INTERNACIONAL
Israel releases conversations with Gaza residents amid criticisms of aid delivery system

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Israel’s Coordinator for Government Activities in the Territories (COGAT), which oversees humanitarian and civil efforts in Gaza, released two revealing conversations between Gaza residents and officers from the Coordination and Liaison Administration (CLA) for Gaza.
The Gaza residents, who COGAT — an Israeli says were at humanitarian aid distribution sites, told a CLA officer about how Hamas tries to disrupt the aid system through violence and manipulation. The testimonies reveal that «Hamas fires at Gaza residents near the aid distribution sites, spreads false claims about IDF fire, publishes fabricated data about large numbers of casualties, and circulates fake footage,» according to COGAT.
TERROR IN GAZA: HAMAS OFFERS BOUNTIES TO KILL US AND LOCAL AID WORKERS, GROUP SAYS
State Department Spokesperson Tammy Bruce acknowledged Hamas’ use of violence to «interfere with aid deliveries to the people of Gaza.»
«This is how Hamas operates — they deliberately fire at people and want it to appear as though the army is the one shooting, so that no one will approach the aid distribution areas,» one Gaza resident told a CLA officer, according to COGAT’s translation.
Another Gaza resident told a CLA officer that Palestinians trying to get aid «encounter thugs on the way» and that «those thugs definitely kill 2, 3, 5 people.»
Fox News Digital was unable to independently verify the identities of the residents.

Palestinians inspect the site of an Israeli strike on a house that took place on Monday, in Zawayda in the central Gaza Strip, July 1, 2025. (REUTERS/Ramadan Abed)
TENSIONS RISE AS ISRAEL STRONGLY DENIES FIRING ON PALESTINIANS AT GAZA HUMANITARIAN SITE
The Gaza Humanitarian Foundation (GHF), a U.S.- and Israel-backed group, has faced backlash over reports of violent and even deadly incidents around its secure sites. In response to the videos released by COGAT, a GHF spokesperson said that «Hamas is working to destroy the Gaza Humanitarian Foundation because our model is working.»
GHF has pushed back on claims that Palestinians are being killed at its sites. However, it does say that Hamas has killed some of its staff members, «put bounties on our American workers and threatened civilians for accepting aid.»
«To date, there has not been a single casualty at or in the surrounding vicinity of any of our sites. Many of the alleged incidents had no correlation to our sites but deliberate misinformation orchestrated by Hamas-controlled [Gaza] Health Ministry,» a GHF spokesperson told Fox News Digital.

Palestinians carry bags and boxes containing food and humanitarian aid packages delivered by the Gaza Humanitarian Foundation, a U.S.-backed organization, in Rafah, southern Gaza Strip, on Monday, June 16, 2025. (AP Photo/Abdel Kareem Hana)
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Despite the backlash, the GHF is encouraging other organizations — including its critics — to join its mission to bring aid to the people of Gaza while ensuring Hamas does not get its hands on it.
«Ultimately, the solution is more aid. If other groups would join us, we could scale up… We could also collaborate with the U.N. and other groups on other means while ensuring their aid reaches the right people,» the GHF spokesperson said.
INTERNACIONAL
Cómo opera el Cártel de los Soles, la organización narcocriminal vinculada al chavismo y designada como grupo terrorista por EEUU

El Cártel de los Soles es una organización criminal, señalada el viernes por autoridades estadounidenses como una red de narcotráfico, integrada por altos mandos de las Fuerzas Armadas venezolanas.
Según las investigaciones, su estructura se apoya en el aparato militar, la participación de redes civiles y el respaldo institucional del régimen chavista, lo que le permite controlar rutas internacionales de drogas, ejecutar operaciones de lavado de dinero y mantener alianzas con otras organizaciones criminales en América Latina.
El nombre “Cártel de los Soles” proviene de las insignias doradas en forma de sol que portan los generales de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en sus uniformes. La expresión fue utilizada por primera vez en 1993, cuando los generales Ramón Guillén Dávila y Orlando Hernández Villegas fueron investigados por tráfico de drogas.
En sus primeras etapas, la implicación de oficiales militares consistía en aceptar sobornos a cambio de permitir el paso de cargamentos. Con el tiempo, esta participación se profundizó hasta convertirse en un involucramiento directo en el transporte, almacenamiento y distribución de estupefacientes.
De acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el cártel utiliza infraestructura estatal venezolana, incluidos aeropuertos, puertos marítimos y convoyes oficiales, para movilizar cocaína hacia el Caribe, Centroamérica, África Occidental y Europa.

Estas operaciones son coordinadas por oficiales de alto rango y, según las autoridades estadounidenses, cuentan con respaldo institucional del régimen venezolano que facilita la logística, reduce los controles fronterizos y garantiza impunidad.
En su más reciente decisión, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos clasificó al Cártel de los Soles como organización terrorista transnacional, e incorporó a sus integrantes a la lista de Nacionales Especialmente Designados (SDN), lo que permite imponer sanciones económicas y restricciones internacionales.
La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado declaró que Estados Unidos empleará “todos los recursos a disposición para evitar que Nicolás Maduro continúe lucrando con la destrucción de vidas estadounidenses y la desestabilización de nuestro hemisferio”.
No se trata de una acusación reciente. En 2008, el Departamento del Tesoro estadounidense ya había sancionado a tres altos funcionarios venezolanos: Hugo Carvajal, ex director de inteligencia militar; Henry de Jesús Rangel Silva, ex ministro de Defensa; y Ramón Emilio Rodríguez Chacín, ex ministro del Interior, por colaborar con la guerrilla colombiana de las FARC en operaciones de narcotráfico.

En marzo de 2020, el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó cargos contra Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros altos funcionarios del régimen chavista, acusándolos de liderar el Cártel de los Soles. Según los fiscales federales, el grupo opera al menos desde 1999 y habría utilizado el poder político y militar para desarrollar un sistema de narcotráfico de alcance internacional.
Diosdado Cabello figura en los informes como una pieza clave en la estructura del cártel. Se lo acusa de facilitar rutas de narcotráfico y de usar su posición de poder para blindar legalmente las operaciones y afianzar su influencia política.
Otro nombre mencionado en las investigaciones es el de Tareck El Aissami, ex ministro del Petróleo y ex vicepresidente. Fue detenido en 2024 y acusado por la Fiscalía chavista de liderar una red de corrupción ligada a la estatal PDVSA, cuya estructura habría sido utilizada para financiar operaciones vinculadas al narcotráfico.

Las autoridades estadounidenses describen al Cártel de los Soles como una red que se sostiene sobre tres elementos fundamentales: el control territorial ejercido por los cuerpos armados, la protección institucional desde el Ejecutivo venezolano y la utilización de empresas públicas y privadas para el blanqueo de capitales.
En marzo de 2025, un portavoz del FBI declaró que las investigaciones en curso buscan desmantelar totalmente la estructura financiera y operativa del grupo, y que están bajo análisis los vínculos comerciales, empresariales y políticos que sostienen el sistema delictivo.
Estados Unidos también ha documentado relaciones operativas entre el Cártel de los Soles y otras organizaciones criminales como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa.
Estos vínculos incluyen colaboración logística, protección cruzada y participación conjunta en la distribución de drogas. Tanto el Tren de Aragua como el Cártel de Sinaloa han sido designados por Washington como organizaciones terroristas internacionales.
El Tren de Aragua, surgido en Venezuela, ha extendido su actividad a más de una docena de estados de EEUU y a diversos países latinoamericanos. Se lo vincula con extorsión, tráfico de personas, narcotráfico, robos y violencia armada.

Durante una audiencia en el Senado, el director del FBI, Kash Patel, afirmó que estas estructuras criminales representan el lado oculto de otros delitos como el tráfico de personas y el terrorismo. Añadió que la prioridad de la administración estadounidense es intensificar la persecución internacional de estas redes mediante acciones judiciales, cooperación con gobiernos aliados y sanciones financieras.
Ni el Ministerio de Comunicación del régimen chavista ni el propio Nicolás Maduro respondieron a las solicitudes de comentarios. En declaraciones anteriores, Maduro rechazó las acusaciones, las calificó como parte de una campaña de desprestigio y pidió a Estados Unidos que enfoque sus esfuerzos en controlar el consumo interno de drogas en lugar de responsabilizar a Venezuela.
Crime,Diplomacy / Foreign Policy
INTERNACIONAL
Necesitamos algo de silencio para volver a conversar

Lo primero que veo son sus manos entrelazadas jugando por encima de la mesa. Mi visión es óptima: estoy de frente a ellos, a quienes veo de perfil por mi ubicación en el bar. La mano derecha de ella y la mano izquierda de él se acarician a un ritmo propio sobre el blanco del mantel. No conversan, solo se tocan. Tampoco se miran a los ojos sino que están, por separado, distraídos en sus respectivos universos virtuales gerenciados por algoritmos. Lejos de la piel amada, la mano libre de cada uno de ellos sostiene la carcasa fría del celular, esa prótesis embrujada que supimos conseguir.
Con el pulgar scrollean la pantalla. No los vi sacar fotos del avocado toast y el budín de banana que compartieron esta mañana con el latte de costumbre. No postean, quiero decir, aunque advierto que mandan y responden mensajes de whatsapp y se muestran cada tanto entre ellos y con gesto amoroso alguna oferta de las que les aparecen en las redes. Las redes, foros en los que hasta hace un tiempo nos mostrábamos con fotos y textos en ese simulacro que fingía reproducir el comportamiento social de la conversación pero sin cuerpos presentes. Una puesta en escena que parecía acercarnos y que nos hizo creer en la democratización de la palabra; que nos dio falsa compañía durante la pandemia y que hoy solo replica a los que ponen plata y buscan plata.

Ya no conversamos ni nos comunicamos, solo encontramos ahí marketing, ventas, banalidad y violencia extrema en ideas y discursos. Fuimos expulsados y casi no posteamos porque las redes dejaron de ser un espacio en el que compartíamos el devenir cotidiano de la humanidad y se volvieron un mercado en el que para que tu palabra se escuche tenés que agitar ruido y rendir como provocador o pagar para ser miembro gold de la red o para que el algoritmo se decida a mostrar tu haiku del día o la foto del emprendimiento con el que te ganás la vida.
Vimos nacer con estruendo plataformas efímeras y también vimos a otras redes agonizar o entrar en estado de putrefacción. Nos agotamos de comenzar de cero en cada plataforma nueva a la que nos sumábamos para no perdernos la diversión o el entretenimiento y con la intención de trasladar la agenda de la anterior. Aquello que formaba parte del espíritu original de la conversación virtual ya no existe. Nos quedamos sin charla en vivo ni charla a distancia, hay un vacío en la comunicación de las personas. El silencio es ensordecedor.
Así como en su momento retaceamos los cuerpos de la escena real atrapados por el magnetismo de las pantallas, todo indica que ahora asistimos a un llamado contagioso para el éxodo. Nos borramos de la conducción colectiva pero aún persiste una actividad: la del voyeur, el adicto, el que no puede dejar de perderse en lo irrelevante.
Las razones para la negativa a postear son miles. Algunas, según los especialistas: hartazgo y fobia a la exposición; miedo a la cancelación o a postear algo que resulte desubicado a los ojos de la mayoría, autocensura, un cambio de era generacional, la exigencia de opinar o expresarse sobre todo aún cuando no tenemos las herramientas para hacerlo, la agresividad como respuesta si tu posteo no representa las expectativas de los otros.
Seguí vos.

Hace algunos años, el fotógrafo estadounidense Eric Pickersgill arrancó un proyecto artístico y casi antropológico, una serie de imágenes que lograban mostrar un hábito, una adicción y también un cambio de era. Se trata de fotos de personas de diferentes edades, culturas y géneros que están juntas pero no se hablan porque están cada uno en lo suyo. Las manos parecen contener un celular, pero el dispositivo no está.
Fue también en un café (aunque en Nueva York) cuando una imagen despertó su inquietud. Lo escucho contar así la experienca en un video que se encuentra en internet: “Había una familia sentada junto a mí en el café Ilium, se los veía totalmente desconectados los unos de los otros. No hablaban mucho entre ellos; el padre y las dos hijas estaban con su celular. Solo la madre no tiene o ha decidido dejarlo. Mira por la ventana, triste y sola en la compañía de su familia más cercana. De vez en cuando el padre levanta la cabeza para anunciar alguna información que ha encontrado online”.
Así comenzó a trabajar en la serie “Removed” y aunque las fotos tienen algunos años, como te decía, siguen siendo igual de perturbadoras. El celular en este caso ya no como prótesis sino como miembro fantasma; las manos siguen adaptadas al scrolleo infinito y la atención, dispersa. Estar con otros ya no es intercambiar palabras o emociones sino apenas compartir un espacio físico.

El título de la nota en el diario El País no dejaba lugar a dudas del apocalipsis emocional en que nos movemos. Se trata de un textual del antropólogo francés, quien en entrevista con el diario de Madrid señalaba que “Las redes sociales reducen el placer de vivir”. Durante la charla, a propósito de sus libros Caminar la vida y ¿El fin de la conversación? (aún sin traducción al español), Le Breton habla de la gente que camina enganchada a su móvil como zombis y habla de un mundo actual excesivamente tecnológico, violento, en el que vivimos juntos pero en soledad. “Nunca en la historia los jóvenes han sufrido más problemas de ansiedad, depresión y suicidio. Las redes sociales no aumentan el placer de vivir, sino que lo reducen”, asegura.
Es en ese contexto que sostiene que caminar (por supuesto, sin el celular encima) es un gesto de resistencia y habla de los peligros de una “humanidad sentada”, del modo en que las emociones han superado la razón (“vivimos en un mundo dominado por la ira y el resentimiento”) y, atención, habla de la soledad y de cómo las personas se diluyen ante las pantallas. Lo dice así:
“En realidad, cuando estás mirando la pantalla no estás en ninguna parte, te diluyes. Me gusta oponer conversación a comunicación: la primera es cara a cara, implica estar atento y mirarse a los ojos. Hay lugar para el silencio, la lentitud, la complicidad. La segunda es más dispersa y utilitaria. La pantalla supone una especie de burbuja: no hay una sensorialidad común”, dice.
En ¿El fin de la conversación? (en francés, La fin de la conversation ?), cuya bajada habla de “La palabra en una sociedad espectral”, Le Breton explica aquello de que con la llegada de los teléfonos inteligentes la conversación fue sustituida por la comunicación y dice que a diferencia de la charla, la comunicación es unilateral e individualista, y que al estar todo mediado por una pantalla la profundidad y el intercambio de ideas se convirtieron en tareas imposibles.

Le Breton habla de los ruidos que se interponen en la posible conversación y en la capacidad de concentración de las personas -habla incluso del creciente ruido ambiente en los espacios públicos- y también del modo en que hoy se privilegia la documentación y el registro de los eventos más que la propia experiencia de ellos.
Nada que no sepamos o no veamos, aunque leer todo eso así, sistematizado, nos hace pensar si es acaso este carnaval de ruido lo que queremos tener alrededor, al lado, encima, por el resto de nuestras vidas.

Hace una semana, Orly Benzacar invitó a un grupo de personas del mundo de la cultura a la prestigiosa galería de arte que lleva el nombre de su madre (Ruth Benzacar) y que está cumpliendo 60 años de actividad. La intención era la de reproducir, de algún modo, una actividad que Ruth llevaba adelante en los primeros años de la galería: la tertulia. Una reunión de personas que no necesariamente tienen vínculos entre sí aunque comparten intereses y se reúnen para comer y beber algo y, sobre todo, para conversar animadamente en un escenario amable, bello.
Por estos días, dos grandes artistas (de obras muy diferentes entre sí) exponen en Benzacar: Eduardo Basualdo y Delia Cancela. “Yo soy rococó y él es barroco”, le dijo Delia Cancela a la periodista Celina Chatruc, de La Nación, el día de la inauguración de las muestras.
Delia es color, mujeres pájaro, flores, marcos dorados, aunque también hay gotas de sangre y palabras que hablan de sufrimiento y heridas. Basualdo es dramatismo, oscuridad (hay una suerte de cueva inquietante que puede y debe visitarse para experimentar esas tinieblas con mínimos resquicios de luz) y seres sin carne, o más bien, el cruce entre imágenes sombrías y casi radiográficas de esqueletos, por un lado, y colgajos de una tela gomosa que reproducen el efecto de una piel que ya no está.
El contraste entre las obras es vibrante, intenso. La conversación que se dio esa noche (había escritores, artistas como Liliana Porter y Ana Tiscornia, activistas, curadores, chefs, cineastas, científicos y periodistas) fue rica y estimulante, aunque me fui con la sensación de que algo se percibía a media máquina.
Recién ahora, mientras lo escribo, advierto que posiblemente lo que sentí es que perdimos ritmo en tantos años de virtualidad y ensimismamiento, de modo que nos falta práctica para la conversación real y en voz alta. Como si tuviéramos que entrenar para volver a hablar pero, sobre todo, para volver a escucharnos.

Me gusta cómo piensa (y, sobre todo, cómo escribe) Kyle Chayka, experto en la cultura de internet de The New Yorker. Para Chayka, “la web de redes sociales tal como la conocíamos, un lugar donde consumíamos las publicaciones de nuestros semejantes y publicábamos a cambio, parece haber llegado a su fin”. Según explica el columnista, la explosión de la bizarreada y la presión para que todos nos desempeñemos como influencers dio como resultado que cada vez más gente se sienta intimidada ante el riesgo y la mayoría sean hoy consumidores pasivos.
Podríamos estar dirigiéndonos hacia algo que Chayka llama Posteo cero, “un punto en el que las personas normales (las masas no profesionalizadas, no mercantilizadas y no refinadas) dejen de compartir cosas en las redes sociales a medida que se cansan del ruido, la fricción y la exposición”. Dice Chayka que las redes sociales ya no tienen nada que ver con aquellas en las que había “un registro en tiempo real del mundo creado por cualquiera que estuviera experimentando algo”, un foro de conversación y reciprocidad, como señala en la misma nota Eleanor Stern, videoensayista de TikTok, para quien ese foro hoy se ha convertido solo en un espacio para escuchar y mirar.
Para Chayka, justamente lo que hacía interesantes a las redes era la presencia de los “normalitos” (no expertos, personas comunes). El columnista da por cerrada esa etapa y escribe que Internet hoy se siente más vacío, “como un pasillo resonante, incluso cuando está lleno de más contenido que nunca”. En el ocaso de ese espacio que vibró con la vida de millones de personas, advierte que allí “como detritos en una playa que una vez estuvo concurrida, solo habrá marketing corporativo seco, bazofia generada por IA y basura de estafadores sedientos que intentan monetizar una audiencia menguante de voyeurs”.
Bastante triste (y qué bien escrito, por dios).

“Los paisajes abiertos hacen que escuchemos a mayor distancia y que tengamos una perspectiva diferente de primer plano y de fondo. Como no hay motores ni ruidos blancos, el sonido tiene una fidelidad distinta a la de la ciudad, pero el recién llegado tarda en ubicar cada elemento en su lugar.(…) Después de un tiempo, el propio hábitat se mete adentro tuyo y te ayuda a construir una forma de estar en el mundo acompasada con el clima y las circunstancias. El paisaje te moldea”.
En estas semanas leí Cicuta para los oídos, publicado por Eterna Cadencia. Se trata del nuevo libro del periodista argentino Sebastián Hacher, en el que cuenta su experiencia de vida luego de haber elegido salir de la ciudad y mudarse al campo, lejos del ruido ansioso de la urbe. Escrita a la manera de lo que hoy algunos llaman novela de no ficción (con ciertos ecos de novelas como Los llanos, de Federico Falco, El tercer paraíso, de Cristian Alarcón y hasta Un amor, de Sara Mesa), Hacher despliega su talento narrativo en un relato sobrio, casi contenido, por el que se cuelan la belleza y las emociones.
Lo hace a través de una forma de crónica que cuenta lo que puede ser el regreso a la naturaleza y sus ciclos, a la convivencia entre especies, con mascotas inesperadas y bichos y alimañas de toda clase; una vida austera y en los confines de la vida social, con una casa que requiere esfuerzo para la construcción de comodidades básicas pero también ofrece el espacio ideal para visitas amigas, aquellas con quienes la conversación viene interrumpida por la modernidad tecnológica y por la ansiedad como enfermedad de la era.
Claro que el hombre que se retira para habitar una vida precaria, el que comienza a bordar como una nueva forma de contar historias y quiere “ponerle mute al mundo” para encontrarse con él mismo, no contaba con un accidente y es que el ruido no se concentra en un solo lugar, de modo que podía extenderse y alcanzarlo. Eso es lo que sucede.
“El oído evolucionó para que podamos escapar de las fieras o convertirnos en una”, advierte el narrador. La pesadilla toma la forma de una casa enfrente de la suya, que pertenece a gente que no vive allí y que la usa esporádicamente. La música puede ser maravillosa pero también convertirse en un escándalo. Sus dueños pasan a ser “los vecinos musicales”, los que llegan para romper el silencio, la paz, el sueño y también, a la manera de una plaga, para destruir con malicia el escenario imaginado.
“Hasta que empezó la temporada de pileta, nunca los había visto. Ahora son parte del paisaje. Pueden aparecer un miércoles a las seis de la tarde o un sábado a las dos de la mañana. Siempre suena Vilma Palma a un volumen demencial. (…) El sonido repetido día tras día a cualquier hora se naturaliza y se vuelve invisible. Quien haya vivido cerca de un tren, de la autopista o de un aeropuerto en algún momento deja de escuchar. Aquí no pasa. Las variables no son constantes: cinco o seis días de tranquilidad extrema y dos de caos no alcanzan para encapsular la herida, para volverla soportable”.

En Cicuta para los oídos hay un asesino y es el ruido, que persigue al protagonista hasta su refugio de vida natural. Reflexivo, angustiado, con ansias criminales, el narrador pasa por todas las caras de la desesperación ante la interrupción del silencio: borda, piensa, siembra, alimenta animales y dibuja (hay dibujos hermosos en el libro).
Y escribe, claro. Hacher escribe con una modulación elegante y sin estridencias que permite distinguir los matices de una voz y conmoverse casi como si el ruido nos hubiera abandonado definitivamente y pudiéramos, por fin, retomar la conversación, allí donde la dejamos.
INTERNACIONAL
Trans bathroom policies have 10 days to go, Trump Education Department warns 5 Virginia school districts

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The Department of Education is giving five northern Virginia school districts ten days to fix their transgender bathroom policies or face «enforcement action,» the agency said Friday.
Public school districts in Loudoun County, Fairfax County, Prince William County, Alexandria City and Arlington were all found to be in violation of Title IX after an investigation by the Education Department’s Office of Civil Rights that began in February, according to a press release shared Friday.
The release cited a June ruling by the Supreme Court, which the department said acknowledged that a person’s identification as «transgender» is distinct from a person’s biological sex.
TRUMP ADMIN CRACKS DOWN ON OREGON AND VIRGINIA FOR DEFYING TITLE IX AND WOMEN’S SPORTS EXECUTIVE ORDER
Sign outside a gender-neutral restroom. (Istock/AndreyPopov)
«The investigation was based on complaints alleging that the [school districts] have similar anti-discrimination policies pertaining to ‘transgender-identifying’ students, which violate the sex-based protections of Title IX,» the release said.
«The [districts] are also the subject of several lawsuits, informal complaints and reports, which allege that students in the (districts) avoid using school restrooms whenever possible because of the schools’ policies and that female students have witnessed male students inappropriately touching other students and watching female students change in a female locker room.»
Craig Trainor, the Department of Education’s acting assistant secretary for civil rights, blasted the Biden administration for tolerating such behavior, adding it’s time for «northern Virginia’s experiment with radical gender ideology» to come to an end.
The Education Department’s non-compliance finding prompted the agency to issue a proposed resolution agreement whereby each school district can take corrective action to prevent any enforcement actions by the Trump administration.
That action would require the districts to rescind any policies or regulations allowing students to access bathrooms, locker rooms or other intimate facilities on the basis of their preferred gender identity as opposed to their biological sex.
SCANDAL-PLAGUED SCHOOL DISTRICT REFERRED TO DOJ AFTER ANOTHER TRANSGENDER LOCKER ROOM CONTROVERSY

Activists march in support of gender identity-based bathroom access. The Biden-era policies they supported are now being opposed by the Trump administration. (Mark Kerrison/In Pictures via Getty Images)
The districts will also be required under the agreement to issue letters to each school it oversees within its district, explaining that any future policies related to bathrooms, locker rooms or other intimate spaces must separate students on the basis of sex and not gender identity.
The districts would also be compelled under the agreement to adopt «biology-based definitions» of the words «male» and «female» to be used in all practices and policies.
The Department of Education gave the school districts 10 days to voluntarily agree to these demands or risk «imminent» consequences, including a potential referral to the Department of Justice.
VIRGINIA SCHOOL DISTRICT ACCUSED OF RELIGIOUS DISCRIMINATION IN TRANSGENDER LOCKER ROOM CASE
«Today, we at Defending Education are incredibly gratified to learn that a group of Northern Virginia School Districts — many of which were ground zero for the social experimentation of transgender ‘inclusion’ in women’s sports, bathrooms and private spaces — are now facing the music for failing to adhere to the plain text and meaning of Title IX,» said Sarah Parshall Perry, vice president and legal fellow at Defending Education.
«As a mother, as a Virginian and as former senior counsel to the assistant secretary for civil rights at the U.S. Department of Education, I am encouraged to see that this administration is taking the enforcement of long-standing civil rights laws seriously,» Perry continued.
«Title IX was passed to guarantee women’s educational equality in its myriad manifestations. But intransigent schools in the commonwealth seem to have forgotten that.»

The hallway of a school (iStock)
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The school districts all confirmed receipt of the resolution agreements issued to them by the Department of Education and are conducting a review to determine next steps. They all also expressed a commitment to following federal and state laws while simultaneously fostering a welcoming, inclusive and supportive environment for students.
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