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INTERNACIONAL

Israel cierra cerca de 30 embajadas en todo el mundo por temor a una represalia de Irán

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Unas 28 embajadas israelíes en distintos países del mundo fueron cerradas por el temor a ataques ante las amenazas iraníes de represalia tras el bombardeo al consulado en Damasco que mató a varios funcionarios de Teherán.

Así lo informan hoy varios medios locales como el diario Jerusalem Post o Haaretz, que cita una fuente diplomática según la cual las medidas de seguridad se incrementaron en todas las instituciones israelíes en el mundo desde el 7 de octubre.

El premier Benjamín Netanyahu convocó en la noche del jueves al Consejo de Seguridad en Jerusalén, al final de un día lleno de preocupación y alarma incluso entre la gente corriente. «Sabremos defendernos y actuaremos según el simple principio de que dañaremos a cualquiera que nos haga daño o quiera hacernos daño», advirtió.

Según una fuente consultada por el Jerusalem Post, un «número importante» de embajadas y consulados permanecen cerrados, y la decisión de hacerlo «varía según el país y el nivel de riesgo».

No fueron evacuadas

Contrariamente a lo que informaron algunos medios israelíes, «las instalaciones diplomáticas no fueron evacuadas, sino que no se han reabierto».

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Esto se ha convertido en un hecho periódico en los últimos meses, provocado por alertas de seguridad. Varias embajadas israelíes ya han sido cerradas después del 7 de octubre, como la de Jordania, entre otras.

Temor a una venganza iraní

Las embajadas israelíes en todo el mundo fueron puestas en alerta máxima luego de las crecientes amenazas de un ataque iraní contra diplomáticos israelíes, confirmaron fuentes al Jerusalem Post el jueves. Además, a algunos embajadores se les ha pedido que no asistan a eventos públicos por temor a su seguridad. Estos informes se produjeron tras un presunto ataque israelí contra Siria, en el que murió Mohammad Reza Zahedi, miembro de alto rango del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI).

La familia del brigadier general iraní Mohammad Reza Zahedi posan con un retrato del militar. Foto: Reuters La familia del brigadier general iraní Mohammad Reza Zahedi posan con un retrato del militar. Foto: Reuters

Según los medios israelíes, los diplomáticos que prestan servicios en el extranjero han expresado su preocupación de que sus embajadas sean blanco de represalias iraníes.

Anteriormente, Israel negó informes que afirmaban que había retirado a sus embajadores y evacuado sus embajadas en múltiples lugares del mundo.

Según las primeras informaciones, esta decisión negada por Israel se tomó mediante un acuerdo entre el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Shin Bet de Israel.

«Durante años, dijo Netanyahu, Teherán ha trabajado en contra de nosotros tanto directamente como a través de sus emisarios y, por lo tanto, Israel ha trabajado contra Irán y sus emisarios, tanto defensiva como ofensivamente».

Se descuenta un ataque

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Muchos analistas dan por sentada una respuesta de Teherán tras el ataque israelí contra el consulado iraní en Damasco y el propio aparato de defensa israelí está convencido de que sucederá.

«Nos esperan días difíciles, no es seguro que lo peor haya quedado atrás», admitió el jueves jefe de la inteligencia militar, Aharon Aliva. «Pero estamos preparados para todos los escenarios», precisó el vocero militar Daniel Hagari, añadiendo que «las fuerzas están bien desplegadas en formaciones defensivas y ofensivas» con «protección multinivel y aviones en el cielo las 24 horas del día».

Haaretz informa de tres escenarios para una posible represalia: un ataque con drones o misiles de crucero directamente desde Irán dirigido a la infraestructura israelí -la hipótesis menos probable-, lanzamientos de misiles desde Líbano o Siria de Hezbollah u otras milicias shiítas o ataques a las embajadas israelíes.

Con información de medios locales y ANSA



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INTERNACIONAL

¿Por qué ganó Donald Trump? Algunas claves del contundente giro a la derecha en Estados Unidos

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Donald Trump protagonizó un regreso rutilante a la Casa Blanca, con una victoria arrasadora en todos los estados clave y con una mayoría en el Senado de Estados Unidos -probablemente en la cámara baja también- que le permitirá avanzar con su agenda conservadora en el Congreso.

Las encuestas a boca de urna indican que a la inmensa mayoría de los votantes le importó la economía, sobre todo el aumento de precios, y en el electorado no pesaron los antecedentes penales de Trump ni sus desafíos a la democracia ni a derechos como el aborto, sino el castigo al gobierno de Joe Biden y la esperanza de que Trump pueda restaurar la economía y hacer a Estados Unidos grande otra vez.

Kamala Harris perdió ante Trump de manera abrumadora, al igual que Hillary Clinton, la primera mujer en ser la candidata presidencial de su partido, en 2016. El ex presidente construyó una coalición de votantes más diversa que cualquier candidato republicano en 20 años, a pesar de llevar a cabo una campaña cargada de agresiones y de demonización de los inmigrantes.

Por su mensaje y quizás también por las debilidades de Harris, no solo ganó entre los hombres blancos, su gran bastión electoral, sino que también sumó muchas mujeres, jóvenes, afroamericanos y latinos.

Banderas a favor de Donald Trump, frente a la Torre Trump en Nueva York, este miércoles. Foto: REUTERS

Los hispanos, que alguna vez fueron baluarte de la base demócrata, acentuaron su giro a la derecha. Trump obtuvo el apoyo del 45% de los votantes latinos a nivel nacional, en comparación con el 53% que logró Harris, según encuestas boca de urna de NBC News. Ese apoyo a Trump es mucho mayor que en 2020, cuando obtuvo el 32% frente al 65% de Joe Biden.

Trump también avanzó entre los votantes negros. Según sondeos de CNN, el magnate cosechó el apoyo de alrededor del 13% de ese electorado mientras que en 2020 había conseguido un 8%.

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La estrategia del miedo

Robert Harding, profesor de Ciencias Políticas de Valdosta State University, en Georgia, uno de los estados clave de estas elecciones, dijo a Clarín que cree que una de las razones importantes de la victoria fue “la propagación del miedo”.

“Trump impulsó el miedo a la economía, a la inmigración e incluso el miedo a los demócratas, para motivar a su base. Hemos visto un cambio claro en el electorado en algunos de los estados más disputados”, explicó.

Karen Hult, profesora de Ciencias Políticas de Virginia Tech University, dijo a Clarín que “tres cosas parecen claves para la victoria de Donald Trump: 1) percepciones de la economía (preocupaciones sobre la inflación, los precios de bienes y servicios como alimentos, gasolina, atención médica y vivienda. 2) Una «mentalidad contra el oficialismo” también parece ser parte de la historia, tal vez análoga a lo que ha sucedido en el Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, los Países Bajos, Polonia, Sudáfrica y Corea del Sur. 3) En los EE. UU., muchos evidentemente estaban preocupados por la frontera sur, percibían un «cambio cultural» y tal vez se sentían ignorados o no escuchados por el partido demócrata”.

Para Mark Jones, profesor de Ciencias Políticas de Rice University, en Texas, “estuvimos frente a una batalla de movilización. Al final, Trump tuvo más éxito para movilizar a los votantes, incluso en aquellos que no suelen votar o participar mucho de las elecciones”, según dijo a Clarín.

“El mensaje de Trump tuvo mucha llegada con aquellos que no suelen ir a votar. Y plantó esa idea de que él iba a ser mejor con la economía y fue efectivo transmitiendo que Kamala Harris iba a ser una amenaza al estilo de vida y al estilo de vida de la población anglosajona, pero también a la población trabajadora, cristiana y americana”, añadió.

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Un mensaje dramático

Para Jones, “al final lo que pegó muy fuerte es el mensaje de que un gobierno de Kamala Harris podía ser el fin de un Estados Unidos como estas poblaciones lo conocen. Fue un mensaje dramático que penetró. En cambio, la voz de Harris diciendo que había una amenaza para la democracia era un mensaje para las élites y no pudo movilizar a las masas”.

Ryan Carlin, profesor de Ciencias Políticas de Georgia State University, afirmó a Clarín que “las razones principales se asocian a una inflación que no se había experimentado en 40 años en la historia de Estados Unidos y eso es lo que influía en el día a día de los ciudadanos”.

Y agregó: “Otra cuestión innegable es la crisis de inmigración que se puede palpar en las calles del país. Y, por último, creo que se pudo ver cierto desgaste de la política de identidad que el partido demócrata ha intentado hacer en las últimas tres elecciones. Creo que estas tres cuestiones hicieron una tormenta perfecta para que gane un hombre autoritario para terminar con estos tres temas”.

El voto latino y el bolsillo

Harding también arriesga un elemento: “Para una pequeña minoría, creo que influyó el hecho de que Kamala haya sido una candidata mujer. Sabemos que algunos hombres negros y algunos hispanos tenían dificultades para aceptar una candidata mujer. Y en una carrera que estaba a un par de puntos porcentuales de diferencia en la mayoría de los estados, eso pudo haber marcado una diferencia crucial”.

Carlin coincide: “En Estados Unidos hay un porcentaje de población que cree que una mujer es una candidata débil y esta población cree que un líder débil expone al país a dificultades. Sobre todo, eso se escucha entre hispanos y afroamericanos”.

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Kamala Harris y Joe Biden no lograron convencer a los estadounidenses especialmente por la economía. Foto: AP  Kamala Harris y Joe Biden no lograron convencer a los estadounidenses especialmente por la economía. Foto: AP

Jones resalta el cambio “notable del voto latino”. “El problema de la campaña de Harris es que fue una campaña dirigida por élites y se enfocó en preocupaciones que no son las mismas que tiene la comunidad latina promedio. Las élites latinas son universitarios y tienen preocupaciones que no son las de la mayoría de los latinos en los Estados Unidos. Es decir, para la campaña de Harris los temas de mayor importancia fueron temas como el futuro de la democracia, el derecho al aborto y temas identitarios como la comunidad LGTBQ+”.

“Por el contrario, la campaña de Trump hizo su enfoque en dos temas concretos: uno fue la economía y el otro fue la seguridad en la frontera. Y al final el votante latino votó con el bolsillo. Para la mayoría de los latinos sus condiciones durante el mandato de Trump eran mejores que la de los últimos cuatro años en la gestión de Joe Biden. Harris durante la campaña nunca tuvo mucha llegada a los latinos, pero especialmente a los hombres latinos quienes votaron de una manera abrumadora a Trump”.

La experta Hult también apunta a las debilidades demócratas. “La vicepresidenta Harris no se había preparado para presentarse como la primera candidata; se la asoció fácilmente con un presidente impopular y con frecuencia no demostró que fuera o pudiera ser un agente creíble del cambio. Por ejemplo, la entrevista de View donde no pudo responder de inmediato si haría algo diferente que el presidente Biden o la falta de respuesta a la primera pregunta en el debate presidencial sobre el estado de la economía”.

Jones coincide en que “Harris no fue una buena candidata porque no tuvo la habilidad de llegar a la gente que necesitaba para ganar la elección. Harris ganó a los votantes de siempre del partido demócrata, pero en los estados más competitivos perdió. Solo ganó el voto duro demócrata pero no ganó el voto volátil, ni tampoco el independiente”.

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