR News después de las elecciones, Kennedy expuso sus áreas de enfoque en la administración de Trump.
“El presidente Trump me ha dado tres instrucciones”, dijo Kennedy. “Quiere acabar con la corrupción y los conflictos en las agencias reguladoras. Quiere que las agencias vuelvan a la medicina y la ciencia basadas en evidencias empíricas por las que alguna vez fueron famosas. Y quiere acabar con la epidemia de enfermedades crónicas con impactos mensurables en la disminución de las enfermedades crónicas en un plazo de dos años”.
El personaje
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De 70 años, Robert Francis Kennedy o RFK Jr, como se lo conoce, es hijo del senador Bob Kennedy y sobrino del presidente John Fitzgerald Kennedy, ambos asesinados. Había abandonado las filas del Partido Demócrata de su familia el año pasado, para lanzarse como candidato independiente.
RFK Jr tuvo una juventud turbulenta signada por la muerte de su padre, el uso de drogas y la expulsión de varios colegios, pero finalmente ingresó a Harvard, donde se recibió de abogado.
Con los años se especializó en medio ambiente y luego se enfocó en la lucha contra las vacunas, impartiendo teorías conspirativas como que estaban ligadas al autismo y que disparaban enfermedades y que todo se trataba de la confabulación de los laboratorios. Fue un feroz enemigo del Dr Antony Fauci en los tiempos del Covid y la vacuna contra ese virus.
Un pescador, de pelo canoso, se aleja de la orilla remando en su barca de madera. Al fondo, asoma un enorme carguero atracado en el nuevo puerto de Chancay, en Perú, llamado a ser el epicentro del comercio marítimo que conecte Sudamérica con Asia.
El contraste entre ambas embarcaciones es una suerte de reflejo de la nueva realidad de un pequeño y remoto pueblo pesquero de la costa del Pacífico peruano.
La nueva infraestructura, con grandes bloques de cemento y modernas grúas de carga y descarga de contenedores, convive en una playa con las pequeñas barcas que aún sirven de sustento para buena parte de los 60.000 vecinos de Chancay que no muestran tanto entusiasmo como el gobierno por el ambicioso proyecto de inversión china que se inaugurará el jueves.
El presidente chino, Xi Jinping, estará en Lima para la ocasión junto a la mandataria peruana, Dina Boluarte, aprovechando la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico 2024.
El puerto de Chancay, a 60 kilómetros al norte de la capital, supuso una inversión de 1.300 millones de dólares y arrancó con las expectativas de crear 1.500 empleos directos y 7.500 indirectos. La ilusión se extendió entre las barriadas de precarias casas de madera, instaladas en un paisaje casi desértico, que carecen del servicio de agua y desagüe o de calles asfaltadas. Pero cuando el proyecto está a punto de echar a andar oficialmente, hay más quejas que sonrisas.
“Nuestros puntos de pesca ya no existen aquí… Se han apropiado de una parte del mar…”, dijo Julio César, un pescador jubilado de 78 años que ha atrapado peces durante más de medio siglo en la zona donde se construyó el puerto. “Nosotros no tenemos seguro, no tenemos jubilación, morimos como perros”.
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El hombre, que se enorgullece de llamarse como el emperador romano, dice que el dragado de más de 17 metros, que ha convertido al puerto de Chancay en el más profundo de Latinoamérica, ha destruido zonas donde llegaban “la corvina, la chita y toda clase de pescado”. El puerto tiene más de 1.500 metros de longitud y 78 hectáreas.
“No culpo a los chinos por intentar explotar este lugar al máximo, culpo a nuestro gobierno por no protegernos”, reivindica. La ambición de Perú es que el puerto sirva para reducir los tiempos en las rutas que llevan a Asia los arándanos nacionales, la soya de Brasil o el cobre de Chile.
La pesca o la vida
Cansado y con las manos vacías, Rafael Ávila vuelve a tierra. «He estado en el agua todo el día y siempre necesito ir más al fondo”. El pescador, de 28 años, ahora necesita ”un barco más grande y más caro para llegar a los peces”.
El puerto pesquero que daba trabajo a buena parte del pueblo ha perdido ritmo y hay una zona a la que ya no pueden entrar. Las pequeñas embarcaciones se arremolinan cerca de la orilla.
Rosa Collantes, de 40 años y madre de dos, trabaja desde niña cortando en trozos el pescado que llega a la playa.
Cree que los barcos —que comenzarán a llegar de Asia con más frecuencia desde finales de enero de 2025, incluidos los más grandes del mundo de 400 metros de largo y con capacidad para 18.000 contenedores de 20 pies— provocarán la huida de los peces. “Es un monstruo el que va a llegar acá, a jodernos… Ahora tendremos que mendigar”, añadió con las cejas erizadas.
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“Traen progreso para la gente que tiene plata, pero para la gente humilde, ¿qué es lo que van a traer?”, se preguntaba.
También hay quejas entre los vecinos que no se dedican a la pesca, pero que buscaban una oportunidad laboral al calor de la nueva obra.
Desde la puerta de su cabaña en una colina desértica, a un kilómetro de distancia del puerto, Nelly López, una abuela de 47 años divorciada, se resigna por no dar el perfil. La mujer pertenece a esa gran mayoría de peruanos, un 82% del total de 33 millones, que nunca accedieron a estudios técnicos o universitarios.
“En la empresa te piden una carrera corta, si no la tienes no te aceptan”, dijo López. A diario busca un trabajo. A veces recibe nueve dólares por recoger cosechas de papas en campos agrícolas, como ayudante de cocina o limpiando casas. A veces, ayuda en un comedor comunitario donde le regalan el almuerzo para ella, su hija y sus tres nietos.
La hija de López, Llasumi Andahua, madre soltera de 29 años, afirma que la barriada donde vive es insegura, no tienen la protección policial que goza el puerto y prácticamente viven «en medio de la basura». Andahua, quien no completó sus estudios de cosmetología, fue a buscar un empleo —»aunque sea de barrendera”— sin lograrlo.
Mira las grúas de más de 96 metros de altura y a los obreros con sus cascos blancos que culminan la construcción de la primera fase del puerto, que tiene cuatro muelles. En la próxima década, el proyecto busca alcanzar los 15 muelles y sumar 3.500 millones de dólares de inversión.
“Siento una gran rabia, tristeza, una impotencia, porque digo ‘hubiese sido lindo que nos den oportunidad a todos’”, comentó Andahua.
Las autoridades en la capital y los gerentes de COSCO Shipping —la estatal china dueña mayoritaria del puerto— coinciden, por el contrario, en que el beneficio se extenderá.
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“Es importante que los jóvenes también hagan un cambio radical a la forma de elegir su carrera”, dijo en octubre a la prensa local el ministro de Trabajo, Daniel Maurate, sobre la necesidad de tener trabajadores especializados para Chancay.
Los empleos dentro del puerto no son numerosos porque será una terminal “con mucha tecnología”, matizó. Mario de las Casas, gerente de relaciones institucionales de COSCO Shipping, apuntó hace una semana que dos de los cuatro muelles estarán 100% automatizados.
No obstante, el ministro calculó que se crearán unos 20.000 empleos a “mediano y largo plazo” cuando se construya un complejo industrial llamado “Chancay Park”, que incluirá edificios e infraestructura vial.
«Tú no puedes hacer un puerto de última tecnología y tener al costado una ciudad que no tiene agua potable, que no tiene desagües, el hospital colapsado y no tiene centros de estudios”, comentó De las Casas y añadió que las aguas residuales desembocan en la bahía porque no existe una planta de tratamiento. El gobierno planea iniciar estudios de saneamiento en 2025.
Pero entre los pobladores y, sobre todo, entre los pescadores de más edad, reina el escepticismo.