Jade Canney no esperaba volver a mudarse a casa de sus padres después de alquilar su propio departamento durante aproximadamente un año, pero la joven de 22 años sintió que no tenía otra opción después de «ahogarse» en deudas que arrastraban su puntuación de crédito.

Canney, chapista en Springfield (Massachusetts), está pagando unos 6.500 dólares en tarjetas de crédito, además de varios miles de dólares en facturas médicas, préstamos estudiantiles y otras deudas, la mayoría acumuladas cuando la despidieron y se quedó sin trabajo durante más de seis meses el año pasado.

Como aprendiz de construcción en un gremio sindicalizado, Canney dijo que sus ingresos habían sido buenos cuando trabajaba a tiempo completo, pero la estacionalidad y la naturaleza basada en proyectos de su trabajo significaba que sus ingresos podían ser inconsistentes.

«Hay muchas semanas en las que no me queda nada después de pagar las facturas», dice.

«Cuanto más ganas, más te ahogas. Nunca es suficiente».

Los expertos en finanzas personales dicen que Canney no está sola.

Los miembros de la Generación Z están luchando por mantener sus puntuaciones de crédito debido a una combinación de mayores costos de endeudamiento, desaceleración del crecimiento salarial, préstamos estudiantiles y otras deudas.

El resultado es un clima económico en el que los adultos jóvenes están -y estarán- pagando una cantidad cada vez mayor de su renta disponible para pagar sus deudas, más que los estadounidenses de otros grupos de edad.

Es una realidad que los expertos temen que pueda desbaratar sus intenciones de crear riqueza, comprar casas y ahorrar dinero para la jubilación.

Los datos sugieren que hoy en día hay más adultos jóvenes con dificultades financieras que inmediatamente después de la pandemia.

Diana Rascon, asesora superior certificada en crédito al consumo de Money Management International, una organización de asesoramiento crediticio sin fines de lucro, dijo que más adultos jóvenes, así como padres que acuden en nombre de sus hijos, han pedido ayuda a su organización para gestionar sus crecientes deudas.

Rascón dijo que muchos jóvenes adultos no entienden los fundamentos de los préstamos, incluidos los tipos de interés y la forma en que los altos costos de los préstamos pueden hacer que el saldo de una deuda se dispare.

El tipo de interés de una tarjeta de crédito, o TAE, por ejemplo, refleja el costo de pedir dinero prestado en forma de porcentaje anualizado.

«Lo más sorprendente para mí como asesor es que no saben lo que es una TAE, o tasa anual equivalente. No saben cómo hacer un presupuesto. No saben hacer un seguimiento de sus gastos», explica.

«Algunos ni siquiera saben qué es un informe de crédito o qué significa».

La agitación social y económica de la pandemia parecía tener un lado positivo para algunos miembros de la Generación Z.

Según un estudio del Transamerica Center for Retirement Studies, el 29% de los encuestados de la Generación Z -generalmente definida como las personas nacidas entre 1997 y 2012– dijeron que sus circunstancias financieras eran mejores hoy que antes de la pandemia, en comparación con el 21% de todos los segmentos etarios.

Según Transamerica, muchos adultos jóvenes han aprovechado la estrechez del mercado laboral.

Tres de cada 10 tienen dos o más empleos, lo que parece haber dado a algunos miembros de esta franja de edad un salto sustancial en la construcción de sus ahorros:

Dos tercios de los adultos jóvenes están ahorrando para su jubilación en un plan 401(k) o similar, aportando el 20% de su salario como media, una tasa que duplica la de los trabajadores estadounidenses en general.

Pero hay indicios de que estas ganancias se están erosionando, sobre todo a medida que los aumentos salariales se ralentizan y la pausa en el pago de los préstamos estudiantiles llega a su fin.

A los expertos les preocupa el elevado ritmo al que los adultos jóvenes recurren a sus ahorros para la jubilación.

«Es muy preocupante para mí: 4 de cada 10 trabajadores de la Generación Z han tomado un préstamo, un retiro anticipado o un retiro por dificultades», dijo Catherine Collinson, CEO y presidenta del Transamerica Institute y Transamerica Center for Retirement Studies.

«Es contraproducente que recurran a sus ahorros en una etapa tan temprana de su vida adulta», añadió, ya que genera impuestos y penalizaciones, además de privar a los titulares de estas cuentas de la oportunidad de que sus fondos crezcan a través de la capitalización.

Fair Isaac Corp. creó el modelo de calificación crediticia más utilizado en el país.

La puntuación FICO de tres dígitos, que oscila entre 300 en el extremo inferior y 850 en el extremo superior, es un compuesto ponderado del riesgo crediticio de un prestatario, es decir, la probabilidad de que no pueda devolver lo que pide prestado.

El modelo de puntuación incluye cinco tipos de datos:

El más importante es el historial de pagos, que representa más de un tercio de la puntuación, seguido de los importes adeudados, la duración del historial crediticio, los nuevos créditos y la combinación de distintos tipos de crédito.

Aunque estas condiciones no son específicas de la edad, la Generación Z está en clara desventaja porque el 15% de la puntuación crediticia se deriva de la duración del historial crediticio del prestatario.

La puntuación crediticia media de los adultos de 25 años o menos es de 679, frente a los 714 de todos los estadounidenses, según la oficina de información crediticia TransUnion.

En una escala que va de 300 a 850, 679 es una puntuación lo bastante alta como para calificar a algunas personas.

Para los adultos jóvenes con poco historial crediticio, otros atributos de su puntuación de crédito adquieren una importancia extraordinaria.

«Esta es una de las categorías en las que lo que mejor puede hacer un consumidor joven en esta categoría es construir su crédito y construir su historial crediticio», dijo Ethan Dornhelm, vicepresidente de puntuaciones y análisis predictivo de FICO.

La puntualidad en los pagos es siempre la parte más importante para mejorar o mantener una puntuación crediticia alta, seguida de cerca por el importe de la deuda, una medida que los expertos del sector denominan coeficiente de utilización del crédito del prestatario:

básicamente, qué porcentaje del crédito disponible se ha utilizado.

Las personas que agotan al máximo sus tarjetas de crédito tienen un alto índice de utilización del crédito, lo que puede reducir la puntuación crediticia.

Para los prestatarios jóvenes en particular, mantener un uso bajo es importante.

«Es importante que la gente entienda que lo que sí tienen bajo control es el saldo que están poniendo en esas tarjetas», dijo Dornhelm.

«Si el límite es bajo, cuanto más bajo sea el saldo de la tarjeta, mejor».

Canney sospecha que su puntuación de crédito 630 se está viendo afectada por el elevado saldo en relación con sus límites de crédito en un trío de tarjetas que está pagando.

«Es un juego. Tienes que usarlas, pero no demasiado», dice.

«Una vez que pague más mis deudas, debería subir al menos a 700», afirma.

Aunque la elevada inflación de los dos últimos años ha llevado a más estadounidenses a depender de las tarjetas de crédito, las herramientas políticas utilizadas para combatir la inflación también han deprimido las puntuaciones de crédito de los prestatarios.

El costo del servicio de la deuda es hoy mucho más elevado que antes de que la Reserva Federal empezara a subir los tipos de interés en marzo de 2022.

La tasa de referencia de la Fed, la tasa de fondos federales, influye en la cantidad de interés que la gente paga por sus tarjetas de crédito y otros tipos de préstamos.

Desde entonces, los responsables políticos han elevado ese tipo desde cero hasta una horquilla de entre el 5,25% y el 5,5%.

Según la plataforma de finanzas personales en línea WalletHub, los prestatarios con un crédito calificado de «aceptable» pagan una media de casi el 26% de interés por sus tarjetas de crédito, y los tipos de interés cercanos al 30% no son infrecuentes, según los asesores crediticios que trabajan con estos prestatarios.

«Las tasas de interés, sobre todo en las deudas renovables no garantizadas, como las tarjetas de crédito, pueden tener un impacto en los consumidores, especialmente si mantienen un saldo en esas tarjetas de crédito mes a mes», dijo Dornhelm.

En consecuencia, saldar una deuda suficiente para aumentar significativamente la puntuación crediticia puede ser un proceso largo.

Mayra Jaramillo dedicó cinco años a pagar unos 30.000 dólares de deudas de tarjetas de crédito mediante un plan de gestión de deudas con Money Management International, la organización de asesoramiento crediticio, mejorando su puntuación de crédito en el proceso.

Jaramillo, de 28 años, trabaja en un centro residencial para niños desfavorecidos en la zona de Chicago, al igual que su marido.

Jaramillo dice que no tuvo la ventaja de la educación financiera cuando era más joven.

«Crecí aprendiendo que se podía pagar más tarde», dijo, pero no se dio cuenta de hasta qué punto los tipos de interés cercanos al 30% harían que pagar sus compras fuera un reto.

Su puntuación de crédito hoy es de 731, dijo Jaramillo, una mejora de más de 100 puntos desde que comenzó el programa de gestión de la deuda.

«Me he dado cuenta de que tu puntuación crediticia se asocia con el grado de confianza que te puedes ganar con diferentes empresas», dijo.

«Cuanto mejor sea tu puntuación de crédito, mejores serán tus posibilidades de obtener una tarjeta o un préstamo que no tenga altos intereses».

c.2023 The New York Times Company